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LA EXPLOTACION COMO SISTEMA ECONOMICO:

EL ESTADO Y LA EXTRACCION DE EXCEDENTE


EN EL PERU COLONIAL

Kuren Spaldlng
,

NOTA PREL¡MINAR
La ptesente es una traducción del a¡lículo "Exploitatíon as an Economíc S5ntem: TIte
State and the Extraction ol Surplus in Colonial |bru", publicado en la compilación The In'
ca and Aztec States I4OO-18OO, Anthropology and History, editada por Geotge
A. Collier, Renato I. Rosaldo y John Wiñh (Academic hess, N.Y, 1982)' Algo escondido
enhe aftículos dedicados a oh'os lemas, pero rtecuententente citado en la bibliogmfía an'
glo.sajona, he considendo de intetés haduci¡to, a pesar de ser algo 'antiguo', justamente
por el intento de ofiecer una intagen de conjunto de la econontfa t, sociedad co/onial pe-
ruana. Tál prcocupación, en efectq parcce haberce conveftido en 'antigua'pam la histo'
riogafía peruana, incluyendo a la eco¡tóntica.
k innecesa¡io 'ptesentar'a Karcn Spalding. B meior anotar tápidamente que el rc'
conocímiento de que la persistencia de la comunidad, incluso lutelada por el estado colo'
nial, y su a¡liculación con la econonía genetal del vineinatq no conducen necesaríamente
al fácil esquema dual de la econontía colonial, ¡esulta un aspecto ¡tarticulatmente ilumína-
dor del ar-tículq aunque en él se haga uso frecuentemente de los tétminos de 'bociedad
india" y 'bociedad eurcpea". Siendo &te el esquenta aceptado de una manera u oha por
la aulom en ptácticantente todos sus habaios, el admith- gue no rcsultaba ser el más co'
necto rcsulta, dicho sintplemente, un ejenrplo de actitud cientfica. Desde aquf y a ntás de
diez años de distancia es fácil hacer atingencias sobrc detalles, perc la lucidez de la síntesis
peffnanece intacta y su co¡tdició¡t de tal Ie ototga íncluso un valor pedagógico.
Con las nuevas investigaciones pañicularcs, rcgiona/es y las ntodemas hetmmientas
disponibles, se ¡ndá ptonto añadir el elentento vilal de Ia dinántica global a tnv& del
tiempo a una síntesis de e.sle tipo, aspecto todavía ausente o en ocasiortes antbigüo en este
trabajo. La evolución y los papeles de las rcgiones de acuetdo al prcceso geneml y las rc'
laciones con la metrópoli, detenninantes de la ¡tolítíca estafal, fotma¡án pañe de esta fufu'
ra sfntesis. Tantbién es fácil señalat'su ¡tosibilidad, pues se halla práclicat¡tente llatando en
el antbiente.
En la tnducciór¡ se han conseruado las comillas e itálicas tal y como han sido usadas
en el oiginal. En el texfo se han incluidq sientpte enhe corcheles y sólo cuando eM nece-
sado, algunas palabns pan aclamr el sentido del oiginal. He añadído dos notas e hfor'
ntación -tantbién enhe corchetes- sobrc ediciones ntás accesibles de algunos de los lib¡os
citados a pie de página (Luls Arana Bustamante).

***
Ilor muchos años, se nos ha hecho recordar frecuentemente a quienes hemos bus-
cado comprender los mecanismos y la estructura del sistema colonial español, que la

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economía del Ferú hispánico descansó en último término sobre las espaldas de la po-
blación india, cuyos miembros proporcionaron e[ poder impulsor del sistema productivo
en [a colonia. La dependencia casi total del virreinato del Perú respecto del trabajo de la
población nativa andina era bien conocida para los contemporáneos; difícilmente po-
dríamos encontrar una aserción más gráfica de esta dependencia de la colonia respecto
del trabajo indígena que en las palabras de un observador español de principios del si-
gto XVlll:

"Sacadas las poblaciones principales de las costas del ma4 donde silen muchos
negros, mulatos, zambos, cuarterones y mestizos, en todo el reyno los indios son de to-
da el trabajo. No ay mercado en lodo él que los indios no lo fo¡men. Ellos en Uma son
los pescadores y los que dan la grande abundancia que liene de peces por las calles y
plazas. Elos llevan a las ciudades, villas y pueblos las co¡nidas, ellos culüvan las chacras,
acaÍean el lrlgo, el vino, el aceile, las carnes; ellos son los pastores y guarttas de htu-
merables eslancias que ay en el rcynq rcpechatt cordilleras para servimas; penelran va-
lles muy atdlanles para nueslnts allvlos... Los oliclales pan todo génerc dc ollclos nte-
cánicos son casi todos indios y ástos nos visÍen y nos proveen de lo necesario para la
decencia. Sólo en el Cuzco pasan de l/M los ofrciales de todo género de ofrcios y
casi todos están en pr¡der de los indios. cQuiénes han fabricado las cíudades, villas y
pueblos de la sierra sino los indios?. Los sunfuosos templos del Cucq Plata, fufosi hz.
Juli, y aún de Uma y los muchos que ay en el Peni, ¿a quienes an tenido por artífrces en
la mayor parte sino a los indios? ¿Quiénes componen los puentes, los caminos, allanan
los montes y rompen la selvas sino los indios?hó

Aunque he estado largamente familiarizada con esta cita, hasta hace poco yo no
había sabido ver en ella nada más que la ilustración gráfica y admitidamente valiosa de
la carga económica que representó para la población andina nativa la conquista y [a
subsecu€nte erección del sistema colonial. Como el autor de la cita, yo veía tal material
con los ojos de un colecior de maldades, uniéndolas en la denuncia de los excesos y de
[a brutalidad del régimen colonial en el Perú. Desde el siglo XVI, indignados observado-
res y escritores han producido un vasto cuerpo de literatura describiendo la explotación
de los miembros de la sociedad andina nativa, que es insuperable en su detalle y capa-
cidad de impacto.
kro el régimen que estamos denunciando está ya muy lejos en el tiempo; la denuncia
continua de un sistema que ya pasó añade poco a su comprensión en términos amplios, aún
si somos capaces de delinear la continuidad y reaparición de üejas formas de explotación
bajo nuevas formas en el presente. El valor real de hacer un enfoque cercano de las formas
específicas de explotación colonial en el área andina reposa en la ayuda que nos puede pro-
veer en la comprensión del sistema económico de la Latinoamérica colonial.

I-A ESTRUCTURA SOCIOECOTT¡ÓTUICE EN EL PERÚ COLONTAL


En años recientes69 se ha gastado mucho esfuerzo analítico en determinar el carác-

"Farecer del P Manuel Toledo Leiva, rector del Colegio de la Compañfa de Jesús de l]uancaveli-
ca, sobre la mita de Potosí, 30 de agosto de 7724" , en Rubén Vargas Ugarte (ed.\, hrecercs jur{-
dicos en asunlos de Indias Uma, 7951:772.
La referencia es, obviamente, a la década de los 70 (N. delT)

