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La enfermedad de Alzheimer (EA), también

denominada mal de Alzheimer, o demencia senil


de tipo Alzheimer (DSTA) o simplemente
alzhéimer[1] es una enfermedad neurodegenerativa,
que se manifiesta como deterioro cognitivo y
trastornos conductuales. Se caracteriza en su forma
típica por una pérdida progresiva de la memoria y de
otras capacidades mentales, a medida que las
células nerviosas (neuronas) mueren y diferentes
zonas del cerebro se atrofian. La enfermedad suele
tener una duración media aproximada después del
diagnóstico de 10 años,[2] aunque esto puede variar
en proporción directa con la severidad de la
enfermedad al momento del diagnóstico.
Los síntomas de la enfermedad de Alzheimer como
una entidad nosológica definida fueron identificados
por Emil Kraepelin,[3] mientras que la neuropatología
característica fue observada por primera vez por
Alois Alzheimer en 1906.[4] [5] Así pues, el
descubrimiento de la enfermedad fue obra de ambos
psiquiatras, que trabajaban en el mismo laboratorio.
Sin embargo, dada la gran importancia que
Kraepelin daba a encontrar la base neuropatológica
de los desórdenes psiquiátricos, decidió nombrar la
enfermedad alzheimer en honor a su compañero.
El día internacional del Alzheimer se celebra el 21 de
septiembre, fecha elegida por la OMS y la
Federación internacional de Alzheimer. En Argentina
la Fundación INECO para la investigación en
Neurociencias Cognitivas (FINECO)convocó a la
primera Caminata por el Alzheimerbajo el
lema"¡Antes que me Olvide!" con el objetivo de
aumentar la toma de conciencia y brindar
información sobre las formas de minimizar el riesgo
de desarrollar la enfermedad.
Epidemiología
Tasas de incidencia de la EA La incidencia en
después de los 65 años de edad[6] estudios de
Incidencia cohortes (estudio
(nuevos casos) epidemiológico,
Edad
por cada mil observacional,
personas-edad analítico,
65–69  3 longitudinal
70–74  6 prospectivo o
75–79  9 retrospectivo, en
80–84 23 el que se hace
una comparación
85–89 40
de la frecuencia
90–   69
de enfermedad -o
de un determinado desenlace- entre dos
poblaciones, una de las cuales está expuesta a un
determinado factor de exposición o factor de riesgo
al que no está expuesta la otra), muestra tasas entre
10 y 15 nuevos casos cada mil personas al año para
la aparición de cualquier forma de demencia y entre
5 - 8 para la aparición de la enfermedad de
Alzheimer.[6] [7] Es decir, la mitad de todos los casos
nuevos de demencia cada año son pacientes con la
EA. También hay diferencias de incidencia
dependiendo del sexo, ya que se aprecia un riesgo
mayor de padecer la enfermedad en las mujeres, en
particular entre la población mayor de 85 años.[7] [8]
La prevalencia es el porcentaje de una población
dada con una enfermedad. La edad avanzada es el
principal factor de riesgo para sufrir la enfermedad
de Alzheimer (mayor frecuencia a mayor edad). La
prevalencia de una enfermedad en la población
depende de factores como la incidencia y la
supervivencia de los pacientes ya diagnosticados.
En los Estados Unidos, la prevalencia de la EA fue
de un 1,6% en el año 2000, tanto en la población
general como en la comprendida entre los 65 y 74
años. Se apreció un aumento del 19% en el grupo
de los 75 a los 84 años y del 42% en el mayor de 84
años de edad;[9] sin embargo, las tasas de
prevalencia en las regiones menos desarrolladas del
mundo son inferiores.[10] La Organización Mundial de
la Salud estimó que en 2005 el 0,379% de las
personas a nivel mundial tenían demencia y que la
prevalencia aumentaría a un 0,441% en 2015 y a un
0,556% en 2030.[11] Varios estudios han llegado a las
mismas conclusiones.[10] Otro estudio estimó que en
el año 2006, un 0,4% de la población mundial (entre
0,17–0,89%; valor absoluto aproximadamente 26,6
millones o entre 11,4–59,4 millones) se vería
afectado por la EA y que la prevalencia triplicaría
para el año 2050.[12]
[editar] Etiología
Imagen microscópica de un enredo neurofibrilar,
conformado por una proteína tau hiperfosforilada.
Las causas de la enfermedad de Alzheimer (EA) no
han sido completamente descubiertas. Existen tres
principales hipótesis para explicar el fenómeno: el
déficit de la acetilcolina, el acúmulo de amiloide y/o
tau y los trastornos metabólicos.
La más antigua de ellas, y en la que se basan la
mayoría de los tratamientos disponibles en el
presente, es la hipótesis colinérgica, la cual sugiere
que la EA se debe a una reducción en la síntesis del
neurotransmisor acetilcolina. Esta hipótesis no ha
mantenido apoyo global por razón de que los
medicamentos que tratan una deficiencia colinérgica
tienen reducida efectividad en la prevención o cura
del Alzheimer, aunque se ha propuesto que los
efectos de la acetilcolina dan inicio a una
acumulación a tan grandes escalas que conlleva a la
neuroinflamación generalizada que deja de ser
tratable simplemente promoviendo la síntesis del
neurotransmisor.[13] [14]
Otra hipótesis propuesta en 1991,[15] se ha
relacionado con el acúmulo anómalo de las
proteínas beta-amiloide (también llamada amiloide
Aβ) y tau en el cerebro de los pacientes con
Alzheimer.[16] En una minoría de pacientes, la
enfermedad se produce por la aparición de
mutaciones en los genes PSEN1, PSEN2 y en el
gen de la APP, localizado en el cromosoma 21. En
este último caso la enfermedad aparece
clásicamente en personas con el síndrome de Down
(trisomía en el cromosoma 21), casi universalmente
en los 40 años de vida y se transmite de padres a
hijos (por lo que existen, habitualmente,
antecedentes familiares de enfermedad de
Alzheimer en los pacientes que desarrollan la
enfermedad en edades precoces). Esa relación con
el cromosoma 21, y la tan elevada frecuencia de
aparición de la enfermedad en las trisomías de ese
cromosoma, hacen que la teoría sea muy evidente.
[17] [18]

Otro gran factor de riesgo genético es la presencia


del gen de la APOE4, el cual tiende a producir una
acumulación amiloide en el cerebro antes de la
aparición de los primeros síntomas de la EA. Por
ende, la deposición del amiloide Aβ tiende a
preceder la clínica de la EA.[19] Otras evidencias
parten de los hallazgos en ratones genéticamente
modificados, los cuales sólo expresan un gen
humano mutado, el de la APP, el cual
invariablemente les causa el desarrollo de placas
amiloides fibrilares.[20] Se descubrió una vacuna
experimental que causaba la eliminación de estas
placas pero no tenía efecto sobre la demencia.[21]
Los depósitos de las placas no tienen correlación
con la pérdida neuronal.[22] Esta observación apoya
la hipótesis tau, la cual defiende que es esta
proteína la que da inicio a la cascada de trastornos
de la enfermedad de Alzheimer.[16] De acuerdo a este
modelo, las tau hiperfosforiladas adoptan formas
anómalas distribuyéndose en largas hileras.
Eventualmente forman enredos de neurofibrillas
dentro de los cuerpos de las células nerviosas.[23]
Cuando esto ocurre, los microtúbulos se desintegran
colapsando el sistema de transporte de la neurona.
Ello puede dar inicio a las primeras disfunciones en
la comunicación bioquímica entre una neurona y la
otra y conllevar a la muerte de estas células.[24]
Un número de investigaciones recientes ha
relacionado la demencia,[25] incluyendo la
[26]
enfermedad de Alzheimer, con desórdenes
[27]
metabólicos, particularmente con la hiperglicemia
y la resistencia a la insulina. La expresión de
receptores de la insulina ha sido demostrada en las
neuronas del sistema nervioso central,
preferentemente en las del hipocampo. En estas
neuronas, cuando la insulina se une a su receptor
celular, se promueve la activación de cascadas de
señalización intracelular que conducen al cambio de
la expresión de los genes relacionados con los
procesos de plasticidad sináptica y de las enzimas
relacionadas con el despeje de la misma insulina y
del beta-amiloide. Estas enzimas degradantes de
insulina promueven la disminución de la toxicidad
debida al amiloide en modelos animales.
Algunos estudios han sugerido una hipótesis sobre
la relación de esta enfermedad con el aluminio.
Dicha hipótesis sugiere que los utensilios de
aluminio contaminan con trazas de iones alúmina en
los alimentos. Estos iones se focalizan en los
receptores produciendo degradación y formación de
plaquetas amiloide, este hecho está siendo
propuesto en los centros de investigación de la
enfermedad.[28] A pesar de la polémica existente en
torno al papel que tiene el aluminio como factor de
riesgo de la EA, en los últimos años los estudios
científicos han mostrado que este metal podría estar
relacionado con el desarrollo de la enfermedad. Los
resultados muestran que el aluminio se asocia a
varios procesos neurofisiológicos que provocan la
característica degeneración de la EA.[29]
[editar] Patogenia

