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Doralee Grindler
“’Clearing a Space’ With a Borderline Client”, en Focusing Folio, 2 (1), 5-10, 1982.
Estoy trabajando con una cliente que ha sido diagnosticada por su psiquiatra
como limítrofe, con una psicosis latente subyacente. Ella toma tryvil, una medicación
que combina anti-depresivos y anti-psicóticos, la cual le fue prescrita dos años atrás
cuando ella tuvo un episodio psicótico-paranoico. Ella vino al Centro de Consejería y
Psicoterapia de Chicago siete meses atrás, antes de una serie de, lo que era sentido
por ella como, experiencias negativas con psicoterapeutas y psiquiatras.
Durante nuestra visita inicial, me encontré con una mujer joven, obesa, de 27
años que continuaba viviendo con, y siendo mantenida por, su mamá. Ella proviene de
un hogar destruido; su madre es una mujer alcohólica y había sido cajera toda su vida
adulta, continuando viviendo apenas sobre el nivel de la pobreza. En este tiempo,
cuando recién conocía a L. no había un afecto normal en su voz ni tampoco en sus
gestos físicos. En lugar de eso, su cuerpo estaba extremadamente tenso y rígido, y su
voz estaba también tan tensa que yo sentía como si estuviera hablando con una mujer
anciana. Mientras ella empezaba a hablar sobre sí misma y sobre su vida, literalmente,
yo no encontraba nada positivo. Cada cosa era o bien demasiado aterradora o todos
eran demasiado crueles, críticos, incomprensivos y no confiables. Ella estaba
completamente estancada en un pantano de ansiedad y de intrincados pensamientos y
fantasías. Sólo asistir a la oficina, o salir de ella y esperar un bus, era un evento que le
tomaba tremenda energía para contrarrestar una ansiedad paranoica.
Yo reconocí inmediatamente aquello que estaba haciendo tan difícil para ella
conseguir ayuda, y era que ella experimentaba cualquier respuesta fuera de su marco
de referencia como una crítica, así que cualquier consejo, interpretaciones, o
pensamientos e impresiones ordinarias eran experimentados como “Nadie me
entiende”. Así que, por el primer mes no hice nada excepto escuchar reflectivamente.
Esta era una posición difícil porque todo lo que ella decía era negativo, pero había un
ligero impacto: “¿Quieres decir que lo que estoy tratando de decir te hace cierto
sentido?”
Yo también sabía que esto no era suficiente porque lo que ella estaba tratando
de explicar era acerca de un estado de ansiedad que generaba un proceso de
pensamiento y una vida fantasiosa extremadamente caótica. No había una experiencia
real para que ella compartiera, y ninguna interacción con el mundo que pudiera
comprometer algo de juicio de realidad y alguna confirmación de que ella fuera una
persona, un sí mismo.
Así que en este punto comencé a utilizar el Paso Uno del proceso de Focusing,
Despejar un Espacio. Continué escuchando en nuestras sesiones, con una adición.
Después de un informe detallado de todos sus problemas, yo le decía: “Sí, están todos
estos problemas que es muy importante resolver, pero hay un lugar en ti donde estás
completamente bien ahora”. Después que yo decía esto, ella se ponía bastante quieta
y me miraba fijamente. A veces ella podría argumentar conmigo y luego yo lo podría
declarar afirmativamente de nuevo (que había un lugar dentro de ella donde todo
estaba completamente bien ahora). Entonces ella se pondría muy quieta, como si ella
se estuviera embriagando con mis palabras.
Una vez que ella leyó el libro y se había desarrollado una confianza en que el
Focusing podría ayudarle, comencé a hablarle acerca de la sensación sentida. Esto era
particularmente importante porque hasta este punto, la mayor parte con lo cual ella
estaba en contacto eran pensamientos y auto-análisis. El concepto entero de sentir
algo y permitir que algo surja era completamente ajeno para ella, y comenzar a
encontrar esto dentro de ella fue un cambio mayor en el proceso de la terapia. Ella
venía a nuestras sesiones queriendo aprender “este Focusing”; y comenzamos con ella
sintiendo lo que había allí y luego esperando. Al principio, ella esperaría dos segundos
y luego decía que no había nada allí. Entonces yo le tomaría el tiempo, diciéndole que
tomaba al menos treinta segundos. Gradualmente, ella comenzó a tener la experiencia
de algo surgiendo desde su cuerpo.
D: Ok, así que realmente quiere permanecer pegado a ti. ¿Puedes sentir
qué es tan importante acerca de este lugar pegajoso para permanecer
pegado a ti?
D: Así que ese lugar realmente has sido tú, y nosotros no queremos
apartar eso, sólo queremos obtener cierto espacio desde eso… ¿Dónde
puedes colocar ese lugar pegajoso ahora mismo?
L. y yo trabajamos de esta manera por veinte minutos buscando una manera de
poner ese lugar abajo. Finalmente bajó y ella sintió un tremendo alivio. Mientras
nuestra sesión terminaba ella dijo: “Ok, sabes qué, ese lugar pegajoso, ¡ese es mi
lugar paranoico! Ella ahora ya no era más una persona paranoica. Ella tenía un lugar
paranoico y otro lugar donde ella estaba bien. En la siguiente sesión ella tomó otro
paso hacia el fortalecimiento de este nuevo lugar positivo.
D: Me gustaría sugerir que le prestes atención al lugar que está bien que
tienes ahora, para permanecer con él, como lo hiciste la última vez, y ver
qué hay en ese buen sentimiento.
D: Así que hay un lugar calmado, más centrado aquí, donde tú puedes
mirar tus problemas desde fuera de ellos y no estar tan atada a ellos.
L: Sí, parece muy sorprendente. Supongo que quiero entender cómo llegué
aquí (risas).
Es relajante. Se siente como si no necesitara nada, lo que contrasta cuando
eso era todo en lo que podía pensar.
Aún no puedo más que preguntarme cómo fue que llegué aquí. Tengo un
sentimiento de personas yéndose de vacaciones a este lugar y realmente es
un lugar interior. Esto me recuerda algo de cuando yo era pequeña. Yo solía
tener una ensoñación, supongo que porque yo tenía un hogar estresante.
Solía tener una ensoñación de que podía construir una casa dentro de mi
propia casa, y que yo podía mirar hacia afuera pero que ellos no podían
mirar hacia adentro. Y yo podría vivir allí, y esto me recuerda a eso.
D: Fue en el proceso de elegir algo para mí que sentiste que era lo correcto
para ti.
Durante este tiempo mi meta principal, la cual fue reflejada en las respuestas
que le hice a L. arriba, fue apuntarla en la dirección del Sí Mismo dentro de ella que
está separado de todos sus problemas. Dada la complejidad de sus dificultades
emocionales, uno fácilmente podría concluir que no había ningún Sí Mismo, pero lo que
emergió en nuestro proceso juntas fue que su Sí Mismo estaba profundamente
enterrado bajo el dolor de muchas experiencias negativas. Tuvimos que colocar todo
aquello abajo primero, tuvimos que sacar todo ese “equipaje” de ella antes que
pudiera encontrar su Sí Mismo de nuevo. Su recuperación de una fantasía de niñez de
construir su propia casa dentro de su casa real reveló una importante verdad para ella.
Incluso aunque hubiera estado paranoica, incluso aunque ella no hubiera recibido
cuidado cuando era niña, aún había un profundo potencial para un Sí Mismo dentro de
ella, el cual, pienso, estamos comenzando a tocar.