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- PROBLEMÁTICA HOMOSEXUAL
El tema es muy complejo y merece una atención particular, ya sea por los hechos
recientes que han involucrado a muchos hombres de Iglesia y convulsionado la opinión
pública, como por la temática en sí, hoy objeto de mucha atención en la opinión pública.
No pretendo aquí resolver ningún problema, además, porque hasta hoy, no existe
todavía una convergencia entre los estudiosos sobre el diagnóstico de la
homosexualidad, con todo lo que le sigue a nivel de significado de la tendencia, de su
origen y del eventual camino terapéutico. Me limitaré a presentar cuanto hoy está
indicado en los documentos al respecto y a un intento de profundización de los criterios
propuestos, con el máximo respeto hacia las personas que no han elegido, en la gran
mayoría, la orientación sexual que advierten dentro de sí.29
Las más específicas para nosotros, es decir, las que se refieren al momento de la
admisión vocacional de jóvenes con inconsistencias en el área afectivo - sexual (de la
dependencia afectiva a la tendencia homosexual, pero excluyendo, ya desde partida, las
patologías por cuanto parece), son del documento Nuevas vocaciones para una nueva
Europa, que es el documento final del Congreso sobre las Vocaciones al Sacerdocio y a
la Vida Consagrada en Europa, que se ha tenido en Roma desde el 5 al 10 de Mayo de
1997, firmado por las Congregaciones para la Educación Católica, por las Iglesias
Orientales, por los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, y
publicado en 1998.
En ese texto se dice que los jóvenes con este tipo de problemas podrán ser
acogidos con la condición «que se encuentren conjuntamente estos tres requisitos:
29
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, Roma 1992, 2358
ni ocupar indebidamente su atención. Estos tres criterios deben estar todos presentes
para permitirle un discernimiento positivo»30
El hecho de que el documento piense también en la problemática homosexual está
demostrado, además de las declaraciones explícitas de los expertos, también por la
referencia que el documento hace, justamente en este punto del documento Potissimum
Institutioni (Directivas sobre la formación en los Institutos religiosos), en el cual se
recomienda «descartar, acerca de la homosexualidad, no aquellos que tienen tales
tendencias, sino «aquellos que no llegaran a dominar tales tendencias»31, también si es
«dominar» se entiende -según el documento sobre las vocaciones- en sentido pleno, no
sólo como esfuerzo volitivo sino como libertad progresiva respecto a las tendencias mi
mas, en el corazón y en la mente, en la voluntad y en los deseos»32
a) Origen psicogenético
30
Nuevas vocaciones para una nueva Europa, 37b
31
Potissimum Institutioni, 39
32
Nuevas vocaciones, 37 b nota 112
raíces en la primera infancia y en la relación de una ausente identificación con el
progenitor del mismo sexo (=homosexualidad estructural), o también si la tendencia está
ligada a una descompensación o a un bloqueo (retraso) evolutivo en el paso de la
preadolescencia a la adolescencia (y en tal caso, sería homosexualidad no estructural
con mejor pronóstico). Mientras más la raíz es remota, más la tendencia es persistente,
normalmente, y a menudo, también pretenciosa. Pero sobre todo, como ya hemos
mencionado, la homosexualidad estructural sería aquella que ahonda sus raíces en la
primera infancia de la persona.
En el caso que el origen, en cambio, sea más reciente debe ser verificado el
evento precipitante. Podría tratarse de una violencia sufrida o de actos y experiencias en
la cuales la persona ha jugado un rol pasivo, o de una atracción (con fantasías
correspondientes) vinculada con la cultura circundante o provocada por presiones
extremas, pero también podría ser el efecto de una permanencia prolongada en
ambientes monosexuales; en tal caso, sería una homosexualidad en algún modo
inducida, pero que de por sí, no es verdadera homosexualidad, no obstante, pueda crear
o haber creado en el sujeto el miedo o la duda de ser homosexual.
¡No basta haber vivido una aventura homosexual o encontrarse con fantasías y
deseos de este tipo para considerarse o ser considerados homosexuales, como a
menudo ocurre hoy día!. Tal situación, con el miedo y la duda que crea, puede y debe ser
tratada en un ámbito psicoterapéutico, o en un camino de acompañamiento, en el cual
clarificar al sujeto ésta importante distinción, para llegar después a una clarificación más
general de tipo diagnóstico33.
Cambia la situación si el individuo, tal vez, condicionado por un cierto clima socio -
cultural, como el actual, muy accesible al respecto, se abandona a un cierto tipo de
experiencias o las sufre pasando siempre más a un rol activo, obviamente el eventual
ejercicio repetido de la experiencia homosexual no es inocuo, y puede convertir en
persistente y resistente la tendencia misma, casi haciendo estructural aquello que antes y
de por sí no lo era.
b) Significado psicodinámico
33
La ayuda más importante e inmediata que se puede dar a un joven, en estos casos, es la educativa-evaluativa, aquella que permite
al mismo joven que sea verdadero en el sentido de ayudarlo a descubrir la verdad (=educere) acerca de su tendencia homosexual. La
experiencia nos enseña que a veces, ha sido suficiente esta clarificación para dar inicio a un proceso de modificación en profundidad
de la actitud del sujeto respecto a su tendencia homosexual.
naturaleza explícitamente sexual - genital o la tendencia homosexual busca, sobre todo,
relación, comprensión, seguridad, cercanía física y moral, etc.?