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ter específico de la formación socioeconómica de las colonias españolas en América.
Algunos estudiosos han sostenido que las nuevas sociedades fundadas por los españo-
les en el Nuevo Mundo fueron esencialmente capitalistas, pues fueron producto de una
economía mundial en proceso de rápida transformación hacia un capitalismo plena-
mente desarrollado.
okos han puntualizado que la Bpaña del siglo XM no fue en ningún senüdo una socie-
dad capitalista. Ellos sostienen que ella fue, en los hechos, "suMesarrollada" dumnte las cen-
furias enke el descubrimiento y población inicial de las Américas y el triunfo del capitalismo
en Europa, no rompiendo jamás los laeos económicos y sociales que frenaron el desanollo
completo de una economía capitalista en los países fuem de Inglaterm.
Aunque yo considero la formación socioeconómica del Fbrú desde el sigto XVI al
XIX como esencialmente precapitalista, sospecho que podríamos argumentar sobre de-
finiciones por un largo tiempo sin llegar a un act¡erdo. En orden a solucionar eslos pro-
blemas y, en el proceso, contribuir a un entendimiento amplio de la génesis tanto clel
capitalismo como del subdesarrollo, necesitamos desesperadamente movernos más allá
de la aserción y argumentación teorética, tan valiosa como pueda ser, para enfocar de-
talladamente las formas específicas como funcionó la economía colonial.
En este artículo busco únicamente sugerir algunas de las direcciones que pienso
probarán ser útiles en la construcción de un modelo de la estructura y funcionamiento
del sistema económico del krú colonial. La crítica, el debate y la discusión podrán en-
tonces llevar a la creación de un modelo que contestaría las preguntas básicas sobre
qué clase de sistema fue éste, y qué es lo que en él conlribuyó tanto al despegue del
capitalismo en Europa como -y más urgentemente para aquellos de nosotros directa-
mente interesados en América Latina- al despegue de lo que hoy en día es llamado
"subdesarrollo" en ésta.
Limitaré mi análisis y discusión al área nuclear del virreinato det krú. un área
equivalente al imperio inca destruido por los invasores españoles en el siglo XVI. En el
caso de otras áreas fuera de los Andes, particularmente Nueva Bpaña, el otro polo
mayor del sistema colonial en las Américas, el carácter específico del sistema socioeco-
nómico que emergió en tal área fue muy diferente. Éste aguarda un estudio detallado,
de un lado, de la relación entre los colonos españoles y el sistema adminisirativo intro-
ducido por Bpaña, y de otro, de la estructura de las sociedades mesoamericanas con-
quístadas por los europeos.
En primer lugaq pienso que es esencial descartar muchos de los presupuestos bási-
cos con los que hemos estado operando hasta la fecha. Muchos especialistas en historia
económica han tendido a seguir el modelo propuesto por w.A. Lewis y definir el siste-
ma económico colonial como compuesto por dos sectores diferentes: (a) un sector mo-
derno, "progresivo", activamente envuelto en la producción de mercancías para inter-
cambio en el mercado y (b) un sector "natural" o campesino dedicado a producir bienes
para su propio uso. De acuerdo a esta teoría, e[ sector "natural" o campesino propor-
ciona únicamente fueza de trabajo al sector progresivo, sin participar de otra manera
en la economía local, cuyo dinamismo proviene del sector modemo.7o

70 wA. Lewis, Theoty of Economic Growth (London, 1955); ver además witolcl Kula, An Econo-
mic Theory of the fuudal S5stem ([-ondon, New Left Books, 1976:20-23) [versión castellana:
Tboría económica del sistema feudal, Siglo XX Editoresl.

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Ahora bien, hay ciertos elementos en la estructura económica del krú colonial que
parecen acomodarse bastante bien a este modelo. La economía entera del virreinato
estaba dividida en dos sectores distintos, separados uno de otro por todo el cuerpo de
leyes y regulaciones coloniales. Los indios, quienes continuaban actuando de acuerdo a
los mecanismos de la sociedad tradicional andina, proveían la fuerza de trabajo que
propulsaba las ruedas de las empresas poseídas y operadas por los europeos. Fodría ser
conveniente seguir la separación delineada claramente en la legislación colonial y tratar
al sistema colonial como dos sectores, uno de los cuales fue esencialmente autosuficien-
te y participó poco -excepto como fueza de kabajo- en la producción y distribución de
bienes que produjo el otro.
Consciente o inconscientemente, la mayoría de quienes estudiamos el mundo co-
lonial hemos hecho justamente esto. Fstudiamos el funcionamiento íntimo y la trans-
formación del sector indlo tradicional, convertido en campesinado por la legislación y
control coloniales y las fuezas que obligaron a los miembros de la sociedad india a
proveer trabajo para hacer marchar las empresas españolas. O, enfocando sobre la
economía española, estudiamos las fuerzas, medios y técnicas de producción caracle-
rísticas de las haciendas, minas y obrajes del mundo colonial. En este último caso fre-
cuentemente nos preguntamos por qué esas empresas nunca llegaron a ser e[ principal
filón de un proceso de expansión económica y de crecimiento que llevara a un desarro-
llo completo del capitalismo en América L-atina.
Aunque algunos elementos del modelo de una economía dual son útiles, no pienso
que podamos entender el mecanismo de la economía colonial o el bloqueo de la ex-
pansión y crecimiento del sector español orientado hacia el mercado, sin alterar nuestra
perspectiva para mirar a la economía colonial como a un todo integrado. En esta pers-
pectiva, tanto el sector indio como el español estaban completamente integrados en el
sistema de producción y distribución que -como el observador citado nos dice gráfica-
mente- era finalmente dependiente de la fueza de trabajo del pueblo definido como
indio por el estado colonial, B más, debemos añadir a nuestro análisis una compr€n-
sión del mecanismo de funcionamiento del eslado colonial, no sólo como un mecanis-
mo de asegurar la colecta del tributo y la colocación del trabajo indio en el sector espa-
ñol- Aunque ésta fue ciertamente una de sus funciones, el estado fue también un parti-
cipante esencial en el proceso económico.
En toda sociedad el estado es un instrumento de coerción cuya función es asegurar
a la clase dominante su control continuo del resto de la sociedad. furo en una socledad
en la cual la fueza de trabajo no ha sido separada de su acceso a los recursos y medios
de producción, fijando la base para la emergencia de un mercado de trabajo, del cual
depende la producción capitalista, el rol del estado es aún más crucial para el funcio-
namiento de la economía.
En este caso, desde el momento que la gente no es impelida para ofrecer su fueza
de trabajo en venta por aquello que llamamos "circunstancias naturales", ella debe ser
fozada a hacerlo. Los elementos particulares por los cuales es for¿ada -los mecanismos
de coerción- son básicos para toda definición de la formación socioeconómica de la
sociedad en cuestión. En el caso det t'jeru colonial, no hubo un dinamismo interno ali-
mentando la continua expansión de la actividad económica o el crecimiento. El dina-
mismo de la economía no fue generado al interior del sistema mismo, sino desde fuera.
Éte marchó a través de los mecanismos coercitivos aplicados por el estado colonial, el

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cual mantuvo el flujo de trabajo y bienes hacia los miembros de la sociedad española, y
la distribución de los productos de la economía española a través del virreinato. El sis-
tema político del krú colonial -tanto la ley oficial y codificada como la costumbre esta-
blecida- creó tanto la demanda del mercado como el flujo de bienes y labor; sin tal sis-
tema polftico el frágil dinamismo de la economfa del furú colonial se fundfa y desinte-
graba. l

En las siguientes páginas quiero examinar la naturaleza e impacto de las principales


cargas, legales y extralegales, que constituían las formas específicas de compulsión a
través de las cuales el sector español extraía y acumulaba el excedente. Thl excedente
fue generado por el sector nativo andino tanto dentro de su propio sistema productivo,
basado en el grupo extenso de parentesco o ayllu, o como participantes temporales en
la actividad productiva de las empresas españolas. Como el observador contemporáneo
citado deja ver muy claro, los miembros de la sociedad india proporcionaban al sector
español los bienes y alimentos que consumía, e[ trabajo que construyó la infraestructura
económica -los caminos y puentes a lo largo de los cuales los bienes se movían a los
mercados- y llevaban a cabo la producción artesanal y manufacturera.
Finalmente, estamos forzados a estimar e[ volumen de excedente económico gene-
rado por la sociedad campesina india, para Io cual hay pocas cifras y también pocos
índices de producción. Pbr la observación de la articulación enhe la economía india y la
del sector colonial español, podemos empezaÍ a encontrar vías para fijar el volumen de
excedente económico y su distribución."
Nuestras fuentes han repetido y hecho claro a lo largo de las centurias que el sis-
tema económico del furú colonial estuvo fundado sobre la explotación abierta y el ro-
bo, reconocido y reforzado por la entera estructura de la ley y regulación colonial. To-
memos las palabras de nuestros informantes, y en lugar de deplorar la explotación y
brutalidad que sabemos que existió, usemos los datos provistos por el sistema para in-
tentar entender la explotación como un mecanismo que determinó el volumen, la dis-
tribución, y los productos del trabajo en la sociedad colonial.
A lo largo del período colonial español, la fueza de habajo de la cual los miem-
bros de la sociedad europea dependieron fue extraída de una economía campesina cu-
yos miembros üvían asentados en pueblos, construída sobre la producción y consumo
de sus propias subsislencias y que tenía poco acceso a mercados fuera de la comuni-
dad. For una variedad de razones, muchas veces el producto de una coerción directa,
habfa una pequeña pero regular emlgraclón de los pueblos hacla las mlnas, centros ur-
banos y propiedades agrfcolas del sector español.
Sin embargo, este flujo fue más un goteo que una corriente, y no parec€ haberse
incrementado mucho desde el siglo XVI hasta el XIX. Este es un pobre signo del desa-
rrollo de un mercado de trabajo en el curso del período colonial. For supuesto, hay
plenitud de evidencia de labor asalariada, y contrariamente a [o que se asumió alguna
vez, el trabajo no fue comúnmente retenido para separarlo de su retorno a la economfa

tt En relación a este crucial asunto, se puede ver un estimado de todas las cargas que pesaban so-
bre un campesino indio promedio en la región de Huarochil pam mediados del siglo XVlll, asl
como de las ganancias que éste podía conseguir pam afrontarlas, en Karen Spalding: Huarochitf:
An Andean Scriely Under [nca and Spanish Rule, StanfonC U.P, 1984, pp.7M-7V2 (N. delT.).

