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COLEGIO

FE Y ALEGRÍA Nº 1
TEMA:
HISTORIA DE LA IGLESIA
CURSO:
RELIGION
INTEGRANTES:
Valeria, Román, Araujo
Maryori, Camposano Ayala
Nathaly, Leon Huarcaya
Alithú, López Egúsquiza
Claudia, Campos Socla
Xiomara, Reyes Rodríguez

AÑO:
4º “B”

PROFESORA:
Judith Chaca Vélez

2010
INTRODUCCION
El contenido de la Historia de la Iglesia es bastante denso y
profundo, abarca desde los días de los apóstoles hasta los
nuestros. Comienza en la antigüedad cristiana y continúa con la
formación de lo que muchos años se llamó CRISTIANDAD,
conjunto de naciones que socialmente obedecía a Cristo y a su
Iglesia. Esa cristiandad en Europa especialmente la hemos visto
luchar contra sus adversarios, vencerlos y luego desmoronarse
bajo los golpes del protestantismo y laicismo moderno.
No por eso fue vencida la Santa Iglesia: ya vuelve a recuperar
naciones que le arrebató la herejía del siglo XVI. En América
Hispana ha encontrado nuevas tierras que conquistar para Cristo y
millones de almas que educar. Hemos desarrollado un tanto la vida
de la Iglesia entre nosotros que tampoco glorias y santos nos
faltan.
Finalmente hemos asistido a los enormes trabajos de la Iglesia
misionera del siglo XX, divina compensación por las pérdidas
que le hacen sufrir la persecución comunista en Europa
Oriental, y la agresividad del protestantismo americano.
La Iglesia es la continuación de Jesucristo en la tierra; es su
reino, su Cuerpo místico, según palabra de San Pablo. La
Historia de la Iglesia relata el progreso del reino de Cristo, su
maravillosa propagación y conservación, su inagotable vida y
fecundidad.
En este audiovisual tan sólo abarcaremos el primer gran
período de la historia: La Antigüedad, que va desde el día de
Pentecostés hasta el siglo VIII.
Dios mediante, en próximos trabajos, lograremos presentar la
historia los siglos restantes: del Siglo XI hasta nuestros días.
EN PALESTINA
Desde los comienzos de la Iglesia, San Pedro actuó como jefe de ella: fue
el primero en predicar al pueblo el día de Pentecostés; el primero en obrar
milagros: el primero en sufrir los azotes de los judíos, fue también el
primero en llevar el apostolado fuera de Jerusalén. El fue quien con Juan,
impuso las manos sobre los fieles de Samaría convertidos por el diácono
Felipe y les dio el Espíritu Santo.
Pedro fue el que devolvió la salud al paralítico Eneas, en Lida y la vida a la
difunta Tabita, en Joppe; el que reprendió a Simón el Mago, padre de la
Simonía, cuando este le ofreció dinero al Apóstol en cambio del poder de
hacer milagros.
Más tarde, el tercer Herodes llamado Agripa hizo prender a Pedro para
darle muerte públicamente y así complacer a los Judíos. Mientras tanto
toda la Iglesia oraba con instancia a Dios por él.
Durante la noche anterior al suplicio, a pesar de estar Pedro encadenado y
bajo la custodia de 16 soldados, un Angel del Señor lo libertó
milagrosamente.
EN ANTIOQUIA
La tradición de los antiguos historiadores de la Iglesia, tradición confirmada por
la fiesta de la Cátedra de S. Pedro en Antioquía, nos enseña que San Pedro
estableció el centro de su apostolado, su sede en Antioquía, gran ciudad
entonces. Allí fue donde, por su gran muchedumbre que los discípulos
empezaron a llamarse cristianos.
Durante su estancia en aquella capital estableció San Pedro diversas Iglesias
en el Ponto, la Bitinia y la Capadocia.
EN ROMA
Pasados los siete años que la tradición atribuye a su episcopado en
Antioquía, San Pedro se encaminó a Roma, capital del Imperio Romano y
del mundo.
Allí fundó la Iglesia Romana: dio él mismo el episcopado a Lino, que había
de ser el primer sucesor suyo y allí sufrió el martirio.
