CRISTÓBAL COLÓN
© del texto e ilustraciones: C.E.I.P. Cristóbal Colón
© de esta edición: Diputación de Valladolid
Edita: Diputación Provincial de Valladolid
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PRÓLOGO
Con motivo de la celebración del V
Centenario de la muerte de Cristóbal
Colón, el equipo de maestros y los alum-
nos del CEIP «CRISTÓBAL COLÓN» de
Valladolid, hemos querido unirnos a las
múltiples actividades que, a lo largo del
año 2006, se van a llevar a cabo en toda
España y en particular en Valladolid, por
tener el privilegio de ser esta ciudad
donde vivió Colón sus últimos días y
donde murió. Agradecemos a la Excma.
Diputación Provincial su apoyo de publi-
car este sencillo, pero a la vez entrañable
trabajo en el que, tanto alumnos como
maestros, hemos intentado poner nuestro
granito de arena para recordar a la per-
sona que con su tenacidad y esfuerzo
logró descubrir el Nuevo Mundo. Este
Colegio lleva su nombre y
nuestro escudo incor-
pora una carabela y
un libro, símbolos de
la conquista de un
sueño.
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ÍNDICE
La infancia y juventud . . . . . . . . . 11
Colón llega a Portugal . . . . . . . . . 13
Colón viene a España . . . . . . . . . . 16
Los Reyes Católicos
reciben a Colón . . . . . . . . . . . . . . 18
Colón prepara el viaje . . . . . . . . . 21
Primer viaje . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Colón pisa tierra . . . . . . . . . . . . . 27
Colón llega a Valladolid,
enfermedad y muerte . . . . . . . . . . 33
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T odos los colegios tienen nombre
de personas ilustres. El nuestro,
se llama CRISTÓBAL COLÓN.
Pero ¿Quién fue Cristóbal Colón?
LA INFANCIA Y JUVENTUD
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- Cuando sea mayor yo seré mari-
nero –pensaba–.
Con tan solo trece años empezó a
trabajar como grumete de un bar-
co. Para él este trabajo era su es-
cuela y siempre estaba atento para
aprender rutas, mapas... y también
para saber que su futuro estaría en
el mar. Algún día él mandaría a su
tripulación.
Recorrió todo el Mediterráneo.
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COLÓN LLEGA A PORTUGAL
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cuando muchos todavía creían que
tenía forma de disco y que llegar a
sus bordes suponía caer al abismo.
Colón estaba convencido de que
Finisterre no podía ser el fin de la
Tierra.
Llegó el momento de presentarse
ante el monarca, al que no le pare-
ció mal el proyecto. Portugal, en-
tonces, estaba con muchas expedi-
ciones marítimas bordeando las
costas de África.
- Majestad, estoy convencido de
poder llegar a la India por la
Océana, pero necesitaría: barcos,
hombres y alimentos. Todas las
tierras y riquezas que consiga se-
rán vuestras.
- Nos gustaría poderte ayudar pero
estamos gastando mucho dinero
en otros viajes.
Colón salió de la Corte algo desa-
nimado, pero pensando que más
perdían ellos.
Entonces pensó en el Reino de
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Francia. Éste despreció el plan, le
pareció una locura.
Bartolomé decide ir a trabajar
a Inglaterra y Colón regresó a
Portugal. Por aquella época Colón
enviudó. Cuando se rehizo de la
pérdida de su esposa, decidió ve-
nir a España con su hijo Diego.
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COLÓN VIENE A ESPAÑA
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En el convento de la Rábida cono-
ció a Fray Juan Pérez, un fraile
amante también del mar. Cuando
Colón le contó su proyecto de lle-
gar a la India por el Océano
Atlántico le apasionó tanto la
idea, que le apoyó desde el primer
momento y le ayudó a llegar hasta
los Reyes Católicos.
- Estoy convencido de que ellos,
amantes del mar, te van ayudar –le
aseguró el fraile–.
- ¡Ojalá! Porque esta será una gran
operación mercantil, además de la
gloria de ser ellos los que consi-
gan el poder sobre las tierras con-
quistadas.
-Además la Reina Isabel querrá
extender el cristianismo. ¡Intén-
talo! –le animó el fraile–.
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LOS REYES CATÓLICOS
RECIBEN A COLÓN
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Pero cuando Colón salía derrota-
do viendo que se desvanecía su
sueño, la Reina Isabel le dijo:
- ¡ Espera Colón ! Tu proyecto me
parece extraordinario y yo te quie-
ro ayudar, aunque tenga que ven-
der mis joyas para construir los
barcos que necesites.
- ¡Dios te bendiga!, Majestad. No
te arrepentirás de lo que vas a
hacer.
- Pues ¡adelante! Tú serás Almi-
rante y Virrey de las Nuevas
Tierras. Además, si éstas exis-
tiesen tendríamos la posibilidad
de hacer muchos cristianos.
- Desde luego, Majestad.
A Colón se le cubrieron los ojos
de lágrimas. Al fin, sus sueños se
iban a hacer realidad.
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COLÓN PREPARA EL VIAJE
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naves: LA SANTA MARÍA, LA
PINTA y LA NIÑA.
