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En el numeral uno de nuestro texto hicimos una descripción personal acerca del paisaje

fragmentado y medial en que viven inmersos los habitantes de las ciudades. Se dijo que la
simulación era la consecuencia de una cultura que ha potenciado la imagen hasta darle un valor
ontólogico de realidad. Pero existe un límite pues la violencia pega duro con un peso real, la bala
del sicario quema la carne y estalla la herida. Al volvernos icono, imagen visual masiva realizamos
una pequeña porción del deseo de ser reconocidos. Muchas gentes laboran como hormigas en
distintos lugares de la tierra por ese reconocimiento que pasa por los mass media. Pareciera que al
final , luego de una ardua lucha, el objetivo fuera alcanzar a asomar la cabeza por el medio masivo
y que de allí en adelante las búsquedas quedaran petrificadas en la eterna repetición de lo mismo:
esa contemplación del rostro un tanto estúpido y asombrado de quien triunfa y pronto será
olvidado. De allí que un diálogo crítico con el medio podría trazar una orientación no sólo estética
sino también ética y política de al comunicación.

Confrontar el paisaje de la mera simulación y la fascinación cercana al fascismo y la tontería con un


paisaje que reconozca la condición dramática, dolorosa y heroica de la vida real. Seres

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