Es creencia general que, recibido primero en la colonia judía que habitaba
uno de los barrios pobres, se hospedó luego en casa del senador Pudente,
emparentado con el centurión Cornelio, bautizado por el Apóstol.
Entre los años del 47 al 51, después de un motín de barrio, cuya causa
atribuye el historiador Tácito a un tal Cresto - es decir el nombre que los
paganos por malicia o por ignorancia daban a Cristo-, el emperador
Claudio desterró de Roma a todos los judíos y San Pedro tuvo que salir
con ellos. Volvió hacia el año 63 y durante la persecución de Nerón fue
encarcelado en la prisión Mamertina. Condenado a morir en una cruz,
pidió que lo crucificaran con la cabeza para abajo diciendo que no era
digno de morir de la misma manera que su divino maestro.
La primacía que había recibido de Jesucristo N. S. y ejercido en Roma,
pasó como herencia a sus sucesores en aquella sede, por lo cual el Papa,
Obispo de Roma, es el Pastor supremo de la Iglesia.
PABLO, EL VIAJERO DE LA FE
Comenzó entonces Pablo su gloriosa e incomparable carrera para
anunciar la doctrina de Cristo N. S. a las naciones.
Tres fueron sus grandes giras apostólicas.
En la primera, Pablo, acompañado de Bernabé y de Juan Marcos, el futuro
evangelista, recorrió Chipre y Asia Menor en su parte meridional.
Luego de quedarse en Antioquía de Siria un tiempo cuya duración no se
conoce, se separaron Bernabé y Pablo.
Entonces Pablo, llevándose a un nuevo compañero llamado Silas, visitó
las Iglesias ya fundadas y, continuando este segundo viaje, llegó hasta la
Frigia y la Galicia; pasó luego a Europa. En Filipos fundó una comunidad;
siguió a Salónica y bajó hasta Atenas, donde predico ante el Areópago. De
Atenas se fue a Corinto donde permaneció año y medio y dejó una Iglesia
floreciente. De allí regreso a Asia Menor.
No tardó en emprender el tercer viaje cuyo centro fue Efeso, donde
permaneció por más de dos años y fundó otra comunidad importante. En
este tercer viaje iba en compañía de Lucas, el médico y futuro evangelista,
que lo seguía desde la ciudad de Troas, en su segunda gira.
Por doquiera San Pablo encontró grandes resistencias y grandes
padecimientos que él mismo cuenta en sus epístolas. Muchas veces se vio
encarcelado, azotado, apedreado; naufragó y pasó un día y una noche en
los abismos del mar.
PABLO, EL VIAJERO DE LA FE
Comenzó entonces Pablo su gloriosa e incomparable carrera para anunciar la
doctrina de Cristo N. S. a las naciones.
Tres fueron sus grandes giras apostólicas.
En la primera, Pablo, acompañado de Bernabé y de Juan Marcos, el futuro
evangelista, recorrió Chipre y Asia Menor en su parte meridional.
Luego de quedarse en Antioquía de Siria un tiempo cuya duración no se conoce, se
separaron Bernabé y Pablo.
Entonces Pablo, llevándose a un nuevo compañero llamado Silas, visitó las Iglesias
ya fundadas y, continuando este segundo viaje, llegó hasta la Frigia y la Galicia; pasó
luego a Europa. En Filipos fundó una comunidad; siguió a Salónica y bajó hasta
Atenas, donde predico ante el Areópago. De Atenas se fue a Corinto donde
permaneció año y medio y dejó una Iglesia floreciente. De allí regreso a Asia Menor.
No tardó en emprender el tercer viaje cuyo centro fue Efeso, donde permaneció por
más de dos años y fundó otra comunidad importante. En este tercer viaje iba en
compañía de Lucas, el médico y futuro evangelista, que lo seguía desde la ciudad de
Troas, en su segunda gira.
Por doquiera San Pablo encontró grandes resistencias y grandes padecimientos que
él mismo cuenta en sus epístolas. Muchas veces se vio encarcelado, azotado,
apedreado; naufragó y pasó un día y una noche en los abismos del mar.
Pablo, Mártir de la Fe
Después del tercer viaje, subió Pablo a Jerusalén donde se alborotaron los
