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RESUMEN:

El propósito de este escrito, es exponer como la esclavitud sexual es la


principal manifestación de violencia contra la mujer dentro del conflicto
armado mundial, para ello se realizara un análisis de su tratamiento
jurídico y de la situación del género femenino en el contexto de algunos
países que han vivido los vestigios de la guerra.

PALABRAS CLAVES:
Mujer, derecho, abuso, violación conflicto, esclavitud, prostitución,
países, comercio.
“HOMBRE, ¿QUÉ TE DA IMPERIO SOBERANO
PARA OPRIMIR MI SEXO?”

ESCLAVITUD SEXUAL EN MEDIO DE LA GUERRA.

EL SUPLICIO DE UN GÉNERO SIERVO DE LAS ARMAS

Yuliana Andrea Rodríguez*

yulianaandrearodriguez@yahoo.com

Marzo 28 de 2010

* *
Estudiante de derecho de la universidad de Antioquia
Imaginemos, ¿cómo palpitaríamos si de repente, en medio de la noche, un fusil

acaricia nuestro rostro y luego, nos empuja a un lugar desconocido, para

literalmente ser encadenados?, ¿Cómo respiraríamos si el dueño del fusil, hurga

con su mano nuestra joven existencia, recorre cada milímetro de la piel, y

nuestros gritos se funden con el sonido de su placer?.

Probablemente no tengamos respuesta alguna. Pero hay quienes además de

tenerla, han vivido en carne propia situaciones similares. Miles de mujeres

inocentes han quedado viudas, han sido desplazadas forzosamente, torturadas y

asesinadas en medio del conflicto armado a nivel mundial. Si, padecen una guerra

que en la mayoría de los casos (si no es en todos) es librada entre hombres, pero

que a ellas las afecta con una diferencia notoria: su condición femenina las ha

convertido en un campo de batalla marcado por la violencia sexual.

Desde el Imperio Romano hasta las cruzadas en el siglo XII y la subyugación de

Inglaterra a Escocia en el siglo XVIII, la mujer era violada sistemáticamente para

sembrar terror, para vengarse, o como símbolo de triunfo ante el enemigo.

Así mismo esta práctica fue implantada en la conquista de América, en las dos

guerras mundiales, y en conflictos más recientes como el de Bosnia, Croacia,

Uganda y Colombia.
La historia nos demuestra que la violación ha sido utilizada como un

arma de guerra y junto a ella, los embarazos, la esterilización y el aborto

sin consentimiento. Sin embargo, la esclavitud sexual es la principal manifestación

de violencia contra la mujer dentro del conflicto armado mundial. Y es

precisamente el propósito de este escrito, exponer el suplicio al que son sometidas

las mujeres como siervas sexuales de los actores armados. Para ello, inicialmente

se abordara el tratamiento jurídico de la esclavitud sexual en el medio

internacional, para, en segundo lugar, definirla como un crimen de

Guerra y de Lesa Humanidad, analizando la situación de algunos países en

Conflicto. En tercera instancia, se indican las dimensiones y la significación del

problema dentro del género femenino.

Por último, se aludirán algunas conclusiones afines al papel que ha jugado el

estado y la población civil en la exención de la esclavitud sexual como parte de las

confrontaciones armadas.

Para comenzar, vale la pena recordar las palabras de Naomi-san, mientras

describía el abuso sexual de un soldado japonés, después de raptarla y reducirla

a ser su dama de consuelo durante la segunda guerra mundial: “Quiero chillar,

gritar que este cuerpo es mío, que me pertenece, que él no puede usarlo de esta

manera, pero mis cuerdas vocales estrangulan los gritos convirtiéndolos en


chirridos ininteligibles” 1.

Su voz fue apagada, la de ella y la de muchas otras mujeres que resistieron el

mismo flagelo, aun cuando los países aliados constituyeron los Tribunales

Militares Internacionales de Núremberg y de Tokio, para llevar a cabo juicios por

crímenes de guerra y de lesa humanidad contra Alemania y Japón

respectivamente, la violencia y por lo tanto los casos de esclavitud sexual nunca

fueron reconocidos dentro de sus estatutos como los crímenes que eran.

