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MOVIMIENTOS SOCIALES Y RECONOCIMIENTO DE DERECHOS CIVILES: LA LEGALIZACION DEL MATRIMONIO ENTRE PERSONAS DEL MISMO SEXO EN ESPANA KERMAN CALVO Centro de Estudios Polticos y Constitucionales ‘Madea 1. Movataros soca ¥roseat ronicns IE, PIONS ¥FEICONANOS: LA SINCORFORACON FOLTICN DEL MOVMAENTO DE LESDANASY Gays tSeAROG IT. LA ‘nuncio og ororTontusestanazaxsrons El context intemaciona. 2. Am gave Ta Corte, TV. EL PSOE ¥ tos pexeeuas De LSmANAS Y GAS EX BAS V. Conctson—VI. Bitioanats RESUMEN La legalizacion de los matrimonios gays en Espatia ha sido fruto de lacolabor cin activa entre el PSOE y el movimiento de lesbianas y gays, Detras de esta cola- ‘boracién se esconden cambios notables en las nevesidades de este partido politico, vinculados tanto can Ia evolueién de sus fortunas electrales como con cambios no- tables en el entorno doméstico e internacional. La reforma legal, sin embargo, no lhubiera sido posible en la ausencia de un movimiento social con capacidad para ‘moldear sus estrategias, en un empefio sistemitico por generar nuevas oportunida- des politicas. Fl artieulo eubre el periodo comprendido entre 1975 y 2005, y se in- sertaen los debates tedricos que tratan de esclarecer las relaciones causales entre la accién colectiva, los movimientos la elaboracién de las politicas pblicas Palabras clave: derechos civiles; movimientos sociales; politics piblicas; ma- ‘timonio gay, Reva de Bsutoe Poices (ava Specs) 1558; 006-705 Ml Leh Matson OTD, pigs 137167 1ST ABSTRACT ‘The legalisation of same-sex marriages in Spain is the consequence of signifi- ‘cant changes in the preferences ofthe PSOE, that are linked with shifting electoral ‘results and, also, with significant changes in te politcal and institutional environ- ‘ment ofthis political party. Legal change, however, was also made possible by the strategies of a social movement willing to shape its claims and tactics in a bid to ‘create new opportunities. The time span covered is 1975 to 2008, The paper draws ‘on current debates on the interaction between social movements and public policy making, ‘Key words: civil sights; social movements; public policies; same-sex marriage. Los movimientos sociales influyen en el disefioe implementacion de las politicas piblicas (1). En palabras de Pedro Ibarra y sus colaboradores, «hoy en dia Ins movimientos sociales (.) estén, de una 0 otra forma, en el espacio de produccién de politicas piblicas» (Ibarra et al, 2002a: 10). Apoyan esta idea muchos trabajos, entre los que se podria citar a Breyman (2001) sobre <1 movimiento en contra de la proiferacién nuclear, Jiménez (2005) sobre la protesta organizada por el movimiento ecologista espaiiol, asi como los tra- bajos de Amenta (Amenta, 2005 para un ejemplo reciente) en los que se re- laciona de manera muy convincente la creacién y extension de politicas so- ciales contra la pobreza en Estados Unidos durante la década de los aiios 30 con diferentes situaciones de movilizacién social. Es naturalmente posible encontrar multitud de ejemplos en otros campos, como el feminismo institu- ional, el activismo en defensa de los animales, los derechos de las personas, con discapacidad 0, como veremos aqui, los derechos de las personas lesbia- nas y gays (2). Tal avalancha de datos ha dado lugar a un creciente esfuerz0 dirigido a la teorizacién de las consecuencias y efectos politicos de la protes- ta colectiva y los movimientos sociales (Giugni, 2004 y 1998; Andrews, (1) Agmdezco los comentarios y sugerencas de los dos evaluadoes anbaimos. (@) La teminotogia es un aspecio de gran importancia para los movinientos sociales (Exc, 2001; Jnsox, 1995) Los nombres reflejan proyectos ideoldgicos ysirven con fe- ‘cuencia para dent I posicién de los movimientos sociales frente a su entomn. As, exston ‘ierencas notables entre el movimiento ( ls organizaciones) queer y ls plataformas que efiendea, por ejemplo, los derechos de as personas lsbinas y gy. La iterataraanglosajo- ‘a emplea con fresencia el aeinimo LGTBQ (lesbian, gay, tarerua, bisexual and queer) Enexearticul, y por pure economia dt lengua, emplearé el ténmino movimiento (sci!) elesbianasy gaysy Elo elativo a las leyes,emplearé ef término ematrimonio gay» como sustiuto del mis largo, pero tcnicamente mis coreco, «matrimonio civil eontaido entre personas del mismo sexo Revista de Estudos Potias (neva pcs) 138 ISSN: 0048-7696, Nam. 147, Man nes (2010, pgs, 157-167 Beceem ceer ete emcees 2001; Baumgartner y Mahoney, 2005; Tilly 1999; Burnstein, 1999; Burstein et al, 1995; Rochon y Mazmanian, 1993; Gamson, 1990). Donde permanece la confusién es en lo relativo a fos mecanismos causa {es que