Imagen histopatológica de placas seniles vista en la


corteza cerebral de un paciente con la enfermedad
de Alzheimer. Impregnación con plata.
La enfermedad de Alzheimer se caracteriza por la
pérdida de neuronas y sinapsis en la corteza
cerebral y en ciertas regiones subcorticales. Esta
pérdida resulta en una atrofia de las regiones
afectadas, incluyendo una degeneración en el lóbulo
temporal y parietal y partes de la corteza frontal y la
circunvolución cingulada.[14]
[editar] Neuropatología
Tanto las placas amiloides como los ovillo
neurofibrilares son visibles bajo el microscopio en los
cerebros de personas con la enfermedad de
Alzheimer.[30] Las placas son depósitos densos,
insolubles, de la proteína beta-amiloide y de material
celular que se localizan fuera y alrededor de las
neuronas. Estas continúan creciendo hasta formar
fibras entretejidas dentro de la célula nerviosa, los
llamados ovillos. Es probable que muchos
individuos, en su vejez, desarrollen estas placas y
ovillos como parte del proceso normal de
envejecimiento, sin embargo, los pacientes con
Alzheimer tienen un mayor número en lugares
específicos del cerebro como el lóbulo temporal.[31]
[editar] Bioquímica

Enzimas actuando sobre la proteína precursora de


Amiloides (APP) cortándola en fragmentos de beta-
amiloide, los cuales son indispensables para la
formación de las placas seniles del Alzheimer.
La enfermedad de Alzheimer se ha definido como
una enfermedad que desdobla proteínas o
proteopatía, debido a la acumulación de proteínas
Aβ y tau, anormalmente dobladas, en el cerebro.[32]
Las placas neuríticas están constituidas por
pequeños péptidos de 39–43 aminoácidos de
longitud, llamados beta-amiloides (abreviados A-beta
o Aβ). El beta-amiloide es un fragmento que
proviene de una proteína de mayor tamaño conocida
como Proteína Precursora de Amiloide (APP, por sus
siglas en inglés). Esta proteína es indispensable
para el crecimiento de las neuronas, para su
supervivencia y su reparación post-injuria.[33] [34] En la
enfermedad de Alzheimer, un proceso aún
desconocido es el responsable de que la APP sea
dividida en varios fragmentos de menor tamaño por
enzimas que catalizan un proceso de proteolisis.[35]
Uno de estos fragmentos es la fibra del beta-
amiloide, el cual se agrupa y deposita fuera de las
neuronas en formaciones microscópicamente
densas conocidas como placas seniles.[30] [36]
La enfermedad de Alzheimer se considera también
una tauopatía, debido a la agregación anormal de la
proteína tau. Las neuronas sanas están compuestas
por citoesqueleto, una estructura intracelular de
soporte, parcialmente hechas de microtúbulos. Estos
microtúbulos actúan como rieles que guían los
nutrientes y otras moléculas desde el cuerpo hasta
los extremos de los axones y viceversa. Cada
proteína tau estabiliza los microtúbulos cuando es
fosforilado y por esa asociación se le denomina
proteína asociada al microtúbulo. En la EA, la tau
procede por cambios químicos que resultan en su
hiperfosforilación, se une con otras hebras tau
creando ovillos de neurofibrillas y, de esta manera,
desintegra el sistema de transporte de la neurona.[37]
[editar] Patología

En la enfermedad de Alzheimer, los cambios en la


proteína tau producen la desintegración de los
microtúbulos en las células cerebrales.
No se ha explicado por completo cómo la producción
y agregación de los péptidos Aβ juegan un rol en la
EA.[38] La fórmula tradicional de la hipótesis amiloide
apunta a la acumulación de los péptidos Aβ como el
evento principal que conlleva la degeneración
neuronal. La acumulación de las fibras amiloides,
que parece ser la forma anómala de la proteína
responsable de la perturbación de la homeostasis
del ión calcio intracelular, induce la muerte celular
programada, llamada apoptosis.[39] Se sabe también,
que la Aβ se acumula selectivamente en las
mitocondrias de las células cerebrales afectadas en
el Alzheimer y que es capaz de inhibir ciertas
funciones enzimáticas, así como alterar la utilización
de la glucosa por las neuronas.[40]
Varios mecanismos inflamatorios y la intervención de
las citoquinas pueden también jugar un papel en la
patología de la enfermedad de Alzheimer. La
inflamación es el marcador general de daño en los
tejidos en cualquier enfermedad y puede ser
secundario al daño producido por la EA, o bien, la
expresión de una respuesta inmunológica.[41]
[editar] Genética
La gran mayoría de los pacientes de esta
enfermedad tienen o han tenido algún familiar con
dicha enfermedad. También hay que decir que una
pequeña representación de los pacientes de
Alzheimer es debido a una generación autosomal
dominante, haciendo que la enfermedad aparezca
de forma temprana. En menos de un 10% de los
casos, la EA aparece antes de los 60 años de edad
como consecuencia de mutaciones autosómicas
dominantes, representando, apenas, un 0,01% de
todos los casos.[42] [43] [44] Estas mutaciones se han
descubierto en tres genes distintos: el gen de la
proteína precursora de amiloide (APP) y los genes
de las presenilinas 1 y 2.[42] Si bien la forma de
aparición temprana de la enfermedad de Alzheimer
ocurre por mutaciones en tres genes básicos, la
forma más común no se ha podido explicar con un
modelo puramente genético. La presencia del gen
de la apolipoproteína E es el factor de riesgo
genético más importante para padecer Alzheimer,
pero no permite explicar todos los casos de la
enfermedad.[42]
En 1987, se descubrió en ligamiento de la
enfermedad de Alzheimer con el cromosoma 21.
Esto fue importante porque la mayoría de los
afectados por el "síndrome de Down" o trisomía del
cromosoma 21, padecen lesiones neuropatológicas
similares a las del Alzheimer. Dentro del cromosoma
21 encontramos el gen PPA. Sin embargo, John
Hardy y sus colaboradores en 1991 afirmaron que el
gen PPA causa la Enfermedad de Alzheimer en un
reducido número de familias. Sin embargo, se
considera que de entre 5-10% de los familiares con
la enfermedad precoz es debido a una mutación de
este gen. Las investigaciones dentro de este gen se
han centrado en el péptido Ab (todas las mutaciones
se encuentran alrededor de este péptido). Las
mutaciones producían un aumento de las
concentraciones del péptido Ab. Esto llevó a la
formación de la hipótesis de "cascada amiloide" en
los años 90. La "cascada ameloide" consiste en que
la gran producción de Ab llevaría a la formación de
depósitos en formas de placas seniles. Estas placas
seniles serían nocivas para las células que
producirían ovillos neurofibrilares, la muerte celular y
la demencia. Más tarde se vio en un grupo amplio de
familias el ligamiento de la enfermedad del
Alzheimer con el cromosoma 14. Pero esto llevó a
una cadena de errores y con ello unas conclusiones
erróneas. Rudy Tanzi y Peter St George-Hyslop en
1995, mediante las técnicas de clonaje descubrieron
otro gen S182 o Presenilin-1 (PS1). Este gen se
encuentra entre los dominio 9 y 8 de transmembrana
(con dos regiones hidrofílicas). A este gen se le
atibuyó más de 30 mutaciones. Este gen interviene
en procesos de apoptosis y es fundamental durante
el desarrollo. La mayoría de las mutaciones del gen
Presenilin-1 (PS1) provocan un cambio en la
estructura primaria. La PS1 y la enfermedad del
Alzheimer no tienen una clara relación, pero hay que
destacar los pacientes que tuvieron mutaciones que
aumentan Ab en el plasma. Poco más tarde se
descubrió un nuevo gen que se denomina
presenilina-2 (PS2) y también provoca el ascenso en
la concentración de Ab, aunque las mutaciones
observadas son de menor cantidad que los otros
genes (PPA y PS1) La PS2 está formada por 8-9
dominios transmembrana.
La mayoría de las mutaciones en el gen de la APP y
en los de las presenilinas, aumentan la producción
de una pequeña proteína llamada beta-amiloide
(Abeta 2), la cual es el principal componente de las
placas seniles.[45]
Aunque la mayoría de los casos de Alzheimer no se
deben a una herencia familiar, ciertos genes actúan
como factores de riesgo. Un ejemplo es la
transmisión familiar del alelo e4 del gen de la
apolipoproteína E. Este gen se considera un factor
de riesgo para la aparición de Alzheimer esporádico
en fases tardías produciendo un 50% de los casos
Alzheimer.[46] Además de éste, alrededor de 400
genes han sido también investigados por su relación
con el Alzheimer esporádico en fase tardía.[47] Así
pues, los genetistas coinciden en que hay más
genes que actúan como factores de riesgo, aunque
también afirman que existen otros que tienen ciertos
efectos protectores que conllevan a retrasar la edad
de la aparición del Alzheimer.[42] Un ejemplo es la
alteración en el gen de la reelina, que contribuye a
aumentar el riesgo de aparición de la EA en mujeres.
[48]

