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SALVACIÓN

Salvación.
(Del lat. salvatĭo, -ōnis).

1. f. Acción y efecto de salvar o salvarse.

2. f. Consecución de la gloria y bienaventuranza eternas.

3. f. ant. saludo.

SALVACIÓN

(SALVADOR).

Tanto el AT como el NT están centrados en la concepción de la «salvación»,


basada sobre el hecho de que el hombre, totalmente arruinado por la caída, y
por ello mismo destinado a la muerte y a la perdición eternas, tiene
necesidad de ser rescatado y salvado mediante la intervención de un
Salvador divino. Así, el mensaje bíblico se distingue claramente de una mera
moral religiosa que dé al hombre consejos de buena conducta o que
preconice la mejora del hombre mediante sus propios esfuerzos. También se
halla a una inmensa distancia de un frío deísmo, en el que la lejana divinidad
se mantenga indiferente a la suerte de sus criaturas.

En el Antiguo Testamento:

En el AT el Señor se revela como el Dios Salvador. Éste es, entre una


multitud de otros, Su más entrañable título en relación con nosotros, el más
bello de ellos (2 S. 22:2-3). Él es el redentor, el único Salvador de Israel (Is.
25:9; 41:14; 43:3, 11; 49:26), y ello de toda la eternidad (Is. 63:8, 16). Ya en
Egipto empezó a manifestarse en este carácter, al decir: «Yo soy JEHOVÁ...
yo os libraré» (Éx. 6:6). Él liberó a Su pueblo del horno de aflicción, del
ángel exterminador, del amenazador mar Rojo, y Moisés exclama, ante todo
ello: «Bienaventurado tú, oh Israel. ¿Quién como tú, pueblo salvo por
Jehová, escudo de tu socorro, y espada de tu triunfo?» (Dt. 33:29). No se
trata de los miles de medios que emplea Dios, sino que es el mismo Dios, Su
presencia, Su intervención victoriosa, lo que salva (1 S. 14:6; 17:47). David
exclama: «Dios mío... el fuerte de mi salvación» (2 S. 22:3). ¿Quién es el
que puede resistir, cuando Dios se levanta para salvar a todos los mansos de
la tierra? (cfr. Sal. 76:8-10). Él salva a Sus hijos, frecuentemente rebeldes, a
causa de Su nombre, para manifestar Su poder (Sal. 106:8). El profeta puede
decir a Sion: «Jehová está en medio de fi, poderoso, él salvará» (Sof. 3:17),
y el salmista no deja de ensalzar la salvación de Dios (Sal. 3:8; 18:46; 37:39;
40:17; 42:5; 62:7; 71:15; 98:2-3, etc.).

Esta salvación comporta además todas las liberaciones, tanto terrenas como
espirituales. El Señor salva de la angustia y de las asechanzas de los
malvados (Sal. 37:39; 59:2); Él salva otorgando el perdón de los pecados,
dando respuesta a la oración, impartiendo gozo y paz (Sal. 79:9; 51:12; 60:6;
18:27; 34:6, 18).

Sin embargo, el Dios Salvador, en el Antiguo Pacto, no se manifiesta aún de


una manera plena; se halla incluso escondido (Is. 45:15). El Señor responde
a la humanidad sufriente que le pide romper los cielos y descender en su
socorro: «Esforzáos... he aquí que vuestro Dios viene... Dios mismo vendrá,
y os salvará» (Is. 35:4).

