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16 ROMA: pore) a ee ea a 1, En el Foro, Marco Antonio pronuncié su discurso fanebre junto al cadéver de Julio Cés: polabras del cénsul, el pueblo romano se alz6 furioso contra los asesinos. Los conspiradores creyeron que osesinando a Julio César, el Se- nado recobraria su poder, pero esto institucién republicana ya no tenia autoridad para im- pedir las guerras civiles, frenar @ los ambiciosos generales y mantener el orden. Aunque re- sulte irénico, con la muerte de César no se restablecié la Repu- blica sino que se inicié la larga serie de soberanos absolutos que gobernaron el mundo antiguo, 172 pora bien 0 pora mal, Estos fue- ron los emperadores romanos. EL SEGUNDO TRIUNVIRATO: Un joven de aspecto insignifi- cante, Octavio, hijo adoptivo y heredero de César, el general Marco Antonio y Lépido, jefe de la caballeria del dictador, se unieron para vengar el asesina- to. Al triunvirato no le costé mu- cho sublevor a los legionarios y al pueblo, fieles a la memoria del conquistador, contra los cons- Enardecido por las piradores. Habia llegado la ho- ra de la venganzo. En pocos aos, miles de republicanos fue- ron perseguidos implacablemen- te, masacrados sin piedad y, fi- nalmente, derrotados definitiva- mente en la batalla de Filipos (Grecia). El segundo triunvirato tampoco duré mucho tiempo. Lépido fue pronto relegado al puesto pura- mente honorifico de Gran Ponti- fice (jefe religioso supremo), mientras que Octavio y Marco EMILIO LEPIDO Antonio se repartian el mundo romano, el Occidente para el primero, y el Oriente para el se- gundo. Después de haber conseguido la proclamacién oficial de la divini- dad de su tio abuelo Julio Cé- sar (42 a. C.), ya nadie se atre- vid a disputarle a Octavio, con- siderado ahora como un hijo de Dios, su derecho al poder. Por otro lado el Senado, menospre- ciando a ese joven debilucho, creyd que seria facil manejarlo en beneficio propio, para lvego deshacerse de él, Estaban muy equivocados. El heredero de César, con una inteligencia digna de su ilustre antecesor, no hizo el menor in- tento de proclamarse monarca y habilmente fue consiguiendo que los mismos senadores le fueran otorgando cargos civiles, milita- res y religiosos, hasta que reunio la fuerza suficiente para impo- nerse. MARCO ANTONIO Y CLEOPATRA Mientras, en Roma, Octavio des- pejaba diplométicamente el co- mino hacia el poder, Marco An- tonio vivia fastuosamente en el MARCO ANTONIO. 5, Marco Antonio habia llegado ol Oriente con fo intencién de con- vertir a Egipto en una provincia romana, pero seducide por los OCTAVIO CESAR encantos de Cleopatra, se transformé en el aliado de la reina. Oriente, mezclando las campo- fias de conquistas con estadas en Ia lvjosa corte de la bella Cleopatra, de quien se habia enamorado, cbandonando a su esposa Octavia, hermana de Oc- tavio. El general celebré su triunfo so- bre Siria (34 0. C.) proclaman- do a Cleopatra "Reina de Rei- nas’ y asignando parte de los te- rritorios conquistados a Cesarién (hijo de Julio César y Cleopa- tro), y a los tres hijos que él ha- bia ‘tenido con la soberana Los romanos, quienes desde ho- cla tiempo estaban escandalizo- dos con la conducta del triunvi- ro, se pusieron furiosos cuando supieron que éste habia cedido territorio romano a Egipto. En camblo Octavio, que habia restablecido el orden en Italia, pacificado Sicilia y distribuido tierras entre los veteranos, no le fue dificil volcar la opinién pd blica en su favor y conseguir que el Senado declarara la guerra a la reina egipcia. 