Sin embargo, un gen asociado a las formas tardías


es de Apolipoproteína E, cuya función es el
transporte de colesterol
[editar] Cuadro clínico
[editar] Predemencia
Los primeros síntomas, con frecuencia, se
confunden con la vejez o estrés en el paciente.[49]
Una evaluación neuropsicológica detallada es capaz
de revelar leves dificultades cognitivas hasta 8 años
antes de que la persona cumpla los criterios de
diagnóstico.[50] Estos signos precoces pueden tener
un efecto sobre las actividades de la vida diaria.[51]
La deficiencia más notable es la pérdida de
memoria, manifestada como la dificultad de recordar
hechos recientemente aprendidos y una inhabilidad
para adquirir nueva información.[52] [53] [54] Dificultades
leves en las funciones ejecutivas—atención,
planificación, flexibilidad y razonamiento abstracto—
o trastornos en la memoria semántica—el recordar el
significado de las cosas y la interrelación entre los
conceptos—pueden también ser síntomas en las
fases iniciales de la EA.[55] [56] Puede aparecer apatía,
siendo uno de los síntomas neuropsiquiátricos
persistentes a lo largo de la enfermedad.[57] [58] [59] La
fase preclínica de la enfermedad es denominada por
algunos deterioro cognitivo leve,[60] pero aún existe
debate si el término corresponde a una entidad
diagnóstica independiente o si, efectivamente, es el
primer estadio de la enfermedad.[61]
[editar] Demencia inicial

La disminución en la destreza de la coordinación


muscular de pequeños movimientos, como el tejer,
comienzan a aparecer en el paciente de Alzheimer
en las fases iniciales de la enfermedad.
Los síntomas en esta fase inicial van desde una
simple e insignificante, pero a veces recurrente,
pérdida de memoria (como la dificultad en orientarse
uno mismo en lugares como calles al estar
conduciendo el automóvil), hasta una constante y
más persuasiva pérdida de la memoria conocida
como memoria a corto plazo, presentando
dificultades al interactuar en áreas de índole familiar
como el vecindario donde el individuo habita.
Además de la recurrente pérdida de la memoria, una
pequeña porción de los pacientes presenta
dificultades para el lenguaje, el reconocimiento de
las percepciones—agnosia—o en la ejecución de
movimientos—apraxia—con mayor prominencia que
los trastornos de la memoria.[62] La EA no afecta las
capacidades de la memoria de la misma forma. La
memoria a largo plazo o memorias episódicas, así
como la memoria semántica o de los hechos
aprendidos y la memoria implícita, que es la
memoria del cuerpo sobre cómo realizar las
acciones (tales como sostener el tenedor para
comer), se afectan en menor grado que las
capacidades para aprender nuevos hechos o el
crear nuevas memorias.[63] [64]
Los problemas del lenguaje se caracterizan,
principalmente, por una reducción del vocabulario y
una disminución en la fluidez de las palabras, lo que
conlleva a un empobrecimiento general del lenguaje
hablado y escrito. Usualmente, el paciente con
Alzheimer es capaz de comunicar adecuadamente
las ideas básicas.[65] [66] [67] También aparece torpeza
al realizar tareas motoras finas, tales como escribir,
dibujar o vestirse, así como ciertas dificultades de
coordinación y de planificación.[68] El paciente
mantiene su autonomía y sólo necesita supervisión
cuando se trata de tareas complejas.[62]
En esta etapa es frecuente que la persona se
desoriente en la calle y llegue a perderse, por lo que
se recomienda tomar precauciones:
• Colocando en su muñeca una pulsera con un
número de teléfono de contacto.
• Avisar a conocidos de la situación para que
alerten a la familia en caso de encontrar al
enfermo de alzheimer deambulando.
• Usando un localizador GPS para personas con
alzheimer, con el que la familia siempre pueda
saber dónde está. Hay localizadores por
teleasistencia, en los que el cuidador tiene que
llamar a una teleoperadora para saber la
posición de la persona que lleva el dispositivo, y
localizadores directos, en los que el cuidador
tiene un receptor con el que pulsando un botón
ve en la pantalla un mapa y la posición exacta
de la persona.
[editar] Demencia moderada
Conforme la enfermedad avanza los pacientes
pueden realizar tareas con cierta independencia
(como usar el baño), pero requerirán asistencia en la
realización de tareas más complejas (como ir al
banco, pagar cuentas, etc.).[62] Paulatinamente llega
la pérdida de aptitudes como las de reconocer
objetos y personas. Además, pueden manifestarse
cambios de conducta como, por ejemplo, arranques
violentos incluso en personas que jamás han
presentado este tipo de comportamiento.
Los problemas del lenguaje son cada vez más
evidentes debido a una inhabilidad para recordar el
vocabulario, lo que produce frecuentes sustituciones
de palabras erróneas, una condición llamada
parafasia. Las capacidades para leer y escribir
empeoran progresivamente.[65] [69] Las secuencias
motoras complejas se vuelven menos coordinadas,
reduciendo la habilidad de la persona de realizar sus
actividades rutinarias.[70] Durante esta fase, también
empeoran los trastornos de la memoria y el paciente
empieza a dejar de reconocer a sus familiares y
seres más cercanos.[71] La memoria a largo plazo,
que hasta ese momento permanecía intacta, se
deteriora.[72]
El paciente con Alzheimer no muere por la
enfermedad, sino por infecciones secundarias como
una llaga de presión o úlcera de decúbito, lesiones
que se producen cuando una persona permanece en
una sola posición por mucho tiempo.[73]
En esta etapa se vuelven más notorios los cambios
en la conducta. Las manifestaciones
neuropsiquiátricas más comunes son las
distracciones, el desvarío y los episodios de
confusión al final del día (agravados por fatiga, la
poca luz o la oscuridad),[74] así como la irritabilidad y
la labilidad emocional, que incluyen llantos o risas
inapropiadas, agresión no premeditada e incluso la
resistencia a las personas a cargo de sus cuidados.
En aproximadamente el 30% de los pacientes
aparecen ilusiones en el reconocimiento de
personas.[75] [57] También puede aparecer la
incontinencia urinaria.[76] Estos síntomas estresan a
los familiares y a personas a cargo del cuidado del
paciente y pueden verse reducidos si se le traslada a
un centro de cuidados a largo plazo.[62] [77]
[editar] Demencia avanzada
La enfermedad trae deterioro de masa muscular
perdiéndose la movilidad, lo que lleva al enfermo a
un estado de encamamiento,[78] la incapacidad de
alimentarse a sí mismo,[79] junto a la incontinencia,
en aquellos casos que la muerte no haya llegado
aún por causas externas (infecciones por úlceras o
neumonía, por ejemplo).[80] [81] El lenguaje se torna
severamente desorganizado llegándose a perder
completamente.[65] A pesar de ello, se conserva la
capacidad de recibir y enviar señales emocionales.[82]
Los pacientes no podrán realizar ni las tareas más
sencillas por sí mismos y requerirán constante
supervisión, quedando así completamente
dependientes. Puede aún estar presente cierta
agresividad, aunque es más frecuente ver extrema
apatía y agotamiento.[62]
[editar] Diagnóstico

