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Serie 5

Número 558
Publicación 1402

LA MAMPOSTERÍA DE CONCRETO EN LA
VIVIENDA DE INTERÉS SOCIAL EN
COLOMBIA∗

Por:
Germán Guillermo Madrid M., I.C., Director, Departamento Técnico
Luis Guillermo Peláez B., Arquitecto del Departamento Técnico

1. RESUMEN

El uso de la mampostería de concreto (MC) en la vivienda de interés social en Colombia se ha visto in-
fluenciada por las condiciones locales en los campos físicos, técnicos, económicos y sociales, algunos
de los cuales se pueden presentar en otros lugares de manera individual o en diversas combinaciones.

Aunque se hace difícil hablar de logros nacionales específicos en esta tecnología, ha sido posible, con el
tiempo, definir unos parámetros para las características físicas de la vivienda de interés social y para la
construcción de esta utilizando bloques de concreto (BC).

Se puede anotar como se han hecho modificaciones a las dimensiones mismas de los bloques y la apa-
rición de la práctica de la fabricación de bloques en la obra, especialmente cuando se requiere de blo-
ques con dimensiones o formas no comerciales. Estas y otras alteraciones modifican la estructura de
costos de los proyectos y, en muchos casos, han resultado en grandes ahorros, especialmente en pro-
yectos de interés social donde se suministra mano de obra sin costo, como parte del pago de la vivienda,
lo que le da a la MC un significado diferente, de bienestar y progreso.

2. INTRODUCCIÓN

Durante los años 50 aparecieron en Colombia programas de vivienda de bajo costo, desarrollados por
instituciones gubernamentales, los cuales evolucionaron y tuvieron gran importancia a comienzos de los
años 80 debido a la persistencia de la migración desde las áreas rurales hacia la ciudades principales,

∗ El presente documento fue preparado por solicitud de la Concrete Masonry Association de Suráfrica, para la Convención Internacional so-
bre Mampostería y Pavimentación, que tuvo lugar en Sandton, Suráfrica, en mayo de 1994.

Documentos ICPC 1
como consecuencia de la violencia política desatada desde los inicios de la década de los años 50 y del
desequilibrio social histórico. Este fenómeno migratorio ha hecho de Colombia un país bastante urbano,
que cambio su relación entre la población urbana y rural de 43/57 a 65/35 entre 1951 y 1985 (2), habién-
dose mantenido, al mismo tiempo, como un país dependiente de la agricultura (café, banano, flores, etc.)
hasta años recientes.

Por lo anterior la mayoría de la información que aparece en este documento hace referencia a proyectos
de vivienda urbana, no a vivienda rural. Los pocos disponibles a nivel rural han sido desarrollados por
instituciones encargadas de suministrar vivienda permanente o de emergencia para las víctimas de de-
sastres naturales, como la Corporación Antioquia Presente - CAP.

La MC es el segundo producto, en volumen, que se utiliza en Colombia para la elaboración de paredes o


particiones, después de la mampostería de arcilla (en bloque o ladrillo). No existe construcción industria-
lizada generalizada de vivienda en madera, pues la industria forestal suministra lo justamente necesario
para carpintería, ebanistería y construcción de armazones para techos; y todavía no se cuenta con in-
dustrias a gran escala para producir paneles de madera, yeso o cualquier otro tipo de aglomerado, dedi-
cado exclusivamente a la construcción de particiones; sólo se cuenta con la producción de panelería de
fibrocemento y algunos sistemas de panelería de concreto o ferrocemento que, al igual que las viviendas
de madera tratada, se emplean, en su mayoría, para la construcción de casas de recreo en el campo.

El uso de paredes de tierra y de materiales orgánicos ha desaparecido por completo en el medio urbano,
existiendo sólo en aquella áreas donde no hay acceso a materiales industrializados o para la construc-
ción de proyectos de vivienda suntuaria en los cuales se retoman los estilos coloniales o naturistas, co-
mo es el caso del uso de la guadua, un tipo de bambú. El acero apenas está haciendo su aparición (im-
portado) para la construcción de pórticos en edificios y no se ha utilizado todavía en proyectos de vivien-
da masivos, aunque se cuenta con producción nacional e importada de acero de refuerzo para concreto,
perfilería de tamaños pequeños y algunos productos derivados como acero laminado para techos.

