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FE Y ALEGRÍA Nº 1
TEMA:
HISTORIA DE LA IGLESIA
CURSO:
RELIGION
INTEGRANTES:
Valeria, Román, Araujo
Maryori, Camposano Ayala
Nathaly, Leon Huarcaya
Alithú, López Egúsquiza
Claudia, Campos Socla
Xiomara, Reyes Rodríguez
AÑO:
4º “B”
PROFESORA:
Judith Chaca Vélez
2010
INTRODUCCION
El contenido de la Historia de la Iglesia es bastante denso y
profundo, abarca desde los días de los apóstoles hasta los
nuestros. Comienza en la antigüedad cristiana y continúa con la
formación de lo que muchos años se llamó CRISTIANDAD,
conjunto de naciones que socialmente obedecía a Cristo y a su
Iglesia. Esa cristiandad en Europa especialmente la hemos visto
luchar contra sus adversarios, vencerlos y luego desmoronarse
bajo los golpes del protestantismo y laicismo moderno.
No por eso fue vencida la Santa Iglesia: ya vuelve a recuperar
naciones que le arrebató la herejía del siglo XVI. En América
Hispana ha encontrado nuevas tierras que conquistar para Cristo y
millones de almas que educar. Hemos desarrollado un tanto la vida
de la Iglesia entre nosotros que tampoco glorias y santos nos
faltan.
Finalmente hemos asistido a los enormes trabajos de la Iglesia
misionera del siglo XX, divina compensación por las pérdidas
que le hacen sufrir la persecución comunista en Europa
Oriental, y la agresividad del protestantismo americano.
La Iglesia es la continuación de Jesucristo en la tierra; es su
reino, su Cuerpo místico, según palabra de San Pablo. La
Historia de la Iglesia relata el progreso del reino de Cristo, su
maravillosa propagación y conservación, su inagotable vida y
fecundidad.
En este audiovisual tan sólo abarcaremos el primer gran
período de la historia: La Antigüedad, que va desde el día de
Pentecostés hasta el siglo VIII.
Dios mediante, en próximos trabajos, lograremos presentar la
historia los siglos restantes: del Siglo XI hasta nuestros días.
EN PALESTINA
Desde los comienzos de la Iglesia, San Pedro actuó como jefe de ella: fue
el primero en predicar al pueblo el día de Pentecostés; el primero en obrar
milagros: el primero en sufrir los azotes de los judíos, fue también el
primero en llevar el apostolado fuera de Jerusalén. El fue quien con Juan,
impuso las manos sobre los fieles de Samaría convertidos por el diácono
Felipe y les dio el Espíritu Santo.
Pedro fue el que devolvió la salud al paralítico Eneas, en Lida y la vida a la
difunta Tabita, en Joppe; el que reprendió a Simón el Mago, padre de la
Simonía, cuando este le ofreció dinero al Apóstol en cambio del poder de
hacer milagros.
Más tarde, el tercer Herodes llamado Agripa hizo prender a Pedro para
darle muerte públicamente y así complacer a los Judíos. Mientras tanto
toda la Iglesia oraba con instancia a Dios por él.
Durante la noche anterior al suplicio, a pesar de estar Pedro encadenado y
bajo la custodia de 16 soldados, un Angel del Señor lo libertó
milagrosamente.
EN ANTIOQUIA
La tradición de los antiguos historiadores de la Iglesia, tradición confirmada por
la fiesta de la Cátedra de S. Pedro en Antioquía, nos enseña que San Pedro
estableció el centro de su apostolado, su sede en Antioquía, gran ciudad
entonces. Allí fue donde, por su gran muchedumbre que los discípulos
empezaron a llamarse cristianos.
Durante su estancia en aquella capital estableció San Pedro diversas Iglesias
en el Ponto, la Bitinia y la Capadocia.
EN ROMA
Pasados los siete años que la tradición atribuye a su episcopado en
Antioquía, San Pedro se encaminó a Roma, capital del Imperio Romano y
del mundo.
Allí fundó la Iglesia Romana: dio él mismo el episcopado a Lino, que había
de ser el primer sucesor suyo y allí sufrió el martirio.
Es creencia general que, recibido primero en la colonia judía que habitaba
uno de los barrios pobres, se hospedó luego en casa del senador Pudente,
emparentado con el centurión Cornelio, bautizado por el Apóstol.
Entre los años del 47 al 51, después de un motín de barrio, cuya causa
atribuye el historiador Tácito a un tal Cresto - es decir el nombre que los
paganos por malicia o por ignorancia daban a Cristo-, el emperador
Claudio desterró de Roma a todos los judíos y San Pedro tuvo que salir
con ellos. Volvió hacia el año 63 y durante la persecución de Nerón fue
encarcelado en la prisión Mamertina. Condenado a morir en una cruz,
pidió que lo crucificaran con la cabeza para abajo diciendo que no era
digno de morir de la misma manera que su divino maestro.