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campesina.T2 Pero a pesar clel hecho de que conocemos que el trabajo asalariado exis-
tió, tenemos pocos indicios de una separación muy extendida de las masas de pobla-
ción india de su acceso a la tierra y otros recursos productivos durante el período colo-
nial. Al contrario, hay una plenitud de evidencias de que el estado hizo todo lo que pu-
do para mantener la comunidad india y su sistema de pueblos, decidiendo frecuente-
mente en favor de los litigantes ind_ios en las disputas sobre tierra entre comunidades y
miembros de la sociedad española.
/'
fuí, el estado colonial no facilitó la expropiación de la tierra de la población india,
que llevaba al desarrollo de un mercado de trabajo; aún más, el aparato entero de [a
administración colonial de los indios, desde su elaboración en la década de 1560 hasta
la de 1580, fue fundado sobre el principio de retención del sistema tradicional de pro-
ducción andino como el cimiento económico para la extracción de excedente de los
miembros de la sociedad india. El rol asignado a los miembros de esta sociedad en el
Perú colonial demandó dos condiciones básicas: (a) los indios debÍan mantener su es-
tructura tradicional de producción, lo que significaba preservar las relaciones de pro-
ducción imperantes en lós Andes, por medio de las cuales los miembros de la sociedad
andina aseguraban su supervivencia y reproducción; y (b) los indios debían proveer re-
gularmente un excedente al sector europeo. Este excedente era obtenido por medio de
cargas colocadas por el estado sobre los indios, que consistían tanto en bienes como en
servicios en un sistema regular de corveé [tributo en trabajo], o en fozar a los indios a
ofrecer sus bienes o tiempo de trabajo en el mercado europeo en orden de satisfacer las
cargas legales y extralegales del estado colonial.
El sector tradicional andino fue legalmente definido como una sociedad distinta, o
"república", bajo leyes y regulaciones españolas. Los europeos trasladaron en gran esca-
la la población nativa, reubicando a los indios en un programa nrasivo en la década de
L570 flas reducciones]. E t" fu" llevado a cabo para facilitarsu administración y control
y la apropiación del excedente demandado por el estado colonial. Pero a pesar de esia
dislocación masiva de la población nativa, los españoles preservaron tanto como era
posible los patrones tradicionales de acceso a la tierra, agua y otros medios de produc-
ción de la sociedad andina antes de la invasión europea.
Aunque las leyes que regulaban las reubicaciones especificaban que los indios podían
retener sus tienas hadicionales si ellas estaban a no más de una legua [aproúmadamente 5.5
km.l de sus nuevos pueblos, no hay eüdencia de que esas restricciones fueran siempre pues-
tas en ejecución por las autoridades españolas. Cortes yjueces las ignoraron hasta bien avan-
zado el siglo XVII y nllnca cuestionaron el principio de que los miembros de una comunidad
asentada en un pueblo podían reclamar legílimamente como suyas tierras situadas a varios

Ver Pablo Macera, "Feudalismo colonial amedcarro: el caso de las haciendas peruanas", .4cla
Histórica,35 (Szeged, Hungría, 1971), venión mimeografiada para el Seminario de Historia
Económica Peruana preparada por el profesor Heraclio Bonilla, Pontjficia Universidad Católica
del Perú. También Jorge Polo y la Borda Goruález, "Pachachaca: autoabastecimiento y comer-
cialización", tesis para el bachilleralo en I-listoria, Pr¡ntificia Universidad Católica del Peru, 1976.
[Ambos trabajos son accesibles, el primero, en Pablo Macera: TraL,ajos de Histo¿-a, vol. III, Insütu-
to Nacional dr¿ Cultura, Lima, 1977 y el segundo en versión resumida inc[¡ida en Javier Tord y
Carlos Laeo: Hacienda, comercio y fiscalidad (funi colonial), Lima, 1981, pp.9-531.
Ver, por ejenrplo, las disputas sobre tiera en el Archivo General de la Nación del Perú, citadas
más adelante.

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días de camino del mismo.Ta
Las leyes españolas también ordenaron específicamente que la ley común, o prác-
ticas hadicionales que regulaban la organización interna de la sociedad andina, poclía
ser observada excepto en los casos en que contravenía los preceptos de la corona
o de
la lglesia. Los miembros de la sociedad andina apoyaron sus reclamos a recursos
[naturales] y sus relaciones entre sí en las disputas ante cortes españolas, sobre la base
de que ellos poseían un área dada de tierra, o practicaban una costumbre específica,
"desde tiempo inmemorial". Como en Europa, la práctica establecida fire la base de la
ley común, excepto que en este caso la práctica establecida fue el cuerpo de costumbres
y tradiciones que reguló las relaciones de producción y reproducción de una formación
socioeconómica distinta de la de sus señores europeos.
No se respetó el cuerpo entero de costumbres y prácticas de la sociedad andina.
En particular, el ritual y ceremonial que reforzaba la cooperación comunal y la renova-
ción y conservación de los recursos de la comunidad -las prácticas religiosas y creenclas
de la sociedad andina- devinieron en el foco de ataque continuo por la lglesia Católica
y sus representantes. Táles ataques gradualmente socavaron el complicado edificio de
interacción y prácticas sociales a través de las cuales los miembros de la sociedad andi-
na llevaban a cabo la producción y distribución de los bienes, y contribuyeron a la ero-
sión de las capacidades productivas de las comunidades andinas locales. A pesar de to-
do, el intento de los arquitectos del estado colonial es claro: ellos buscaron hacer de una
sociedad andina revivida y reformada, pero esencialmente inalterada, la base económi-
ca del sistema colonial.
Antes de la destrucción del estado inca y del establecimiento del nágimen es¡rañol en el
krú, estas mbmas comunidades no solamente habían asegumdo su propia supervivencia,
sino que habían aportado impresionantes cantidades de excedentes al estado. Tales exceden-
tes emn dados primariamente bajo forma de tiempo de trabajq pero los europeos
a pesar de
todo no estuüeron convencidos del gran volumen de er<cedente eo<h-aído antes de su llegada
por los incas. Fancisco de Toledq quien tiene bien merecida su reputación del
Solón del sis-
tema colonial, se ocupó especialmente en colectar información sobre la nafuraleza y volumen
del er<cedente a<traído por los incas.
Tal información dió a los españoles toda [a razón para esperar que la comunidad
nativa andina podía ser "ordeñada" regularmente sin agotar su capacidad productiva,
siempre y cuando su unidad social misma y su acceso a los recursos y herramientas de
producción fueran mantenidas en lo posible tal como habían sido antes del anibo
de
los europeos. Las leyes protegiendo la integridad de la comunidad andina agrupada en
pueblos y su acceso a los recursos fueron proyectadas para cumplir tal fin.
La población fue explotada en pos de excedente a través de una serie de cargas,
legales y extralegales. Las más importantes fueron el pago del h-ibuto, recolectado por

74 Archivo General de la Nación A¡gentina, Sala 9, 17-2-5: "lndice del repartimiento de tasas de las
provincias contenidas en este libro hechas en tiempo del Excmo. Sr. Don Francisco
cle Toledo,,
(copia de 1785); también publii:ado en Ca¡los A. Romero (ed.):
"Libro de la Visita General del vi-
rrey D. Fmncisco de Toledo, 1570-1575' en Revista Hbtórica, tomo Vll,2da. enhega,
Lima,
1924'pp.l73-216. Se puede enconkar material sobre la conünuidad en la posesión de tierras de
la comunidad andina lejos de sus nuevos asentamientos en las dispulas po, U"..^ en el Archivo
Geneml de la Nación y en la Biblioteca Nacional. Fam ejemplos específicos, ver notas mas ade-
lante.

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el estado; la mita, "servicio en trabajo", también colectado por el estado y distribuido
entre los miembros de la sociedad española; y el rcpariimiento de mercancías, venla
periódica extralegal de bienes a los indios Por parte de las autoridades de las provin-
cias. Una pequeña descripción de la forma de cada carganos dará una base para eva-
luar el volum en de excedente recolectado de tal manera, y de su efecto sobre las rela-
ciones entre los sectores indio y español de la economía.

