Está en la página 1de 28

TEMA:

LA SANTA INQUISICION

LA INQUISICIÓN ESPAÑOLA O TRIBUNAL DEL SANTO OFICIO DE LA


INQUISICIÓN COMO FUE SU CREACION, MANEJO Y CIERRE ASI COMO
SU INFLUENCIA EN LA SOCIEDAD
I
JUSTIFICACIÓN

El término Inquisición (latín: Inquisitio Haereticae Pravitatis


Sanctum Officium) hace referencia a varias instituciones
dedicadas a la supresión de la herejía en el seno de la Iglesia
Católica. La Inquisición medieval, de la que derivan todas las
demás, fue fundada en 1184 en la zona de Languedoc (en el
sur de Francia) para combatir la herejía de los cátaros o
albigenses(los cataros o albigenses eran en esencia hombre
genérico. Dicho de otro modo, no se referían a una sola
iglesia coherente, como la de Roma, con cuerpo doctrinal, y
teológico, codificado y definitivo. En general, los Cataros suscribía la doctrina
de la reencarnación y un reconocimiento del principio femenino de la religión.),
que en 1249, se implantó también en el reino de Aragón (fue la primera
Inquisición estatal) y que en la Edad Moderna, con la unión de Aragón con
Castilla, fue extendida a ésta con el nombre de Inquisición española (1478 –
1821), bajo control directo de la monarquía hispánica, cuyo ámbito de acción se
extendió después a América; la Inquisición portuguesa (1536 – 1821) y la
Inquisición romana (1542 – 1965).

En los inicios de la Iglesia la pena habitual por herejía era la excomunión.


Cuando los emperadores romanos convierten el cristianismo en religión estatal
en el siglo IV, los herejes empiezan a considerarse enemigos del Estado y se
empieza a formar la iglesia católica. En su momento San Agustín aprobó con
reservas la acción del Estado contra los herejes, aunque la Iglesia en general
desaprobaba en ese momento los castigos físicos.

En el siglo XII, en respuesta al resurgimiento de la herejía de forma organizada,


se produce en el sur de Francia un cambio de opinión dirigida contra la doctrina
albigense, la cual no coincidía con los puntos de vista de la iglesia católica en
relación al matrimonio y otras instituciones de la sociedad. Como reacción el
papa Inocencio III organizó una cruzada contra los albigenses promulgando
una legislación punitiva contra ellos. Sin embargo, los esfuerzos iniciales
destinados a someter la herejía no estuvieron bien coordinados y fueron
ineficaces
II
OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL
CONOCER, ESTUDIAR SOBRE LA INQUISICIÓN ESPAÑOLA O TRIBUNAL
DEL SANTO OFICIO DE LA INQUISICIÓN COMO FUE SU CREACION,
MANEJO Y CIERRE ASI COMO SU INFLUENCIA EN LA SOCIEDAD.

Objetivo Específico
• Conocer cómo fue creada la santa inquisición.
• Estudiar la estructura y funcionamiento de la santa inquisición.
• Comprender su influencia en la vida de las personas y la sociedad.
• Hacer un análisis de su de cómo fue su cierre y su caída.
III
MÉTODO CIENTÍFICO EXPERIMENTAL

Se utilizaro el para recopilar la información necesaria y para desarrollar


de la investigación.

TÉCNICAS

La Observación

Es una técnica que consiste en observar atentamente el fenómeno,


hecho o caso, tomar información y registrarla para su posterior análisis.

La observación es un elemento fundamental de todo proceso


investigativo; en ella se apoya el investigador para obtener el mayor
numero de datos informativos. Gran parte del acervo de conocimientos
que constituye la ciencia ha sido lograda mediante la observación.

La Entrevista

Es una técnica para obtener datos que consisten en un diálogo entre


dos personas: El entrevistador "investigador" y el entrevistado; se
realiza con el fin de obtener información de parte de este, que es, por lo
general, una persona entendida en la materia de la investigación.
IV

Índice

TEMA:............................................................................................................................1
JUSTIFICACIÓN............................................................................................................2
OBJETIVOS...................................................................................................................4
OBJETIVO GENERAL................................................................................................4
Objetivo Específico.....................................................................................................4
MÉTODO CIENTÍFICO EXPERIMENTAL.....................................................................5
BIBLIOGRAFÍA..............................................................................................................7
1. CUERPO DE TRABAJO.....................................................................................9
INTRODUCCIÓN.......................................................................................................9
Origen de la Inquisición..............................................................................................9
Definición de conceptos y terminología:.....................................................................9
Inquisición Episcopal............................................................................................10
Inquisición Pontificia.............................................................................................10
Inquisición en España...........................................................................................11
Delitos contra la moral..........................................................................................12
La Inquisición medieval............................................................................................15
Métodos de tortura empleados.................................................................................15
IMPLEMENTOS DE TORTURA EN LA SANTA ADQUISICION...............................17
TOMÁS DE TORQUEMADA...................................................................................21
Bibliografía...............................................................................................................21
La inquisición tocó la vida de cada individuo............................................................21
Los judíos en España...........................................................................................23
Los Judíos En España
1. CUERPO DE TRABAJO
LA SANTA INQUISICION

INTRODUCCIÓN
Origen de la Inquisición

La Inquisición fue creciendo gradualmente y adaptándose a los


acontecimientos históricos que se dieron en Europa durante la Edad Media y el
Renacimiento.
Podemos distinguir tres formas de Inquisición:

• Inquisición Episcopal.
• Inquisición Pontificia.
• Inquisición Española.

Contexto histórico

Recordemos un poco de historia: las invasiones de los bárbaros al viejo imperio


Romano habían finalizado con la conversión a la cristiandad, de los príncipes y
reyes de éstas tribus que provenían del norte.
El papado se fortalece en Roma y comienza a influir marcadamente sobre los
diferentes reinos cristianos. Se consolida el canon del cristianismo definiendo la
Ortodoxia tal como la conocemos hoy. Los dogmas de fe tales como la
virginidad de María, la Trinidad, y el más importante para nosotros y el que
acentuó el poder de la Iglesia Romana fue el concepto de Salvación.

Definición de conceptos y terminología:


Entonces quiero definir cuatro conceptos de importancia: ortodoxia, salvación,
herejía e indulgencia.
Ortodoxo según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE),
significa: "conformidad con el dogma de una religión."

Salvación: según el DRAE es: "consecución de la gloria y bienaventuranza


eterna." Según el Espasa Calpe, de acuerdo a la concepción teológica es: "la
obtención del último fin del hombre, entrando el alma en el cielo, en
contraposición a la frustración de dicho fin por la eterna condenación en el
infierno."

Dijimos entonces que se define la ortodoxia católica y se impone el criterio de


salvación. Surge el término hereje y herejía. Veamos la definición de éstos
vocablos:
Según el citado DRAE, hereje significa: "Cristiano que en materia de fe se
opone con pertinacia (obstinación) a lo que cree y propone la Iglesia Católica."

Herejía según el DRAE es: "error en materia de fe sostenido con pertinacia."


Vemos en ésta definición de hereje un punto muy importante a tener en cuenta:
hereje es un cristiano, o sea que no puede serlo un judío o un musulmán. Un
judío podía ser entonces sospechoso de herejía desde el momento en que se
convertía al cristianismo, no antes. La Inquisición no persiguió a los judíos,
persiguió a los judíos conversos.

Por último la palabra indulgencia que significa según el DRAE: "remisión que
hace la Iglesia de las penas debidas por los pecados."

Inquisición Episcopal
El edificio de la Inquisición comenzó a construirse varios siglos antes de la gran
conversión de judíos españoles al final del siglo XIV.

Una vez establecida la ortodoxia, las desviaciones de ella son inquiridas,


estudiadas por el obispo de cada diócesis y de comprobarse el delito, son
castigadas. Ésta es la primera forma de Inquisición conocida como Inquisición
Episcopal. Los castigos en estos casos eran castigos y penitencias canónicas,
como ser asistir en ocasiones determinadas a la iglesia, rezar determinadas
oraciones, hacer ayunos, etc.

