Está en la página 1de 24
~ La novela moderna. Roberto Arit Luis Gregorich El fin de la primera guerra mondial trae aparejado un profundo cambio ‘que venfa insinuindose ya, con una jenetracién cada vez mas honda, des- je net de siglo. El hecho podria resumirse, bajo su faz histérica, en Ta quiebra total de ese mundo opti- mista y frigil que el humanismo i- beral habia levantado pacientemente lo largo de la segunda mitad del siglo diecinueve. La idea del progre- 50 indefinido, la conciiacién de las clases, el crecimiento armonioso de las grandes naciones, solo parecen ahora imagenes borrosas del pasado. ‘La infraestructura econémica y social de Occidente, basada en un capita lismo enérgico y expansionista, y que se habla convertido para, muchos en €l modelo ideal, “natural”, de la so- tiedad humana, se problematiza sho- ra a fondo y cruje ante el asalto de fnuevas nacionalidades y la Hamarada revolucinnaria que amenaza incen- dias, desde ol este, todo el continente. En arte, en literatura, sin establecer ficiles paralelismos deterministas, puede comprobarse cémo estos saci: Gimientos, ademis de brindar a los creadores un nuevo arsenal de moti- vyos intelectuales y tonalidades emo- tives, terminan de destruir la vigencia de aquellos instrumentos expresivos cuya crisis se venia incubando de modo irreversible. Quizis Ia novela ere géneto hibrido y ambiguo que fs, sin embargo, In més adecuada representacién literaria de la secula- rizada y mévil sociedad burguesa— sea la que ejemplifique con mayor Caridad este momento de transforma- cidn, Tras el fin de la gran contienda, Jas novelistas —por lo menos aquellos que hacen época repudian definti vamente el realismo psicolégico y el naturalismo, y se lanzan a una inda- gacién y 2 una bisqueda de estructu- ras literarias que resulten dignas de tun mundo, no solo trastornado politica y socialmente, sino también ajeno ya a Ia psicologia causal, a la fisica de tres dimensiones, ala concepetén de la temporalidad anterior a Berg- son y Einstein, Las dos grandes ex- presiones de novela que se publican Bp eno aos son, respeatvamente clerre de upaaépoca y el comienzd de on suede En buses dal tempo perdido, de Marcel Proust, es una enial clausura del siglo diecinueve; Utises, de James Joyce, es un salto, 0 menos genial, hacia ‘un futuro to Gavia desconocido. Dentro de este mismo proceso, son ampliamente re- valorados eseritores infieles al reais- tno lisico, como el ruso Fedor Dos- tolersky y el norteamericane Her- mann Melville. André Gide, hasta fentonces apegado a una literatura iis 0 menos tradicional, enuncia ex- plieitamente una nueva teoria de la hovela en Los monederos falos, y ‘unos afios después, la obra extra y simbélica de Franz Kafka conquis- fe merece gloria pista, par je aqui, ya no habré pausa en el bbaceo de Céenices y herramientas ap tas para expresar Ia ruptura de un frden que nunca velverd a. imperr. En nuestro pats, situado en los mér- genes del érea de dgminios de las grandes potencat fOpevtral en a primera gran guerra, podria ereerse {que el conilicto no favo efectos tan devastadores; incluso, el Togico ax mento de exportaciones y la contrac- én de importaciones nos traf indu- ables beneficios econdmicos; pero Seria imposible negar que el auge de cierto nacionalismo defensivo, re- plegado, tradicionalista, y la ere Ciente pauperizacion de las masas populares, son reflejos de la situa ‘ion mundial aparte de resultados de nuestra evoluetOn interna, La criss de 1800 habri do recordarnos, con dureza, que la malla de la dependen- cia not sigue ciendo. a revolucién de la literatura euro- pea llega nuestras playas con ejen plates aisladas de las nuevas novelas, fon libros ideolbaicos y tedricos mis fo menos mal tradueidos. El asuinit In modernidad resulta. para algunos ur nuevo acto de sumision a est cul- tura europea de la que seguimos mu- ws Henri Bergson | Albert Einstein 145 EI personaje de Arit “2Qué es lo que he hecho de mi vida?” El personaje arltiano adulto se hace continuamente esta pregunta, intentando responder a la angustia que le produce la'contradicciOn entre su vida real y sus 3. Hubiera queric ea mo de acontecimientos siempre distintos e inesperados, y no es nada més que un hombre cobarde y-aburrido. ‘Sin embargo, no puede ser de otro modo, ‘La imagen intima de sf mismo y Ia fimpuesta por a sociedad estén en colusién, EI ‘no puede ni ‘imponer objetiv quello que quiere ser, ni resignarse a ser lo que es, aunque ‘uimpoco puede rechazar esto ditimo, porque implicaria poner en cuestién Ia sociedad en su conjunto y, més especificamente, su clase social. Se encuentra apresado dentro de una situacién insoluble: quiere ser inventor —esto es, independiente, creador, vivir une vida ‘no contaminada por la mmezgulndad la hipocreia y ef aburrimiento pequefo-burgueses, Purificada de Ia sexualidad s6rdida de su clase y, en tltima instancia, de toda sexualidad— y de hecho es un ‘pequefio burgués, Enemigo de su clase por euanto le impide ser inventor —insistimos: todo 40 que este proyecto implica—, Ie es ‘imposible oponerse a los principios bstractos, a la moral irrealizada que In rige. La contradiccidn entre sus ‘aspiraciones personsles y su realidad social que las niega y degrada no puede resolverse y, en consecuencia, él no se realiza hummanamente. No tiene para poner a su imagen social més que una aspiraciGn irrealizable. S6lo le queda entonces triéndonos; pero para nuestros es tores mas importantes es el tinico camino que vale Ja pena seguir, la \inica manera de conectarse con la tenue tradicién nacional que se va configurando desde Hernéndez y. pparcialmente, la generacién del 60 {curopefsta por educacién e intereses, ‘pero con formas y temas ya diferen-* ‘iadamente argentinos). Em otro sitio ya’ ha sido estudiada la proliferacién Ge la novelistica urbana en el pals (y cabe recordar que casi todas las grandes, novelas experimentales” del siglo, tal vez con la pecultarisima ex- cepcién del cielo rural de Faulkner Pertenecen a la narrativa urbana en sus diversas ramificaciones), y se hha comprobado que, hasta 1920 apre- Xinadamene ningun de su ators alcanza ‘especial originalidad, ise desliga de Ia gravitacion de grandes maestros europeos del siglo diecinue- ve. Se veré ahora eémo. un eseritor insuficientemente formado, con con- fesadas carencias culturales, alterna. tivamente fascinado por los folletines de aventuras.y el rato con Dos toievsky, abr de convertise en nuestro primer novelists usbano, "y en rigor en el autor de las primeras novelas auténticamente “modernas’, fn el sentido que le hemos dado en las lineas anterigges, que se escrbi zon en el pais. Se trata, por supues- to, de Roberto Alt (1900-1942), Lo aque importa. en este novelista no es ue en sus libros se “hablo” del mun~ do actual, de sus cambios, de’ sis crisis, de’ sus intermitencias pues novelistas anteriores usaron ya el te- ‘ma para Ia materia intelectual, dis- cursiva, de sus obras-, sino que la propia estructura de sus novelas re- fleje a ese mundo, sea una do las formas que ese mundo tiene de dar- se, y acepte jugar la partida desde adeno del’ mal social que Te toca Vida de Arlt. — Robesto Godof do Christophersen Arlt naclé en Bue- nos Aires, en el barrio de Flores, el 2 de abril de 1900. (Después, por un s James Joyce extraio prurito, el propio escritor el padre, cuando existe —pues lo que | _segain él cree que un hombre debe ser, tratarfa de confundir a sus bidgrafos, se da generalmente son grupos | ideal que es lo opuesto a su realidad Giciendo, en la seleccién de narrado: familiares presididos por viudas, den- | efectiva. Su persona social niega, a sus es jovenes compilada por Miranda tro de sistemas mis o menos matriar- | ojos, su persona intima; pero, incapex Klix que habia nacido el 7 de abril, cales~, desempefia un papel negativo | de formular otro proyecto como alternativa, y més tarde todavia, en Don Goyo, y destructivo para los hijos; a esto ir su realidad degradada, Ziimmaria: "He nacido la noche del hay que afadir que tampoco ninguno | es decir, In imagen que Tos otros Te 26 de abril...".) Sus padres eran dos de los protagonistas a esas novelas 10. La interiorizacién inmigrantes europeos legedos hacia atume Ja paternidad; més ain, nin- agen social —pura él, el poco al pais: el padre, Carlos Arlt, guno de ellos tiene hijos, a excep- | despojo de si mismo— lo hace Blemén de Posen’ (hoy Poznan, Po: cién de Balder, en El amor brujo, | sentiree humillado, Tonia), tiene treinta y dos afios al que siente total indiferencia hacia el amribay a Buenos Aires y, segim pa- nfo. El temperamento de la madre | Diana Guerrero (1972). zece, es