No existe disponibilidad de arcilla en todas partes, o de la calidad necesaria para producir unidades de
mampostería para mampostería estructural y para obtener una buena durabilidad, por lo cual la MC es
casi el único material disponible para la construcción de paredes en áreas como la costa atlántica. Sin
embargo en gran parte del país, en especial en las ciudades grandes, existe una fuerte competencia en-
tre los dos tipos de mampostería, conservando la de arcilla un puesto preponderante por ser más cono-
cida y aceptada por los ciudadanos comunes y los trabajadores de la construcción, por su facilidad de
manejo (bajo peso, facilidad para corte y colocación) y porque es muy adecuada para producir un re-
sultado estructural y estético satisfactorio con la mínimas precauciones técnicas.

La preferencia por la mampostería de arcilla hace que, a no ser por razones económicas (y más recien-
temente debido a la necesidad de reforzar la mampostería para atender las cargas sísmicas) sea el ma-
terial a elegir para la construcción de viviendas nuevas o para reformas a viviendas establecidas, sin im-
portar si estas fueron construidas con mamposterías de arcilla, concreto o, aun, si las paredes son de
concreto vaciado.

Los programas desarrollados recientemente a nivel rural se han construido con mamposterías de arcilla
o de concreto, dependiendo de la disponibilidad. Pero el factor clave a favor de la MC ha sido la posibi-
lidad de producir las unidades en el sitio o cerca de este, utilizando plantas de producción a pequeña es-
cala, algo técnicamente imposible de hacer con las unidades de arcilla cocida.

Con el fin de presentar el escenario de la MC en vivienda de interés social en Colombia, se ha clasifica-


do según sus características físicas, técnicas, económicas y las áreas sociales a las cuales va dirigida.

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3. CARACTERÍSTICAS FÍSICAS
3.1 Tipologías
3.1.1 Vivienda urbana de uno a tres pisos

La vivienda en MC no difiere, en sus diseños arquitectónicos, de las casas en serie, de uno o dos pisos,
en mampostería de arcilla, construidas con mamposterías portantes, y en las cuales se han acomodado
una o dos viviendas; pero en años recientes los promotores de vivienda introdujeron las casas de tres
pisos, como una manera de sacar mejor provecho de la escasa y costosa tierra urbana, y como solución
intermedia entre las casas tradicionales y los edificios bajos (multifamiliares) de apartamentos.

Lo anterior hace que la vivienda de interés social tenga unas tipologías muy definidas: un piso / una vi-
vienda (Fotos 4, 6); dos pisos / una o dos viviendas (Fotos 13, 16, 19); tres pisos / una a tres viviendas
(una vivienda en los tres pisos, una en el primero y otra en el segundo y tercero, o una vivienda en cada
piso) (Fotos 20, 22).

Cuando se define una tipología en la mesa de diseño, esto no quiere decir que la vivienda vaya a per-
manecer como tal para siempre. Las viviendas de interés social tienden a crecer en todos los sentidos
posibles (tamaño y comodidad), por lo cual la unidad diseñada es tan solo el comienzo. En las viviendas
de un piso, los techos de fibrocemento o de tejas de arcilla cocida se cambian, tan pronto se dispone de
recursos, por losas de concreto, para construir un segundo piso que, casi siempre será una vivienda di-
ferente, para renta; y quizá un tercer piso después. Y lo mismo ocurre si se deja una parte del terreno
para futuras ampliaciones, o en casas de dos y tres pisos cuando se deja parte de la losa para la cons-
trucción de mas habitaciones (Fotos 1, 2, 7, 8).

Por esta razón existe una gran diferencia entre comprar una vivienda de uno o dos pisos o una en una
unidad de tres pisos. Ser el dueño “del aire” significa tener la posibilidad de construir arriba, y esto esta
limitado, si no restringido, en las unidades de dos y tres pisos. Esto ha hecho que dicho tipo de unida-
des sea llamado “aparta/casas”, aunque en realidad sean viviendas separadas, una sobre la otra.

