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Textura

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Textura es la propiedad que tienen las superficies externas de los objetos, así como las
sensaciones que causan, que son captadas por el sentido del tacto. La textura es a veces
descrita como la capacidad de sentir sensaciones no táctiles (o sea que no se captan por las
manos).

Se denomina así no sólo a la apariencia externa de la estructura de los materiales, sino al


tratamiento que puede darse a una superficie a través de los materiales.

Puede ser táctil, cuando presenta diferencias que responden al tacto, y a la visión, rugosa,
áspera, suave, etc.

La textura es expresiva, significativa y trasmite de por sí reacciones variables en el espectador,


las que son utilizadas por los artistas, que llevan la materia a un nivel superior del que ella tiene,
para aumentar el grado de contenido a transmitir en su obra.

 Tipos de Texturas:

Las texturas naturales son aquellas que tienen las superficies y cuerpos de la naturaleza: el
tronco de un árbol, la piel de un animal, etc.

Las texturas artificiales son aquellas superficies que tienen los objetos fabricados por el ser
humano: la superficie de una pared, la
superficie de un coche, etc
Las texturas visuales son las que podemos percibir sólo a través del sentido de la vista. Por
ejemplo, la veta del mármol, de la madera
o el trazo de un lápiz.
Las texturas táctiles son las que percibimos a través del tacto.

Sea cual fuere el tipo de textura, la percibiremos como una sensación táctil y visual o como
una sensación puramente visual.

En cuanto a las primeras, la percepción táctil dependerá del grado de aspereza, suavidad,
dureza, temperatura, etc., y la percepción visual dependerá del tipo y calidad de la luz, así
como del grado de reflexión u opacidad de la superficie.

Las texturas puramente visuales, son aquellas que no dependen de ningún factor externo,
como el tipo o calidad de la luz, para ser percibidas. A este grupo pertenecerían las texturas
generadas mediante la adición de papeles pintados, tramas adhesivas, etc..

Normalmente las primeras informaciones que tenemos de las cualidades de los objetos, nos
las proporciona el sentido de la vista.
Los primeros análisis son ópticos, posteriormente, si queremos reafirmar esas primeras
percepciones recurrimos a otros sentidos como el del tacto. En el primer análisis tenemos
una percepción clara de la forma y del color, y una intuitiva de la textura.

La textura está relacionada con la composición de la materia del objeto en cuestión. Para
confirmar estas cualidades que le suponemos a un objeto, recurrimos al sentido del tacto.
La información percibida la primera vez, se asocia en todas las visiones posteriores del
mismo objeto o similares a la cualidad tactil experimentada. De tal manera que, a las
texturas, con el fin de poder evocarlas sin verlas ni tocarlas, se les ha descrito por medio
del lenguaje hablado, para que nuestro cerebro procese las mismas y tengamos una idea
exacta de esa cualidad diferencial que confiere identidad a cualquier objeto.
Así podemos decir que la seda es suave, el papel de lija es áspero o el tronco de un árbol
es rugoso, hablar de la lisura de un espejo, de la aterciopelada piel de un melocotón, del
brillo refulgente y suavidad de una porcelana o del mate y rasposa superficie de un
cacharro de barro.

La textura es una cualidad abstracta, añadida a la forma concreta para personificarla y


distinguirla entre las demás. La textura, por lo tanto, es una cualidad diferencial que ayuda
a distinguir y reconocer los objetos, por ejemplo, un muro puede ser igual a otro en forma,
superficie, color y simplemente distinguirse por su textura. Todo lo que percibimos por el
sentido de la vista esta compuesto por formas, colores y texturas.
Con todo, la mayor parte de nuestra experiencia en la percepción de la textura es óptica,
no tactil. Mucho de lo que percibimos como textura está pintado, fotografiado, filmado...
simulando una materia que realmente no está presente y por lo tanto no podemos
comprobar por medio del tacto, pero si tenemos información por la luz que recibe y refleja,
por las sombras y por archivado en nuestro cerebro. Es un hecho que se da también en la
naturaleza, ya que muchos animales adoptan o tienen aspecto de lo que les rodea
adoptando los colores y las texturas de lo que les rodea con el fin de camuflarse en el
contexto y pasar desapercibidos de sus predadores.

¿Cómo añadir textura a la pintura? para ello solamente habremos de conocer las
cualidades de todos los útiles y recursos que tenemos a nuestro alcance como el papel, los
pigmentos, y la técnica.
Pensad por un momento en la textura que presentaría una calle reseca, llena de polvo, o
después de una tormenta.
Imaginaos un paisaje urbano rural con sus viejos tejados de teja en la que habitan ciertos
líquenes y musgos o esos muros con piedras de distintos colores y materias que confieren a
los muros una textura rugosa y áspera.
En la mayor parte de las ocasiones no es necesario incidir mucho en este aspecto
simplemente es necesario insinuar utilizando un pincel plano y la acuarela seca. También
podemos aplicar un ligero raspado con una cuchilla con el fin de sacar luces y brillos, algún
frotado con el trapo o la esponja al fin de aclarar un color, rascados, toques con el dedo
...etc.

También con el color podemos aprovechar algunos comportamientos de los pigmentos, por
ejemplo: el negro marfil, al ser mezclado con cualquier color, tiende a producir no sólo un
color diferente, sino también una textura distinta.

El papel juega un papel muy importante a la hora de concretar una textura. El grado de
satinado que posea el papel, la superficie más o menos lisa, o más o menos granulosa y
rugosa son cualidades que debemos aprovechar.

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