TRIBUTO
A los miembros de la sociedad india se les asignaron pagos regulares, definidos
como un impuesto en reconocimiento de su status como vasallos de la corona españo-
1a.75 Los pagos del tributo fueron el producto de una gradual limitación e incorporación
bajo ta autoridad del estado del despilfarro de botín que sucedió a la incorporación eu-
ropea de los Andes.
El tributo fue una suma específica en bienes y dinero impuesta a cada cabeza de
familia por las autoridades coloniales desde el tiempo de kdro de la Gasca en 1542;
fue sucesivamente modificado y retasado hasta que fue fijado en 1572 por Rancisco de
Toledo siguiendo una inspección general y recuento de la población nativa. Fue defini-
do como un impuesto por cabeza pagado por todo adulto físicamente sano entre 18 y
50 años. Un número selecto de personas fue exceptuado del pago del tributo por razo-
nes específicas, yendo desde aquellos definidos como miembros de la élite nativa -los
kurakas y "descendientes de la clase reinante inka"- hasta los incapacitados y víctimas
de enfermedad congénita.
Las tasas tributarias estaban basadas €n censos periódicos de una provincia o por-
ción de provincia llevados a cabo por el administrador civil, el corregidor de indios, y
sus asistentes. For ley, cada corregidor debía llevar a cabo un censo una vez durante el
término de su oficio, que iba de dos a cinco años. El recuento de población podía tam-
bién ser ordenado por la Audiencia a pedido del kuraka, el encomendero o e[ funcio-
nario de la Audiencia encargado del bienestar de los indios. Los indios debían conti-
nuar pagando el tributo asignado a ellos en los libros hasta que se completara un nuevo
recuento, se remitiese a la Contaduría de Tributos en Lima y se preparara y despachara
una nueva tasa tributaria a las autoridades provinciales y los oficiales de Real Hacienda
de la circunscripción en la cual la provincia se hallaba localizada. Esto fue así aunque la
población real de la provincia hubiera cambiado mucho en el interín.
Ls más, todo aquél cuyos intereses podfan ser afectados por una revisión en las cl-
fras de población tenfa el derecho de presentar una obieclón al nuevo recuento de po-
blación, a pesar de la petición de los indios. Tánto esto como la sola inercia significó
que las retasas de tributos fueran escasas, y un censo determinado podía ser la base pa-
ra la tasa tributaria por 2O,50 o en algunos casos casi 100 años antes de que fuera au-
torizado uno nuevo.'"

75 Las leyes que regulaban la tasa del tributo se pueden encontrar enla Recopilación de L4ns de
Ios Reynos de las Indias,LibroVl,Ttt'V Wssim'
76 H procedimiento seguido en la tasa del hibuto es deiallado en la Recopilación, Ubro M, Título V
ley X¡¡. Fara un sumario de las fechas del frltimo censo de cada proüncia, prepamdo a media-
dos del siglo XMII, y que da una idea del tiempo que pasaba enhe censo y censo en muchas
provincias, ver el "lnforme del Contador de Retasas..." [1768] en Antonio Fodier, "libro de cédu-

t04 Nueva Síniesis, Nro 3 - 1995


El tributo fue originalmente tasado y pagado tanto en especie como en dinero. Toledo
conürtió gran parte del primero en e[ segundq un mecanismo específicamente diseñado para
forzar a los indios a ofrecer su fuer¿a tr-abajo en el mercado español a fin de obtener el metal
precioso que se les demandaba. kro mucho continuó siendo colectado en bienes, principal-
mente ropa, coca y alimentos como malz, trigo, papas, gllinas y huevos. 'lixlo el kibutq
tanto en dinero como en especie, era recaudado dos veces al añq en junio y diciembre, y
enhegado a la Caja Real por los oficiales de Real Hacienda de la circunscripción a la qral
pertenecía la provincia. Las tasas hibutaúas eran ar¡aluadas en términos monetarios en la
C.ontaduría de Tiibutos, convirtiendo los pagos en especie a un standard monetario o monto
fijo per capita que establecía [a tasa de acuerdo con las cifras de población de la época; éste
oscilaba entre 4 y 7 pesos po, p"oonu.tt
Si estamos tratando con tributo en dinero, sólo necesitamos averiguar sobre su
distribución. Los indios pagaban el costo de su propia administración. Los salarios del
administrador provincial, el corregidor de indios, y de los procuradores y protectores de
indios importaban entre el 13 y el 26% del valor total del ingreso tributario. Aproxima-
damente un quinto de este ingreso iba a los párrocos o doctrineros como salario.
La riqueza que retornaba a la comunidad india bajo forma de salario para los jefes
étnicos o kurakas, por sus servicios a[ estado oscilaba entre 4 a más del 10%. De lejos,
la mayor proporción del ingreso, 40 a 60%, iba a los encomenderos, quienes gozaban
de un ingreso fijo, que a pesar de su caída en el curso del perlodo colonlal, segufa
constituyendo una suma considerable en el siglo XVll.'" A pesar de la función inter-
mediaria del Estado, que convirtió el tributo en una pensión destinada a sostener a la
aristocracia nativa, la élite de la sociedad colonial continuó gozando de un ingreso deri-
vado de lo que podría ser clasificado como una renta feudal o cuasi feudal hasta el siglo
XVIII.
kro, áqué pasó con el tributo en especie?, équé función cumplió en el modo de
articulación entre las sociedades indígena y española y cómo fue colectado este exce-
dente colocando [en el mercado] los productos de la economía india?.
Registros provenientes del Cuzco hacen posible trazar el proceso por el cual el es-
tado realizó [hizo entrar en el mercado] el valor del tributo y convirtió éste en bienes
circulando en e[ mercado español.7e Después de la distribución de una proporción de
los bienes en los hospitales e instituciones de beneficencia, uno de los procuradores de
la Caja Real, junto con el corregidor de la provincia de la cual los bienes habían sido

las, autos acordados y okos lnshumentos pertenecientes a los lndios, año de 7769" Libro Il, ff.
117-127, Yale University Ubmry microfilm en la Biblioteca Bancroft en la Unlversldad de Call-
fomia, Berkeley.
Ver las tasas hibutarias en la Tasa de la V¡sila Geneml de Fmnciso de Toledo. lnhoducción y
versión paleográfica de Noble David Cook (Uma, Universidad Nacional Mayor de San Marms,
1975h Antonio Vásquez de Espinoza: Compendio y fuwlpión de las Indias &:rldentals
(Smithsonian Institution, Wmhington D.C., 19¿E:644670); también AGNP Derecho Indlgena,
267.189.287.
Alfredo Moreno Cebrián, H mnegidor de indios y la eanomfa peruana del siglo XWI (La e-
parlos fonosos de mercancfas), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Cienfñcas,
1977:59-60.
Ver el "Cuadro de remates de las especies que en los corregimientos de su distrito pertenecieron a
esta Real Caja del Ctzco este año de 647", Archivo Histórico del Cuzco, documento Nro. 7.

Nueva Síntesis. Nro 3 - 1995 t05


colectados, colocaban anuncios en lugares públicos de los productos ofrecidos y de los
valores fijados a ellos por la Contaduría de Tributos.
[.os bienes colectados en el Cuzco consistieron mayormente en maía, higo, papas y aves
de cornl, usualmente gallinas. los residentes de la ciudad pujaban por los productos [en blo-
quel de una proüncia, ofteciendo pagar el valor asignado en plata ensayada.
Si el estado encontraba postores para todos los productos ofrecidos, podía realizar
el valor completo fijado al tributo en especie, y los bienes podían pasar de los depósitos
del estado a los de los mercaderes locales que comerciaban en tales alimentos. kro en
este caso particular, al menos, los postores no se presentaron inmediatamente, y des-
pués de nueve anuncios y únicamente dos respuestas, el resto de los productos fueron
puestos en remate para ser vendidos por ítems al más alto postor. En estos remates los
productos no eran ya ofrecidos en grupos consistentes en iodos los productos de una
provincia dada; los postores eran libres de comprar, por ejemplo, sólo el trigo y el maíz
de Quispicanchis, o, en otro caso, la coca de Paucartambo.
En este caso los postores estaban obteniendo ganancias de lo que era, en efecto,
un mercado subsidiado. A través de este mercado. los bienes extraídos de la economía
india eran colocados entre los residentes españoles y los mercaderes del Cuzco, quienes
pasaban a ponerlos en circulación. Bte mercado subsidiado tenía sus características pe-
culiares. Las cosechas varían ampliamente en los Andes, la ruina de la cosecha es una
posibilidad omnipresente, y es común la alternancia de años buenos y malos.
kro el tributo en especie no era un porcentaje de la cosecha, era una cantidad fija
que era colectada sin preocuparse por la dimensión de la cosecha del campesino indio.
Bta cantidad fija iba hacia el mercado en junio de cada año, unas pocas semanas des-
pués de [a cosecha. La cantidad colectada a los indios no guardaba relación ni con la
calidad de la cosecha ni con el precio del mercado de los productos agrícolas; y era lan-
zada al tiempo de la cosecha, nuevamente sin fijarse en el precio de mercado. El valor
real puesto en el mercado por el estado a través de [a venta de las cosechas induda-
blemente respondía a las condiciones de mercado, siendo más alto en los años malos y
cayendo en los buenos. fuí, de hecho, el estado subsidió el comercio con una especie
de cojfn elástico que no beneficiaba al campesino, cuya carga aumentaba de hecho en
los años malos frente al total de su cosecha, sino al traficante en granos y otros produc-
tos alimenticios. El mercader o intermediario estaba protegido de la escasez por el vo-
lumen constante de productos alimenticios provistos por las autoridades estatales a tra-
vés del remate del tributo en especie.*