Otro aspecto importante de tener en cuenta en la vivienda de interés social es que, si bien, es necesario
obtener un permiso de la oficina de planeación de la ciudad para cualquier tipo de reforma, sus directri-
ces y permisos se violan repetidamente, con lo cual los resultados algunas veces son estructuras bien
construidas, pero en otras ocasiones se obtienen diferencias en la calidad y tipos de materiales y tipolo-
gías estructurales; y aún la invasión del espacio publico, sobre el terreno o en niveles superiores. Es fá-
cil encontrarse que sobre paredes de concreto vaciado o de mampostería de concreto o de arcilla, se
construyen, indistintamente, segundos y terceros pisos con paredes de mampostería de concreto o arci-
lla, o se instalan construcciones modulares livianas de panelería de madera o fibrocemento. Esta situa-
ción es realmente peligrosa en regiones activas sísmicamente, en terrenos con grandes pendientes (so-
bre todo en épocas de lluvias) y en áreas que se caracterizan por una construcción técnicamente defi-
ciente.

Dichas violaciones de las regulaciones de planeación, o simplemente las modificaciones no reportadas,


son de tal magnitud que para las ciudades colombianas se calcula entre el 35 % y el 100 % el porcentaje
de área no registrada con relación a las cifras de registros oficiales, siendo el promedio nacional del or-
den del 55 % (6).

Como se puede ver, éste es un tópico muy delicado y complicado, tanto desde el punto de vista de la
planeación como del de la seguridad. Debido a esto, los promotores y contratistas responsables, que di-
señan siguiendo los lineamientos de las oficinas de planeación, dejan muy en claro, al vender las vi-
viendas, de las posibilidades reales de ampliaciones futuras; aunque con frecuencia estas regulaciones

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se pierden en algún rincón y después de cinco a diez años es casi imposible reconocer la vivienda cons-
truida originalmente y aun la unidad de vivienda (Fotos 1, 2).

Conociendo esta realidad, que no debe ser ajena a ningún país latinoamericano, resulta aconsejable ac-
tuar preventivamente y estudiar las tradiciones locales con el fin de diseñar con una capacidad estructu-
ral adicional, dejando la estructura tan expuesta como sea posible, pues es imposible para las ad-
ministraciones tener control de cada construcción.

Como ejemplo se enumeran algunas de las regulaciones para la ciudad de Medellín, donde para unida-
des de uno a tres pisos se tiene lo siguiente: Áreas mínimas de lote de 54 m2, 60 m2 y 72 m2 respecti-
vamente, con anchos de 4,5 m para un piso y 6 m cuando son de dos o tres. La unidad mínima o “em-
briónica” (básica) es de 18 m2, debiendo contar con un espacio múltiple (salón - comedor), una cocina y
un cuarto de baño (Figura 1A, Foto 6). La unidad mínima regular es una básica más una o dos habita-
ciones. En todos los casos, se debe tener la posibilidad de completar, sobre el terreno o una losa, un
área construida de 40 m2, lo cual implica que para las viviendas en segundos o terceros pisos se debe
suministrar dicha área disponible y, al menos, una unidad embriónica (5).

Durante algún tiempo se han manejado dos índices útiles para evaluar el tamaño relativos de los espa-
cios interiores y el espacio ocupado por las paredes (4). Para casas se tiene un promedio de
0,598 m/m2 (longitud de la pared / área habitable (neta)) y 0,077 m2/m2 (área ocupada por los muros /
área habitable (neta)). El segundo índice dividido por el primero da como resultado el espesor promedio
de las paredes, en este caso 130 mm. Se han encontrado valores entre 0,512 m/m2 y 0,666 m/m2 para
el primer índice y de 0,059 m2/m2 a 0,092 m2/m2 para el segundo, con espesores promedios de pared
entre 115 mm y 150 mm.

Las unidades de viviendas completas tiene un salón - comedor integrado, conectado al área de cocina;
un área pequeña para lavado de ropa, cubierta y exterior cuando se tienen patos o terrazas; una a tres
habitaciones y uno o dos cuartos de baño completos (con lavamanos, sanitario y ducha). En unidades
de primer piso siempre se tiene un patio pequeño. En unidades de segundo o tercer piso es usual tener
una terraza pequeña. Cuando se venden unidades de tres pisos de altura, por lo general el ultimo piso
se entrega sin terminar, o se brinda la posibilidad de construir una o dos habitaciones mas (Figura 1).

3.1.2 Vivienda rural

No es frecuente encontrar programas de vivienda rural en Colombia, excepto por aquellos de recons-
trucción después de desastres naturales tales como temblores de tierra, inundaciones, deslizamientos
de tierra, etc.

