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ve EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS EN EL FUNDO “COQUIMBO”, DEPARTAMENTO DE LA SERENA GonzaLo AMPUERO Barro INTRODUCCION En noviembre de 1967 y ante las informaciones que nos proporcionara cl arrendatario del fundo “Coquimbo”, sefior Eduardo Villa, con referencia al hallazgo de numerosa fragmentacién ceramica y de otros restos arqueolé- gicos que aparecian en el potrero “El Silo” de dicha propiedad, realizamos una visita al lugar, pudiendo comprobar Jos datos entregados. Se trataba de evidencias que testilicaban una ocupacién de la fase Diaguita Incaica. Con los datos recogidos se programé una excavacién de salvataje, apro- yechando que el potrero en cuestién quedaba algunos dias desocupado debido a la recoleccién de papas que coincidié con Ja fecha de nuestra investigacién, realizada entre el 27 de noviembre y el 7 de diciembre de 1967, y que debié ejecutarse en forma apresurada, ya que las labores de recoleccién del tubérculo coincidicron con el 4rea escogida por nosotros, con las consiguientes molestias. ‘Ademis debié taparse las excavaciones a medida que se terminaba el trabajo. El potrero “El Silo” se encuentra en la ribera Norte del rio Elqui a 6 km de La Serena y sobre Ia 3* terraza de ese rio (Lat. 29° 54”. Long. 71° 09’). Se encuentran evidencias arqueolégicas en toda su superficie, continudndose cl yacimiento en los potreros vecinos, La intensa actividad agricola ha borrado la topografia primitiva del yacimiento, al mismo tiempo que ha removido los restos arqueologicos mas superficiales. CARACTERISTICAS DEL SITIO Y METODOLOGIA DE LA EXCAVACION La superficie de la terraza presenta un leve declive tanto hacia la caja actual del rio como al lecho de una quebradilla que ha bajado desde la terraza més antigua, La capa vegetal alcanza los 40 cm de profundidad, siguiéndola 153 I NIVEL [sr Wee @ GP ser wo SP gunmen B Oe, sep SEP,|N> 2 SEP Ne 6 SEP, we ©, SPT EXCAVACION UBICACION INVESTIGADOR DIBUJANTE ESCALA : MUSEO ARQUEOLOGICO DE LA SERENA Cementerio Indigena, Cultura Diaguita- Periodo Incaico Potrero. El Silo - Fundo Coquimbo. Depar- tamento de La’ Serena Lat. 29° 54° Long. 71° 09" Gonzalo Ampuero B Gabriel Cobo C NIVEL 1 SEPULTURAS CARACTERISTICAS. Construccincisia, _cotectna Construccion cista para el ajar. individual Construccich directa inaiwigual veR Nive” i Construccicn directa colectiva Removide Construccion directa removida © sePelizads SEPULTURR —_ REMOWDA una capa de arena gredosa rojiza que oscila entre los 30 y 50 cm de espesor. Por tiltimo, encontramos el pedregullo del antiguo lecho del rio. Como desconocfamos totalmente la ubicacién del sitio m4s apropiado para trabajar, planificamos una serie de pozos de sondeo y una red de trin- cheras en el sistema de tridngulos equildteros (10 x 0.60 m), lo que nos permitié detectar Ja existencia de un cementerio indigena en el sector central del potrero. En base a este planteamiento se ejecuté una red de cuadriculas de 1.50 x 1.50 m? en base a los ejes A-G y 1-6 (ver plano de excavacién), lo que puso al descubierto por lo menos 11 enterratorios, los que por su com- plejidad de distribucién, contexto, profundidad y tipo de sepultura, abren nuevas perspectivas para el estudio de la Cultura Diaguita. DESCRIPCION SUMARIA DE LOS ENTERRATORIOS Tumba N? 1 Fue ubicada dentro de las cuadriculas B C/1-2-3 a 60 cm de pro- fundidad. Previamente la trinchera N? 5 nos habia entregado las primeras evidencias de la existencia de sepulturas en los grupos que denominamos A, B, C y D evidentemente saqueados y con gran abundancia de fragmentacién de cerdmica y otros restos. Algunas piezas pudieron ser reconstituidas parcial- mente, No sabemos con seguridad si la destruccién es producto de un saqueo © de los trabajos agricolas, Lo que nos Iamé la atencién fue el grupo D en que encontramos dos créneos y algunos huesos