173 Oétavio se enfrenté con la flota de Antonio y Cleopatra en Accio (Grecia, 31 a. C.), obteniendo una aplastante victoria, La pare- jo huyé a Alejandria para reclu- tar més tropas, pero Antonio fue nuevamente derrotado y se sui- cidé atravesdndose el pecho con una espada. la soberana ofrecié al joven vencedor abdicar en favor de Cesarién, pero cuando supo que seria Hlevada encadenada en el cortejo triunfal con que Octavio 6 6y 7. Octavio decidié que habia lle gado el momento de deshacerse de Merco Antonio cuando éste rritorio romano a los egipcios. Al jo: ven triunvito no le costé mucho que el Senado declarara la guerra a Cleope: le botolla naval de Accio, frente a las costas de Grecio. Octavio y su gene: ral Agripa obtuvieron una oplastan: te victoria (31 a, C.). Antonio y Cleo: potra huyeron hacia Alejandria. An fonio se suicidé y Cleopotra se presen- 16 ante el vencedor para tratar de lle- ger a un acuerdo con él, pero habia Perdido la partida. entraria a Roma, se suicidé ha- ciéndose morder por una vibora 4spid. Anteriormente, Cleopatra habia estado ensayando en pri- sioneros diferentes tipos de vene- nos y los observaba morir para descubrir cud! actuaba més ré- pido. Octavio ordené matar a Cesa- rién, suprimiendo asi un futuro y posible rival, En esta forma, Egipto pasé a ser una provincia més del imperio romano (30 aC). 8. El general Marco Vipsiano Agri po (63-12 0. C OCTAVIO AUGUSTO Después de tantas luchas civiles indtiles, los romanos ao. Unico que aspiraban era a vivir en paz, pero ain persistian en su idea republicana de gobierno y Oc- tavio sabia que no lo aceptarian como gobernante absolvto. Por este motivo, concedié al Senado suficiente poder y prestigio pa- ra mantener conformes a sus miembros, pero disimuladamente el verdadero dominio lo ejercia 9. Por inicie titulo ho: 1 de Munacio Pl el Senado Augustus" & Octavio, 176 10. Octavio convirtié o Roma en una ciudad comparable a las bellas capitales helenisticas, realizondo un vasto programa de obras publicas. En Ia ilustracién, una “gra” occionado por fuerza humane. 11, Octavio Augusto al llegar al poder encontd a Roma sumidc en el caos. A su muerte dejé tras sf un estado prganizado y pacificado, aque serio lo base del Imperio Romane. 6|, controlando el gobierno de Roma en forma tan completa co- mo si hubiese sido un emperador. A ello se debe que se le consi- dere el primer emperador roma- no, aunque en realidad nunca llevé oficialmente ese titulo. El Senado lo eligié “princeps se- natus”, es decir, el personaje de mayor jerarquia de este organis- mo, llamado también “el primer ciudadano de Roma", y le con- cedié el calificativo honorifico de “Augustus”, mientras que los sol- dados lo llamaban preferente- mente “Imperator”. Octavio Augusto trajo paz, justi- cia y unidad al mundo romano, pero si Julio César no hubiese antes derrotado a todos sus ri- vales e iniciado la reorganiza- cién del gobierno, su sobrino nieto no habria podido hacer lo que hizo, 12. Mecenas, ministro de Augusto y hombre inmensamente rico, protegié a los arti de sv épaca, En la ilustracién, Virgilio, Horacio y Vario; tres grandes poetas de la Edad de Oro, en casa de Mecenas 13. La Roma imperial, cuya transformacién ten una ciudad bella con fastuosos editicios dignos de la urbe que.eta la capital De esta manera, sin que los mis- mos romanos se dieron cuenta, pasoron de la epublica al im- perio, es decir al gobierno abso- luto de un solo hombre. EL SIGLO DE AUGUSTO A diferencia de sus predecesores, Augusto no era un guerrero ni le interesaban las conquistas. Sus victorias militares se las debié a su fiel colaborador el general Agripa, quien fue en realidad el verdadero vencedor de Anto- nio en Accio, En cambio, era un verdadero genio politico. Prudentemente, detuvo la ex- pansién del dominio romano, de- jando el imperio con sus limites naturales; el Canal de la Man- cho, el Rin y el Danubio en Euro- pa; el Eufrates en Asia y el de- sierto de Sohora en Africa. Fue Octavio Augusto quien creé el Imperio y, gracias a sus medidas, el mundo romano gozé de un pe- riodo de poz que durarfa dos siglos. Durante su largo reinado (31 a C.