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Méndez, T. F*
Será necesario, entonces ver si hay un modo de pensar, un modelo que seguir, o un
método, capaz de estar a la altura del desafío de la complejidad. No se trata de
retomar la insulsa ambición del pensamiento simple de controlar y dominar lo real. Se
trata de ejercitarse en un pensamiento capaz de tratar, de dialogar, de negociar, con lo
real.
Debemos saber, que todo lo importante que sucede en la historia del mundo o en
nuestra vida, es totalmente inesperado, Sacudir esa pereza del espíritu, es una lección
que nos da el pensamiento complejo. De este modo, potencia nuestro pensamiento
para el análisis y búsqueda de solución apropiada de sucesos previsibles pero con
mayor énfasis en aquellos insospechados.
* Alumna Vc EAPMH-FMH
Ps. Médica 2009 - I
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Vivimos un momento, en el que cada vez más, entendemos que el estudio de
cualquier aspecto de la experiencia humana ha de ser, por necesidad, multifacético.
En que vemos cada vez más que la mente humana, si bien no existe sin cerebro,
tampoco existe sin tradiciones familiares, sociales, genéricas, étnicas, raciales. Que no
somos una parte, sino la totalidad.
Las competencias personales, son herramientas que están allí esperando que les
demos la oportunidad de salir de nuestro interior y manifestarse, claro, para ello hemos
de crear las condiciones para identificar y potenciar al máximo su desarrollo.
Una persona observa, escucha o siente, no lo que quiere sino lo que puede, esto de
acuerdo a una primera competencia trascendental, que es la expansión de su
Consciencia, que se refiere a no simplificar la experiencia, sólo a través de los cinco
sentidos, o con su pensamiento, o sentimientos, sino que se encuentren al mismo
tiempo estos tres factores en la acción que se está realizando, y no sólo eso, sino que
además estén de acuerdo.
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trascendentabilidad de adquirir y expandir los dominios de nuestras competencias,
vale decir, herramientas valiosas para enfrentar los próximos desafíos en nuestras
vidas.
Hay una gama de elementos útiles que podemos rescatar de la psicología, así mismo
ponerlos en práctica en el desarrollo de la actividad clínica. No es precisamente un
descubrimiento la relación existente entre el cuerpo y la mente, es allí precisamente,
donde quizá la psicología médica tome la verdadera dimensión de su valor como pieza
clave en nuestro desempeño profesional.
Hace más de 100 años Claude Bernard, fundador de la medicina experimental dijo: “no
hay enfermedades sino enfermos”, manifestaba así la estrecha dualidad entre cuerpo
y mente para el desarrollo de una patología, dejando atrás la antigua división
cartesiana clasista, donde ambos son tratados como entidades erróneamente
separadas.
En esa perspectiva, podemos considerar tanto las ciencias que estudian el cuerpo,
como las ciencias que estudian la mente en un mismo grado de relevancia, ya que se
complementan una con la otra, para formar una visión global del enfermo que se
apreste a una atención integral que lleve verdaderamente a la cura de la enfermedad
y la mejora de la calidad de vida de las personas.
La formación del profesional de la salud debe ser integral, necesita tanto del
conocimiento científico como de saber afrontar, comprender y relacionarse con las
personas, de cómo los seres humanos se relacionan entre sí, e integrarlo de acuerdo
a su salud.
El profesional de salud necesita estar alerta; que, de su actitud hacia las personas
también dependerá la facilidad o la dificultad para establecer un diagnóstico preciso y
la instauración del tratamiento apropiado de las personas que sirve, que duda cabe
entonces, que la psicología está día con día en el desarrollo de la actividad
profesional, personal y social.
Este criterio, se establece por la percepción subliminal de que la visión científica del
mundo no lo abarca todo, que hay algo más que escapa de su dominio. La psicología
constituye esa única fuente capaz de llenar ese vacío, por ser la ciencia que brinda
modos y actitudes que permiten una mejor interacción humana, porque esto, es la
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esencia de este mundo médico, tener conocimiento sí, aunque servirían de poco si no
se es capaz de interactuar eficazmente.
Son muchas las personas que se quejan porque la medicina no logra curar sus
enfermedades, principalmente en casos de enfermos crónicos. Esto es debido a que
muchas veces se deja de lado una parte muy importante de la enfermedad: los
aspectos emocionales y sociales, que están influyendo tanto en la etiología de la
enfermedad como en su mantenimiento a lo largo del tiempo.