largos, todo ello muy cercano a la tumba N° 1. Creemos que han sido exhumados durante su construccién y vueltos a ubicar en el sitio, en sefial de respeto por los propios indigenas. La construccién de la tumba N® 1 se ha Ievado a cabo en base a ocho cistas de piedra arenisca, conformando un verdadero “sarcdfago” de forma ligeramente cénica con su eje en cl sentido Oeste-Este. Largo: 1.90 m. Ancho medio: 1 m. Estaba tapado con cuatro cistas, la mayor sobre la cabecera. Sobre ella se encontraron tres escudillas, probablemente pertenecientes a ofrendas secundarias. En el interior se encontraba 1/3 sin rellenar, habiéndose produ- cido este lento proceso a Jo largo de los afios en forma de lodo fino. Directa- vnente en la superficie de este relleno de la tumba se ubicaron dos aribalos (uno de ellos quebrado por Ia accién de una de las lajas que servia de tapa), un “jaro pato” y un jarro de asa horizontal, No habla restos éseos visibles, salvo un extremo de un hueso largo, La limpieza del interior nos entregé nueye platos campanuliformes, dos escudillas y un aribalo, distribuidos en el Sector centro-izquierdo y éngulo posterior de ia sepultura. En el sector de la cabecera ubicamos cuatro aros, tres de ellos en cobre, y uno de un tupo de cobre muy oxidado y una punta de flecha, Los restos éseos se ubicaron en total desorden en el sector anterior de la sepultura, a excepcién de un cuerpo que mantenia una posicién extendida. La humedad extrema habia destruido los ‘estos, pero pudimos comprobar que correspondian a tres individuos. 156 La distribucién del ajuar demuestra que los cuerpos fueron depositados en diferentes oportunidades. Las piezas que aparecieron sobre el rellené en el interior de Ja tumba nos plantearon problemas en un primer momento, Su- ponemos que ellan han “flotado” en el barro que se fue acumulando con el tiempo. Una posibilidad menos probable podria ser que fueran depositadas cuando ya estaba cubierto el resto del ajuar *, Destacamos de este enterratorio la abundancia de piezas mellizas, rasgo que se repetir4 en el resto del cementerio. En este caso son Jos aribalos, escu- dillas y platos campanuliformes. Las formas “incaicas”, en el caso de los ari- balos y dos escudillas, son bastante perfectas con respecto a las de su centro de origen, Tumba N° 2 Fue ubicada en las cuadriculas C D-2, 3, 4, a 50 cm de profundidad. Su caracterfstica principal es la de poseer tres cistas de piedras que han cu- pierto solamente cl ajuar, que se encuentra a los pies del esqueleto, Este apa- rece flectado sobre el lado derecho y con su eje siguiendo el sentido O -E No se comprobé la sefializacién de ella. El ajuar se compone de dos arfbalos “mellizos”, de forma un tanto degenerada, dos escudillas sin asa, cuatro platos campanuliformes en dos pares iguales, y quiz el hallazgo de mayor trascendencia: un crisol de cer4mica. Esta pieza, de la cual no se conocian otros ejemplares, presenta una forma globular de Jados curvos convergentes. La boca presenta una hendidura para la salida del metal. Presenta tres patitas, sin decoracién, En su interior se encontré cierta cantidad de cobre?, conchas marinas y quince pulidores de piedra, La calidad de la pieza es excepcional y no parece haber sido utilizada. Entregé ademas una cucharilla de cobre, un pulidor de piedra de forma rectangular, un punzén de hueso o retocador, un chope o lezna de hueso y dos puntas del mismo material, que por su forma podrian corresponder a lan- zaderas. * La cer4mica utilitaria sélo entregé un jarro asimétrico *. Tumba N° 3 Esta tumba aparecié en las cuadrieulas C D-8, 6 a 60 cm de profun- didad sin ninguna sefializacién. El cuerpo se present6 extendido con la cara 1.No hemos realizado un estudio detallado de las piezas cerémicas por su elevado niimero. Esperamos poderlo realizar en un futuro préximo, por considerarlo del mayor interés para la tipologia. 