Robert A. Johnson
SHE
para comprender
la psicologia femenina
Edicién ampliada y revisada
Era NacienteSHE
InTRODUCCION ... 9
Reconocteyros I. NAcIMtENTO DE PSIQUE ... 13,
IL, JUVENTUD DE PIQUE ... 21
‘Mi inmenso agradecimiento a
Glenda Taylor y Flelen Macey por , IML Eos ...27
las heroicas tareas de transeribir,
‘agregar, recortary tipear las graba~ IV. Conrrontact6n ... 39
cciones de las charlas para conver-
firlas en material de lectura en la ny, AARC ERAMDEARSY «747:
edicién original de este libro. Mi ese
. De ERos ... $8
‘gratitud a las muchas personas de ot Deeacaa
1a parroquia de San Pablo, en San VIL. SurRiMENTO DE PSIQUE ... 39
Diego, por sus aportes a la evolu-
cin de este libro y a los incontables Dee
lectores y amigos que estimularon y IX. PsiQue MODERNA ... 87
‘mi pensamiento e hicieron posible , Pegs i
esta edicién revisada, LECTURAS SUGERIDAS ... 95rf INTRODUCCION
"EL ro ctuzco De Eos ¥ De PIQUE ES UNA DE LAS
historias més instructivas que existe sobre la personali-
dad femenina. Se trata de un mito antiguo, pre-risti-
“no, registrado por primera vez en la época griega clsi-
6, y favo antes de ello una extensatradcién orl: hoy
‘sigue siendo relevante para nosotros.
Si bien esto puede resultamnos extrafio, no es asf.
Puesto que la biologfa humana parece ser actualmente
Jamisma de aguella época griega, también la dindmica
de la psicologia inconsciente de la personalidad huma-
na ¢s similar. Las necesidades humanas bésicas, fisio-
Logica y psicolégicamente, han permanecido estables
‘aungue la forma en que estas necesidades se satisfacen
puede variar de época en época.
Por eso es instructivo remitise a las fuentes més tem-
‘pranas para estudiar los modelos bésicos de la conducta
y la personalidad humanas. Su descripcién resulta tan di-
Teotay tan sencilla que es inevitable no aprender mucho
9= SHE
de ella, También comenzamos a advertir las transforma-
ciones y las variantes peculiares de nuestro tiempo.
EL PAPEL DEL MITO
Los mitos son fuentes ricas para la indagacién psicolé-
‘ica. La gran literatura, como las artes magnas, registra
y retratan la condicién humana con una precisin inde-
leble. Los mitos no son un tipo especial de literatura es-
crita 0 creada por un individuo particular, sino que son
producidos por la imaginacién y la experiencia de una
cera y una cultura {ntegras: pueden verse como la desti
Jacién de los suefios y las experiencias de toda una cul-
tura, Parecen desarrollarse gradualmente a medida que
cemergen, se elaboran ciertos motivos, y finalmente se
redondean mientras la gente cuenta y recuenta las histo-
rias que atrapan y sostienen su interés. Asi, temas que
son precisos y universales se mantienen vivos, mientras
se disuelven ios elementos particulares de los individuos.
especificos o de un perfodo particular Por consiguiente,
los mitos registran una imagen colectiva; nos hablan so-
bre cosas que son verdaderas para toda Ta gente.
Esto desmiente la actual definicién racionalista sobre
€1 mito como algo falso 0 imaginario, Oimos decir:
“Bueno, se trata apenas de un mito, eso no es verdad”.
1Los detalles de la historia pueden no ser verificables y
hhasta parecen fantasiosos, pero el mito es algo profun-
da y universalmente cierto,
Un mito puede ser una fantasfa o el producto de la
imaginacién, pero a pesar de eso es genuino y real.
10
mrmovvccioy =
Describe niveles de la realidad que incluyen el mundo
racional externo, as{ como el menos comprendido mun-
do interno,
Esta confusién referida a Ia estrecha definicién de
realidad puede ilustrarse con el pensamiento de un ni
‘ho después de una pesacill, Para reconfortatlo, un pa-
riente puede decirle: “Fue solamente un suefio; el
‘monstruo no era real”. Pero el nifio no se convence, y
tiene raz6n. Para él era real, tan vivo y real como Ta ex-
periencia externa. El monstruo con que sof estaba en
su cabeza y no en su dormitorio, pero sin embargo po-
sefa una pavorosa realidad, con poder sobre las reaccio-
nies emocionales y fisicas del nifio. Tenfa para él una
realidad interna que no puede ni debe ser negada.