En el Nuevo Testamento:

Cristo es ya de entrada presentado como el Salvador, y no sólo como un


Maestro, amigo o modelo de conducta. El ángel dice a José: «Llamarás su
nombre Jesús (Jehová salva), porque Él salvará a su pueblo de sus pecados.»
Zacarías bendijo al Señor por haber levantado «un poderoso Salvador» (Lc.
1:69). No hay salvación en nadie más (Hch. 4:12). Jesús es el autor de
nuestra salvación (He. 2:10; 5:9). Dios envió a Su Hijo como salvador del
mundo (1 Jn. 4:14), no para condenar al mundo, sino para que el mundo sea
salvo por Él (Jn. 3:17; 12:47). El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo
que se había perdido (Lc. 19:10); vino, no para perder las almas de los
hombres, sino para salvarlas (Lc. 9:56). La verdadera dicha es la alcanzada
por aquellos que pueden exclamar: «Sabemos que verdaderamente éste es el
Salvador del mundo, el Cristo» (Lc. 4:42).

En el Nuevo Pacto, el término de la salvación se aplica casi exclusivamente


a la redención y a la salvación eterna. La salvación viene de los judíos (Jn.
4:22). El Evangelio es la palabra de la salvación predicada en todo lugar
(Hch. 13:26; 16:17; 28:28; Ef. 1:13); es poder de Dios para salvación de
todo aquel que cree (Ro. 1:16). La gracia de Dios es la fuente de la salvación
(Tit. 2:11), que está en Jesucristo (2 Ti. 2:10). Dios nos llama a que
recibamos la salvación (1 Ts. 5:9; 2 Ts. 2:13). Es confesando con la boca
que llegamos a la salvación (Ro. 10:10); tenemos que ocuparnos en nuestra
salvación con temor y temblor (Fil. 2:12). Somos guardados por el poder de
Dios mediante la fe para alcanzar la salvación (1 P. 1:5, 9). Mientras tanto,
esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo (Fil. 3:20), por cuanto se acerca
el momento en que se revelará plenamente la salvación conseguida en el
Calvario (Ro. 13:11; Ap. 12:10). No escapará el que menosprecie una
salvación tan grande (He. 2:3). Al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea
gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos (Jud. 25).

omnisciencia.
(Del lat. omnis, todo, y scientĭa, ciencia).

1. f. Conocimiento de todas las cosas reales y posibles,


atributo exclusivo de Dios.

2. f. Conocimiento de muchas ciencias o materias.

¿Qué Dice la Biblia sobre la Omnisciencia de Dios?

No obstante a las ideas de los teólogos del libre albedrío, lo cierto es que la Biblia es
sumamente clara en que “Dios conoce el futuro”. Eso es parte de su soberanía y su
atributo divino que le hace a Jehová Dios único y verdadero pero eso en nada
sustrae a la libre agencia de los seres humanos.

Isaías 46

8 Acordaos de esto, y tened vergüenza; volved en vosotros,


prevaricadores. 9 Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos
antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay
semejante a mí, 10 que anuncio lo por venir desde el principio,
y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi
consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero

No existe nada que Dios desconozca, ya sea pasado, presente o futuro, posible o no
posible, existente o no existente, real o potencial. Dios todo lo sabe.

La creencia en la omnisciencia divina de todas las cosas tanto pasadas como


presentes y futuras proviene de las declaraciones directas de la Escritura. La Biblia
nos presenta a Dios como un ser que tiene conocimiento de todo sin excepciones, un
ser de cuyo conocimiento no se escapa nada y quien está al tanto de todo lo que
ocurre. La Biblia habla de que Dios conoce el futuro a cabalidad, Él conoce no
solamente las cosas que han de pasar sino las cosas que “pueden” pasar. El teólogo
Louis Berkhof declaró lo siguiente acerca de la omnisciencia de divina:

“Dios tiene conocimiento en Sí mismo, y no lo obtiene de afuera. Es siempre


completo y siempre presente en Su mente. Y por ser totalmente exhaustivo,
es llamada omnisciencia. El conoce todas las cosas, pasadas, presentes y
futuras, y no solamente las cosas que tienen existencia real, sino también
aquellas las cuales son meramente posibles.(Berkhof, 32)”

Todo lo que ocurre en el presente en cualquier parte (en el universo y fuera de este)
ES conocido a Dios. El escritor de la carta a los Hebreos dice:

Hebreos 4:13

13
Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien
todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien
tenemos que dar cuenta.

