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DISEÑAR UNplan de vida

Me interesa el futuro porque ahí pasaré el


resto de mi vida."
C. Kettering

La palabra vida significa tiempo, entonces es importante planear tu tiempo de vida, que te
detengas a reflexionar ¿cómo piensas vivir? ¿Cómo usarás tu tiempo en la aventura de
vivir? Tal vez estés pensando que el futuro no se puede planear porque no se sabe lo que
pueda pasar ya que el futuro es incertidumbre, pero el problema no es qué harás en el
futuro, sino qué quieres y qué harás ahora para que en el futuro suceda lo que tú deseas.
Cuando sentimos poder de influir en nuestro futuro, podemos aprovechar nuestra
imaginación y creatividad para visualizarlo y cuando sabemos qué queremos, nuestra
vitalidad y entusiasmo crecen; nos sentimos capaces, avanzamos y somos felices. Es por
eso que te invitamos a planear tu vida y saber dónde vas. El proceso de planeación de vida
se puede resumir en dos facetas: la primera en inventar y construir el futuro en nuestra
imaginación y la segunda, hacerlo realidad fijando metas y creando un plan de acción. Para
realizar ésta planeación te recomendamos buscar un lugar cómodo y tranquilo donde
puedas concentrarte, ya que los ejercicios que te proponemos requieren tiempo y reflexión,
además es necesario que apuntes en un cuaderno todo, de esa manera no perderás de vista
tus objetivos de vida. Y recuerda que se trata de hacer un proyecto de vida, y una de sus
ventajas es que puedes modificar, cambiar, ajustar, quitar o añadir todo lo que quieras, pues
para eso es un proyecto.

Tener un plan de vida y carrera es fundamental porque denota el liderazgo de la persona y


su voluntad de hacer que las cosas sucedan. El inicio de la vida profesional implica una
serie de acontecimientos trascendentes: nuevas responsabilidades, viajes, cambio de
residencia, independencia económica de los padres, matrimonio.

Suceden tantas cosas importantes que es necesario invertir tiempo en planear la vida.
Después de todo, si lo hacemos para tomar unas simples vacaciones, ¿por qué no lo
haríamos para planear toda una vida?

Diseñar un PVC implica reflexionar, definir y poner por escrito tus metas personales en una
visión de cinco años, para las siguientes cuatro áreas:

 Espiritual
 Laboral
 Familiar
 Salud

En este propósito, debes pasar por dos grandes facetas: la primera supone inventar y
construir el futuro en tu imaginación, y la segunda tiene que ver con hacerlo realidad a
través de metas específicas y un plan de acción.
Objetivos de vida

Define qué es lo que quieres realizar en tu vida. Haz un listado de todas las cosas que
sueñas lograr en lo personal, profesional, familiar, económico, espiritual. También registra
todas aquellas cosas que te harían sentir realizado al llegar al final de tu vida.

Visión

Ahora visualízate en cinco años y escribe un párrafo donde te escribas junto con tus logros
al término de ese tiempo. Asegúrate de abarcar las cuatro áreas de vida.

Plan de Acción

Comprométete con el logro de tus objetivos trazando un plan de acción, con pasos a seguir
y fechas en que los alcanzarás.
¿Qué quiere Dios de mí?

Hay personas que piensan que son ellos los que han elegido a Cristo, y es justo lo contrario:
es el Señor quien le ha elegido. La persona lo que tiene que hacer es responder a esa
llamada de Dios a la fe, a la vocación, o a la vida matrimonial.
En numerosas ocasiones se pierde la perspectiva porque pensamos que todo depende de
nosotros, de nuestras fuerzas exclusivamente humanas. Esto no es así. Mi fie siempre es
una respuesta a Aquel que me la da.

¿Cómo puedo saber qué quiere Dios de mí? ¿Coincide lo que Dios quiere con lo que yo
quiero?

Si estamos demasiado pendiente de nosotros mismos no podemos descubrir la voluntad de


Dios sobre nosotros. Necesitamos descentrarnos de nosotros. Dios tiene que ser el centro de
nuestros intereses y proyectos. Es necesario descubrir la presencia de Jesús en los que nos
rodean y sorprendernos por las realidades que salen a mi paso cada día.
Con las personas nos sucede que creemos que ya las conocemos, que sabemos de sus
discursos, de sus gustos, de sus manías, de sus aspectos positivos o negativos; qué
fácilmente las encasillamos, las hacemos incluso “objeto” para nosotros. Pero si ponemos
un poco de atención nos damos cuenta de cómo nos pueden sorprender, porque cada día
podemos descubrir algo nuevo en ellas.

Lo mismo nos pasa cuando leemos el Evangelio, narraciones que se repiten muchas veces,
y que ya hasta de memoria las hemos aprendido, pero si las leemos con atención, podemos
descubrir muchísimas cosas nuevas en ellas. Es necesario detenernos en los simples detalles
que pasamos por encima, porque ellos nos muestran aspectos importantes de las
narraciones.

Necesitamos abrir nuestro corazón al Espíritu, que hace nuevas todas las cosas cada día,
que pone su novedad y creatividad en mi corazón, y que me va preparando para
transformarme cada día en una criatura más apta para el Reino de Dios, que puede mostrar
la presencia de los valores del Evangelio, si dejo que sea Él quien me vaya modelando en el
silencio y en todos los momentos de la vida.

La persona orante tiene que aprender cada día o descubrir en el silencio las llamadas de
Dios a seguirle, a vivir su compromiso como cristiano, a descubrir el proyecto de Dios para
él y para el mundo. En nuestra vida aparecen los signos de la presencia de Dios. Dios no
nos habla con la misma voz de las personas que nos rodean, pero Dios está comunicándose
con nosotros.

En nuestra oración y nuestra vida se dan signos de la presencia de Dios. Necesitamos y


debemos verlos con serenidad; para poder juzgarlos en la misma clave en la cual son
enviados por Dios. La persona inmadura es aquella que vive en la superficialidad, se queda
solamente en la cáscara, en lo externo, en lo agradable o desagradable de ellos y no pasa
más allá de las apariencias. Saber ver en profundidad las cosas es algo esencial, de aquí la
necesidad de hacer un discernimiento en la oración.
El discernimiento debemos hacerlo sobre las diferentes situaciones de nuestra vida, y sobre
nuestro crecimiento en el camino de la oración y de la vivencia espiritual. En el proceso de
oración quien no se esfuerza cada día en mejorar, pierde hasta lo poco que había logrado.
¿Elegimos aquellas cosas que nos ayudan a intergrarnos, a vivir centrados en Jesús, o
elegimos las que nos alejan de Él.

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