2 Los ensayos de este material de cobre y el resto de los objetos de metal los esta realizando el Ingeniero de Minas, Sr. Claudio Canut de Bon, 9En el contexto de la cuadricula aparecié un fragmento de molde de ceramica para la confeccién de objetos de metal. Uno de ellos se ilustra en el presente trabajo. 157 Museo — 11 hacia el Norte y su eje O -E. No se conservaron los huesos por el mal estado en que fueron encontrados. Su ajuar se redujo a un jarro asimétrico burdo con decoracién excisa en tres bandas serpentiformes y un cincel de cobre, Tumba N° 4 Se trata de un entierro colectivo de dos pirvulos ubicados en la cua- dricula D-2, 3, sin sefializacién, a 85 cm de profundidad. Su ajuar comprende dos platos antropomorfos pareados, dos escudillas también pareadas con asa vertical, un “jarro pato”, un jarro con asa vertical y uno con asa horizontal, estas dos iltimas de forma y manufactura més per- fecta que la generalidad de Ja ceramica de este perfodo. La cerdmica doméstica aparece representada por un jarro asimétrico, Tumba N° 5 Pertenece al tipo de tumba colectiva sin sefializacién y que presenta varios “niveles” de restos humanos, ubicados en el mayor desorden y haciendo la tarea de dofinir contextos bastante dificil. Por la cantidad de restos, parece corresponder a cinco individuos, ubicados en las cuadriculas C D-2, 3 osci- lando Ia profundidad entre los 50 y 85 cm. EI ajuar ubicado en forma desordenada en torno a los restos humanos se compone de dos aribalos, uno de ellos del més puro estilo incaico-cuzqueiio, cinco escudillas, cuatro de ellas en parés iguales, un plato de forma tronco- c6nica sin decoracién, un plato antropomorfo de factura Diaguita, una ollita globular roja, yerdadera miniatura, y un recipiente globular sin cuello. La ceramica burda presenta dos jarros asimétricos de decoracién excisa. Como elementos I{ticos encontramos dos torteros y un hermoso adorno antropomorfo con perforacién central que pudo haber tenido también un uso similar. Mayor problema nos crean objetos de hueso que cominmente han sido denominados también como torteros. El haberlos encontrado juntos dentro del plato tronco- cénico nos hace pensar en una utilizacion como adornos *. Tumba N° 6 , El hallazgo de algunos huesos en desorden y algunas piedras, nos obligé ‘a denominarla como tumba saqueada, probablemente por el arado, ya que fue encontrada a 50 cm de profundidad, en las cuadriculas B C-4. Encon- ramos entre sus restos una miniatura de arfbalo de bellas proporciones. Es sorprendente que en el Museo de La Serena existan otras dos piezas exacta- mente iguales a ella y de diversos sitios. “En comunicacién personal Carl Schuster planteé con un ciimulo de detalles que estos “‘torteros" en realidad han servido de adornos, piezas de collar. Por su peso y forma no podrian pertenecer al uso de’ torteros. 158 Tumba Ne 6-A Claramente bajo el enterratorio N? 6, aparecié un contexto mortuorio a 80 cm de profundidad con indicios de remocién, aunque se pudo definir el cuerpo en una posicién flectada dectihito dorsal en las cuadriculas B-3, 4. E] contexto entregé un aribalo de espléndida factura, con la forma mas pura de todo el conjunto, dos “jarros pato” de especial significacién, ya que Ja cabeza de uno de ellos representaba una deformacién craneana, ademds de poseer ambos caracteristicas especiales en su decoracién, Completa el ajuar un plato tipico del perfodo “Diaguita Clasico” en su forma més pura. Tumba N° 7 Igual que la anterior, fue ubicada totalmente removida, a 50 cm de profundidad, en las cuadriculas B Q-5; sélo se encontré un jarro asimétrico sin decoracién, Tumba N° 8 Se encontré a 50 cm de profundidad, probablemente removida por el arado, en la cuadricula E F-5, La abservacién demostré que parte del ajuar fue defendido por trozos de hueso de ballena y piedras, aunque los indicios no permitieron deducir Ja forma de estas construcciones, El ajuar