Las cosas “creadas”, las que son reales y existentes son conocidas a Dios. Pero la
Biblia nos habla de que Dios conoce el futuro. La idea de que Dios pueda carecer de
un conocimiento total del futuro es simplemente ajena a las Escrituras. El Salmista
escribe llanamente que Dios no solamente posee conocimiento del pasado y el
presente (Salmo 139: 1-3) sino también de las cosas que no son y que han de ser en
el futuro:

Salmo 139

4
Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la
sabes toda. 5 Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu mano. 6
Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no lo puedo
comprender. .... 16 Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas
todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.

El escritor no solo declara que Dios conoce su presente sino que conoce su futuro
cuando dice “Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová,
tú la sabes toda”. Dios conoce lo que el hombre ha de decir antes que lo diga.
Pero nuestros opositores dirán que eso solo puede ser posible porque Dios puede
escudriñar el pensamiento del hombre y ver lo que ha de hablar antes que lo diga,
sin embargo el Salmista dice que las cosas que ocurren en su vida son simplemente
el cumplimiento de las cosas “que estaban escritas de antemano y fueron
LUEGO formadas”. Esto nos deja ver que Dios no escribe el futuro cuando lo prevé
sino que el futuro ocurre como porque ha sido escrito por Dios. El escritor añade
“sin faltar una de ellas” dando a entender que nada se escapa del conocimiento
de Dios y que nada ocurre sin que él lo supiera de antemano. Dios conoce el futuro
hasta el más mínimo detalle. Cuando miramos las declaraciones hechas por el
profeta Isaías podemos ver que Dios declara “el porvenir” antes que este sea:

Isaías 46:9-10
Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy
Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo
por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era
hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero;

El conocimiento de Dios lo abarca todo incluyendo “lo que aún no ha sido


hecho”. Las cosas que no han sido pero que han de ser en el futuro distante son
cabalmente conocidas por Dios “desde el principio, y desde la antigüedad”. Isaías
nos dice que Dios ha declarado “mi consejo permanecerá”. Estas palabras
semejantes a las escritas en el Salmo 139 nos hablan de que Dios ha establecido de
antemano (su consejo) todo lo que ha de ocurrir en el porvenir. Su conocimiento del
futuro existe porque las cosas van de acuerdo a Él que “hace todo lo que quiere”.

¿Dónde estas tu?

Para los teólogos del Libre Albedrío le hecho de que Dios preguntara a Adán ¿dónde
estas tu? Es prueba de que Dios en realidad no sabía dónde estaba Adán. ¿será
cierto eso? A la luz de lo que la Biblia nos declara de forma explicita no podemos
admitir que sea cierto que Dios no sabía donde estaba Adán. El salmista dice que no
hay lugar alguno donde pueda irse de la presencia de Dios. Dios no solamente es
omnisciente sino que es también omnipresente. El Salmista escribe confiadamente:

Salmo 139: 7-10

¿a dónde me iré de tu Espíritu?


¿Y a dónde huiré de tu presencia?
Si subiere a los cielos, allí estás tú;
Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.
Si tomare las alas del alba
Y habitare en el extremo del mar,
Aun allí me guiará tu mano,
Y me asirá tu diestra.

No hay lugar donde se pueda huir de la presencia de Dios. Ciertamente Dios sabía
perfectamente donde estaba Adán. Lo que es más seguro es que Adán no sabía
dónde el mismo estaba. La pregunta es retórica y de acusación, pues dice la
Escritura que “el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de
Jehová Dios” (Génesis 3:8.) Después de haber pecado Adán cayó en tal estado de
mortandad espiritual que se encontraba separado de Dios y huyó de Él buscando su
propia cobertura. Ya Adán no estaba con Dios, estaba lejos de él y por eso Dios le
pregunta ¿Dónde estás? No porque no sabía donde Adán estaba sino porque quería
enfrentarlo a su situación Lo caótico de admitir que “Dios no sabía donde estaba
Adán” es que si Dios en realidad no sabía dónde estaban Adán y su mujer en ese
momento específico, eso limitaría el conocimiento de Dios solamente al pasado ya
que ni siquiera tuviera conocimiento del presente.
Hebreos 4:13

