Está en la página 1de 371
erich fromm y michael maccoky nechapeicennaless del campesing Mexican INDICE GENERAL Poop a sey eee ke ome swe |F I. El cardcter social del campesino y los problemas de metodologia arg ea x He 15 El campesino, 16; El concepto dindmico del caracter, 23; El caracter social, 34; El método, 43 II. Un’poblado campesino de México . é we GF El pasado y el presente, 53; La hacienda, 58; La vida interior de los aldeanos, 60 III. Panorama socioeconémico y cultural del pueblo . 0 Edad, lugar de nacimiento_y grupos familiares, 67; Alfa- betizacién y escolaridad, 72; Atencién médica, 76; Ocu- pacién, 78; Tenencia de la’ tierra, 80; Alojamiento, 85; Ottos dienes de capital, 86; Bienes de consumo, 87; La exeala socioecondmica, 88; Clase y patticipacién en los asuntos del pueblo, 95; Participacién en las actividades culturales y teligiosas, 99 IV. La teoria de las orientaciones del carécter . . . 101 ‘Tipos de cardcter: las orientaciones improductivas, 102; L2 orientacién productiva, 104; Orlentaciones en el_pro- eso de socializacién, 107; Lazos incestuosos, 111; Com- binaciones de diversas orientaciones, 112; Orientaciones sociopoliticas, 115 V. El carécter de los aldeanog | 5 5. 2... 9 Variables para calificar el cardcter, 119; La distribucién de los rasgos de caricter, 122; EI andlisis factorial, 130; EI significado de las calificaciones factoriales y Tas cargas factoriales, 132; Los seis factores, 135; Factor I. Adultez ‘versus adolescencia, 135; Factor II. Productividad versus improductividad, 139; Factor III. Explotatoriedad ver- sus inexplotatoriedad, 141; Factor IV. Modo de asimila- cién acumulativo versus receptivo, 147; Factor V. Papel sexual (masculinidad versus feminidad), 149; Factor VI. Orientaciones de centrismo materno versus centrismo paterao, 150; Conclusién: caricter social, 151 393 304 INDICE GENERAL WI. Cardcter y variables culturales y socioeconémicas El caricter el modo de produccién, 173; El mo ejid tario, 182; Clase y caricter, 184; El cardcter de las mu- jeres’ y las variables. socioecondmicas, 187; Cardcter y educacién, 188; Cardcter y actividades religiosas y cul- turales, 189; Conclusién, 192 VIL. El sexo y el carécter Hombres y mujeres productivos ¢ improductivos, 198: La relacién entre hombres y mujeres, 200; EV reto al patriarcado, 205 VIII. Alcoholismo 6 6 6 ee Vulnerabilidad cultural, 215; Vulnerabilidad psicolégica, 218; Cardcter receptivo, 219; Machismo, narcisismo y sadismo, 221; La fijacién matema, 224; Los abstemios, 225; Vulnerabilidad psicosocial: 1 patriarcado minado, 226; Vulnerabilidad econémica, 231 IX, La formacién del cardcter en la niftex . La infancia, 240; La temprana nifiez, 242; De Ja nifiez media a la ‘adolescencia, 246; El final de la niniez, 251; Comparacién del cardcter de los nifis y los adultos, 255: Factores caractéricos en la nifiez, 256; Correlaciones de los caracteres de los padres y el nifio, 259; Correlaciones de los caracteres de los padtes y los hijos adultos, 2 Padtes¢ hijos grandes, 260; Los padres las bir gran- es, X. Posibilidades para el cambio: cardcter y cooperacién. Cooperacion en la aldea, 272; Actitudes anticooperativas, 274; Posibilidades de lograr cooperacién, 278; El club de muchachos del pueblo, 236 XI. Conelusiones El método, 297; La teoria del caticter social, 301; Pers- pectiva, 309 Apéxpice A: El cuestionario: interpretative y ejemplos de calificacion. El cuestionario interpretativo, 312; Ejemplos de calificar cién, 318 17 195 209 239 27 312 INDICE GENERAL 395 Avéxoice B: Concordancia de calificacién y el uso del Rorschach y la prueba de apercepcién temdtica (rar) 351 Adiestramiento de los calificadores, 352; Calificacién del cardcter apartic de las respuestas al Rorschach, 356; Con- cordancia entre el cuestionario y el Rorschach, 367; Cali- ficacin del cardcter segin la prueba de apercepcién temitica, 371; Concordancia entre el cucstionario y el tar, 373 Biliogef oa ok a oe hw Indice anditioo . 2 2 38 PROLOGO ‘Aun cuanpo en el capitulo I se explican los motives que nos Hevaron a realizar esta investigaciOn, este prélogo tiene la mi- sién de hacer un breve recuento de su desarrollo, En 1957, uno de los autores, Fromm, habia elaborado un plan general para estudiar un determinado pueblo, que él habia cle gido de antemano, por dos razones: primera, que era bastante epresentativo de los muchos pueblos que se localizan en las fér- tiles zonas del valle del sur y suroeste de la ciudad de México, por cuanto que sus habitantes cran mestizos (csto ¢s, provenien- tes de la mezcla de indios con espafioles), y que sus métodos agricolas y su estructura econémica eran escncialmente los: mis- mos que los de centenares de poblados que se encuentren en l mismo clima y la misma altitud. Se cligié, ademés, porque dicho. pueblo era un ¢jido (constituido por pequefias’ parcelas que se repartieron entre sus habitantes como resultado de la Re- volucién de 1910), y nosotros estébamos especialmente intere- sados en ver la influencia de la estructura ejidal en la persona- lidad de sus pobladores.? La segunda razén para haberlo escogido es que tenia un Cen- tro de Bienestar Rural, dependiente de la Secretaria de Salubridad y Asistencia Pablica, que facilité el tener acceso al poblado, ast ‘como Ia aceptacién nuestra por parte de éste. Nos fue particu- larmente stil, al lograr interesar en este