vinculan protesta y cambio politico y, principalmente, en lo relativo a por qué determinados decisores prestan atencidn a algunos movimientos s0- ciales y a otros no (0, de la misma manera, por qué unos movimientos socia- {es son escuchados en unos momentos historicos y en otros no). La literatura ‘en movimientos sociales, que para bien o para mal es realmente la ‘nica que ‘demuestra genuina preocupacién por esta cuestiGn (3), leva tiempo aceptan- do, al menos formalmente, que la clave para la comprensién de las conse- ‘eucncias politicas de los movimientos sociales reside en un mejor didlogo con las disciplinas que estudian el comportamiento de las elites y las institu- ciones (Burnstein y Linton, 2002). Bl problema estriba en que, al final, esto ‘nunca es asi: con rarisimas excepciones, os estudiosos de los movimientos sociales, como algim destacado exponente confiesa, se afanan en acercarse al proceso ue formulacion de politivas von si fuera una caja negra dentro del Estado, de funcionamiento misterioso y casi inescrutable, que se resiste 8 todos los esfuerzos de teorizacién (Meyer, 2005: 3). La tarea es inmensa, y las posibilidades de este articulo son, sin embar- 4g, limitadas. A partir de Ia observacién de un caso de estudio muy concteto, €l articulo propondra un modelo sencillo para estudiar la interaccién entre movimientos sociales y autoridades politicas desde una perspectiva global. Se aspira a superar, al menos en parte, el estancamiento que se produce al observar un fendmeno que es de naturaleza interactivo desde la perspectiva linica o bien de los movimientos sociales o bien de ls politicas pablicas. De la observacién de los esfuerzos por parte del movimiento de lesbianas y gays ten Espafa por obtener nuevos derechos en el émbito del derecho de familia, se inferird un modelo explicativo que consta de tres elementos: en primer lu- ‘gr, la legitimacién de la demanda y del peticionario; en segundo lugar, el ensanchamiento de la estructura de oportunidades politcas; finalmente, 1a realizaci6n de la oportunidad por parte de quien tiene capacidad para decidir. Este modelo, naturalmente, habré de ser aplicado en el futuro a otras situa- cones para conocer su verdadera efecti EI modelo que se propone en este articulo asume que la actuacién de los movimientos sociales ha de ser analizada como un elemento que puede mol~ ‘dear las decisiones de los gobemantes, pero que ve supeditada su eficacia a tuna serie de condicionamientos que escapan al control de los activistas, (Rom, 1997: 2-3). Al mismo tiempo, sin embargo, los movimientos sociales (@) Eleonocido trabajo de Bau carmen y Jones (1993: 184-192) es una excep evita de Eni Poltcos (nueva dps) SSN: 0048-768, Nam, 17, Mad nese 010, pgs. 13767139 son propietarios de sus reivindicaciones, y, por lo tanto tienen una notable ‘capacidad para dar el pistoletazo de salida a procesos politicos que no exist rian de otra manera: el trabajo de los activistas atrae atencién sobre proble- ‘mas, intereses y reivindicaciones que descansaban en la completa oscuridad. ‘Se insistrd en la necesidad de considerar los tres elementos como un todo tnitario, en donde la satisfaccién de cada uno de ellos es pieza indispensable para la elaboracién de una politica piblica que favorece a un movimiento so- cial. La politica piblica naufragard si los decisores puilicos no encuentran utilidad a los recursos puestos a su disposicién por los activistas. Pero esta politica ni siquiera podra ver la luz si ls activistas no son eapaces, 0 no es- tin dispuestos, a generar ideas resonantes que puedan ser moldeadas para su consumo politico posterior. Como se acaba de mencionar, el caso préctico con el que se quiere mos- ‘rar la utilidad de este acercamiento es la decision del Gobierno del Partido Socialista Obrero Espaiiol (PSOE) de legalizar los matrimonios gays (vase 1 nota sobre la terminologia empleada en este capitulo). Esta medida, que hha visto la luz de la mano de la Ley 13/2005 por la que se reforman algunos aspectos del Cédigo Civil, se presenta aqui no como un hecho aislado, sino ‘como la culminacién de una politica de reconocimiento de derechos civiles que es consecuencia de las decisiones estratégicas del principal peticionario (cl movimiento de lesbianas y gays), del ensanchamiento de la estructura de ‘portunidades (provocado por transformaciones tanto domésticas como en cl nivel internacional) y de la existencia de una serie de condiciones que lle- varon al PSOE a utilizar la oportunidad que las estrategias del movimiento social de lesbianas y gays y la evolucién del contexto habian colaborado a ‘generar. Se sugerird que la actuacién del Gobiemo presidido por José Luis Rodriguez. Zapatero, aunque