13 Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien


todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien
tenemos que dar cuenta

La prueba de Abraham

Los Teístas Abierto dicen que la razón por la que Dios pidió a Abraham que le
sacrificase su hijo Isaac era porque en verdad Dios no sabía si Abraham
verdaderamente le creía. Esto por supuesto no dice una vez más que los Teólogos
del Teísmo Abierto creen que Dios no solamente desconoce el futuro sino que
desconoce también el presente, como lo vimos anteriormente. Si Dios no sabía lo
que estaba en el corazón de Abraham (en el presente) y tuvo que pedirle una
‘prueba’ para saber si verdaderamente Abraham creía en el, entonces Dios
desconoce también el futuro. No es falso que Dios le dijo a Abraham “Toma ahora
tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en
holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.” (Génesis 22:4) y cuando
Abraham hubo obedecido a Dios y levantó el cuchillo para sacrificar su hijo Dios le
dice desde el cielo “No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada;
porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único”
(Génesis 22:12). ¿Cómo hemos de entender entonces tal petición de Dios a
Abraham? La respuesta la vemos cuando entendemos que por medio de Abraham
Dios nos está dando un cuadro típico del sacrificio de Cristo.

Aparte del uso de lo que conocemos como ‘antropomorfismo’ en este pasaje, cuando
Dios se expresa y se presenta de forma humana al tomarse características humanas
para que los hombres se puedan identificar con el, el hecho de que Abraham
entregase a su hijo Isaac en holocausto apunta hacia una verdad espiritual que no
podemos pasar por alto. Representa a Dios mismo ofreciendo a su Hijo Unigénito
Jesucristo, en sacrificio por nuestros pecados. Cristo es el Cordero sin mancha que
murió para llevar los pecados de la humanidad. No fue casualidad que después que
Dios le dice a Abraham que detenga su mano y no haga nada al muchacho, Abraham
“alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un
zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto
en lugar de su hijo” (Génesis 22:13.)

¿Pero estaba entonces mintiendo Dios a Abraham cuando le dije “ya conozco que
temes a Dios?” El Apóstol Santiago nos recuerda que la “fe sin obras es muerta en sí
misma”. Dios no necesita nuestras obras para ‘verificar’ nuestra fe, no obstante,
nuestras obras indudablemente ‘verifican’ nuestra fe. Desde ese punto de vista Dios
dijo verdad a Abraham al ver que él fue obediente al no rehusarle su Hijo. La obra
de Abraham fue una obra que demostró físicamente lo que Dios ya sabía, que la fe
de Abraham era genuina. Al Abraham actuar en fe eso simplemente hizo visible lo
que había dentro de su corazón. La obra de Abraham fue el fruto visible de la fe que
él tenía.

Dios conoce los corazones

No solamente Dios sabe lo que hemos de hacer como en el caso de Abraham, sino
que Dios sabe lo que no hemos de hacer. La Biblia dice que Dios “escudriña los
corazones” y sabe perfectamente lo que hay en cada uno de los hombres:
Proverbios 21:2

Todo camino del hombre es recto en su propia opinión; Pero Jehová pesa
los corazones.

Jeremías 17:9-10

Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo


conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón,
para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.

Dios tiene cabal conocimiento de TODO lo que hay en los corazones de los hombres
porque el está allí para escudriñarlo. Y como eso es así, Dios no necesita ‘pruebas’
externas para saber o conocer lo que hay en nuestro ser. Dios dice que el corazón
del hombre es “engañoso y perverso” no porque el hombre procede mal sino porque
el puede ver allí donde nadie ve. La Biblia nos declara que todas las cosas están
desnudas ante Dios y nada se esconde de su presencia.