Tomografía del cerebro de un paciente con la EA


mostrando pérdida de la función en el lóbulo
temporal.
El diagnóstico se basa primero en la historia y la
observación clínica, tanto del profesional de la salud
como la que es referida por los familiares, basada en
las características neurológicas y psicológicas, así
como en la ausencia de condiciones alternativas: un
diagnóstico de exclusión.[83] [84] Durante una serie de
semanas o meses se realizan pruebas de memoria y
de funcionamiento o evaluación intelectual.[49]
También se realizan análisis de sangre y escáner
para descartar diagnósticos alternativos. No existe
un test pre mortem para diagnosticar
concluyentemente el alzhéimer. Se ha conseguido
aproximar la certeza del diagnóstico a un 85%, pero
el definitivo debe hacerse con pruebas histológicas
sobre tejido cerebral, generalmente obtenidas en la
autopsia.[85] Las pruebas de imagen cerebral—
Tomografía axial computarizada (TAC), Resonancia
magnética (RMN), tomografía por emisión de
positrones (TEP) o la tomografía computarizada por
emisión de fotón único—pueden mostrar diferentes
signos de que existe una demencia, pero no
especifica de cuál se trata.[86] Por tanto, el
diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer se basa
tanto en la presencia de ciertas características
neurológicas y neuropsicológicas, como en la
ausencia de un diagnóstico alternativo y se apoya en
el escáner cerebral para detectar signos de
demencia. Actualmente existen en desarrollo nuevas
técnicas de diagnóstico basadas en el
procesamiento de señales electroencefalográficas.
Una vez identificada, la expectativa promedio de
vida de los pacientes que viven con la enfermedad
de Alzheimer es aproximadamente de 7 a 10 años,
aunque se conocen casos en los que se llega antes
a la etapa terminal, entre 4 y 5 años; también existe
el otro extremo, donde pueden sobrevivir hasta 21
años.
[editar] Criterios de diagnóstico
La Asociación del Alzheimer es el organismo que ha
establecido los criterios diagnósticos más
comúnmente usados, registrados en los Criterios
NINCDS-ADRDA del Alzheimer.[87] Estas pautas
requieren que la presencia de un trastorno cognitivo
y la sospecha de un síndrome demencial, sean
confirmadas con una evaluación neuropsicológica a
modo de categorizar el diagnóstico de Alzheimer en
dos: posible o probable. La confirmación histológica,
que incluye un examen microscópico del tejido
cerebral, es requerida para el diagnóstico definitivo
del Alzheimer. Estos criterios incluyen que la
presencia de un trastorno cognitivo y la sospecha de
un síndrome demencial, sean confirmados por
evaluaciones neuropsicológicas para distinguir entre
un diagnóstico posible o uno probable de la
enfermedad de Alzheimer. Se ha mostrado fiabilidad
y validez estadística entre los criterios diagnósticos y
la confirmación histológica definitiva.[88] Son ocho los
dominios cognitivos que con más frecuencia se
dañan en la EA: la memoria, el lenguaje, la
percepción, la atención, las habilidades constructivas
y de orientación, la resolución de problemas y las
capacidades funcionales. Estos parámetros son
equivalentes a los evaluados en los Criterios
NINCDS-ADRDA publicados por la Asociación
Americana de Psiquiatría.[89] [90]
[editar] Herramientas de diagnóstico
Las evaluaciones neuropsicológicas pueden ayudar
con el diagnóstico de la EA. En ellas se acostumbra
hacer que el paciente copie dibujos similares a la
imagen, que recuerde palabras, lea o sume.
Las evaluaciones neuropsicológicas, incluyendo el
examen mini-mental, son ampliamente usadas para
evaluar los trastornos cognitivos necesarios para el
diagnóstico de la EA. Otra serie de exámenes más
comprehensivos son necesarios para una mayor
fiabilidad en los resultados, especialmente en las
fases iniciales de la enfermedad.[91] [92] El examen
neurológico en los inicios del Alzheimer es crucial
para el diagnóstico diferencial de la EA y otras
enfermedades.[49] Las entrevistas a familiares
también son usadas para la evaluación de la
enfermedad. Los cuidadores pueden proveer
información y detalles importantes sobre las
habilidades rutinarias, así como la disminución en el
tiempo de la función mental del paciente.[93] El punto
de vista de la persona a cargo de los cuidados del
paciente es de especial importancia debido a que el
paciente, por lo general, no está al tanto de sus
propias deficiencias.[94] Muchas veces, los familiares
tienen desafíos en la detección de los síntomas y
signos iniciales de la demencia y puede que no
comuniquen la información de manera acertada al
profesional de salud especializado.[95]
Los exámenes adicionales pueden proporcionar
información de algunos elementos de la enfermedad
y tienden a ser usados para descartar otros
diagnósticos. Los exámenes de sangre pueden
identificar otras causas de demencia que no sea la
EA,[49] que pueden ser, en pocos casos,
enfermedades reversibles.[96] El examen psicológico
para la depresión es de valor, puesto que la
depresión puede aparecer de manera concomitante
con la EA, o bien ser la causa de los trastornos
cognitivos.[97] [98]
En los casos en que estén disponibles imágenes
neurológicas especializadas, como la TEP o la
tomografía de fotón único, se pueden usar para
confirmar el diagnóstico del Alzheimer junto con las
evaluaciones del estatus mental del individuo.[99] La
capacidad de una tomografía computarizada por
emisión de fotón único para distinguir entre la EA y
otras posibles causas en alguien que ya fue
diagnosticado de demencia, parece ser superior que
los intentos de diagnóstico por exámenes mentales y
que la historia del paciente.[100] Una nueva técnica,
conocida como PiB PET se ha desarrollado para
tomar imágenes directamente y de forma clara, de
los depósitos beta-amiloides in vivo, con el uso de
un radiofármaco que se une selectivamente a los
depósitos Aβ.[101] Otro marcado objetivo reciente de
la enfermedad de Alzheimer es el análisis del líquido
cefalorraquídeo en busca de amiloides beta o
proteínas tau.[102] Ambos avances de la imagen
médica han producido propuestas para cambios en
los criterios diagnósticos.[87] [49]
[editar] Tratamiento
En la actualidad no existe cura para la enfermedad
de Alzheimer, pero sí tratamientos que intentan
reducir el grado de progresión de la enfermedad y
sus síntomas, de modo que son de naturaleza
paliativa. El tratamiento disponible se puede dividir
en farmacológico, psicosocial y cuidados.
[editar] Tratamientos farmacológicos
Se ha probado la eficacia de fármacos
anticolinesterásicos que tienen una acción inhibidora
de la colinesterasa, la enzima encargada de
descomponer la acetilcolina (neurotransmisor que
falta en la enfermedad de Alzheimer y que incide
sustancialmente en la memoria y otras funciones
cognitivas). Se han incorporado al tratamiento de la
enfermedad nuevos fármacos que intervienen en la
regulación de la neurotransmisión glutaminérgica.
Con todo esto se ha mejorado el comportamiento del
enfermo en cuanto a la apatía, la iniciativa y la
capacidad funcional y las alucinaciones, mejorando
su calidad de vida. Sin embargo, es preciso remarcar
que en la actualidad (2008) la mejoría obtenida con
dichos fármacos es discreta, es decir, no se ha
conseguido alterar el curso de la demencia
subyacente.
El primer fármaco anticolinesterásico comercializado
fue la tacrina, hoy no empleada por su
hepatotoxicidad. En 2008, en Europa y Norteamérica
existen 4 fármacos disponibles, tres de ellos son
inhibidores de la acetilcolinesterasa: donepezilo
(comercializado como Aricept),[103] rivastigmina
(comercializado como Exelon o Prometax)[104]
incluyendo el parche de Exelon,[105] y galantamina
(comercializado como Reminyl).[106] Los tres
presentan un perfil de eficacia similar con parecidos
efectos secundarios. Estos últimos suelen ser
alteraciones gastrointestinales, anorexia y trastornos
del ritmo cardíaco. El cuarto medicamento es un
antagonista de los receptores NMDA, la memantina.
Ninguno de los cuatro se indica para retardar o
detener el progreso de la enfermedad.
La reducción en la actividad de las neuronas
colinérgicas es una de las características
reconocidas de la enfermedad de Alzheimer.[107] Los
inhibidores de la acetilcolinesterasa se emplean para
reducir la tasa de degradación de la acetilcolina,
manteniendo así concentraciones adecuadas del
neurotransmisor en el cerebro y deteniendo su
pérdida causada por la muerte de las neuronas
colinérgicas.[108] Existen evidencias de que estos
medicamentos tienen eficacia en los estadios leves y
moderados de la enfermedad,[109] aunque un poco
menos de que sean útiles en la fase avanzada. Sólo
el donepezilo se ha aprobado para este estado de la
demencia.[110] El uso de estos fármacos en los
trastornos cognitivos leves no ha mostrado ser capaz
de retardar la aparición de la EA.[111] Los efectos
adversos más comunes incluyen náuseas y vómitos,
ambos ligados al exceso colinérgico que de ellos
deriva. Estos efectos aparecen entre,
aproximadamente, un 10 y un 20% de los usuarios y
tienen severidad leve a moderada. Los efectos
secundarios menos frecuentes incluyen calambres
musculares, disminución de la frecuencia cardíaca,
disminución del apetito y del peso corporal y un
incremento en la producción de jugo gástrico.[112]
La memantina es un fármaco con un mecanismo de
acción diferente,[113] que tiene su indicación en fases
moderadas y avanzadas de la enfermedad. Su
teórico mecanismo de acción se basa en
antagonizar los receptores NMDA glutaminérgicos,
usado en un principio como un agente anti-gripal.[114]
El glutamato es un neurotransmisor excitatorio del
sistema nervioso central. Al parecer, un exceso de
estimulación glutaminérgica podría producir o inducir
una serie de reacciones intraneuronales de carácter
tóxico, causando la muerte celular por un proceso
llamado excitotoxicidad que consiste en una
sobreestimulación de los receptores del glutamato.
Esta excitotoxicidad no sólo ocurre en pacientes con
Alzheimer, sino también en otras enfermedades
neurodegenerativas como la enfermedad de
Parkinson y la esclerosis múltiple.[114] Los ensayos
clínicos han demostrado una eficacia moderada en
estos pacientes y un perfil de efectos secundarios
aceptable. En 2005 se aprobó también su indicación
en fases moderadas de la enfermedad, pero los
efectos en las fases iniciales son aún desconocidos.
[115]
Los efectos adversos de la memantina son
infrecuentes y leves e incluyen alucinaciones,
confusión, mareos, dolor de cabeza y fatiga.[116] La
combinación de memantina y donepezilo ha
mostrado ser estadísticamente significativa pero
marginalmente exitosa clínicamente.[117]
Además existen fármacos que mejoran algunos de
los síntomas que produce esta enfermedad, entre
los que se encuentran ansiolíticos, hipnóticos,
neurolépticos y antidepresivos. Los fármacos
antipsicóticos se indican para reducir la agresión y la
psicosis en pacientes con Alzheimer que tienen
problemas de conducta, pero se usan con
moderación y no de forma rutinaria por razón de los
serios efectos secundarios, incluyendo eventos
cerebrovasculares, trastornos extrapiramidales y una
reducción cognitiva.[118]
[editar] Intervención psicosocial
Artículo principal: Rehabilitación psicosocial
Existen ciertas evidencias de que la estimulación de
las capacidades cognitivas ayuda a ralentizar la
pérdida de estas funciones y habilidades. Esta
estimulación consiste en trabajar aquellas áreas que
aún conserva el paciente, de forma que el