desertr del eféreito imperial; de Ant, por su parte, era. puesto jn madre, Catalina Tobstratbitzer, ha diametralmente al de su marido: ima- nacido en tna aldea tiolesa y luego ginativa, melancéica, no. desprovista Vivido en Trieste, y su lengua natal de sensbildad estétiea, la campesina es el italiano, En los primeros aos tirlesa guié las primeras leturas de el siglo, la vida de Ia familia Arlt — su hijo y le (eeité los versos de Dante | (engrosada con Ta Negada de la her- y de Tasso que,habia aprendido en tana menor de Roberto, Lila, que, su juventud. Més tarde, esta. mujer atin joven, habria de morir de tuber: habria de volearse hacia el espiitis tculosis) se arrastra penosamente, de mo, a astrologia y experiencias pars- | feverdo con los modes econémices psiquicas diversas, como subrayando J sociales en que se mueve la inmi- le influencia que estos rasgos, que se Eracién urbana de aquella época. mezclaban con una suerte de difusa Eto art conoce ago de rer, liad, vero en I formacén otro poco de contabilidad, y tiene un del hij. taricter bohemio que no'le permite Los viajes del_ padre, como se ha Stincarse en un higar determinado. visto, no modifican lasituacion de ‘Nbandona durante meses a su fa la familia Arlt, que se define por rile para irse a trabajar al interior, una pobrer4 easi extrema. Frecuentes 2 Corrientes, a las compafias yerbs: cambios de domiclio nada agregan teras de Misiones. Su regreso no ni quitan a Ia desdicha cotidiana: se resuelve.ninguno de los problemas trata de sustituciones més 0. menos {que asedian al grupo femfiar, pues disimuladas de un. inqulinato por Vuelve con las manos tan vacias co- ato, en que el factor econémico_es to a su partida ‘usa determinante. Robert, indi Resilta particularmente importante, cplinado y un poco vagabundo, no pra Ta ids completa comprensién tiene suerte en la escuela ni gusta Geta obra del escritor, hablar del de ella. El mismo apunta en la caricter de sus padres y de las in- mencionada compilacion de Miranda terrelaciones familiares establecidas Kix: “He cursado las escuelas pr- fn el hogar, Segin todos os test mating hasta el tereer grado. Luego fmonios, el dspero genio y la incl me echaron.por inti Ful alumno haciin avtoritaria del padre hicieron de la. Escuela de Mecinica dela Aifed! la relactin con'el hijo varén Armada. Me echaron por intl" Des: esde Ia infancin de éste, Mis tarde, de chico, como su. personaje, de El tl conflicto se agudizs, Roberto adop- juguete rabioso, desempefia diversos {3 una actitud de franca rebelion oficios y pequefos empleos:_ depe: frente alas exigencias patemas, y diente de libreria, aprendiz, de hoja- terming por abendonar sit casa, ape-_latero, mecinico, coredar de artca- tas salido de la adolescencia. Se ha los varios. Mientras tanto, entra en ‘bservado que en las novelas de Arlt, contacto con la literatura através | | Frans Kafka 147 Escena junto a una “olla popular”, en Ta Argentina de 1930 148 de lecturas desordenadas en biblio- tecas de barrio, de contactos apasio- nedos y febriles con la subliteratura de los folletines A los dieciséis aiios Arlt abandona el hogar y se va a Cérdoba, donde tiene una aventura sentimental. Vive alli un par de afios y trabaja dura mente para ganarse Ia vida. Tiene 20 afios cuando conoce a Carmen Anti rucei, coi quien habri de casarse poco después. Con su mujer, atacada or una incipiente tuberculosis, se instala en las sierras de Cérdoba, © invierte en vagos negocios los 25.000 ppss0s trafdos por Carmen como dote al matrimonio, Mientras tanto, ha nacido Mita, hija de la pareja,’ Los negocios urdidos por Arlt fracasan, el dinero se acaba y todos deben volver a Buenos Aires. Arlt trae con- sigo el manuscrito de El juguete ra bioso, escrito en esos afios, y un sen- timiento de amargura y_frustraeién respecto de su matrimonio, No hay duda de que el conflicto entre amor y matrimonio burgués, que se revela ‘como inconeiliable en los libros de Alt, fue reiteradamente sufrido por el escritor, pero sobre todo desde el Angulo de la enajenacién debida. a su situacién material, nunca estabi- lizada. En Buenos Aires, Arlt se aproxima ‘con més interés ai ambiente literario, y empieza a trabajar en periodismo, actividad que pricticamente hasta su-muerte habria de proporcionarle su principal sustento. Quiere publi car El juguete rabioso ‘en la colec- cig stor Nuevos del editorial Claridad, y expresién «principal. del srupo de Boedo, pero Elias Cas- telauovo, asesor de Ia coleceién, no Te gusta el libro, Se ha hecho amigo, fn tanto, nada menos que de Ricardo Gliraldes y Adelina del Carzi Gii- raldes, menos por necesidad que por ddeseos de ayudar al joven escritor, lo nombra su socretario, Ha escucha- do ya la lectura de EI juguete rabioso insta a Arlt para que lo publique, Serd él quien trate de domar la des bordante energia expresiva de Arlt, de pulir su lenguaje, de corregir esas faltas de ortografia que Inego seri tantas veces citadas y que mo parecen sino un desafio més a la literatura “bien hecha’, a las buenas costum bres, a los libros amables “como una rube sonrosada”. Por fin, en 1928, gracias a Ta intervencién de Enrique Méndez Calzada, la Editorial Latina publica El juguete rabioso. EL mis- mo afio aparece Don Segundo Som- bora; de algiin modo, nace la moderna narrativa argentina Muerto Giiraldes, Arlt se consagra definitivamente al periodismo: prime- ro, en Don Goyo, revista humoristica irigida por su amigo Nalé Roxk luego, como cronistapolicial en Cr tica, el gran diario de los Botana; y Finalmente, en EI Mundo, a invita- cin de Alberto Gerchunoff, quien fs muly pronto reemplazado por Car- Jos Muzzio Sienz Petia. En este siti ima diario se consagrard como eronista porteiin con la inolvidable serie de Sus Aguafuertes, Ya trabaja alli cuan- do, en 1928, se publica su segunda novela, Los siete locos, que obtiene el tercer premio municipal de ese aio. El hecho representa, ahora si, la nombradia literarie para Arlt; uno de sus suefios se ha cumplido 1La exis mundial ronda por ese tiem po, como se ha dicho ya, a nuestro pals, y lo sacude violeniamente en it 1930, con la revolucién del 6 de sep- tiembre, que reajusta a la, Argentina fen el esquema del mercado interna- clonal dirigido por las grandes poten- cias, e interrumpe una. politica de integracién social intentada, aunque vacilantemente, por el radicalismo, Alt, si bien jamis afiliado a partido politico alguno, he participado ya de varias organizaciones de izquierda, y después de 1930 se cuenta entre ios opositores del gobierno de Uribura Sus_simpatias personales, es. obvio decitlo, estin por la revoluctén so: cial; pero serfa ingemuo trasladar esta opinién ideolégica a sus libros y su poner que ellos hacen explicita una festétice socialista. En lo que respects Roberto Arlt mientras sigue los ensayos de su obri La fiesta del hierro, en 1940, 149 ’ 4 EL JUGUETE RABIOSO Portada de la segunda cdicién de EL juguete rabioso 150 a politica cultural, permanece equt- distante en la polémica Florida-Boe- a bien in mayor parte do gu amigos pertenece al grupo de Boedo, ¢ tossten en adecrbifp fl hasta el punto de que el peBpio novelista se suele incluir a veces, aunque con re- servas, entre los boedistas, En 1931 se edita Lov lanzallamas, continuacién de Loe siete locos, y el aio siguiente El amor brujo, éitima novela de Arlt. Entre tanto, el eseri- tor ha conocido a Leénidas Barletta y ha tomado contacto con el Teatro el Pueblo; en adelante, Ia literatura Aramitica ser su principal preocu- acién. Todavia publica’ dos volime- hes de cuentos (El jorobadito, 1933, y El eriador de gorilas, 1941), pero es incuestionable que el teatro se ha situado en el centro de su inquietud creadora. Una tras otra, se estrenan 300 millones, La isla desierta, Saverio el cruel, El fabricante de fontasmas, La fiesta del hierro. En otra parte se estudiard esta importante produc cién, comparable a Ia narrative arl- tiana en tensién y autenticidad, aun. que probablemente menos original que ésta, Durante toda la década del 90, la situacién econémica de Arlt ‘sigue siendo inestable, y la relacién con su esposa, ya muy enferma, sufre bruseas caldas y reconeiliaciones més ‘© menos pasajeras. Un respiro para el escritor es un viaje de un ato a Espatia, donde va como corresponsal de El Mundo. Es 1935, y ya flota en Ja peningula el aire trégico que anun- cia la guerra civil. De vuelta en la Argentina, Arlt retoma su vieja. afi- cién de inventor, basada en conoci- mientos_cientificos autodidécticos y xno siempre muy ortodoxos. Cree se- riamente que alguno de sus hallazgos, —deposita la mayor confianza en un sistema de vuleanizacién de medias