Todos queremos escuchar palabras, comentarios y reflexiones
que nos lleven a visiones de un mundo superior. Y si, hay diálogos, hay palabras que no necesitan discutirse, tan solo sentirlas. ¿Pero cuáles son estas palabras?
Pues es maravilloso conocerlas, sentirlas, se trata pues de una voz que calma, un arrullo que necesita el alma y viene del espíritu de lo más profundo, de nuestro interior; y ésta profundidad es importante porque en ella y solo en ella puede haber serenidad, de esta relación surge la verdadera confianza y la relación se manifiesta como una característica espontánea de una alegría renovadora.
Es un espacio de luz tan profunda que calma, serena y apacigua, un lugar donde desaparece toda la tensión, el estrés, el conflicto la angustia a esto se le llama; la sintonía, en la armonía y tranquilidad perfectas, de la unidad con el ABSOLUTO. CON EL ETERNO AMOR PURO E INCONDICIONAL. Es una profundidad que no tiene límite y siempre va más allá. Ahí ya no hay conceptos ni ideas, hay tan solo una luz, la de la verdad, y la paz eterna.
Ahí nace en cada rostro una sonrisa sublime, una alegría, una paz real y confiable, un amor sincero y luminoso que nos conforta, alimenta, y sana, tanto así que nos reprograma y nos devuelve nuestro estado original del SER.
Oh, maravilloso silencio, música interior que habla de un amor
verdadero, el cual contemplando siempre está, hasta fundirse en la esencia de la eternidad; nada se puede comparar, nada puede ponerse delante de esta paz, es un amor sin igual, al que podemos acudir plácidamente, ahí en el silencio mismo de nuestro interior lo podemos encontrar.