Mientras tanto, la autoridad del papado sobre los reyes y príncipes cristianos se
afianza, los reyes reinaban por mandato divino y para su coronación era
necesaria la bendición romana. Además, el papado comienza a administrar las
indulgencias.

Inquisición Pontificia
En el año 1095, el papa Urbano II difunde la necesidad de una cruzada para
reconquistar Tierra Santa que estaba en poder del Islam(es una religión
monoteísta abrahámica cuyo dogma se basa en el libro del Corán, el cual
establece como premisa fundamental para sus creyentes que «No hay más
Dios que Alá y que Mahoma es el mensajero de Alá». La palabra árabe Allah,
castellanizada como Alá, significa ‘Dios’ y su etimología es la misma de la
palabra semítica El, con la que se nombra a Dios en la Biblia). Para reclutar
voluntarios, afirmó que una cruzada a Tierra Santa era el sustituto de una
penitencia cualquiera e implicaba una remisión total del pecado. Esto dio lugar
al comienzo de las Indulgencias.

Al principio, una cruzada suponía penas y sacrificios muy arduos para un


cristiano y era la única forma de obtener indulgencias, pero con el tiempo y con
las necesidades crecientes de fondos, éstas indulgencias se fueron
extendiendo a todos los que ayudaban con bienes o dinero a los cruzados, y
luego se comenzaron a vender por ejemplo a los peregrinos a Roma para la
construcción de la catedral de San Pedro, hasta que finalmente se vendieron
por cualquier motivo y por sumas ínfimas.

Otro hecho importante fue que a mediados del siglo XIII se fundan las órdenes
mendicantes: los franciscanos y los dominicos. Estas órdenes tienen un
crecimiento rápido. En pocos años construyen monasterios en casi todas las
ciudades de Europa. Estos monjes mendicantes hacen un marcado contraste
con el opulento clero episcopal establecido. Dependen directamente de Roma.
Su ortodoxia es extrema. La Orden Dominica es encargada por el papa para
predicar el evangelio y actuar en alguna región infectada de herejía. También
se ocuparon de la educación e influyeron y obtuvieron las principales cátedras
de las universidades.

Las ideas no ortodoxas, paradójicamente, comienzan a llegar a Occidente de la


mano de los cruzados que regresaban de Tierra Santa. Ellas consistían en
considerar que Cristo no había creado una iglesia organizada, entonces –
decían– la enseñanza católica acerca de las imágenes, los santos, el bautismo
de los infantes, la inmaculada concepción, eran falsos. Estas ideas se
difundieron rápidamente por Occidente. Los herejes sostenían que las únicas
garantías de salvación eran la castidad, la pureza, el ascetismo (Doctrina moral
que impone al hombre una vida rigurosamente austera, con la renuncia de
todas las cosas terrenas, la mortificación de las tendencias naturales de la
sensibilidad y la lucha constante contra los instintos carnales), la humildad,
virtudes que ellos (los herejes) practicaban y el clero establecido no. Esta
herejía se inició en el sur de Europa y se expandió rápidamente tomando
diversos nombres: cataros, arrianos, albigenses, valdenses, dependiendo del
líder o de la región donde predominaba. La Iglesia se sintió aterrorizada por la
posibilidad de una división y desintegración de la cristiandad.

El Papa Inocencio III reaccionó y envió varias inquisiciones de los monjes


cistercienses (orden religiosa de San Benito) y también a Domingo de Guzmán
(que luego fuera canonizado Santo Domingo). Si bien consiguieron algunas
retractaciones, la herejía continuaba. Finalmente el papa terminó llamando a
una cruzada interna contra los albigenses, en la región del sur de Francia cerca
de los Pirineos, a partir de 1208. Los cruzados recibían una indulgencia
plenaria luego de los 45 días de servicio, la condenación de sus deudas e
intereses, y la posibilidad de recibir las tierras confiscadas a los herejes
derrotados. Estos beneficios congregaron un ejército de 500.000 hombres
quienes, capitaneados por el duque de Borgoña y el conde de Monfort,
marcharon hacia la región de Albi. Encabezaban el bando de los herejes
Rogerio, vizconde de Albi, y Raimundo, conde de Touluose. Los papistas
tomaron la ciudad de Beziers, pasaron a cuchillo a 60.000 habitantes, sin
respetar a mujeres, ancianos y niños; la saquearon y luego incendiaron en julio
de 1209. La anécdota que quedo de estos hechos es que los soldados, cuando
preguntaron a los prelados (Superior eclesiástico constituido en una de las
dignidades de la Iglesia, como abad, obispo, etc.) como distinguían entre
católicos y herejes, la respuesta fue: "Matad a todos que luego Dios los
distinguirá en el cielo".

Luego se dirigieron a Carcasona donde se rindió el vizconde Roger y fueron


quemados algunos centenares de habitantes. Pero la fuerza de la cruzada se
debilito cuando transcurrieron los 45 días necesarios para alcanzar la
indulgencia. El foco hereje continuo vivo en Touluose, apoyada por su aliado, al
rey de Aragón. La lucha continúo por muchos años hasta que los herejes
fueron derrotados finalmente en 1253.

Inquisición en España
Se debe hacer aquí una distinción entre la Inquisición en España y la
Inquisición Española, expresiones que parecen iguales pero no lo son. La
Inquisición Española es la que los reyes Isabel de Castilla, y Fernando de
Aragón establecen en España a partir de 1478 y que fue independiente y
diferente de la del resto de la cristiandad. Sin embargo, en España también
funcionó la Inquisición Episcopal y la Inquisición Pontificia, como veremos
enseguida.

La Inquisición era casi desconocida en la Península hasta la fecha


mencionada. En Castilla no había tribunal de la Inquisición y los delitos de la fe
se atendían en los obispados. Era la Inquisición Episcopal que ejercían los
obispos en su diócesis; pero éstos estaban ocupados en otros asuntos y le
prestaban poca importancia a la herejía.

Por el contrario, en Aragón, había un tribunal de la Inquisición Pontificia


establecido desde la época de la herejía albigense que se había extendido
desde Touluose hasta la vecina Aragón. Domingo de Guzmán, el primer
inquisidor, había mandado a principios del siglo XIII a Raimundo de Peñafort
como comisario y a instancias de éste, el papa Gregorio IX designó un tribunal
de la Inquisición que se ocupó de erradicar la herejía albigense en Aragón
luego de largas vicisitudes. Pero para la época que nos interesa, mediado del
siglo XV, también el tribunal de Aragón estaba casi olvidado.

De la misma forma que los acontecimientos se fueron desencadenando para


dar lugar a la creación de los tribunales de la Inquisición Pontificia, también en
España los hechos se sucedieron de tal forma que los reyes consideraron
necesario crear la Inquisición Española. Podemos señalar como la primera
causa el fenómeno de conversión masiva de judíos que se produce durante las
revueltas y motines antijudíos de 1391, que se iniciaron en Sevilla por los
sermones de Fray Ferrant Martínez. Continuaron con la prédica de Vicente
Ferrer en Castilla entre los años 1400 y 1420, que también lograron una
conversión masiva de judíos. Estas conversiones, en su mayoría, no fueron
sinceras sino que se hicieron a la fuerza, ante la presión de un pueblo
enardecido, excitado por sacerdotes fanáticos.

Entonces comienza el fenómeno de los "conversos" y su calvario, que signará


la historia de España y de los judíos hasta mediados del siglo pasado.
A mediados del siglo XV encontramos en la península Ibérica varias clases
sociales: los reyes y la nobleza, ostentan el poder, manejan las armas, hacen la
guerra a los moros y son dueños de las tierras, desprecian el trabajo manual; el
pueblo, que es esclavo de la gleba, o sea que depende de los señores feudales
y son los que cultivan la tierra, son incultos e iletrados; el clero, que depende
de Roma y está agrupado en conventos de diferentes órdenes, las más
importantes, ya vimos, son los dominicos y los franciscanos, monjes
mendicantes, que pregonan el ascetismo, la vida dedicada a la oración y
dependen directamente de Roma, no del obispo local, dominan el saber, los
libros y las bibliotecas, son los cristianos educados; las minorías de otros
credos: judíos y moros. Los moros son el pueblo vencido que retrocede a
medida que los cristianos conquistan el territorio hasta concentrarse finalmente
en Andalucía, en la provincia de Granada. Los judíos, que habitaban la
Península desde tiempos inmemoriales, son habitantes urbanos, que ejercen
toda clase de oficios, hasta los más elevados como consejeros de los reyes.
Son letrados y conocen la contabilidad y la numeración decimal.

