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LA ETERNA DESPEDIDA

Mary Alice: ¡Qué doloroso es perder a un ser querido en la muerte! Ya no hay esperanza
para él ni para los que le rodean… [Bree en el entierro de Rex, junto a sus dos hijos, llorando]
El que fallece deja atrás toda una vida, pero en realidad siente paz, no es así para todos
los que deja atrás, que por mucho tiempo no pueden olvidar a ese ser amado… [Kayla llora
con una foto de Nora en la mano]
Pero lo peor sucede cuando la muerte de ese ser querido se produce tras mucho tiempo
de agonía, y es que lo mejor es despedirse de una manera rápida e indolora. [Lynette en la
cama, sin signos de vida]

Otro día en Wisteria Lane, aunque éste siempre sería recordado como el día fatídico. Una
mujer muy querida por todo el mundo iba a fallecer ese mismo día dejando a toda su familia
atrás.
-Lynette, despierta, el desayuno está listo –dijo Tom al ver que aún no se había
despertado-, Lynette, venga, tienes que comer.
En seguida se acercó a ella y se percató de que no respiraba, entonces llamó a una
ambulancia.
-Lynette querida, aún no es el día, nos quedan muchas cosas por hacer juntos, tenemos
que ver crecer a nuestros hijos, no te mueras ahora por favor, te necesito Lynette, no me
dejes ahora por favor –suplicó Tom echado sobre el cuerpo de Lynette, llorando sin consuelo,
sabiendo que el fin había llegado, que ahora su vida sí sería en verdad desdichada para
siempre.
-¿Qué pasa papá? ¿Por qué no venís a desayunar? –dijeron los niños, que al ver que su
madre no se despertaba y que su padre estaba llorando se sintieron mal, temiendo lo peor.
-Nada hijos, no pasa nada. Id con Bree, ella os preparará algo mejor.
-Pero papá…
-¡Id!
Los niños cumplieron la orden, entonces Bree llamó por teléfono a Tom.
-¿Qué es lo que pasa? Los niños me han dicho que les has ordenado que vinieran conmigo
y están muy asustados.
-Lynette… Lynette… -no podía continuar con la frase-, Lynette ha muerto.
Entonces colgó el teléfono. Así, Bree se quedó al otro lado del auricular estupefacta, sin
saber lo que hacer o lo que decir, una de sus mejores amigas estaba muerta, y ahora la había
perdido para siempre. Corriendo llamo a todas sus amigas, que pronto se personificaron en
casa de Lynette. Bree dejó a los niños con Orson, no podía perderse el último adiós a su
amiga. Así, antes de que ellas llegaran la ambulancia llegó, antes de dos minutos ya se la
llevaban, pero aún permanecía con vida.
-¿Qué te han dicho Tom? –preguntó Bree asustada por la respuesta.
-No puedo hablar ahora, lo siento, la llevan al hospital, está viva, ¡aún hay esperanza!
Aún hay esperanza… unas palabras que refrescaron el alma de Bree, de Susan, de Edie y
de Gabrielle y que dieron paso a un nuevo deseo, que Lynette mejorara y pronto estuviera
junto a ellas.

-¿Qué le ha pasado doctor? –dijo Tom.


-Es una recaída muy fuerte, la quimioterapia hacía que estuviera muy débil y su corazón
no ha podido resistir más, entonces se ha parado.
-Pero entonces, ¿cómo ha sobrevivido?
-Porque el corazón no estaba parado cuando tú la has encontrado, lo que pasa es que el
ritmo era tan bajo que no lo notabas, así como la respiración, respiraba, pero muy
irregularmente. Le hemos hecho un escáner, el cerebro no ha sufrido ningún daño, eso sí… no
te voy a dar falsas esperanzas, el corazón lo tiene muy débil y puede morir de un momento a
otro.
-Entonces, ¿sólo nos queda esperar a que se muera? –dijo Tom llorando.
-No es eso, puede salir de ésta, pero es muy difícil, ella es fuerte, sí, pero a lo mejor su
corazón no puede aguantar, sólo quiero que no te hagas falsas esperanzas. Ahora tengo que
irme, esperar es la única solución.
-Lo sé doctor, gracias.
Antes de que el doctor abandonara la sala de espera, llegaron las amigas de Lynette a
darle su apoyo a Tom.
-Chicas, se está muriendo –dijo Tom y se abrazó a ellas llorando. Ellas no pudieron más
que llorar con él porque sufrían igual que él, su amiga estaba muriendo y ellas no podían
soportar esa idea.
-¿Podemos verla Tom? –dijo Bree dispuesta a darle el último adiós a Lynette.
-Sí, pero sólo a través de un cristal, id vosotras, yo no puedo hacerlo, lo siento; no quiero
recordar a mi mujer llena de tubos para el resto de mis días.
Así, las chicas salieron después de que Tom les dijera dónde se encontraba Lynette y la
vieron a través del cristal. Llena de tubos como había dicho Tom, y con un ritmo cardíaco
demasiado bajo.
-Eso es todo lo que queda de ella, ¿qué ha sido de nuestra Lynette? –dijo Gabrielle
llorando.
-Ella es Lynette, lo que pasa es que está sedada, aún así es nuestra Lynette, la que todas
conocemos –dijo Bree cogiendo la mano de sus amigas.
-Sólo pensar que podemos perderla me hace triste, sólo pensar que nos abandona para
siempre –dijo Susan.
-No os preocupéis por Lynette, ella estará bien, es fuerte… saldrá de esta –dijo Edie
llorando también.
-¿De veras lo crees? –dijo Bree.
Todas callaron, porque conocían la respuesta, así, se quedaron mirando a Lynette por una
hora, sin decir ninguna palabra, pensando en los buenos momentos que habían pasado
juntas.
-¿Recordáis cuando mandó que uno de su trabajo secuestrara a sus hijos para darle una
lección a Tom? –dijo Bree con lágrimas en los ojos, rompiendo el hielo.
-Sí, ¿y recordáis cuándo consiguió de nuevo trabajar? Lo ilusionada que estaba, ¿verdad?
–dijo Susan igual.
-¿Y cuándo se despidió de su trabajo para poder poner la pizzería con Tom? –dijo Edie.
-Sí, todo lo que invirtió en la pizzería, pero luego se alegró de ello porque tenía más
tiempo para estar con su marido –dijo Gabrielle.
Todas pusieron la mano en el cristal que las separaba de su amiga, pensando de nuevo en
recuerdos que se le venían a la mente cuando la miraban de nuevo. Recuerdos que hacían
daño, porque nadie sabía en verdad si Lynette iba a volver a estar con ellas, de hecho, las
esperanzas eran más bien escasas.

