Está en la página 1de 2

DESTINOS UNIDOS

Esa tarde hacía un terrible frío. Andaba por el centro de la ciudad, que estaba
decorada con lucecitas de colores y muchos peluches de Papá Noel. Me
encantaba la navidad. Era la única estación del año que hacía sentirme bien.
Las sonrisas de la gente, las parejas de enamorados, las ganas de ser feliz.
Suspiré y seguí andando por la calle con una sonrisa. En mis manos llevaba un
libro. Mi libro favorito. Me lo estaba leyendo por quinta vez. Adoraba tanto
esa historia... Trataba de una chica que aún no había conocido el amor, hasta
que una tarde de invierno, encontró un chico que le cambió la vida
completamente.
Una de las razones por la cual me gustaba tanto ese libro era porque yo me
encontraba en la misma situación que la protagonista. Lo único diferente era
que yo aún esperaba que apareciese ese chico.
Seguí andando hasta que llegué a una cafetería. Decidí entrar para tomarme
algo calentito y acabar de leerme el libro. Entré y me dirigí a la mesa del
fondo, junto a una ventana. Era mi sitio favorito. Allí veía la gente pasar y me
podía relajar.
Me senté y pedí a la camarera que me sirviera una taza de chocolate caliente.
Abrí mi libro y me disponía a leer cuando divisé a un chico que se sentaba en
la mesa de delante de mí. Era alto y delgado, llevaba su pelo negro muy
corto. Él me miró y yo le quité la vista. Luego seguí leyendo.
Cuando me terminé la taza de chocolate decidí irme. Me levanté, cogí el libro
y caminé hasta la puerta de la cafetería.
-¡Oye! – Me giré sobresaltada. El chico de en frente me había cogido por el
hombro.
-¿Sí?
-Se te ha caído esto... – Dijo mostrándome un papelito alargado. ¡Mi punto de
libro!
-¡Oh, gracias! – le sonreí. Puse el papelito en mi libro y luego miré al chico.
Tenía su mirada fija en el libro. - ¿Pasa algo?
Él soltó una carcajada.
-Que va... ¡Solo que estamos leyendo el mismo libro! – Dijo señalando un libro
que tenía encima de la mesa. Yo también reí.
-¡Qué casualidad! Es mi libro favorito.
-¿En serio? – Dijo él abriendo los ojos - ¡El mío también!
Sonreímos los dos sorprendidos de todas aquellas casualidades y luego nos
quedamos en silencio. Parecía que él quería decir algo, pero no sabía como.
-Bueno... – Por fin habló - ¿Tienes prisa?
En mi interior solté una risita.
-No, para nada.
-Entonces... ¿Quieres sentarte aquí conmigo y hablamos un rato?
Sonreí y asentí con la cabeza. Nos sentamos uno en frente del otro. Me fijé
bien en él. Era muy atractivo. Tenía los ojos de color miel y una sonrisa
encantadora con hoyuelos.
-¿Y por qué es ese tu libro favorito? – me preguntó con interés.
-Porque me siento totalmente identificada con la protagonista, pero aún no
he conocido el amor – solté una leve carcajada resignada.
-¿No has logrado encontrar el chico de tus sueños?
Me quedé mirándolo fijamente varios segundos sin contestar. Él me sostuvo la
mirada. Con dulzura, con interés, con simpatía. Luego sonreí.
-No lo sé.
Él asintió y también sonrió.
-Oye... Aún no me has dicho tu nombre.
-¡Es verdad! – reí – Me llamo Charlotte.
-Yo Mike.
Estuvimos hablando y riendo toda la tarde. Incluso me pidió mi número de
teléfono. Pedí dos tazas de chocolate más, que terminaron vacías en la mesa.
Teníamos mucha complicidad, nos habíamos conocido hacía muy pocas horas y
parecía que nos conociéramos de toda la vida.
Después de soltar una carcajada miré el reloj.
-¡Oh, no! – Grité – ¡Es tardísimo! Me están esperando en casa. Me tengo que ir,
Mike.
Su rostro se ensombreció.
-De acuerdo. ¿Nos volveremos a ver, verdad?
-Esto no lo dudes. – Sonreí.
Me levanté y cogí mi libro.
-Ten – Dijo Mike. Miré lo que tenía en las manos y era su punto de libro. –
Quiero que te lo quedes tú.
-Pero ahora no sabrás en que parte del libro estás...
-No lo necesito. Mi historia acaba de empezar. – Dijo sonriendo. Me sonrojé y
luego yo también sonreí.
Me giré y caminé con su mirada en mis espaldas. Suspiré llena de alegría.
Por fin había encontrado el amor.

FIN

También podría gustarte