judíos e hicieron que fuera apresado por los Romanos. Después de un
cautiverio de dos años, él mismo apeló al César y fue llevado a Roma
donde permaneció otros dos años en semi-libertad. Aprovechó estos años
en predicar la fe. Absuelto por César volvió a Oriente y sufrió luego un
segundo cautiverio.
Según las antiguas tradiciones de la Iglesia Romana, pasó nueve meses
con San Pedro en el oscuro calabozo de la cárcel Mamertina. Sacado de
allí, sufrió una última flagelación y, en su calidad de ciudadano romano,
fue decapitado el mismo día que San Pedro era crucificado con la cabeza
para abajo.
San Pablo aparece como el gran evangelista de los paganos en la primitiva
Iglesia; sin embargo no tendrá sucesor en su apostolado: él no es la
piedra angular de la Iglesia. La piedra angular es Pedro y el Papa, sucesor
de Pedro, será el jefe de la Iglesia, donde ha de mandar una cabeza visible,
la del Vicario de Cristo.
NOTA SOBRE ALGUNOS DE LOS
APÓSTOLES
Muy poco se sabe de la vida y trabajos de los demás apóstoles.
Santiago el mayor, permaneció algún tiempo en Judea y, según afirman
tradiciones del siglo VII, hubiera ido a predicar a España, convirtiendo
algunos a Cristo, de entre los cuales, siete, ordenados más tarde por San
Pedro, fueron los fundadores de algunas Iglesias de España.
Tradiciones del siglo V dicen que, a petición de la Virgen María, el Apóstol
le dedicó un modesto oratorio en Zaragoza. En siglos posteriores fue
sustituido por un amplio templo que, en el siglo XIV recibió el nombre del
Pilar, por estar la imagen de la Virgen sobre una columna de mármol.
El apóstol Santiago volvió a Judea, donde fue degollado por orden de
Herodes Agripa, hacia los años de 42 a 44. Su cuerpo, según antiquísima
tradición española que remonta al siglo IX, se venera en la ciudad de
Compostela.
Santiago el Menor fue obispo de Jerusalén. Su Vida santa le mereció por
parte de los mismos Judíos el sobrenombre de justo. Pero, por la envidia y
el odio de los príncipes de los Sacerdotes y de los fariseos fue arrojado
desde lo alto del templo y apedreado.
San Juan, hermano de Santiago el Mayor vivió con la Virgen Santísima en
Jerusalén. Antes del sitio de esta ciudad por los romanos salió para Efeso
cuya Iglesia, fundada por San Pablo, gobernó por muchos años.
Tertuliano nos dice que fue llevado a Roma en el reinado de Domiciano y
condenado a morir en una caldera de aceite hirviendo. De allí salió
milagrosamente ileso. Desterrado a la Isla de Patmos escribió el
Apocalipsis (o profecía). A la muerte de Domiciano volvió a Efeso, donde
murió de avanzada edad. Escribió el Evangelio que lleva su nombre.
Padres Apostólicos
TRES SIGLOS DE PERSECUCIONES
Quiénes fueron los Perseguidores
La religión de Nuestro Señor Jesucristo fue blanco de contradicción desde
su cuna. Ya vimos cómo la persiguieron los sacerdotes judíos quienes
hicieron prender, encarcelar y azotar a los apóstoles, prohibiéndoles
predicar la Resurrección de Cristo: cómo apedrearon a San Esteban e
hicieron decapitar a Santiago; cómo más tarde mataron a Santiago el
Menor, Obispo de Jerusalén.
Por todas partes se opusieron a la predicación de San Pablo y suscitaron
tumultos con el fin de darle muerte.
Confundidos en un principio con los Judíos, muy pronto el pueblo
distinguió a los cristianos de aquéllos e hizo de ellos el objeto de su odio.
Ya en su tiempo el historiador Tácito los acusaba de "enemigos del género
humano". De tal manera que los consideraba como responsables de las
calamidades públicas.
Fomentaban aquel odio los filósofos paganos, enemigos de la doctrina
de Cristo y los sacerdotes de los ídolos que vivían del comercio de las
víctimas ofrecidas a los dioses.

