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Caminar hacia una mayor igualdad entre los pueblos

y las personas es el mensaje de la conversión.


¡Es la utopía cristiana de la fraternidad universal!
¿Somos utópicos?
¡Sí, lo somos!
Son las utopías las que nos permiten vivir
y pueden transformar el desierto en tierra fértil.
Leonardo Boff

Lucas, 3,1-6 // 2 Adviento –C-// 6-12-209


Autora: Asun Gutiérrez
Música: Larguetto,Concerto nº 6 (Albinoni)
1
El año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato
gobernador de Judea, Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Filipo
tetrarca de Iturea y de la región Traconítida, y Lisanias tetrarca de
Abilene,

Lucas comienza recordando que Juan Bautista aparece en un momento preciso de la


historia de la humanidad, el marco histórico-geográfico en el que se desenvuelve.
La salvación de Dios no es algo que sucede al margen de la historia, de la vida de
cada día, de los problemas, preocupaciones, esperanzas y alegrías de las personas.
Para el Dios que llega con el don de la salvación debemos preparar el camino en el
hoy de nuestra historia.
La Palabra de Dios no se dirige a los poderosos de la tierra. Los Tiberios, Pilatos,
Herodes, no están capacitados para escucharla.
2
en tiempos de los sumos sacerdotes Anás y Caifás,
la palabra de Dios vino sobre Juan,
el hijo de Zacarías, en el desierto.

La Palabra de Dios tampoco está dirigida a los hombres que viven en el Templo, que
no viven para Dios, sino que viven de Dios. Son comerciantes religiosos. Hablan de
Dios pero no lo escuchan.
La Palabra, destinada a tod@s, viene sobre quien no pertenece a ninguna jerarquía,
no tiene dinero ni poder, da testimonio de austeridad y humildad y no obstruye su
camino.
Viene en el desierto, lugar de silencio, de reflexión, de encuentro amistoso con Dios.
3
Y fue por toda la región del Jordán predicando que se
convirtieran y se bautizaran para que se les perdonaran
los pecados,

Jordán

Quien escucha la Palabra se siente impulsad@ a proclamarla, a dar Buenas Noticias.


No la puede guardar para sí mism@.
Las palabras de Juan nos invitan a la conversión, a un cambio de rumbo,
a renovar la fe, a ensanchar el corazón, dilatar la esperanza
y al compromiso de construir un mundo mejor para tod@s.
Anuncia un bautismo de conversión, que no consiste en un simple rito
sino en un cambio real de vida.
4
como está escrito en el libro de los oráculos del
profeta Isaías:
Voz del que grita en el desierto:
preparad el camino al Señor;
allanad sus senderos;

Preparar el camino es un programa para nosotr@s. La preparación consiste en


igualar las relaciones humanas, que han de pasar de la desigualdad a la igualdad,
de la injusticia a la justicia.
Donde hay montes de soberbia, egoísmo e injusticia, pongamos humildad, solidaridad
y caridad.
Donde hay colinas de vanidad, ambición y envidia, pongamos bondad, sinceridad
y perdón.
¿Hacemos posible el paso de Dios por nuestras vidas personales, familiares,
laborales, religiosas, sociales...?
5
todo valle será elevado y toda montaña o colina será rebajada;
los caminos tortuosos se enderezarán y los ásperos se nivelarán.
6
Y todos verán la salvación de Dios.

La salvación que Jesús nos trae es para tod@s.


Para poder acogerla hay que preparar el camino y preguntarnos qué cosas quedan
por “allanar”, “rellenar”, “rebajar”, “enderezar”, “nivelar”... en nuestro camino
personal y comunitario.
Jesús te trae el amor, la paz, la libertad. Verás la salvación, te llenará de salvación,
te sentirás salvad@.
Y ahora ¿qué tienes que hacer? Pues convertirte en salvación de Dios para l@s
demás.
Allanar, enderezar e igualar las escandalosas desigualdades que existen en el mundo.
Una vez más me invitas a preparar los caminos,
los nuevos y los de siempre,
por donde Tú vienes trayendo buenas noticias,
gracias, Señor.
Porque cuentas conmigo para allanar colinas y valles
y para desterrar mentiras y opresiones,
gracias, Señor.
Porque te pones en la senda por la que voy caminando
para que te encuentre,
gracias, Señor.
Porque entras en mi casa y quieres hacer de ella
una morada nueva
para todos los que caminan y se acercan,
gracias, Señor.
Tú me has encontrado,
y ese toque tan tuyo me está transformando.
La vida ya germina dentro de mí.
Gracias, Señor.
Ulibarri Fl.

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