entrenamiento permita compensar las pérdidas que
el paciente está sufriendo con la enfermedad.
Las intervenciones psicosociales se usan
conjuntamente con el tratamiento farmacológico y se
clasifican en abordajes orientados al
comportamiento, las emociones, lo cognitivo y la
estimulación. Las investigaciones sobre la
efectividad de estas intervenciones aún no se
encuentran disponibles y, de hecho, rara vez son
específicas a la EA, enfocándose en la demencia en
general.[119]
Las intervenciones en el área del comportamiento
intentan identificar y reducir los antecedentes y
consecuencias de los problemas de conducta. Este
abordaje no ha mostrado éxito en mejorar el
funcionamiento general del paciente, en especial en
relación con su entorno,[120] pero ha podido ayudar a
reducir ciertos problemas específicos de
[121]
comportamiento, como la incontinencia urinaria.
Existe aún una falta de datos de calidad sobre la
efectividad de estas técnicas en otros problemas
como las deambulaciones del paciente.[122] [123]
Las intervenciones orientadas a las emociones
incluyen la terapia de validación, la terapia de
reminiscencia, la psicoterapia de apoyo, la
integración sensorial (también denominada
snoezelen) y la terapia de presencia estimuladora.
La psicoterapia de apoyo ha tenido poco estudio
científico formal, pero algunos especialistas le
encuentran utilidad en pacientes con trastornos
leves.[119] La terapia de reminiscencia incluye la
discusión de experiencias del pasado de manera
individual o en grupo, muchas veces con la ayuda de
fotografías, objetos del hogar, música y grabaciones
u otras pertenencias del pasado. Igualmente, en esta
terapia, no hay muchos estudios de calidad sobre su
efectividad, aunque puede resultar beneficiosa para
la reestructuración cognitiva y el humor.[124] La
terapia con presencias estimuladas se basa en las
teorías de la adherencia e implica escuchar voces
grabadas de los familiares y seres más cercanos del
paciente con Alzheimer. Las evidencias preliminares
indican que dichas actividades reducen la ansiedad
y los comportamientos desafiantes.[125] [126]
Finalmente, la terapia de validación se basa en la
aceptación de la realidad y la experiencia personal
de otras personas, mientras que la integración
sensorial se basa en ejercicios guiados que
estimulan los sentidos. Aún no hay suficientes
evidencias que apoyen el uso de estas terapias en
pacientes con Alzheimer.[127] [128]
La finalidad de las terapias cognitivo-conductuales,
que incluyen la orientación y la rehabilitación
cognitiva, es reducir las distorsiones cognitivas. La
orientación hacia la realidad consiste en la
presentación de información acerca de la época, el
lugar o la persona con el fin de aliviar su
entendimiento acerca de sus alrededores y el lugar
que ellos juegan en dichos sitios. Por el otro lado, el
entrenamiento cognitivo intenta mejorar las
capacidades debilitadas al ejercitar las habilidades
mentales del paciente. Ambos ejercicios han
mostrado cierta efectividad en el mejoramiento de
las capacidades cognitivas.[129] [130] Sin embargo, en
algunos estudios, estos efectos fueron transitorios y
en otros tenían un efecto negativo, pues añadían
frustración al paciente, según los reportes.[119]
Los tratamientos orientados a la estimulación
incluyen la arteterapia, la musicoterapia y las
terapias asistidas por mascotas, el ejercicio físico y
cualquier actividad recreacional. La estimulación
tiene apoyo modesto al ser aplicado con la intención
de mejorar la conducta, el humor y, en menor grado,
el funcionamiento del paciente. Sin embargo, si bien
son efectos importantes, el principal beneficio
reportado entre las terapias de estimulación es el
mejoramiento en las rutinas de la vida diaria del
paciente.[119]
[editar] Cuidados
Debido a que el Alzheimer no tiene cura, con el
tiempo el paciente cae en un estado de imposibilidad
de autosuficiencia para cuidar de sí mismo, por lo
que los cuidados por terceros son una medida vital
para esa deficiencia y deben ser abordados
cuidadosamente durante el curso de la enfermedad.
En las fases tempranas y moderadas, las
modificaciones al ambiente donde vive el paciente y
a su estilo de vida, pueden darle seguridad y
reducirle las cargas al cuidador.[131] [132] Algunos
ejemplos de dichas modificaciones son la
adherencia a rutinas simplificadas, como son la
colocación de candados, el uso de una pulsera con
el número de teléfono del cuidador (o soluciones
más avanzadas como un localizador por GPS), el
etiquetado de los objetos del hogar y el uso de
utensilios modificados para la vida diaria.[133] [134] [119]
Puede llegar el punto en que el paciente no sea
capaz de alimentarse a sí mismo, de modo que debe
empezar a ingerir sus alimentos en porciones más
pequeñas o en dietas no sólidas con la ayuda de
otras personas.[135] Cuando aparezca una dificultad
para tragar, puede que sea indicado el uso de
sondas gástricas. En tales casos, la efectividad
médica y ética de tener que continuar alimentando al
paciente son consideraciones importantes que
deben tomar los cuidadores y los familiares del
individuo.[136] [137] El uso de restricciones físicas rara
vez se indica en cualquier fase de la enfermedad,
aunque hay situaciones en que son necesarias para
prevenir que el paciente con Alzheimer se dañe a sí
mismo o a terceros.[119]
A medida que progresa la enfermedad, pueden
aparecer distintas manifestaciones médicas, como
las enfermedades orales y dentales, úlceras de
presión, desnutrición, problemas de higiene o
infecciones respiratorias, urinarias, de la piel o los
ojos, entre otras. El manejo cuidado del paciente
puede prevenir dichos problemas, pero de llegar a
aparecer, deben ser tratados bajo supervisión
médica.[138] [81] Durante las etapas finales de la
enfermedad, el tratamiento se centra en mantener la
calidad de vida hasta el fallecimiento.[139]
[editar] Otros tratamientos que se están
investigando
Se están realizando experimentos con vacunas.
Están basados en la idea de que si el sistema
inmune puede ser entrenado para reconocer y
atacar la placa beta-amiloide, podría revertirse la
deposición de amiloide y parar la enfermedad. Los
resultados iniciales en animales fueron
prometedores. Sin embargo, cuando las primeras
vacunas se probaron en seres humanos en 2002, se
produjo inflamación cerebral, concretamente
meningoencefalitis, en una pequeña proporción de
los participantes en el estudio, por lo que se
detuvieron las pruebas. Se continuó estudiando a los
participantes y se observó una mejora en lo que
respecta a la lentitud del progreso de la enfermedad.
Recientemente se ha descubierto que la inflamación
cerebral estaba producida por una serie de péptidos
que se incluían con la vacuna AN-179, por lo que se
está investigando en la creación de una vacuna que
no tenga dichos péptidos en su composición.
De estar esta enfermedad relacionada con la
resistencia a la insulina, se presentan múltiples
alternativas terapéuticas. Se está evaluando
actualmente el uso de medicamentos empleados en
el tratamiento de la diabetes. Estudios recientes
muestran que la administración de insulina por vía
intranasal mejora la función cognitiva de pacientes
normales y con alzheimer. Una revisión sistemática
de los ensayos clínicos hasta ahora desarrollados
muestra resultados esperanzadores. Por otra parte,
se ha propuesto el empleo de técnicas de inducción
enzimática, con enzimas activas por la insulina.
En el campo de la prevención y educación en salud,
un estilo de vida saludable, la práctica regular de
algún tipo de actividad física y una dieta equilibrada,
podrían prevenir la aparición de muchos casos de la
enfermedad.
Otra de las áreas de investigación es la medicina
regenerativa. Se trata de inyectar en el cerebro del
paciente células madre embrionarias o adultas para
intentar detener el deterioro cognitivo. Ya se han
hecho experimentos en humanos con resultados
positivos.
[editar] Prevención
Ciertas actividades intelectuales, tales como el jugar
ajedrez, así como las interacciones sociales
regulares, han sido asociadas en estudios
epidemiológicos con un reducido riesgo de contraer
la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, no se ha
encontrado aún una relación causal.
Los estudios globales sobre las diferentes medidas
que se pueden tomar para prevenir o retardar la
aparición de la enfermedad de Alzheimer han tenido
resultados contradictorios y no se ha comprobado
aún una relación causal entre los factores de riesgo
y la enfermedad, ni se han atribuido a efectos
secundarios específicos. Por el momento, no parece
haber medidas definitivas para prevenir la aparición
del Alzheimer.[140]
Varios estudios epidemiológicos han propuesto
diversas relaciones entre ciertos factores
modificables, tales como la dieta, los riesgos
cardiovasculares, productos farmacéuticos o las
actividades intelectuales entre otros, y la
probabilidad de que en una población aparezca la
EA. Por ahora se necesitan más investigaciones y
ensayos clínicos para comprobar si estos factores
ayudan a prevenirla.[141]
Los componentes de una dieta mediterránea, que
incluyen frutas y vegetales, pan, cebada y otros
cereales, aceite de oliva, pescados y vino tinto,
pueden de manera individual o colectiva, reducir el
riesgo y el curso de la enfermedad de Alzheimer.[142]
Varias vitaminas, tales como la vitamina B12, B3, C
o el ácido fólico parecen estar relacionadas con una
reducción del riesgo de la EA.[143] Sin embargo, otros
estudios han indicado que no tienen un efecto
significativo en el desarrollo o el curso de la
enfermedad, además de que pueden tener efectos
secundarios importantes.[144] La curcumina del curry
ha mostrado cierta eficacia en la prevención de daño
cerebral en modelos de ratón.[145]
A pesar de que los riesgos cardiovasculares, como
la hipercolesterolemia, hipertensión arterial, la
diabetes y el tabaquismo, están asociados a un
mayor riesgo de desarrollo y progresión de la EA,[146]
[147]
las estatinas, que son medicamentos que
disminuyen la concentración de colesterol en el
plasma sanguíneo, no han sido efectivas en la
prevención o mejoramiento de la EA.[148] [149] Sin
embargo, en algunos individuos, el uso a largo plazo
de los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), está
vinculado con una reducción de la probabilidad de
padecerla.[150] Otros fármacos y terapias, como el
reemplazo de hormonas en las mujeres, han dejado
de ser aconsejadas como medidas preventivas del
Alzheimer.[151] [152] Se incluye también un reporte en
2007 que concluyó la falta de evidencias
significativas y la presencia de inconsistencias en el
uso de ginkgo biloba para mejorar los trastornos
cognitivos.[153]
Hay diferentes actividades intelectuales, como el
jugar ajedrez, la lectura, el completar crucigramas o
las interacciones sociales frecuentes, que parecen
retardar la aparición y reducir la severidad del
Alzheimer.[154] [155] El hablar varios idiomas también
parece estar vinculado a la aparición tardía de la
enfermedad.[156]
Otros estudios han demostrado que hay un aumento
en el riesgo de la aparición del Alzheimer con la
exposición a campos magnéticos,[157] [158] la ingestión
de metales, en particular de aluminio,[159] [160] o la
exposición a ciertos solventes.[161] La calidad de
algunos de estos estudios ha sido criticada,[162] y
otros estudios han concluido que no hay una
relación entre estos factores ambientales y la
aparición del Alzheimer.[163] [164] [165] [166]