que quiere explotar en sociedad con al actor Pascal Naocnrati~ Ip sacard de las tristezas de la miseria decorosa fen que vive. En 1940 muere su es- ost, y poco después Arlt se casi Ricardo Giraldes yor segunda ver, con Elizabeth Rhine 1 26 de juio de 104, a i Imdrigada, despues de, haber pre soncialo un ensayo en el Teatro’ dl Fucblo y' de haber votado en 1 sks: del Gre de it ems Glace, Sus restr son velado en timo Circulo de le Prensa La obra narrativa de Arlt. — La oba narrativa de Arlt comprende cuatio novelas, un relato largo y al- Tededor de veinticinco eventos. En este ciclo escueto no caben la varie ad de visiones del mundo, la mul tiplicidad de caracteres ni os refi ramientos idiométicos. Més bien psi una concept obsess un formada, que no varia en ninguna de Jas grandes novelas ni en los mejores cuentos: el hombxe es impotente frente a la sociedad burguesa, que Jo oprime y succiona su individuali- dad, y entonces, solo para demostrar- Se. que existe, para sentir $l vértigo del sex, para detener el tiempo que flaye sin sentido, arroja sus ensuetos Y¥ delisios contra los otros hombres, eneralmente contra individuos tan Alesposeldos 'y humillados como él ‘Quisiera golpear a los poderosos, pero fi puio solo aleanza a los misera- bles; como consecuenci, en Ingar de hracerse revolucionario, se convierte, amitad de camino, en asesino 0 de- Jator de sus compatieros de empresa. ‘A esta extraSa mezcla de, romanti cismo nibilista_y existencialismo hay ‘ave agregarle una clara. connotacién Seals el hombre de Aste no tene ‘una ubjeacién abstracta, universal, sino que es el individue de pequefa Glass media pret dl primer cur to de siglo, azotadg por la misera, maggingdo sciaimente,tortorado por Tostikbies del sexo, Desd> el punto, de vista de la creaciGn de earactres, tampoco es riea la narrativa de Arlt sus protagonistas (Aster, Erdostin, Balder, Stepens), amasados con abun dancin’ de ‘materiales autobiogriticos (pero no por ello réplicas del auto cjemplifiean de modo bastante es Conrado Nalé Roxio y Roberto Arlt 151 tc gua tico ese hombre sofiador y humillado Arlt es simplemente un escritor no- Las Aguatuertes de que hablabamos y que) por mo- table por alist, por “despurnd? rentos alcanza la categoria de ar- “autétlco”y por babes gene portefias’ auetipo: en cuanto a los personajes antes que nadie l medersa leery secundarios, si bon unos euantos de portehe a us bumns arava cll reultin memorables (el Hengo, rare, es el primero cm babe ets El periodismo fue, sin duda, una forma Ergueta, la Coja, Irene), a poco que en estructuras novelistieas del gle bisien de expresiin y vida para Ant se lon anaice vu, vaviedad humana veinte algunos de mosses east durante toda su existencia. Desde sus se aminora, y pueden ser clasificados mitos sociales, con tna intuition de sv oscuras aventuras periodisticas / en dos categorias que se oponeny narrador y th wide henge de barrio, hasta sus experiencias maduras sostienen mutuamente: a) los que que todos sus defector menores de: de cronista policial en Critica y de pertenecen al mundo del protagonis- jan de pesar y\se reabsorben en el aguafuertista porteiio en El Mundo, el fa, en, general esquizofrénicos, delin- conjunto de sa obra escritor encontré en esta actividad, uentes, seres marginales; b) los aje- 4 s no solo un modesto medio de subsistencia, os a ese mundo, casi siempre in- Ell juguete rabioso, — De El ju- sino también una de las vetas principales ividuos limpios, pulidos, de buen guete rabioso (1926) se ha djchesque de su vocacién. Pirralo aparte Tenguaje y holgada posicién social, es Ia novela més autobiogiiliee de merecen las Aguafuertes que, a lo largo Y vagamente idealiagdos. Los prime. Arlt, como suelén serlo todas las pri. de varios afios, marcaron dia a di tos poseen existencia objetiva, aun-, meras novelas, y Ia afirmacion parece los grandes éxitos de nuestro que se parecen todos’ entre si; los clerta, al menos en cuanto a la co. periodismo, yal mismo tiempo dieron segundos son por lo comin proyee- espondencia relativamente tie! en. nueva vida a esa picaresca de la gran ciones de la conciencia insatisfecha tre los hechos de la ficcién y los de ciudad que desde los dias de Fray Mocho | del protagonista, creaciones de su la vida del autor. El libro. esta nee habia quedado casi abandonada. En las subjetividad. Por ultimo, el idioma — rrado en primera persona y tiene una Aguafuertes se destaca, ante todo, el de Arlt, tosco y pobre en recursos — insdlita limpieza de construccién. El estudio ie6nleo y socarrén de prototipos | léxicos y sinticticos, tiene al menos aprendizaje’ vital ‘del protagonista, ciudadanos, muchas veces realizado Ta novedad de incorporar a nuestra Silvio Astier, se desenvuelve en cua: con hondura pricolégics: aparecen, asi, el | novelistica el lenguaje vivo de Bue. 0 episodics independiente entre ot solterén, el “parisito jovial”, el mentiroso, ‘nos Aires, el portefio espeso del alu- que se suceden como cuentas habil. el “hombre eorcho", el que siempre da la | vién iomigratoro, y ex'con abgoluta tneate. engareadas, in eh peta faxén, el que “ie ta a muerta”” el aturalidad, insertando ese lenguaje “Los ladrones" Silvio, influido por “furbo, y tantos otros personajes cn la estructura misma de la obra, 1 lectura de folletines y, quizas ‘no pintorescos surgidos de las entrafas de esa | lejos del pintoresquismo de los eseri: menos, por su deplorable. ondiciGn hhueva efudad aluvional profundamente tores dialectales; pero es indudable social, funda con otros dos. adoles- sacudida por In ola inmigratoriay que este sinico hecho no basta para center el "Club de los Caballeros de Jos cambios sociales. También se muestra particularizar su obra, Ja Media Noche", que se dedica a Sibi Al dese sini ‘Cio danestar que wy ecto asi Fhe ybon io Lang | fctaburble potato y, cud Ta faena | 22 mension, cwy propsto no pee Ge foo, eb Cub parla diaria lo obliga a buscar temas ajenos Ee tajogeyes aia etre ae a esta mitologia ciudadana, oe formas de alienacién del individuo ~ mudarge de barr, consigue’teabaje en el mundo contemporineo, a tre Cove dependienn ae eee ea wés de rigidas oposiciones y extrctu- vivs ala casa de don Cactana sa | utilizacién del dialecto, se burla de ras duales que parecen conspirar con- patrén, Ali asiste a escenas de’ te- los scadémicos, endereza. su artilleria tra la rigueza y complejidad de las ible mezquindad y sufte. diversas contra la politica y los politioys y, en fin, | posibles demostraciones, y utilizando humillaciones. Al fin intenta quemat encuentra tiempo para decir: “Si usted un lenguaje popular y de escasa fle- la libreria en que trabaja, pero fra- ‘auiere formarse «an concepto claro» xibilidad, sen nuestro primer novelita casa, y enfonces deja el puesta. En de la existencia, viva, Piense. Obre. Sea modemo? Habré que analizar paso el tercero, “El juguete rabioso”, Silvio | sincero, No se engatie a sf mismo. 4 paso su obra narrativa, exponiendo intenta ingresar en la Escutla de Analice. Estidiese. El dia que se conozea | sus principales elementos significati- Aviacién como aprendiz de mectnico. 2 usted mismo perfectamente, acuérdese vos y formales; al final de ese cami- Primero lo aceptan, incluso sorpren- de To que Te digo: en ningin libro no, casi sin necesidad de proclamarlo didos de su brillantez, pero luego, ya a encontrar nada que To sorprenda.” explicitamente, podri concluirse si repentinamente, lo dan’de baja, por” 152 rr eh So hob ondinad ip iets Yrigoyen ighupo de personas sca, de ladtasa de Gobierno, un retrato del depuesto presid Escenu de la revolucién de 1930: ww 153 ‘que no nevesitan “personas inteligen- tes, sno, bran petal tba Ba seguida Silvio vive una extrafia aven- ‘ura con un homosexual en una. mi- serable pieza de hotel. A’ la salida, compra_un revélver e intenta sulci arse, pero también fracasa. En el cua, Judas Tsnite', el protago- nista, algo mayor, ha pasado as corredor de papel, oficio que le pa- reve tan, vil) humillante om los uateriores que ejercié. Encuentra a uno de sus compatieros del “Chub de Jos Caballeros de Ia Media No- — { che", convertido en agente de inves- Uigaciones y “regenerado” en la lucha por la vida, Silvio se hace ami. o del Rengo, individuo marginal, ‘que trabaja como euidador de carros cn Ja feria de Flores. Cierta intimi- dad, cierto calor humana, parecen Slorecer entre Silvio y el Rengo. Este cuenta al joven su proyecto de robo en casa del ingeniero Vite, patrén dle su amante, Silvio acepta’ partici par en la empresa. Luego, casi cfnleamente, se pregunta: “ZY silo) delatara?” Y, en ‘efecto, va a ver a Vitri, delata ‘al Rengo, ste es arres- tado, y