El niño soñaba con coger el globo y el globo le decía adiós con unas manos

que no tenía. Todos los días lo veía pasar y pensaba lo divertido que sería tenerlo
entre sus dedos con sus sonidos tan graciosos. Siempre se imaginaba jugando con
él que parecía un moflete enorme. Un día el globo bajó a la tierra y el niño, con
gran ilusión, salió corriendo hacia él, lo alcanzó y lo abrazó fuerte, fuerte, fuerte.
El globo no pudo soportar todo el amor que el niño ponía en sus abrazos y
explotó. Dicen que el niño tardó mucho tiempo en dejar de llorar. Dicen también
que no fue tanto porque su globo explotara, sino porque se dio cuenta de que en
realidad, estaba vacío por dentro.

tenoriolalo@yahoo.es