‘Los mitos han sido cuidadosamente estudiados por mu-
cchos psieélogos. C. G. Jung, por ejemplo, en sus estu-
dios sobre la base estructural de la personalidad huma-
tna, prest6 particular atencién a los mitos. Encontraba
cn ellos una expresién de pautas psicolégicas bisicas.
Esperamos hacer lo mismo con nuestro estudio sobre
Eros y Psique.
Primero tenemos que aprender a pensar mitol6gica
‘mente. Suceden eosas muy poderosas cuando aleanza-
‘mos el pensamiento que nos traen Ios mitos, los cuentos
de hadas y nuestros propios sueiios, Los términos y los
escenarios de los mites antiguos son extrafios; parecen
arcaicos y distantes de nosotros, pero silos escuchamos
ity= SHE
ccuidadosamente y los tomamos seriamente, comenza-
‘mos a ofr y a entender. A veces resulta necesario tradu-
cir un significado simbético, pero eso no es dificil cuan-
do se encuentra el modo de hacerlo.
‘Muchos psicdlogos han interpretado el mito de Eros y
de Psique como un testimonio de la personalidad feme-
nina, En el comienzo de este estudio, tal vez serfa pru-
dente decir que nos referimos ala femineidad allf donde
se encuentra, tanto en los hombres como en las mujeres.
Confinar esta historia apenas en las personalidades de
las mojeres serfalimitara seriamente. El doctor Jung, en
una de sus mis profundas introspecciones, mostré que,
asi como genéticamente todo hombre posee cromoso-
‘mas y hormonas femeninas recesivas, asf también toda
mujer posee un grupo de caracteristicas psicol6gicas
‘masculinas que constituyen en ella un elemento minori-
tario. El doctor Jung llamé énima al lado femenino del
hombre, y énimus al lado masculino de la mujer.
‘Mucho se ha escrito sobre el dnima y el énimus y més
adelante tendremos bastante para decir al respecio. En
este punto, cuando hablemos sobre los aspectos femeni-
nos del mito de Eros y de Psique, nos referiremos no s6-
loa las mujeres: también al Gnima del hombre, su lado
femenino. La conexin puede serle més obvia ala mujer,
dado que la femineidad es su cualidad psicolégica ma-
yor. No obstante, habré alguna especie de paralelo con el
aspecto femenino interior de la psicologia del hombre.
2
7
NACIMIENTO DE PSIQUE
|NUESTRO RELATO COMIENZA CON LA LINEA: HABIA UNA.
‘vez un Reino. Por eso sabemos que daremos una vision,
yy una introspeccién de ese reino, que es nuestro reino
interior. Si prestan atencién al antiguo lenguaje de!
‘euento podriin ingresar a ese Ambito intimo, raras veces
‘explorado por la mente racional moderna. Unas pocas.
palabras prometen una mina de oro de informacién e
indagaciones: Habfa una ver un Reino.
COMIENZA LA HISTORIA
Existe un rey, una reina y sus tres hijas. Las dos mayo-
res son princesas comunes, nada interesantes.
13La tercera hija es Ia mismfsima corporizacién del
mundo interior y hasta lleva el nombre de Psique, que
significa alma, Ella nos Hevaré a un viaje por el mundo
interno. Pertenece tanto al reino mitico como al reino
terrenal.
{Conoce a las tres en su propio ser? ;Quién no ad-
vierte a parte comiin de sf mismo y esa otra entidad in-
terna nada terrenal tan mal parada en lo ordinario de la
vida cotidiana?
Era tan grande el poder de esta princesa extraordina-
ria gue la gente comenzé a decir: “Aqué esté la nueva
Afrodita, esta es la nueva diosa que ocuparé el lugar de
la antigua, la erradicaré de su templo, y la reemplazard
‘por completo”, Afrodita tuvo que soportar el insulto de
ver c6mo se entriaban las cenizas de los fuegos sacra-
rmentales de sus templos y cémo el culto de esta mucha-
chita ocupaba su propio lugar.