proyecto a la Secretaria de Salubridad, el difunto doctor José Zozaya, quien mostré un gran interés por nuestro estudio. ‘También expresamos nuestro agradecimiento por la ayuda financiera que nos otorg6 esta Se- cretaria del Gobierno Mexicano. Aunque fue restringida nos ayu- 46 mucho en los inicios de la investigacién. Durante la primera fase del estudio, todos los colaboradores, incluyendo al Director, trabajaron sin cobrar nada. Eran princi palmente miembros de la Sociedad Psicoanalitica Mexicana, a sa- ber: el doctor Aniceto Aramoni, el doctor José Diaz, el doctor Jorge Velasco Alzaga, el doctor Alfonso Millin, el doctor Guiller- mo Divila, el doctor Francisco Garza, el doctor Yorge Silva, el doctor Armando Hinojosa, el doctor Ramén de la Fuente, e! dloc- tor Jorge Derbez y el doctor Arturo Higareda, El doctor Mi- 2 Para una descripeién més amplia de un ejdo, véase el capitulo mt. El problema de lo tipico que es este pueblo se analizaré en el capitulo v. 7 8 FROLOGO én y el doctor Aramoni, en particular, nos ayudaron en Ja formu- lacién original del cuestionario. El primero participé también en la planeacin. general y haciendo los arreglos para exhibirles pelt- culas educativas a los aldeanos, cosa que continud por nos cuan- tos afios. La exhibicién de las peliculas no sélo fue un estimulo que hizo que los habitantes del pucblo cooperaran més con el Gtudio, sino también se tradujo en observaciones interesantes, re- copiladas por el propio doctor Millan, sobre sus reacciones ante la proyeccién de aquéllas. En 1958, el doctor G. Gilbert se ofrecié a ayudamos en el ex tudio durante nueve meses, siendo asistido por el doctor R. Niifiez ¥ la doctora Alicia Quiroz en la administracién de la prueba de Rorschach a una muestra de la poblacién formada por 110 habi- tantes. Los resultados de algunas de estas prucbas se emplea- ron para comparar la calificacién del cardicter obtenida en la entrevista proyectiva con la de la prueba de Rorschach (véanse los Apéndices). Por la misma época, el sefior Paul Senior, entonces estudiante de psicologia, vino durante dos veranos a administrar el Rorschach a los nifios y sus resultados nos dieron una importante visién prcliminar del cardcter de éstos. También les administxé la. prue- ba de historietas de Andersen, recopilé suefios y les aplicé. una entrevista mas corta que cubria sus actitudes bésicas y el propio punto de vista del nifio sobre sus padres, EI primer afio se destind, sobre todo, a establecer un contacto mis estrecho con los aldeanos, lo que a la postre desemboes en su disposicién a participar en la contestacién del cuestionario, Dado. que, como se verd mas adelante, éstos eran extensos y se necesitaba tomar nota de las respuestas individuales, las sesiones a menudo duraban de tres a seis horas por cuestionario, sin con- tar el tiempo extra que el entrevistador perdia buscando a les al- deanos cuando no se presentaban, equivocaban las fechas de hs citas, etc. Lo que es més, muchas preguntas del primer cuestio- nario prelimninar se ensayaron y modificaron este proceso. Para principios de 1958 se hizo claro, no obstante, que el estudio no podia continuar basindose en la participacién voluntaria, puesto que nadie, inclusive el Director, podia dedicatle el tiempo nece- sario sin recibir ninguna compensacién. El estudio se puso so- bre nuevos cimientos gracias al interés del Foundations Fund for Research in Psychiatry en. respaldo con un subsidio (rrr Grant 58.176). Este subsidio fue aumentado mis adelante a fin de poder agregar un colaborador de tiempo completo al equipo del estudio. PROLOGO. 9 A fines de 1958, cl doctor Theodore Schwartz, un antropélogo ‘con experiencia en la investigacién de campo y en métodos esta- disticos, aceptd este puesto, y su esposa, la doctora Lola Roma- nucci Schwartz, en aquel tiempo estudiante del doctorado en an- tropologia, nos’ brind6 su valiosa cooperacién durante el tiempo que permanecieron en la investigacién, de 1958-a 1961. El trabajo de los dos fue de decisiva importancia para que éta progresara, Contribuyeron en muy diversas formas, principalinente en Jas si- guientes: en primer lugar, gracias a su contacto {ntimo con los aldeangs (residieron en el pucblo durante trece meses y, posterior- mente, iban a él de tres a cuatro veces por semana), pudieron recoger un valioso conjunto de observaciones directas que permi- ticron obtener un cuadro vivido de los aldeanos para complemen- tar el logrado con las prucbas y otros medios attificiales. Sus observaciones dlieroa Iugar a que supiéramos mucho acerca de la vida intima de los aldeanos, a formarnos una idea, por ejemplo, de qué individuos bebian en exceso 0 medianamente, quiénes eran Jos més présperos y quiénes los menos, y de sus costumbres y su vida matrimonial. ‘Todas estas obscrvaciones nos permitieron juz- gar hasta qué punto las respuestas que obtuvimos con el cuestio- nario exan ideolégicas 0 correspondian a hechos de su vida real. La tesis de doctorado de ta doctora Lola Schwartz la consagré a los conceptos de moralidad entre los aldeanos, y el doctor Theo- dore Schwartz verti sus miltiples observaciones e ideas tedricas ¢n un gran manuscrite, no publicado hasta ahora. Ademés, Schwartz dirigié, e igualmente interpretd, varias entre- vistas con los aldeanos y de ee modo colaboré directamente a formar 2 Por ejemplo, Max F. Milian