Contingencias y Meras Posibilidades

En esta sección miraremos aquellas cosas que podrían (pueden) ser o cosas que
pudiendo ser NUNCA fueron (serán.) La sabiduría de Dios no solamente concierne
aquellas cosas que “han de ser” en el futuro sino de las cosas que son “contingentes”
y cosas que “podrían ser” en el futuro. Por ejemplo, cuando David huía de Saúl pasó
la siguiente historia:

1 Samuel 23

10 Y dijo David: Jehová Dios de Israel, tu siervo tiene entendido que


Saúl trata de venir contra Keila, a destruir la ciudad por causa mía. 11
¿Me entregarán los vecinos de Keila en sus manos? ¿Descenderá Saúl,
como ha oído tu siervo? Jehová Dios de Israel, te ruego que lo
declares a tu siervo. Y Jehová dijo: Sí, descenderá. 12 Dijo luego
David: ¿Me entregarán los vecinos de Keila a mí y a mis hombres en
manos de Saúl? Y Jehová respondió: Os entregarán. 13 David
entonces se levantó con sus hombres, que eran como seiscientos, y
salieron de Keila, y anduvieron de un lugar a otro. Y vino a Saúl la
nueva de que David se había escapado de Keila, y desistió de salir.

David hizo una serie de preguntas a Dios con respecto al futuro. Estas preguntas
fueron contestadas por Dios al detalle. Sin embargo, NADA de lo que Dios dijo que
iba a suceder sucedió porque David se marchó de la ciudad de Keila y lo que
supuestamente iba a ocurrir, no ocurrió. Otro ejemplo que demuestra el
conocimiento divino de cosas que iban a ser pero que eran contingentes:
Jeremías 38

17 Entonces dijo Jeremías a Sedequías: Así ha dicho Jehová Dios de


los ejércitos, Dios de Israel: Si te entregas en seguida a los príncipes
del rey de Babilonia, tu alma vivirá, y esta ciudad no será puesta a
fuego, y vivirás tú y tu casa. 18 Pero si no te entregas a los príncipes
del rey de Babilonia, esta ciudad será entregada en mano de los
caldeos, y la pondrán a fuego, y tú no escaparás de sus manos. 19 Y
dijo el rey Sedequías a Jeremías: Tengo temor de los judíos que se
han pasado a los caldeos, no sea que me entreguen en sus manos y
me escarnezcan. 20 Y dijo Jeremías: No te entregarán. Oye ahora la
voz de Jehová que yo te hablo, y te irá bien y vivirás.

Dios habló a Sedequías, rey de Israel por medio de Jeremías y le dijo que el ataque
de Babilonia era certero pero dijo al rey que se entregara en manos del rey de
Babilonia para que el y su casa no murieran y que la ciudad fuera preservada. Pero
también le dijo que si no se entregaba la ciudad sería saqueada y quemada y sus
hijos muertos en manos de los Caldeos. Dios conocía ambas posibilidades: “Si A
entonces B pero si C entonces D”. Finalmente tenemos otro suceso similar que
ocurrió al rey Joás de Israel con el Profeta Eliseo con respecto al rey de Siria

2 Reyes 13

14
Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió. Y descendió a él
Joás rey de Israel, y llorando delante de él, dijo: !!Padre mío, padre mío,
carro de Israel y su gente de a caballo! 15 Y le dijo Eliseo: Toma un arco y
unas saetas. Tomó él entonces un arco y unas saetas. 16 Luego dijo Eliseo al
rey de Israel: Pon tu mano sobre el arco. Y puso él su mano sobre el arco.
Entonces puso Eliseo sus manos sobre las manos del rey, 17 y dijo: Abre la
ventana que da al oriente. Y cuando él la abrió, dijo Eliseo: Tira. Y tirando él,
dijo Eliseo: Saeta de salvación de Jehová, y saeta de salvación contra Siria;
porque herirás a los sirios en Afec hasta consumirlos. 18 Y le volvió a decir:
Toma las saetas. Y luego que el rey de Israel las hubo tomado, le dijo: Golpea
la tierra. Y él la golpeó tres veces, y se detuvo. 19 Entonces el varón de Dios,
enojado contra él, le dijo: Al dar cinco o seis golpes, hubieras derrotado a
Siria hasta no quedar ninguno; pero ahora sólo tres veces derrotarás a Siria.20
Y murió Eliseo, y lo sepultaron.