Una tercera clase de perseguidores tuvieron los cristianos en Roma, a


saber, los mismos emperadores y, entre ellos, los mejores, pues veían
en el cristianismo un peligro para la unidad del imperio. Por eso mismo
la causa determinante de tan largas persecuciones fueron más bien de
orden legal y jurídico
ACUSACIONES HECHAS A LOS CRISTIANOS
Además de los crímenes de la plebe achacaba falsamente a los
cristianos por ejemplo: el comerse la carne de un niño y beberse su
sangre en sus asambleas nocturnas, las principales acusaciones
levantadas contra ellos eran:
1º El pretender una Religión Universal que los Emperadores
tomaban a amenaza contra el mismo Imperio.
2º El crimen de la lesa majestad, es decir no adorar al César.
3º El practicar un culto ilícito lleno, decían, de supersticiones; en el
que se hacían culpables de hechicerías. Así llamaban a los milagros.
PENALIDADES
Los cristianos, antes de ser sometidos a juicio eran
encarcelados, cargados de cadenas en infames calabozos.
Luego se les sometía a tormento en el potro; se les azotaba; se
les desgarraba con garfios etc. Los que permanecían firmes en
la fe eran decapitados si ostentaban el titulo de ciudadanos
romanos; expuestos a las fieras del circo o quemados vivos, si
eran de libre condición, pero no ciudadanos romanos;
crucificados si eran esclavos.
Los edictos publicados por Septimio Severo, Decio, Valeriano y
Diocleciano, tuvieron por objetivo atajar la propagación del
Evangelio más por la apostasía que por el martirio. Fueron sin
embargo la causa de gran número de martirios y de suplicios
hasta entonces poco usados.
PENALIDADES
Los cristianos, antes de ser sometidos a juicio eran
encarcelados, cargados de cadenas en infames calabozos.
Luego se les sometía a tormento en el potro; se les azotaba; se
les desgarraba con garfios etc. Los que permanecían firmes en
la fe eran decapitados si ostentaban el titulo de ciudadanos
romanos; expuestos a las fieras del circo o quemados vivos, si
eran de libre condición, pero no ciudadanos romanos;
crucificados si eran esclavos.
Los edictos publicados por Septimio Severo, Decio, Valeriano y
Diocleciano, tuvieron por objetivo atajar la propagación del
Evangelio más por la apostasía que por el martirio. Fueron sin
embargo la causa de gran número de martirios y de suplicios
hasta entonces poco usados.
PRINCIPALES MARTIRES
Entre los más insignes mártires citaremos a unos pocos de los primeros
siglos:
 San Simeón, pariente de Jesús Nuestro Señor, y obispo de Jerusalén,
crucificado a la edad de ciento veinte años.
 San Ignacio, obispo de Antioquía, llevado a Roma para ser devorado de
las fieras.
 San Policarpo, obispo de Esmirna, quemado vivo a la edad de ochenta y
seis años.
 Santa Blandina, la esclava de Lyon y sus numerosos compañeros,
atrozmente martirizados.
 Las santas Felicítas y Perepetua, en Cartago de Africa, expuestas a las
fieras del circo.
 San Lorenzo diácono de Roma, asado vivo a fuego lento sobre unas
parrillas por no haber entregado los tesoros de la Iglesia.
 San Cipriano, obispo de Cartago, decapitado.
 Santa Cecilia, virgen de la nobleza romana degollada en su misma casa.
 San Sinforiano, joven de quince años en Autún, alentado por su misma
madre a sufrir el martirio.
 San Sebastián, capitán de la guardia imperial asaetado de primero y
luego muerto a garrote, algún tiempo después.
 Santa Inés, virgen romana, niña de unos trece años.
 San Vicente, ilustre diácono español desgarrado con uñas de hierro y
asado sobre parrillas.
TRISTE FIN DE LOS PERSEGUIDORES DE LA
IGLESIA
No pocas veces, Dios castigó visiblemente a los perseguidores de la
Iglesia. En su libro De Mortem Persecutorum, el apologista Lactancio
nos da testimonio de cómo murieron los grandes perseguidores.
Nerón condenado a morir a puros azotes, y decapitado, en virtud de una
sentencia del senado, resuelve matarse cuando vienen a prenderle.
Decio pereció en un pantano, combatiendo contra los Godos.
Valeriano quien pretendió la destrucción del Cristianismo con la muerte
de los obispos y demás ministros fue vencido y hecho prisionero por
Sapor rey de Persia; acabaron desollándolo vivo, según la bárbara
costumbre persa y colgaron la piel del desgraciado, teñida de rojo en
uno de sus templos.
Maximiliano en la gran persecución de Diocleciano, apresado por un
intento de asesinato a la persona de Constantino, se ahorcó en su
prisión.
TRIUNFO DE LA IGLESIA
Fin De Las Persecuciones Imperiales
Por más de dos Siglos, el Imperio romano luchó contra la Iglesia: a la
postre tuvo que confesar su derrota. Diocleciano, el autor responsable
de la última persecución, tuvo que abdicar en el 305. Quedaron frente a
frente los dos emperadores, Constantino en el Occidente y Galerio en el
Oriente, con sus respectivos Césares Majensio y Licinio.
Galerio continuó la persecución en Oriente, mientras Constantino daba
la paz a la Iglesia en sus dominios. Acometido el primero por terrible y
asquerosa enfermedad, publicó un edicto de tolerancia en favor de los