-Hermana, ¿qué necesitas para seguir viviendo? –dijo Francisco-, no sé lo que quieres pero
sea lo que sea yo te lo daré. Si lo que quieres es un hijo, iremos a una clínica y no te quedarás
sin él, pero ahora no puedes abandonar la vida, ahora no hermana mía, con todo lo que
hemos luchado, con todos los obstáculos que hemos salvado ahora no.
Así, Francisco besó a su hermana y se fue a la cafetería a desayunar algo. En cuánto se lo
bebió volvió a su lado. Antes de abrir la puerta escuchó algo dentro.
-Así, la hija de los Jones, el prestigioso dueño de la firma Glamour, se encuentra en estado
graves tras…
-¿Qué estáis haciendo aquí? ¡Fuera ahora mismo! No quiero volver a veros por aquí u os
denunciaré, esta no es vuestra noticia, que os quede claro, mi hermana no es una noticia.
Ahora largo.
Todos los periodistas se fueron de la habitación, sabiendo que se habían pasado y que
debían respetar a las personas.
-No voy a permitir que hagan de ti un negocio, ponte bien y tú tampoco lo permitas. Y
papá no ha venido, ¡cuánto lo odio! Como siempre el trabajo es más importante que la
familia, su hija se está muriendo y él no es ni para venir a verte, a veces pienso que somos
para él como un negocio, un negocio seguro que no tiene que mantener, que crece solo. Pero
quiero que sepa una cosa, como tú mueras y él no haya venido a verte, te juro que va a pagar
todo lo que nos ha hecho, y lo va a pagar muy caro.

Carlos, Mike y Orson se encontraban apoyando a Tom. Orson había dejado a los niños con
Andrew y ahora tenían que ayudar a un amigo.
-¿Os imagináis lo que es despertarse por la mañana y creer que está dormida cuando en
verdad está muerta?
-No digas eso, está viva –dijo Mike.
-Para mí no está viva, ahora mismo es más máquina que persona y es lo que más me
duele… el no saber si volveré a verla con vida o si éste va a ser el último recuerdo que me voy
a llevar de ella.
-No pienses en eso ahora, no podemos saber lo que va a venir en el futuro, pero la
esperanza no nos la puede quitar nadie, de hecho, eso es lo único que conservamos siempre –
dijo Orson.
-Pues para mí ha llegado el momento de perder la esperanza, ¡qué hago con cinco hijos!
La madre de Lynette se marchó la primera semana, a petición de ella misma. Son cinco hijos
sin ninguna ayuda.
-No va a suceder nunca, pero si llegara la situación, nosotros te ayudaríamos –dijo Carlos y
todos asintieron.
-Muchas gracias chicos, pero no podría dejaros la carga a vosotros… de todas formas,
gracias por ofreceros, os lo agradezco mucho.
-Para eso están los amigos, ahora deja de pensar en que se va a morir. Va a salir adelante,
ella es fuerte –dijo Orson ayudando a Tom a recomponerse.
-Eso espero, pero algo en el fondo de mi corazón me dice que el fin está muy cerca, no
quiero hacerle caso, pero está ahí y de vez en cuando sube a mi memoria.

-Chicas, ¿creéis que va a salir de esta? –preguntó Bree.


-Yo no creo nada, sólo quiero que salga de esta, aunque en el fondo sé que no va a salir –
dijo Edie.
-Aunque me gustaría decir lo contrario, creo lo mismo que Edie –dijo Susan.
-En el fondo, todas creemos lo mismo, aunque no queremos sacarlo a la luz porque nos
hace mucho daño. Pero todos sabemos que el fin de Lynette está muy próximo –dijo Gabrielle.
Mary Alice: Sí, el final… la despedida viene siempre cuando menos lo esperamos… [Las
chicas están hablando, pero la cámara va acercándose cada vez más al medidor del pulso de
Lynette, cuando llega del todo, el pulso baja hasta llegar a cero]
Y cuando los médicos no pueden hacer nada por nosotros ese adiós se hace eterno… [Los
médicos echan una sábana por encima del cadáver]
Y es cuando la familia llora nuestra pérdida, sabiendo que no podrán disfrutarnos de
nuevo… [La puerta de la habitación se abre y entran los Jones, Clara había muerto]
Pero otras veces la vida nos da una nueva oportunidad para que no tengamos que sufrir
aún la eterna despedida. [Lynette recupera el pulso y abre los ojos, las chicas se dan cuenta y
llaman a un médico, que sonríe con esperanza.]

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