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Carta abierta al parlamento de Uruguay.

Un conjunto de vecinas y vecinos que somos parte del larguísimo millón de ciudadanos
que ha expresado de manera sistemática y creciente, y por diversos medios, el rechazo
indeclinable a la ley 15848 “De la Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado”, nos
presentamos ante el cuerpo legislativo nacional para demandar para que este asuma, sin
más dilatorias, la responsabilidad funcional que le compete en el caso extremo de
impedimento impuesto al Poder Judicial, desde hace más de veinte años, de actuar en
gravísimos delitos de lesa humanidad cometidos por el Estado Uruguayo, al amparo de
esta “ley” que sabiamente nuestro pueblo ha bautizado como “LEY DE IMPUNDAD” y
que viola los convenios internacionales suscriptos por Uruguay sobre el juicio y castigo
a estos delitos a escala mundial.
Nos presentamos para exigir del parlamento, LA ANULACIÓN YA DE LA LEY
15848, sin posteriores “indultos” ni “excepcionalidades” que supongan eximir a los
criminales del juicio y castigo merecidos.
El último pronunciamiento público del 25 de octubre del 2009 en el sentido de anular la
“ley”, deja en evidencia que más allá de formalidades, procedimientos electorales
cuestionables y la falta difusión pública de fundamentos para la nulidad, en 20 años no
han sido depuestos ni el anhelo ni el clamor popular de Verdad y Justicia, ni tampoco el
categórico rechazo a que sea el mismo Estado violador de los Derechos Humanos el que
pretenda –a través del Poder Ejecutivo – disponer quienes, cuando y como deben ser
juzgados y castigados por la única institución que se supone debe hacer cumplir la
premisa de que “todos somos iguales ante la ley”, sin excepciones ni favoritismos.
Un solo hecho habla por si mismo como debe proceder la Justicia cuando no es
sometida a la presión de otros poderes o cuando otros poderes pretenden auto-atribuirse
las potestades de aquella: el principal responsable político de violar la Constitución de
la República en 1973 y co-responsable ideológico de aberrantes crímenes de lesa
humanidad, un expresidentes i dictador, ha sido condenado –aunque más no sea
tardíamente –por funcionarios del Poder Judicial que no cedieron ni al amedrentamiento
ni a la presión de otros funcionarios públicos, partidos políticos o instituciones oficiales.
Juan María Bordaberri, procesado y condenado por golpista y por asesino, es la medida
de cuanto se ha impedido en 20 años desconociéndose la independencia y las
atribuciones del poder judicial, y cuanto nos hubiésemos ahorrado en riesgos de
seguridad ciudadana y nuevas amenazas golpistas, de haberse hecho caso al clamor y la
voluntad popular de Verdad y Justicia, dejándose actuar debidamente al Poder Judicial
dentro de los marcos y las reglas de jugo instituido por el mismo estado que hoy las
desconoce.
La realidad rompe los ojos y no caben más las medias tintas.
O el Poder Legislativo, atendiendo a la sensibilidad ciudadana y respetuoso de las
normas de justicia de carácter nacional e internacional, ANULA YA MISMO LA LEY
DE IMPUNIDAD sin dejarse influir por presiones en busca de “indultos” o “perdón”, o
nuestro pueblo no tendrá más remedio que concluir que la salvaguarda de los derechos
humanos, para defenderse por sí y ante sí, quedaría necesariamente y exclusivamente
bajo su única responsabilidad.
Esta sería la conclusión lógica ante la pasividad del parlamento y esta misma pasividad
evidenciaría la existencia de “pactos” o “conjuras” que pretenden garantizar de por vida
salvoconductos de impunidad “selectiva”, tan graves y delicados respecto al pasado,
como lo sería también respeto al presente y el futuro.
A diario se revela crudamente las incontables formas de la impunidad (la de la
discriminación y la de la criminalización de la pobreza; la de la omnipotencia y los
vejámenes patronales: la de los represores que provocan situaciones trágicas en nombre
de “la ley y el orden”; la de agentes que existirían para garantizar la seguridad
ciudadana y sin embargo son responsables de horrendos crímenes, robos y secuestros;
hasta la impunidad de medidas político-económicas de cuyos perjuicios sociales nadie
se hace cargo, siendo un muy buen ejemplo de ello la “deuda externa”), pero no
esperamos “el imposible” de que este parlamento las elimine, sino simplemente que no
consagre las formas extremas de la impunidad consagrando “leyes” que habili8tan el
terrorismo de Estado y la protección de quienes lo practican.
Lo único que estamos exigiendo –en síntesis-, enérgica y responsablemente, es que se
deje actuar libremente al poder judicial en cuanto a los cientos y cientos de casos de
individuos que siguen siendo un peligro social y cuya situación de amparo y protección,
representa de hecho un aliciente para la acción de nuevos y más feroces enemigos del
pueblo, con uniforme o sin él, en “democracia” o en “dictadura”. No hacerlo, es declarar
irresponsablemente la impunidad como atributo “legal” de los poderosos y privilegiados
hasta en las situaciones más aberrantes y anti-humanas.
Lo que sencillamente exigimos de senadores y diputados elegidos para
“representarnos”, es que no sean cómplices de hecho de la impunidad extrema:
QUE YA MISMO NOS “REPRESENTEN” ALMENOS CUMPLIENDO
EXTRITAMENTE CON SU DEBER DE ANULARYA LA LEY 15848, PONIENDO
FRENO A CUALQUIER MANIOBRA QUE SIGNIFIQUE PERDONAR,
UNDULTAR O PRIVILEGIAR A LOS ASESINOS DEL PUEBLO, Y
PRESERVANDO A NUESTRO PAÍS DE EVENTUALES SANCIONES
DEVENIDAS DEL INCUMPLIMIENTO DE NORMAS Y CONVENIOS
INTERNACIONALES SUSCRITOS OOR EL URUGUAY.
A la espera de que los legisladores respondan ya mismo con hechos a la presente
demanda y manteniéndonos atentos a al conductas parlamentaria sobre el particular.

Coordinación de Vecinos
por la Anulación de la Ley de Impunidad.

Mayo de 2010

RESISTIR LA IMPUNIDAD
BARRIO A BARRIO,
DIA A DIA.

Periódico Solidaridad – Montevideo, Uruguay Agosto 2010

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