cristianos: "Para agradecer nuestra indulgencia, decía aquel edicto del
30 de abril del 311, los cristianos dirigirán sus plegarias a su Dios por
nuestra salud, por el Estado y por si mismos, para que todos gocemos
de prosperidad perfecta y puedan ellos vivir con seguridad en sus
casas". Vano y estéril arrepentimiento de quien había hecho de
Diocleciano un perseguidor. A pesar de esto fue la aurora de una paz
general.
CONSTANTINO
Con la promulgación del Edicto de Milán, Constantino dio comienzo
a una política abiertamente favorable al cristianismo. Empezó por
sancionar el descanso dominical.
Por respeto a la santa Cruz, prohibió el suplicio de la crucifixión, lo
que desde entonces se observó en los países cristianos.
En el 321, dio a la Iglesia la Personería y la habilitó para heredar.
Después de la muerte de Licinio en el 324, ya único dueño del
Imperio, Constantino dio al Papa san Silvestre el palacio de Letrán y
edificó en Roma las cuatro basílicas mayores, las cuales son: 
En tiempo de los Bárbaros
LA IGLESIA A FINES DEL IMPERIO ROMANO
De siglos atrás y todavía en el siglo v el Imperio Romano era el mundo
civilizado que se extendía alrededor del mar Mediterráneo. De los cien
millones de habitantes que le calculan aproximadamente, una quinta
parte era cristiana. Si la mitad de la población de Asia Menor era
cristiana, la proporción era muy inferior en Italia, en España, en las
Galias, en ambas Bélgicas, etc.
La vieja sociedad romana se resistía más y más a recibir la nueva fe. La
mayor parte de las grandes ciudades, comenzando por Roma,
permanecían adictas a sus ídolo.
A los Bárbaros les quedaba reservado el destruir los restos de una
sociedad que no quería convertirse.
LA IGLESIA FRENTE A LOS BÁRBAROS
La Iglesia fue la única autoridad que se enfrentó a los Bárbaros, y los
Obispos fueron, cada uno para su ciudad el defensor civitatis o
defensor de la ciudad. Varios como San Nicasio de Reims, muerto por
los Vándalos en 407, pagaron con su vida la defensa de su pueblo. Los
más, como San Lope en Troyes y San Aniano, en Orleáns, preservaron
de la ruina a su ciudad. En Paris, Santa Genoveva, salvó la población
con sus oraciones.
En cuanto a los Bá rbaros que lejos de destruir pretendían establecerse
en las tierras romanas por ejemplo: Los Francos, hallaron en los
Obispos a los educadores que necesitaban. Solemne encuentro fue
aquel en que los vencedores recibieron de los vencidos la luz de la fe y
los beneficios de la civilización.
LO QUE SE LLAMO CRISTIANDAD
La Iglesia no se contentó con bautizar a las naciones bárbaras; les dio
también el humano saber que sólo ella poseía entonces; suavizó sus
costumbres y sus leyes; hizo de ellas naciones cristianas. Así vino a
formarse lo que por muchos siglos se llamó cristiandad o sea conjunto de
las naciones cristianas, reunidas alrededor del Papa, su cabeza, y cuyas
leyes se inspiraban en el Evangelio y se proponía procurar el reinado de
Cristo N.S en la sociedad.
La Cristiandad tuvo su gran legislador en la persona de Carlomagno, rey de
los Francos (768-814). Como toda sociedad compuesta de hombres, conoció
épocas de luchas y días de triunfos, tuvo sus enemigos y no faltaron
equivocaciones. No obstante supo mantener durante más de doce siglos el
concepto de naciones fieles a la Iglesia en su constitución social, sus
costumbres públicas y sus instituciones. El protestantismo o falsa reforma
del siglo XVI dio los primeros golpes al edificio de la Cristiandad; la
Revolución Francesa acabó con ella en Europa, con la secularización total
de las leyes y costumbres públicas.
EL MONACATO
El monacato proviene de la vida solitaria altamente cristiana (de la
palabra griega "monos" - solo, o de la rusa "ínok" - distinto) con el
continuo esfuerzo para llegar a la perfección espiritual. El monje (o la
monja) es la persona que ha rehusado (abnegado) el mundo para
dedicarse a la oración y al cumplimiento de todos los mandamientos
evangélicos, incluyendo la obediencia (la negación de su propia
voluntad), la paciencia y la castidad. Por cuanto la meta del monacato
en resumen consiste en la imitación de Cristo, los monjes que pudieron
llegar a tal bienaventurado estado se denominan imitadores (de Cristo).
Principio del monacato en el Antiguo Testamento. Monaquismo en el
Nuevo Testamento. Causas del desarrollo del monacato en el siglo IV y
siguientes. El alejamiento del mundo y la vida devota en medio de
privaciones ya se elegían por muchos justos del Antiguo Testamento
(Hebr. 11:37-38). El monaquismo cristiano comenzó en la época
apostólica. Vida casta tenían la Siempre Doncella María, San Juan el
Precursor, los apóstoles Pablo, Juan, Santiago y muchos otros. Los
monasterios, masculinos y femeninos, son conocidos en la historia ya a
partir de los siglos II y III, aunque la información más detallada acerca
de su vida está perdida. Un desarrollo particular adquirió el monacato
en el siglo IV y los siguientes, ya que en esa época los cristianos no
estaban amenazados por torturas y la muerte
LA IGLESIA EN LA EDAD MEDIA
INTRODUCCION