MITA
La mita o "reclutamiento de labor" fue primariamente un mecanismo para abaratar
los costos de producción de los metales preciosos, que eran la piedra angular del impe-
rio español en América. La mita aseguró una provisión constante de fuena de trabajo a
las minas, provisión que no dependía de la oferta del tienrpo de trabajo de los indios u
otros miembros de la sociedad colonial en un mercado.
La mita fue introducida por el Virrey Toledo como una solución a la crisis de pro-

80 Siendo el mercader un intermediariq la medida también era un mecanismo destinado a subvencio-


nar finalmente la emnomía de lc vecinos de las ciudades. Mantener precic agmrios bajos es ade-
más mantener estables los sala'rios y precios de los servicios en la ciudad (N. delT).

!.06 Nueva Sínlesis. Nro 3 - 1995


ducción en las minas de plata de Potosí. Tomó el nombre, si bien no la práctica real, de
la mit'a o "impuesto en trabajo" a través del cual el estado inka movilizó grantles canti-
dades de tiempo de trabajo para sus colosales proyectos. La mita colonial, también ba-
sada en estadísticas de población archivadas en la Contaduría de Tributos. tomaba de
un sexto a un séptimo de [a población masculina adulta, dependiendo de las cifras de la
Contaduría, por peírodos de seis meses de servicio, en tareas consideradas como esen-
ciales por el estado.8l
El servicio de la mita fue asignado primariamente para las minas de plata de Fotosí
y las de mercurio de l-luancavelica. Btas eran tareas arduas y frecuentemente fatales, a
las cuales pocos solían marchar por propia voluntad. Sin embargo, la función económi-
ca del reclutamiento de mano de obra, al menos en su concepción, se relacionaba más
con la producción de los principales bienes de exporlación del Perú que con la estructu-
ra económica interna del virreinato. Toledo aseguró a los más importanles mineros un
suministro regular de fuerza de trabajo, tomándola en grancles canlidacles ¿e un área
que incluyó todo el sur del furú 9 el área de la actual Bolivia.
Los mitayos, según la ley, debían ser pagados según una escala de salarios esta-
blecida primero pQr Toledo y modificada después por el virrey Duque de la palata a fi-
nes del siglo XVII.82 Sin embargo, tenemos considerable evidlncia de que conforme la
producción declinó a lo largo del período colonial, los mineros convirtieron su asigna-
ción de mitayos en utilidades fdirectas] mediante el negocio de vender el derecho a
usar una porción de la mano de obra reclutada, o simplemente recaudando una suma
fija a los mitayos en vez de emplearlos -a ellos correspondía el infame calificativo de
indios de faltriquera o "indios de bolsa',.
El reclutamiento de la mita fue también usado para otros propósitos, pero el crite-
rio principal para asignar mitayos fue la importancia adjudicada por estado colonial a la
actividad para la cual fue designada tal fueza de trabajo. Virtualmente todas las otras
colocaciones giraron en torno a la producción de alimentos para el otro gran mercado
urbano del virreynato, el de la capital, y en torno a lo que puede ser definido como
la
producción de servicios y artículos de lujo para la élite colonial.
En las áreas fuera de aquellas en que enviaban mitayos a las minas de Fotosí v

8l
Ver sobre la míta: Tomas de Ballesteros: Tomo Flimero de las ordenanzas det peni
[1685l (Lima,
1752), Libro ll, título XIll, orden iii: "cédula del servició personal, 76o9,,; Recopilai¡¿n,L¡brovl,
Título XII, ley xxii. [Hay, ademas del clásico artículo de Alberto Crespo Rodas'en la Reuista
l-lis-
tórica,vol XXI, pp. 169-782 (19551ffi), varios eshrdios modemos que rratan el tema cle
la mita
minera en Potosí: Peter Bakewell, Mne¡s of the Red Mounfain, Indian Labor in futosi
1s4s-
1á50, Albuqr,rerque, 1984, que estudia todos los sistemas de trabajo en potosí (hay
traducción
castellana; Mneros de la montaña roja, por Alianza Editorial); exclusivamente sobre
la mita mine-
ra: Jeffrey A. cole, The htosf Mta, 15rc i 7m. Compulsory Indian Labor en the
Andes. stan-
ford, 1985; y un estudio que se ocupa en su capítulo II de la mita de potosí en el siglo xVIII:
En_
rique Tandete¡ coacción y Mercadq la minería de la plata en el futosí colonial 16g2-1s26,
Centro Bartolomé de las Casas, Cusco, 19931.
Amnzel de los jomales que se han de pagar a los indios así volunlarios, rningados,
alquilas, y
agregados a l¿u haciendas de españoles, como mitayos y de obligación, en todo género
<ie traba-
jo... Los Reyes, 1687. Se puede encontrar copias de esta rara publicación
en la Biblioteca Nacio-
nal de Madrid y en la Biblioteca de la Bcuela de Derecho de la Univenidad cle Buenc¡s
Aires,
Argentina. [Una transcripción de este Amncel se encuentra en Mapas Cbloniales de las
l-Iacien-
das Cusgueñas , de Pablo Macera, UNMSM., SHRA., 1968J.

Nueva Síntesis, NLo 3 - I995 t07


Hr-rancavelica, el estado asignó cuotas cle labor para algunas haciendas
de la costa y
se envió otra gente a trabajar
sierra que producían puru nl mercado urbano. Tanibién
como en el corte y transporte de hielo de los
en los servicios de transporte y correos, así
qlaciares más cercanos a la costa, hielo que se empleaba en las bebidas y comidas de la
ellle trmena.
un mayor
La función económica de la mita fue dispuesta perfectamente y no requtere
para las actividades que producían los princi-
examen. Iire un reclutamiento fozoso de labor
y pam otras cuyo mantenimiento debía ser subsi-
pales bienes de exportación del vineinato
u otra. Su impacto fue enorme. El reclutamiento para la
iiudo po,- el estado de una forma
que era censada en su
mita fue asignado únicamente sobre la base de la población nativa
a havés de su glllpo de parentesco a tiena
provincia, y por tanto se asumía que tenía acceso
y rn..,oo, que podían ser usados durante el período de su furno de habajo. un migrante a la
provincia, como foráneo sin lazos de parentesco para obtener acceso a la tiena, no estaba
constifuyó un poderoso
sujeto al servicio de la mita. Así, la naturaleza dela carga de la mita
factor de la migración.
rilto XVttt, et 40 a 60% de la población del azobipado del Cuzco, circuns-
para el
cripción sujeta a la mita de Fotosí, eran forasteros o migrantes de otras,provinciaq''
quinnn. a causa de su status como migrantes no estaban sujetos al servicio de la mita
por las autori-
A causa de que la mita era un reclutamiento directo, tasado y asignado
trabajo excedente
clades estatales, podemos determinar fácilmente tanto el volumen del
como su distribución. La otra carga a ser examinada es algo
extraído a través de ella
más complicada.