La primacía que había recibido de Jesucristo N. S. y ejercido en Roma,
pasó como herencia a sus sucesores en aquella sede, por lo cual el Papa,
Obispo de Roma, es el Pastor supremo de la Iglesia.
PABLO, EL VIAJERO DE LA FE
Comenzó entonces Pablo su gloriosa e incomparable carrera para
anunciar la doctrina de Cristo N. S. a las naciones.
Tres fueron sus grandes giras apostólicas.
En la primera, Pablo, acompañado de Bernabé y de Juan Marcos, el futuro
evangelista, recorrió Chipre y Asia Menor en su parte meridional.
Luego de quedarse en Antioquía de Siria un tiempo cuya duración no se
conoce, se separaron Bernabé y Pablo.
Entonces Pablo, llevándose a un nuevo compañero llamado Silas, visitó
las Iglesias ya fundadas y, continuando este segundo viaje, llegó hasta la
Frigia y la Galicia; pasó luego a Europa. En Filipos fundó una comunidad;
siguió a Salónica y bajó hasta Atenas, donde predico ante el Areópago. De
Atenas se fue a Corinto donde permaneció año y medio y dejó una Iglesia
floreciente. De allí regreso a Asia Menor.
No tardó en emprender el tercer viaje cuyo centro fue Efeso, donde
permaneció por más de dos años y fundó otra comunidad importante. En
este tercer viaje iba en compañía de Lucas, el médico y futuro evangelista,
que lo seguía desde la ciudad de Troas, en su segunda gira.
Por doquiera San Pablo encontró grandes resistencias y grandes
padecimientos que él mismo cuenta en sus epístolas. Muchas veces se vio
encarcelado, azotado, apedreado; naufragó y pasó un día y una noche en
los abismos del mar.
PABLO, EL VIAJERO DE LA FE
Comenzó entonces Pablo su gloriosa e incomparable carrera para anunciar la
doctrina de Cristo N. S. a las naciones.
Tres fueron sus grandes giras apostólicas.
En la primera, Pablo, acompañado de Bernabé y de Juan Marcos, el futuro
evangelista, recorrió Chipre y Asia Menor en su parte meridional.
Luego de quedarse en Antioquía de Siria un tiempo cuya duración no se conoce, se
separaron Bernabé y Pablo.
Entonces Pablo, llevándose a un nuevo compañero llamado Silas, visitó las Iglesias
ya fundadas y, continuando este segundo viaje, llegó hasta la Frigia y la Galicia; pasó
luego a Europa. En Filipos fundó una comunidad; siguió a Salónica y bajó hasta
Atenas, donde predico ante el Areópago. De Atenas se fue a Corinto donde
permaneció año y medio y dejó una Iglesia floreciente. De allí regreso a Asia Menor.
No tardó en emprender el tercer viaje cuyo centro fue Efeso, donde permaneció por
más de dos años y fundó otra comunidad importante. En este tercer viaje iba en
compañía de Lucas, el médico y futuro evangelista, que lo seguía desde la ciudad de
Troas, en su segunda gira.
Por doquiera San Pablo encontró grandes resistencias y grandes padecimientos que
él mismo cuenta en sus epístolas. Muchas veces se vio encarcelado, azotado,
apedreado; naufragó y pasó un día y una noche en los abismos del mar.
Pablo, Mártir de la Fe
Después del tercer viaje, subió Pablo a Jerusalén donde se alborotaron los
judíos e hicieron que fuera apresado por los Romanos. Después de un
cautiverio de dos años, él mismo apeló al César y fue llevado a Roma
donde permaneció otros dos años en semi-libertad. Aprovechó estos años
en predicar la fe. Absuelto por César volvió a Oriente y sufrió luego un
segundo cautiverio.
Según las antiguas tradiciones de la Iglesia Romana, pasó nueve meses
con San Pedro en el oscuro calabozo de la cárcel Mamertina. Sacado de
allí, sufrió una última flagelación y, en su calidad de ciudadano romano,
fue decapitado el mismo día que San Pedro era crucificado con la cabeza
para abajo.
San Pablo aparece como el gran evangelista de los paganos en la primitiva
Iglesia; sin embargo no tendrá sucesor en su apostolado: él no es la
piedra angular de la Iglesia. La piedra angular es Pedro y el Papa, sucesor
de Pedro, será el jefe de la Iglesia, donde ha de mandar una cabeza visible,
la del Vicario de Cristo.
NOTA SOBRE ALGUNOS DE LOS
APÓSTOLES
Muy poco se sabe de la vida y trabajos de los demás apóstoles.
Santiago el mayor, permaneció algún tiempo en Judea y, según afirman
tradiciones del siglo VII, hubiera ido a predicar a España, convirtiendo
algunos a Cristo, de entre los cuales, siete, ordenados más tarde por San
Pedro, fueron los fundadores de algunas Iglesias de España.