La Iglesia, a pesar de ser santa, acoge en su seno a hombres


pecadores. Esta realidad se puso de manifiesto crudamente en
algunos momentos de la Edad Media. En este largo periodo de
más de mil años la Iglesia conoce momentos críticos y tiempos
de esplendor. Las debilidades de algunos cristianos, a lo largo
de la historia, no deben importar a quienes, desde la fe, valoran
la aportación impagable que nuestros antecesores nos han
dejado como herencia.
ELEMENTOS

Los elementos implicados en la historia de la Edad Media,


podríamos señalarlos como los siguientes:
La fortaleza y expansión del Islam.
El cisma de oriente (Roma - Constantinopla).
Las cruzadas.
La Inquisición.
El asentamiento del feudalismo.
El nacimiento y aporte de las nuevas ordenes religiosas
El fortalecimiento del pensamiento cristiano: ciencias arte,
filosofia y teologia.
Algunos acontecimientos históricos:
1º Los pueblos germánicos (bárbaros: visigodos, ostrogodos, francos,
germanos...) conquistan Roma (Alarico, Atila) y se produce la caída del
imperio romano (año 476). Traen otra religión, otra cultura. La Iglesia
católica, en general fue respetada.
2º Estos pueblo se fueron convirtiendo progresivamente al cristianismo:
Clodoveo, rey de los francos (496), Recaredo, rey de los visigodos (en
España, 586). El trabajo evangelizador fue intenso.
3º Nace la religión del Islam. Mahoma (610) funda esta religión de
inspiración judía y cristiana, con otras prácticas religiosas y morales. Se
expande rápidamente, pues Mahoma predicaba la guerra santa. En
España estuvieron durante ocho siglos.
4º Nace el “Camino de Santiago” (Siglo X), ante la noticia del
descubrimiento del sepulcro del Apóstol.
La reforma gregoriana:
 
Gregorio VII (el monje Hildebrando, 1.020-1.085) en doce años de
papado hizo una profunda reforma en la iglesia: acabar con las
investiduras, condenar la “simonía” (compraventa de cargos y
cosas sagradas, Hch 8, 18-25), nombrar obispos de talla religiosa y
reformar al clero. Esta reforma le consiguió ser perseguido por
Enrique IV y morir en el destierro.
El gran cisma de Oriente:
 
Causas:
El culto a las imágenes, el problema del “filioque” y cuestiones
disciplinares: los Patriarcas no querían estar sometidos a la
autoridad del Papa. Los protagonistas: Miguel Cerulario y León
IX, que se excomulgaron mutuamente. Pablo VI y Atenágoras,
en 1.964, se levantaron la excomunión, pero la ruptura continúa
hasta hoy.
Algunos signos de florecimiento
Renovación de las órdenes religiosas: Cartujos, Cistercienses, San
Francisco de Asís, Santo Domingo de Guzmán. Desarrollo de las
ciencias y universidades: Palencia, Salamanca... grandes
pensadores como San Alberto Magno, Santo Tomás de Aquino, San
Buenaventura... Desarrollo del arte románico, gótico. El siglo XIII fue
luminoso, el XIV más oscuro.
Las cruzadas:
 