nunca desligada completamente de las manio- bras del movimiento de lesbianas y gays espafiol, esté anclada fundamental- mente en la evolucién de Ia estructura de necesidades ¢ intereses del PSOE. Movimientos sociales y autoridades politicas interactian en la definicién de ‘procesos politicos: pero son siempre las segundas las que imprimen el sello Aefinitivo a los mismos. El articulo esté organizado como sigue. En la primera seccién se discute la interaccién entre activistas y autotidades politicas desde una perspectiva tbrica, En ella se justifica el modelo en tres fases que constituye el eje argu- ‘mental del articulo y que esté construido sobre a base de la aplicacién de de- ‘erminadas herramientas tebricas ala observacién de las estrategias politicas del movimiento de lesbianas y gay espaol. La segunda seccién considera la ‘cuestin de la legitimacién de las demandas y los demandantes, afirmandose que, en la bisqueda de la incorporacién politica, los movimientos sociales Reva de Estudios Politicos (ova pcs) 140 ISSN: 004.7684, Nim. 47 Mad ensromaaD (10), ps, 137-167 tienen la Have para conseguir Ia aceptacién como miembros del sistema, Posteriormente, en la tercera seccién, se hard un breve repaso a algunos ele- mentos del contexto doméstico e internacional que han de ser tenidos en ‘cuenta para explicar el desarrollo de una politica en Espatia relativa a los de- rechos civiles de las personas lesbianas y gays. En la seccién cuarta se presta atencién a las decisiones del PSOE en relacién con las reivindicaciones del ‘movimiento espafiol de lesbianas y gays. Finalmente, en la ultima seccién, se presentan unas reflexiones a modo de conclusién. ‘Una nota final sobre las fuentes y metodologia. En lo referente a los peti- cionarios, este artculo presta atencién a las organizaciones politicas de les- bianas y gays en Espafia. Se cuenta con informacién sobre los objetivos, estrategias y actos de protesta de las organizaciones de este tipo fundadas desde 1970. No se desconoce que las redes de solidaridad, amistad e inter- cambio social pueden llegar a jugar un papel muy importante en las diversas tapas por las que atraviesa un movimiento social; organizaciones politicas y movimientos sociales, por lo tanto, no son fe misma cosa. No obstante, las preguntas de investigaciOn que se formulan en este articulo invitan a una consideracién especial de las organizaciones formales. Estas son responsa- bles de Ia formalizacién de as estrategias politicas y de Ia configuracién de la identidad politica de un movimiento social (amén de otras actividades de tipo cultural, identitario y asistencial comentadas ya en la literatura compa- rada, como por ejemplo en Adam ef al, 1999b: 345; Duyvendak, 1995a: 165; Altman 1993: 107). En lo relativo alas fuentes documentales que apo- ryan el estudio de as organizaciones de lesbianas y gays, se ha prestado aten- ci6n fundamentalmente a la literatura generada por estas organizaciones, y que toma la forma de panfletos, programas ideol6gicos,editoriales en revis- tas propias y comunicados de prensa publicados por diferentes motivos. Ofiezco una relacién detallada de estos materiales en otra parte (Calvo, 2005a: 265-271). A lo largo del texto, sin embargo, se citar fuentes docu- ‘mentales que sean de particular importancia, Las noticias en prensa también son una fuente de informacién, particularmente en lo relacionado con aspee- tos bisicos de cualquier movimiento social, como son los eventos de protes- ta. En Calvo (2005a: 31-34) se discute también la creacién de una base de _ mis de 600 noticias politicas relacionadas con la fundacién y evolucién de {as organizaciones politicas de lesbianas y gays en Espafia, En este articu- lo se hard uso de parte de esa informacién. El andlisis de las secciones res- tantes del articulo se sustenta en una combinacién de diversas fuentes docu- " mentales, que incluyen debates parlamentarios, programas electorales, not gay continuaron con su apuesta retérica por las ideas y modos radicales de accién durante la primera mitad de la década | de los afios ochenta. Habria que especificar en este punto que la «liberacién ‘gay> representa una fase historica determinada, que concatend con otros. | movimientos de liberacién sexual tanto en Espaiia como en otros paises in- | dustrializados, y que a grosso modo eubrid, para el caso espaiol, el periodo de la transici6n a la democracia. Es importante tener en cuenta también que (6) Como se apuntaba en I introduci6n, I diseusin sobre las organizaciones de les- biana y gays en Espat inclidaen este aiuto bebe en buena medida del andlisis detallado ‘gu se offece en Catv (2005: all se discute el origen, estatgia ycbetivos