Y bien, Afroditaera a diosa de la femineidad que ha-
ba reinado desde los comienzos: nadie sabfa durante
‘cuanto tiempo. ;Presenciar Ia entronizacién de esta
nueva diosa de la femineidad era mAs de lo que ella po-
dia soportar! Su furia y sus celos fueron apocalfpticos
¥ todo el curso de nuestra historia se determina en este
momento. ;Provocar las iras de una divinidad o exigir-
le cambios, equivale a conmocionar los mismisimos ci-
‘mientos de nuestro mundo interior!
i“
‘Nacisyro be Psgee =
ELEMENTOS MITICOS
‘Los orfgenes de ambas diosas, Afrodita y Psique, son
‘muy interesantes. Cronos, l mAs joven y astuto hijo de
Urano —rey de los cielos— blandi una hoz, corts los
genitales de su padre y los arrojé al mar. Asf fertliz6
Jas aguas e impulsé el nacimiento de Afrodita, El naci-
‘miento de Afrodita fue inmortalizado por Botticelli en
ssw magnifica pintura El Nacimiento de Venus*. En su
plena majestad femenina, ella nace desde una ola, de
pie sobre una concha marina. Este es el origen divino
del principio femenino en su forma arquetipica, que
puede contrastarse vividamente con el nacimiento hu-
‘mano de Psique, de quien se dice que fue concebida &
partir de gotas de rocfo que cayeron desde el ciclo.
iQué lenguaje curioso! Que posee riqguisimas intros-
ppecciones psicolégicas si se presta atencién a su men-
saje arcaico, perpetuo,
Si se la entiende adecuadamente, la diferencia entre
estos dos nacimientos revela las distintas naturalezas
de los dos principios femeninos. Afrodita es una diosa
nacida del mar: su poderfo femenino es pristino, oced-
nico, Proviene del principio de los tiempos y su séqui-
to se encuentra en el fondo maritimo. En términos psi-
ccol6gicos, ella reina en el inconsciente, simbolizado
por las aguas del mar, En términos conscientes comu-
nes ella es casi inaccesible; es como enfrentarse con un
maremoto. Uno puede admirar, venerar o resultar
aplastado por esa femineidad arquetipica, pero estable-
* Venus el nombre romano de Afi
1Scer un vinculo con ella ¢s algo muy dificil. Desde su
vventajosa ventaja humana, la tarea de Psique serd hacer
cexactamente eso: relacionar y atenuar el inconmensura-
ble arquetipo femenino oceénico. Tal es nuestro mito.
‘Toda mujer alberga en s{ misma una Afrodita. Es re-
cconocida por su arrolladora femineidad y por su vasta,
impersonal e intangible majestad.
Existen historias maravillosas sobre Afrodita y su
corte. Tiene una sirvienta que Hleva un espejo delante
de ella para que pueda verse constantemente a sf mis-
ma, Alguien esté siempre proporciondndole perfumes,
Es celosa y no tolerard rivalidad de tipo alguno. Com-
bina matrimonios constantemente y nunca se satisface
‘a menos que todos se ocupen sin cesar de agasajar su
fertlidad.