La ayuda más importante e inmediata que se puede dar al joven, en estos casos,
es educativo, es decir, permitirle al mismo tiempo, de hacer la verdad o de descubrir
sacar a luz la verdad (=educere) acerca de su tendencia homosexual. La experiencia
enseña que, a veces ha sido suficiente esta clarificación para modificar o dar inicio a un
proceso de modificación en profundidad, de la actitud del sujeto en relación de su
tendencia homosexual.
c) Grado de presencia
d) Personalidad total
Forma parte, todavía, de este último análisis en contexto más global, considerar la
relación entre la pulsión homosexual y la opción vocacional: la llamada al sacerdocio, en
particular, pero también a la vida consagrada, y el compromiso que de ella deriva, podría
constituir (o ser visto como) una suerte de defensa de la homosexualidad misma, un
modo de sublimarla o esconderla, tal vez encontrando un compromiso o un punto de
encuentro entre las pretensiones de las tendencias y las posibilidades ofrecidas por el
ministerio presbiteral y religioso.
Además, hay que ver cuánto la atracción por las personas del mismo sexo pueda
determinar en el comportamiento del futuro pastor, que debe ser abierto a todos, una
suerte de exclusión, en práctica, del otro sexo, o le impida asumir plenamente el rol de
paternidad espiritual que es típico, sobre todo, del sacerdote.
f) Problema relacional
a) Conciencia subjetiva
El primer dato para verificar es el grado de conciencia subjetiva. Sería provechoso
retomar los puntos analizados en el párrafo precedente y constatar el conocimiento que la
persona tiene, no sólo, de la propia tendencia, sino de su origen, de su significado psico -
dinámico, del influjo ejercido por ella en relación a la propia personalidad, de la relación
interpersonal, de la libertad de acoger incondicionalmente la diversidad del otro, de la
relación con Dios, como el Radicalmente Otro, de la propia opción vocacional. Muchas
veces, por lo menos, algunos de estos aspectos no son visibles inmediatamente, ni cada
camino formativo parece ofrecer concretamente la posibilidad de descifrarlos; por lo tanto,
no hay que dar por descontado tal conocimiento.
Darse cuenta de las causas y saber las consecuencias, no quiere decir haber
resuelto el problema, sino que es la condición, para intentar resolverlo; en tal sentido la
autoconciencia en los términos ahora explicados es un buen indicador. Tal vez, podemos
también agregar que, curiosamente el auténtico homosexual (homosexualidad estructural
como la estamos llamado ahora) niega tener aquellos problemas relaciónales que hemos
mencionado, niega tener la tendencia a homologar al otro.
b) Ego - sintonía
Lo que puede resultar decisivo o, muy importante para los fines del discernimiento
vocacional, es el modo subjetivo con el cual el sujeto vive la conciencia del dato objetivo.
Al respecto, podemos distinguir dos modalidades netamente diversas para ponerse frente
a la propia tendencia homosexual.
c) Ego - alienación
34
Como aquel homosexual que se definía como «un zurdo del sexo»
35
Está claro que si no hay motivación interna para cambiar, ninguna terapia podrá ser eficaz. Quizás también por esto, muy a
menudo, se dice o se considera que la homosexualidad no sea curable. Nuestra experiencia y la de otros, nos dice que las cosas no
son exactamente así; es verdad que en el caso de la homosexualidad estructural la tendencia puede permanecer, pero también, en
este caso, siempre se puede ayudar a la persona a tener un mejor control de la tendencia, es decir, a recuperar su libertad.
relacional, y no exclusivamente a nivel sexual. Por esto busca cada día de contrarrestar,
en cuanto puede, esta tendencia, no sólo en el plano del comportamiento, sino de toda la
personalidad, en un camino progresivo de conversión y de disponibilidad a la
confrontación formativa.
d) Ante Dios
Finalmente, queda por ver cuánto el sujeto logre o no tener bajo control la
tendencia homosexual. En un tiempo y al interior de una cierta ascética era suficiente el
criterio conductual, hoy ya no es así, particularmente para este tipo de análisis y de
discernimiento.