Las leyes de los diferentes reinos limitan cada vez más las posibilidades de
trabajo de los judíos impidiéndoles ejercer diversos oficios. Sus actividades son
cada día restringidas y son obligados a vivir en barrios determinados; hay un
intento de excluirlos de la vida económica.
En éste panorama se insertan los conversos, llamados también marranos o
cristianos nuevos, en contraposición a los cristianos viejos o lindos que son los
originarios cristianos. Los conversos ven que al cambiar de religión, los
impedimentos que tenían como judíos son eliminados y tienen acceso a todos
los oficios y puestos del reino, que antes les eran vedados. Enseguida
comienzan a escalar posiciones en las cortes de España por su capacidad y
sabiduría, aventajando a los cristianos lindos.

Además, en cada pueblo o ciudad había comisarios que debían cumplir las
órdenes del tribunal de la región. Sus funciones eran las de difusión de los
edictos de la Inquisición, especialmente el edicto de fe que se leía en las
iglesias. Debía hacerlos cumplir, investigar los casos de herejía que pudieran
presentarse y arrestar a los sospechosos.

Luego estaban los "familiares" que ejercían la función de vigilancia y protección


de los miembros del Santo Oficio y secundaban a los comisarios en los
arrestos. Es importante hacer notar que todos los miembros, comisarios y
familiares del tribunal gozaban de una indulgencia plena mientras duraran sus
funciones. Esto quiere decir que iban directamente al cielo.

DELITOS CONTRA LA MORAL


En esta perspectiva, los principales delitos contra la moral cristiana de
competencia
Inquisitoriales eran:
Blasfemia
Las blasfemias eran afirmaciones injuriosas contra Dios, la Virgen y los santos,
así como contra las cosas sagradas en general. Podían ser de dos tipos:
heretical o simple. La primera era consecuencia de alguna herejía y la segunda
fruto de la ira del momento o de alguna circunstancia particular. En el primer
caso la jurisdicción correspondía exclusivamente a la Inquisición; en el
segundo, a la autoridad que hubiese conocido la causa inicialmente.
Las autoridades civiles eran sumamente severas en el tratamiento de este
delito y, en cumplimiento de las disposiciones reales, imponían sanciones
drásticas contra los blasfemos, incluyendo la pena de muerte. Cuando la
blasfemia era contra la Virgen o los santos se decretaban mutilación de la
lengua, azotes, prisión, destierro, galeras, confiscación de bienes, etc.
Cualquier persona podía detener y conducir a la prisión a aquellos que
blasfemasen, debiendo encargarse los jueces de la aplicación de la respectiva
sanción.
Por su parte, el Tribunal del Santo Oficio aplicaba sanciones más benignas:
aquel que se auto denunciaba y retractaba no era detenido. Si era denunciado
y la blasfemia era grave saldría al auto de fe con vela en mano, soga al cuello y
mordaza en la boca, a lo cual se agregaban, después del referido acto, la
aplicación de 100 azotes o el destierro. En las blasfemias leves las penas eran
suavizadas: asistir a misa en calidad de penitente llevando un cirio encendido
en la mano. Después de dicha ceremonia se procedía a la lectura de la
sentencia, por la cual se imponía la realización de ayunos, el rezo de oraciones
y el pago de multas.
Bigamia
Esencialmente consiste en contraer un segundo matrimonio sin estar disuelto
legalmente el primero. En estos casos, antes de detenerse al inculpado, tenía
que probarse debidamente el hecho. Se necesitaban testigos de la realización
de tales matrimonios, información que era complementada por los comisarios
del lugar con la revisión de los libros parroquiales pertinentes y las
declaraciones de los párrocos y demás concurrentes a la ceremonia. A los
bígamos se les imponía como penas: salir a un auto de fe con una vela en la
mano, soga al cuello y coroza; asimismo, en ese acto, debían abjurar (retractar
con juramento) de levi, recibir 100 o más azotes; luego de lo cual, eran
desterrados o enviados a galeras.
Supersticiones
Este término deriva del latín supérstite y significa Creencia extraña a la fe
religiosa y contraria a la razón. Se denomina así a las creencias o prácticas
contrarias a la verdadera religión: "Que tales artes son heréticas y prohibidas
por toda ley divina y humana, resulta de su simple enumeración. Invocar al
demonio con uno u otro fin, en una u otra manera, constituye un verdadero acto
de apostasía, aunque el demonio no conteste, como suele suceder. El error
astrológico, por lo que ata el libre albedrío a los influjos planetarios, es
fatalismo puro, y del mismo o semejante yerro adolecen todos los medios
divinatorios. Finalmente, las supersticiones de cualquier linaje se oponen tanto
a la verdadera creencia como las tinieblas a la luz. Por eso cuantos autores
han tratado de magos y nigromantes, los consideran ipso facto herejes. Las
penas que se imponía a los que cometían alguno de estos delitos eran, en su
mayor parte, salir al auto de fe, realizar la respectiva abjuración de levi o de
vehementi, 100 azotes o vergüenza pública, destierros entre 3 meses y 10
años, multas, etc. Las principales supersticiones eran:
Brujería
Se considera como tal a las actividades que tienen como común denominador
el ejercicio de un poder sobrenatural siniestro, ejercido por personas que vivían
sometidas al demonio. Generalmente sus practicantes, supuestos o reales,
eran mujeres. También se le conocía como hechicería o magia negra. Entre las
principales razones para acudir a la ayuda de las brujas predominan los
desórdenes sexuales –tales como adquirir filtros para seducir a la persona
deseada-, suscitar calamidades y daños contra enemigos o rivales, invocar a
los muertos y, en general, para resolver todo tipo de problemas.
3.2 Adivinación
Adivinar es predecir lo futuro o descubrir las cosas ocultas a través de actos
sobrenaturales o mágicos sin recurrir a Dios. La adivinación no utiliza medios
naturales tales como el uso de la razón o el estudio. Por ende, según la
concepción católica, la adivinación recurre explícita o implícitamente al
demonio, y quien le practica queda, en algún grado, vinculado al maligno.
Debemos precisar la diferencia existente entre adivinación y profecía.
Los "pecados nefandos"
Se les denominaba también delitos abominables o inconfesables. Esta variedad
incluía a las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo; a las
relaciones sexuales entre personas de sexos opuestos contra natura y a las
relaciones sexuales con animales. A partir de fines del siglo XVI en los
documentos inquisitoriales se distinguió la sodomía a secas de la sodomía
bestial o bestialidad.
Delitos propios de los religiosos
Eran los cometidos por los miembros de las órdenes religiosas así como por los
del clero. Los principales tipos eran los siguientes:
Solicitación en confesión
Uno de los principales esfuerzos del Tribunal estuvo dirigido a reforzar la moral
de los religiosos, especialmente de los confesores, lo que se acentuó a partir
del Concilio de Trento.
Bajo la expresión solicitante en confesión se incluyen las palabras, actos o
gestos que, por parte del confesor, tienen como finalidad la provocación,
incitación o seducción del penitente, con la condición de que dichas acciones
se realicen durante la confesión, inmediatamente antes o después de ella, o
bien, cuando finge estar confesando aunque de hecho no sea así.
Falsa celebración
Se llamaba así al delito que consistía en realizar la celebración de la misa sin
estar autorizado para ello, es decir, sin ser sacerdote debidamente ordenado.
Los culpables debían salir en auto de fe o aparecer como penitentes en una
iglesia, donde abjurarían de levi o vehementi, después serían degradados de
las órdenes que tenían, los azotarían y desterrarían. También podían ser
enviados a prisión o galeras por un período de tiempo determinado.
Matrimonio de los religiosos
Las órdenes sagradas -por el voto de castidad- constituían impedimento para el
matrimonio y, por ende, el realizado por las personas ordenadas era nulo en sí
mismo. Los que cometían tal falta eran considerados como sospechosos de
herejía.
En algunas oportunidades se le denominaba apostasía de las religiones. Las
personas que caían en estas faltas debían abjurar de levi en la sala de
audiencias o en un auto de fe y eran sancionadas con prisión, destierro o
galeras.
Delitos contra el Santo Oficio
Incluimos en este rubro todos aquellos hechos que favorecían la causa de las
herejías cuya realización, en alguna manera, constituía un obstáculo u ofensa
contra el Tribunal. Se solía denominar a este tipo de delito fautoría. El
juzgamiento de los ofensores esta práctica era común en los procedimientos
judiciales de la época: cada institución perseguía las ofensas realizadas a sus
miembros, los agravios recibidos, las intromisiones en sus competencias, etc.
6.1 Impedir sus acciones
6.2 Ofender al Tribunal
6.3 Verter falsos testimonios
6.4 Violar inhabilitaciones

LA INQUISICIÓN MEDIEVAL
Cuadro de Goya.