Afrodita es el principio que refleja toda experiencia
hhacia nuestra consciencia, como un espejo. Ast como el
‘hombre se ocupa de la expansién y la exploracién para
descubrir lo nuevo, asf Afrodita refleja, registra y asi-
mila. El espejo de Afrodita es el simbolo de una de las,
‘cualidades més profundas de la diosa del amor. Oftece
frecuentemente un espejo para que podamos ver nues-
tra propia naturaleza, que sin la ayuda del espejo pue-
de quedar atascada en una proyeccién, Al interrogarnos
sobre lo que se refleja podemos iniciar el proceso de
‘comprender: eso permit que no nos trabemos en una
‘marafia emocional insoluble. Esto no quiere decir que
no existan acontecimientos exteriores. Pero es impor-
16
Necture ve Pague =
ante advertir y entender que muchas cosas de nuestra
hnaturaleza interna se enmascaran como sucesos exte-
riores cuando su reflejo deberfa volver al mundo subje-
tivo de donde emergié. Afrodita proporciona este espe-
jo mas a menudo de lo que nos gustaria admitir. Cuan-
do alguien se enamora y ve en Ia persona amada cuali
dades de dios o de diosa, es Afrodita quien refleja nues-
{ra inmortalidad y nuestras cualidades casi divinas. Nos
resistimos a ver tanto nuestras virtudes como nuestras
cculpas, y entre mirar el espejo y todo otro logro gene-
talmente se produce un prolongado perfodo de sufti-
‘miento. Psique emprende justamente esa larga travesta
fenire su enamorarse de Eros y el descubrimiento de su
propia inmortalidad.*
Esta Afrodita es la gran diosa-madre tal como es vista
‘através de los ojos del su futura nuera. Cuando una mu-
Jer es intermediaria de la belleza y la gracia ante el mun-
do, a menudo se trata de Ia energia de Afrodita o de Ve-
‘nus en accién, Pero cuando Afrodita enfrenta a su nue-
1a, Ia diosa se pone celosa y competitiva, y a cada paso
‘coloca obsticulos al avance de Psique. Este drama de la
suegra y Ia nuera es practicado en todas las culturas y
‘constituye una de las imrtaciones psiquicas que mucho
aportan al crecimiento de cualquier mychacha, Cuando
‘una joven enfrenta el sistema de poder de su suegra, lo-
‘gra la madurez fernenina. Ya no es esa gota de rocfo que
Tegé tan ingenuamente al mundo y a su matrimonio.
* Le debo esta percepelén a Bet Smith
7A toda mujer moderna y razonablemente inteligente
le resulta muy perturbador descubrir su naturaleza de
Afrodita y los trucos primitivos ¢ instintivos que ella
puede practicar. Afrodita expone a menudo su lado ti-
‘nico y piensa que su mundo es una ley.
‘Naturalmente, cuando un nuevo tipo de femineidad
aparece en Ia gama evolutiva, la antigua diosa se carga~
4 de ira. Utilizard todos los medios disponibles para
abatir a su oponente. Toda mujer conoce esto mediante
sus repentinas regresiones a su naturaleza de Afrodita,
Se vuelve una figura aterradora si cae presa de ella, Son
‘muy raros ¢ inteligentes los hogares donde, durante sus
siibitas irrupciones, Afrodita puede ser Hamada por su
ime se aplica a un
La energia de Afrodita constituye una valiosa cuali-
dad, Est al servicio del desarrollo personal y esgrime
‘su tremendo poder para hacer que crezcan quienes estin
‘su alrededor. Cuando llega la hora del crecimiento, los
estilos y los habitos antiguos deben darle la bienvenida
a los nuevos. En cada punto, las costumbres antiguas
pparecen obstruir el nuevo crecimiento, pero si se perser-
‘vera tal estilo dard nacimiento a una nueva consciencia.
Hay una historia sobre el primer elefante nacido en
ccautiverio. Al comienzo, su cuidador estaba encantado,
pero se horroriz6 cuando los dems elefantes del lugar
se juntaron en circulo para sacudir al animalito de un
lado al otro. El guardidn pens6 que lo estaban matando,
18
Nacnnesro oe Pique =
pero apenas estaban estimulndolo a respirar.
A menudo, cuando ocurre un nuevo crecimiento, pa-
recen suceder las cosas mas terribles, pero luego vemos
{que eran exactamente lo necesario, Afrodita, que es cri-
ticada en todo momento, hace todo lo necesario para
{que sea posible la evolucién de Psique. Después del he-
cho, resulta facil ser optimista; pero mientras esté suce-
\do es endemoniadamente doloroso. Durante tal pe-
rfodo se produce una especie de ca6tica guerra evolu-
cionaria interna, El estilo antiguo, 1a naturaleza de
Afrodita, es regresivo. Arrastra a la mujer de nuevo a la
inconsciencia, mientras al mismo tiempo la fuerza ha-
cia una nueva vida —a veces bajo grandes riesgos.
Puede ser que Ia evolucién se logre de otra manera; 0
puede ser que a veces Afrodita sea el (nico elemento
ue pueda promover el crecimiento. Por ejemplo, hay
mujeres que no crecerin a menos que padezcan la tira-
nfa de una suegra o de una madrastra.