[editar] El Alzheimer en la televisión y en la red


Las siguientes series, películas o dibujos (animes)
tratan el tema del mal de Alzheimer:
• Grey's Anatomy (Madre de la Doctora Meredith
Grey, 2007)
• Boston Legal (Denny Crane, personalizado por
William Shatner, 2003)
• Lejos de ella, (Sarah Polley, 2007)
• ¿Y tú quién eres?, (Antonio Mercero, 2007)
• A Moment to Remember (Film Coreano, 2004)
• Diario de una pasión, (Mark Johnson y Lynn
Harris, 2004)
• El hijo de la novia, (Juan José Campanella,
2002)
• Iris, (Richard Eyre, 2001)
• Deep Blue Sea, (Renny Harlin, 1999)
• El mundo de Marty, (Denis Bardiau, 1999)
• House M.D., (La madre del neurólogo, Eric
Foreman, 2005)
• School Rumble (Ooji Karasuma, 2008)
• Fuera de Lugar (Rosario F. Yubero, 2008)
• La Caja de Pandora (Yesim Ustaoglu, 2009)
• Eugenio Derbez (Alz y Heimer)
• Hospital Central (El padre del doctor Javier
Sotomayor)
• El Internado (Iván, interpretado por Yon
González, 2010)
• Seventh Heaven ( Charles Jackson, padre de
Annie Camden, interpretado por: Graham Jarvis
http://en.wikipedia.org/wiki/Graham_Jarvis,
1999)
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165. ↑ Martyn CN, Coggon DN, Inskip H, Lacey
RF, Young WF (May 1997). «Aluminum
concentrations in drinking water and risk of
Alzheimer's disease». Epidemiology 8 (3):
pp. 281–6. PMID 9115023.
166. ↑ Graves AB, Rosner D, Echeverria D,
Mortimer JA, Larson EB (September 1998).
«Occupational exposures to solvents and
aluminium and estimated risk of Alzheimer's
disease». Occup Environ Med 55 (9): pp. 627–
33. PMID 9861186.
[editar] Véase también
• Demencia de cuerpos de Lewy
• Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob
• Memoria humana
• Deterioro Cognitivo Leve
• Neuropsicología
[editar] Enlaces externos
• Wikimedia Commons alberga contenido
multimedia sobre Enfermedad de Alzheimer.
Commons
• INECO: Información para familiares y
cuidadores de personas con Alzheimer u otras
demencias
• Alzheimer Online - Fundación Al-Andalus
(Primer Portal de habla hispana)
• Fundación Alzheimer España
• Alzheimer´s Disease Internacional (inglés)
• Alzheimer Europe: portal de la UE (varios
idiomas)
• Alzheimer´s Association (inglés y recursos en
español)
• ForoAlzheimer.com (Foro de discusión para los
familiares de enfermos de alzhéimer y
profesionales)
• Información, diagnóstico y tratamiento de la
enfermedad de Alzheimer(Información general
sobre la enfermedad)
• 21 de septiembre Día Mundial del Alzheimer
(Información sobre el día que la OMS ha elegido
para celebrar la jornada mundial del Alzheimer)
• Confederación Española de Familiares de
Enfermos de Alzheimer y otras Demencias
(CEAFA)
• Asociación Nacional del Alzheimer de Madrid
(España)
• Recuerda mis olvidos, Olvida que no recuerdo ..
• Página Personal
• Fundación Alzheimer Guadalajara
• Fundación Alzheimer "Alguien Con Quien
Contar" I.A.P. México
• MedlinePlus Enciclopedia 000760
• Info-Alzheimer.com Web para familiares y
cuidadores de pacientes con Enfermedad de
Alzheimer
• DMedicina - Alzheimer
• CuidadoAlzheimer.com Información diaria para
familiares y cuidadores con familiares con
enfermedades neurodegenerativas
• Fundación Reina Sofía Proyecto Alzheimer
• Alzheimer en Facebook
• El riesgo ambiental y factores protectores en la
enfermedad de Alzheimer
• Alzheimer Venezuela Cuidamos con Amor
• LOGICORTEX
• Alzheimer Costa Rica
• Diario de un Cuidador
• En MedlinePlus puede encontrar más
información sobre Enfermedad de Alzheimer
• Dr.Nolasc Acarín , neurólogo especialista en
Alzheimer y autor de 'Alzheimer. Manual de
instrucciones'
• Recopilación de noticias y artículos sobre
Alzheimer
• Detección precoz del alzheimer, reportaje del
programa tesis
INDICE

