Narra el Génesis en el Capítulo XI, la historia de los descendientes de
Noé cuando intentaron construir una magnífica torre cuya cúspide fuera tan alta que llegase al cielo. Yaveh, indignado ante la conducta de los hombres, castigó su soberbia y confundió sus lenguas, para que ninguno entendiese el habla de su compañero. Esta torre fue llamada Babel y su nombre significa "confusión de lenguas".
Esta leyenda de inigualable belleza vendría a ejemplificar la confusión
y el desconcierto que rigen al hombre en un mundo donde cada vez se hace más necesaria la comunicación y la difusión de las ideas. La multiplicidad de lenguas existentes obstaculiza el conocimiento de las obras literarias, científicas y técnicas de otros pueblos; por ello la traducción constituye uno de los medios más propicios para superar la confusión y lograr el entendimiento y la reciprocidad entre las lenguas y las culturas.
"La traducción ha sido acaso el más importante procedimiento para la
propagación de la cultura"(García Yebra) ya que hoy es común, ver como los avances tecnológicos, la ciencia y la idea de un mundo globalizado empujan a los individuos a una constante interacción. Y bajo su bandera de la comunicación se han empezado a consolidar como campos y terrenos de relación, los espacios virtuales, el internet y los medios masivos. En todos estos campos también se hace uso de la traducción puesto que la mayoría de los programas vienen diseñados y elaborados la mayoría de las veces en una lengua distinta a la del usuario. Es por ello, que la traducción como actividad es algo común y necesario en la actualidad, no sólo en estos campos sino también en los tradicionales medios literarios y culturales. Una actividad a través de la cual se transmite la cultura en el mundo, se relacionan los individuos, y también se comparten tradiciones, costumbres, cosmovisiones e idiosincrasias.