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Tiempos y espacios escolares. Propuesta del P. V.

“... el tiempo policrónico se orienta hacia las personas y las relaciones; no queda en
esencia, constreñido a la ejecución lineal de una acción o tarea detrás de otra, sino a
la de varias acciones a la vez, en las que se desarrolla una alta sensibilidad hacia el
contexto en el que se producen las acciones, hacia sus particularidades y también
hacia lo impredecible”.

Andy Hargreaves (citado en Cuadernos de Pedagogía Nº 206 por Miguel A. Pereira)

La reflexión sobre el tiempo escolar – y también sobre el espacio – nos tendría


que servir para hacernos una idea un poco más clara y concreta sobre aquello que
queremos o que pensamos sobre el significado de la educación en el 2001, y tiene
mucho que ver con el qué y como enseñamos y con la autonomía de los centros.

Plantearnos o cuestionarnos este tema es arremeter contra la institución


escolar ya que basa en él toda su organización, es un símbolo de la enseñanza. Y
también presenta problemas muy duros y graves en el ámbito de los trabajadores y
trabajadoras de la enseñanza por lo que significa de modificación de hábitos
adquiridos y que son de difícil movilidad.

Tendríamos que comenzar nuestro análisis intentando analizar el porqué del


tiempo actual, la necesidad de unos tiempos reglamentados de una forma rígida que
nos impiden cubrir las necesidades del alumnado, de las familias y del profesorado.
¿Por qué todos hemos de comenzar y acabar de trabajar a la misma hora?, ¿por qué
los centros tienen que abrir o cerrar a la misma hora?, ¿qué pasa con las actividades
extraescolares promovidas por AMPAS, Ayuntamientos u otras entidades?, ¿qué pasa
con el alumnado desfavorecido?, ¿qué pasa con las y los inmigrantes y sus diferentes
ritmos culturales? ¿La utilización del tiempo es igual en mujeres y hombres?

No estaría de más pensar que el origen de la escuela va emparentado con la


estructura temporal de la misma. Serían los jesuítas los que impondrían el tiempo
escolar basado en la hora y que más tarde se extendería a todos los ámbitos
educativos. En el siglo XIX se mantiene ya esta idea y el progreso económico y social
aprovecha y, claro, hace suya esta organización horaria, ya que el mantenimiento de
unos ritmos más relajados y poco regulados iría en contra del aumento y control de la
producción y también de las relaciones sociales que se establecen y que nos hacen
crear la necesidad de una regulación estricta y absoluta del tiempo. La planificación
aparece como necesaria y el control de ese tiempo, tanto individual como colectivo, es
imprescindible para una vida plena de quehaceres y necesidades creadas
virtualmente.

Si nos paramos a pensar un minuto podremos observar la similitud que existe


entre el ritmo temporal de la escuela y el del trabajo en cualquier lugar (una fábrica,
taller,...). Hay un horario que cumplir que es igual para todos. Este horario está
temporalizado con unos períodos de trabajo y otros, mucho más cortos, de descanso.
¿Qué es, entonces, lo que se pretende desde el inicio de la escolarización de las
personas menudas?. Está claro que el aprendizaje de unos ritmos horarios que los
harán en el futuro buenos cumplidores en sus lugares de trabajo. Estamos educando
los tiempos vividos por las pequeñas y pequeños ciudadanos y ciudadanas para un
futuro productivo reglamentado.
Por otro lado, nos movemos con la idea y la práctica de ser muy efectivos y
eficaces, para lo que hemos de producir el máximo en el menor tiempo posible. En la
escuela, si nos paramos un momento y miramos, nos encontramos con que cada día
intentamos hacer más cosas, que el alumnado “sepa” más, que el profesorado
enseñe más, que las horas no se pasen “volando”,... acabar con el libro pero
además... Siempre vamos atareadas y atareados, nerviosos, corriendo, ... ¿Queremos
producir mucho? ¿Pero realmente estamos colaborando en hacer más significativos
esos aprendizajes? ¿O simplemente estamos consiguiendo hacer un alumnado muy
preparado para resistir ritmos de trabajo mucho más duros y fuertes?

El tiempo es poder, controlar el tiempo de las personas: el tiempo de trabajo, el


tiempo de ocio,... todo el tiempo. Controlar el tiempo personal y el ajeno eso es tener
todo el poder. El consumismo actual crea como necesidad tener mucho tiempo para
poder disfrutar de él: de los objetos, de las imágenes, de las personas,... ¡Es necesario
tener tiempo y más tiempo!

En la escuela todas y todos somos conscientes de que nos falta tiempo. Falta
tiempo para prepararse las clases, los materiales, para atender al alumnado, las
familias, para hacer más salidas, para reunirse con los compañeros y compañeras,
para... Siempre nos falta tiempo... pero tenemos una sensación de pérdida cuando
alguien intenta alguna modificación del horario establecido históricamente.