y David Hapgood resumen las conclusio nes de una reunién de seis semanas, en la que participaron 44 estudiantes de agriculture. de pates subdemrolados, del medo siguiente: “Una gene- ralizacion final es 2 fundamental al que se enfrenta la agré ealtura no es tanto'la adopeiin y expansion de cualguier grapo de insta: ciones de investigacién, sino, més bien, la creacién dentro de todo el proceso agrfcola —desde el agticultor hasta el ministro de agrcultura— de tna ac tutud de experimento, de ensayo y error, de innovacien continua y de adap. 20 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO Es un hecho muy interesante el que los campesinos en la ma- yor parte del mundo (Ia excepcién parece ser Asia Sudoriental) ‘compartan, en general, las mismas actitudes y rasgos de conduc- ta, Son muy individualistas, conservadores, suspicaces y renuen- tes a gastar.t Nos parece que esta actitud, como intentaremos ex- plicar més adelante, se adapta muy bien al modo de produccién de la agricultura tradicional, mientras que no se ajusta a los re- querimientos de la agricultura mecanizada o industrial. El agri- cultor en la sociedad industrial debe estar abierto a las nuevas ideas, ser cooperativo en cierta medida y capaz de planear y de invertir para el futuro; en consecuencia, estar dispuesto a gastar ‘hoy un poco para obtener la recompensa tinicamente mafiana. En todo pais en proceso de industrializacién, tanto capitalista como comunista, existe una brecha entre las nuevas posibilidades tec- nol6gicas y Ia capacidad del campesino de adaptar su personali- dad al empleo de los nuevos métodos. Esto vale para la mayor parte de los paises del bloque soviético, para Ia mayor parte de Asis para os plies meditrrneos, al como pam cierts pales Iutinoamericanos. (La misma dificultad exist, desde luego, en la transformacién del campesino en Europa septentrional y en Es- tados Unidos desde el siglo xxx hasta principios del xx. Sin em- argo, esta transformacién fue muy lenta en comparacién con la rapidez con que ahora se est Mevando a cabo la industrializacién y con la que se espera en el futuro en muchos de los paises que 3e acaban de mencionar.) Al discutir el futuro del campesino ¢s preciso plantear una cues- tién importante. La tendencia general en cl mundo esta determi- nada por el intento de utilizar una tecnologia més avanzada, lo ‘cual significa que la agricultura debe desarroilarse teniendo como meta a la sociedad industrial, cosa que implica el empleo éptimo de la maquinaria y 1a organizacién racional del trabajo. Si lo anterior fuera todo, no habrfa ningtin problema, excepto el téc- nico. Pero junto con las nuevas técnicas nacen nuevos valores que empujan hacia el consumo maximo, Ia subordinacién del hombre a los requerimientos de la maquina y el Iucro, la enaje- nacién, la destruccién de la cultura campesina tradicional y con tacién de ideas nuevas. Sin este cambio de actitud, las mejoras en el trax bajo, aunque se puedan. presentar, serin titubeantes y transitorias y de este modo su contribucién a la productividad agricola no seri duradera.” Cf. No Havers the Ditenma of -Agieuttre in Underdeyeloped Countries Boston: Little, Brown and Company, 1967), p. 27. “CE. el capitulo vi CARACTER SOCIAL DEL CAMPESINO a ilo el valor transutilitario del disfrute de la vida a través del arte, la danza, la mésica y los rituales, Parece que se tiende en todo el mundo hacia el mejoramiento técnico de la agricultura aunque se haya hecho tan poco en esta direccién— y la destruc. cin de los valores centrados en la vida. Para la mayor parte de la gente, esto puede no representar problema alguno, estando in- luso dispuesta a sepultar la cultura tradicional al fomentarse el nuevo espiritu “progresista”, Otras personas, como los autores de este libro, preocupadas por el elevado precio en téminos humanos que se paga por la in- dustrializacién, se preguntan si es posible crear una nueva agri cultura industrializada que pueda combinarse con el espiritu hu- manistico (que encontré un modo de expresasse en la cultura tradicional). Regresaremos a esta cuestién en el capitulo x, pero fa planteamos agut porque desde esta perspectiva es que debe ‘comprenderse el presente libro. Muchos intentos de persuadir, alentar u obligar al. campesino a cambiar han fracasado, en parte porque los planificadores no hhan entendido 0 respetado su caricter. En los paises comunis- tas, Jos campesinos han preferido dar muerte a su ganado antes que ceder la mayor parte al gobierno 0 a una comuna. Con fre- cuencia han permanccido inflexibles aun cuando al parecer un acuerdo habria sido mejor desde el punto de vista de los benefi- ios materiales a largo plazo.