Estos programas ejecutados por entidades responsables, en su mayoría instituciones no gu-


bernamentales, tienden a ser mas completos, en términos de servicios, que los desarrollados con propó-
sitos comerciales en áreas urbanas. Por lo general se incluyen un templo, una escuela, un campo de-
portivo (cancha de balompié o placa polideportiva), un centro de salud, un edifico comunal y algunos ta-
lleres o espacios comerciales (por lo menos una tienda), y las viviendas que conforman la unidad no de-
ben desviarse, en cuanto sea posible, de las tipologías tradicionales de la región, salvo en las mejoras
en el suministro de servicios (Figura 1H, Foto 4).

3.1.3 Edificios multifamiliares de apartamentos

En edificios es usual contar con dos apartamentos por piso y por foso de escaleras. Se tienen edificios
de cuatro a nueve pisos, respetando el reglamento de que no haya que ascender o descender mas de

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cuatro niveles en edificios sin ascensor. Los edificios de mas de cinco pisos por lo general solo se cons-
truyen en terrenos muy pendiente para tener acceso por rampas o puentes al nivel de entrada (Fotos 23,
24)

Este tipo de edificio “multifamiliar” ha sido la tipología mas usual para desarrollar proyectos de vivienda
de interés social y de clase media baja y media media, utilizando diversos sistemas estructurales (pórti-
cos de concreto o paredes portantes de concreto o mamposterías estructurales de arcilla o de concreto;
y aun grandes paneles de concreto). Por lo general tienen solo cinco pisos y los apartamento van de
65 m2 a 90 m2, y los índices ya mencionados están alrededor de 0,615 m/m2 y 0,088 m2/m2 res-
pectivamente, con espesores promedios de paredes de 143 mm, para los proyectos de mampostería es-
tructural de concreto.

3.2 DISEÑO URBANO

Las regulaciones sobre el diseño urbano (áreas por vivienda, densidades de construcción, distancia a
las vías, construcciones y corrientes de agua, requisitos de vías peatonales) varían mucho de ciudad en
ciudad y en extensión y profundidad.

En Medellín, para vivienda de interés social, las secciones requeridas para las vías de barrio (con rutas
de buses y para acceso de emergencia), es de 10 m, con una calzada de 7 m y dos andenes de 1,5 m,
lo que no incluye una pequeña zona verde que se coloca cuando hay espacio disponible. La mayoría de
las casas se construyen en frente de corredores peatonales de 6 m de ancho, con un anden de 2 m en el
centro o dos andenes de 1 m, uno a cada lado frente a la casa (5) (Fotos 9, 10, 15).

Los peatonales no deben tener mas de 150 m de longitud, cuando se encuentran entre dos vías o entre
una vía y una zona verde de, al menos, 500 m2. En ambos casos los debe atravesar otro peatonal me-
nor, por lo cual la longitud máxima para una cuadra o fila de casas es de 75 m. Los andenes y peatona-
les deben ser continuos en pendientes hasta del 16 % y de ahí en adelante deben tener escalas (5). El
limite para la pendiente del terreno esta dado solo por razones económicas y constructivas (Foto 16).

4. CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS

Existen muchos factores que afectan las características técnicas de las casas y edificios para vivienda
de interés social, que generan una cantidad considerable de cambios de los diseños originales pensados
sin mayor detenimiento:

4.1 Perfil del terreno

La mayoría de las ciudades colombianas están asentadas en la zona montañosa, por lo cual una gran
cantidad de viviendas se tienen que construir sobre terrenos pendientes, con la necesidad de crear te-
rrazas para acomodar cada casa o unidad de viviendas.

Este fenómeno es crítico en terreno muy pendientes (se tiene conocimiento de proyectos sobre terrenos
con pendientes entre el 25 % y el 50 % a lo largo de los peatonales), teniendo, como casi única alternati-
va, que construir en terrazas con la dimensión mayor de la unidad de vivienda perpendicular a la pen-
diente; y en esto se ha evolucionado de un terraceo completo del terreno a tener terraceos parciales, di-
vidiendo la unidad en dos escalas o niveles a lo largo de esta.

Si se terracea completamente, es necesario mover mayores volúmenes de tierra (lo que crea mayores
inconvenientes con los niveles freáticos), y construir muros de contención de mayor altura para poder

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hacer llenos de todo el piso; o construir un muro en voladizo y una losa de todo o medio piso a lo ancho,
con el fin de salvar el vacío que genera la pendiente. Esta última solución ha sido compleja en su mane-
jo posterior pues a pesar de las regulaciones para que no se utilice el espacio que queda libre, los habi-
tantes de la casa terminan adueñándose de él como una buena oportunidad de incrementar el espacio
habitable.