Expediciones organizadas por toda la cristiandad europea con
el fin de rescatar los Santos Lugares del poder de los
musulmanes. Las cruzadas fueron ocho entre los siglos XI y
XIII. La primera la organizó el Papa Urbano II (1.095) con el lema
“Dios lo quiere”. Las cruzadas no consiguieron el objetivo de
conquistar los santos lugares.
El cisma de Occidente
Es la división de la Iglesia católica en el siglo XIV; la Iglesia llegó
a estar dirigida por tres Papas. Clemente V fijó su residencia en
Avignon (1.309). El sucesor (Urbano VI) fue elegido en Roma sin
que llegasen los cardenales franceses, que eligieron a Clemente VII
y se quedó en Avignon. Treinta años después se celebró en Pisa un
Sínodo que depuso a Gregorio XII (en Roma) y a Benedicto XIII (en
Avignon, el papa Luna) y nombraron a Alejandro V. Siguieron los tres
hasta 1.414 (Concilio de Constanza) nombró a Martín V, que fue
aceptado por todos, menos por el papa Luna.
LA IGLESIA EN LA EDAD MODERNA.
La Reforma Protestante:

Causas:
Clima cultural: La cultura ya no es monopolio de la Iglesia, se
agudiza el pensamiento crítico y la Iglesia es sometida a examen.
Situación sociopolítica: El poder político se separa de la Iglesia.
La propia vida de la Iglesia: Los papas descuidaban la vida religiosa,
el alto clero vivía como la nobleza y el bajo clero no atendía su
trabajo.
Reformadores:
LUTERO: Proclama su disconformidad con las indulgencias (perdón
a cambio de dinero) en sus 95 tesis. Su pensamiento se centra en
tres puntos:
La justificación por la fe: La fe es un don que Dios nos da y la
salvación viene por la fe.
La sola Escritura: Cualquier fiel puede interpretar la Biblia.
Negación de la Iglesia como institución jerárquica.
CALVINO: Aceptó la doctrina de Lutero pero destaca en su doctrina
la predestinación: Dios premia o castiga según quiera.
ENRIQUE VIII: Promovió la reforma por motivos políticos, se separó
de la Iglesia formando la Iglesia anglicana, en la que el jefe de
estado es también el jefe de la Iglesia.
La Contrarreforma o Reforma Católica:
El centro de la Contrarreforma es el Concilio de Trento, es un concilio
ecuménico (se reunieron todos los obispos cristianos), fue convocado
por el papa Paulo III y en él se plantearon asuntos doctrinales y asuntos
disciplinares. Destacaron en el Concilio muchas figuras importantes,
entre ellas S. Ignacio de Loyola y la congregación fundada por él: la
Compañía de Jesús. Se dedicaban a atender a los enfermos, a los
pobres, a lo jóvenes y obedecían al Papa (4º voto). En la Compañía
destacó S. Francisco Javier, primer misionero jesuita que murió en
Japón. Finalmente decir que se dedicaron a la evangelización del Nuevo
Mundo (América) y obligaban a los invasores a respetar los derechos de
los indígenas.
LA IGLESIA EN LA EDAD
CONTEMPORANEA