La dificultad para reunirse suele ser siempre el caballo de batalla en muchos


centros. La poca tradición colectiva, los intereses divergentes, la idea prevaleciente de
que la acción educativa consiste en la tradicional clase magistral,... y el interés
manifiesto de tener menos horas de trabajo con el alumnado, la necesidad de tener
más horas de trabajo personal e individual... va haciendo que el poder que el colectivo
podría tener vaya desapareciendo.

“La moneda con que los docentes pagan sus privilegios en el tiempo es su
propia autonomía intelectual, la capacidad de reflexionar sobre su profesión. Ahora
bien, el primer poder de un grupo sobre su acto profesional es el poder de reflexionar
sobre él. Así, pues, finalmente, es con el poder sobre su profesión con lo que los
docentes terminan pagando sus privilegios en el tiempo” Ranjard, P. “Les
enseignements persecutés” citado por Aniko Husti : “Del tiempo escolar uniforme a la
planificación móvil del tiempo”.

Nuestra propuesta

Des del punto de vista pedagógico:

1. El debate sobre el tiempo y el espacio no se puede separar. Toda acción se


desarrolla en un espacio concreto.
Los espacios dentro de nuestro modelo de escuela hacen referencia no solo al
aula si no a todo aquel espacio que sea susceptible de ser utilizado
provechosamente. La selección de los espacios, así como su organización estará
en función de la significatividad de las actividades que nos propongamos realizar
junto con el alumnado.
Respecto al centro se tendría que dinamizar los espacios colectivos mediante la
organización de grupos de trabajo de profesores y profesoras que dediquen tiempo
a pensar y organizar actividades en estos espacios.
Al mismo tiempo tendríamos que reivindicar algunos espacios en los que solemos
tener carencias: gimnasio, huerto escolar,...
En el momento en que estamos viviendo hay que exigir la construcción de edificios
ecológicos con utilización de energías alternativas.

2. El tiempo de permanencia del alumnado en la escuela no tiene por qué


coincidir con el del profesorado.

3. Las actividades extracurriculares tienen que estar enmarcadas dentro del


contexto educativo y no tendrían que distanciarse del PEC propio de cada
centro.

4. El horario del centro no tiene por qué coincidir con el del profesorado ni con
el de todo el alumnado en su conjunto.

5. La autonomía del centro tiene mucho que ver con el tema del tiempo y el
espacio escolar.
La descentralización educativa tendría que continuar evolucionando hacia
situaciones más concretas, nos referimos a los municipios. Estaría bien valorar
esta posición partiendo de la base de que tendríamos que hacer un esfuerzo muy
grande, pero que valdría la pena implicarse en un movimiento mucho más cercano
a las necesidades concretas de cada escuela. El debate en el seno de la escuela
y del municipio sobre: horarios, recursos, qué espacios y su organización,
qué se ha de enseñar y aprender, la formación en centros en función de las
necesidades de centro y municipio, nos haría concretar todo esto de lo que
estamos hablando desde hace años. Es evidente que hay muchas reticencias en el
sector profesional , pero delante de esta oferta de diferentes posibilidades de
horarios, de recursos, de organización de espacios, del valor social de aquello que
enseñamos, de una formación en los centros en función de las necesidades y bien
reconocidas por las instancias superiores, pero también por las más cercanas,
haría probablemente, tener más adeptos. También las familias tendrían que tener
su voz, y habría que discutir con ellas todo esto y estudiar conjuntamente las
posibles soluciones delante de las dudas que se plantean. Sería, en definitiva,
hacer efectivo el Consejo Escolar.

6. Sobre la organización de los tiempos en las escuelas:

♦ Intentar romper con la estructura horaria –en general la hora o los 45


minutos- como una única fragmentación del tiempo posible. Esto nos llevaría
a la reflexión alrededor de qué es lo que hace que se mantenga esta rígida
estructura. Una rápida mirada nos lleva al libro de texto y a la estructura curricular
disciplinar. En Educación Infantil y Primaria tendríamos que tener clara la idea de
globalidad e interdisciplinariedad. La explicación del mundo desde diferentes
aspectos hacen mucho más significativos los aprendizajes del alumnado.
Aprovechando, al tiempo, su sencilla manera de observar la vida. Si la mirada es
total, hagámosla nuestra. Si el trabajo se hace por Proyectos, Intereses,
Curiosidades, Investigaciones... partamos de ellos en vez de partir de las
asignaturas. Hacemos el camino contrario. Si la visión no es unívoca y es diferente
y diferenciada, aprovechamos esa riqueza para transformarla en pensamiento
crítico y modificable en la medida que vamos avanzando por el camino de la
educación.