Sin embargo, en el ámbito del Derecho Internacional Humanitario hubo


importantes

avances en el tratamiento de la esclavitud sexual, como lo demuestra el cuarto

convenio de Ginebra de 1949. El cual consideraba como un atentado al honor de

la mujer, la violación sexual, la prostitución forzada y cualquier otra forma de

asalto indecente durante un conflicto armado aclarando que éstas no constituían

una infracción grave sino actos contrarios al DIH, tal y como lo estipulaba, también

los Protocolos Adicionales, aunque esta vez dichos crímenes fueron vistos como

un atentado a la dignidad personal.

En la década de los ochenta, gracias a los grupos feministas y de derechos

humanos que abogaron en contra del Estado y su manejo de la violencia sexual

como un acto privado en el cual no se inmiscuía, no solo empieza a ser

1
1. MORILLOT, Juliette. "las orquideas rojas de shangai". España:Random
House Mondori. [En línea] 2003. [Citado el: 1 de marzo de 2010.]
http://atrapalibros.blogspot.com/2009/06descargar-las-orquideas-rojas-
de.html..
criminalizada en los códigos penales de varios países, sino que además es

considerada una violación de los Derechos Humanos de la mujer y una modalidad

de tortura.

Otro paso importante para el Derecho Internacional fue demostrar que existe una

amplia gama de actores inmediatos y mediatos implicados en la comisión de los

crímenes, en cuyo fin ha sido vital la jurisprudencia producida en los tribunales

penales internacionales para la antigua Yugoslavia y para Ruanda, pues sus

estatutos recogen la violencia sexual, incluyendo la esclavitud sexual como

crímenes de guerra y de lesa humanidad, ejecutando diversas sentencias, a

diferencia del Sistema regional de protección de Derechos Humanos, que se

encuentra constituido por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos

y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en esta

ultima aún no existe una sentencia sancionando a un Estado integrante del

sistema, reconociendo que la violencia sexual en determinados contextos y

características constituye un delito de lesa humanidad en sí mismo, involucrando

responsables individuales. De todas formas su desarrollo en la protección de

casos de violencia sexual ha sido muy relevante.

Por otra parte el Estatuto de Roma define la esclavitud sexual a partir de dos

elementos:

a) que el autor haya ejercido uno de los atributos del derecho de propiedad

sobre una o más personas, como comprarlas, venderlas, prestarlas o darlas

en trueque, o todos ellos, o le haya impuesto algún tipo similar de privación


de libertad.

b) que el autor haya hecho que esa o esas personas realizaran uno o más

actos de naturaleza sexual.

1. En el articulo 7 expresa: se entenderá por "crimen de lesa humanidad"

cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un

ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con

conocimiento de dicho ataque:

c) Esclavitud;

e) Encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de

normas fundamentales de derecho internacional;

f) Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado,

esterilización forzada u otros abusos sexuales de gravedad comparable.

2. a los efectos del párrafo 1 fija que Por "esclavitud" se entenderá el ejercicio

de los atributos del derecho de propiedad sobre una persona, o de algunos

de ellos, incluido el ejercicio de esos atributos en el tráfico de personas, en

particular mujeres y niños.

El Estatuto de Roma también determina la esclavitud sexual como un crimen de

guerra.

En el artículo 8 precisa:

1. La Corte tendrá competencia respecto de los crímenes de guerra en


particular cuando se cometan como parte de un plan o política o como parte
de la comisión en gran escala de tales crímenes.
2. A los efectos del presente Estatuto, se entiende por "crímenes de guerra":
b) Otras violaciones graves de las leyes y usos aplicables en los conflictos

armados internacionales dentro del marco del derecho internacional, a saber,

cualquiera de los actos siguientes:

XXII) Cometer actos de violación, esclavitud sexual, prostitución forzada,

embarazo forzado,….

e) Otras violaciones graves de las leyes y los usos aplicables en los conflictos

armados que no sean de índole internacional, dentro del marco establecido

de derecho internacional, a saber, cualquiera de los actos siguientes:

VI) Cometer actos de violación, esclavitud sexual, prostitución forzada,

embarazo forzado…

En el terreno penal deben y pueden incluirse, entre otras, situaciones, como los

campos de violación, los matrimonios forzados y otras prácticas en las cuales la

mujer es tratada como una propiedad material.