Tradiciones del siglo V dicen que, a petición de la Virgen María, el Apóstol
le dedicó un modesto oratorio en Zaragoza. En siglos posteriores fue
sustituido por un amplio templo que, en el siglo XIV recibió el nombre del
Pilar, por estar la imagen de la Virgen sobre una columna de mármol.
El apóstol Santiago volvió a Judea, donde fue degollado por orden de
Herodes Agripa, hacia los años de 42 a 44. Su cuerpo, según antiquísima
tradición española que remonta al siglo IX, se venera en la ciudad de
Compostela.
Santiago el Menor fue obispo de Jerusalén. Su Vida santa le mereció por
parte de los mismos Judíos el sobrenombre de justo. Pero, por la envidia y
el odio de los príncipes de los Sacerdotes y de los fariseos fue arrojado
desde lo alto del templo y apedreado.
San Juan, hermano de Santiago el Mayor vivió con la Virgen Santísima en
Jerusalén. Antes del sitio de esta ciudad por los romanos salió para Efeso
cuya Iglesia, fundada por San Pablo, gobernó por muchos años.
Tertuliano nos dice que fue llevado a Roma en el reinado de Domiciano y
condenado a morir en una caldera de aceite hirviendo. De allí salió
milagrosamente ileso. Desterrado a la Isla de Patmos escribió el
Apocalipsis (o profecía). A la muerte de Domiciano volvió a Efeso, donde
murió de avanzada edad. Escribió el Evangelio que lleva su nombre.
Padres Apostólicos
TRES SIGLOS DE PERSECUCIONES
Quiénes fueron los Perseguidores
La religión de Nuestro Señor Jesucristo fue blanco de contradicción desde
su cuna. Ya vimos cómo la persiguieron los sacerdotes judíos quienes
hicieron prender, encarcelar y azotar a los apóstoles, prohibiéndoles
predicar la Resurrección de Cristo: cómo apedrearon a San Esteban e
hicieron decapitar a Santiago; cómo más tarde mataron a Santiago el
Menor, Obispo de Jerusalén.
Por todas partes se opusieron a la predicación de San Pablo y suscitaron
tumultos con el fin de darle muerte.
Confundidos en un principio con los Judíos, muy pronto el pueblo
distinguió a los cristianos de aquéllos e hizo de ellos el objeto de su odio.
Ya en su tiempo el historiador Tácito los acusaba de "enemigos del género
humano". De tal manera que los consideraba como responsables de las
calamidades públicas.
Fomentaban aquel odio los filósofos paganos, enemigos de la doctrina
de Cristo y los sacerdotes de los ídolos que vivían del comercio de las
víctimas ofrecidas a los dioses.
Causas:
Clima cultural: La cultura ya no es monopolio de la Iglesia, se
agudiza el pensamiento crítico y la Iglesia es sometida a examen.
Situación sociopolítica: El poder político se separa de la Iglesia.
La propia vida de la Iglesia: Los papas descuidaban la vida religiosa,
el alto clero vivía como la nobleza y el bajo clero no atendía su
trabajo.
Reformadores:
LUTERO: Proclama su disconformidad con las indulgencias (perdón
a cambio de dinero) en sus 95 tesis. Su pensamiento se centra en
tres puntos:
La justificación por la fe: La fe es un don que Dios nos da y la
salvación viene por la fe.
La sola Escritura: Cualquier fiel puede interpretar la Biblia.
Negación de la Iglesia como institución jerárquica.
CALVINO: Aceptó la doctrina de Lutero pero destaca en su doctrina
la predestinación: Dios premia o castiga según quiera.
ENRIQUE VIII: Promovió la reforma por motivos políticos, se separó
de la Iglesia formando la Iglesia anglicana, en la que el jefe de
estado es también el jefe de la Iglesia.
La Contrarreforma o Reforma Católica:
El centro de la Contrarreforma es el Concilio de Trento, es un concilio
ecuménico (se reunieron todos los obispos cristianos), fue convocado
por el papa Paulo III y en él se plantearon asuntos doctrinales y asuntos
disciplinares. Destacaron en el Concilio muchas figuras importantes,
entre ellas S. Ignacio de Loyola y la congregación fundada por él: la
Compañía de Jesús. Se dedicaban a atender a los enfermos, a los
pobres, a lo jóvenes y obedecían al Papa (4º voto). En la Compañía
destacó S. Francisco Javier, primer misionero jesuita que murió en
Japón. Finalmente decir que se dedicaron a la evangelización del Nuevo
Mundo (América) y obligaban a los invasores a respetar los derechos de
los indígenas.
LA IGLESIA EN LA EDAD
CONTEMPORANEA
Constituciones
Dei Verbum
Lumen Gentium
Sacrosanctum Concilium
Gaudium et Spes
Declaraciones
Gravissimum Educationis
Nostra Aetate
Dignitatis Humanae
Decretos
Ad Gentes
Presbyterorum Ordinis
Apostolicam Actuositatem
Optatam Totius
Perfectae Caritatis
Christus Dominus
Unitatis Redintegratio
Orientalium Ecclesiarum
Inter Mirifica