♦ Potenciar los agrupamientos de horas en sesiones largas: antes del


descanso y después del descanso.
Nos permite un trabajo más facilitador de realizar tareas como las esbozadas
anteriormente.
♦ “Jugar” con el horario en función de las decisiones semanales o quincenales
tomadas en la asamblea de aula.
En función del proyecto o plan de trabajo propuesto y aprobado colectivamente.
Estamos hablando de la validez absoluta de la asamblea de aula y, por tanto de la
participación del alumnado en la toma de decisiones. La Asamblea de clase puede
ser una herramienta de acople de tiempos y ritmos de trabajo, así como de las
tareas que requiere el cumplimiento del proyecto de trabajo del grupo. Las
decisiones colectivas como un acto de responsabilidad y compromiso facilitan que
el alumnado trabaje con ritmos, actividades y responsabilidades diferentes, facilita,
por tanto, una organización flexible de los horarios y de los espacios.

♦ Organización del tiempo de intervención de todo el profesorado que entra en


el aula en función de las necesidades que en ese momento se determinen.
“Tiempo atenuado y tiempo acentuado” plantea Aniko Husti. Su propuesta parte
de la situación en la que se encuentra cada grupo. Es el profesorado, junto con el
alumnado el que, una vez estudiadas las posibles carencias de un grupo, organiza
los tiempos y los espacios. La propuesta puede ir desde hacer horarios más largos
de una materia porque se detecta una necesidad determinada en un área, que
después se compensará con otra que ahora queda atenuada, hasta al trabajo por
proyectos donde el alumnado va pasando por las diferentes aulas para ir
realizando sus trabajos. Todo esto requiere de un compromiso por parte del
alumnado, del profesorado y de las familias.
La organización de los horarios por especialidades (áreas) y semanalmente
dificulta el trabajo. Sería más aceptable la propuesta de tener un cómputo total de
horas a trabajar en cada área y que cada centro pudiera organizar autónomamente
sus horarios. Eso permitiría una mayor flexibilidad.

♦ Potenciar el trabajo de más de un profesor o profesora en el aula.


El trabajo de la profesora o profesor de terapéutica se puede realizar dentro del
aula y hacer un trabajo colectivo con la profesora tutora siempre que se comparta
un proyecto de trabajo.
Los rincones y talleres suelen necesitar de la atención de más de una maestra de
aula. Con una organización del centro adecuada se puede hacer coincidir
diferentes maestras en el aula.
Recurrir a padres y madres, así como a otras personas de nuestro entorno para
trabajar algunos aspectos en las aulas ha de ser un recurso importante a utilizar
(escuela de puertas abiertas, integración escuela-medio,...)

♦ En Educación Infantil, y si hay profesorado suficiente, organizar el horario


incluyendo el comedor escolar.
El comedor escolar en la gente menuda es un aspecto educativo muy importante
que no deberíamos olvidar. La importancia de una buena alimentación, del
aprendizaje de unos hábitos de higiene, orden, utilización de cubiertos, compartir,
masticar, sentarse, saber estar, ... seguridad, ...tranquilidad, placer, ... requieren de
unas condiciones especiales: de espacios y de personas. Un espacio diferenciado
del del resto de comensales del comedor escolar, tranquilo y facilitador de ese
momento educativo junto a la imagen de la tutora o tutor, mejorarían mucho los
aprendizajes.

Desde el análisis de la estructura del lugar de trabajo:

7. El tiempo de trabajo del profesorado en los centros es una cuestión que se


ha de plantear como trabajadoras y trabajadores, y por tanto hay que
reivindicar aquello que, en el momento histórico en que nos encontramos,
consideramos sindicalmente adecuado.
Algunas cuestiones habríamos de tener en cuenta por ser reivindicaciones
históricas del sindicalismo progresista:
- Tiempo de trabajo igual para todo el profesorado, desde Educación Infantil
hasta la Universidad.
- Nivel de formación académica igual para todo el profesorado.
- La investigación educativa y la formación del profesorado se ha de considerar
dentro del horario de trabajo y como tareas definidas dentro de la estructura del
lugar de trabajo.

Desde el punto d vista de las relaciones escuela-sociedad:

8. Las actividades extraescolares (hay que leer extracurriculares) propuestas


por los municipios deberían de ser estudiadas y aprobadas por los Consejos
Escolares Municipales.
Estas actividades organizadas por los Ayuntamientos deberían de contemplar
también la recuperación de la calle como un lugar de relación, juego y aprendizaje.
La habilitación de zonas de los pueblos como zonas de peatones para que los
niños y niñas puedan disfrutar de su tiempo –como una actividad extracurricular
tan interesante como cualquier otra- debería de estar presente también en
nuestros planteamientos.

9. Los centros escolares como centros públicos deberían de estar al servicio de


la comunidad y convertirse en lugares de propuestas de ocio para la infancia,
así como para las madres, padres, abuelos y abuelas, que así lo solicitaran.

10. Los horarios especiales o extraordinarios para el alumnado deberían de estar


basados en necesidades de la familia muy justificadas, así como una
necesidad económica imperiosa.

Los niños y las niñas han de tener también un horario, una jornada escolar
delimitada y otros tiempos no obligatorios que habría también que estructurar. El
tiempo familiar también es importante.

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