EL DESMORONAMIENTO DEL ANTIGUO


RÉGIMEN Y LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
El siglo XIX es época de intensos cambios sociales. Por una parte, el
desmoronamiento del Antiguo Régimen da lugar a un cambio en las
relaciones de la Iglesia con unos Estados que van dejando de
reconocerse como confesionales. Estas relaciones se regularán a
partir de entonces mediante concordatos. El XIX es también el siglo
del nuevo concilio, el Vaticano I, que fija el dogma de la infalibilidad
pontificia. Por otra parte, la Iglesia se ve obligada a dar una
respuesta a las transformaciones que se originaron como
consecuencia de la revolución industrial
LA ILUSTRACION
Se conoce como "Ilustración" al movimiento filosófico que se originó y
desarrolló en Europa (particularmente en Francia) durante el siglo XVIII.
Se consideraba que todo lo antiguo se enmarcaba en un ambiente de
oscuridad y decrepitud, y que la nueva ideología que llegaba eran las
"luces", que iluminaba al mundo. Esta era en parte una visión exagerada,
ya que el pensamiento europeo del siglo XVIII no venía de las tinieblas
sino de un proceso gradual producto de las transformaciones ocurridas
en las sociedades europeas desde muchos siglos atrás.
El precedente histórico más apegado a la Ilustración fue el Renacimiento,
donde también se trataba de romper con el pasado medieval y renacer en
la nueva modernidad.
La ilustración presenta las siguientes ideas y principios:
Empirismo: los ilustrados contrapusieron su fe en la experimentación
para poder conocer el mundo y conseguir el progreso.
Criticismo: el ilustrado aspira a someter a crítica racional todo el
conocimiento anterior.
Deseo de conocimiento: el ilustrado siente un enorme deseo de conocer
por completo el mundo donde habita, de iluminarlo (de ahí el nombre de
Ilustración), pero también siente la necesidad de dar a conocer lo
aprendido. Esto último explica la aparición de uno de los grandes
proyectos de la época, como por ejemplo la Enciclopedia Francesa.
Utopismo: se cree que la aplicación de la razón a todos los aspectos de la
vida humana permitirá una mejora constante de la sociedad un progreso
económico y cultural ilimitado.
Progreso y felicidad: el ilustrado a lo que aspira como objetivo prioritario
es a conseguir la felicidad en este mundo.
Reformismo: los ilustrados proponen modernizar la sociedad mediante
lentas reformas que serán llevadas a cabo por reyes y gobiernos de
carácter absolutista.
APORTES DEL CONCILIO VATICANO I
- La renovación bíblica
- La renovación litúrgica y patrística
- Abertura al mundo moderno
- La iglesia De cara al ecumenismo y al existencialismo.

Concilio Vaticano II. 1962-1965.


El gran acontecimiento de nuestra Era Contemporánea en el ámbito de la
Iglesia fue el Concilio Vaticano Segundo, convocado por el Papa Juan
XXIII y seguido y clausurado por el Papa Pablo VI.
Se pretendió que fuera una especie de "agiornamento", es decir, una
puesta al día de la Iglesia, renovando en sí misma los elementos que
necesitaren de ello y revisando el fondo y la forma de todas sus
actividades.
Proporcionó una apertura dialogante con el mundo moderno, incluso con
nuevo lenguaje conciliatorio frente a problemáticas actuales y antiguas.
Ha sido el concilio más representativo de todos. Constó de cuatro etapas,
con una media de asistencia de unos dos mil Padres Conciliares
procedentes de todas las partes del mundo y de una gran diversidad de
lenguas y razas. Papa Juan XXIII La reforma interior Paulo VI de la vida
eclesiástica y la búsqueda de un camino nuevo para tratar de conciliar a
los cristianos separados de la unidad católica de la Iglesia.
El Concilio Vaticano II es el hecho más decisivo de la historia de
la Iglesia en el siglo XX.
El Concilio se convocó con el fin principal de:
Promover el desarrollo de la fe católica.
Lograr una renovación moral de la vida cristiana de los fieles.
Adaptar la disciplina eclesiástica a las necesidades y métodos de
nuestro tiempo.
Tras un largo trabajo concluyó en 16 documentos, cuyo conjunto
constituye una toma de conciencia de la situación actual de la
Iglesia y define las orientaciones que se imponen.
Las características del Concilio Vaticano II, son Renovación y
Tradición.
Los documentos, son los textos oficiales aprobados emanados por esta
asamblea y promulgados por el papa Pablo VI, que contienen enseñanzas
doctrinales y morales, normas jurídicas y propuestas de actuación para
los fieles de la Iglesia Católica.
Son de tres tipos: constituciones, decretos y declaraciones.

Constituciones
Dei Verbum
Lumen Gentium
Sacrosanctum Concilium
Gaudium et Spes
 
Declaraciones
Gravissimum Educationis
Nostra Aetate
Dignitatis Humanae

Decretos
Ad Gentes
Presbyterorum Ordinis
Apostolicam Actuositatem
Optatam Totius
Perfectae Caritatis
Christus Dominus
Unitatis Redintegratio
Orientalium Ecclesiarum
Inter Mirifica

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