* En muchos paises predominantemente agricolas, sin embargo, estin ocurriendo ciertos cambios en las actitudes de los campe- sinos debido a que ahora hay en muchos poblados aparatos de radio y cuando menos unos pocos televisores ¢ igualmente a que, gracias al progreso de los medios de transporte, considerable néi- mero de campesinos viaja a las grandes ciudades. Las: mercanclas que ofrece la produccién industrial estimulan sus apetencias. En- ® Existen algunos programas que han tenido éaito por haber tomado en cuenta estas attitude emocionales, En el captlo x, Ios referines al pio. grata de la coxasuro en México y a los programas yugetlavos. No obstante, debe recordarse que un ingreso mayor, tomando como un incentive que de ordinatio se supone que opera universalmente, tiene esta fucrea motivadora sélo en certas sociedades, tal como la sociedad feudalindustrial de. México, Por si mismo el ingreso mayor no obr6, generalmente, como un incentive Para el campesino medieval, Grandes sectores de la poblacién Tuchaban en: tonces por no caer abajo del nivel de vida tradicional. La ambicién de Tucro Gita [imtads 4 un propo atvamente peqocio de indvidaos emprende ores, los cuales eran mis aventureros que tipicos representantes de la ma: yoria.' Cf, los trabajos de Max Weber y de RH. Tawney sobre este punto, 22 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO tre més atractivos parecen los productos de la sociedad industrial, ‘menos satisfechos se sienten los campesinos respecto de su nivel de vida tradicional y de sus placeres tradicionales. Querrian tener dinero para comprar los bienes de constimo quie anuncia la radio y Ia televisién, asi como ser participes del embrujo de la nueva ‘cultura industrial. Muchos campesinos mexicanos solian aleanzar esta meta, si bien en forma bastante modesta, yendo como bra- ceros a Estados Unidos y regresando con relojes de pulsera, radios y autos de segunda mano. Los que tenian més iniciativa eran los que a menudo optaban por esta solucién, perdiendo asi la aldea a sus elementos mas vigorosos y emprendedores. Pero esta solucién de una relacién simbistica con una economia y una cul- tura extranjera no representaba ninguna, desde Iuego, para el cam- pesino mexicano en general, incluso mientras duraba tal situacién. ‘A menos que todo su sistema agricola se haga més productivo y le deje excedentes mayores, simplemente le esté vedado com los bienes que quiere a la vez que sus “erecientes esperanzas” lo conducen a la desilusién y a la apatia. Con harta frecuencia abandona el campa con la ilusién de que basta estar en la ciu- dad para poder participar en la esplendorosa vida que ha admi- nado en la pantalla cinematogrifica, tnicamente para encontrarse ‘con que sus condiciones de vida no mejoran y que, en cambio, se ve obligado a levar una existensia de paria. Lo que podria mejorar sus oportunidades en la ciudad ¢s contar con una ins- truccién mejor en el pueblo y recibir cursos de adiestramicnto in- dustrial. Pero incluso si se mejoraran notablemente la instruc- cién y el adiestramiento industrial, su carieter personal seguirfa siendo un obsticulo para ganarse bien la vida, La puntualidad, la disciplina, 1a planeacién y el pensar de manera abstracta son ne- cesarios para utilizar éptimamente tales nuevas posibilidades de adiestramiento si éstas existicran en mayor niimero. Sin estos rasgos ¢s imposible sobrepasar el nivel del trabajo manual simple. ‘Todas estas circunstancias vienen a parar, por un lado, en que, al tiempo que la industria necesita obreros calificados, el ntimero reciente de campesinos impreparados que Megan a Ja ciudad no satisfacen los requisitos de la sociedad industrial y, por el otro, pocos de los que se quedan en el pueblo Ienan las condiciones que exige un método de organizacién agricola més avanzado. Una vez que se fija la atencién en estas consideracioncs, el es- tudio del caricter del campesino y, en particular, la interaccién de * Cf, Maccoby y Modiano (1969) en cuanto al estudio de las diferencias entre el estilo cognoscitvo de los nitos aldeanos y les citadinos, CARACTER SOCIAL DEL CAMPESINO 23 Jos factores psicolégicos y socioeconémicos en la formacién y posi- ble transformacién de su cardcter adquiere importancia para toda sociedad agricola en transicién. Creemos, pues, que la compren- sién mas honda del campesino mexicano fomentara la comprensién de las posibilidades que tienen los campesinos en otras sociedades. EL. CONCEPTO DINAMICO DEL CARACTER Existe, por supuesto, una bibliografia considerable sobre el campe- sino, escrita desde un punto de vista sociolégico y antropolégico, si bien no es, en modo alguno, tan amplia como podria esperarse dada la importancia del problema.’ Gran parte de esta bibliografia sobre el campesino se erige sobre la descripcién de sus rasgos de conducta, actitudes, ideas y sistemas econémicos, mientras que cl presente estudio es sociopsicologico y se apoya en cl concepto dinimico de “carécter” y de “cardcter social”. Juzgamos que asi como el psicoanlisis estudia el caricter del individuo de acuerdo con el anilisis de las fuerzas fundamentales que de un modo ¢s- tructurado conforman su caricter y lo motivan a sentir y a pen- sar de determinadas maneras, el caricter comin a todo un grupo, cl cardcter social,’ tiene la misma funcién dindmica y puede ser ¢studiado empiricamente. Lo importante aqui es nuestra convic- cién psicoanalitica de que los conceptos conductistas convenciona- Ies empleados en el estudio de los campesinos y de otros grupos sociales no penetran hasta las fuerzas psiquicas que motivan y nu- tren las actitudes y los rasgos de conducta. Esto pone de manifiesto el viejo desacuerdo entre los socidl orientados psicoanaliticamente y los conductualmente orientados. * Ct. J. M. Potter, M. N. Diaz y G.M. Foster (1967) para una exten ‘a bibliografia de extudios sobre el campesino. El concepto de caricter social fue elaborado originalmente por Erich Fromm, quien, hablo de la “matriz del carécter comén a todos fos miem- bros dei grupo” en “Die Entwicklung des Chrstusdogmas”, Imago, 16, 1930, (Tad, esp.: El dogma de Cristo, Buenos Aires: Paidés, '1964). En “01 Methode nd Aufgabe einer anaiytischen Sozialpsychologie”,. Zeitschrift far Sosiepoehotogi, I, 1932, Hichild Vere, Leis. pp. 38°54, liad el término “estructura de la pulsén” (Triebstruktur), “Ia actitud libidinal y am- Bamenteinconsgente de un grupo", yen Dis pochomalytche Charater logic und ihre Bedeutung fir die Sozialprychologie, ‘biden, 3, 1932, B16 del “cardcter” de una sociedad. En Ef miedo a ia libertad (Buenos tes: Paidés, 1947), empled la expresiin “caricter social” como equivalente. [Les dos trabajos de 1952 se han incluido en E, Fromm, La erisis del prico- cendlisis (Buenos Aites: Paidés, 1971). 