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El Asé y los Antepasados

Por Chief Oluwo Ifashade Odugbemi / C. E Mauge Oluwo Ifayomi

Desde tiempos remotos los africanos han tenido un sentido


innato de la relación entre los vivos y los muertos, entre las fuerzas
que gobiernan el universo y sus elementos así como de aquellas que
intervienen en el destino del hombre.
Los descendientes africanos del Nuevo Mundo que hoy tratan de
redescubrir los fundamentos de su patrimonio pueden encontrar
dificultad en asociar los conceptos y relaciones del Viejo Mundo con
las prácticas del Nuevo Mundo. Esto se produce a causa de la
diferencia en actitudes o a las diferentes escuelas del pensamiento.
Hay una clara diferencia entre los fundamentos del pensamiento
africano y los del pensamiento occidental. La piedra angular del
pensamiento africano es la familia, en el pensamiento occidental es
mayoritariamente el individuo. Por tanto, nosotros que practicamos
religiones africanas necesitamos examinar nuestra visión de la
familia, linaje, o mejor aún, nuestra relación con los antepasados de
nuestro linaje.
Siguiendo con el tema de la evolución familiar, el pensamiento
africano establece que nosotros, como seres humanos, somos más
que el producto de nuestros padres biológicos. Nosotros somos la
suma total de la energía y espíritus combinados de todos nuestros
antepasados. En este respecto, la información genealógica (que
pocos de nosotros podemos trazar), no puede ser desentrañada o
comprendida porque, en el pensamiento africano, se remonta al
principio u origen de la raza humana.
El pensamiento africano presta especial importancia al valor
moral establecido que dice 'honrarás a tu padre y a tu madre'. El
pensamiento africano dice que debemos honrar y respetar también a
nuestros antepasados.
Una de las materializaciones más visibles de ese respeto y honra
a los antepasados es la creación de santuarios. A través de toda
África se construyen lugares sagrados con el propósito de venerar a
los antepasados y también mantener una comunicación activa con
ellos. Esto no debe parecer extraño a los asiáticos y nativos
americanos ya que ellos también siguen tradiciones similares y
realizan ritos y rituales para sus antepasados.
Los que pertenecemos al Nuevo Mundo, y somos descendientes
de linajes y patrimonios africanos, hemos perdido parcialmente los
conceptos particulares del pensamiento original de nuestros
antepasados debido a la destrucción intencionada de gran parte de la
cultura africana, lo que comenzó con el advenimiento del comercio de
esclavos de los europeos. También hemos sufrido grandes pérdidas
de las dotes o cualidades espirituales que nos pertenecen por
derecho natural.
Estas pérdidas, a muchos de nosotros, nos han hecho
irreflexivos e impotentes en el proceso de la consecución de cambios

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positivos en nuestras vidas.
Muchos de nosotros hemos abandonado nuestra relación con
Dios, nuestras divinidades y nuestros antepasados. A medida que
viajamos a través de la vida nos movemos a través de un camino
inexplorado a velocidad de vértigo, llevados por irresistibles deseos
personales y por primitivos instintos de supervivencia. Raras veces o
nunca pensamos acerca de quienes somos y el proceso de evolución
que nos dio nuestros rasgos genéticos. Muchas veces no sabemos de
dónde proceden o a qué familia pertenecieron tales rasgos.
Algunos de nosotros con limitada visión basamos nuestro
pensamiento filosófico mundano principalmente en la premisa de que
el dinero es poder. De esto se deduce que si no se tiene dinero, se es
impotente o ineficaz. Esta clase incluye una subcategoría de aquellos
cuyo pensamiento filosófico se basa exclusivamente en la premisa de
la suerte. Se trata de gente que cree que no es posible conseguir o
realizar cambios positivos sin dinero o suerte. Algunos de ellos
atribuyen su fracaso en conseguir o realizar su potencial a su etnia,
género o raza.
Hay una facción religiosa entre los seres humanos que ha
escogido en gran medida esta especie de "indefensión". Este grupo es
verdaderamente religioso si consideramos su sumisa fe en Dios,
nuestro Creador, poniendo su destino en sus manos. A esto le
llamamos una 'postura benigna' porque ellos no son
conscientes del hecho de que llevar una vida buena y piadosa
no es del todo suficiente para alcanzar el potencial mayor que
tenemos en la vida. Se puede tener fe en Dios y alabarle por
su grandeza. Se puede encontrar consuelo al dejar los problemas y
preocupaciones en las manos de Dios, pero no se pueden
encomendar íntegramente las riendas de nuestro destino personal a
ningún poder que no seamos nosotros mismos. Hacer esto último
sería demencial y antinatural.
Los que pertenecen a este grupo pueden ser considerados
religiosos pero no personas verdaderamente espirituales.
También encontramos a aquellas personas a las que podemos llegar a
definir como poseedoras de poder espiritual. Aquí reconocemos a los
espiritualmente dotados, aquellos a quienes Dios ha dado alguna
"gracia" o "don" especial: los videntes, soñadores, profetas,
visionarios, los médiums y los sanadores.
Pero nos referimos especialmente a la gente espiritual que tiene
el poder de comunicarse con el mundo espiritual, el reino de los
antepasados y el de las divinidades. En todos los aspectos, estas son
gente corriente que ha recuperado su poder espiritual ancestral,
gracias a Dios (Olorun).
El pensamiento africano mantiene que todos los seres humanos
han nacido con una fuerza vital que cuando se potencia y utiliza
adecuadamente les permite comunicarse con otros seres humanos,
espíritus de otras dimensiones y elementos de La Naturaleza. Los
yorubas del suroeste de Nigeria llamaron a esta fuerza o energía vital
"Asé". Mientras algunas personas no son conscientes de este don,
otros se dedican a perfeccionarlo...
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