Cuando se hace terraceo parcial, la casa se puede diseñar con un desnivel de medio piso a lo largo de
su eje longitudinal, con lo cual también se reduce el conflicto con el nivel de los andenes o peatonales
pero requiere de generar un foso de escaleras que ocupa algún espacio.

En algunos casos es frecuente que la vivienda se construye con su desarrollo completo de paredes, pe-
ro se dejan algunos tramos de losa para ser completados posteriormente en concreto o en armazón de
madera o cerchas metálicas y madera.

Para este tipo de condición, la MC ofrece la gran ventaja de poder construir todos los muros con el mis-
mo material, incluyendo la parte de contención, por lo cual se obtiene gran economía en acabados y ex-
celente resultado estético (Foto 14), alterando tan solo el refuerzo que se le coloca.

4.2 Códigos sísmicos y estructurales

Colombia no solo tiene una gran región montañosa sino que se encuentra al borde de la zona de sub-
ducción de la placa del Pacífico bajo la placa continental. El Código Colombiano de Construcciones
Sismo Resistentes (CCCSR), del cual se espera una nueva versión para 1995, tiene el Título D dedicado
a la Mampostería Estructural y el Título E a las Construcciones de uno y dos pisos (3). Para este tipo de
edificaciones se han generado nuevas regulaciones, más estrictas, sobre refuerzo, por las cuales casi
que ha desaparecido la mampostería portante no reforzada.

La mampostería de arcilla se ha hecho tradicionalmente con ladrillos macizos o con ladrillos huecos (blo-
ques) de perforación horizontal. Los bloques de perforación vertical tan solo aparecieron hace unos
años y no se consiguen en todas partes, por lo cual el BC, que se consigue casi que en todas parte,
ofrece la ventaja de las celdas verticales para refuerzo, reduciendo los costos de la MC y la mano de
obra necesaria, en comparación con la construcción de mamposterías confinadas con columnetas. Sin
embargo todavía es frecuente que se coloquen unidades de arcilla en las fachadas (Foto 17).

El CCCSR requiere que para obtener las licencias de construcción, tanto los planos arquitectónicos co-
mo los estructurales tengan que ser revisados por las oficinas de planeación, lo cual funciona muy bien
para la construcción autorizada pero no para la que se hace sin autorización, por lo cual para aliviar un
poco esta situación, incluyendo la falta total de control en las áreas rurales, se han realizado esfuerzos
importantes por parte de diversas entidades gubernamentales y privadas (1, 8) para producir y diseminar
la información básica concerniente a las prácticas de diseño y construcción, a través de publicaciones
sencillas. En ella se explica a los ciudadanos comunes, a los albañiles e inspectores, la manera de ma-
nejar los materiales de mampostería y cómo reforzar la estructura, usando las perforaciones verticales
(celdas) en el caso de la MC y como utilizar el BC como un material de naturaleza diferente al ladrillo de
arcilla, para hacer una construcción segura.

En la MC para vivienda de interés social existe menos presión para la supresión de muros de partición
interiores que en las unidades de mayor nivel socioeconómico; pero por el contrario se tiene la presión
de querer construir siempre hacia arriba, lo que hace que sea necesario siempre investigar sobre el futu-
ro que puede tener la estructura.

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4.3 Tipos de unidades

La gran mayoría de la MC para vivienda de interés social se construye con unidades perforadas (blo-
ques) de 400 mm x 200 mm, medios bloques y bloques en “U” o bloques dintel. Rara vez se alcanzan a
utilizar bloques arquitectónicos de concreto (BAC). El CCCSR permite utilizar unidades de 125 mm de
ancho para soporte de carga, y son comunes los de 150 mm, siendo escasos los de 200 mm. Las uni-
dades de 100 mm solo se utilizan para particiones interiores.