Silvio tiene Una eonversacién Final con Viti, en la que Te comunica que desea marcharse al sur del pais Estamos en presencia, como se ve, de tuna “novela de la iniciacién”, np, gor cierto, a la mangra del Wilhelm Meister, la conocidia novela de Goe- the, sino mis bien en una tradicién “negra” que no tiene precedentes en nuestra literatura, siguiendo, (al vez no a sabiendas, los pasos del Mar- qués de Sade y del Conde de Laue | tréamont. La estructura de los tres primeros episodios resulta. homéloga tin intento de Silvio por afirmarse ‘como individuo (mediante el acto an- tisocial, en los dos primeros casos, mediante el suicidio, en el diltimo), fracasa lamentablemente. En el cuar: | to, este juego de oposiciones e in- terrelacioues se sutiliza y complica Ppa + al méximo: Silvio parece encontrar Roberto Arlt vestido de drabe en Marruccos (1935), pats que visité como enviado det" una posibilidad de ‘relacién humana diario El Mundo ‘con El Rengo, y justamente entonces 154 > Elizabeth Shine de Arlt, segunda esposa del escritor ‘i (fotografia Wilensky, 1939) Copia facsimilar de la patente de invencién otorgada a Arlt por su invento de las medias gomificadas Bote, dm agels eee alps Yoleng OO. pa, peeesarie ere sae ao GD Meena es Pee (olan Baek aid oben x ESR asap by Rae yp met bane 314 Dat yetea ste he wndin 3 Piging de una Uibeta en que Art | ‘anotaba las férmulas quimicas necesarias para su inoento de de las ‘gomificadas El Gitimo invento En 1094, Art patenta un procedimiento de su invencién para fabricer medias feuyor puntos no\se corran. El ocumento respective, del 17 de octubre de exe aff, se refiere, con estilo. administrativo, a los suefios cientificos del excrtor: se trata de “medias con Dunteras y tal6n reforzado con eaucho © derivados", Como el Exdosain de Tas siete locas persigue su rosa de cobre, Art pone sus mejores ilusiones en esas medias que lo sacarin de la inestabildad ‘econémien y le permitin escribir en paz Se tlene tanta confianze como inventor que Te eseribe a sa hija Mira: “Tendrén que usar mis medias andar sin medias en invierno. No hay disyuntives?” Ha Instalado, con el actor Pascual Necearatl, un eauetig Iaboratorio en Lanis, donde, entre offor artefsctos, un autoclave, ttn bardmetro y una piemna de uraluminio cortifiean que los socios hen dlecidido explotar el invento de’ Arlt ton toda seriedad, Las primeras medias (que salen del autoclave’ no son un echado de perfeccién, Ya es 1948, Art resuve peeve Y lami nde” mlentras' supooia préino el ttinafo de st ivento, eve iovento «que probablemente nunca ttvo ‘postbilidades de imponerse, pero en el que el escitor reyé tanto ‘como en sus bros. ET dia del sepelio de Arlt, una jo 156 “Trabajo lo indispensable sin tener que gorest aa soy pullice, tio y soltto No creo en’Tos hombres, y menos en Ine mujeres, mas esta convecién no me impide buscar a veces el tato de lls, porque In experiencia se afina mujer, por mala que cen sow haga indivectamente al Creo en el amor cuando estoy triste, ‘cuando estoy contento miro a ciertas ‘mujeres como si fueran mis Iuermanas, las felices, aunque no se ‘me oculta que tal pensamiento es un disparate, pues si es imposible que un hombre’ haga feliz. « tuna sola mujer, menos todavia « todas Como todas los seres humanos, he Jocalizado muchas mezquindades en mi, y més me agradaria no tener ninguna, mas al final me he convencido que un hombre sin defectos seria inaguantable, porque jamés Ie daria motivo a sus préjimos para hablar mal de él, y To vinico que munca se le perdona a un hombre, es su perfeccién.” Roberto Arlt (de Primera utobiografia, reproducida en N° 21, julio-agosto 1943) ndueta, 157 Orgullosamente afirmo que escribir, para mi, constituye un lujo. No dispongo, como otros escrtores, de rentas, tiempo o sedantes empleos nacionales. Ganarse la vida eseribiendo es penoso y rudo, Maxime si cuando se trabaja se jens que exite gente « quien le preocupacién de buscarse > Alstraciones les produce surmenage. El futuro es nuestro, por prepotencia, de trabajo. Crearemos nuestra literatura, ‘no conversando continusmente e literatura, sino escribiendo en orgullosa’soledad libros que encierren Ja violencia de un “cross” a Ja mandibula. Si, un libro tras otro, y “que los eunucos bufen”, Roberto Arlt (del prélogo a Los Ianzallarnas) 158 Jo delata: esta es Ia nica ver que ao frncasa, cuando resliza un acto “Socialmente” bueno pero individual mente malo, Amargamente, el bro fe ciern yl lector sospecha que 0 hay salvation at pare Silvio. al pare Jn sociedad en. que. vive. Aqut se produce la ruptura con la tradicion *hewra" de que se hablaba, pues este final sorpresivo, injustamente. cali cdo por Zism Fale como "lo_ peor gue ene este Hb’ tee el feta je un shock pars el que le, rem Uéndolo, de golpe, a uma precisa realidad social Noé Jitu observa que In novedad de ln ‘novela esrb “en que ls pro- blemas sociales que mancja 0 estin vistos de afuera, como curiosdad © como aberracin propia de otros, sino desde adento, sn renuncir al riesgo ‘que implica cxaminar une realidad Sin desentenderse personalmente. de ella”. Blo. es particularmente, elevto durante el ‘ephodio de liberia, donde se auto 8 una especie de contagio casi fisiea por Silvio de la stmésfere‘vciada, “mala”, que lo os dea; y en el episodio del homosexual, fa el gue este problema es asuaido, Por primera ver en nuestra iteretura, $i Sager tencn moran © diddctica, y tampoco partir de ‘ina false oposicién entre normalidad ¥ anormalidag, sino desde la desnu- 4a dimension humans, individual, del confi. TTéenicamente, el libro utiliza, cai sin. proponérielo, algunos. proced- mientos de la nueva novela. Nose explica la situalén socal, el aspecto ‘i los penaimnientos de los persons. jes: toda In explicacdn est dada por Jn. aceién misma, spor el relato de Jos hechos. En el frimer episodio, la ficelén se interna en la realidad (de Ja historia}; Tos folltines de aventu- ras som, al mismo Hempo, materia y ‘motivo de los acntecimfento; I vida de les personajes remeda Ta vida de los ott personales los de la fcc dentro de la ficibn, También es mo. dlera Ia presentaciin pscolgca de los personajes: Ia vida’ pelquica es ppresentada con todas sus arbitrarie- dades, despojada de Ia casualidad, fragmentada en innimeras vivenci que muchas veces no se relacion entre si. El mismo afio de Ja aparicién de EL juguete rebioso, 1926, se publicé otra “novela de la iniciacién”, més famos que la de Arlt: Don Segundo Som- bra. Diferentes por tantas razones El juguete es urban, y encema una concepcién pesimista de la s0- ciedad urbana, heche de derrumbe de valores e inseguridad moral, mien- tras Don Segundo reconeilia’tradi- cién y modernidad en su visién del mundo rural, en su nostélgica. can- cién de despedida a un mundo de intemporalidad y esencias; El juguete fest. escrita integramente en un len guaje empastado, aspero, con fidell- dad coloquial, sin misica ni lisismo, ‘en tanto que Don Segundo se empedia fen trozos de rara calidad poemitica, gp fiat desrinsoner impress, ‘manera que une pagina aislada det libro de ‘Ark ada sla seme siildad el lector, mientras muchas le las de Don Segundo se leen con placer, tienen en comin, aparte di lo obvio de su asunto y de la narra cién en primera persona, el hecho de asumir las reglas del juego de la narrativa moderna, aunque fuera en diversos dmbitos. ¥ si Don Segundo Sombra, debido a su perfeccién y al ‘mundo que representa, no podra ser fimitado y antes bien cerraré una época, El juguete rabioso, con todas sus limitaciones, traerd a nuestra na- rrativa una fuerza germinal que esti lejos de haberse agotado, Los siete locos y Los lanzallamas, ‘Aunque quizis bubiera sido més oo- recto estudiar por separado a estas ds novelas como se verd mds ade- ante, sus desniveles de lenguaje, in- tensidad aun composicién novels. tica son muy pronuneiados-, el hecho de que tengan continuidad argumen- tal y de que el propio autor hubiera ppensado en ellat como en wna unk dad, obliga a no aislalas en el and- duda, de ln mig mbieiom empresn narrative. de Ast, tanto por lt var ‘edad del mundo evorado como ot Ie multiplendad. de procedimienos wilzados: ins Ingeiedes' mualse cat del esttor ae. coneeotran, ou galeria de personajes se divenifcn tomo en ningin oto ‘momento fe Su produceén, y su téenfen deine rrador aleanos‘el maximo de efteaca fn escenat sells, sino, tal ver ea In comporcin global de Tos ios or sete Tocos (1089) 36 Ini. con a aera en que el eee rar le que el protagonist: Erdosae, he robedo dinero a a compan eae trabaja como cobrador'y debe Se ‘olverlo en plazo_pereatorins Nos ae dinero en si lo que hizo robar —_—_ Dn a Endostin, sno “la agra’ er ROBERTO _isciiny tomas at me oe ATR LAF su existencia humillada y mezquina, Después, vemos cémo pide ese dine- ro a Engueta, un farmacsotioo que Tee Ia Biblia se cree un elegito de Dios, y como Engueta, luego de de. cirle: “gTe pensés que porque leo la Biblia soy vn tarot, lo dexpide ex: clamando: “Raji ture, rj Co: ocemor tambien a Bast, primo de Ie"iujer de Erdosain y que despeta la repugnancia de ese Erdostn se dig tempi,» da 4 telogo,extrato personaje que plance constitir una sociedad scerets, pars tomar el poder y que, saouta eon Endotain para que ‘stale wna fi brica de gas fosgeno que fe permite aniguilar Yoda resistencin ene me mento. de ln insurecin. Tambloa forma parte de la sociedad ~sumyoe DITORIAL LATINA Portada de la primera edicién de EI juguete rabloso solo a titulo de colaboracién desin. teresada— Arturo Haffner, el Rutidn ‘ Melanedlico, que elabora tin esquema para insialar los prostibulos que se. nin el principal indamento econ’ rico dele organizacion. Haller es uien da a Erdosain el dinero para de teponga ch monto. dest" ibe Al volver a Erdosain a su casa, se encuentra con que Els, su mujer, ha 2 en "Tengo una fe inquebrantable en ‘mi porvenir de eseritor. Me he eomparade con casi todos los del ambiente y he visto que toda esta buena gente tenia preocupacién estétion 0 Jhumana, pero no en s{ mismos, sino respecte de los otros. Este especie de generosidad es tan fatal para el escritor, del mismo modo que le seria fatal a un hombre que quisiera hacer fortuna, ser tan honrado con los bienes de otros como con los suyos, Creo que en esto les Nevo ventajas a todos. Soy un perfecto egoists La felicidad del hombre y de la humanided no me interesan un pepino, Pero en cambio el problema de mi felicidad me interesa tan enormemente, que siempre que lance una novela, los otros, aunque mo quieran, tendrin que lnteretarse en la forma como resuelven sus problemas mis. personajes, gue son pedazos de mi mismo.” Roberto Arlt (en entrevista concedida « Literatura Argentina, 1939) 159 Borges y Arlt El esplendor de Borges implica el foscurecimiento de Arlt. Mientras uno conguista un prestigio cada vez’ mayor merece interpretaciones cada vez més complejes y sutiles, el otro debe seguir afrontando.perezosos esquemas... En los ‘limos quince afios, Le bibliogratia sobre Borges se acrecentS en centenares de tituls, tanto en el pais como fen el exttanjero; In critica artians, fn cambio, apenas si admite cuatro 0 cineo nombres con aportes originales: Masotia, Naiez, Maldavsky, Guerrero, Pigla, Y sin embargo ia obra narrativa de Arlt continia marcando uno de los caminos que puede transitar nuestra literatura, Todavia no se ha aprovechado en plenitud el rico legado del terrorismo Imetafisco de Los siete locos, y nadie hha intentado adn un andisis riguroso Y miltiple de esa extraordinaris novela de iniiaciGn (iniciacion en la vida y Ia escritura) que es El juguete rebioso Si Arlt ha de quedar no serd, ciertamente, por la indole veraz de su testimonio “social” ni por su conjetural carécter de 3 “comprometida”. La literatura, in solo a si ‘misma. Y precisamente Ia narrativa de Atltes un also documento acerca de Ia cualidad esencialmente vacilante y ambigua del oficio de escribir en un pais como el nuestro. Por el simple hrecho de existr, los textos aritianos nos introducen en In verdadera fu “virtuoso”, el papel de la provocacion al lector, la inversion de la capacidad catértca’ de lo noveleseo. ‘Una ver mis, El juguete rabioso —relato inguietante que se instala sin penurias en la tradicion que va de Dostoievski a Jean Genet— es el ejemplo por excelencia de este rigor por transpredir las reglas, tanto morales como literarias. Silvio Abtier, a través de una soberbia estructura de eriehungsroman, de novela pedagéziea 140 Oe ‘ecidido abandonarlo e irse con el Capitan, que también estd. presente Entre los tres se desarolla una s- pera y penosa eseena. Elsa se marcha con él Capitin, Erdosain cae en la mis oscura depresién, Llega Bars, quien To golpea y humilla indecoro: sainente; Erdosain se promete ma- tarlo. Con el Astélogo, planea el secuestro de Barsut, para robarle. Se cumple el plan del secuestro. En la casa del Astrdlogo, tiene lugar una reunién plenaria de la sociedad se- eta, en la que se discaten nuevos aspectos de su accién, Una extraia relacién se establece entre Erdosain ¥ la Coja, esposa de Ergpeta, pro tituta que eb farmacéutica. resolvié regenerar. La Coja informa que Ex- gueta, después de un ataque de To. cura, ba ido a parar al Hospicio de Ja Merced. Exdosain uefa. con el invento de la metalizacién de flores: la “rosa de cobre", piensa, habei. de sacarlo de la misetia. En fa casa del Asirélogo, de acuerdo con lo coave- nido, Erdosain presencia el asesinato de Barsut; pero se trata solo de tna farsa, pues el Astrlogo ha decidido respetar la vida del secvestrado, Los lanzallomas (1981) comienza con el encuentro de la Coja y el Asto- logo; éste -revela que es castrado Exdosain, en tanto, que se ha ido de su casa, tiene relaciones con la Bizca, hija adalescente de la. dueda de la‘pensién en que vive. El vinculo con lt Bizea, pobre muchacha de barrio, es pata Erdosain el éltimo grado de 1a. autohumillacién. Diver- S03 episodios Taterales eruzan Ja ac- cin: el Rufidn Melancélico es ase- sinado, Elsa —que ha dejado al Ca- pitin~ cuenta sus desgracias, dos Dintorescos amigos de Exdosain se proponen vivir de la limasna. Mien tvas Erdosain planea st fabrica de gas, un personaje mited real y mitad ‘maginario, “el gaseado”, se presenta en su pieza. En Témperiey, donde se hha instalado el enajenado Ergueta, se estrocha la relacion entre la Coja y el Astrélogo. La banda esté a pun- to de ser deseubierta, La accién se precipita: Barsut mata a Bromberg, guardaespaldas del Astrélogo, éste hhuye con la Coja, y el propio ‘Barsut escapa de la casa, que es incendiada, smientas Exguet se pasa en las ce. canias. Erdosain, euyo proyecto de {brie de fesgeno no sirve ya para nada, realiza su tltimo acto gratuit: mata’ a la Bizca, mientras la mucha- cha duerme con él, y més tarde se suicida en el tren que va rumbo a Moreno, La trama relativamente complicada de estos libros, en la que el hilo ar- gumental c@ntral se mezcla de pron- to con episodios laterales, y donde la tensién casi de novela policial se combina con largas tiradas y conver- saciones semifiloséficas, parece de- berle bastante —si bien deliberada e frdnicamente~ al folletin, caro re- cuerdo de infancia de Arlt, peo mis ain a Los poseidos, de Dostoievsky, con Ta que comparte varios propési- tos significativos y estructurales. Una sociedad secreta se establece para conquistar el poder; pero su desafio es mas bien metafisico que politico, y su pretensién alcanzar el absoluto en el mal y en la destmuccién antes due administrar Ia sociedad. Sus com- pponentes, en ambos casos, son seres desequilibrados, cercados pot la es- quizofrenia © hundidos en ella, en Jos que se manifisten, en sldnpe- jos de significado, las tensiones y Fes contsadiccones de fodo el dbo social que los envuelve. A diferencia del eseritor ruso, Arlt propone en sus novelas-un foco’ central (la concien- cit de Erdosain), a través del que se da mayor relieve a la tragedia individual y como wna sensacién de distancia, de objetividad, frente a la organizacion clandestina que el pro- tagonista integra Un estudio comparado de Los sicte locos y' Los, lanzallamas,convendrk jue en aquella estin ya contenidos tds Tor mies de gin del ciclo, y que Los lanzallamas, proba- blementela menos convincente de las novelas de Arlt, no hace sino acotar y dar culminacién anecdética aun testo ya configurado en sus elemen- tos principales. No es que Los siete locos carezca de caidas; su compo- sicién nunca aleanza la limpieza de EI juguete rabioso (aunque vale Is pena advertis, como lo hizo el propio Ait, que su ambicién constructiva y artistiea es muy diferente); In accign se arrastra a menudo, las escenas sub- jetivas no se insertan siempre en el flujo narrativo, y aun hay un grave deseuida cuando, en “Sensacién de Jo subconsciente”, capitulo contesio- sal del Astrélogo, se produce un in- explicable cambio del foco central Pero la comparacién con Los lan- zallamas no puede sino menguar a ta, incluso aceptando que Arlt, fcuciado por compromisos editoria- Jes, debié.eseribirla en muy corto plazo. El tono general de Los siete locos es dinimico, mévil; la accién, al avanzar, va descubriendo nuevos planos de interés y sentido; las me fores escenas subjetivas, los “suetios” de Erdosain (como “Los, suefios del fnventor’, “Ateiba del. rbol’, "La ‘asa negra”) cumplen effeazmente