Aunque el procedimiento inquisitorial como medio para combatir la herejía es


una práctica antigua de la Iglesia católica, la Inquisición medieval fue
establecida en 1184 mediante la bula del papa Lucio III Ad abolendam, como
un instrumento para acabar con la herejía cátara. Fue el embrión del cual
nacería el Tribunal de la Santa Inquisición y del Santo Oficio. El castigo físico a
los herejes fue asignado a los laicos. Mediante esta bula, se exigía a los
obispos que interviniesen activamente para extirpar la herejía y se les otorgaba
la potestad de juzgar y condenar a los herejes de su diócesis.
A las anteriores disposiciones agregamos el que cualquier arzobispo u obispo,
por sí o por su archidiácono o por otras personas honestas e idóneas, una o
dos veces al año, inspeccione las parroquias en las que se sospeche que
habitan herejes; y allí obligue a tres o más varones de buena fama, o si
pareciese necesario a toda la vecindad, a que bajo juramento indiquen al
obispo o al archidiácono si conocen allí herejes, o a algunos que celebren
reuniones ocultas o se aparten de la vida, las costumbres o el trato común de
los fieles.
En las siguientes décadas, el proceso de la Inquisición resultó intermitente y
contradictorio en muchas ocasiones. Un ejemplo vivo fue el caso del primer
director de la Inquisición de Hungría, Paulus Hungarus, quien defendió a los
chamanes paganos húngaros valiéndose de su gran influencia con el Papa
Inocencio III, e inclusive aseguró que estos al adorar al sol adoraban al ente
supremo que era el mismo Dios, así que no hallaba razón para condenar a la
gente. Paulus Hungarus fue uno de los primeros monjes dominicos, quien
escribió importantes documentos como la Suma de poenitentiae, tendiendo las
bases de la nueva orden a petición de Domingo de Guzmán. Sin embargo,
Paulus fue destituido y reemplazado por un religioso más estricto cerca de
1232, luego de iniciada propiamente la Santa Inquisición.

Métodos de tortura empleados


La Inquisición fue un tribunal eclesiástico establecido en Europa durante la
Edad Media para castigar los delitos contra la fe. Sus víctimas eran las brujas,
los homosexuales, los blasfemos y los herejes (cristianos que niegan algunos
de los dogmas de su religión). En algunos casos, también eran castigados los
judíos, pero esto no era corriente. Los acusados eran brutalmente interrogados,
mediante torturas, y ejecutados sin ninguna piedad, requisándose sus bienes.
Las torturas de la Inquisición se pueden agrupar en “bloques”:
Torturas para el castigo ejemplarizante y la humillación pública

Se trataba de objetos que se le colocaban al reo para humillarle ante los


ciudadanos; éste era insultado y maltratado por la muchedumbre mientras el
verdugo multiplicaba su tormento, de distintas maneras, según cuál fuera el
instrumento que se impusiera. Estos instrumentos de condena se imponían por
las causas menos graves, como desobediencia, desorden público, a los vagos,
borrachos y a quienes no cumplían con sus obligaciones religiosas.

• Un ejemplo de este tipo de tortura es la flauta del alborotador: en este


instrumento, hecho de hierro, el collar se cerraba fuertemente al cuello
de la víctima, sus dedos eran aprisionados con mayor o menor fuerza, a
voluntad del verdugo, llegando a aplastar la carne, huesos y
articulaciones de los dedos.

Objetos vinculados al castigo físico y tortura de los reos


La finalidad de estos objetos era causar un largo dolor, y en su mayoría
provocaban una muerte agonizante. Hay dos instrumentos llamativos:

• La dama de hierro, que consistía en un gran sarcófago con forma de


muñeca en cuyo interior, repleto de púas, se situaba a la víctima y se
cerraba, quedando todas las púas clavadas en su cuerpo.

• El otro instrumento a destacar es la cuna de Judas, una pirámide de


madera o hierro, sobre la cual se alzaba a la víctima, y una vez arriba,
se la dejaba caer sobre ella, desgarrando el ano o la vagina.

Instrumentos que tenían como objetivo final la ejecución

Están diseñados para causar la muerte, pero dejar al reo sentir el tormento que
se le aplicaba. Dos de los instrumentos de este grupo son:

• El aplasta cabezas, un instrumento que primero rompía la mandíbula de


la víctima, después se hacían brechas en el cráneo y, por último, el
cerebro se “escurre” por la cavidad de los ojos y entre los fragmentos del
cráneo.

• También está la sierra, más que un instrumento es una forma de tortura


y ejecución. Es muy sencilla pero a la vez muy eficaz, consistía
simplemente en colgar a la víctima “boca abajo” y cortarla por la mitad
partiendo de la ingle, con una sierra muy afilada. El reo siente todo el
proceso hasta que la sierra avanza un poco más del ombligo, en ese
momento la víctima muere. A este proceso eran condenados los
homosexuales, sobre todos los hombres.

Aparatos creados para torturar específicamente a las mujeres


No fueron escasos los objetos ideados para torturar y hacer sufrir a mujeres
acusadas de brujería, prostitución o adulterio. Normalmente, pocas mujeres
eran acusadas de herejía.

• El cinturón de castidad es el instrumento más destacado en este bloque,


aunque no fuera exactamente un medio de tortura, sino que más bien se
usaba para garantizar la fidelidad de las esposas durante los períodos
de largas ausencias de los maridos, y sobre todo de las mujeres de los
cruzados que partían para Tierra Santa. La fidelidad era de este modo
asegurada durante períodos breves de un par de días o como máximo
de pocas semanas, nunca por tiempo más dilatado. No podía ser así,
porque una mujer trabada de esta manera perdería en breve la vida a
causa de las infecciones ocasionadas por la acumulación tóxica no
retirada, las abrasiones y las magulladuras provocadas por el mero
contacto con el hierro.

• La pera oral, rectal o vaginal: era un instrumento con forma de “pera al


revés”, hecho de hierro que terminaba con una llave de bronce y un gran
tornillo. Fue creado para torturar a las mujeres, pero más adelante se
descubrió que también era muy eficaz para los hombres. Se embutían
en la boca, recto o vagina de la víctima, y allí se desplegaban por medio
del tornillo hasta su máxima apertura. El interior de la cavidad quedaba
dañado irremediablemente. Las puntas que sobresalen del extremo de
cada segmento servían para desgarrar mejor el fondo de la garganta, del
recto o de la cerviz del útero. La pera oral normalmente se aplicaba a los
predicadores heréticos. La pera vaginal, en cambio, estaba destinada a
las mujeres culpables de tener relaciones con Satanás o con uno de sus
familiares, y la rectal a los homosexuales pasivos.

