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248 | Mas aia 4a de la resolucién de problemas de igian Parte de la actividad humana pue coon tizada en el hecho simple, pero cg frecuencia desatendido, de AU somos los seres que mas explotan ke, andamiajes externos de todo el pa ane nsttuimos «entornos de disehos a Jos que la razén humana esc Bu de sobrepasar ampliamence el dsbioo computacional del cerebro biole we isco, Por tanto, fa rrz6n avennle 8, més que nada, el reing del cerebro andamiado: el cerebro en tn Soutexto compora, interaccionanddo con ‘an y dan contenido a nuestras accionee cotidianas, ‘odo esto, como observa Hutchine (1995) de forma hasto significativa, Silo sive para recordarnos algo sor Yasablamos: si nuestros logros super 4 los de nuestros ancepasados: na os Porque nuestros cerebros sean mis in ‘cligentes que los suyos. Nuestros cerebros son las piezas de unos engranajes cea de conocimientos alcanzados, Ents Sigantesca razin extendida es la que tis se beneficia de nuestros simples ‘sfuer20s individuales y por ello eee uye el vehiculo principal de UEStTO Exito cognitive distintivo. 10 Lenguaje: el artefacto definitivo 10.1 El poder de la palabra é ti ? Hay una res; lesta facil y 2Qué hace por nosotros el lenguaje piiblico? Hay una respu i con que, si bien no es incorrecta, induce sutilmente a error. Esta respues- agg au el Ienguaje nos ayuda a comunicat ideas, permivien to que otros se- diversos tipos de resolucién de problemas 1a idea basica es muy sencilla. Consideremos un artefacto o instrumento familiar como unas tjeras Normalmente, wn artefacto como éste suele pre- 248 | Mas alld sentar una adaptacién doble: un ajuste bidireccional, con el usuario por un lado y con la tarea por otro. Por una parte, la forma de las tijeras se adapta ‘muy bien a la forma y las capacidades de manipulacién de la mano humana. Por otra parte, cuando el artefacto se utiliza confiere al agente unas capaci- dades 0 facultades caracteristicas que los setes humanos no poseen de ma neta natural: la capacidad de hacer cortes rectos y limpios en ciertos papeles y tejidos, la capacidad de abrir envoltorios, etc. Esto no puede ser mas evi dente: después de todo, gpor qué otra razén valoramos este artefacto? En muchos aspectos, el lenguaje piiblico es el artefacto definitive, No s6lo nos confiere facultades adicionales de comunicacién; también nos per- mite reesttucturar una variedad de tareas dificiles, pero importantes, y dar- les unos formatos més adecuados para las capacidades computacionales ba sicas del cerebro humano. De la misma manera que las tijeras nos permiten explotar nuestras capacidades manipuladoras basicas para alcanzar nuevos fines, el lenguaje nos permite explocar nuestras capacidades cognitivas bisi- cas de transformacién y reconocimiento de patrones para que se amplien ha- cia nuevos horizontes conductuales ¢ intelectuales. Adem, como el len: {guaje ptblico también presenta la adaptacién doble descrita anteriormente, puede constituir un conjunto de artefactos lingiiisticos cuya misma forma ha evolucionado, en parte, para explotar las contingencias y los sesgos del aprendizaje y el recuerdo de los seres huranos. (Esta adaptacién inversa del artefacto al usuario podria ser la base de una nueva perspectiva sobre la controversia acerca de los mecanismos innatos para la adquisicién y la comprensi6n del lenguaie.) Por tltimo, la pura intimidad de las relaciones entre el pensamiento humano y los instrumentos del lenguaje publico nos plantea el interesante y delicado enigma censistente en determinar donde acaba el usuario y dénde empieza el instrumento. 