Un cambio importante, todavía bajo investigación desde el punto de vista estructural, es el incremento en
la dimensión vertical de la unidad, de 200 mm a 250 mm, modificación hecha aproximadamente en 1986
por la firma Colbloques (los resultados preliminares indican que existe un aumento de la resistencia, al
menos, para los prismas de mampostería) (Foto 11). Este cambio ha tenido gran aceptación para vi-
vienda de interés social, en varias ciudades, porque no se requiere de ningún esfuerzo adicional para su
producción y al mismo tiempo reduce una capa de mortero por cada metro de altura de la pared. En al-
gunos lugares se tiene la ventaja adicional de que la pega del BC se paga por unidad y no por m2 de pa-
red, con lo cual se reduce en un 20 % el costo de la mano de obra y se economiza un poco en el mortero
pues es más costoso el de pega que el del bloque.

Desde el punto de vista estético los bloques altos alteran la modulación 2 x 1 de las unidades estándar,
lo cual no es un aspecto crítico cuando la prioridad es la economía y no se sacrifica la seguridad. Una
manera de reducir este efecto es hacer el bloque con una junta vertical falsa (hendidura) en la mitad de
la cara, con lo cual el módulo visible se reduce (Fotos 12, 16). Algunos de los constructores que produ-
cen el bloque en la obra, elaboran diversos tipos de unidades según los requerimientos de los proyectos
arquitectónicos, como unidades “U” (dintel), unidades “T” para intersección de paredes, bloques están-
dar de media altura, etc. (Foto 18).

4.4 Suministro de bloques

La mayoría de las cosas que se han expuesto en este documento son independientes de “quién fabrica
los bloques”. Si estos se compran a un productor comercial o se fabrican en la obra por parte de un pro-
ductor comercial o del contratista mismo, es tan solo un asunto de economía en vez de una razón técni-
ca. Sin entrar en la campo de BAC con acabados muy perfectos, un nivel de control de calidad superior
y algunos otros argumentos, la producción en la obra ha demostrado ser una opción factible (Foto 13).
5. CARACTERÍSTICAS ECONÓMICAS
5.1 Estructura de costos
5.1.1 Construcción comercial

Las políticas actuales del gobierno colombiano excluyen a los materiales para vivienda de tener que pa-
gar el 14 % de impuesto al valor agregado (IVA). Adicionalmente, siempre ha existido algún tipo de sub-
sidio para vivienda de interés social. En 1939 se creó el Instituto de Crédito Territorial (ICT) construir o
contratar vivienda para niveles bajo y medio. Adicionalmente, durante los años 50s y 60s hubo créditos
blandos para vivienda a través del Banco Central Hipotecario (BCH). Sin embargo, debido a los déficit
acumulados por cuotas no pagadas, por la burocracia y por las protestas por la calidad deficiente de la
obras se liquidó el ICT y se creó hace dos años el INURBE, para suministrar subsidios directos ala vi-
vienda de interés social.

El INURBE tiene tres escalas de subsidio: Casas y apartamentos con precios de hasta unos
US $ 7.875, US $ 10.500 y US $ 16.220 (precio máximo para vivienda de interés social, equivalente a
135 salarios mínimos mensuales (SMM) (unos $ US 120) (tasa de cambio de 820 Pesos / US Dólar a
enero de 1993; 875 a mayo de 1995). Los subsidios son US $ 2.300, US $ 1.640 y US $ 1.310 respec-

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tivamente, entregados como parte de la cuota inicial, usualmente el 30 % del costo total. El otro 70 % se
paga a lo largo de 15 años en unidades de poder adquisitivo constante - UPAC, sistema de ahorro y cré-
dito para construcción. Estas unidades incrementan su valor a una tasa diaria y toman en cuenta la in-
flación existente.
Para legalizar las construcciones existente o comprar lotes, el subsidio es de US $ 1.380, y para la mejo-
ra de construcciones existente US $ 1.640. En áreas rurales, para la mejora de las condiciones sanita-
rias, construir o una combinación de las dos, el subsidio es de 15 SMM (US $ 1.800).