24 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO La mayorla de los sociélogos critican al psicoandlisis por lo que consideran que es una falta de método cientifico; a ello los psi- coanalistas han contestado que, con los estrechas y anticuados criterios del método cientifico, los conductistas s6lo tratan con Jos problemas menos importantes, sin que dispongan de nuevos métodos para abordar los mis importantes. Con todo, no pode- ‘mos espetar convencer, con la presentacion de este estudio, a aquellos socidélogos que no confian en la teorfa psicoanalitica. Por el contrario, sus defectos pueden incluso reforzar su posicién ne- gativa, Por otto lado, no podemos contar siquiera con la simpatia de muchos de nuestros colegas psicoanalistas, ya que las revisiones que hemos hecho a las teorias de Freud parecerin a algunos un abandono de los hallazgos bisicos de Freud, aun cuando nosotros, junto con no pocos mis, creemos que constituyen un necesario desarrollo de sus teorfas y una afirmacién de lo esencial. ‘Al publicar este libro esperamos contar con la atencién de ‘aquellos que al menos no estin cerrados dogmaticamente al in- terés de una nueva aventura: la aplicacién de categorfas psicoana- Iiticas al estudio de los grupos sociales mediante cl minucioso examen de la personalidad de cada uno de sus miembros, median- te la observacién simulténea e igualmente minuciosa de todos los datos sociocconémicos y los patrones culturales y, por fin, me- inte el intento de utilizar refinados métodos estadisticos en el andlisis de los datos. A medida que desarrollamos nuestro tema y nuestros métodos, nos dimos cuenta de que, incluso en mayor proporcién que en la mayorfa de las investigaciones, tendriamos que aprender mien- tras avanzébamos en ¢l trabajo y, en efecto, de haber tenido al principio cl conocimiento que ahora tenemos, habriamos mejo- rado considerablemente este estudio, Pero esto no nos preocupa demasiado, pues nos interesa no sélo que nuestras conclusiones ¢ hipétesis scan correctas, sino también presentar un método nue- vo de aplicacién del psicoanilisis a las ciencias sociales. El punto de vista conductista es que la conducta es el dato cientificamente satisfactorio y obtenible en wiltima instancia en el estudio del hombre. Desde este punto de vista, los rasgos de ca- ricter y los rasgos de conducta son idénticos y, desde un punto de vista positivista, hasta el concepto de “cardcter” puede no ser Jegitimo en términos cientiticos. Desde el punto de vista psicoanalitico, un rasgo de caricter es una parte cargada de energia del sistema entero de caricter que puede ser comprendido completamente sélo si se comprende todo CARACTER SOCIAL DEL CAMPESINO 25 dl sistema, Los rasgos de cardcter son la ratz de los rasgos de conducta, y un rasgo de caracter puede manifestarse en uno o més rasgos de conducta diferentes. Su existencia puede no ser cons- ciente, peto puede inferitse a partir de varios fendmenos (como pequefios detalles de conducta, suetios, etc.). La conducta, que esencialmente es una adaptacién a las cit cunstancias reales, cambia con relativa facilidad cuando las cit cunstancias hacen’ més aconsejable otro tipo de conducta; los ras- gos de caracter por lo general persisten atin cuando se hagan dafiinos bajo citcunstancias modificadas (en especial los rasgos de cardcter neurético). El descubrimiento del concepto dindmico del cardcter fue, sin duda, una de las més grandes contribuciones de Freud a la eien- cia del hombre. Comenzé a desarrollarlo en su primer ensayo so- bre el cardcter anal (1908). El punto esencial de ese trabajo fue ue ciertos rasgos de conducta, a saber, la terquedad, el aff por el orden y Ja parsimonia, con mucha frecuencia se encontraban reunidos en un sindrome de rasgos. Por afiadidura, siempre que existia ese sindrome, podian hallarse peculiaridades en lo que toca a los habitos higiénicos y en las vicisitudes del control de esfin- teres y en ciertos rasgos de conducta relacionados con el movi- miento de los intestinos y las heces. Asi, el primer paso de Freud fue descubrir un sindrome de rasgos de conducta y relacionarlos con la forma en que el nifio se comportaba (en parte como respuesta a ciertas exigencias por parte de quienes Jo ensefiaron) en lo que respecta al movimiento de los intestinos y la defecacién. Su paso brillante y creador fue relacionar estos dos grupos de complejos conductuales mediante una consideracin tedrica basa- da en un supuesto previo acerca de la evolucién de la libido. Este supuesto fue que durante una primera fase en el desarrollo in- fantil, después que la boca dejé de ser el principal