Los microcircuitos se construyen a base de crear e interconectar transistores sobre una
lámina de silicio para formar sistemas electrónicos complejos. El proceso de fabricación consta de una serie de ciclos de etapas que se repiten hasta veinte veces. A partir de un sustrato u oblea preparada de silicio y recubierto de un material fotosensible (habitualmente un polímero), se obtienen muchas pastillas (chips) a la vez. Mediante una máquina posicionadora, similar a una ampliadora fotográfica, se expone el polímero a la luz. La máquina posee un retículo o máscara que proyecta repetidamente un patrón distinto sobre la oblea, formándose una pastilla en cada posición donde recae la imagen (fotolitografía). A continuación se elimina el recubrimiento fotosensible. Se ataca luego con gases las zonas expuestas a la luz no protegidas por el polímero y se bombardean con iones (dopado) para crear transistores. En los sucesivos siclos se añaden capas de metal y de aislante que forman las conexiones entre transistores. Para fabricar una pastilla se requieren unas 19 capas.