De manera especial para el medio urbano, los subsidios son mayores si estos se obtienen a través de
una caja de compensación familiar, sistema privado que tiene como propósito el prodigar beneficios
(educación, vivienda, mercadeo de alimentos y bienes, etc.) a las clases más necesitadas, con base en
aportes del 4 % de los salarios de todos los trabajadores afiliados.
Como un indicativo de los niveles que se manejan en el país, para un constructor de vivienda de interés
social la estructura de costo es muy similar a la siguiente: Tierra 17 %, construcción 54 %, financieros
6 %, indirectos 13 % (honorarios de diseño, promoción y ventas, legales, registro público y seguros), uti-
lidades 10 %; para un precio de venta de unos US $ 225/m2, de los cuales la infraestructura y servicios
cuestan unos US $ 45/m2.
5.1.2 Construcción de programas de gran contenido social
En programas como los de relocalización de viviendas después de desastres naturales, se tienen consi-
deraciones especiales dependiendo de la manera como se estructura el programa. La aproximación de
la Corporación Antioquia Presente - CAP, institución creada para canalizar originalmente las donaciones
hechas en el Departamento de Antioquia para los damnificados por desastres naturales, se basa en la
incorporación de una cuota de autoconstrucción tanto en programas urbanos como rurales. Cada fami-
lia debe tener una persona (de 15 años o más, hombre o mujer), trabajando durante unos 8 meses (unas
1.200 horas) dentro del grupo de construcción del proyecto. Adicionalmente cada propietario debe pa-
gar los costos legales de los documentos de propiedad, reunir unos US $ 1.200 a través de una cuenta
de ahorros en una de las corporaciones del sistema UPAC y aplicar a los subsidios del INURBE (Foto 4).

El tipo de vivienda suministrado tiene un costo directo, para la Corporación, de entre US $ 85/m2 y
US $ 100/m2 y un costo intrínseco adicional del trabajo suministrado por cada familia. La parte delos
costos que no se obtiene por el trabajo, el dinero aportado o los subsidios se toma de los fondos de do-
naciones de la Corporación, provenientes de las campañas públicas y las asignaciones de los diferentes
niveles de gobierno y entidades internacionales.

El punto clave en este tipo de programas es el componente de autoayuda, manejado por la Corporación,
el cual es manejado en cada proyecto por un grupo conformado por un tecnólogo en construcciones civi-
les, un maestro de obra, un trabajador social y los representantes de cada familia, estos últimos laboran-
do como trabajadores regulares de la construcción en grupos al mando del maestro. Después de algu-
nos meses los trabajadores aprenden lo suficiente para, si lo desean, comenzar a trabajar en construc-
ción una vez terminan sus vivienda, y en algunas ocasiones se han conformado grupos precooperativos
para contratar con compañías privadas de construcción. De esta mano de obra el 60 % han sido muje-
res y se tiene la participación aún de personas de edad que colaboran en las labores generales como la
preparación de alimentos, etc.

El programa de El Limonar, desarrollado en Medellín por Corvide, una corporación bajo la coordinación
de la Alcaldía de la ciudad, ha construido casas de 25 m2 en lotes de 54 m2 y con un precio de venta de
US $ 3.655, para relocalizar aquellas familias que viven en zonas de alto riesgo (de inundaciones, desli-
zamientos, etc.) (Fotos 5 a 10). El Municipio le reconoce a la familia US $ 2.070 por la vivienda vieja que
se demuele, y se paga sólo US $ 80 como cuota inicial. Una vez la familia está registrada en el progra-

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ma, INURBE les da un subsidio de US $ 1.220, dejando solo US $ 285 que se deben pagar en 15 años
con tasas de interés por debajo de las comerciales.
Por lo general nada se da gratis. Se enfatiza la importancia de la cooperación y el hecho de que las ins-
tituciones, sea cual sea su naturaleza, trabajan “con la comunidad”, no “para la comunidad”.

5.2 Producción de BC en la obra

Los lineamientos que se expondrán a continuación también tienen validez para adoquines de concreto y
otros muchos prefabricados, y han generado amplia discusión entre los productores comerciales de BC
y los contratistas de construcción. Los primeros tratan de mantener el dominio de la actividad productora
argumentando profesionalismo y una dedicación exclusiva que debería ser respetada; y otros argu-
mentos, no siempre exactos, sobre calidad, suministro oportuno, tributación de impuestos, empleo con
prestaciones sociales completas, etc. Por el contrario, los contratistas piensan que ellos obtienen algu-
nas economías puesto que la mayoría de los costos son iguales para unos y otros en los medios ur-
banos, pero el contratista que produce en la obra se ahorra el transporte del producto de la planta a esta.