de estas orga nizaciones ala uz de los documentos programsticos eideOgieos esborados por lls mis- ‘nas, Similar perpectva te introduce en el reciente trabajo de TRUILLO (2009). Reve de Estudos Poco (asa Spe) ISSN; 0048-769, Nan. 147, Madd, esos 2010) pigs 137-167 AS ¢n esta fase histrica concreta, los hombres gay y las mujeres lesbianas si uieron sendas diferentes, y que la construccién de plataformas lesbianas y ‘gays mixtas no seré una realidad hasta la década de los noventa, La acumu- lacién de factores internos y extemos al movimiento (de hombres gay en este momento concreto) acabariaforzando un cambio de rumbo a mediados de la década de los afios ochenta. En primer lugar, el movimiento gay espa fiol estaba radicalmente enftentado al Gobiemo central, y en realidad a casi todos los principales partidos con representacién parlamentaria. Los tinicos Contactos que se registran durante Ia dcada en el nivel Estatal (eparte de una ébil negociacién con el Ministerio de Sanidad relativa a la expansién del niimero de casos de personas gays diagnosticadas con el virus VIH) son los entablados en 1985 con la entonces Parlamentaria del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), Dolors Renau, y que llevaron a la aprobacién por parte 4ée la Comisién Constitucional del Congreso de una Proposicién no de ley relativa a Ia «Recomendacién del Consejo de Europa sobre Homosexuli- dad» (7) Sin minusvalorar esta iniciativa, lo cierto es que ningia uuu tema politico relativo a los derechos de lesbianas y gays legaria a entrar en la ‘agenda perlamentaria espafiola durante el resto de la década. Y la iniiativa de la sefiora Renau tuvo una repercusién muy limitada, El aislamiento institucional provocado por esta situacién no era, sine bargo, el principal problema de las organizaciones gays espafolas. La cris de desmovilizaciéa y desintegracion organizativa, que afectaba casi por igual a todo el sector de los movimientos sociales espafioles tras la transi- ién,lleg6 a un punto tal que, alrededor de 1986, el movimiento de lesbianas ¥ gays estuvo al borde de la extineién (Petit y Pineda, 2008: 194-196). Des- ‘de luego la capacidad de movilizaciOn era muy escasa: como se puede apre- ciar en el grifico 1, que muestra informacién acerca del nimero de asisten- tesa la concentracion que ha venido a denominarse del «orgullo gay» entre 1977 y 2000 (sin dud el acto de movilizacién callejera més importante de 40s organizados por este movimiento social en cualquier pais), el mimero de asistentes descend significativamente durante la década de ls aos ochen- ta (y hubiera sido aiin menor de no ser por las organizaciones de lesbianas, que a pesar de estar en aquellos momentos encuadradas en ls filas del movi Imiento feminista espaol, se encargaron de evar el peso de estas manifesta cones durante casi toda la década) (8). La gran mayoria de las organizacio. () Iniciatva 161/000113 de mayo de 1985. (8) Se reproducen las cits sobre participante offeidss por el perc Bl Pals. A par- tir de 2000 In citta de asistentes ha cecido enormemente, hasta Hepa cas superiors al cuarto de millin de personas en 2006, evista de Bats Poticos (era pcs) 146 ISSN: 00481654, Nim 167, Made eneromaco (10), pls, 137-167 fundadas durante Ia transicién desaparecieron, hasta el punto que, en 1986, y antes de la fundacién del Colectivo Gay de Madrid (COGAM), no existia una organizacién de hombres gay en Madrid. Esté documentada, sin nbargo, la existencia y actividades de organizaciones lésbicas de corte ra- sal que dotaron de visibilidad y estimulo a las reclamaciones de las mino- sexuales durante este periodo (Trujillo, 2009), GxAsico 1. Manyfestaciones «Orgullo gays, Madrid y Barcelona 100 “f suo le42 7 foes oe, a ae ENPPPRE PORE PEELE EP ERE ELSES ____Bste es el contexto en el que tienen lugar cambios muy notables en el en~ tomo cultural y social del colectivo de lesbianas y gays en Espaiia (Guasch, | 1991). La relajacion de las acttudes sociales, la asimilacién del modelo de _ socializacién anglosaj6n, asi como las propias trensformaciones de un pais én pleno desarrollo econémico y cultural confluyeron en la creacién de nuc- | vos patrones de socializacion cultural y politica que sentaron las bases para ‘In emergencia de una segunda generacién de activists en defensa de los de- _ rechos de lesbianas y gays en Espafa. En un momento de enerucijada, en | donde Ia desconexién entre los militantes y el colectivo de lesbianas y gays ‘era patente, y el contacto con las autoridades pricticamente inexistente, se genera una oportunidad para una nueva generacién de activistas socializada politicamente en otros parémetros y que, entre otras cosas, consideran acep- “table pagar