No importa el lugar o la fecha que asigne el calendario, la esclavitud sexual no

necesita horarios ni condiciones para que sea una manifestación de violencia

contra las mujeres en el entorno del conflicto armado, para demostrarlo solo basta

con analizar algunas de las hostilidades que han dejado y siguen dejando huella

en el mundo.

A partir de 1932 hasta fines de la segunda guerra mundial , el destino de 200.000


mujeres coreanas que entonces tenían entre once y veinte años, sufrió un giro

brutal, al ser raptadas por los soldados japoneses y embarcadas con otras jóvenes

chinas, indonesias y de otras nacionalidades asiáticas con rumbo a Manchuria.

Forzadas a satisfacer las necesidades sexuales de los soldados, conocieron el

infierno en los burdeles que, de Seúl a Shanghái, de Singapur a Hiroshima, el

ejército japonés iba instalando a medida que avanzaba en su conquista de Asia.

Fueron llamadas mujeres de confort, todas privadas de su libertad, se las obligó a

entrar en el sistema con falsas promesas, debían seguir a las tropas hacia los

campos de batalla, sufrieron extrema pobreza y eran sometidas a múltiples

violaciones, incluso cuarenta veces al día y a serios abusos físicos, que dejan

como resultado embarazos y abortos.

Todo ello se llevaba a cabo a menudo, con el consentimiento o la activa

participación de las autoridades locales. Se estima que sólo 255 de dichas

mujeres lograron sobrevivir.

Y aunque llevan años exigiendo la reparación por parte del estado, esta les ha

sido denegada.
En otra línea del tiempo, hace más de veinte años, Uganda, un país del norte de

África está en jaque por culpa de un conflicto sin sentido (en realidad ninguno lo

tiene) que ha provocado ciento veinte mil muertos y más de dos millones de

desplazados. De un lado las tropas del gobierno central del presidente Museveni y

del otro, El Ejército de Resistencia del Señor (LRA), el cual no tiene agenda

política alguna y sólo se limita a afirmar que está luchando por imponer los Diez

Mandamientos. Un grupo mafioso, de señores de la guerra, que viven bien a base

de tener gente armada, donde el comandante llega a tener hasta veinte mujeres.

En un informe realizado para el blog español 20minutos, por el periodista

argentino Hernán Zin, sostiene que “como todo conflicto, el de Uganda ha sido

especialmente cruel con los niños y las mujeres. Los efectivos del Ejército de

resistencia del Señor (LRA) raptaban a los menores de sus casas. A los niños los

convertían en soldados y a las niñas, además, en esclavas sexuales”2.

2
2. ZIN, Hernán. "viaje a la guerra". [En línea] [Citado el: 23 de marzo de
2010.] http://blogs.20minutos.es/enguerra/categoria/-uganda.
Sí, niños y niñas que al caer los últimos rayos de sol sobre el suelo de Uganda,

cogen cada una de sus pertenencias y parten, como en una procesión hacia las

ciudades en busca de la protección del ejército regular ugandés. Recorren

caminos maltrechos que van adornando con canciones, cuya melodía solo

esconde el temor que sienten de ser secuestrados o desmembrados en medio de

las colinas.

Las mujeres pueden ser violadas por cualquier soldado en un sucio y decadente

campamento militar perdido en el sur de Sudán, además de responder a sus

deseos sexuales, son obligadas a cocinar y lavar ropa. Al fin cuando logran

escapar llevan consigo el fruto de las relaciones sexuales y la convicción de que

van a ser rechazadas tanto por sus familias como por sus comunidades.

De otro lado del mapa, Colombia, una nación totalmente diferente a Uganda,

encuentra su punto común:


Hace más de medio siglo en este país latinoamericano se disputa una lucha

armada que se disfraza bajo los tintes políticos e ideológicos de sus principales

actores: los grupos guerrilleros, paramilitares y las propias fuerzas armadas.