• Introducción 2

• Desarrollo 3

o Enfermedad de Alzheimer 3

o Síntomas 3

o Enfermedad de Pick 7

o Cuidados a enfermos de Alzheimer 8

o Depresión 12
o Clasificación de demencias por áreas 12

 Conclusión 13

 Juicio de las alumnas 14

NTRODUCCIÓN

¿Qué quiere decirse cuando se habla de enfermedad de


Alzheimer? Hoy en día esta alteración que se produce en el
organismo es muy nombrada y afecta principalmente
durante el período de la vejez, en el que, generalmente,
tiene lugar el olvido y la depresión. La incidencia de la
enfermedad aumenta con la edad, pero no hay pruebas de
que su origen esté en el proceso de envejecimiento. La
esperanza media de vida de quienes padecen esta
enfermedad está entre cinco y diez años, aunque en la
actualidad muchos pacientes sobreviven 15 años o más
debido a las mejoras conseguidas en la atención y
tratamiento médico.

Dicha enfermedad puede definirse como “enfermedad


degenerativa progresiva del cerebro caracterizada por la
desorientación y la pérdida de memoria, de atención y de la
capacidad de raciocinio.” (Enciclopedia Encarta 98,
Microsoft). Es considerada la primera causa de demencia
en la vejez.

De esta manera el termino “Mal de Alzheimer” (denominada


así debido al neuropatólogo alemán Alois Alzheimer quien
llevó a cabo su primera descripción en 1906) alude a
demencia senil, ya que nos referimos a una alteración que
tiene lugar en las células nerviosas del cerebro durante la
vejez. Sin embargo, ¿qué significa demencia?. El término
demencia proviene del latín “ dementias, derivado de “
demeas” cuyo significado es demente. De esta manera,
hace referencia a la locura, al trastorno de la razón, a la
extravagancia, a la incoherencia de pensamiento o habla, a
una acción o conducta insensata. Entonces se podría
definir demencia como “Estado de debilidad mental y
desintegración de la personalidad consecutiva a vesaniaso
bien a lesiones destructoras del encéfalo que afectan a las
zonas psicomotoras. La demencia puede afectar diversos
grados; desde la simple debilidad a la negación absoluta de
facultades que reduce al enfermo a una vida casi
vegetativa”. (Enciclopedia Universal Ilustrada, tomo 18,
Espasa-Calpesa editores/ Madrid).

Anteriormente se había creído que sólo se presentaba una


sola forma de demencia común; no obstante, hoy se admite
que cada una de estas imprime un sello particular a la
demencia que trae consigo A través de numerosos estudios
se ha establecido la siguiente clasificación:

• Demencia paralítica.

• Demencia senil.

• Demencia aguda.

Dado que el tema a desarrollar es “mal de Alzheimer”, se


hará referencia a la demencia senil que consta de una
involución que abarca diferentes entidades clínicas (tales
son la presbiofemia de Wernicke, el delirio de influencia, el
delirio de persecución senil y la melancolía). Se describen
también en la vejez episodios del tipo angustioso o
depresivo. La amnesia, la desorientación, la perdida de
afectividad, la abulia y debilidad psíquica son síntomas
comunes de la demencia senil. Esta aparece a veces
prematuramente (locura presenil). Se hallan lesiones de
arteriosclerosis, de reblandecimiento, con degeneración
grasa o gliomatosa de la sustancia encefálica. Las células
de los centros nerviosos pierden sus afinidades tintóreas
por vacuolizar y desaparecen. El curso y terminaciones de
la demencia senil son constantes y progresivos. Sin
embargo, se observan fases remisión más o menos
prolongadas.
A lo largo del siguiente informe se desarrollará el Mal de
Alzheimer y la de Pick, que suelen ser alteraciones las
cuales se hacen presentes alrededor de los cincuenta
años. No tienen un origen claro y son irreversibles. Se
asocian, generalmente, con la arteriosclerosis. Se
desarrollará, asimismo, otras demencias relacionadas
como la enfermedad de creutzfeldt-jacob, la enfermedad de
huntington, depresión, entre otras.

DESARROLLO

LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER

La enfermedad de Alzheimer (EA) es un trastorno


neurológico que provoca la muerte de las células nerviosas
del cerebro. La causa más frecuente de demencia senil, es
un proceso degenerativo que afecta al sistema nervioso
central generalmente de manera crónica o progresiva. Por
lo general, la EA comienza paulatinamente y sus primeros
síntomas pueden atribuirse a la vejez o al olvido común. A
medida en que avanza la enfermedad, se van deteriorando
las capacidades cognitivas, entre ellas la capacidad para
tomar decisiones y llevar a cabo las tareas cotidianas, y
pueden surgir modificaciones de la personalidad, así como
conductas problemáticas. En sus etapas avanzadas, la EA
conduce a la demencia y finalmente a la muerte.

La enfermedad de Alzheimer, a causa de diversas


alteraciones neuropatológicas asociadas como son los
depósitos amiloides extracelulares y los nudos
neurofibrilares intra neuronales, impide desarrollar múltiples
funciones corticales superiores, entre ellas la memoria, el
pensamiento, la comprensión, el cálculo, la capacidad de
aprendizaje, el lenguaje y el juicio.

Síntomas

Los pacientes con EA viven, en promedio,


aproximadamente ocho años tras el diagnóstico, aunque
algunos pueden vivir hasta 20 años después de
diagnosticárseles la enfermedad. Con el fin de ayudar a
entender los cambios que ocurren según avanza este mal,
la EA se divide en tres etapas: inicial, intermedia y
avanzada. No obstante, es importante recordar que la
evolución de los síntomas difiere de una persona a otra, y
que cada etapa se desarrolla gradualmente a lo largo de
varios años. Además, no es raro que los pacientes de EA
tengan "días buenos" y "días malos". Por ejemplo, en la
etapa inicial de la EA es posible que el paciente no muestre
ningún síntoma el lunes, pero puede que el martes no se
acuerde del nombre de sus familiares ni sepa encontrar la
leche en el refrigerador.

A continuación se resumen los síntomas más frecuentes en


cada etapa:

• Etapa inicial de la EA

Esta primera etapa tiene una duración aproximada de 2 a 5


años y en ella se observa un paulatino deterioro en la
memoria. La persona olvida de eventos recientes no
importa que hayan pasado 10, 15 o 20 minutos de un
hecho determinado.

El paciente puede no recordar que ya comió u olvidar la


conversación que tuvo con su hijo minutos antes.
Asimismo, la percepción espacial se ve disminuida, lo
mismo que la memoria en cuanto al tiempo y el espacio se
ve afectada.