EL CHOQUE
Gran parte de las turbulencias de la mujer moderna sur-
ge del choque entre su naturaleza de Afrodita y su na-
turaleza de Psique. Para Ia comprensién del proceso re-
sulta tl disponer de un marco de referencia: si consi-
‘gue vislumbrar Io que esté sucediendo, esté en rumbo
hacia una nueva consciencia
190
_ JUVENTUD DE PSIQUE
‘YA VIMOS ALGUNAS COSAS SOBRE LA NATURALRZA DE
‘Afrodita, el nivel mAs antiguo y primitivo de la femi-
‘neidad. Enfoquemos ahora una nueva expresién de lo
femenino, A diferencia de Afrodita, que nacié del mar,
Pique naci6 cuando una gota de rocfo cay6 sobre 1a
tierra, Este cambio del océano de Afrodita ala tierra de
Psique es una progresién desde la primigenia cualidad
femenina ocetnica hacia una forma nueva més seme-
jante a la humana. Desde las proporciones oceénicas
‘nos trasladamos a proporciones més pequefias, més
‘comprensibles.
La naturaleza de Psique es tan magnifica, tan inocen-
2te, tan ajena al mundo, tan virginal, que es adorada, pe-
+0 no cortejada. Se trata de una experiencia absoluta-
‘mente solitaria y la pobre Psique no encuentra marido.
En este sentido, existe una Psique en toda mujer, y se
trata de una experiencia intensamente solitaria. En par-
te, toda mujer es la hija del rey, muy atractiva, muy per-
fecta, muy profunda para e! mundo ordinario. Cuando
luna mujer se encuentra sola y no es comprendida, al to-
parse con toda esa gente que le parece buena pero que
se mantiene a cierta distancia, descubre la naturaleza de
Pique en su propia persona. Es una experiencia dolo-
rosa y a menudo las mujeres se dan cuenta de ella sin
conocer su origen. Ser atrapada por este aspecto del ca-
récter femenino significa convertirse en intocable y
quedar aislada,
Cuando una mujer trata de trasladar su natraleza de
Pique la vida cotidiana y a los vinculos dl dary re-
se prodiucen absurdos de todo tipo Si la natuale-
za de Psique domina su personalidad, tiene entre sus
‘anos una tarea dolorosa. Estalla en Iégrimas y dice:
“Pero, nadie me entiende”.jY es cierto! Toda mujer po-
see esta cualidad, y su posicin en la vida no hace dife-
rencia alguna. Si alguien percibe esta cualidad y puede
alcanzarla en una mujer, la inmensa bellezay divinidad
de una Psique puede volverse consciente en ella y co-
rmienza una noble evoluci
‘Si una mujer es muy hermosa, el problema se compli-
cca, Marilyn Monroe fue un ejemplo conmovedor. Era
2
es ak a ts
Jovexren oe Pages =
‘adorada de lejos y ampliamente, y sin embargo tenfa
igtan dificultad para relacionarse intimamente con una
sola persona. Finalmente, hallé intolerable la vida. Una
‘mujer asf es portadora de una cualidad tipo diosa, una
perfeccién casi inaproximable que no encuentra lugar
fen el Ambito humano corriente de los vineulos. Si se
centiende esta dinémica, puede ponerse en movimiento
Ja evolucién requerida por Psique.
Vi una vez una pelfcula en la que se enamoran dos
personas horriblemente desfiguradas ¢ internadas en
tuna institucién, Mediante la magia de la fantasfa cada
{cual se vuelve bello para el otro y el amor se concreta
entre estos dos seres hermosos. Al concluir la pelfcula,
Ja camara se desenfoca para mostrar los rostros origi-
nalmente desfigurados, pero el piiblico sabe dénde ha-
ban estado los dos. Ambos habjan vislumbrado el dios
¥ Ia diosa interiores, més poderosos que la realidad ex-
jerna de la desfiguracién, Esto ilustra la fractura que
existe entre la diosa interna y la cotidianeidad exterior,
que constituye el corazén de nuestra historia.