La población civil ha sido la principal afectada por secuestros, masacres,

ejecuciones extrajudiciales, torturas, desplazamientos y desapariciones forzadas,

que en su gran mayoría quedan rezagados en medio de la impunidad.

La mujer no ha quedado excluida de dichas aberraciones, algo parecido a lo

acontecido en la segunda guerra mundial y en el conflicto ugandés, ha

sobrecogido a las colombianas. Ellas también han sobrellevado el martirio de de la


esclavitud sexual. Algunos grupos insurgentes las raptan por días, abusan de ellas

y las regresan de nuevo a sus hogares.

Pero hay un ingrediente especial, no solo son enlistadas para cumplir obligaciones

sexuales, en Colombia las mujeres y niñas se convierten en soldados que van al

campo de batalla voluntaria e involuntariamente.

Según Zamora “las mujeres combatientes se ven sometidas a la anticoncepción

forzada, mediante dispositivos que no son colocados por personal calificado, y a

abortos en contra de su voluntad. Asimismo, son víctimas de esclavitud sexual

pues se les obliga a mantener relaciones afectivas con hombres de una u otra
parte de la confrontación”3

Por si fuera poco los grupos insurgentes colombianos, en su carrera

armamentista, además de traficar con drogas ahora lo hacen con personas,

formando así redes de prostitución, una de las formas más antiguas de esclavitud,

que acoge modalidades como la pornografía y el turismo sexual. Justamente en la

actualidad se ha formado un debate centrado en dos puntos de vista diferentes:

por un lado, los movimientos pro-prostitución, sugieren que el comercio sexual sea

legítimo, para fortalecer el poder de las mujeres, e integrarlo al desarrollo de las

naciones. Defienden el derecho a la autodeterminación laboral, pues definen la

prostitución como una elección profesional racional, que libera a las mujeres de las

opresiones morales del entorno que habitan. También exponen que, modalidades

como la pornografía, son simplemente manifestaciones de arte erótico, resultado

de la libertad de expresión, y el aporte fundamental a la educación y necesidades

sexuales de los individuos, tan básicas como la alimentación.

Pero acaso los hombres mueren por falta de relaciones sexuales, al igual que

mueren por la falta de alimentación? Este es el segundo punto de vista de grupos

feministas que desaprueban la esclavitud sexual en cualquier sentido. No puede

33. ZAMORA GARCÍA,Paula. "el cuerpo femenino como arma de guerra".


hechos del callejón edición N°19. [En línea] 11 de OCTUBRE de 2006. [Citado
el: 24 de MARZO de 2010.]
http://indh.pnud.org.co/files/boletín_hechos/Boletin_del_callejón_19_apt.pdf.
ser, una ocupación ante los ojos de la ley, pues no ofrece las condiciones

necesarias para su ejecución, ni busca la pujanza femenina; por el contrario,

somete la mujer ante la dominación masculina.

Es bien sabido, que no todas las mujeres son forzadas a trabajar como prostitutas,

pero en la mayoría de los casos casi siempre son engañadas, amenazadas, o

reaccionan a la precariedad de su entorno, mediante el comercio de su cuerpo, ya

que no hallan otra salida más conveniente. Eso demuestra que no solo los

terceros esclavizan, también lo hacen los contextos de pobreza en los que se está

formando la humanidad donde la esclavitud sexual es un arma política en una

guerra contra las mujeres, así lo demuestran prácticas como la violación y la

mutilación de órganos genitales., un abuso a su integridad física y moral, por la

enajenación de su sexualidad, que es adjudicada, manchada y convertida en una

cosa que se compra y se vende, porque lo cierto es que “alrededor del sexo se ha

construido una economía pujante, totalmente integrada en las economías

nacionales” tal y como lo postula Hofman4.

La esclavitud sexual es un problema, cuyas dimensiones son inimaginables, sus

tentáculos tocan las fibras más sensibles de las mujeres, como se indica en el

daño corporal que sufren.