el precio de la moderaci6n, si tal estrategia les acerca al proceso Revita de stdin Poltcs (aera goes) ISSN: 0048-7634, Nam 17, Madd, eneo-narzo 910, pigs. 197-167 LAT te ligada a la paulatina victoria de la segunda generacién de activistas sobre ta primera, en un proceso que alcanz6 sus momentos més decisivos en el ini. cio de la década de los novenia, El nuevo rumbo seguido desde finales de los ochenta por erecientes sec- tores del activismo de lesbianas y gays espaol, primero en Barcelona, y le. £0 en otras partes del pals, se materializa en multitud de fientes. Por ejem- Plo, I nueva generacién de actvistasapostaré por estrategias y oliticas que Promucvan la visibilida, cl espiritu identitario y la sensacin de pertenencia ‘una comunidad. Se apoyard también cambios importantes en las estrate- Bias y en los marcos de movilizacién, que inclurd la bisqueda activa de «amigos en la corte», En la Tinea de lo que ha ocurrido en paises como el Reino Unido o Estados Unidos, el movimiento de lesbianas y gays espatiol hha acabado forjando una alianza muy estrecha con las buroctacias locales, regionales y nacionales, que se ha mateializado incluso en el disefo de es. ‘ucturas insttucionales destinadas a gestionar las demandas de este movi ‘miento social. Se puede asi entender, por ejemplo, la ceaciGn por pare de Ia (Comunidad de Madrid de un «Programa de ateneién e informacién a homo- sexuales transexuales de la Comunidad de Madrid», o del «Consejo Muni cipal Igtb en el Ayuntamiento de Barcelona. Finalmente, las organizaciones apostarén por la simplificacién del discur- 50 reivindicativo. Se ha de comentar en este momento que, durante la década de los ochenta, las organizaciones formadas por hombres gays se mostraron hostile a todo tipo de simplificacién, optando, por el contario, por un diseur- 30 de corte més general relaconado con las ideas de libertad, integrided perso nal (en relacin a los erimenes de odio) y ausencia de discriminacién (Llamas ¥ Vila, 1999: 223). Como reaccién la nueva generacién de activistas gays es. Pafoles buseé un discurso politico sencllo, organizado en torno a un nimero uy reducido de reivindicaciones, que pudiera ser fécilmente explicado a los politics y ia sociedad en su conjunto (Villaamil, 2004; 35-39) Tal simpli. cacign se materilizé de manera evidente en 1993, momento a partir del cual Jas organizaciones mas representativas del actvismo de lesbianas y gays espa- fol acordaron coneretar su atencién casi exclusivamente en la reivindieacion (Llamas y Vila, 1999: 220). Pasado este momento inicial, las relaciones entre los sucesivos Gobier- nos socialists y el movimiento de lesbianas y gays se complicaron notable- mente, Estos problemas de colaboracién estin intimamente relacionados, por tn lado, con el discurso y la ideologia de las organizaciones en defensa de las lesbianas y gays y, por el otro, con las necesidades y motivaciones del G1) El Grupo Sociaista Federal de Lesianas y Gays del PSOE vio a uz en 1999, 1 ‘habia ya dado el isto buen ala consttuién de un grupo de trabajo de similares caracterist- ‘cas. Eaquera Republicana de Catala (ERC) y el PSC cuentan también eon grupos de taba- jo de gays y lesbianas, Reva deRatudos Palos (aca pcs) 158 SGN: 0048-7696, Nim. 147, Me, neo (2010), pgs, 137-167 sais caauaaaiuisis camel PSOE. Recuperando un argumento que ya ha sido puesto sobre la mesa para cexplicar los conflictos de los primeros Gobiemos socialistas con los diferen- ‘tes movimientos sociales, se puede recordar aqui cémo el PSOE no encontrd incentivos para colaborar con el sector de los movimientos sociales. En pri- rer lugar, y como se ba comentado ya con mucha profusién de detalles, los Gobiernos socialistas contaron principalmente entre 1982 y 1988 con un proyecto politico muy bien definido, organizado en too a ia convergencia ‘con Europa y al desarrollo ¢ implantacion de politicas sociales. En palabras de uno de sus ide6logos, este era un proyecto politico «ilusionantey y que _ gozaba de vigencia y amplio apoyo popular (Maravall, 1996). En segundo ugar, durante gran parte de esa década de los afios ochenta, el PSOE no se vio forzado a reaccionar ante la presién de un partido politico situado a su iz- ‘quierda y que, ademis, tuviera la capacidad (y la disposicién) para activar _ temas politicos controvertides (y que el PSOF no tenia interés en abordar). La vinculacién de TU con los temas de los movimientos sociales comenz6 ou el aut-militarismo y el mediv ambiente, y adm babvia de pasat easi une década para que IU trasladara su retérica de apoyo al movimiento de lesbia- | nas y gays en actividades parlamentarias concretas en el nivel nacional, La posicién del PSOE frente @ las demandas