ELMATRIMONIO
Psique tiene desesperados a sus padres porque, mien-
tras sus dos hermanas se han casado felizmente con re-
‘yes vecinos, nadie pide la mano de la princesa. Los
hombres sélo la adoran. Bl rey acude a.un oréculo, sin
saber que esté dominado por Afrodita, y ella, colmada
de rabia y celos por Psique, ;hace que el oriculo efec-
23= SHE
‘tie una espantosa profecfa! La princesa se casaré con la
‘Muerte, la mis fea, horrible y espantosa criatura posi
ble. Psique debe ser Ilevada a la cima de una montatia,
cencadenada a una roca y dejada aht para que la viole la
‘Muerte, esa horrenda criatura
En aquella sociedad griega no se cuestionaba a los
oréculos: eran tomados como la verdad absoluta. Los
padres de Psique, creyentes, organizaron la procesién
nnopeial, en verdad un cortejo fiinebre, Hevaron a la
princesa segiin las instrucciones, y Ia encadenaron a
‘una roca en la cima de la montaifa. Todo mezclado con
torrentes de légrimas, adomos nupciales y penumbra
funeral. Alli, 1os padres apagaron las antorchas y deja-
ron a Psique sola en la tiniebla,
{Qué podemos deducir de esto? Psique va a casarse:
jpero con la Muerte! En verdad la doncella muere en su
«fa de bodas. Culmina una era de su vida y en ella mue-
ren muchos de los elementos femeninos con los que vi-
vi6 hasta allt. En este sentido, su boda es su funeral. En
verdad, muchas de nuestras costumbres nupciales son
‘ceremonias finebres practicadas desde tiempos primiti-
vos. El novio Ilega al casamiento con su padrino y sus
amigos para raptar a la novia; las madtrinas de boda son
Jas protectoras de la virginidad de la prometida, De mo-
do ritual, tiene lugar una batalla y 1a novia Hora al ha-
cerse digna de la muerte de una porcién de su existen-
cia. Se abre para clla una nueva vida y las festividades
ccelebran su nuevo poderfo como desposada y matriarca.
24
Jovaxrun os Pique =
[No somos suficientemente conscientes del aspecto
‘dual del matrimonio y tratamos de verlo apenas vesti-
do de blanco y jubiloso. Deberfa honrarse Ia muerte de
tuna porcién antigua de la vida o sino las emociones
fmergerén més tarde de forma menos apropiada, Por
ejemplo, meses y hasta aios més tarde, algunas muje-
tes stclen experimentar un feroz resentimiento hacia su
‘casamiento.
He visto fotografias de una celebracién de bodas tur-
a en la que muchachos de ocho 0 nueve afios Hevan
tuna pierna amarrada al muslo y se sustentan sobre la
otra. Eso sucedia para recordarle a todos que en la ce-
Iebracién estaba presente tanto el dolor como la alegria.
En las bodas afticanas, a menos que la novia Tlegue
‘con cicatrices y heridas, no se consideraré como vilido
‘el casamiento, Si la novia no es raptada, el matrimonio
tampoco tendré validez. La alegria de Ia boda es posi-
ble sélo si se incorpora a ella el componente de sacri
cio. A Afrodita no le gusta que las doncellas mueran en
‘manos de los hombres. El sometimiento por parte de un
Jhombre no esté en su naturaleza. Por eso, la Afrodita de
‘una mujer Ilora al final de su virginidad. Afrodita juega
su papel paradojal: exige la boda pero se resiente por la
‘pérdida de la virginidad. Desde hace muchisimo tiem-
‘po este eco reside profundamente en nosotros y es ho-
‘menajeado mejor en las ceremonias conscientes.
Nuevamente, observamos agut la paradoja de Ia evo-
Juci6n. Es Afrodita quien condena a Psique a la muer-
25= SHE
te, pero es también la casamentera que genera el mis-
‘mo matrimonio al que se opone. La evolucién hacia el
‘casamiento es acompafiada por un tirén regresivo de
‘nostalgia por la autonomia y Ia libertad de las cosas co-
‘mo eran antes.