4

4. HOFMAN, cecilia. "sexo:de la intimidad al trabajo sexual, o ¿es la


prostitución un derecho humano?". [En línea] [Citado el: 8 de marzo de 2010.]
http://www.notivida.com.ar/Articulos/Prostitucion/la_prostitucion_un_derecho_h
umano.html Consultado en marzo 8 del 2010..
Son portadoras de múltiples enfermedades venéreas, quedan embarazadas a muy

temprana edad, son torturadas, mutiladas y asesinadas.

Hay implicaciones de factor social y psicológico como la discriminación de sus

parientes, vecinos y amigos, la falta de afecto, el temor a desarrollar una relación

de este tipo y la carencia de estudios que conlleva a un desequilibrio económico

de la víctima.

Es más degradante aun la impunidad que rodea el tema, muchas mujeres por

miedo o por ignorancia no se atreven a denunciar los hechos. Cuando al fin lo

hacen se chocan con una cruda realidad, el estado es incapaz de culpar y

sentenciar a los victimarios por diversas razones, una de ellas es la dificultad para

identificar los autores y llevar un registro de los múltiples casos de esclavitud

sexual.

Con la explosión, a escala mundial, de industrias basadas en la producción, venta

y consumo de sexo, encarnado en primer lugar en los cuerpos de las mujeres,

resulta primordial comprender la expansión y las múltiples formas de esclavitud

sexual en la pornografía, los “entretenimientos sexuales” y la prostitución. Así

mismo, analizar la significación de estas evoluciones sobre la condición de ser

mujeres.
Esa es la invitación que debería tener más resonancia en nuestras vidas, en vez
de estigmatizar un mal que cada día

denigra al género femenino, adoptando nuevos mecanismos para hacerlo, más


aun, cuando se torna en un conflicto violento que busca debilitar simbólicamente al
enemigo.

Una guerra que hacen los hombres y sufren las mujeres.


Basta de tontos tabúes, el género femenino no es un artículo de bienestar sexual.
Los malos del paseo no son únicamente los hombres que marchan con un fusil.
Las únicas víctimas no son las niñas, jóvenes y adultas cautivas y violadas.

Nuestra mente es esclava de paradigmas ideológicos absurdos, lo que nos


convierte en marionetas de las conflagraciones armadas, somos indiferentes ante
las vicisitudes ajenas, somos confidentes de la maldad. Quizá porque como
pueblo han atemorizado nuestras voces, o quizá porque nos volvimos indolentes.
Mañana puede estar su hija encadenada en cuerpo y alma, litigada por una mano
fuerte que esculca en su sexo.
Mañana puede estar su hijo comprando figuras desnudas para saciar su sed.

Tal vez nos enfrentamos a un circulo vicioso pero en cualquier tramo recorrido se
puede hacer una pequeña diferencia, solo basta levantar el puño para decir no a la
maldad.

BIBLIOGRAFIA.

HOFMAN, cecilia. "sexo:de la intimidad al trabajo sexual, o ¿es la prostitución


un derecho humano?". [En línea] [Citado el: 8 de marzo de 2010.]
http://www.notivida.com.ar/Articulos/Prostitucion/la_prostitucion_un_derecho_h
umano.html Consultado en marzo 8 del 2010..

MORILLOT, Juliette. "las orquideas rojas de shangai". España:Random House


Mondori. [En línea] 2003. [Citado el: 1 de marzo de 2010.]
http://atrapalibros.blogspot.com/2009/06descargar-las-orquideas-rojas-
de.html..

ZAMORA GARCÍA,Paula. "el cuerpo femenino como arma de guerra". hechos


del callejón edición N°19. [En línea] 11 de OCTUBRE de 2006. [Citado el: 24 de
MARZO de 2010.]
http://indh.pnud.org.co/files/boletín_hechos/Boletin_del_callejón_19_apt.pdf.
ZIN, Hernán. "viaje a la guerra". [En línea] [Citado el: 23 de marzo de 2010.]
http://blogs.20minutos.es/enguerra/categoria/-uganda.

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