La realidad es que existe el potencial para que con pequeñas plantas se puedan fabricar buenos BC en
obra, de casi cualquier tipo (7). La calidad es más un asunto de responsabilidad personal y seriedad
profesional del contratista o del productor que un hecho absoluto, pudiéndose producir aún BC para
mampostería estructural.
En este esquema de producción en obra se tienen grandes variantes sobretodo en la manera cómo se
suministra la mano de obra y cómo se contrata la producción. La mano de obra puede ser del personal
regular del contratista que labora a término indefinido, o ser contratada por término fijo o puede ser su-
ministrada por un subcontratista, el cual puede llegar aún a contratar la producción del bloque en obra,
trayendo el equipo, mano de obra, materiales, etc. Este último esquema se encuentra ya en los linderos
de la producción comercial que bien puede adaptarse para prestar este tipo de servicio con plantas mó-
viles, como lo hacen los productores de concreto premezclado.

Por otro lado, los productores comerciales con frecuencia argumentan que la mano de obra contratada
en la obra (sea cual sea el sistema) puede no tener un régimen salarial y prestacional justo, que se pro-
duce contaminación (ruido, polvo, visual) en la obra, y que se tiene un desequilibrio pues no se pagan
impuestos por esta producción en obra, como si lo hacen en las plantas.

Esta es una de esas discusiones clásicas para la cuales no hay conclusiones claras. Los contratistas di-
cen producir BC por el 80 % del precio en fábrica y tener adicionalmente el beneficio del ahorro del
transporte, equivalente a un 22 % del anterior, por lo cual el ahorro puede ser del 30 %. El precio co-
mercial en fábrica para BC estándar de 200 x 400 mm es del orden de: 31, 40, 48 y 63 centavos de Dó-
lar para unidades de 100, 120, 150 y 200 mm de ancho (no se paga IVA para vivienda).

Si bien los porcentajes de ahorro parecen atractivos se debe estar alerta a los costos ocultos que usual-
mente no se tienen en cuenta, como los costos relativos de los materiales, el transporte, la mano de
obra, los impuestos, las restricciones de planeación y medio ambiente, las políticas de mercadeo, la dis-
ponibilidad de espacio en la obra, lo adecuado del equipo para la escala de pruducción y su costo, etc.

6. BIBLIOGRAFÍA
1. ASOCIACIÓN COLOMBIANA DE INGENIERÍA SÍSMICA, SERVICIO NACIONAL DE APRENDIZAJE Y SISTEMA NA-
CIONAL PARA LA PREVENCIÓN Y ATENCIÓN DE DESASTRES. Construcciones menores sismoresistentes : manual téc-
nico de capacitación. -- 2.ed. -- Bogotá : SENA, 1990?. -- 108p.

2. COLOMBIA. DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO NACIONAL DE ESTADÍSTICA. XV Censo nacional de población y IV de

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vivienda : Colombia. -- Bogotá : DANE, 1986. -- 481p.

3. COLOMBIA. MINISTERIO DE OBRAS PÚBLICAS Y TRANSPORTE. Código colombiano de construcciones sismoresis-


tentes : decreto 1.400 de 1984. -- Bogotá : Legis, 1984. -- 315p.

4. Madrid M., Germán Guillermo y Clara Beatriz Villegas B. Incidencia del cemento en los costos de construcción. -- Medellín :
ICPC, 1985. -- 25p. -- (ICPC, Documentos 1-168-193).

5. MEDELLÍN. DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO DE PLANEACIÓN METROPOLITANA. Estatuto municipal de planea-


ción, usos del suelo, urbanismo y construcción. -- Medellín : Camacol, 1990. -- 258p. + Anexos.

6. Ossa M., Carlos Alberto. Modelo de consumo de cemento en Colombia. -- Medellín : ICPC, 1988. -- P.v.

7. Peláez B., Luis Guillermo. Fabricación de bloques de concreto. -- Medellín : ICPC, 1991. -- 23p. -- (ICPC, Serie Popular 12-5-
1127).

8. Villegas B., Clara Beatriz. Manual de construcción de vivienda popular. -- Medellín : ICPC, 1993. -- 43p. -- (ICPC, Serie Po-
pular 12-9-1060).

7. RECONOCIMIENTOS

Se agradece de manera especial la generosa colaboración de: Antonio José Cano R. y colegas de la fir-
ma PSI Ltda., María Clara Echavarría y Jaime Botero de la Corporación Antioquia Presente, Fernando
León Montoya de Cadenalco S.A., Marta Elena Bedoya del INURBE y Carlos Mario Rivera de Corvide,
sin la cual hubiera sido imposible compilar la información que aparece en este documento.

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