consiste en un arfbalo de forma muy degenerada, al igual que sn decoracién, un plato campanuliforme, un plato diaguita-incaico antropo- morfo, una escudilla, un plato subglobular y una ollita globular en miniatura. La ceramica burda entregé tres cuencos semejantes a calabazas. Lo curioso de este enterratorio fue que el cuerpo pricticamente no fue hallado, salvo algunos restos en pésimo estado, Por Ja ubicacion de ellos parece corresponder a un cje O-E_ y no seria raro que formara una unidad con la tumba N? 9, Sin embargo, el estudio detenido de su estructura no nos per- mitié Hegar a conclusiones valederas, La cercania a la superficie y el trabajo intenso del Iaboreo agricola impidieron aclarar este punto. Tumbas N.os 9 - 10 Estos enterratorics presentan problemas relativos a su delimitacién, Por de pronto el esqueleto no fue ubicado claramente, salvo fragmentos del crineo. Su posicién, sin embargo, corresponde a una posicién extendida en eje O-E. La ubicacién de esta sepultura, que parece unirse con la N° 10, corres- ponde a las cuadriculas F - 3, 4. El problema se planteé al aparecer en el corte de la cuadricula F - 3 un craneo con parte de un ajuar que tenia conti- nuacién con Ja tumba N? 9, Indudablemente ha existido remocién natural de- bido a la poca profundidad (50 cm). En conjunto, el ajuar se compone de un “jarro pato” de forma elipsoidal, muy cereano a la forma tipica del perfodo “Clisico Diaguita”, tres escudillas, dos de ellas pareadas, un plato campanulifor- 159 NIVEL 1 ‘ a 2 ! See. NOT 0 wy, | gh ine, tres platos antropomorfos, un plato subglobular, una ollita globular en mi- niatura y un jarro asimétrico. Se completa el contexto con un disco de piedra tipico para los periodos incaicos. Tumba N? 11 Este enterratorio parece ser el tinico que ha posefdo una sefializacién exterior, si nos atenemos a un ruedo de piedras que aparecié entre los 50 y 70 em de profundidad, en las eudriculas G - 4, El cuerpo se presenté en po- sicidn flectada de dectbito dorsal, con el eje del cuerpo OF, con una profundi- dad maxima de 1 m, en regular estado de conservacién. Su ajuar entregé un Plato campanuliforme, un plato subglobular y un cuenco. En material de hue- - so dos “torteros” de los tipos ya conocidos. NIVEL II eee CARACTERISTICAS Conetruccion Construccién dicecla_calectiva Consiruecich cirecla colectiva a Construccisn directa individual Removida |B] ec} eo|s} aja} alo Construccita directa hdvidual RESUMEN Y CONCLUSIONES Hemos descrito brevemente la excavacién de un cementerio del Periodo Diaguita en su fase de aculturacién incaica. La bibliografia sobre el tema de Ja dominacién inca en Ja regién del Norte Chico toma verdadera importancia con R, Latcham (Latcham, 1937), quien fue uno de los primeros en analizar a fondo la influencia de esta cul- tura en nuestro territorio, Grete Mostny (Mostny, 1947 : 33 y sgtes.), con el es- tudio del contexto del cementerio de “La Reina”, aporté nuevos elementos al problema, y en nuestra regién Francisco Corely en numerosos trabajos se refi- rié en extenso sobre cl problema, aportando con sus excavaciones numerosas observaciones que nosotros en nuestra investigacién hemos podido comprobar. Por de pronto, este grupo de 11 sepulturas nos permite afirmar que la denominacién o influencia incaica en la regién tuvo tal fuerza de penetracién, 161 que fuc capaz de mezclar armoniosamente los elementos, tanto Diaguitas exis- tentes como los Inca, El estudio detallado de la cerémica del fundo Coquimbo esperamos nos permita detallar atin més el proceso evolutivo de esta transcul- turacién, J. Rowe (Rowe, 1950 ; 28) en una carta dirigida a don Francisco Comely analiza las piezas cerdmicas que a su juicio pueden ser clasificadas netamente como “Incaicas”. Indudablemente que el contacto de las dos cul- turas, entrega nuevas formas que no corresponden claramente a ninguna de las dos y que son el producto de nuevas