La Rueda Para Despedazar


Era el instrumento de ejecución más común en la Europa germánica, después
de la horca, desde la Baja Edad Media hasta principios del siglo XVIII. En la
Europa latina el despedazamiento se llevaba a cabo con barras de hierro
macizas y mazas herradas en lugar de ruedas. La víctima, desnuda, era
estirada boca arriba en el suelo o en el patíbulo, con los miembros extendidos
al máximo y atados a estacas o anillas de hierro. Bajo las muñecas, codos,
rodillas y caderas se colocaban trozos de madera. El verdugo, asestando
violentos golpes con la rueda de borde herrado, machacaba hueso tras hueso y
articulación tras articulación procurando no asestar golpes fatales. La víctima
se transformaba, según nos cuenta un cronista alemán anónimo del siglo XVII,
"en una especie de gran títere aullante retorciéndose, como un pulpo gigante
de cuatro tentáculos, entre arroyuelos de sangre, carne cruda, viscosa y amorfa
mezclada con astillas de huesos rotos”. Después se desataba e introducía
entre los radios de la gran rueda horizontal al extremo de un poste que
después se alzaba. Los cuervos y otros animales arrancaban tiras de carne y
vaciaban los ojos de la víctima hasta que a ésta le llegaba la muerte.

El Desgarrador De Senos
ya frías o incandescentes, las cuatro puntas desgarraban hasta convertir en
masas informes los senos de incontables mujeres condenadas por herejía,
blasfemia, adulterio y muchos otros "actos libidinosos", aborto provocado,
magia blanca erótica y otros delitos. En varios lugares en diferentes épocas en
determinadas regiones de Francia y Alemania hasta el siglo XVIII un "mordisco"
con dientes al rojo vivo se aplicaba a uno de los pechos de las madres solteras,
a menudo mientras sus criaturas se contorsionaban en el suelo salpicadas por
la sangre materna. Además de la función punitiva, el desgarramiento de senos
servía como procedimiento inquisitorial y judicial. El caso mas famoso es el de
Ana Pappenheimer. Que después de ser torturada con el "strappado", Ana fue
despellejada y rasgadas sus carnes con tenazas candentes y al rojo vivo, sus
pechos se los cortaron, y una vez ensangrentados fueron dados por la fuerza a
sus hijos, ya crecidos, en la boca.

La Doncella De Hierro De Núremberg


Es un envase, caja cerrada, similar a un ataúd que estaba parado íntegramente
y cerrado firmemente. En uno de sus lados una puerta y sobre ella se
añadieron unos pinchos. Se colocaban a las víctimas paradas allí dentro,
cuando la puerta con sus pinchos se cerraba, éstos últimos se dirigían a los
cuerpos de las víctimas. Las garras no fueron diseñadas para matar,
francamente, pero sin embargo la víctima podía disfrutar de su nuevo hogar
varios días antes de morir.

El Potro La Víctima
Es atada al instrumento y estirada rápidamente o gradualmente por periodos de
días. Se reportaron casos de cuerpos estirados hasta doce pulgadas como
resultado de la sistemática dislocación de cada coyuntura del cuerpo, fuertes
ruidos de huesos dislocados, gritos de agonía y fútiles pedidos de misericordia
retumbaban por el taller del inquisidor. Con el prisionero atado a este horrible
aparato, el inquisidor también usaba una variedad de torturas más sutiles.

El Aplastacabezas
La barbilla de la víctima se coloca en la barra inferior y el casquete es
empujado hacia abajo por el tornillo. Primero se destrozan los alvéolos
dentarios, después las mandíbulas, hasta que el cerebro se escurre por la
cavidad de los ojos y entre los fragmentos del cráneo. Esto aseguraba que el
diablo saldría de la cabeza del acusado.
Unas De Gato
Grandes casi como cuatro dedos de hombre, estos artefactos, montados
encima de un mango, se usaban para reducir a tiras la carne de la víctima y
extraerla de los huesos, en cualquier parte del cuerpo: abdomen, espalda,
extremidades, senos, etc...

El Arañado Era La Versión


Femenina de la uña de gato. Esta forma de tortura era muy similar al
"masectomy". La araña era un trozo de hierro, en rodillo, con filo en forma de
tenedor y se lo colocaba en los pechos. Nuevamente, ésta era una tortura muy
exclusiva para las mujeres.

Collar De Púas Punitivo


Está provisto de pinchos en todos los lados. El instrumento de la fotografía
pesa más de cinco kilos, se cerraba en el cuello de la víctima, y a menudo se
convertía en un medio de ejecución: la erosión hasta el hueso de la carne del
cuello, hombros y mandíbula, la progresiva gangrena, la infección febril y la
erosión final de los huesos, sobre todo de las vértebras descarnadas conducen
a una muerte segura, atroz y rápida. Aparte de esto, el collar presentaba la
ventaja de economizar tiempo y dinero: su función es pasiva y no requiere el
esfuerzo, ni por tanto el pago, de un verdugo; "trabaja" por sí mismo, día y
noche, sin descanso, sin problemas y sin manutención. Por ésta razón todavía
es utilizado en algunos sitios.

El toro de FalarisSe
Atribuye la quema de seres humanos dentro de la efigie de un toro a Falaris,
tirano de Agrakas (la actual Agriento, en Sicilia), que murió en el año 554 a.C.
Los alaridos y los gritos de las víctimas salían por la boca del toro, haciendo
parecer que la figura mugía.

La Silla De Interrogatorio
Se trataba de un utensilio básico del inquisidor El efecto de los pinchos sobre la
víctima, siempre desnuda, es evidente y no necesita comentarios. Ésta sufre
atrozmente desde el primer instante del interrogatorio, que puede ser más
intenso si se aplican sacudidas o golpes en brazos, piernas u otras partes del
cuerpo. El asiento era muchas veces de hierro, de manera que se podía
calentar con un brasero o una antorcha. Hoy en día esta función la realiza la
electricidad.

Tortura De Agua Estandarizado


En Francia pero usado a través de la cristiandad la tortura mantenía al
procesado totalmente inmovilizado sobre una mesa de madera, le colocaban
una toca o un trapo en la boca, deslizándolo hasta la garganta; luego, el
verdugo procedía a echar agua lentamente, produciéndole al infeliz la
sensación de ahogamiento. Una variación incluía alimentar a la víctima
solamente con alimentos salados y agua sucia.

El Garrote
Este tipo de muerte era reservada para aquellos que tenían dinero y podían
pagar para no morir tan dolorosamente en la hoguera o para las víctimas cuya
sentencia a la hoguera ya había sido leída pero que, después de dicha lectura,
se arrepintieron. Con esto se les evitaba morir quemados vivos y todos los
dolores atroces que implicaba. Además obtenían el perdón de sus pecados, lo
que si bien no les servía para salvar sus vidas, si les era útil para "salvar" sus
almas. Originalmente el garrote era una especie de poste vertical con un
agujero a través de ellos. La víctima se paraba o se sentaba delante del poste
se colocaba una cuerda alrededor de su cuello. Los extremos de ésta cuerda
eran tiradas a través del agujero del poste y el ejecutor al “tirar” de esa cuerda
estrangulaba lentamente a la víctima. Algunos determinaron hacer algo mas
creativo y colocaron un pincho, una punta que sería conducida al cuello de la
víctima, y cuando comenzaba el estrangulamiento partía las vértebras. A veces
un cuchillo era utilizado en vez del pincho.

La Horquilla
Con cuatro puntas afiladísimas que se clavaban profundamente en la carne
bajo la barbilla y sobre el esternón, la horquilla impedía cualquier movimiento
de la cabeza, pero permitía que la víctima murmurase, con voz casi apagada,
"abiuro" (palabra que se halla grabada a un costado de la horquilla). En
cambio, si éste se obstinaba o si la Inquisición era española, el hereje
considerado "impenitente", se vestía con el traje característico y se le conducía
a la hoguera, pero con la condición de la Extremaunción; si el inquisidor era
romano, se le ahorcaba o quemaba, sin el beneficio del traje pero siempre con
el rito cristiano.