- 14d. C.), restauré templos, embellecié Roma con edificios monumentales y organizé es- pléndidos espectaculos publicos. Envié a las provincias adminis- tradores honestos pagados por el Estado; restauré las finanzas y protegié a los artistas. Debido ala influencia de Augusto, la vilizacién romana alcanzé6 un al- to grado de prosperidad y de florecimiento cultural, por ello se designa a todo este perfodo con su nombre, El “princeps” acos- tumbraba a repetir con orgullo que Ia ciudad “la habia encon- trado de ladrillos y la dejaba de marmol”. del Mundo Antiguo fue iniciads por Auguste. Sin embargo, Augusto era un hombre sencillo. Su casa era mo- desta, siempre estaba dispuesto a escuchar a todos, usaba ropas hechas con telas caseras y comia frugalmente. Toda su vida repre- sent el papel de un civdadano modelo que s6lo pretendia ser- vir a Roma. Al final de su vida, convocé a sus familiares alrede- dor de su lecho de muerte y pro- nuncié estas Ultimas palabras: “He representado con bastante arte la farsa de la vida?”. Como no tuvo hijos varones, de- bid elegir un sucesor entre los de- més miembros de su numerosa familia, cuyos divorcios y matri- monios determinaba friamente segén sus conveniencias. Eligié a un sobrino y, luego, a dos nietos, como sucesores. Pero todos mu- rieron jévenes. Finalmente se de- 7 15 a Tiberto, asucesor de ‘August jerménico, gron general romonk Cés general romano hijo primer emperador oficial de Roma y sobrino de Tiberio, famoso por de Tiberio y su posible heredero, 42 0, C, npafics en Germania y pero murié envenenado antes de Asia Menor subir ol trono. cidié de malas ganas por su hi- jastro Tiberio, a quien adopté coficialmente como hijo para evi- tar una guerra civil por su su cesion, Al asumir el poder, Octavio Au- gusto habia encontrado a Roma sumida en el caos y cuando mu- rié (14 d. C.) dejaba un estado organizado y pacificado. En agradecimiento, los romanos le consagraren un lugar entre los dioses ¥ erigieron templos en su honor. A su muerte, ni los sena- dores ni el pueblo ni los solda- dos yacilaron un instante en prestar el juramento de fidelidad «su sucesor. Tiberio seria el primero de los gobernantes romanos que toma- tia abiertamente el titulo de em- perador y que ya no haria nada El parted para disimulor su poder. Tenia de Aap 55 ofos cuando asumié el man- coroner do y fue un gobernante justo honrado. Al final de su vida, cansado de las intrigas de la cor- te y afectado por la locura, se | retiré a vivir apartado de todos en la isla de Capri. «@ los grandes civdadanos de Roma y era un luger especialmente venerado. 178 EL COMIENZO DE UNA NUEVA ERA Durante el perfodo de Augusto, en un humilde establo de Pales- tina, nacié un nifio. El aconteci- miento no habria tenido nada de particular, pero ese nifio re- sulté ser Jesis, el Mesias, o Cristo en griego, anunciado por los profetas, Su juventud transcurrié en Na- zareth, trabajando como car- pintero en el taller de José, su padre, Cuando contaba treinta afios de edad, empez6 a predi- car su doctrina por Galilea y Je- rusalén. Algunos lo reconocieron como el Redentor, en cambio otros vieron en él un peligro pa- ra el orden establecido. Final- mente, fue condenado a morir ctucificado. Tiberio era entonces emperador de Roma | Para los cristianos, el nacimiento de Jesucristo es el acontecimien- to més importante de la humani- dod, por ello contamos los afios a partir de su nacimiento y la historia se divide en dos grandes eros: antes de Cristo y después de Cristo. 179

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