Eliseo era un siervo de Dios a quien Él hablaba y revelaba sus propósitos. En esta
ocasión el rey Joás de Israel vino a pedirle ayuda porque el ejercito de Siria estaba a
punto de atacarle. Por medio del profeta Dios prometió al rey que consumiría a los
Sirios. Sin embargo esta profecía sería cierta única y solamente si el rey Joás
golpeaba la tierra cinco o seis veces. Cuando el rey Joás se detuvo después de
golpear la tierra solamente tres veces. El varón de Dios se enojó porque el rey se
detuvo y la posibilidad de destruir a los sirios hasta consumirlos no se haría
realidad. Esto nos muestra que Dios tenía por conocimiento algo que sería una
posibilidad sólo si Joás golpeaba la tierra más de cinco veces, cosa que Joas no hizo.

Las Profecías Bíblicas

Finalmente, como una evidencia adicional de la exhaustiva omnisciencia divina


hemos de echar una mirada a las profecías bíblicas. Si es cierto que Dios no conoce
el futuro a cabalidad, ¿cómo es posible que pueda profetizar acertadamente el
porvenir? Debemos entender que Dios conocía (y conoce) de antemano exactamente
cuando y donde habrían de suceder las cosas. Estas profecías no solo incluyen cosas
que Dios mismo haría sino cosas y palabras que los hombres “harían y hablarían”.
La contundencia bíblica acerca de la total omnisciencia de Dios es simplemente
inevitablemente clara. Interesantemente aunque algunas de estas profecías fueron
dadas horas antes de que se cumpliesen, como fue el caso del apóstol Pedro a quien
Cristo le declaró que negaría a su Señor tres veces antes que cantara el gallo la
misma noche cuando Jesús fue entregado y como lo fue el caso del Eliseo cuando
dijo al joven que incrédulamente dudo que Dios pudiera hacer provisión de comida
inmediata para su pueblo el cual se encontraba hambriento al borde del desespero
habiendo sitiado por Siria. Eliseo dijo al joven “lo verás con tus ojos más no lo
comerás” y así sucedió 24 horas mas tarde, una gran cantidad de las profecías
bíblicas fueron dadas siglos antes de su cumplimiento y se cumplieron al pie de la
letra. Tomemos por ejemplo la profecía de Miqueas 3 donde se establece que
Cristo nacería en Belén de Judea, que nacería de una virgen, que su muerte sería
entre pecadores y que sería sepultado entre los ricos. En el libro de Salmos se
hablan palabras proféticas de que se echarían suelte sobre sus ropas, que le darían a
tomar vinagre y que sería traspasados sus manos y sus pies casi mil años antes de
que Cristo fuese muerto en la cruz. En Zacarías capitulo 11 leemos que el precio de
la traición sería de “30 piezas de plata”. Y sin embargo, los escritores del Nuevo
Testamento nos aseguran que tales profecías fueron escritas acerca de Jesús.
Vemos también la profecía de Isaías 53 donde se presenta la muerte de Cristo y
aun su entierro cerca de 750 años antes de que Cristo naciera. Son muchas las citas
bíblicas que nos prueban de profecías cumplidas al pie de la letra y que testifican de
la grandeza del Dios que todo lo sabe:

Hechos 15:18

Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.

En toda la Biblia pero específicamente en el libro de Daniel y el libro Apocalipsis nos


relata detalladamente los eventos del porvenir de tal manera que solamente alguien
que tiene conocimiento cabal del futuro lo puede tener.