La Garrucha Consistía
En amarrar al preso con los brazos hacia atrás, colgarlo y subirlo lentamente.
Cuando se encontraba a determinada altura era soltado bruscamente,
sujetándosele fuertemente antes de que tocase el piso. El dolor producido en
ese momento era mucho mayor que el originado por la subida. Si el preso no
confesaba en la segunda estrepada, le colocaban un sobrepeso en los pies a
fin de aumentar el dolor
TOMÁS DE TORQUEMADA
Biografía

Se formó desde muy joven como dominico en el Convento de San Pablo en


Valladolid. Se considera que pudo haber tenido ascendencia judía. Hernando
del Pulgar, historiador de la época, al escribir acerca de Juan de Torquemada
—tío del inquisidor—, dijo que "sus ágüelos fueron de linaje de los convertidos
a nuestra santa fe católica" en su libro Claros varones de Castilla .

Tras ser destacado en sus servicios como monje y erudito, Torquemada fue
nombrado Inquisidor General en 1482 por Fernando II de Aragón e Isabel I de
Castilla, entonces gobernantes del joven reino de España. La extensión de su
poder sobre España fue facilitada por el asesinato del Inquisidor Pedro de
Arbués en 1485 en Zaragoza, atribuido a una banda de «herejes» y judíos; y
por el supuesto asesinato ritual del así llamado Santo Niño de La Guardia en
1491, también atribuido a una banda de judíos. Dichas acusaciones infundadas
eran típicas de la época y su fin era perjudicar a las comunidades judías. En
1492 Torquemada fue uno de los propulsores de la expulsión masiva de los
judíos de España.

Torquemada es tal vez mejor recordado como una figura del mito y propaganda
anticatólica que como una figura de historia seria. Sin embargo, existe
documentación que evidencia que él y la Inquisición española son
considerados responsables de terribles actos de injusticia y sufrimiento
comparables a los realizados en la segunda guerra mundial, realizados
mediante el uso de torturas, denuncias anónimas y ejecución por fuego en el
así llamado «auto de fe» o «acto de fe» por el que sometían a los supuestos
herejes y otros.

Torquemada creció en Valladolid y, al igual que su tío (el cardenal Juan de


Torquemada) se hizo fraile dominico. Era aún joven cuando fue enviado a ser
prior en el Monasterio de Santa Cruz en Segovia, donde fue nombrado
confesor de la princesa Isabel, heredera de Castilla. Fue coronada en 1473 y
Torquemada llegó a ser el primer Inquisidor General de España una década
más tarde. Existe muy poca información sobre la vida personal de
Torquemada, que ha sido objeto de numerosas especulaciones.

El cronista español de esa época, Sebastián de Olmedo, lo llamó «el martillo de


los herejes, la luz de España, el salvador de su país, el honor de su orden». El
nombre de Torquemada, como parte de la leyenda negra de la Inquisición
española, se ha convertido en un apodo para la crueldad y el fanatismo al
servicio de la religión.

La Inquisición Tocó La Vida De Cada Individuo


Persiguió con rigor toda disidencia, lo que a pesar de tomar la forma religiosa,
tenía la misión que se habían propuesto los reyes católicos: la unidad política
española, siempre amenazada por tendencias centrípetas, cuando el reino
tenía en sus manos el futuro y las riquezas de América y se disponía a una
portentosa aventura imperial.
Se reiteraba así, a comienzos de la Edad Moderna, la cuestión de unidad
nacional que se había presentado en tiempos de los visigodos (Pueblo
Germánico), cuando resultó que el poder político y la iglesia tenían los mismos
propósitos “unitarios”.

Torquemada inspiró la expulsión de España de los judíos que no aceptaran


convertirse al cristianismo; y aumentó el rigor en la persecución de los
conversos “judaizantes” acusados frecuentemente de seguir practicando su
religión en secreto.

En 1493 se retiró al convento de Santo Tomás de la ciudad de Ávila murió


cinco años más tarde.

Torquemada es tal vez mejor recordado como una figura mítica más que como
parte de la historia seria. Su retrato más conocido muestra un hombre brutal,
de cara cuadrada y ojos hundidos; pero proviene de la época romántica. Sus
pocos retratos originales lo muestran junto a la reina Isabel como un hombre de
facciones correctas, casi delicadas y mirada muy penetrante. Su nombre se ha
convertido en un apodo para la crueldad y el fanatismo al servicio de la religión

La historia negra relacionada con España es obra del imperio rival, Inglaterra,
que aprovechó cuando pudo para desprestigiar a su adversario y se hizo fuerte
luego en el largo predominio mundial que siguió en que su voz se escuchó más
que ninguna otra. No obstante, hay documentos que muestran que
Torquemada y la Inquisición española son responsables de actos de injusticia y
sufrimiento, realizados mediante el uso de torturas, denuncias anónimas y
ejecución por fuego en el así llamado “auto de fe” o “acto de fe” por el que
sometían a los supuestos herejes y a otros.

Existe muy poca información sobre la vida personal de Torquemada, que ha


sido objeto de numerosas especulaciones. El cronista de la época, Sebastián
de Olmedo, lo llamó “el martillo de los herejes, la luz de España, el salvador de
su país, el honor de su orden”.
Torquemada Y La Influencia En La Sociedad
La Inquisición afectó la vida de cada individuo en España de manera no
igualada hasta el siglo XX, cuando los estados nacionales se creyeron en la
obligación de fiscalizar incluso aspectos mínimos de cada ciudadano
interfiriendo a cada paso y a todo propósito, incluso sin propósito.

Cualquier persona de más de 12 años las niñas y 14 los niños era


completamente responsable para la Inquisición. Los “herejes” (cualquiera que
no comulgara con las ideas católicas) y los conversos (árabes o judíos que se
convertían en católicos para evitar la persecución) fueron los principales
objetivos, pero quien osara hablar en contra de la Inquisición era considerado
sospechoso.

Para evitar la propagación de las “herejías”, Torquemada, como en el resto de


Europa, promovió la quema de literatura no católica, en particular bibliotecas
judías y árabes.

Juan Antonio Llorente, primer historiador del Santo Oficio, asegura que
durante su mandato fueron quemadas más de 10.000 personas y otras 27.000
sufrieron penas infamantes. Pero otros investigadores como Gams o Hefele
consideran exageradas estas cifras.

Los Judíos En España

Hubo judíos en España desde siglos antes de Cristo, al menos desde los
primeros tiempos de la presencia de Roma en Hispania, antes de la diáspora.
No hubo problemas con ellos hasta los visigodos del siglo V, cuando a romanos
y celtíberos les preocupó la falta de unidad y vieron en los judíos una causa de
ella. Los títulos III y XII del fuero juzgo, monumento del antiguo derecho
español, están dedicados a la cuestión judía.

Recaredo, primer rey visigodo cristiano, prohibió a los judíos tener esclavos
cristianos y pretendió la conversión obligatoria de minorías que no se
mezclaban.

Luego Sisebuto mandó la conversión general y la confiscación además de 100


latigazos a los que se nieguen. Pero estas medidas no fueron efectivas porque
casi no se aplicaron. Recesvinto pedía tratar a los judíos de España como
enemigos.

Ervigio mandó que los judíos abjuren de su fe ante el obispo y presentarse los
días festivos en el templo para mostrar que no celebran sus ritos.

Egica prohibió a los judíos negociar en el mercado con cristianos. Los judíos
conspiraron contra la monarquía de acuerdo con los árabes del norte de Africa,
que preparaban la invasión. Egica se sintió traicionado y aplicó duras penas a
todos, conjurados o no.
En 1223 el Papa Gregorio IX promulgó la bula que creaba la “Santa Romana y
Universal Inquisición” con la finalidad declarada de "desarraigar la herejía
donde quiera que se encontrase". Los judíos y los árabes no eran herejes, ya
que no eran cristianos, pero eran infieles que debían convertirse.

En 1215 el fraile español Domingo de Guzmán había fundado una "orden de


predicadores" contra los herejes. A ellos se les confirió la administración de la
Inquisición. Organizaron en un cuerpo a escribanos, carceleros, torturadores y
guardias. Los acusados de herejía podían ser sometidos a interrogatorio con
tortura. La confesión obtenida era definitiva, y no se consideraba que fuese
debida a la tortura. A los declarados "hereje relapsos" les esperaba la
hoguera.

En el concilio de Viena, en 1311, se establecieron limitaciones a los abusos


de los inquisidores, ante todo considerando los que se habían cometido contra
los caballeros del Temple, que eran cristianos.

