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VISION MUNDIAL PARA LA FAMILIA

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CONCEPTO BIBLICO DE LA DEUDA

El uso de las tarjetas de crédito se está convirtiendo en un verdadero dolor de cabeza para
muchas familias h de nuestros días. Las deudas y tarjetas se acumulan; y juntamente con ellas,
tensiones familiares y personales.

¿Cómo se conjuga el verbo «tarjetear»?

Se conjuga: Yo debo, tú debes, él debe...

El uso de las tarjetas de crédito se está convirtiendo en un verdadero dolor de cabeza para
muchas familias hispanas de nuestros días. Las deudas y tarjetas se acumulan; y juntamente con
ellas, tensiones familiares y personales.

Los compromisos contraídos con tarjetas de crédito en Estados Unidos se han cuadruplicado
desde el año 1986 y ahora están llegando a América Latina en abundancia con sus bendiciones y
maldiciones. La deuda de los consumidores norteamericanos ha llegado a un billón de dólares.
Para tener una idea de la seriedad del asunto: si colocáramos billetes de cien dólares, uno encima
del otro, con un billón de dólares haríamos una columna de unos ¡cien kilómetros de alto! De
acuerdo a las últimas informaciones recibidas en nuestras oficinas de Conceptos Financieros
Cristianos, una familia promedio en Estados Unidos tiene alrededor de once tarjetas de crédito y
una deuda de ¡más de diecinueve mil dólares.

¿Y cómo andamos nosotros los latinos? No mucho mejor que los «gringos». El crédito fácil
ha sido un veneno para muchas de nuestras familias. Por un lado, porque muchos de nosotros
crecimos en un pasado donde tener crédito era sólo cosa de ricos, y entonces nunca aprendimos a
manejarlo. Por el otro, las oficinas de mercadeo en estos días promueven la idea de «téngalo ahora
y pague después»: una filosofía de consumo peligrosa.

A pesar de los problemas que nos ha traído el aumento de las deudas entre nuestra
comunidad (tanto dentro como fuera de la iglesia), es importante aclarar que la Biblia nunca
estipula que el pedir prestado sea pecado. En realidad, en el libro de Deuteronomio Dios mismo
establece las reglas sobre cómo pedir prestado y pagar las deudas.

Sin embargo, el concepto de la deuda tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento


nunca está asociado a un concepto positivo. Por ejemplo, Proverbios 22:7 dice que «.. el que toma
prestado es siervo del que presta» y si usted no lo cree, deje de hacer dos o tres pagos de la cuota
de su automóvil y ¡verá quién es realmente el dueño.

Dios no desea que su pueblo le sirva a nadie más que a Él. Así que, antes de «tarjetear»,
tome en cuenta estos principios económicos para no tener jamás problemas con el uso de su
crédito:
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1.- Nunca compre con la tarjeta algo que no esté presupuestado
.
Cuando se encuentra frente a la posibilidad de una compra, considere si lo que va a comprar
está dentro de su presupuesto familiar. Si no está dentro del plan económico de la familia, dé media
vuelta y márchese. El único problema que este principio trae asociado es que muestra una realidad
en nuestra vida como latinoamericanos: ¡primero debemos a prender a presupuestar.

Nunca desvista a un santo para vestir a otro. Si usted está comprando a crédito comida, ropa
y otras necesidades básicas de su familia, es que usted ya se ha gastado ese dinero en alguna otra
cosa. Pregúntese: ¿por qué no tenemos el dinero disponible?

La mayoría de las veces es porque la familia ha pasado por una crisis financiera, y en el
banco no había suficiente dinero ahorrado para sol ventarla. Su familia debería tener, por lo menos,
dos o tres meses de sueldo ahorrados en efectivo o en una cuenta bancaria a la que usted pueda
acceder inmediatamente. Comience hoy mismo a ahorrar, aunque sea unos pocos pesos por mes
(«algo» es siempre mejor que nada).

La gente dice: «Fue una situación inesperada». Pero lo inesperado no sería tan
«inesperado» si lo estuviéramos esperando. Espere las crisis económicas. Vendrán como llegan las
tormentas en el mar: rápidamente y de dónde menos se espere.

La Biblia nos dice que tenemos que aprender de la hormiga y no ser perezosos: en el verano
de nuestra vida debemos juntar para los inviernos (Proverbios 6:6-11). El problema es que algunos
hermanos, un tanto holgazanes, prefieren escudarse en una interpretación mediocre de las
Escrituras y dejan que el «mañana traiga su propio afán». Usted puede estar absolutamente seguro
que estos hermanos «agua fiesta » se afanarán (y en gran manera) cuando les llegue el día de
mañana.

2.- Comprométase delante de Dios a pagar cada mes 100% del saldo de la tarjeta de
crédito.

Tome ese compromiso hoy mismo. Aunque ya tenga muchas deudas con su tarjeta de
crédito, prométale al Señor que cuando llegue fin del mes usted pagará todo lo que cargó en la
tarjeta durante el mes y, además, los intereses correspondientes. De esa manera, usted se
asegurará de no caer en deudas cada vez mayores. En el día de hoy, con el alto interés que están
cobrando las tarjetas y lo pequeño que es muchas veces el pago mínimo, si usted sólo hace ese
pago no saldrá fácilmente de su compromiso. Aún más: en ciertos casos específicos, si usted hace
el pago mínimo de su tarjeta, en realidad no sólo no avanzará en la reducción de su deuda sino que
continuará hundiéndose!

3.- Comprométase a no usar más su tarjeta de crédito


.
Si usted hizo ese compromiso ante Dios y, de pronto, hay un mes en que no puede cumplir
con su promesa, entonces aplique este tercer principio que, en realidad, es una buena forma de
practicar sus habilidades como chef... Esta es una receta de cocina que me pasaron hace algún
tiempo:

a.- Caliente el horno a fuego moderado hasta llegar a los 170° C.


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b.- Prepare una bandeja para pizza y úntela con aceite o mantequilla.

c.- Coloque sus tarjetas en la bandeja y a bandeja en el horno durante 15 minutos.

d.- Llame a la compañía que le envía las tarjetas y dígales que no quiere que le manden
ningún reemplazo.

No se sienta mal. Lo que sucede es que ciertos tipos de personalidad simplemente manejan
mejor los conceptos y las ideas concretas. Esas personas (entre ellos tengo algunos muy buenos
amigos) no debieran manejar un concepto abstracto como el concepto del crédito. «Tarjetear» no
es para usted. Maneje dinero en efectivo.

Si en su vida financiera usted cumple estos tres simples principios económicos, nunca tendrá
problemas con este tipo de deudas y desde ahora podrá comenzar a conjugar el verbo «tarjetear»
de una manera totalmente diferente.

Andrés G. Panasiuk es licenciado en Ciencias de la Comunicación Social, con


especialización en Comunicación Interpersonal y de Grupo. Es director para América Latina de
Conceptos Financieros Cristianos.

Apóstol Daniel Márquez

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