érgano de placer y satisfaccién, el ano se convierte en una zona érogena im- portanie y la mayorfa de los deseos libidinales se concentran al- rededor del proceso de retencién y evacuacién del excremento. Su siguiente conclusién fue explicar el sindrome de rasgos conductua- Jes ya sea como sublimacién 0 como formacién reactiva contra.la satisfaccién libidinosa o Ja frustracién de la analidad. Se suponia que Ja terquedad y la parsimonia eran la sublimacién de la ne- gativa original a ceder el placer de retener las heces; el afan de orden, la formacién reactiva contra el deseo original del infante de evacuar cuando quisiera, En este asunto, Freud dio una ex- Plicacién de los rasgos que formaban parte del sindrome anal 26 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO. original, que més tarde fue ampliado para comprender otros ras- 0s." Freud demostré que los tres rasgos originales del sindrome, que hasta entonces parecfan no tener relacién mutua, formaban parte de una estructura o sistema, puesto que todos estaban arrai- gados cn la misma fuente de la libido anal que se manifiesta en estos rasgos, ya sea directamente, por formacién reactiva © por sublimacién. ‘Asi, Freud pudo explicar por qué estos rasgos estén cargados de energia y, de hecho, son muy resistentes al cambio. En principio, el mismo procedimiento fue aplicado al estudio del ca- ricter oral-xeceptivo y oral-s&dico y al concepto del caricter geni- tal. La adicién posterior més importante al concepto del caréic- ter anal fue la suposicién de que la conducta sidica también era parte del sindrome anal. El provecho que este nuevo concepto dindmico del caricter trac para el estudio de la conducta individual o social es evidente de inmediato. Un solo ejemplo ayudari a aclarar esto: si una persona es pobre, su conducta puede ser acumulativa 0 mezquina, ¢s decir, muestra una gran renuencia a hacer mds gastos que los necesarios. Esto, claro esti, puede ser un rasgo de conducta que responde a las necesidades de la realidad, Una persona pobre esté ‘obligada a comportarse de esa manera para sobrevivir. Si su situa- cién econémica mejorase, modificaria en consecuencia su conducta y ya no insistirfa en evitar cualquier gasto que no fuese absolu- tamente necesario. A tal persona la liamamos frugal o parsimo- niosa, Sin embargo, cuando la parsimonia ¢s un rasgo de caricter existe independientemente de las circunstancias econémicas de la persona. Cuando hablamos de este tipo de persona caracterol6gi- camente frugal, hablamos de un “avaro”, y con esto nos referimos a su caricter més bien que a su conducta frugal.° Mientras tal persona sea pobre, es claro que uno tender a explicar su conducta ‘como una reaccién a su pobreza, Pero dicha explicacién es in- suficiente si el avaro, habiendo amasado una gran fortuna, con- tingia comportindose conforme a su anterior patrén. Que la avaricia como rasgo de cardcter no se aprende ni es una respuesta adaptativa se confirma con lo siguiente: 1) La avaricia se encuentra entre personas para las cuales nunca fue adaptativa y nunca la aprendieron.** 2) El avaro se comporta de acuerdo con * Una exagerada limpieza y puntualidad son rasgos que se afiadicron des- pots al sindteme orginal, tambien se les debe tomar Como fonmacones fe ‘ctivas a los impulsos anakes originales. © Ese carkcter ha sido estupendamente descrito por Molitre y Balzac. 3 Un ejemplo que hemos obserado es el del millonario que gasta no CARACTER SOCIAL DEL CAMPESINO 7 el principio acumulativo no sélo respecto a las cosas materiale. adonde el ahorro puede racionalizarse como provechoso, sino tam- bién para ahorrar su energia fisica, sexual 0 mental ya que cree que cualquier gasto de energia es una pérdida. 3) Cuando el ava- ro se comporta fiel a stu patrén experimenta una intensa satisfac- cién, que a veces puede ser observada en su complacida expresién facial. 4) Cualquier intento de cambiar su patrén de conducta se topa con grandes dificultades (resistencia). Muchos avaros que viven en un medio donde no es popular la avaricia anhelan’ mo- dificar su patrén de conducta pero con frecuencia no pueden. ha- cerlo. Si esto fuera sélo una cuestién de conducta aprendida, seria dificil comprender esta dificultad. Pero puede entenderse si uno la considera como un rasgo cargado de energia que ¢s parte de un sistema de caricter y que cambiaria sélo si todo el siste- ma cambiara, Si la opinién conductista fuera correcta, enton- ces seria muy dificil comprender por qué los individuos o las clases con frecuencia actian en contra de sus propios intereses, incluso en contra de sus intereses de sobrevivencia, cuando estin a la mano ottos patrones de conducta racionales y realistas. En efecto, todas las pasiones irracionales del hombre, de las cuales la historia ¢s un triste registro, no son adaptativas sino incluso dafiinas. La frecuente incapacidad de las sociedades de cambiar sus tradicionales rasgos de cardcter a favor de rasgos adaptativos 6s una de las causas de su destruccién. La valentia puede servir como otro ejemplo de la diferencia entre rasgo de conducta y rasgo de cardcter. El valor como rasgo de conducta podria ser descrito como la conducta de una per- sona que persiguiendo una meta no s¢ la disuade facilmente po- niendo en peligro su vida, su salud, su libertad 0 sus pertenencias. Dicha definicién cubre casi