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A. Beens Bartolo H.
Profesor en el Seminario Teológico Iglesia Evangélica Peruana
INTRODUCCIÓN
1. DEFINICIÓN DE TÉRMINOS
1
“Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera en mi camino”.
2
“desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación ”.
El Diccionario de la Real Academia Española define:
A la luz de las definiciones se puede notar que tanto enseñanza como instrucción son
acciones sinónimas. Pues, el que enseña instruye y el que instruye enseña.
¿Cómo se define enseñanza e instrucción en la Biblia? Para eso se estudiará los términos
hebreos y griegos de los cuales se tradujeron al español.
למדSe define como “enseñar, aprender, motivar a aprender”. Lamad se encuentra alrededor de
85 veces en el hebreo del Antiguo Testamento. El vocablo se usa por vez primera en Dt. 4:1:
“Ahora pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño”. El término puede
entenderse como “aprender las leyes divinas” (Dt. 5:1; Sal. 119:7), las obras de paganos (Sal.
106:35), sabiduría (Pro. 30:3), y guerra (Miq. 4:3). Casi la mitad de los casos de lamad se
encuentran en Deuteronomio y Salmos, resaltando el énfasis pedagógico de estos libros. El
énfasis tradicional del judaísmo sobre la enseñanza y consiguiente preservación de su fe tiene su
fundamento bien en claro en el afán de enseñar la fe del Antiguo Testamento y, en particular, Dt.
6:4-9.
קלחcómo sustantivo (lekaj) significa “algo recibido”, es decir 1) enseñanza (Dt. 32:2); también
puede entenderse como don de persuasión (Prov. 7:21) o lección, experiencia (Isa. 29:24).
הרתTiene las siguientes connotaciones: 1) Instrucción concerniente a situaciones específicas
(Deut. 17:11; Jer. 18:18; Prov. 1:8). 2) La ley de Dios: toráh YHVH (2 Rey. 10:31). 3) La ley
como código: toráh Moshéh = la ley de Moisés (1 Rey. 2:3).
רסּומsignifica castigo; se puede entender como reprensión, advertencia o instrucción (Pr. 1:8;
10:17; 12:1); también restringir.
διδαχή significa “enseñanza, dar instrucción” (Mr 12:38; Jn 8:2); doctrina, contenido de lo que se
enseña (Mt 16:12; Hch. 5:28; 17:19).
παράδοσις se define como tradición, las enseñanzas (Mt 15:2; Mr 7:3; 1Co 11:2; Gal 1:14; Col
2:8; 2 Ts 2:15; 3:6; Gal 3:19).
διαλέγομαι significa discutir, disputar (Mr. 9:34; Hch. 24:12; Jud. 9); hacer un discurso, discutir
con argumentación razonable (Hch. 17:2, 17; 18:4, 19; 19:8, 9; 20:7, 9; 24:25; Heb 12:5).
διδάσκω significa enseñar, brindar instrucción (Mt 11:1; Lc 11:1; Ro 2:21; Col 1:28; 3:16; 1 Ti
2:12; 4:11; 2 Ti 2:2; Heb 5:12; 1 Jn 2:27).
παραγγέλλω significa mandar, ordenar, dirigir, dar instrucción, (Mr. 6:8; Lc 8:29; Hch. 1:4;
4:18; 16:18; 17:30; 23:22; 1Co 7:10; 2 Ts. 3:10; 1Ti 1:3; 4:11).
Es motivar a aprender con gozo quién es Dios y cuáles son sus obras a favor de la humanidad.
Es señalar con contundencia los poderosos hechos de la mano de Dios y su verdad inefable
registrada en la Biblia.
Es declarar lo que se ha recibido del Espíritu Santo y los santos hombres que fueron sus
instrumentos.
Es enseñar respecto a las situaciones específicas en nuestra relación con Dios y nuestro prójimo,
en cada faceta de nuestra vida (cómo quiere el Señor que andemos).
Es mencionar las consecuencias de la desobediencia (advertencia) y las bendiciones de la
obediencia a la Palabra bendita.
Es declarar todo el Consejo de Dios. El contenido de lo que se enseña debe ser fiel a las
Escrituras, sin quitar ni agregar nada.
Es seguir fiel a lo que se ha recibido y perpetuar esas enseñanzas a siguientes generaciones; pues,
muchos están abandonando la sana doctrina para acomodarlas a las diversas corrientes de
pensamiento contemporáneo.
Es presentar la bendita Palabra con fluidez, lógica y argumentación razonable; y no intimidarla
por los ataques racionalistas-humanistas, por el contrario responder con la “Espada de dos filos”.
Es enseñar con el ejemplo. Nadie debe enseñar la Palabra de Dios sino se ciñe a ella en fe y
conducta. Como dice J.M. Price, en su libro clásico “Jesús el maestro”: “Mi lección más efectiva
soy yo mismo”. “Las palabras del maestro llegarán solamente hasta donde pueda llevarlas el
poder proyectante de una buena vida”. “La vida del maestro es la vida de sus enseñanzas”.
Finalmente, enseñar significa conducir al hombre a la experiencia más íntima con la voluntad
divina, puesto que la doctrina afecta tanto al intelecto como a la voluntad humana.
El maestro Howard Hendricks, en su libro “Enseñando para Cambiar Vidas”, dijo: “Si deja
de crecer hoy, dejará de enseñar mañana” y “mientras vive, aprende; y mientras aprende, vive”.
Así como Dios exigía que pueblo de Israel enseñase su Palabra a las postreras generaciones y
a las demás naciones, también quiere que lo hagamos nosotros. Es un imperativo que debemos
cumplir.
En la historia bíblica, la enseñanza de la Palabra de Dios se ha hecho de diferentes maneras.
Se ha enseñado usando el diálogo familiar, en los cultos del templo o sinagoga, en escuelas
establecidas por los escribas, en exposiciones o predicaciones públicas, en las visitas a hogares, en
las fiestas religiosas, los símbolos, y por la distribución de los libros sagrados; en otras palabras,
material escrito.
Así pues, en este tiempo de constantes cambios y rebeldía humana contra Dios, no es
suficiente reflexionar sobre la importancia del presente tema ni en la responsabilidad que la deidad
nos confiere, sino en buscar las formas que la Palabra de Dios sea enseñada eficazmente. Para ello se
requiere que cada uno se comprometa a ser un buen estudiante de las Escrituras y un buen maestro de
ella, usando todas las herramientas posibles para su difusión; tales como: radio, televisión, internet,
redes sociales, material impreso, libros, programas eclesiales, campañas, convenciones, cruzadas,
etc.
CONCLUSIÓN
Dios quiere que presentemos la Luz de su Palabra a esta sociedad que vive en tinieblas,
quiere que presentemos el delicioso alimento espiritual a los “desnutridos”, quiere desparasitar a los
que padecen el “síndrome de parasitosis”, quiere que cada uno desemboque sus conocimientos y no
se parezcan al “Mar Muerto”, y quiere que se quiten todo óxido de encima (con un poco de ácido).
En otras palabras, Dios quiere que enseñemos su bendita Palabra. ¿Está dispuesto?
Ese imperativo debe ser obedecido por todos.
Sea Dios ayudándole en esta gloriosa tarea.