su funcién “distanciadora’, y la técnica ‘que acentia el dramatismo del relato sla del didlogo, hasta tal punto, que tentze los didlogos de Los siete locos Se encventran algunas de las més Togradas.piginas de Ie narrativa ar gentina (por ejemplo, en los de Er dlosain y ‘Ergueta; Erdosain y Haff nex, Endosain, Elsa y el Capitén Erdosain y la Coja). Lo contravio ‘ocurre en Los lanzallamas; a estruc- tura es estitien y reiterativa; predo- minan. los mondlogos.y. Ins toz0s confesionales (el de Elsa, el del re- Tato sobre Ia vida de Bromberg), que detienen Ia aecién sin enrique Gerla, los diflogos son en general discursivos y_pretendidamente inte lectuales, y-el desénlace estalla bras ahenite sin una preparacién adecus. da, Con todo, la intivicién narrativa de Arlt reseata algunas escenas: la de Ja agonia del Rutién Melancblico, 1a del “gaseado” yy, sobre" todo, el tre endo episodio del asesinato de li Bizea por Erdosain, Menos ingensa, menos instintiva tal vez. que El juguete rabioso (ya. en el hecho se que esté eserita en ter: era periona. se revela-un mayor fsfuerzo de objtividad, de aleja- riento de la propia materia crea tiva, lo que después confirman otras téenicas mediadoras), Los siete locos, sin aleanzar la justeza de compost cién, la economia expresiva que res pira'la primera novela, consigue po her al desnuda, con. ne. woleeta que precisamente se debe a su pres- Gindenca de as categorie harativas tradicionales, ciestos mitos constituti vos de la pequesia burguesia: las je. rarquias sociales, el fetiche del dine- vo, lt ambicién de poder y fortuna Esta labor de ertiea social resulta tanto més efieaz cuanto que no se presenta en forma de observaciones Gidicticas ni de parabolas edifican- tes, sino a través de la angustia per- nal, intransferible, de un individuo cayas pesadilas y-delicos, siempre fn do eoaflita_ con read. suibrayan constantemente el eardcter excel de Ta sociedad en ‘que vegeta. Este partir de la viven Gia individual, esta imagen de Exdo- sain que se sepliega sobre la propia conctencia y se contrae y disloca bus- cando initiimente un modo de con Vivencia con la realidad, es uno de los anejoves testimonios acerca de Ta modemidad de Avit, y una de las mis aprovechables partes de su he- rencia Iiteraia El amor brujo. — La dltina nove: Wa de Arty Et zmor_ bro, (180), epetsl ley eeace teen ecco) a cambls radi) de ofoqueol'eccnario teaches, 1s Persie seduce al ni Teo elntngal parece, a unm cues tién de sefnientos Una. mirada mis profanda revela, sin embargo, a ectaeeeee cede doo {hr siguen tenlendo vigencia en ete libro. EI amor bro es, ante todo, puesta del revés, “aprende” « manejarse en la vida, pero no después de haber renunciado a nada material —porque ‘nada material posee— sino tras haber traicionado puntualmente aquellas ppauias que parecian su existencia anterior. ito echar de menos una mayor dosis del ingrediente Arit en las Borges 0 Arlt: Borges y Arlt. letras argentinas, deplorar que esa pasién antropologica haya sido desplazada por un discurso refinado y cerrado, ‘més propicio para los placeres solitarios que para Ia palabra compartida. No importa: Arlt tendré su desquite algin die, Luls Gregorich (1977) Fedor Dostoieusky 161 Portada de ta primera edicién de El amor brujo 162 tun estudio del amor tal coma se ma- ‘fiesta en la clase media, articulado en Ia oposicién entre la idealizacién romintica del ser amado y la reali. dad fraudulenta del matrimonio bur- gués. El ingeniero Estanislao Balder, ceasado, con un hijo de seis afios, ve tun dia, en el andén de la estacién de Retiro, a una muchacha casi ado- Tescente que también lo mira a él e ingresa en una especie de deshim- bramiento que no le permitiré, en adelante, prescindir de la imagen y de la presencia de la jgyen. Luego de diversas altemativas, Balder consigue frecwentar In casa de Trene —la mx chacha— y convertirse en una especie de novio de ella. Toda la’ novela no es sino el relato de las vacilaciones de Balder, de sus experiencias con Ja familia de Irene, cuya madre ~viuda de un teniente coronel— pri- mero no lo acepta por su calidad de hombre casado pero que luego . cede y lo incita a divorciarse, de las censoflaciones en que el amor de Ire~ ne Jo sume. Una & una son deseriptas Is epnvencones del novargo Yael matrimonio burgués (que todos, a exeepeién de Balder, convierten’ en altos valores éticos) y es trazada une caricatura de la fauna familiar que consagra estas instituciones: la sue- sa, los futuros cufiados, los “amigos de Ta familia”. Una historia laters], en Ja que Balder ve una suerte de réplica —proyectada en el futuro, quizis~ de sus propias relaciones con Irene, se desarrolla al mismo tiempo: es la de Zulema, amiga algo mayor de Irene, cuyo’ matrimonio con Alberto, un mecinico, no marcha Dien. La historia termina cuando Ire- ne se entrega a Balder y éste com- prueba que no era virgen, tal como le habia jurado. Ante el engafio, re- suelve romper sus relaciones con la muchacha. Simulténeamente, Alberto se presenta para contarle que Zulema Je es infiel. En el iltimo instante, el Fantasma de la Duda, especie ‘de wiencla de Balder, le y sue Biere que no ha dejado a la mucha- cha solo porque no era virgen. “{Por- 4ué no le dijiste (al mecinico)” que ayer, después que Irene se fue, He. 6 tu esposa y te reconclaste con ella”, le dic, tntes de que conclaya Ja novela. Estructuralmente, a pesar de lo exi- uo del dmbito tatado, estamos en Presencia de tna de les obras mis complejas de Arlt. Para evitar le Grice el autor,» ambien para eludir un foco central despoijgo, Arlt interpane ‘entre el lectof protagonista a ur “cronista”, que es ‘quien da. @ conocer Tos documentos intimos de Balder. Este, con todo, continiastendo el foco central Ie figura de Irene, sobre todo, se da a conocer a través de lay reacciones aie en él despierta. La historia late ral, como se thn visto, es de alge ‘modo mediadora de la historia prin. cipal; Tos seres fantisticos que wco- san a Balder tienen también tm papel mediador. Podria decirse que’ con Balder Arlt logra el maximo de obje- tividad y de desprendimiento de si mismo al menos, en evanto a la tée- loa novelistca de sus protagonis- tas, mas que en Erdosain mucho ss que en Aster, Inclso, a uaves de los elementos mediadores, el autor pone especial cuidado en diferenciar las opiniond’ de Balder de las suyas ropias Una de las razones por la que Ia composicién de El amor bro parece abigarrada y frostrda, es In presen- fia de trozos de tipo discutsivo 0 ensayistico cuya funcionalidad no al- canza a comprenderse. Evidentemen- te, Arlt pretendié tratar el tema del amor burgués desde todos Jos ingu- Jos, aun presentando descripciones © inventarios del problema que com pletasen e] cuadro clinico que se ama- lizaba. Es probable Je haya fal- tado la artesania suficiente para que 08 fragmentos sparecicsen integra. dos la estructura narrativa, y no como ‘njertados en ella, AA pesar de las deficiencias y excesos de'esta novela, no se puede coinidir ae aE enananiae! Portada dle la edicién chilena de El criador de gorilas (Edie. Zig-Zag, 1941) on Ral Larra cuando dice que es Ta mis floja” de todas las de Ark. En su anélisis de la relacién amo- rosa en el recinto de la clase media El amor brujo usa diversas técnicas narrativas para subrayar, otfa vez Ja falsedad e incomunicacién ‘dei mundo burgués, especialmente frente 3. un protagonista que, como todos lon de’ Ant, se exige' en buscador de Ta pureza sbsoluta, Balder no deja f Irene porque se reconcile con su iujer, sino que se reconeilia con st mujer porque ha deseubierto que Irene no es virgen. La posibilidad de Ia virginided en Irene constituye, para Balder, la posibilidad de que pueda uno adaptarse a la sociedad burgess, de que dentro de ella haya todavia respuesta a su sed de pureza ePerm es que Balder tiene razén en iidaptar esta actitud cuando él misino Ta entrado en el juego? El mayor Inérito de le novela, st igqueza sig- uificativa, residen en este final aim- 300, que obliga al lector «cues. tiomar, no solo las fieciones del siner burguds, sino también la posicién de su fiscal, el propio Balder, encegue- cido por una redlidad de la que estin ausentes los matices y que solo pa- rece dar cabida a wna pureza total ©-a una mentira total Los cuentos. — La produceién ‘euentistica de Asi esti incluida en dos volimenes: El jorobadito y otros cuentos, y El criador de gorilas y otros cuentos. Hay que agregarle, ademés, un relato largo, Viaje terri- Die, publicado en 1941 y todavia no reeditado, en el que, segiin Adolfo Prieto, “cristaliza notablemente” cier- ta “mecanismo fantasioso” que para ste critico es una de las