ideas. El alfarero Diaguita utilized nucvas téenicas de elaboracion y plasmé verdaderos cambios no sélo en Jo material sino que indudablemente en todos los campos de la cultura. Los tipos de sepulturas estén demostrando que a pesar de existir un patron en Ja posicién del cuerpo en su eje oeste-este, las sepulturas no mues- tran una clara ordenacién tipica, recordandose mas bien en cl caso de la tum- ba N? 1, las tipicas sepulturas de la fase clisica, La gran cantidad de ceri- mica al igual que el cementerio de “La Reina”, nos pone ante un rasgo nove- doso para culturas que, en general, no dedicaban tanto esfuerzo comunitario en la funebria. Por Ultimo, debemos destacar que los términos que hemos aplicado a Ja nomenclatura ceramolégica corresponden a los ya tradicionales. Creemos que muchos de ellos deben ser definidos y estudiados, pues no existe un claro consenso sobre su aplicacién. Esperamos poder publicar cn breve el contexto: de las sepulturas descritas en cl presente trabajo, para poder discu- tir en forma amplia este problema. BIBLIOGRAFIA Comely B., Francisco. 1936, ‘Un cementerio indigena en Bahia Salada’’. Boletin del Mu- ‘seo Nacional de Historia Natural. XV, pp. 41-46, Santiago, 1946. **Cementerio Incdsieo en el valle de Elqui”. Publicaciones de la Sociedad Ar- quelégica de La Serena, Boletin N¢ 2, pp. 10-12, La Serena. 1947, “‘Influencia Incaica en la ceramica diaguita Chilena”. Publicacién de la So- ciedad Arqueolégica de La Serena, Boletin N° 3, pp. 10-19, La Serena. 1917, “Seis jarros patos del Musco Arqucolégico de La Serena’’. Publicacién de la Sociedad Arqueologica de La Serena, Boletin N° 3, pp. 14-18, La Serena. 1949, “‘Algunas ceramicas con influencia incaica en el Valle de Elqui”. Publicacién de Ia Sociedad Arqueologica de La Serena, Boletin N? 4, pp. 2-11, La Serena. 1956, “Cultura Diaguita Chilena y Cultura de El Molle". Editorial del Pacifico, 226 pigs. Santiago. Iribarren, Jorge. 1962. “Ensayo de interpretacién del arte indigena diaguita chileno”. Re- vista Universitaria XLVI, pp. 91-96, Santiago. Latcham, Ricardo. 1937. “‘Arqueologia de los indios Diaguitas’’. Boletin del Museo Nacio. ‘nal de Historia Natural, XVI, pp. 17-35, Santiago. Mostny, Grete. 1947. “Un cementerio Incdsico en Chile Central”. Boletin del Museo Na- cional de Historia Natural. XXXII, pp. 17-39, Santiago. Rowe, John. 1950. “‘Influencia incaica en Ja alfareria diaguita chilena”. (Carta de J. Ro- ‘we @ F. Cornely). Publicaciones de la Sociedad Arqueolégica de La Serena, N* 5, pp. 28-28, La Serena, 162 LAMINA I, Figs. 1-3: aros de Cu, Tumba Ne 1. Fig. 4: aro de plata, Tumba N? 1. Fig. 5: cincel de Cu, Tumba Ne 3. Fig. 6: tupo de Cu, Tumba N? 1. Fig. 7: cuchara de Cu, Tumba Ne 2. Fig. 8: molde de cerdmica. 163 sig (2 ‘oouang (P | uid I f 4 semngois oxreg (2 | | | -l ! f 1 compunsy onrep (9 qengols eIO (e j rotted ‘upioouooap ws oping vorup1e | io | ee tepmone oosee lu} tit t lit | jt zemngoy3 eyMIO CF Sree semaotians oa (4 | jelrl it Lriet tt ooreour-eymserq FIG (8 1 (guuoynuedurey oye[q) ond ‘empnosg (2 OV" ones, (P Tequozys0y ese woo case (2 yeonsoa vse wo ourer (4 ovary (2 ‘nppsovap vonupse) xtottitlil ‘epyaowiay ( I vpezqeues i as1e0 (© axixixix! 1 Se a x! aenfe ye opusyiq | sno eapaid ep wysf ua equny, (4 |x expaid op eysjo ua equIN, (e | spunyndos so, ap svoysiayons09 miorielsizivs 9istirlel@it oN VuonsTnags b) Chope @) Punzén e) Adorno a) Cuchara LAMINA II. Fig. 1: disco de piedra, Tumba N° 9, Fig. 2: “tortero'’ de piedra, Tumba Ne 5, Fig. 3: punta de proyectil, Tumba N° 1. Fig. 4: adorno de piedra, Tumba N? 5. Fig. 5: perforador de hueso, Tumba Ne? 2. Fig. 6: punta de hueso, Tumba N° 2. Fig. pulidor de piedra, Tumba N° 2. Fig. 8: “tortero” de hueso, Tumba N? 11. Fig. 9: tero” de piedra, Tumba Ne 5. : “tortero” de piedra, Tumba N° 5. Fig “chope’’ de hueso, Tumba Nv 2. 166

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