del movimiento de lesbia- nas y gays empieza a cambiar a partir de 1994, Desde este momento y en el ‘ranscurso de una década, el PSOE iré apuntando primero, y desarrollando "después, un discurso y una estrategia basada en la necesidad de vincular el cambio ideolégico con nuevas referencias basadas en el respecto a los dere- ‘hos humanos, la extensién de los derechos civiles y la congquista de la ciu- ‘dadania plena. El cambio en el PSOE empieza a ser visible en lo relativo ala posible aprobacién de una «ley de parejas de hecho» (algo que no ha ocurr- do hasta la fecha). En 1994, el Gobiemo sintié la necesidad de reaccionar ante una ripida de sucesién de acontecimientos, tanto de orden doméstico ‘como internacional, que aisladamente quizas hubieran tenido un efecto mar- | ginal, pero que en su simultancidad temporal transportaron la preocupacién por las parejas de hecho a un lugar muy destacado de la agenda politica. Pri- | ero, el 8 de febrero de 1994 se hace pablica la recomendacign del Parla- | mento Europeo relativa @ los derechos de las minorias sexuales comentada anteriormente, Segundo, el 28 de febrero, el Alcalde de Vitoria anuncia la apertura del primer registro municipal de parejas de hecho; las parejas de he- cho eran definidas como cualquier tipo de union estable entre dos personas, independientemente de su sexo u orientacién sexual. Tercero, el Tribunal _ Supremo, en la muy conocida STS 66/1994, de 28 de febrero, denegaba la ‘concesién de pensiones de viudedad a las parejas no casadas. En menos de | un mes la opinién piiblica espaiola se desperté ante un nuevo problema, Ia Revs de Esttioe Poon (no Epes) ISSN: 0048-7694, Nim. 147, Madi, eoromarso GOI0) pigs. (37-167 159) situacién legal de las uniones de hecho, que afectaba por igual a las parejas gays y las heterosexuales y que, ademés, demandaba una satisfaccin urgen- te y acorde con los cambios que estaba experimentando la sociedad espailo- he Un PSOE fuerte y sabedor de un gran apoyo popular quizés hubieratra- tado de mantenerse firme en su rechazo inicial a convertir los derechos de las uniones de hecho en un tema politico. Pero, a partir de 1993 el PSOE vi ‘via una situacién nueva, dfinida por la pérdida de la mayoria absolut y la ‘onstatacién por parte de la direccin de este partido de la necesidad de in- sistren determinados valores «progresstas> que, a causa dela larga y com- plicada gestién gubemamental de los ios anteriores, parecian haber perdi- do fortalezg (22) En diciembre de 1994, la Ministra de Asuntos Sociales del “ltimo Gobierno socialista de la década se comprometia a aprobar una ley de parejas de hecho muy avanzada, en la que incluso se incluira el derecho de udopeién por parte de las uniones gays. Como se recoge en una informacién publicada por La Vanguardia (4 de diciembre de 1994, pig. 29), Cristina Alber afirmé: «ahora iniciamos una etapa de colaboracién con el Ministe- rio de Justicia para coneretar cémo vamos a desarrolar el proyecto, y yo pienso que a lo largo del primer semestre del aio que viene podemos presen- tarlon. Esta ley, como es sabido, nunca llega ser aprobada. Ente las razo- nes esgrimidas por el PSOE se encuentran prineipalmente las estrecheces del calendario parlamentario en una legislatura que finaliz6 de manera anticipa- da (Alberdi y Méndez, 2001). Ante las necesidades creadas por la derota electoral en las elecciones generales de 1996, el PSOE, liderado ahora por Joaquin Almunia, toma al- gunas medidas disefiadas para reforzar a identidad «progresista» del parti- do, La aspiracién era, en palabras de Almunia, «la recuperacin de cauces de interlocucién con todo el espacio progresista» (Almunia, 2001: 442). Se es- taba dando cuerpo a a estrategia que Inego Rodriguez Zapatero relanzaria, y ue consistia en reforzar el perfil progresista del partido, confiando en que Jos votantes acabarian olvidindose de los aspectos menos ilustres de sus po- liticas anteriores (23). El apoyo 2 un nuevo tipo de politicas familiares y de derechos civiles aparecié con fuerza como un vehiculo eficaz para operar esta transformacién. En consecuencia, se rompe con la pasividad parlamen- (22) Este argumento aparece con clriad en ls memoriaspollticas de Cristina ALsexDt yy Meso, 2001 (@3) El abajo de Banas y Savcez Curnen (1998) da pists may imporantes pare entender el peto dels esndalos de comupeién sufridas en Espa durant a primera mitad de Ia década de los noventa Ia evolveén del voto al PSOE Revista de xin Polcn(nsera Egos) 160 ISSN: 0088-7698, Nam. 147, Madd enero marzo (2010), pgs. 137-167 tara demostrada en las logislaturas anteriores: el Grupo socialista en el Con reso recuperard el proyecto de ley de «uniones de hecho» bosquejado