El puerto de Palos (Huelva) empe-
zó a tener un movimiento impre-
sionante. Buscando marineros,
comprando víveres, haciendo pla-
nes. Algunos se morían de miedo
contando historias de monstruos
que se tragaban a los barcos y ma-
rineros; otros, desafiando a los
primeros. En total se alistaron
unos noventa hombres.
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PRIMER VIAJE
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- ¡Colón está loco, nos ha engaña-
do a todos! –se lamentaban los
marineros–.
- Ni él mismo sabe donde estamos
–decían unos–.
- ¡Jamás volveremos a casa! –co-
mentaban otros–.
Mientras tanto Colón, en su cama-
rote, escribía su Diario de a bordo.
- No podemos estar lejos –pen-
saba–. Los cálculos no pueden
fallar…
Cuando la tripulación se negó a
seguir adelante, los hermanos
Pinzón pactaron continuar seguir
una semana más y, si en ese tiem-
po no encontraban tierra, volve-
rían a casa.
El tiempo iba transcurriendo, pero
cuando faltaban dos o tres días,
comenzaron a llenarse de esperan-
za: alguna rama verde en el agua,
algunas aves por el cielo…
El último día de la tregua, cuando el
marineo RODRIGO DE TRIANA
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vigilaba, desde lo más alto del
barco gritó:
—¡TIEEEEERRRRAAAAAA!
¡TIEEEERRRRAAAA!
¡¡TIERRA A LA VISTA!!
Todos se despertaron y subieron
corriendo a cubierta. –Gritaban,
cantaban, lloraban de alegría–.
- ¡VIVA COLÓN! –gritaban los
marineros–.
Eran las dos de la mañana del día
12 de octubre de 1492. Decidieron
que cuando empezara a amanecer
sería el momento de pisar tierra.
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COLÓN PISA TIERRA
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ja de los Reyes Católicos). Allí
vieron que había minas de oro y
de otros metales. Pero... había que
seguir explorando.
Llegaron a Haití a la que llamaron
LA ESPAÑOLA. Colón se ena-
moró de su belleza y además los
nativos portaban muchos objetos
de oro, era una buena señal.
- Aquí nos quedaremos. Tiene oro
en abundancia y este lugar será
nuestro punto de referencia. Pero
seguiremos buscando, porque por
ningún lado, se divisan los tejados
de oro que describía Marco Polo
en sus viajes a Oriente.
Navegando de isla a isla, la Santa
María quedó destrozada al enca-
llarse. Con los restos construyeron
una fortaleza que llamaron NAVI-
DAD, porque las fechas de estas
fiestas se acercaban y los marine-
ros soñaban con volver a casa.
Cristóbal Colón pensó que era
tiempo de preparar el viaje de re-
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greso para dar cuenta a los Reyes
de todas sus conquistas. Dejarían
cuarenta hombres en la fortaleza y
el resto, con unos pocos indíge-
nas, volverían a España.
Los Reyes le recibieron en Barce-
lona con todos los honores y le
recompensaron generosamente
con dinero y con los títulos de
Virrey y Gobernador de las tierras
conquistadas.
Hasta este momento «La gran
aventura de Colón» es la gloria de
un gran navegante, que consigue
cambiar la concepción del mundo.
Colón no tuvo problemas para
preparar el segundo viaje. Salió de
Cádiz el 23 de septiembre de
1493. Salió con diecisiete naves y
mil doscientos hombres. Como
conocía bien el camino llegó sin
problemas a La Española, pero…
los cuarenta hombres que se que-
daron en la fortaleza yacían muer-
tos y destrozado el fuerte. Los in-
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dígenas se negaron a darles el oro
y Cristóbal Colón no fue capaz de
gobernar.
Hubo un tercer viaje, salieron de
Sanlúcar el 30 de mayo de 1498,
con seis carabelas y seiscientos
hombres. En esta ocasión le
acompañaron su hijo Diego y su
hermano Bernabé.
Los problemas crecían día a día
y Colón no era capaz de poner or-
den, por ello los Reyes Católicos
tuvieron que nombrar un comi-
sario.
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No obstante, Colón siguió nave-
gando y descubriendo nuevos te-
rritorios, esta vez estaba ante un
nuevo Continente. Todos sus éxi-
tos como conquistador quedaron
ensombrecidos por su mala actua-
ción como gobernador. Volvió a
España encadenado.
La Reina Isabel volvió a ayudarle,
ordenó que le desencadenaran y,
trascurridos cuatro años, Colón
pudo iniciar su cuarto viaje. Era el
11 de mayo 1502.
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COLÓN LLEGA
A VALLADOLID,
ENFERMEDAD Y MUERTE
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llevaron a La Española (Catedral
de Santo Domingo).
Es curioso pero, Cristóbal Colón
murió sin saber que había descu-
bierto un nuevo Continente. Creía
haber llegado a la India, por
este motivo a los habitantes de
América les llamaron indios.
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LA GRAN AVENTURA DE CRISTÓBAL COLÓN
redactado e ilustrado por maestros y alumnos
del C.E.I.P. «Cristóbal Colón» de Valladolid
se terminó de imprimir
el 23 de abril de 2006,
Día del Libro