La Soberanía de Dios

No debe caber ninguna duda en la mente de los creyentes de que Dios todo lo sabe,
pasado, presente y futuro. No hay nada que se escape de su cabal conocimiento. Lo
cierto es que Jehová Dios de Israel, creador de los cielos y la tierra tiene ese
conocimiento cabal, no simplemente porque “ha previsto” lo que ha de ocurrir sino
porque lo ha decretado. Todas las cosas ocurren de acuerdo al plan de Dios y POR
ESO es que Dios tiene conocimiento de todo. El futuro no es simplemente visto, el
futuro ha sido escrito por Dios y así va siendo desplegado por aquel que nos declara:

Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy
el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios. 7 ¿Y quién
proclamará lo venidero, lo declarará, y lo pondrá en orden delante de
mí, como hago yo desde que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles
lo que viene, y lo que está por venir. 8 No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te
lo hice oír desde la antigüedad, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos.
No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno. (Isaías 44:6-8.)
El declarar que Dios no tiene conocimiento total tanto del pasado, del presente, así
como del futuro es simplemente alejarse del Dios de la Biblia, El Dios verdadero
creador de los cielos y la tierra. Dios es quien gobierna la tierra con su poder y a
todos los que en el habitan. El Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob
es el rey sempiterno que “habita la eternidad”. Todas las cosas son conocidas por Él
y no hay nada que se escape de su más mínimo detalle porque El ha establecido
TODO lo que ha de ocurrir y las cosa van de acuerdo a su plan. Dios . A Él sea la
gloria por los siglos de los siglos. (1 Reyes 8:29; Salmos 139:1-16; Isaías 46:10;
Ezequiel 11:5; Hechos 15:18; Juan 21:17; Hebreos 4:13).

¡AMEN!

presciencia.
(Del lat. praescientĭa).

1. f. Conocimiento de las cosas futuras.

Diccionario biblico: Presciencia


(gr. prógnÇsis, "conocimiento previo", "preconocimiento").

Aspecto de la omnisapiencia de Dios por el que los acontecimientos futuros


son
conocidos por él de antemano y sin mediar ninguna indicación objetiva de
que
están por ocurrir. El término sólo aparece en 1 P. 1:2, pero en el texto
griego 943 también está en Hch. 2:23 ("anticipado conocimiento"). En Ro.
8:29;
11:2; etc., se usa la forma verbal proginoskÇ, "conocer de antemano". Las
Escrituras no circunscriben de ningún modo el preconocimiento de Dios; en
realidad, señalan su capacidad de discernir el futuro como una evidencia
primaria de que él es Dios (Is. 42:9; 45:21; 46:10; 48:3-8).

Es importante distinguir entre preconocimiento y predestinación.*


"Conocer" no
significa "determinar", y no se debe forzar "preconocer" para que signifique
"predeterminar". En Hch. 2:23 el conocimiento previo de Dios con respecto
a la
muerte vicaria de Cristo está relacionado con su "plan" o propósito infinito
de
que Cristo muriera por los pecadores. Dios previó, también, que algunos
aceptarían la salvación provista, y a los tales quiso darles el privilegio de
llegar a ser hijos de Dios (Jn. 1:12). Ordenó de antemano, o predestinó, a
todos los que voluntariamente aceptaran el don de la salvación a "que fuesen
hechos conformes a la imagen de su Hijo" (Ro. 8:29). De este modo, en el
caso
de los seres humanos como agentes morales libres, la predestinación está
relacionada con el preconocimiento. De acuerdo con el v 30, de los que
están
así predestinados a conformarse a la imagen de Cristo se dice que son
"llamados", "justificados" y "glorificados". En forma similar, en 1 P. 1:2, la
elección divina se debe considerar como basada en el "preconocimiento de
Dios"
con respecto a los que aceptarán su don de la salvación.

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