‘Una vez vi una perspicaz historcta que resumia la
fuerza arquetipica del casamiento, Mostraba los pensa-
mientos de cada uno de los padres durante la ceremo-
nia. El padre de la novia est furioso con ese tipo cuyia
audacia alcanza para robarle a su princesita; el padre
el novio rebosa de triunfo por la supremacta de los
‘machos de la comunidad; la madre de la novia est ho-
rorizada por la bestia que Te arrebata a su nena; la ma
dre del novio estéenojadisima con la arpia que sedujo
«su hijo y lo captur6. Muchos de los arquetipos anti-
gues, cuyas arraigadas pautas de pensamiento y con-
luca estin enclavados en el inconsciente de la psique
hhumana através de incontables afios de evolucién apa-
reofanrepresentados en la tira c6mica, Sino reparamios
en ellos en el momento apropiado, reaparecern més
tarde y causarén muchos problemas.
26
eee Me ee
Tl
EROS
‘PARA DESTRUIR A PSIQUE TAL COMO DESEABA HACERLO,
‘Afrodita recurre a la ayuda de su hijo, Eros, el dios del
amor. Eros, Amor y Cupido son los variados nombres
gue ha recibido esa deidad, Dado que Cupido fue de-
{gradado al nivel de las postales del Dia de los Novios,
¥y Amor fue despojado de su dignidad, usaremos para
feste noble dios el nombre de Eros.
Eros lleva su aljaba de flechas y es la ruina de todos
‘en el Olimpo. Ni siquiera los dioses escapan a su poder.
Sin embargo, se encuentra bajo el yugo de su madre
ue le manda inflamar a Psique de amor hacia la bestia
‘repugnante que vendr por ella, y acabaré asf con el de-
27safio que la princesa representa para Afrodita. Una de
sus caracteristicas es ser constantemente regresiva.
‘Afrodita desea que las cosas vuelvan a su punto de par-
tida. Quiere que Ia evolucién retroceda. Es la voz de la
tradicién e, irénicamente, es esta misma tendencia la
que impulsa a nuestra historia hacia su evolucién.
‘Son muchos los niveles desde los que podemos con-
siderar a Eros. Puede ser visto como el hombre exter-
no, el marido, o el varén de toda relaci6n. O puede ver-
se como el principio de unién y armonfa con que cul-
‘mina nuestra historia. Eros no es apenas la sexualidad:
recuerden que dirige sus fechas al corazén, no a los ge-
nitales. Nos referiremos a estos aspectos de Eros a me-
que nuestro mito avanza.
EL CASAMIENTO MORTIFERO
Eros va cumplir la orden de su madre, pero cuando ob-
serva a Psique lastima accidentalmente su dedo con una
de las flechas y se enamora de ella. Al instante, decide
tomar a ta princesa como esposa y le pide a su amigo,
Viento Oeste, que la transporte gentilmente desde la ci-
‘ma de la montafa hasta el Valle del Paraiso. Viento Oes-
te lo hace y Psique, que esperaba a la Muerte, en cam-
bio se encuentra en el cielo sobre la terra. No le formu-
Ja a Eros pregunta alguna sino que se complace por su
inesperada buena suerte, Eros va hacia Psique, y pese a
ser tan bello constituye la muerte para ella. Todos los
‘maridos son Ja muerte de sus esposas porque Ins destru-
28
Bros =
‘yen como doncellas y las fuerzan a una evolucién hacia
Ji condicién de mujer madura. Resulta paradojal, pero
jpllede sentirse gratitud y resentimiento a la vez hacia la
‘persona que te fuerza a emprender tu propia senda de
‘erecimiento. El oréculo tenfa raz6n: en un sentido ar-
[quetipico el hombre causa la muerte de Ia mujer. Cuan-
do un hombre ve una mirada angustiada en el rostro de
su compafiera, es la hora de ser amable y cauteloso; pue-
de ser que ella esté despertando al hecho de que como
doncella esté muriendo un poco. El podria hacerle mis
ficiles las cosas a ella si fuese gentil y comprensivo,
" Raras veces el hombre comprende que el matrimonio
“es para la mujer ala vez una muerte y una esurrecci6n,
pues carece de paralelos asi en su propia vida. Para el
hombre, el casamiento no es un asunto de sacrificio,
pero en la experiencia de Ia mujer abunda ese elemen-
to, Un dia ella puede mirar horrorizada a su marido
porque se percata de que en esa unién ella estéatada y
41 no. Ella esté todavia més maniatada si tienen hijos.