En España, los judíos que vivían en territorio musulmán fueron bien tratados,
con posibilidades de autogobierno. A esos territorios llegaban judíos de otras
partes, haciendo crecer las juderías. La tolerancia árabe, hija genuina de una
doctrina tolerante aplicada por una minoría inteligente, se extendió también a
los cristianos, que eran mayoría, y se produjo una época de convivencia
ejemplar no igualada hasta ahora.

En el período musulmán de España, los judíos que vivían en la parte dominada


por los cristianos practicaban, como todos los habitantes, una economía de
subsistencia, y emigraban al sur. Entre 1148 a 1348 hubo una edad de oro para
los judíos en España.

El fuero real y la ley de las siete partidas establecían dos principios: Establecía
la tolerancia religiosa como norma general, pero no reconocía el derecho a
realizar proselitismo entre los cristianos.

Alfonso VI tuvo judíos en altos cargos en el reino, y a algunos los nombró


embajadores por lo que el papa Gregorio VII lo amonestó por “favoritismo”.

Su sucesor Alfonso VII (1126 –1157) les permitió construir cuanta sinagoga
quisieran, e incluso, favoreció la causa judía ortodoxa de los rabinos contra la
herejía caraíta que rechazaba el Talmud.

Alfonso VIII tuvo romances con una judía a la que la historia recuerda como "la
bella judía toledana Raquel".

Fernando III les entregó tierras quitadas en la guerra a los moros y transformó
mezquitas en sinagogas.

Alfonso X alababa la capacidad de estudio y habilidad para ser diplomáticos y


administradores de los judías mientras creaba un estado moderno gracias a los
consejeros judíos, que actuaron como secretario reales en la cancillería y
seguían siendo los encargados de la hacienda estatal. Se generaron odios y
leyendas negras como el asesinato de niños cristianos.

En el siglo XIV se quebró la convivencia debido a la crisis, la peste, las guerras


civiles y las divisiones internas del judaísmo y al hecho de que los judíos eran
responsables del cobro de impuestos lo que en medio de grandes dificultades
económicas llevó a muchos a ataques contra las juderías y matanzas.

Luego se desató una serie de persecuciones, la más conocida contra la judería


de Sevilla el 6 de junio de 1391 con 4000 judíos muertos.

Doña Catalina mandó que los judíos vivan en barrios cercados y con una sola
puerta de acceso. No podrán tener sus jueces ni hacer comercio con cristianos.
El Papa Benedicto XIII prohibía a los judíos leer y enseñar el Talmud (libro
santo de los judios).

En aquellas épocas, precursoras del auge de la inquisición y de los hechos del


siglo XX, los judíos conversos eran clasificados en sinceros; judaizantes;
sincretistas, inclementes y malshines. Los malshines eran la peor especie,
delatores que daban información sobre los judíos a las autoridades para
ganarse su favor. Se trata de una actitud infame conocida en toda época.
Malshín es una palabra hebrea que significa “soplón”.

Torquemada es sin dudas el inquisidor más famoso, porque inspiró el decreto


real que mandaba elegir entre conversión, exilio o muerte, que se cumplió a
rajatabla.

A la muerte de Torquemada en 1498 se pensaba que los “judaizantes”,


insinceros, eran demasiados.

En las causas abiertas contra herejes, que eran la finalidad principal de la


Inquisición, los reos podían ser: confitentes, admitidos a reconciliación con
confiscación de bienes con un hábito penitencial llamado sambenito y cárcel
perpetúa. Semiplenamente convictos, que pagaban con una abjuración de
vehementi o de levi, con la compurgación o con un tormento vindicativo,
diferente del tormento para la confesión. El acto final se realizaba un acto de fe
público que luego se usó principalmente con los protestantes.

A partir de los reyes católicos ya no hubo judíos en España, al menos hasta la


revolución de 1868 que proclamó la libertad religiosa y supuso casi 400 años
más tarde la derogación del decreto de expulsión, aunque la primera sinagoga
en España no se abrió hasta 1917. En 1924 España, durante el gobierno de
José Antonio Primo de Rivera, abrió la posibilidad para los judíos que la
pidieren la posibilidad de recuperar la nacionalidad española.
INFLUENCIA DE LA SANTA INQUISICIÓN EL LOS PAÍSES
Leyenda negra de la Inquisición española
Origen
Durante el proceso inicial de creación de la Leyenda Negra en la Europa no
ibérica, la persecución medieval de herejes o la de moriscos y judaizantes no
levantó críticas importantes. Por una parte, un origen católico en Italia y, por
otra, un origen protestante en la Europa central y septentrional.
Italia
La influencia primero aragonesa y luego española en la Península Itálica llevó a
la opinión pública, incluyendo al papado, a ver a los españoles como una
amenaza. Se cultivó una imagen desfavorable de España que naturalmente
acabó incluyendo una visión negativa de la Inquisición. Revueltas contra la
Inquisición en territorios de la Corona Española en Italia se produjeron en 1511
y 1526 en Sicilia y simples rumores de la introducción causaron revueltas en
Nápoles en 1547 y 1564.
La Política Europea Del Siglo Xvi
A partir de los años 1559 a 1562 aparecieron unos libros que presentaban a la
Inquisición como una amenaza a las libertades europeas. Estos escritos
razonaban que los países que aceptaran la religión católica no sólo perderían
sus libertades religiosas, sino las civiles también a través de la Inquisición. Para
ilustrar sus puntos describían autos de fe y torturas y empleaban
abundantemente relatos de huidos de la Inquisición dispuestos a contar su
historia. La Reforma era vista como una liberación del alma humana de la
oscuridad y la superstición.
Francia, Gran Bretaña y los Países Bajos poseían las prensas más activas del
continente y las emplearon eficazmente para defenderse cuando se
consideraron amenazados. Los documentos generados entre los años 1548 y
1581 se convertirían en referencia y base para estudios de historiadores
posteriores.
Los Países Bajos
En los Países Bajos, ya desde el reinado de Carlos I y a pesar de que el mismo
Felipe II había asegurado que la Inquisición Española no era exportable,
muchos holandeses temían que el rey intentase introducirla para reducir sus
libertades. Felipe II reconocía que los Países Bajos ya tenían una inquisición
propia más despiadada que la de aquí: los tribunales de Amberes ejecutaron
entre 1557 y 1562 a 103 herejes, más de los que murieron en toda España en
ese período. Varios cambios en la organización de la Inquisición holandesa
incrementaron los miedos, tanto a la Inquisición Española como a la forma
local, y fue acrecentando la oposición durante el siglo XVI, hasta el punto que
se temía la anarquía si no se legalizaba el calvinismo (religión protestante).
Este temor fue manipulado por protestantes y aquellos que promovían la
independencia de los Países Bajos en panfletos como De la no cristiana,
tiránica Inquisición que persigue la fe, escrito desde los Países Bajos (1548) o
La forma de la Inquisición Española introducida en la Baja Alemania en el año
1550. En 1570, los refugiados religiosos presentaron en la Dieta Imperial el
documento Una defensa y declaración verdadera de las cosas que han
ocurrido recientemente en los Países Bajos en el que no sólo describían los
crímenes realizados contra los protestantes, sino que también acusaban a la
Inquisición Española de incitar las revueltas en los Países Bajos para forzar a
Felipe II a ejercer mano dura, además de acusarla de la muerte del príncipe
Don Carlos.
Gran Bretaña
La rivalidad política entre España e Inglaterra, con el intento de invasión de
Gran Bretaña por Felipe II como fondo, estimularon la propaganda antiespañola
de guerra.
En Inglaterra, los monarcas católicos habían creado tribunales religiosos para
luchar contra la herejía, los últimos creados por María Tudor. Los reyes
anglicanos, sobre todo Isabel I de Inglaterra, prefirieron crear tribunales civiles
para reprimir a los disidentes religiosos, ante todo a los católicos,
distanciándose de las prácticas anteriores. Se identificó a los herejes católicos
con traidores, empleando un sistema que no se distinguía mucho del de la
Inquisición. Se llegó al extremo de secuestrar en los Países Bajos a un jurista
católico inglés, John Story, y llevarlo a Inglaterra para ser torturado, acusado de
traición y conspiración y ser ejecutado. El sistema por el que el gobierno
insistía en juzgar a rebeldes, no a herejes, se mantuvo hasta el reinado de
Jacobo I y permitía mantener a la Inquisición como una institución claramente
católica, identificada con España y Roma.
El Siglo Xvii
Ya desde el siglo XVI algunos pensadores católicos y protestantes habían
comenzado a discutir sobre la libertad de conciencia, pero el movimiento fue
marginal hasta principios del siglo XVII. Se afirmaba que los Estados que
realizaban persecuciones religiosas no sólo eran poco cristianos,[14] sino que
además eran ilógicos,[15] puesto que actuaban en base a una conjetura y no a
una certeza. Estos pensadores atacaban a cualquier tipo de persecución
religiosa, pero la Inquisición se les ofrecía como un blanco perfecto de sus
críticas. Tales puntos de vista serán defendidos sobre todo por pensadores de
corrientes religiosas minoritarias, disidentes, como remonstrantes,
anabaptistas, cuáqueros, unitarios, menonitas, etc. Así, por ejemplo, Philipp
van Limborch, el primer gran historiador de la Inquisición era remonstrante, y
Gilbert Brunet, historiador inglés de la Reforma, latitudinario.
DEL SIGLO XIX AL XX
El historiador Ronald Hilton le ha dado mucha importancia a este tipo imagen
de España del siglo XVIII. Habría dado el entramado ideológico a Napoleón
para su invasión en 1807: la iluminada Francia lleva su luz a la atrasada y
oscura España. De hecho, una de las reformas que Napoleón introdujo en
España fue la eliminación de la Inquisición.
Estados Unidos
Al igual que Inglaterra había usado la Leyenda Negra como arma política en el
siglo XVI, Estados Unidos la utilizó durante la Guerra de Cuba.
España siempre ha sido excesivamente religiosa y excesivamente cruel...
tenían miedo de que si daban la menor concesión a los moros, Dios los
destruiría. La idea era que el único camino para asegurar la ayuda divina era la
fe absoluta, y esa fe era probada por el odio a todas las ideas inconsistentes
con las propias... España ha sido y es víctima de la superstición... Nada
quedaba más que los españoles; es decir, indolencia, orgullo, crueldad y
superstición infinita. Así España destruyó toda la libertad de pensamiento a
través de la Inquisición, y durante muchos años el cielo estuvo lívido con las
llamas del auto de fe; España estaba ocupada llevando leña a los pies de la
filosofía, ocupada quemando a gente por pensar, por investigar, por expresar
opiniones honestas. El resultado fue que una gran oscuridad cubrió España,
atravesada por ninguna estrella e iluminada por ningún sol naciente.