REPARTIMTENTO DE MERCANCíAS
practi-
El repartimiento de mercancías o venta forzada de bienes fue ampliamente
por el provincial, el corregidor de indios' sino
cado y aceptado, no sólo administrador
por e[ párroco to.al, lo, hacendados, mineros y otros miembros de [a sociedad
también
que todos' in-
provincial, incluyendo a los miembros de la élite india. Pero a pesar de
estaban bien enterados de su práctica e
cluyendo a la corona y el consejo de lndias,
de los beneficios a ser obtenidos en sus estimados del
incluso consideraban un cálculo
del oficio de corregidor, el repartimiento fue prohibido por las ordenan-
precio de venta
y 1782'
)us rnaln. y fue ilegal, exceptuando un corto período enfre 1752
salario del corregidor estaba
Sirr embargo, la activiáad era demasiado tentadora. El
expectativas de estos oficiales, dejándolos en posición para pro-
muy por debajá cle las
para así mejorar su-fortltna personal
veerse su[icientes ganancias usando <Je su posición
ypoderpolítico.Así,desdeelsigloXVl,etcorregidorseconvirtiórápidamenteenelex-
{uncionario que ase-
lremo terminal del sistema comercial en el virreirrato, un mercader

83 Sobre otros servicios de mita dislintos a las minas,


ver la "Relación que el Príncipe de Esquilache
el estaclo en que deja las provincias del Peru"
hace al Serior Marqués Je Guadalcázar sobre
Éeltrán y Rózpide, Colección de las metnorías o rvlaciones que escribiercn los
(1621), en Ricardo
vineyes del pe¡ú urnno ,lá nrbáo en que dejaban las cosas genemles del ¡eino (Madrid' 1921):
General de la Nación del Peru.
. sebastián Francisco de Melo, "Memoriá sobre la mita" Archivo
Derecholndígena,cuademo2BT(1726-7753),dospáginassinnumemr,cuademoslBS(1706)
y i89 (1705), especialmente ff 1-1v 6v-7, i0v-11
u Peru and Bolivia"' Lafr
óscar'Cornblit, "Society and Mass Rebellion in Eighteenth-Century
Af{airc. St Anthotty's ÍhpersNo' 22 (London' 1970\:24-27 '
American

108 Nueva Sírttesis, Nro 3 - l9q5


guraba el flujo de dinero y bienes desde los miembros de la sociedad provincial, prima-
riamente los indios, hacia el sector español, y más allá de é1, hacia los representantes de
las grandes casas comerciales de Lima. La función del corregidor, quien era administra-
dor, policía y juez de primera instancia en su provincia, le daba una oportunidad ideal
para ejercer el rol de comerciante. En su rol de juez y policía, estabd en posición de
obligar a los indios a pagar por los bien^e-s que recibían, tanto si ellos los necesitaban
como si habían sido forzados a recibirlos.o"
A mediados del siglo XVlll el Virrey Conde de Superunda expresaba la racionali-
dad ampliamente aceptada para las prácticas mercantiles del administrador provincial:
"Fbrque conociendo que las provincias no podían sostenerse sin algún rcparti
miento ni hubiese quien adntínistmse justicia en ellas, éstos [vineyes y audiencias]
venían a tolemrlos...ffi
En otras palabras, los indios necesitaban los artículos que estaban forzados a
aceptar; sin embargo, desde el momento en que todos eran definidos como ociosos,
debían comprar los bienes que necesitaban de alguien en posición de obligarlos a pagar
sus deudas. fuí, en el proceso de llenar sus propias arcas, el corregidor realizaba un va-
lioso servicio económico proveyendo a los miembros de la sociedad indígena con los
bienes producidos por el sector español.
Durante aproximadamente tres décadas, desde mediados del siglo XVIII, el
repartirniento fue legalizado y el estado diseñó una lista de bienes a ser distrlbul-
dos a cada provincia y sus precios fijos. La lista permite el cálculo del tipo, volu-
men y al menos del precio mínimo de los bienes distribuidos por los corregidores,
casi exclusivamente al sector productivo indio. Abundante evidencia indica que
muchos corregidores no estuvieron satisfechos con las actividades mercantiles
permitidas por la ley, y llevaron a cabo considerablemente más repartos de los que
se les permitían en un término de cinco años. A pesar de ello, el arancel oficial al
menos nos provee con una mínima base para estimar el excedente extraído del
sector indio bajo la forma de actividad comercial.
Virtualmente todas las provincias en el virreinato tuvieron designadas una cuota de
mulas, el ítem más común en la lista de repartos. Los otros ítems comunes, ordenados
según su volumen, fueron hierro, acero, ropa tejida en el virreinato (ropa de la tierra),
guano y cuchillos -todos bienes que, a precios justos, pueden ser considerados como
adiciones importantes a los medios de producción disponibles por el productor campe-
sino. Adicionalmente, a cada provincia se le asignó una cantidad especffica de bienes
escogidos cuyo valor para un hogar campesino era mucho más cuestionable. Estos bie-
nes, calculados al 1007o de beneficio, incluían tanto ropa de euito, técnicamente al in-
terior del virreinato, como bienes importados tales como géneros franceses de Rouen y
Bretaña, paños gruesos de lana y castor de lnglaterra, mate, cera de velas y medias de
seda tanto para hombres como para mujeres.o'

8s Para una impresionante canüdad de datos sobre el reparümiento de mercancfas a través del pe-
ríodo colonial, ver Alfredo Moreno Cebrián, H conegidor de indios y la econotnfa peruana del
siglo XWll. citado en la nofa 11.
^. Conde de Superunda, citado en Moreno Cebrián , El conegidor de indios274.
:"'
Las listas del reparto legalizado de mercancías han sido reproducidas por Moreno Cebrián en E
conegidor de indios3l1 -355.

Nueva Sínlesis, Nro 3 - 1995 109


La lista oficial de precios especificó una distribución de mulas en el virreinato cuyos
precios de venta, oscilando entre 25 a 40 pesos por cabeza, totalizaban unos 96,208
pesos. El valor total de los bienes a ser distribuidos por el corregidor en un término de 5
años era de alrededor de 6 millones de pesos, o aproximadamente 1.2 millones de pe-
sos por año. Esta es una suma substancial para ser extraída de una población definida
generalmente como marginal y fuera de la estructura productiva de la socíedad colo-
nial. Un cálculo grueso del excedente que oficialmente se esperaba generar de la po-
blación india al final del siglo XVIII, basado tanto en el tributo como en el repartimien-
to, nos da una cifra per capita de 9.69 pesos por año, cifra que el estado esperaba ex-
traer de la población india.s
Táles cifras, reducidas a cantidades per capita, se ven muy pequeñas. Pero el múl-
tiplo {e tales cálculos per capita es extremadamenle grande. Bencialmente, estamos
tratando aquí con [o que podría llamarse una situación tipo "aceite para las lámparas de
China"; cada hogar individualmente podía movilizar únicanrente una cantidad relativa-
mente pequeña de excedente más allá de sus necesidades básicas de subsistencia, pero
el volumen agregado de tales pequeñas contribuciones al sector económico europeo -
mediado a través del corregidor- era sustancial. Táles cantidades finalmente habían sido
generadas por el sector productivo indígena. iDónde conseguían los indios el dinero (o
los bienes que eran aceptados en vez de dinero, usualmente a una tasa fija considera-
blemente debajo del valor que el corregidor podía esperar conseguir por la venta de
tales bienes) que eran forzados a entregar al corregidor por los bienes que él les hacía
aceptar?
. Un intento de contestar esta pregunta nos hace retroceder directamente hacia el
problema de la articulación entre el sector productivo tradicional,.o indio, y el de la so-
ciedad europea en el Perú colonial. Los indios podían conseguir dinero, como los or-
ganizadores del sistema colonial esperaban, dejando sus comunidades a intervalos regu-
lares para ofrecer su fuer¿a de trabajo a las empresas y actividades productivas de los
miembros de la sociedad europea. Bta fue la expectativa y el análisis de los españoles
ilustrados o de los miembros de la sociedad colonial española que compartían la con-
vicción ampliamente sostenida de que los indios eran ociosos y debían ser forzados a
trabajar y a producir. Alonso Carrió de la Vandera, un miembro español de la burocra-
cia colonial, autor de El Lazarillo de Ciegos Caminantes, defendió tanto el pago del tri-
buto.como el repartimiento de mercancías sobre la base de que tanto el impuesto esta-
tal per capita como la distribución forzada de mercancías hacían a los indios vender su
fuer¿a de trabajo a los españoles.
Y ellos, efectivamente, vendieron su fueza de trabajo. Regishos de haciendas de la re-
gión del Cr.uco hacen claro que las grandes propiedades utilizaban regularmente las comuni-
dades vecinas como fuente de fuerza de trabajo. lns alquilas, "gente que habaja por un sala-
rio", eran conhatados por las haciendas a un salario fijado por las autoridades en dos reales