Puede resentise, pero no ser atrapada de este modo por
Ia vida es algo peor que la muerte
Hay muchas mujeres de cincuenta afios que jamés es-
ftivieron en Ia montafia de la Muerte, a pesar de ser ya
fabuelas. La frescura del rocfo no es ajena a su mundo
pese a la edad que tienen. También hay muchachas de
“quince o dieciséis fis que conocen esa experiencia, la
“atraviesan y Ia sobreviven, portando una tremenda sa-
_ bidurfa en la mirada.
i .Estas. cosas no pasan autométicamente a cualquier
‘edad. Conocf a una muchacha de dieciséis que tuvo un
bebé. Salié para que naciera en privado, lo dio en adop-
‘cin y nunca més lo vio. Regres6 y nada le habia suce-
ido; no habia aprendido nada en la montafia de la
‘Muerte. Varios aflos ms tarde se c
Psicolégicamente no habia sido tocada, pese a haber
atravesado la experiencia del parto.
Eros liquida la ingenuidad y la inocencia infantil de
toda mujer en épocas muy distintas de la vida; no ape-
nas cuando ella se casa. Numerosas muchachas pasan
por eso muy temprano en la vida, lo cual constituye una,
experiencia muy cruel. Qtras jamés lo viven,
Para el hombre, cl matrimonio es una experiencia
‘muy distinta. Acrecienta su estatura, su mundo se vuel-
vve més fuerte, ha ganado altura y posicién. En general,
no entiende que esté matando a la Psique de su nueva
cesposa, y que debe hacerlo. Si ella se comporta de ma-
nea extrafla, si algo sale tremendamente mal o si hay
‘muchisimas Ligrimas, usualmente 61 no comprende que
para la mujer el casamiento es una cosa muy distinta
que para él. Una mujer adquiere una nueva estatura en.
su matrimonio, pero no antes de haber pasado por la
experiencia de 1a montafia de Ia Muerte.
EL JARDIN DEL PARAISO
Prique se encuentra en un esplendoroso paraiso. Tie-
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te todo lo que podria desea. Eros, su maridodios, es-
{icon ela todas las noches pero le impone una restic-
bln: fe arranca la promesa de que ella nunca lo miaré
YYno hard preguntas acerca de sus actos. Ella puede te-
‘ner lo que le plazca, puede vivir en su parafso, pero no
debe hacerle preguntas ni mirarlo. Psique accede.
asi todo hombre quiere eso de su esposs. Si ella no
feclama consciencia y hace las cosas al estilo de él, ha-
ti paz perfecta en Ia casa. El aspira al antiguo mati-
‘onio patriarcal en que el hombre decide todas las
‘westiones importantes, la mujer concuerda, eimpera la
paz, La mayorta de los hombres alienta la esperanza de
ue las cosas funcionardn de esta manera y durante al-
{lin tiempo existe la posibilidad de que el matrimonio
Ae desenvuelva as.
‘Son como los ecos de una estructura patriarcal primi-
tiva donde la mujer esté sometida al hombre. Todavia
tisten remanentes de este mundo patriarcal en nues-
{ras costumbres modernas, por ejemplo, cuando la mu-
Jotlleva el apellido del marido, Eros insiste en que ella
‘io haga pregunta alguna y que nunca lo observe: tales
400 las condiciones del matrimonio patrarcal
“Todo Eros inmaduro es un fabricante de paratsos. Es
adofescente que captra una muchacha y le promete
{ella vivir una felicidad sin fin, Se trata del Bros a
nivel secreto: él quiere su paraiso, pero sin responsabi-
lida, sn relacionamiento consciente. En todo hombre
hay una pizca de ello La exigencia femenina de evolu-
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cin y crecimiento —y la mayor parte del crecimiento
surge del elemento femenino de los mitos— es para el
hombre una experiencia aterrante. El quiere permane-
cer en el paraiso.
Oigan a los amantes cuando construyen un paraiso!
La conversacién y cl vocabulario es de otro mundo, el
mundo paradisfaco. Es un breve anticipo del paraiso
verdadero que seré alcanzado mucho més tarde me-
iante una labor muy dura, No puede criticarse ese
presimbulo, pero todo observador sabe que el paraiso a
‘primera vista no seré estable ni duradero.
En el inconsciente del hombre hay algo que lo leva a