todos los tipos de conducta valerosa. No obstante, el cuadro cambia si tomamos en consideraciGn la motivacién —con frecuencia inconsciente— del actuar valerosa- mente. Una persona valiente (por ejemplo, un soldado en una suerta) puede set motivada por la dedicaciOn a su meta o su sen- Lido del deber, y, por lo gencral tenemos esta motivacién en mente cuando hablamos del valor como virtud. Pero el valor también puede ser motivado por vanidad, el deseo de ser reconocido y ad- mirado; 0 por tendencias suicidas en las que podria desearse la pérdida de la vida, aunque de manera inconsciente; 0 puede ser motivado por la falta de imaginacién, que ciega a un individuo poco tiempo y enegia en ategurane que ninguna cata enviada por A © Fores poten Hort mus eats oS br tera, 28 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO ante los peligros; o por el temor a ser considerado cobarde; 0 gra- Cias al licor,"= 0 por todos estos motivos mezclados entre si {Se percatan los individuos de su motivacién? Cualquiera que sea el motivo de la persona que se comporta valerosamente, con frecuencia supondré que est4 motivado por la dedicacién o el de- ber; asi pensarén también los testigos de su conducta, En los casos donde la fuerza motivadora no ¢s la dedicacién sino un impulso menos noble, es probable que la verdadera motivacién permanezca inconsciente. 2s la conducta la misma independientemente de las diferentes motivaciones? superficialmente parece ser la misma, pero un ané- lisis detallado de la conducta demostrari que no es asi. ‘Tome- mos como ejemplo un oficial del ejército a cargo de una com- paiifa, Si lo motiva un sentido de dedicacién a una meta o un sentido del deber, tomari riesgos y exigird que sus soldados tam- bién los tomen en proporcién a la importancia de las metas thc ticas. Si, por otra parte, lo motivan la vanidad o las tendencias suicidas, arriesgaré la vida de sus soldados (y la suya propia) in- necesariamente; puede hasta desobedecer las érdenes de sus supe- riores, perjudicando asi los planes estratégicos 0 tacticos generales. Las diferencias en la motivacién de los principales generales y politicos podrian significar la diferencia entre Ja vida y la muerte para las naciones que conducen. Es necesario recalcar una importante diferencia entre rasgos de conducta y rasgos de cardcter. El rasgo de conducta es una respues- ta adaptativa a una situacién social dada y en esencia es resultado del aprendizaje. Por esta raz6n, como ya hemos dicho, los ras gos de conducta cambian con relativa facilidad cuando las condi ciones cambian. Los rasgos de cardcter, por otro lado, som parte de un sistema dindmico, el sistema de cardcter. Cambian sélo en tanto todo el sistema cambia, pero no independientemente. El sistema como un todo se ha formado como respuesta a la configuracién. social total; empero, esta respuesta no es arbitraria, etd condicionada por Ia naturaleza del hombre, que determina las formas en que puede ser canalizada Ja energia humana, El sistema de cardcter ‘es la forma relativamente permanente en que la energia humana se 3 Es un hecho bien conocido qué durante la primera Guerra Mundial, antes de un ataque, se distribuian. grandes cantidades de licor a varios de los etcits contendentcs, Las soldads ialianos, por ejemplo sempre 5 an con aneroridad culndo habria un ataque, porque Tes Hegaban grandes CARACTER SOCIAL DEL CAMPESINO 2» estructura en el proceso det relacionarse con los demds y de asimi- lar la naturaleza, Es el resultado de la interaccién dindmica del ‘sistema-hombre y el sistemasociedad en que vive. Es precisamente esta cualidad estructural sistémica la que es esencial en el concepto del cardcter de Freud. Quizé a esta mis- ma razén se debe que no ha sido objeto de la plena comprensién yy reconocimiento que merece. Es de esperarse que el reciente in- terés por los sistemas y Ia estructura Hevard también a una nueva apreciacién del concepto psicoanalitico del cardcter. La importancia del concepto dindmico del cardcter se hace atin més clara cuando se le considera desde un punto de vista socio- bioldgico mas que desde el punto de vista mecanicistafisiolégico de Freud. La determinacién instintiva de las acciones es mis dé- dil en el hombre que en todos los demés animales. En efecto, la conducta instintiva apenas existe en el hombre. Como todos los animales, el hombre tiene que actuar y tomar decisiones, pero, a diferencia de otros animales, no puede tomar estas decisiones de manera automdtica, ya que sus instintos no determinan sus decisiones. Si, por otra parte, cada decisién fuera hecha sobre la base de la deliberacién consciente, un individuo se veria abru- mado por la informacién y la duda. Muchas decisiones vitales tie- nen que ser tomadas en’un lapso de tiempo mucho més corto del que tomaria una deliberacién sobre lo que seria lo mejor. El cardcter, en el sentido dindmico, se convierte en un sustituto del instinto, Los que tienen lo que Freud ama un “cardcter inal” acumularan “por instinto”, evitardn los gastos y reaccionarén ‘enérgicamente contra cualquier amenaza a sus posesiones. No tie- ne que pensar acerca de estas reacciones, ya que su sistema de cardcter le hace actuar esponténeamente sin tener que pensar, a pesar de que sus acciones no son determinadas por instinto.