por el Ministerio de Asuntos Sociales en la legislatura anterior para convertirlo en | una Proposicién de Ley. Lejos de una politica de igualacién absoluta, el PSOE aposté entre 1996 2000 por una politica en la que se atendieran algunas de las reivindicacio- nes del colectivo de personas lesbianas y gays. Las Proposiciones de Ley mpulsadas por el PSOE podrian por lo tanto encajar bien en la categoria de ‘dey de parejas de minimos», idea que trata de definir a aquellas leyes que, _ sin cuestionar la superioridad legal y simbdlica del matrimonio civil (hetero- sexual) sobre cualquier otra forma de organizacin familiar, arbitran un mar- 0 de convivencia en el que se ofrezca proteccién a la parte ms dbil de Ia __unién de hecho, y se otorguen también algunos detechos en las esferas del derecho pibtico y las relaciones inter partes (Calvo, 2005b: 7). El contraste con las propuestas de IU, que en 1996 ya demandaba la completa equipara- cién entre las uniones gaye y las heterosexuales, es més que notorio. ‘Se podria coneluir pues, que la actitud hacia los derechos de las uniones __ gays por parte del PSOE entre 1996 y 2000 era sintomatica de las profundas contradicciones que dominaban la accién politica de este partido durante ese __ periodo. El partido aceptaba la necesidad de cambio y reforma, pero no se __sentia preparado para dar todos los pasos necesarios en este sentido, Una in- discutible derrota electoral en las elecciones generales de 2000, y la resolu- cidn del proceso de cambio de liderazgo que se abrié casi sin solucién de con- tinuidad, tendrian um efecto enorme en la estructura de oportunidades politi- cas. Quizs como consecuencia de su spego por las ideas «republicanas __civicas» del flésofoirlandés Philippe Pettit o simplemente quizés por sentir- __ se inspirado por una visin un tanto wt6pica de la politica, Rodriguez Zapatero vinculé su proyecto como Secretario General del PSOE al desarrollo futuro de ‘un buen nfimero de reformas legales, algunas de mayor entidad sustantiva que “tras, tendentes a mejorar Ios derechos de ciudadania de determinados colec- __ tivosy, también a fortalecer los hébitos democraticos en Espatia (24). Lalega- | lizacién de los matrimonios entre personas lesbianas y gays emergia como tuna reclamacién que no podia ser eliminada de esa nueva vision ideologi __presentada por el movimiento de lesbianas y gays como una cuestién de igual- (@4) Al parecer, Zapatero encuentre muy interesante a visén de este pensador en rela- ___ én con el papel el Estado como garante de a flicidad dels cudadanos, Seyin Pett, cel | Estado debe estrctrarsey imiarse a i mismo de manera que su poder pblico no conslits- "ya un fierza para la dominaciém» (Pern, 2008: 29), Para un comentario mis detallado so- "re las pliticas de derechos cvilesyreforma demoritica del Gobiemo socialist entre 2008 Revista de EtaisPolicas (asa tyes) 1SSN: 0048-7694, Nim 147, Mai nerormarso 2010, plas. 13716716 dad y derechos de ciudadania (a diferencia de lo que hubiera ocurrido sila po- litica preferida hubiera consistido, por ejemplo, en una ley disefiada especifi- ‘camente para las uniones gays), sintonizaba a la perfeccién con el discurso ideoldgico que Rodriguez Zapatero y su equipo comenzaba a bosquejar como columna vertebral de la accién del PSOE en el futuro, Los partidos politicos emplean aquellos recursos simbélicos, politicos e {deolégicos disponibles en su entomo que le puedan permitir mejorar su ren- dimiento clectoral. En un contexto de marcado declive electoral por parte del PSOE, la solidez exhibida por el movimiento de lesbianas y gays en la presentacién y explicacién de sus demandas emergié como un recurso p co de facil acceso para um partido evidentemente necesitado de nuevas ideas. En la osadia de las nuevas demandas del movimiento de lesbianas y gays el PSOE encontré un elemento esencial para organizar un discurso que suponia ‘una ruptura con la accién de Gobierno durante la d&cada de los aiios ochen- ta, que alineaba al partido con una serie de temas y preocupaciones de cre- ciente vigencia tanto doméstiea como global, pero que adems podia ser pro- sentada como una continuacién del rumbo iniciado entre 1996 y 2000. La opinién piblica parecia, al menos, no albergar preferencias intensas en con- tra de una politica mas agresiva en el campo de los derechos sexuales: pocos ‘meses antes de la aprobacién definitiva de la medida, el 66 por 100 de los entrevistados afirmaron que las parejas gays debian tener el derecho a con- traer matrimonio (25). Los acontecimientos se sucedieron eon rapidez-« par tir de entonces. El grupo socialista en el Congreso de los Diputados defen 4i6, tanto en 2001 como en 2003, un proyecto