En la persona empieza a surgir una típica desorientación


espacial, no reconociendo bien el lugar donde está. Así, es
muy común que la persona no se recuerde cómo llegar a
las tiendas que siempre ha frecuentado, saber dónde está
el banco al que siempre ha ido, qué dirección tomar para ir
a la iglesia a la que asiste todos los domingos, o bien, qué
camino tomar para regresar y llegar de vuelta a casa. Otros
ejemplos son el no recordar la fecha, ni el día ni el mes en
que vive, no saber la hora que es o creer que, aunque es
de mañana, para él ya es de noche o viceversa.

Del mismo modo surgen otros detalles como son una


disminución en la concentración y una fatiga cada vez más
notoria. Se presentan cambios de humor y síntomas de
depresión con apatía, pérdida de iniciativa y falta de
interés. Junto a ello, a la persona se le comienza a notar
inquieta, demostrando agitación y ansiedad. Estos últimos
síntomas, es muy común que ocurran al atardecer o
durante la noche, lo cual es un problema para quienes
cuidan de ellos. Y, aunque no se sabe con exactitud el
porqué de esto (la inquietud o agitación nocturna), lo que sí
puede ayudar a calmar al paciente y reducir dicha ansiedad
son, en cierta forma, los medicamentos.

Por otra parte, el lenguaje, las habilidades motoras y la


percepción son conservadas. El paciente es capaz de
mantener una conversación, comprende bien y utiliza los
aspectos sociales de la comunicación (gestos, entonación,
expresión y actitudes) en forma aún dentro de lo normal.

Las características principales son:

• Dificultad para recordar hechos y conversaciones


recientes
• Dificultad para recordar el mes o el día de la semana.

• Pérdida de la capacidad para manejar dinero

• Apatía general y alejamiento de las relaciones


sociales

• Cada vez es más difícil cocinar o ir de compras

• Errores de juicio; dificultad para tomar decisiones


apropiadas

• Tendencia a perder las cosas


• Posible desorientación en entornos conocidos

• Etapa intermedia

En esta segunda etapa, todos los aspectos de la memoria


empiezan progresivamente a fallar. Este estadío tiene una
duración aproximada de 2 a 10 años, durante el cual se
producen importantes alteraciones de la función cerebral
con aparición de síntomas más preocupantes o que llaman
más la atención. Comienzan a surgir problemas de disfasia,
apraxia y agnosia.

Por afasia se entiende dificultad en el lenguaje. Al paciente


le cuesta trabajo hablar, batallando para expresarse y
darse a entender. Dice unas palabras por otras, un "vaso"
puede ser para él o ella una servilleta, o tal vez ese andar
inquieto y preguntar por la puerta para poder salir significa
"quiero ir al baño" (y que de este modo salga esta carga o
presión que tenga dentro.

La apraxia se refiere a las dificultades que presenta el


paciente para llevar a cabo funciones aprendidas. La
persona no puede ni sabe cómo vestirse, siendo muy
común que se ponga dos o tres calcetines en un mismo
pie, o tal vez trate de colocarse la camiseta arriba de la
camisa. En el caso de las mujeres, sucede lo mismo, no
entiende cómo colocarse las medias, ni la blusa y la falda
se la puede poner al revés. Durante los alimentos, las
personas con este mal, no saben utilizar los cubiertos,
haciendo uso del tenedor, el cuchillo y la cuchara en forma
indistinta.

La agnosia consiste en una pérdida de la capacidad para


poder reconocer a las personas con las que convive. Y,
aunque esta perdida no es total, pues de cierto modo aún
reconoce ambientes familiares y conserva la orientación
personal (sabe su nombre, edad, lugar de nacimiento), sus
desaciertos son cada vez más frecuentes. Por otra parte, el
paciente se torna descuidado en su higiene personal. Ya
no se arregla como antes, la pulcritud que todos
admiraban, se le nota sucio y descuidado, les da por no
quererse bañar o decir que ya lo hicieron, enojándose
cuando se les recrimina.

Aparecen algunos rasgos de tipo psicótico. Imagina que ve


gente la cual no existe, escucha ruidos que nadie oye o
piensa y cree firmemente que alguien va a llegar por él.
Empieza a preguntar por personas que ya han murieron (su
papá, su mamá, su hermano) y todas estas imágenes que
pasan por su mente, realmente le inquietan. Asimismo, el
embotamiento o represión de emociones, aunadas a una
apatía cada vez mayor, empiezan a hacerse cada vez más
evidentes.

La dependencia con respecto a un cuidador es cada vez


mayor. Las aficiones que tenía, las actividades sociales, de
ocio y de recreo pierden totalmente su valor, mostrándose
aburrido, flojo, apático o somnoliento. La persona empieza
a hacer actos perseverativos rayando en lo obsesivo.
Vagabundea, recorre la casa por todas partes, empieza a
esculcar cajones, ordena la ropa o los papeles varias veces
al día, su mirada cambia y sus ojos parecen ser dos faros
que se mueven, muchas veces, en sentidos contrapuestos.

En esta etapa, resulta obvio que la capacidad para el


pensamiento abstracto y la habilidad para llevar a cabo
operaciones de cálculo desaparecen por completo. No
pueden realizar las más sencillas operaciones, aunque sí,
tal vez, recitar de memoria las tablas de multiplicar.
Finalmente, en esta segunda fase puede apreciarse cierto
grado de Parkinson, ya que es muy común ver movimientos
bruscos de manos, brazos o pies, cuando la gente enferma
está, por ejemplo, sentada y dormitando.

Las características relevantes son:

• Surgen conductas problemáticas


• Ira, suspicacia, reacciones desproporcionadas,
paranoia (por ejemplo: creer que los familiares le
roban dinero o que el cónyuge tiene una aventura)

• Deambulación o vagabundeo

• Repetición de las mismas preguntas o frases

• Síndrome del atardecer (es decir, agitación o inquietud


cuando cae la tarde)

• Temor a bañarse

• Alucinaciones

• Problemas para comer

• Incontinencia

• Acumulación y ocultamiento de sus pertenencias

• Conducta sexual inapropiada

• Comportamiento violento

• Antes necesitaba ayuda para elegir la ropa y


acordarse de mudarse de ropa; ahora necesita ayuda
para vestirse

• Antes necesitaba que se le instara al aseo personal;


ahora necesita ayuda para bañarse, tomar los
medicamentos, cepillarse los dientes y hacer sus
necesidades, etc.

• Dificultad cada vez mayor para la expresión y


comprensión verbales

• Problemas espaciales (por ejemplo, dificultades para


colocar platos y cubiertos en la mesa)
• Pérdida de la capacidad para leer, escribir y sacar
cuentas

• Pérdida de la coordinación

• Necesita atención o supervisión las 24 horas del día,


los siete días de la semana

• Es posible que en ocasiones no reconozca a


familiares y amistades

• Etapa avanzada

En esta tercera y última etapa, se presenta una amplia y


marcada afectación de todas y cada una de las facultades
intelectuales. Los síntomas cerebrales se agravan,
acentuándose la rigidez muscular así como la resistencia al
cambio postural. Pueden aparecer temblores y hasta crisis
epilépticas.

El enfermo con Alzheimer no reconoce a sus familiares y


llega el momento en que llega a desconocer su propio
rostro en el espejo. La personalidad que siempre
acompañó a la persona, desaparece por completo.

Los pacientes se muestran profundamente apáticos,


perdiendo las capacidades automáticas adquiridas como la
de lavarse, vestirse, andar o comer, y presentan una cierta
pérdida de respuesta al dolor.

Más adelante, tienen incontinencia urinaria y fecal. En la


mayoría de los casos el paciente finaliza encamado, con
alimentación asistida. Por lo común, los enfermos con
Alzheimer suelen fallecer por neumonía, infección viral u
otro tipo de complicación.

Características de importancia para destacar:

• Incapacidad para comunicarse


• Incapacidad para reconocer personas, lugares y cosas

• No le es posible participar en su cuidado personal

• Pierde la capacidad de caminar

• Pierde la capacidad de sonreír

• Es posible que se le contraigan los músculos

• Puede perder la capacidad de tragar

• Es posible que se presenten convulsiones

• Pérdida de peso

• Pasa la mayor parte del tiempo durmiendo

• Puede mostrar la necesidad de chupar cosas

• Incontinencia

A medida que se agravan los síntomas de la EA, aumenta


la presión sobre el cuidador. El cuidado presenta cada vez
más dificultades físicas y consume más tiempo. En algún
punto de esta etapa, la mayoría de los cuidadores
necesitarán ayuda de terceros.

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