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| | | Nussteas cosTuMares NUESTRA CULTURA Como un nfo que cuando aparecen en el cine as eseenas de terror corr fuertomente ls os paca no var esa realidad que lo incomoda y prefreeradicae de su experiencia lo muy temidoo doloros, muchos de nosotros —tuna gran mayoris, me atreveiaadecr— asin cerramoslosojosant lerealidad del mort optamos por jugar aserinmortales. Asi vivimos, yon frecuencia ast ‘morimos: con los ojos cerrado, inconscientes ante la reali dad dela muerte, Por esta razdn,acercarse ass misterio, Aescorrerel velo deignorancia qua rodea,esundesatio ‘qweincomoda, que perturba, queinguieta Para poder mantener en el destiero este lado duro y Aifici de avid, se apelaanonmas sociales que prosriben ‘ltema porser deal gusto, esquivando las referencias 3 lamuertey lasevidencias desu inevitabilidad. Laruestra ‘suna cultura nogadoradela muerte, que latvilies. Por {sto los velorios en casa ya casino exsten, ya cambio se prefieren las velaconesbreves en una funeraria, El huto que ‘expresaba sociakmente el duel ha sido remplazado por Hiende a desaparece,y uel recogimiento fil tuna acttud “natural”, sin stuales de ninguna clase. EL doliente prontoreanda susactivdades normalesy entre menos sefales de dolor manifest, mis admiracién sus cita. Acambiodela tristeza, nuestra sociedad enaltece la valenta ylaentereza, ert, mejor ninombrara. referians os eufeis- ‘mosparahablardeella“Sefue", “pedimosa.”,“descanss”, “voldal cielo" “uellamado porelSefior™A los ios los rmarginamos dela experiencis families de muerte y tristeza ylesresomendamos composturay control ant a tragedia, Desde que son muy pequeiostratamosde cea taries ol dolor, la enfermedad, lasoledad yla muerte y en ‘cambio les ensefamosaexaltar como valores mxims lt salud la belleza, Ia juventud, la alegrs y los triunfo. Subestimamos as no séo su apacdad para enfrentar el olor, sino también el profundo valor quel tristeza y las pérdidastienenenlavidaemocional. esque sobersecapaz dle experimentar dolor, aceprarse yquererse en los malos ‘momentos abreana puerta ala esperanza, alareparacin, laposbilidad uetenemoslos humanos dereconstraimos después delacatistefe ‘Aceptar nuestra condiciin de mortale vivir deconfor- ‘midad conellaimplca entonces,recanacercom inevitables «estos momentosdelavidayadmitircomopropios ambien Jos sentimientos profundos de despoj, ds péedids. a nti a vulerabiidad inherente a ser humane. Lo con- tran seria recubrirse con una armadurs emocional que imaginariamente nos hace immemesal-peigro y al dolor, Pero que en realidad nos empobrece,quitindonos la posibilidad de sentir también fo buen, lo reparador, Lo ‘queconsuelloamoroso. CCalturalmente, casi siempre el hombre leva la peor parte, Dedlseesperaquese muestreinvulnerablealapena ‘queen veede sentir, organice commande gjcutey sehaga argo de la stuacin, Su fortaleza bien puede traducirse como suanestesiaant as tribulaciones.Sélocertasemo~ tones le son permitdas la abla, a agresividad y el mal humor, pronoel quebrantamientolatrsters. CConlamujerocurteunfendmeno diferente: seleconcede permiso socal para eacconar contrisezaantelas péedl- das, eso si durante un tiempo lmitado abtrariamente Saco porlacomunidad: perosurabia surebeaosuincon- formidad no vonaceptadas. Aunen estes desig esprvi- legiode unos poos el reaccionarlibrey esponténeamente ant un dolor, desobedeciendo el mandat de aceptar con resignacidn que macimos para sui. Reiterarel derecho det hombre ast ist y censurar Testaicomo TomDaDTacIN aTFialpaettenbvmalwnte fl dolor, yrechazat la represiin impuesta ala expresion, de las emociones furtes dela mujer, resulta util en esta Ipisqueda delo saludable queesdarlecursolibreal dolor, ‘lo que verdaderamente se siente las manifestaciones de tristeza, rabia o alegria, No e et, ni mucho menos, tuna defensa del masoquismo, dela depresisn del desirimo (0 de la apatis ante la vids. Todo lo cntraie: personal iments, entre mss me acercoa la muerte isla respeio, y mayor y misintenso.es: compromiso con avi. Pero tratar de exclu las experiencias dolorosas de nuestro Panorama vital es imposible: equlvaldria a tener dias ternos inacabsbles, sin el contrast el valor que les da la poche, la ocuridad. Ast como existen momentos prop ‘es para amar disfrutar. sents regocifo compart Lochs, ‘eit y gozat, tambin los hay para vivil silencio, lates. tezaylasoledad, (tra de las conseeuencias postivas de afrontar la pro- ia mortalidad radicaen constatar que la vids ests hecha fe pequefos milagros, que infortunadamente no todos perciben. Deseubrirlos,regstracos y saboreatlos es un autorregalo que amplia creativamente los confines de la cotidianidad EL COLOMBIANO Y LA MUERTE Qué piensa, dicey siento el colombiano promedio acerca ela muerte y