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El beneficio del Evangelio

Centellas deleitando las pupilas abrumantes


Robustos hálitos del viento refrescante
Kioscos de calor que acarician suavizante
Alborada brillosa seductora, fascinante.

Haciendo frontera en la márgen del tiempo


Embelesante carrera recompensa del lamento
Diciendo a todos del villano pasado
Sin dejar de revelar el Nuevo estado
Que amerita hacer público el enamorado.

Gruñen las tiniblas en la penumbre lejanía


Culpandose de descuido por su vieja presa
Jurandose venganza y reconquista presta
Triturando labios entre dientes mal olientes.
Revoloteando el perímetro insolentes
Esperando la oportunidad siempre latente.

Nuevos caminos de esperanza serán forjados


Primaveras arribarán al espíritu rescatado
Con esplendorosa mañana renovado
En cada ardiente prueba purificado.

Nada como la existencia del Evangelio.


Es el lugar en el cual no hay temor,
Hasta las piedras se parten por el amor,
Su dureza no pueden retener,
Ni aún sus dolorosas esquinas defender.

Es ahí que las espinas se afanan por herir,


Se esfuerzan las tormentas por atemorizar,
Los raudales se encrespan para espantar;
Pero hay soporte, aliento y refugio;
Donde los pétalos de las nubes destilan rocio
Llueve miel después de amarga hiel,
Y el terciopelo de los montes trae la brisa
Que apacienta el alma y apaga el fuego.

Se acerca la mañana que nunca terminará


La cicatriz será borrada, nunca se abrirá,
Acabará el grito, el lamento se desvanecerá,
A la sonrisa bondadosa dadora de vida
La que el maligno dijo que estaba perdida
Ahi estará el Señor con su dulzura
Recibiendonos en un abrazo que perdura
Con su calor sanador que fortifica los huesos
Y su radiante amor que concreta los sueños
Del idilio eterno que empezó cuando le conocimos
Y nos renueva a diario mientras le seguimos
Manteniendo viva la esperanza

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