Historiografía Moderna
Durante la ocupación francesa de las tropas napoleónicas, se encargó a Juan
Antonio Llorente, un ilustrado afrancesado que había sido durante algún tiempo
Comisario y Secretario de la Inquisición de Corte, la conservación de los
archivos de la institución. Llorente fue el primero que realizó una historia de la
Inquisición basada en documentos originales, aunque más tarde los destruiría,
escribiendo un libro que tendría una influencia enorme en la percepción de la
institución y que en su momento fue la obra estándar sobre el tema. Sin
embargo, la obra contiene muchos errores, de los que el más sonado es la
cantidad de víctimas de la Inquisición que da: 32.000 quemados en la hoguera.
[39]
La obra de Llorente fue empleada por otros historiadores, como el
norteamericano Prescott, que en su estudio inacabado sobre Felipe II (1855)
hace responsable al Inquisidor General Valdés de la falta de genio intelectual
en España.
Hubo que esperar hasta el siglo XIX para que se realizara un estudio en
profundidad de la vertiente antisemita de la Inquisición. Parece ser que este
movimiento comenzó en los años 30 del siglo XIX con la emancipación de
judíos y católicos en Gran Bretaña. Historiadores y novelistas empezaron a
usar la España del siglo XV como paradigma de la nación de raza y religión
única. De la época son, por ejemplo, la History of the Reign of Ferdinand and
Isabella, the Catholic (Historia del reinado de Fernando e Isabel; 1837) de
William H. Prescott y Conquest of Granada (La conquista de Granada) de
Washington Irving. Con el crecimiento de este movimiento. diversos autores,
como el español Amador Ríos o el judío alemán Yitzhak Baer, comenzaron a
explorar el papel de víctimas de los judíos, olvidados hasta ese momento,
eclipsados por los protestantes.
CONCLUSIÓN
El interés mueve el mundo…” se suele decir, y de la misma pasta está hecho el
engranaje con el que se mueve dicha Inquisición. Una Inquisición salvaje, sin
motivos para llevar a cabo tan cruento acto de vejación; pero, parémonos a
pensar… ¿en aquella época no se vería igual que ahora?
Una época en la que la muerte está a la orden del día, donde el hijo de la
vecina a muerto de tifus; la panadera a muerto dando a luz; el mendigo de la
esquina parece que ya no se le ve; al marido de la Angustias lo han quemado
en la hoguera… La población ya está prácticamente acostumbrada a ello,
siempre duele pero el tiempo todo lo cura, claro, aunque también nadie quiere
morir.
Nadie tiene la potestad de dar o quitar vida a una vida ya nacida. La Inquisición
lo vio fácil, usando el miedo y mostrando lo fácil que era separar la vida de la
muerte, la eliminación de aquellos que algún día pudieran romper con ese
oligopolio cada vez más deteriorado no era tan complicada; y la población, ante
tales “actos teatrales”, preferiría seguir siendo espectadora antes que
protagonista.
Difícilmente se puede juzgar desde nuestro tiempo los acontecimientos del
pasado. Pero estoy de acuerdo con los autores más sobresalientes de mi
trabajo, que la Iglesia, pudo haber hecho más por evitar la Inquisición, sin
embargo, la dependencia al poder del Estado la limitó. Actualmente puede
existir este peligro, estar unido a una estructura que reprima las conciencias y
las mantiene calladas, y nosotros por estar unido (de cualquier forma ya sea
económicamente, por intereses de poder, que tal por conveniencia social) a
ella, no podemos hablar ya que, lastimaríamos la susceptibilidad de algunos
clérigos, empresarios y gobernantes.
Infinidad de veces el Papa Juan Pablo II ha pedido perdón por las faltas que
como Iglesia
BIBLIOGRAFÍA
• Julio Caro Baroja: El señor inquisidor y otras vidas por oficio, Madrid:
Editorial Alianza, 2006, ISBN 84-2066-009-4

• Marcelino Menéndez Pelayo: Historia de los heterodoxos españoles,


Madrid: CSIC, 2001, ISBN 84-0007-289-8

• Emil van der Vekene: Bibliotheca bibliographica historiae sanctae


inquisitionis. Bibliographisches Verzeichnis des gedruckten
Schrifttums zur Geschichte und Literatur der Inquisition. Vol. 1 - 3.
Vaduz: Topos-Verlag, 1982-1992, ISBN 3-289-00272-1, ISBN 3-289-
00578-X - (7110 títulos sobre la Inquisición)

• Emile van der Vekene: La Inquisición en grabados originales.


Exposición realizada con fondos de la colección Emile van der
Vekene de la Universidad San Pablo-CEU, Aranjuez, 4-26 de mayo
de 2005, Madrid: Universidad Rey Juan Carlos, 2005. ISBN 84-
96144-86-0

• Pérez Villanueva, Joaquín y Escandell Bonet, Bartolomé (dirs.):


Historia de la Inquisición en España y América, Centro de Estudios
Inquisitoriales, 1984-2000, 3 vols. ISBN 978-84-220-1157-6

• André Vauchez, "Contestazioni ed eresie nella Chiesa latina" en


Storia del cristianesimo, vol. VI. Un tempo di prove (1274-1449),
Borla-Città Nuova, Roma 1998, ISBN 88-263-1024-6

• Beatriz Comella (2004). La Inquisición española, 4 edición, Rialp.


ISBN 9788432131653.

También podría gustarte