tendencias Fondamentales de Ia actividad eren- dora de Art Solo unas pocas palabras basten para desechar a El eriador de gorilas de este estuclio. Se trata de cerca de quince cuentos escritos por encargo, cen los que se toman como punto de partida anéedotas de ambiente afri- ccano y se utiliza toda la constela- ROBERTO ARtT [ JOROBANITQ, Portada de ta primera edicién de E] jorohadito 163 cién mitolégic y legendaria que este tnundo ~en especial el de for trabes nordafrcanos~ brinda, ‘Son cuertos mercenaros que no. pertenecen en realidad, ala Iteratura Peo en clon como para desmentr a los detac: tores de At, queda un exodente tjemplo de is cipacidad del error para narrar con economia, une his fora, por mas insgnifiante ost laments plsturagea goo Geta fuen Moy distinto es To que ocue con Perobolte, Los musve cuentas de este volumen se agregan, por dere cho propio, a os eter trabajos na: srativos de Arty sven para com: pletar over ‘jo una Tue distin Giversos nicleos tematicos de’ a bya. Los menos isteresantes de It colecuida, son, tal vor. it dow, de tendenci mds menos fantétcn La hina rj, construdo’ a In ma vera de. una ‘inagineda, sobre la ier universal, y I tae del fan farms, lato de las absurdeeaven e Gustavo Boer, duc” para tscapar de-unt condene’ per tne men cometigo, quiere past por loc, Otros das, de tendencia ast costum. Wrists, penetran com gurcasmo 7 fu mor en ambientes dela pequeha bunguesia: "Pequetios propemriod narra as penntias que’ se ffligen mituamente, dos. yeelnos_enviions tuo del ot, y “Una tarde de do tmingo, 00 erpoviso de agulen Palcolgicn,relata el encuentro Eugenio Kar! con Ia mujer de on dev mis amigos, ue To invita a su tons de la quo ertl suru me a Art el de ls deslaados, el de intbiografia de un arqueipo dees rial de sociologia y. psicologia del scena de Noche terrible, literato, En “Ester Primavera” surge "0 de nuevo el tema de Ia humillacién, del acto gratuito, ahora visto desde Susana Rinaldi y Jorge Rivera Lépez, en una episodio dirigida por Rodolfo hioménimo de Ax ‘uhn, y basado en el cu 164 Je perspectiva del recuerdo de un tuherculoso Los dos euentos més logradas de Ja coleceién son el que Je da titulo y “Noche terrible”. En el primero, Arlt hace converger otra vez sobre un personajeclimite la necesidad de des- hudar, de golpe, la mentiray el fraude social. Ahora es el jorobadito Rigoletto, “insigne piojoso” y levan. tador de quinielas, y convertido en “amigo” del relator, quien se con- vierte en verdugo del orden estable- ido. El relator humilla a Rigoletto hasta el panto de pedirle que lo acompafe a casa de su novia y le pida a ésta un beso, Rigoletto acep- fa, concurre a la casa, mencionada y, tras recibir la constérnada negativa de laondvia del relator, desenfunda un revélver y_grita, provoeando el espanto general: “Yo he venido aqui para cumplir tna alta misién fila ‘népica, La novia de mi amigo esta obligada @ darme un, beso. ¥ no lo rechizo, Lo scepo, Comprendo que lebo aceptarlo. como una reparaeién ave me debe fa sociedad, no. me nega @ recibirlo”. Cuando Mega la policia, el grotesco termina; pero su efecto es imborrable “Noche terrible” (euento en que se basé- un episodio de una coprodue- cidn cinematografica argentino-brasi- lefia, inteligentemente divigido por Rodolfo Kuhn) juega con un viejo tema de Arlt, tratado exhaustiva- mente en El amor brujo: la mentira el amor y del matrimonio burgue- ses. Lo que resulta feliz aqui es que fl protagonist, Reardo Stepens es enfocado. la noche anterior asus bods, somido en negras eavilaciones que recorren toda la gama de re- cuerdos tétricos y presentimientos que enfrenta un soltero antes de dar el paso final hacia el altar. En los recuerdos y dudas de Ricardo, so despliegs la tragicomedia de la con- quista del soltero por la familia de It novia, la relacion a menudo triste ¢ hipécrita con ésta, la premoniciin de un férre0 dominio por parte di Ja futura esposa. La psicologia y el juaje portefios se meten hasta la lula del cuento. Vacilante hasta ‘iltimo momento, Stepens, al fin, se decide, deja todo y escapa al Uru- guay en Ia madrugada de las que debian ser sus bodas, rechazando asi €l engaiio social que supone para él el matrimonio, Balance de las novelas y cuen- toe de Arlt, — La extimacién er tice de la obra narrativa de Arlt he fufride alibajos yn padecido de di Nerves equivocos, puede decrse {que sus ogres globaley rerultan me- ores al prestipio secret, subler neo, gue esto esgitor ba alcanzado tears dem gtacig ae em Confesada~en muchos de mes cs creadoresltearos deo. 8: e pasonde que, incluso Tos que 8 iran a Arline consoen demasiado Hen el motivo de su admiracén, y fontinian.cnfundidndolo con una suptesta capacidad para revelar la . rere ed nas de la a, ees Ea eae Saar sexe east Plocre bier pee) aes eee pcecee eer ie de re oe Sei oe te ert Bn pe mash ee are ae ee tee oan oe Sait, os calles ee ae san ee eo ees omieds on we Looe eee La leyenda negra” de Arit Arlt que voir en el subterneo contra los inocentes pasajeros que lo rmiran despavoridos, Arlt que scupe el rostro de un portero de casa dle departamentos a quien ni siquiers onoee Arlt que desconcerta speramente sus mejores amigos... El anecdotario del eseritor es rico fn. epioias smejnts, y's sentido es, sin dud tal como en cietas violentas ¥ sorpresivas escenas de sus novelas, el de poner en evidencin de ‘un golpe, en forma repentina, una estructura social y unas convenciones psieoldgicas basadas en Is mentite y el Aisimulo. Quien lo explica bien es ss amigo Roberto Mariani: "Se divertia ssombrando ala gente cuando inverts, por asi deci, los signos correspondientes tas buenas y a las malas personas. Gontabe de su amistad con rufianes, con falsficadores, con pistoleross tenia ua cita en Puente” Alsina con im reconocido pequero; en fin, tipos de hampa y hes y esto fuera mada, sino que lo eseribias y esto fuera poco, que lo divulgaba en papel impreso; y todavia més: lo publicaba, no’ ya en eseritura de ficeién, sino en aquel género de todos Consentimos en estimar puro, sincere, suténtico: Ia autobiografin, Se nos Didis varias veces unas paginas Stobingrdfca en ela Roberto Ar, con textuales vocablos de su propia pluma, se desterraba a si mismo. dle la esfera de las buenas. personas (casted: me entiende, verdad?) y extremando el juego, penetraba dlecididamente en ln otra sera, In esfera de las malas personas.” El propio Mariani cita palabras de Ast que an confirmar estas facetas oscuras de su personslidad: "Curiosidades ie nteresn cre Is mujee leshonestas, Int virgenes; y entre el aremio de los canallas, los charlatanes, os 165 hipécritas y los hombres honrados.” sin embargo, nada mds fill de comprender que la teatralidad de estos estos, la deliberads mistificacién, =a la’ larga, desmistificadora— ‘que encierran estas declaraciones de doble filo, que confunden a lector pero también lo hacen volver sobre Io ya Teido, que lo cuestionan y lo Sacuden, que lo temiten a una te ‘que merece algo mis que la mirada superficial. No siempre Ault fue este peleador hosco y paradéfico; ef propio Mariani sabe deseribir ¢l reverso de esta “leyenda negra’: "habia que descascaraslo para encontrarle su ser auténtico: descartar Jas insélitas frases, distinguir la imaginacién —y cémo era rico y ext de-esto...— de la realidad: graduar sus distinias actitudes, pereibir su rechazo de todo sentimentalismo verbal; y darle valor a sus simpatias y amistades. Y ast, resultaba un fran amigo: interesante, conversador, hablaba y escuchaba; decia de sf mame, cierto, Pero también preguntaba por uno y repreguntaba, interesindose por otro que no él.” 166 dificil tornar significativos determi- nados ambientes sebre los cuales no ravita ningin pasado, ninguna sir personajes que, @ semejan- za del ambiente en que viven, care. gen, de-normas morales y esiripo- En verdad, también los que defer dian a Arlt contribuian a que se reforzaran los malentendidos. Al pos- tularse camo modelo su pretendida Sinmersin” en la realidad, social al subrayarse su postura politica de jnquierda (tan dificil de encontrar explicitamente en sus libros), se lo adscribia mas 9 menos tacitamente al reilentorismo moral y politico del grupo de Boedo, lo cual no deja de ser un a su esencial origina. Tidad. En ierto modo, esta es la postura de Rail Larra’ en Arle el forturado, que de todas maneras si- aque siendo la mejor biogratia del es tritor, ‘A partir de Ja actitud revisionista de la revista Contorno, a mediados de Ja década de 1950, también comien- 34 a resxaminarse el “caso Art” Las preguntas que empiezan a mularse —a la luz de nuevos a sis estructurales de las obras arltia nas— son las que