36
Muy bella y profunda la afirmación del documento sobre la formación en nuestros seminarios: «...en el encuentro con el Amor de
Dios revelado en Cristo y en la experiencia de él, el límite puede convertirse en el vehículo; es decir, también un sufrimiento psíquico,
un disturbio de la estructura personal, un fracaso, puede llegar a ser recuerdo de Dios, comunicación de Dios, participación de su
Pascua» (Líneas, comunes, 22) Naturalmente aquí no se habla de patología (aún «misteriosamente visitada por el misterio pascual de
Cristo», sino de aquello que, por muy problemático que sea, se hace disponible al cambio y a la transformación en vista del ministerio
presbiteral (Cf. 2Cor 12,9-10) (Ibidem, nota 26).
a) Incapacidad de dominar el impulso
Por esto, es importante saber, no sólo, si existen conductas de este tipo, sino
también el contexto general de éstas conductas. Más precisamente, si éstas hayan sido
realizadas con menores de edad (o pre-púberes); si han sido repetidas u ocasionales,
qué rol ha jugado la persona. Como bien se sabe, de hecho, además del componente
patológico, tanto la pedofilia homosexual, como la efebofilia es reiterativa (también si el
respectivo cuadro diagnóstico es diverso), y por lo tanto, además de ser más grave en el
plano de las consecuencias psicológicas (a parte del aspecto moral) son también
indiscutiblemente negativas sobre el plano del pronóstico.
Lo mismo vale si las caídas han sido repetidas y si el individuo ha jugado un rol
particularmente activo y de iniciativa, en el sentido de que se ha procurado las ocasiones
o se ha puesto en las circunstancias favorables para ello, o incluso ha seducido a alguno,
o peor aún, ha tenido vínculos, más o menos duraderos, con personas del mismo sexo, o
prácticas, más o menos intensas de tipo homosexual, especialmente con más personas.
En el caso de caídas ocasionales en las cuales el sujeto no ha jugado un cierto rol activo
se deberá evaluar si también ésta actitud, aparentemente menos grave, no esconda algo
más serio. En todo caso, será necesario un camino de acompañamiento clarificador antes
de tomar cualquier decisión, incluso con el fin de iniciar un camino vocacional... Quizás,
sobre este punto cuanto dice el documento europeo vocacional debería ser precisado.
c) Tensión de frustración
Por una parte, entonces, habría una renuncia manejada sólo por la voluntad (no
suficientemente ayudada por otras fuerzas psíquicas, corazón y sensibilidad, todavía
dependientes de aquella gratificación); por otra parte, seria un sacrificio «inútil» y fin a sí
mismo, porque no afrontaría el problema real, y de hecho, a menudo, tal renuncia deja
inalterada la presión del impulso. Es inevitable, entonces, la sensación de frustración, que
debilita la voluntad de renuncia y hace muy dudosa su capacidad de mantenerla para el
futuro.
d) Tensión de renuncia
e) Tensión de transformación
- Respecto de sí mismo
- Respecto de Dios
Más en particular, pienso que sea decisivo aprender a distinguir entre las varias
formas de homosexualidad y no seguir pensando, banalmente, que una experiencia o una
fantasía o un deseo, en tal sentido, sea suficiente para considerarse homosexuales. Es
por esto, que creo que los verdaderos homosexuales sean muchos menos, de cuanto se
piensa o de cuantos se consideran tales (o lo van a demostrar a la plaza). Por esta razón,
siempre hemos buscado de dar algunas indicaciones sobre la diferencia entre
homosexualidad estructural y no estructural. Obviamente que lo que crea problemas en el
discernimiento vocacional es, sobre todo la primera. Es la homosexualidad estructural,
especialmente si no es descubierta a tiempo y por lo tanto no tratada adecuadamente, la
que constituye una contraindicación vocacional.
La primera condición es que la opción vocacional no esté más ligada, de alguna manera a
la orientación sexual como defendiéndose de ésta, o al contrario, en la perspectiva, tal
vez inconsciente, de compromisos ambiguos, sino que tenga una consistencia
motivacional propia, totalmente independiente de la tendencia sexual del sujeto.
Ante todo la persona debe tener una conciencia plena de su orientación sexual, no
superficial; debería saber el origen y el significado, función y objetivo en la dinámica
general de su personalidad, para poder intervenir, en modo preciso, en el control de la
misma. Sobre todo, es decisivo que no tenga una relación ego-sintónica, sino ego-
alienante con su tendencia homosexual, y mantenga una distancia critica al respecto, tal
de percibir lúcidamente las carencias objetivas, especialmente en referencia a la
capacidad de relación con la alteridad - diversidad, y estar, cada vez más motivado para
dominar la tendencia misma, haciendo el esfuerzo de una conversión y lucha continua.
Así también, es determinante que el sujeto haya aprendido a vivir delante de Dios
su pobreza, en una óptica de fe, abierta a la esperanza, que alimenta el empeño, de
hecho, y permite al futuro ministro de la misericordia experimentar la potencia de la gracia
en su debilidad, y ojalá poder comprender eficazmente y ayudar a quien se encuentre con
su mismo problema.
Una evaluación vocacional inicial, positiva, implica, en cada caso, que el sujeto
haya dado pruebas por un tiempo conveniente, de poder mantener bastante ágilmente el
control de su tendencia homosexual.
Amedeo Cencini
39
Para tener una visión más amplia acerca de la evolución del Magisterio de la Iglesia respecto a la valoración de las debilidades
afectivas en forma general, se remite al lector a Cf. Cencini, A., Por amor, con amor, en el amor. Ed. Sígueme, Salamanca 2001,III
Parte, En el Amor, Cáp.. 3°, nota Nº 94, Pág.. 931 ss.