* Otra funcién importante del caricter en el sentido dinémico que unifica la accién de una persona. El caricter anal que tiende a ser acumulativo, puntual, excesivamente limpio, suspicaz Y constantemente a la defensiva ha construido un sistema inte- grado que tiene su légica y orden propios. No es mezquino hoy Y magnénimo maflana, 0 fio y cerrado hoy y célido y abierto 2s La contradiccién ent, Ja teorla de la. conducta deterninada instint amente frente a ia aprendia por condcionamientopudieray en muestra ‘pinidn, ser solucionada si ambos lados examinaran cuidadosamente las. pa- siones de carécter que mo son instintivas, aunque no. necesariamente apren- idos, sino una adaptacién dindmica del sistema de energia psiquica (ca- ricter) a circunstancias dada, 30 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO. ‘mafiana. En otras palabras, debido a Ja naturaleza unificadora de tun sistema, se evita la friccién constante entre diversas tenden- cias. Esta friccién existiria si la persona hiciese cada una de sus eleceiones conscientemente y como resultado de la deliberacién 0 €l animo. Esta funcién de’ unificacién es importante porque de otra manera la friccién de las tendencias conflictivas daria por resultado un notable desperdicio de energla en todo el sistema; en efecto, la vida serfa bastante precaria Habiendo sefialado la importancia del descubrimiento freudiano del concepto dindmico del cardcter, debemos afiadir que obvi mente este concepto no era, de ninguna manera, desconocido an- tes de Freud. Ya en Hericlito, quien dijo que “el caricter es el destino del hombre”, en la tragedia griega y shakespeareana y en las novelas de Balzac, hallamos el mismo concepto de cardcter, a saber, que el hombre es empujado a actuar de la manera en que lo hace, que hay diversos sistemas de caricter que conducen a diversas acciones y que puede comprenderse la personalidad s6lo si se comprende él sistema que est4 bajo la conducta del hom- ‘bre, Pero Freud fue el primer cientifico y psicélogo que elabors cl concepto del cardcter de un modo cientifico y que establecié los cimientas del estudio sistemético de la estructura del cardcter. Aunque cl concepto de caricter que se usa en este estudio esta construido sobre estos cimientos, difiere respecto a determina- dos elementos teéricos que formaban parte de la teoria original de Freud, Para comenzar, no creemos que el instinto medie en las rela- ciones humanas. ‘Por ejemplo, el vinculo del infante con la ma- dre no se basa principalmente en la satisfaccién del instinto de chupar, sino que tiene que ser comprendido en un sentido mu- cho més amplio. Mientras que satisfacer este instinto ¢s una de las funciones de la madre, hay otras funciones que son mis importantes, tales como el contacto de la piel. * Pero atin mis 34 Este hecho ha sido muy bien aclarado por los experimentos com, ma- Ares anifcales efectuados por Harlow con animales, H. F. Harlow, “The Nature of Love” American’ Prchologist, 13: 675-685 (1958). 38 Cf, la excelente discusion de las ideas de varios autores analiticos y no analiticos sobre el tema de la mediacién instintiva de la relacion del in- fante con la madre, que hace David Schechter en “On the Emergence of Human Relatedness® y'la bibliogratia que abi se cta Es interesante hacer notar que Freud en un comentario superficial hacia ¢L final de su vida (1938) escribié sobre la poca importancia del mamar: En estas dos relaciones (a alimentacién y el cuidado corporal del nifio) aaiga Ia singular, incomparable y definitiva establecda importancia de Ta CARACTER SOCIAL DEL CAMPESINO 31 importante es el factor del amor incondicional, que no tiene nada jue ver con una necesidad especifica, sino més bien con la ca- Iidad de toda la relacién de la madre con el infante. La madre siempre esta alli, lista a ayudar, siempre lista a aliviar el males- tar, a responder. Ella media en toda la realidad; ella es la rea- lidad, ella es el mundo; ella es la diosa reconfortante, siempre confiable —al menos en los primeros afios de la vida del nifio, La cuestin decisiva no es la mecanicista de cuiles instintos son satisfechos, sino la sociobiolégica: qué funcién tiene la madre en y para todo el proceso de vida del infante en un punto dado fen su desarrollo. Las descripciones clinicas de Freud acerca del cardcter oral-recep- tivo, el oralexplotador y el anal nos parecen esencialmente corree- tas y confirmadas por las experiencias en el anilisis de los indi- viduos, asi como por la investigacién analitica respecto a Ia es- tructura de cardcter de los grupos. La diferencia no reside en la descripcién del sindrome del cardcter, sino en su explicacién te6riea, que tiene algunas consecuencias importantes para la apli- cacién de los sindromes de caracter, tal como Freud los" descu- brié en el individuo, en la comprensién del cardcter social. Como ya sefialamos, los conceptos tedricos de Freud que nos guian se iefieren a las’ vicisitudes en Ja evolucién de la libido, Sus etapas del desarrollo del caricter siguen las etapas del desarrollo de la libido en el sentido de que su secuencia es la misma y, ademas, en que la encrgia con que esta cargado el sindrome de cardcter se deriva de la energia sexual contenida en las correspondientes zonas erdgenas pregenitales. Nosotros, por otro lado, partimos de la pregunta sociobioldgica: Qué tipo de vinculos con el mundo, las personas y las cosas debe

También podría gustarte