siguen: ;Por qué Jos libros de Arlt, a pesar de sus de- fects obvios, siguen produciendo un impacto tan lo y duradero’ Bor qué el letor conta resistion- dose confide AT con ex quier otro escritor? ¢Por qué El ju- guste rabioso y Los siete locos son todavia, medio siglo después de, ha- ber sido eseritas y publicadas, obras rebosane de significado, no comple. tamente “leidas’ pese al! tiempo que hha twanscurrido? |g Entre 1965 y 1975%se publicaron al sgunos libros que procuran responder on instrumental critico ¢ ideolégico factualizado, a estas preguntas. O> car Masotta, en Sexo. y sraicién en Nestinil's aloes Bo 'e irvea bre de Arlt... es la necesidad de poner a la conciencia a salvo del Cuerpo... (en) el instante en que la ibertad es libertad en cl mat” (AneallN tert dicate Fingpes tate es bservar cm Ta estat. ta natrativa de la produccion arte na “coincide —en recursos y senti- do—con In gan Terntare de lo éqoca™: David Maldaveky, desde na Peogectaprieoanalities, pestle {que Arlt ha sido capas de‘trnsfor har, relacouss aiepelquces de Toros, sadomecoquiray ot una co ‘unicacign lo que espere, st ver, Gal lector, es que pueda realizar ee tenes eee et Demat cada en otra parte de este trabajo, liad ata aa aera aritiang ogi palabras “de, David Vifias, “el universo de los trabajos estes ects sordas de lt pesueta burguesio oie Fascinante dancin do oe ico” Rica Eig Ti rcsfer izes Y ‘conferenciay ha propuesto como pal rae ca la es de it slengoa de ta tendon” (por ejemplo, las versiones caste tar do Dattleriky que czenlatie por exosafos, por mis de un motive de in jerga de oy flix =e y aaa bee Sesser hnuestta narrative, ls grates con. flictos de la sociedad urbana, asumi- dos desde “adentro” y no mediante iasteee ad tee aerate i Arlt la pales ma pee g aieeniedatee et ea zando'el eatsalinne y el escent. siamo, tan inculadot com el siglo fterior,y, por atmo, on Arise Inacy presse, por petioe Yes oor Ine nowoton, fo que’ Maotta. lama “realismo metafisico”. a. a bernciafdéeAclt tf Depet ae tba ec edayatencechie a compte, “Todas las eras fone a era re aateteen oe tenn que ver con el renlismo sia al pasado le deen, en el pas apace shorn ae (eee eS Croats siguace ee aide ropeeuntativen fuveistas de la que hemor dae et Manone “yererecis intermedia” (Se ato, Play, en el Uruguay, Tuan Carlos Oneti); de él extraen mot- ‘0s para sus intentos. de realism éxitico 6 para sus preocupaciones psi coldgicas, buena parte de los narre dores que forman la generacién dal 55 (David Vifas, Pedro Orgambide, H. A, Murena);'y a él acuden, on nueva prueba desu vigencia, mu- chos uavelistas cuentisas aparect dbs? recientemente, hasta llegar a Torge Asis, que tanto con sus trabo- jos novelisticos como con, sus agus Iuertes de periodista ha demostrado gue el Iegado del autor de Lor siete {bcos no se ha extinguido entre los jovenes. Una revisién de Arlt no es, en con- secuencia, um mero esfuerzo de exé. esis literaria, sino una tarea viva ¥ permanente que pasa por el cen. ino de las obras de nuestros mejores harradores, y que atin puede ense ales mucho “por adhesén o por rechazo-— acerca de la fidelida sus propios instrumentos expresivos ya sn propia realidad. Bibliografia basica De ARLT NARRATIVA Y PROSA EN GENERAL. El juguete rabioso (novela), Editorial Latina, Buenos Aires, 1926 Los siete locos (novela), Editorial La- tina, Buenos Aires, 1929. Los lanzallamas (novela), Editorial Cla- ridad, Buenos Aires, 1961. EI amor brujo (novela), Editorial. Vie- toria, Buenos Aires, 1992, Aguafuertes portefias (crénicas petiodls- ticas), Editorial Victoria, Buenos Aires, 1988. Nuevas Aguafuertes Porters. Hachot- te, Buenos Aires, 1960, Recditado po Losada en 1975, con inclusion do tex tos antes no reuinidos en libro. EL jorobadito (cuentos), Librerias Ana. conda ¢ Imprenta Lépez, Buenos Aires, 1983, Aguafuertes espaiiolas (primera parte) (crénicas periodisticas), Editorial L. J. Rosso, Buenos Aires, 1936. Viaje terrible (relato), en “Nuestra No- vola", afio I, N? 6, Buenas Aires, julio de 1041. EL criador de gorilas (cuentos), vol. 6 de “Obras de Roberto Arlt”, Edit Futuro, Buenos Aires, 1951. (Hay una icién anterior, précticamente inhalla- ble, publicada en Chile en 1941.) Novelas completas y cuentos, 3 tome Compania General Fabril Editora, Bue- nos Aires, 1963. Figuran las cuatro no- velas, y los dos tomos de cuentos. No se inchiye Viaje terrible Segiin José Marial, Arlt publicé en 1920, durante su estada’ en Cérdoba, en “La Novela de Cérdobs”, una novela corte itulada EY diario dé un morfindmano. Nie exgial ni a edietén han podido Las ediciones de las obras narrativas de Arlt que actualmente circulan y que Pueden conseguirse on librerfas son. Drincipalmente ns de Ia Biblioteca Cx i nea de Te Editorial Gontempor 167 TEATRO 300 miffones, Editorial Vietoria, Buenos Ales, 1992, Seperacién feroz, en el diario El Litoral, Santa Fe, 1938, Sacerio ef cruel, Et fabricante de fan: asmas, La isla desierte y 300 millones. vol. 9 de “Obras de Roberto Arlt”, Edi torial Futuro, Buenos Aires, 1950. El desierto entra en la ciudad, Editorial Futuro, Buenos Aires, 1952. ‘Ademas de las obras eitadas, fueron es- trenadas dos que permanecen inéditas: Africa (estreno: 1998) y La fiesta del hero (estreno: 1940). En ‘1930 se re- presenté en el Teatro del Pueblo El Iumillado, esboza dramitico basada en un capitulo de Los siete Tacos. Sobre ARLT Anderson Imbert, Enrique, Historia dc Ia literatura hisporonmericana. Com 1, pigs. 300308), Fundo de Cultura Econdenica, México, 1965 (5* edicin) Ait, Mirta, “Prélogo" » Novelas com: pletas " cuentor, “Compania General Fabel Editore, Buenos Aires, 1963 Castagnino, Rail H. El teairo de’ Ro- berto Arlt, Nova, Buenos Aires, 1970 (Gentes editado por 1a Universidad Na. cional de La Plata, 1964) Castelnuovo, Elis, “Roberto Arlt”, en Comma, Buenos Aires, agosto de 1249, Eichenique, Nive: Roberto. Arlt. Le Mandrégore, Buenos Aires, 1962 Ghiano, Juan Carlos, Testimonio de !n novela argentina (pags. 171-182), Le iatin, Buenos Aires, 1956, Gostatas, Stasys, Buenas aires y Arle (Dosicievsky, Martinez Rstrada Sco labrini Ortiz), Insula, Madrid, 1977. ich, Laie, "Borges Ari resplandor que aida entre la en La Opinién, Buenos Aires, 27-VII- 1977. Guerrero, Diana, Roberto Arlt, el ha- Iitante slitario, Graniea, Buenos Ai res, 1972. Jintk, Nod, “Amt, El juguete rahiose” fn Excrtores argentinos. dependencia 0 libertad. Del Cans, Buenos Aires 167 168 Larra, Rati, Roberto Arlt, el tortura do, Futuro, Buenos Aires, 1950 Maldo:-ky. David, Las crisis en In na- rratiy de Roberto, Arlt, Escvelo, Bue os Aires, 1968, Mariani, Roberio, “Roberto Arlt’. en Conducta, NV 21, Buenos Aires, 1942 Masotta, Oscar, Sexo y traicién en Ro- Derto Arlt, Jorge Alvarer, Buenos A‘ res, 1965. En parte recogo articulos pur blicados anteriormente, Mastronardi, Carlos, “Roberto Ari". en Formas de la realidad nacional, Bac Giones ‘Culturales Argentinas, Buenos Aires, 1954. Murena, HL A., “Bl sacifico del in- telecto, 5. Roberto Arlt", en El pecado ariginal de América, Six, Buenos Ai. res, 1954, Nilnez, Angel, La obra narrative: de Roberto Arl, Nova, Bueros Aires, 1968. Onetti, juan Carlos, “Semblanza de un genio rioplatense”,’ on Nueva Novela Latinoamericana (comp. de Jorge Lafforgue), Paidés, Buenos Aires, 1972 (Ge publicd antes como prélogo’de la edliciin italiana de Los siete loces (1971) ¥ en varias revistas) Pagés Larraya, (Antonio, “Buenos Ai res en la novel, en la’ Revisia de la Universidad de Buenos Aires, Ato IV, Nt 2 (pigs. 983-276), Buenos Aires, 1946. Figiia, Ricardo, “Roberto Arlt, una crf- tica de la economia literaria” en Los Libros, N* 29, marzo-abril, Buenos Ai res, 1973. — "Roberto Arlt, la ficcién del di- nero” en Hispamdrice, N’ 7, Buenos ‘Aires, 1974. Prieto, Adoifo, “La fantasia y lo fan- téstico| en Roberto Arlt”, en Boletin de Literaturas Hispdnicas, Instituto de Le. tras do la Facultad de Filosofia y Le. teas de la Universidad Nacional del Li- toral, Rosario, 1963, Sebreli, Juan José, “Inocencia y cul pabilidad_en Roberto Ari”, en S * 993, Buenos Aires, julio. 1953. : Solero, F, J., “Roberto Arlt y el peca do de todos", en Contorno, Ne 2, Bue- 4 toria de la literatura argentina (tomo 1V, pags. 439-440), dirigida por R. A. Arrieta, Peuser, Buenos Aires, 195% Vidas, David, “Arlt: ‘humillar y sedu- cir”, en Marcha, N* 1298, Montevideo, abril de 1966, Vinas, David, “EI escritor vacilante. Arlt, Boedo y' Discépolo", en Literatu. ra argentina y realidad politica, De Sar- riento a Cortézar, Siglo Veinte, Bue- nos Aires, 1971. Vias, Ismnael, “Una expresién, un sig- no", en Contorno, N* 2, Buenos Aires, 1954

También podría gustarte