88 l-as cifras per capita calculadas del arancel del repartinriento mercancías proceclen de Moreno
Cebrián, El corrcgldorde lndios..., citado en la nota 20; las cifras del lributo provienen de J.R.
Fisher, Govemment and Soclep in Colonial fbnt The Inlendent S5rstetn 1784-1814 (l-ondon,
Athlone Press, 1970), apéndice cuarto, estadísticas de población en el apéndice dos. [Hay ver-
sión en castellano: Gobiemo y Sociedad en el Peú colonial: el régimen de las intendencias, Fon-
do Editorial de ta FUCP 19811.

x10 Nueva Síntesis, Nro 3 - 1995


diarjos. Cuando era posible, los adminishadores de las haciendas pagaban a sus habajarlores
en bienes: came, came desecada fcharyul, coca, maíz, miel, melaeas derivadas de la pro-
ducción de azúcar lchancacal, ropa, papas y chuño -todos bienes producidos por la propia
hacienda. Si bien los trabajadores asalariados aceptaron una porción sustancial de sus
ganancias en especie, también demandaron dinero, usualmente para el pago del tribu-
to. Los registros de las haciendas muestran que, de hecho, la mayoría de la genie deja-
ba sus tierras, si no con ganacias considerables, al menos sin deudas.8e
Trabajar por un salario no fue la única vía para ganar dinero que <lemandó el
estado y sus representantes. otros miembros de la sociedad india hicieron uso
rentable de sus mulas, transportando los bienes del sector europeo a los mercaclos,
cercanos o distantes, donde estaban destinados. Necesitamos urgentemente un
estudio completo delos arrieros del período colonial. Miembros <je todos los nive-
les de la sociedad nativa trabajaron al menos parte de srr tiempo en esta activiclacl,
desde la nobleza india l.rasta el campesino común. -fupac Amaru ll, líder de la grarr
rebelión de 1780 y miembro de la nobleza india del Cr,rsco fue muy actlvo en este
negocio de transportes entre Cusco y Potosí. Tál actividad probablemente ocupó a
muchos de los foraste¡og que eran considerados marginales al sector productivo
indio por su falta de acceso a los bienes y recursos proporcionados por la comuni-
dad indígena.
Dado que la dificultad del transporte de los productos desde el punto de prodr-rc-
ción hasta el mercado es un gran problema aún hoy en el montañoso territorio det Pe-
rú, indudablemente el transporte absorbió una significativa proporción del tiempo cle
labor y de los costos de producción en el período colonial. Las cuentas de la hacienda
azucarera Fachachaca en eI área de Cuzco dejan claro que los costos de transporte
desde la hacienda hacia Cuzco g enrre cuzco y Fotosí comprendían hasta un 40% de
los gastos de la hacienda entre 1768 9 1774.
Los indios podían también adaptar sus propios r€cursos y destinar una porción de
su tiempo de trabajo a la producción de bienes para venta en el nrercadc¡ europeo e¡
orden a satisfacer las cargas sobre ellos.
Tál fue la intención de los europeos. Antes de la reorganización de la socieclad na-
tiva andina y de [a elaboración de la estructura de la administración española en el siglo
XVI, el jurista español Juan de Matienzo, cuyas recomendaciones fueron leídas cuicla-
dosamente por la corte, aconsejó la conversión de la economía india en un sector cam-
pesino produciendo para el mercado colonial:
"funiéndose agora en orden... y dándoles a cada uno fierras ptopias y dinero para
sí misntos en pago de su trabaxo, para con él comprar carneros de la tiera e ganado de
Bpaña e otns cosas para sí, aficionarse an a trabaxar, y comenzará por aquí a enhar
en ellos la pulicía... [vida civilizadaJ,,.el
En los hechos, los bienes que los indios compraron no fueron ganado, sino mulas,
herramientas de hierro y otros bienes distribuidos por el corregidor. Ellos, sin embargo,

89
Ve¡ por ejemplo, las cuentas de hacienda en el Archivo Histórico del cuzco, clocumenros B y 9.
m
Jorge Polo y la Borda Gonzáles, "pachachaca...", "utilidades y flujo cle clinero, 1768-1774,,,
tabla
en Ia página 97, tesis inédita citada en la nota 5.
91
Juan de Matienzo, Gobierno del Peni (1567), edición y estudio prelimi¡ar de Guillenno
l-oh-
mann Mllena, Travaux de I'lnstitut Francais d'Etudes Andines, {ome XI, paris-Lima. 1967.
o.zo.
Nueva Sir¡tesis, Nro 3 - 1995 rl I
dedicaron una parte sustancial de su esfuezo económico a la producción de ganado
para el mercado de los europeos. Los indios de la provincia de Huarochirí enviaban
ganado vacuno al mercado de Lima y al área minera de Nuevo Fotosí, ahora Cerro de
Pasco. Los indios del área de Ayacucho fueron virtualmente los únicos abastecedores
de came para el mercado urbano en el siglo XVIIl.e2
Otras comunidades, cuya población había disminuído mientras sus recursos a la
tierra permanecían iguales, alquilaban la tiena que excedía a sus necesidades de subsis-
tencia a otras comunidades o aún a miembros de la sociedad Las tienas
"urop"u.nt
más comúnmente alquiladas fueron aquellas que producían bienes para el mercado eu-
ropeo; tierras para pastos o relativamente bajas, que podían ser usadas para la siembra
de frutos y granos €uropeos. Hay muchos casos de comunidades que alquilaban tierras
de otras comunidades y las usaban para producir para el mercado europeo. Los foras-
feros asimismo alquilaban tierras de las comunidades donde se asentaban, lo cual los
forzaba a dedicar una relativamente gran parte de su actividad a la producción para el
mercado para así pagar tanto las cargas estatales como el alquiler de la tierra a sus nue-
vos propietarios.ea Conforme algunos miembros de la sociedad india empezaron a
acumular tierras y ganar más allá de sus necesidades de subsistencia, esta actividad es-
timuló la hansformación interna de las relaciones de producción dentro de la sociedad
india, y a la creciente de la diferenciación interna de la comunidad nativa andina. En la
sociedad andina tradicional el acceso al habajo productivo era movilizado a través de
los lazos de parentesco; la gente que carecía de ellos o no los había cultivado o mante-
nido se encontraba incapacitada para obtener ayuda de los otros miembros de la co-
munidad cuando buscaba acceso a la labor. La migración y el desanollo de la diferen-
ciación social dentro de la sociedad india significó el desarrollo de una reserva de labor
disponible que podía ser obtenida mediante salarios, pagados las más de las veces en
especies, por la gente involucrada en la producción para el mercado de los europeos.
El caso individual es con frecuencia motivo de desconfianza, pero hay otra evi-
dencia de que una parte sustancial de las cargas pagadas por los miembros de la socie-
dad india eran generadas por la desviación de una parte considerable de los esfuezos
de la comunidad a la producción para el mercado europeo. En 1780, un español prepa-
ró una lista de las provincias que rendían las mayores ganancias al corregidor en el re-
partimiento de mercancías.es Cuatro provincias -Conchucos, Huaylas, Lampa y Tárma-
recibieron las más altas avaluaciones, todas fueron definidas como provincias de

e2 Archlvo General de la Nación del Perú, Derecho Indfgena, cuad.252, f. 111; Derecho lndfge-
na, cuad. 282, t.3-3v, y Superlor Goblerno, Legajo 9, cuad. 175; Blblloteca Naclonal del Penl'
c-2450.
e3 Archivo Geneml de la Nación del Ferú, Títulos de Comunidad, mandados protocolizar, Tftulos de
Chacalla (1711-1S32); AGNB Derecho Indígena, cuad. 825, "l-a comunidad de Chauca conha
la comunidad de Otao" (167-7749\: AGNB nerras de Comunidad, Legajo 5, cuad. 16,
"Calahuaya contra I'Iuarochirí y Yambilla" (I79+I820).
e4 Ver "Calahuaya conha Huarochirí y Yambilla', mencionado aniba; AGM Tierras de Comuni-
dad, Legajo 5, cuad. 42, "Iambilla de Lahuaybambo conha Juan Bautista Damián" (7792-1823;
AGNP Tierms de Comunidad, Legajo 5, cuad. zK, "Fundación del pueblo de Quilcamachay"
(1808-1838).
e5 Gregorio de Cangas, "Compendio histórico..." (1780), reproducido en Moreno Cel¿nán, El m-
negidor de ind ios..., pp.7 B-7 9.