el duelo? Esta inquietud dio origena una investigacinfinanciada y publicada en enero te 1998 por 1 poriéico bogotano EI Tienpe, parala cual diseR€ una exten y completa encuesta 61 preguntas) que fue ap ‘oda porla ima Napolesn Franco Cia, en familias de ‘cuatro ciudades colombianas: Bogota, Cai, Medellin y Barranquil, Los resultados seRalan algunas de las tendencias ac titudesyvaloresantela muerte el duelo generslizados en nuestro pas. Quizds lo mas destacado fue la constata- «in de quel colombiano promedio noha pensado ene temadelamuertent leha dedicado tiempo, porlocual sus opiniones y acttudes al respecto son contradictorias, sacorsistentesy superfciales, Paradojcamente, debido a la emda violencia que azata a muestro pa, a muerte es pn de cada dia en las pantalla de television en los me- dios informativos yen a vida cotidiana, Exclirla €omo toma de elenin hace que no haya claridad en cuanto a valores preferencis,y por eo llegado el momento Sal nosqquedamos ala deriva, sin poderhacerresptataauto- noma ya posiildad de decidir del moribunde y desus families. Dos de cada tes personas encuestadas admitieron no hablar del tema dela muerte ohacerlo“sélosialguien ha smuerto”,y muy ara vez Sobrela propia, poronsiderarlo ‘de mal agdero", porque “es mejor no pensar en eso” 0 porque “enristece”. Hablan menosde a muerteloshom: bres quelas mujeres los atlicosno praticantes que los practcantes, Es frocuente que la mencin de este tema, vaya acompafiada del uso de evelamaciones con alin ‘acter religioso como “Dies me libre" 0 “en paz des- canso"y de gestoscomohacerselaseRaldelacruz tocar madera Los eneuestades también reconocieron que “no ‘sum tema como cualquier otro”, La mitad de ellos cree ena vida eterna, y 1% cree que nohay nada desputs de lamuerte Un gran poreentaje de los encuestados conoce el con: capto de buen mori, pero al exploar le relacidn entre Io que afiman que deberia er la muerte (elgo naturale ine table) y sus actuaciones cotidianas, se aprecia que la suya es una posiciin teric sin respaldo en a prctica ‘en realidad, la mayoria de as personas ignoran sus ere chos y deberes en lotocant al mori, asi como las cee terstcasy circunstancias de un morir natural digno, eb dec, informado, en casa el lugar elegidocon familiares que lo cuiden con dedieacin sin dolor y con asistencia emocional y espirtual Buena parte de los encuestados ignoraban que existe a opcién de avira enfermo cua ddoya nose lo puede cuar,conel fn de preservara toda ‘costa su calidad de vida. Asi mismo, a pesar de no querer que el moribundo sufra dolores, desconocen el poder ‘benéico de os analgésicos opisceos del tipo morina, ils y eficaces en la etapa final de ietas enfermedades (86% de os encuestados los rchazan, muy seguraments debido a que las campafas contra la drogadiceiSn han ‘lado en Colombia} El temar a a adiccin hace queen muchos casos el enfermo tengs que tolear,innecesaris mente ¢l dolor terminal A preguntar a los encuestados cudnto tiempo ereen que una persona necesita pars reponerse del dolor cause do por La muerte ce un ser querid, una tercera parte re ponds que entre uno y dos aos, yl otras dos terceras partes que la pena es interminable. EI $1% cree que Io mejor para alguien que vive un duelo es distaerse y no hhablarde quien muri, y 65% recomienda retornar alas sctividades normales cuanto antes, Estos dos hechos te ‘nen una explicable conexin:silamayorla des personas Dbuscan distraerse, volver peonto al trabajo y no hablar de quien murid, no pueden hacerldaelo lscuatexplica que las penas sean para ella interminables.Elconeupto de “hacer el duelo”seré expla en dotalleenlatercera partedeestelibeo, Delosencuestados, 4% cree queno esbuenohablates alosnifos de la muerte, ELestant 60% opinaquess pero ‘enelcoegia,noenla casa, Conrespectoalefectoquelavio- Tencia en los meds tiene sobre el ciudadano coms, el 9% reconace ques sient afecado de muchas maneras por lasescenas ce masacres que cada noche ltumpen ‘en la sala oe Ia alcobay por las noticias slemprenegat- ‘vas se eprimen (5%) se vuelven ms vilentos (36%) 0 insensibles (29%) sllenan de miedo (36%). Estainsensi- bilidadsirve como defensa:el Hempo que se demora una persona en recuperarve tas una notica volenta, por jjemplo una matanza, e3 cada dia més breve, La capar cidad de eaccionar, de indignarsey deconmoverseseha cempobrecidoantelaavalanchade violencia que dejacada ‘ao 30,00 o 40.000 muertos, y otros tantos heridos y amnifcados Estasy otras repuestasindican que la muerte yel morit son asuntosproscits, tables para la mayoria de les co- lombianos, lo cual nos sefalalaurgencia deabrirun espa- cio yeducar respecto de estos temas, ya que lareflexén sobeelamaertees también una teflexidnsobrela vida

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