Está en la página 1de 2

Gustave Flaubert – Razones y

Osadías
Los autores que leo habitualmente, mis libros de cabecera, son Montaigne, Rabelais, Regnier, La
Bruyere y Le Sage. Confieso que adoro la prosa de Voltaire y que sus cuentos poseen un regusto
exquisito. Homero y Shakespeare: todo está en ellos. Los demás poetas, incluso los más grandes,
quedan pequeños a su lado.

A menudo tengo dudas sobre si llegare a hacer imprimir alguna vez una sola línea mía. No te parece
una idea excelente la del individuo que a los 50 años no hubiera publicado nada todavía y que, de
pronto, publicara un buen día sus obras completas y que, además, no escribiera ya nada más en toda
su vida?

Escribo para mí, para mí solo, del mismo modo que fumo y que duermo. Se trata de una función casi
animal por lo que tiene de muy personal e íntima. Al escribir algo no pienso en otra cosa que en la
realización de la Idea, e incluso me parece que mis obras perderían todo su sentido si llegaran a
publicarse. Hay animales que viven bajo tierra y plantas que no se pueden coger y que ni siquiera
conocemos. Quién sabe si no hay también espíritus que han nacido para habitar en rincones
inalcanzables. Para qué sirven? Para nada. perteneceré a esa familia?

El estilo, que es algo que me tomo muy en serio, me sacude los nervios de una manera horrible, es
algo que me consume y me atormenta. Hay días en los que llega a ponerme enfermo y hace que me
suba la fiebre por las noches. Cuanto más trabajo más me siento incapaz de expresar la Idea. Que
manía más bárbara, pasarse la vida peleándose con las palabras y sudando el día entero para
redondear la musicalidad de las frases!

La biblioteca de un escritor debe estar formada por cinco o seis libros, que son las fuentes que hay que
releer todos los días. En cuanto a los demás libros, es bueno conocerlos, y eso es todo. Pero hay
muchas maneras de leer, y leer adecuadamente exige mucho juicio y agudeza.

Las ‘Moralia’ de Plutarco, son un pozo inagotable de erudición y de pensamiento. Que sabios seriamos
si conociéramos a fondo no más de cinco o seis libros!

La lectura de la ‘correspóndanse inédita’ de Berlioz me ha dado ánimos. Léela, por favor. Menudo
hombre! Que artista de verdad! Como odia la mediocridad! Que estupendas rabietas contra el burgués
infame! Que desprecio del ‘nosotros’! Es algo que hunde las cartas de Balzac a 36.000 codos de
profundidad.

En mi opinión, la justicia humana es lo más grotesco que hay en el mundo: un hombre juzgando a otro
es un espectáculo que me haría partir de risa si no despertara mi compasión.
Le época en que vivo me aburre prodigiosamente! Me vuelva del lado que me vuelva, no veo más que
miseria.

Menudo jaleo ha provocado la industria en el mundo! Que escandalosa es la maquina! A propósito de


la industria, has pensado alguna vez en la cantidad de profesiones idiotas que genera y en la cantidad
de estupidez que, a la larga, engendrara?

Axioma: el odio hacia el Burgués es el principio de la virtud.


No. No creo que la felicidad sea posible, sino tan solo la tranquilidad. Por eso me aparto de todo lo que
me resulta enojoso. Un viaje a Paris significa para mí, en estos momentos, algo enormemente
complicado. En cuanto agito el vaso, el poso se remueve y lo enturbia todo. Me exaspera la más
simple conversación con cualquiera, porque todo el mundo me parece idiota.

Llegará un tiempo en el que todo el mundo se habrá convertido en ‘hombre de negocios’ (para
entonces, gracias a dios, ya habré muerto). Peor lo pasaran nuestros sobrinos. Las generaciones
futuras serán de una tremenda grosería.

Después de la cena no leo nada de nada, salvo La Bruyere o Montaigne, para robustecerme con los
clásicos.

Dices que estas sin mujer. A fe que me parece muy sensato, pues considero a esta especia como
bastante estúpida; la mujer es un animal vulgar que el hombre ha convertido en un ideal demasiado
bello.

Desde que nos dijimos que nos amábamos preguntas de donde vienen mis reservas a añadir ‘para
siempre’. que por qué? Porque adivino el futuro. Porque la antítesis se erige ante mis ojos en todo
momento. No he mirado nunca a un niño sin pensar que envejecerá, ni una cuna sin imaginar una
tumba. La contemplación de una mujer desnuda me hace pensar en su esqueleto. Eso es lo que hace
que los espectáculos tristes apenas me afecten.

Lo que hay de grotesco en el amor me ha impedido siempre entregarme a él. A veces he querido
agradar a una mujer, pero la idea del aspecto rarísimo que habría ofrecido en ese momento me daba
tanta risa, que toda mi voluntad se derretía bajo el fuego de la ironía interior que cantaba dentro de mí
el himno de la amargura y de la burla.

Que se puede hacer con un hombre que se pasa media vida enfermo y la otra media sumido en el
aburrimiento; que no tiene ni la fuerza ni la inteligencia necesarias para escribir ni siquiera cosas
fáciles y agradables como las que desearía enviarle! Sabe usted lo que es el tedio? No me refiero al
tedio banal, el que proviene del ocio o de la enfermedad, sino a ese tedio moderno que consume las
entrañas de los hombres y convierte a un ser inteligente en una sombra que anda, un fantasma que
piensa.
Se ha dado cuenta de cómo apreciamos nuestros males? Usted se agarra a sus ideas religiosas, y yo a
mi quimera del estilo, que me arruina el cuerpo y el alma. Pero posiblemente solo poseemos algún
valor gracias a nuestros sufrimientos, porque equivalen siempre a una aspiración. Hay tanta gente
cuya alegría es inmunda y cuyos ideales son tan limitados que es forzoso que bendigamos nuestra
desgracia puesto que nos hace más dignos.

Que necrópolis es el corazón humano! Por qué visitar los cementerios? Abramos nuestros propios
recuerdos: cuantas tumbas!

Hace usted bien en apreciar los viajes. Es la más divertida de las maneras de aburrirse, es decir, de
vivir, que existe en el mundo. Cuando uno se entrega a él, ese gusto no tarda en convertirse en vicio,
en una sed insaciable. Cuantas horas de mi vida he perdido, arrimado al hogar, sonando con largos
días pasados a caballo en las llanuras del Tártaro o en América del Sur! Mi sangre de piel roja empieza
a hervir en cuanto me encuentro al aire libre en un país desconocido. He experimentado en más de
una ocasión una especie de delirio de libertad que me ha llevado a gritar muy fuerte, en medio de la
embriaguez del azul, de la soledad y del espacio. Y sin embargo, llevo una vida recluida y monótona,
una existencia casi de celda y monasterio. De qué lado se encuentra la vocación?

Prefiero la vida más austera, la más solitaria y la más triste, a tener que pensar en el dinero. Renuncio
a todo mientras me dejen tranquilo, es decir, mientras pueda conservar mi libertad de espíritu.

También podría gustarte