tt2 Nueva Síntesis, Nro 3 - 1995


"primera clase". La elección hecha por el compilador de la lista es altamente sugestiva,
Tanto conchucos como Huaylas fueron consideradas "de primera" porque, como el
compilador declaró, eran grandes productoras de ropa ligera de lana, que era amplia-
mente usada en el virreinato. La ropa tenía un fácil mercado, aunque, como Cangas
anotaba, el valor de esos bienes en Lima había caldo, haciéndolos diffcil de vender, B
claro que en este caso el corregidor debía aceptar la ropa produclda por la comunidad
india en pago por los bienes que distribuía, convirtiendo tal ropa en moneda en el mer-
cado de Lima. fuí, el corregidor actuaba como un intermediario entre los sectores indio
y europeo.
Nuesho rápido examen de las cargas legales y extralegales impuestas sobre los in-
dios por el estado colonial muestra claramente que esas cargas funcionaron para fonar
a los indios tanto a ofrecer su habajo al sector europeo como a orienlar una proporción
considerable de su propia producción interna a dicho sector. áSocavó esta actividad la
capacidad productiva de la economía campesina india? Hay alguna evidencia de que
trescientos cincuenta años de extracción tuvieron su costo. E[ cálculo de las ganancias
esperadas del repartimiento de mercancías discutido adelante, nota que en algunos ca-
sos e[ valor de una provincia en particular había caído de sus niveles tempranos, sugi-
riendo declinación económica. Al avaluar [a provincia de yauyos, por ejemplo, el autor
nota que 'bn el pasado se obtenía un rcparto abundante, pero hoy se ha convertído en
una provincia afrasada y despoblada, de segunda clase,.%
kro la aparente declinación podría también haber sido el resultado de la compe-
tencia con otros bienes e influenciada por la caída del precio de la ropa basta en el
mercado de Lima, el cual estaba inundado con ropa de euito y de los rápidamente
crecientes centros productivos en Francia y, particularmente, en Inglabna.
Indicadores adicionales sugieren que los límites a la exlracción de excedente estu-
üeron también establecidos por los propios indios. Conflictos de cfase, que establecie-
ron los límites reales, antes que los fisiológicos, de la extracción de excedente, se reve-
lan en el caso de fuángaro en [a década de 1780. cangas nota que "aunque de primera
clase (Azángaro)-está considemdo enhe los peorcs por su clima frío y la belícosidad de
sus habitantes".eT

SUMARIO Y CONCLUSIONES
Tenemos aquí un ejemplo de un sistema económico en el cuar una economía pre-
capitalista, orientada hacia la producción de metal precloso para la exportaclón, fue so-
brelmpuesto sobre otro, un slstema produclivo no-europeo prlmarlamente orlentado
hacia la producción de bienes para la distribución interna. Siguiendo un perfodo inicial
de explotación masiva que culminó para la década de 1560 en una verdadera crisis, los
colonos españoles fueron salvados por la intervención del estado y Ia reorganización del
sistema de explotación. Los creadores de las estructuras de la administración colonial en
el furú hicieron los máximos esfuezos por mantener la comunidad nativa andina como
la unidad básica productiva de la sociedad colonial, que proveería tanto fuerza de tra-
bajo como bienes a la economía europea. El sistema operó hasta un punto que los que
los creadores originales de la estructura colonial en el siglo XVI jamás pudieron haber

hid:78.
91 hid.:79

Nueva Síntesis, Nro 3 - 1995 rl3


imaginado.
Fara el siglo xVII algunos miembros de ra sociedad
española empezaron a moverse
hacia las comunidades indias, estableciéndose y aún
casándose alli apropiándose de
tienas y ll¿vando adelante el inevitable proceso
de diferenciación interna que acompa-
ña al crecimiento de la producción para el mercado.
En 1628, un miembro de la socie-
dad española trató de convencer a la corona de anula¡
la prohibición a los españoles,
mestizos o mulatos de vivir en las comunidades
indias.es
En esta petición es posibre percibir ros primeros estadíos
de emergencia de una
élite provincial, una incipiente burguesía terrateniente
*.iJ;;;;;üa=s'.ocie¿ades, la
ild'." la europea, que poseía el potencial de utilizar el poder proau.tiuo
Y de ambas so-
ciedades, pero el Consejo de Indias rechazó la petición
y decidió mantener la división
establecida en el siglo XVI entre el sector españoi
e indio.
Tal tipo de decisiones relegó a esta clase incipiente
a los márgenes de la sociedad
colonial, con una autonomía y ribertad de acción
socavada por su incierto status legar y
por estar bajo la autoridad de los representantes
del pocler üurocratico, particularmente
el corregidor.
economía de producción de mercancías primarias que
-La caracterizó al sistema
productivo español, levantado sobre el poder productivo
de la sociedad tradicional an-
dina, fr-re mantenida y refozada por er áparatá político
der estado coloniar. Este, mien-
tras no podía llevar a la constitución de un nuevo
sistema económico, podía hacer mu_
cho para restringir las presiones intemas hacia el
cambio.
Las observaciones precedentes son altamente tentativas.
. Quiero únicamente insistir
en dos puntos:
I' La economía del Ferú coronial no fue un sistema
dual, sino un sistema económico
integrado. En ese sistema inregrado, la fuerza de
trabajo y unu g.un cantidad del
volumen de bienes que circularon en el virreynato
fue extraído de las comunidades
indias.
2. El aparato político der colonial jugó un importanie papel en el manteni-
.estado
miento del dinamismo del sistema económico colonial
a través dL las cargas estata-
les. Las exigencias de estas cargas forzaron a los
miembros de la sociedad india a
producir para el mercado europeo y a moverse
individuarmente dentro de ese
mercado por períodos limitados para ofrecer su trabajo
a los europeos. furo esas
cargas no crearon un mercado de trabajo. Fcr
el contrario, los esfuárzos der estado
para preservar y mantener a la comunidad india
también funcionaron para limitar
el desarrollo de tal mercado de trabajo a través
de la protección de [a comunidad
india contra la depredación de los ambiciosos empresarios
de ambos sectores, el
español y el indio.
Fara entender los orígenes y mecanismos de este
tipo de sistema colonial en furú,
un sistema orientado hacia la producción de mercancías
primarias para un mercado
limitado, necesitamos retornar hacia argunos de
los tópicos permanentes de la historia
económica, ignorando la tradicional áiuirión que
han establecido los historiaclores-

e8
"consulb del consejo de las Indias sobre las Proposiciones que
hizo el capitán Andrés de Deza
qidt"{: que los españoles puedan viür libremenie en pueblos
de indios, Madrid, 17 de enero
de 1628" e¡r Richanc Konebke, colección de docunpnlas
pam la historia de la fotmación sqial
de Hiryanoam érica 1493- 1 B 1 0, vot.2 I (Madrid,
; I 958 :30g-3 14).

r.14 Nueva Sintesis, Nro 3 - 199b


antropólogos económ¡cos para estudiar al sector indio. Si
enfocamos de cerca las acli-
vidades de transporte o de producción de ropa en er período
coroniar, podríamos en-
contrar nuevas respuestas a viejas preguntas. Huaylas y
conchucos fueron centros de
producción de ropa. irenía lugar tocla la producción a
través del sistema de obrajes,
que era básicamente parte del sector productivo español?.
io cambió la comunidad
andina sus métodos tradicionales de producción de ropa a producción
la de ésta como
una mercancía con la cual obtener el dinero necesario para pagar
las cargas fiscales?
zParticipaban los campesinos indios en el transporte
jcómo se llevó a cabo la actividad de bienes hacia el mercado?
de los miembros de la élite india, tales como Túpac
Amaru II, quienes construyeron sus fortunas, al menos en parte,
a través de su partici_
pación en el negocio del transporte, afectando la estructura
interna de producción de la
comunidad india?.
Estamos aprendiendo rápidamente muclro más acerca
de la naturaleza específica
de las relaciones de producción dentro de ra comunidad india
rocal conforme jóvcncs
investigadores nos ilustran sobre los mecanismos de la
reciprocidad de la comunidacl y
del acceso al trabajo. De sus trabajos y del retorno al estudio
detallado de las articula-
ciones entre la comunidad india y las empresas productivas
de la sociedad colonial es-
pañola podremos construir una imagen del sistema
económico colonial que nos hará
posible comprender tanto el pocler productivo como
los límites del crecimiento en la
sociedad colonial de los Andes.

Nueva Sínlesis, Nro 3 - 1995


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