de ley muy similar al que se- ria finalmente aprobado por el Parlamento en junio de 2008. Después, el PSOE incluiria el compromiso de reconocer el derecho al matrimonio gay en cl programa electoral para las elecciones generales de 2004, promesa que fue refrendada en el discurso de investidura de Rodriguez Zapatero tras su victoria en las elecciones generals. V. Concwsion La legalizacién del matrimonio civil entre personas del mismo sexo en Espafia representa un ejemplo de una politica piblica aprobada por un parti- do necesitado de redefinir un proyecto politico, y que ha encontrado en el ‘movimiento espafiol de lesbianas y gays un aliado dispuesto a oftecer justo lo que se necesitaba en ese momento, En este articulo se ha defendido que la (25). Estudio CIS 2578, oorbee 2004, Revista de Estas Peltcs (mera foe) 102 'SSN: 00487654, Nim. 147, Madi coero-maro 2010), pig. 127-167 legalizacién de los matrimonios gays en Espatia es fruto de la colaboracién activa entre el PSOE y este movimiento social. EI PSOE, al prestar su apoyo parlamentario a las demandas del movimiento, ha decidido vincular su pro- ‘yeeto politico e ideol6gico con los intereses del colectivo de personas lesbia- " inas y gays. Detrds de esta decisin se esconden profundas necesidades poli- | ticas, relacionadas tanto com la fortuna electoral de este partido, como con la nevesidad de reaccionar ante cambios draméticos en el entomo. La reforma legal no hubiera tenido lugar en el caso que el Gobierno se estuviera enfren- tando a una opinién piblica contraria (cosa, que como hemos vista ya, no era asi) De igual manera, la decisién del Gobiemo se ha visto facilitada por una determinada coyuntura doméstica e internacional, en la que el objetivo de extender nuevos derechos civiles al colectivo de lesbianas y gays goza de un nuevo prestigio y aceptacién. Y, desde luego, es dificil creer que la legaliza- cién de los matrimonios gays hubiera podido tener lugar sin el empefio del movimiento social por fabricar demandas resonantes, visibles y bien argu- rmentadas. Bs més, es mériw del movimniealo haber persistidy en la protesta, asi como haber invertido fuertemente en la explicacion y en la provisién de argumentos y justficaciones. No obstante, la condicién suficiente, es decir, cl factor crucial que permite amalgamar todas las condiciones arriba citadas la hemos de buscar en las necesidades y problemas del PSOE. Se afirma, en definitiva, que la nevesidad del PSOE de desarrollar un proyecto politico radicalmente nuevo, que fuera capaz de ayudarle a superar ¢lestancamiento electoral provocado por las derrotas en las elecciones gene- rales de 1996 y 2000, y que, ademés, pudiera servirle para destacar las dife- rencias con su principal opositor politico, es decir, el Partido Popular (PP), ‘reé una oportunidad ‘nica y sin precedentes para la aprobacién de medidas muy audaces en el terreno de los derechos de gays y lesbianas. Como en la ‘mayorfa de las ocasiones en las que los partidos politicos interactian con los, movimientos sociales, le alineacién entre los intereses del partido y el movi- riento es el resultado de la confluencia entre necesidad, del partido, y recur- 808, del movimiento, En suma, la nueva politica es el resultado de la interac~ cién de dos actores politicos muy coneretos, el movimiento de lesbianas y gays de un lado, y el PSOE de otro, los cuales, gracias ala existencia de una serie de oportunidades, han sido capaces de sentar las bases para una colabo- racin efectiva y provechosa para ambas partes. F! movimiento social no ha forzado al Gobiemo a desarrollar una ley que regularice los matrimonios en- {re personas del mismo sexo. Pero ha contribuido de manera devisiva a dar forma a un recurso ideol6gico que, legado el momento, puede resultar de ‘gran ayuda aun partido politico necesitado de elementos para la formulacién de un nucvo discurso. evade Estudos Poicas (oun Specs Issn oot-70 Min 27 Maco G0) pl. 37167 163 ‘VL Bisuiooraria paw, Bary, Jan Willem Durvenpak y Andre Knouwet (1999): «Gay and Lesbian ‘Movements Beyond Borders? National Imprints of a Worldwide Movement», en The Global Emergence of Gay and Lesbian Polities. National Imprints ofa Worl- dwide Movement, Barry Apau, Jan W. Duvvenoak y Andre Kxovwe. (eds), Phi- ladelphia, Temple University Press, 344-71 ‘Auneno», Cristina y Lucia Menrz. 2001): Cristina Alberdi: Bl Poder es cosa de hhombres, Madrid, La esfera de los libro. Auauxaa, Joaquin 2001): Memorlas Politcas, Madrid, Punto de lecture. Auman, Dennis (1993): Homosexual: Oppression and Liberation, 2nd edition ed. 1971; reprint, New York, New York University Press Avveyrosa pe. 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