10.2 Mas alld de la comunicaci La idea de que el lenguaje puede hacer mucho més que servir simple ‘mente como vehiculo para la comunicacién no es nueva, Estd claramente presente en el trabajo de especialistas en el desarrollo como Lev Vy- gotsky (1962) y Laura Berk (véase, por ejemplo, Diaz y Berk, 1992). Fi- ‘como medios para reducirla carga computacional del individuo y ampliar nuestros horizontes conductuales, Daniel Dennett (1995, pigs, 375-378) xe ha dedicado al miso tema, descr biendo una clase de animales alos que denomina seres«gregorianos» (en homenaje a Richard Gregory): seres que explotan artefactos diseRados como amplificadores de la inteligencia y como depdsitos del conocimientoy la sabiduria adquisidos. Véase también Norman, 1988, El lenguaje: un artefacto definitive | 249 ura en los argumentos y las conjeturas filoséficas de, por ejemplo, Peter Carruthers (1996) y Ray Jackendoff (1996). Y aparece en las especula: ciones mas orientadas hacia la ciencia cognitiva de Daniel Dennett (1991, 1995). Sera til examinar algunas ideas fundamentales de esta literatura antes de seguir con nuestra versién preferida: concretamente, la idea del lenguaje como transformador computacional que permite a los cerebros completadores de patrones abordar problemas cognitivos que, si no, se- rian intratables. Durante los afos treinta, Vygotsky, un psivélogo de la época, propuso Ia idea de que el empleo del lenguaje puiblico tiene unos profundos efec- tos en el desarrollo cognitive. Postulé unos fuertes vinculos entre el dis curso, la experiencia social y el aprendizaje. Dos ideas de Vygotsky que son especialmente pertinentes para nuestros fines actuales se refieren al habla privada y la accién andamiada (la accién tealizada dentro de la «zona de desarrollo proximal»; véanse Vygotsky, 1962 y el capitulo 3 ante: rior). Decimos que una accién est «andamiada» si se basa en algin apoyo externa, Este apoyo puede consistir en el empleo de instrumentos o en la explotacién del conocimiento y las aptitudes de otras personas; dicho en otras palabras, el concepto de andamiaje (tal como yo lo utilizaré)’ abarca tuna amplia clase de potenciaciones fisicas, cognitivas y sociales que nos permiten alcanzat una meta que, en caso contrario, seria inalcanzable Como ejemplos sencillos se pueden citar el empleo de un compés para tra- zar un circulo perfecto, el papel de los miembros de una tripulacién para {que el piloto mantenga el rumbo y la capacidad de un nifio pequefio para dar sus ptimetos pasos cuando sus padres lo sostienen. Aunque la nocién de «zona de desarrollo proximal» de Vygotsky se refiere a los casos en que un nifio es temporalmente capaz de tener éxito en determinadas tareas solo mediante la orientacién o la ayuda proporcionada por otto ser humano (normalmente uno de los padres o un educador), esta nocién encaja con el interés de Vygotsky en el habla privada de la manera siguiente: cuando un nifio sigue las indicaciones verbales de un agente més experimentado, con frecuencia puede tener éxito en tareas que, en caso contrario, encontraria imposibles de realizar (pensemos en cuando aprendimos a atarnos los cor- dones de los zapatos). Mas adelante, cuando el adulto no esté presente, el nifio puede llevar a cabo un didlogo similar, pero esta vez consigo mismo. ‘Aunque hay quien dice que, incluso en este tiltimo caso, el habla (sea en 3. Como mencioné en el captulo 3 anterior, esta utlizacin es algo més amplia de lo nor ‘mal. Gran parte de la literatura de inspiracin sovigtica considera que el andamiaje cs inti secamente social, Yo amplio esta nocin par incluir todos los casos donde se hacen intervenie ‘structuras externas para potenciar la resolucisn de problemas 250 | Mas alla voz alta, sea «interiotizada») desempefia la funcién de orientar la conduc ta, enfocar la atencién y evitar errores comunes, En estos casos, el papel del lenguaje consiste en orientar y dar forma a nuestra propia conducta: es tun instrumento para estructurar y controlar la accién, no un mero medio de transferencia de informacién entre agentes Esta idea de Vygotsky esté apoyada por investigaciones més recientes so- bre el desarrollo, Berk y Garvin (1984) observaron y grabaron el discurso de tun grupo de nifios de edaces comprendidas entre cinco y diez afios. Encon traron que la mayor parte de su habla privada (no dirigida a otros oyentes) parecia orientada a dicigir y controlar las propias acciones del nifio y que la incidencia de este discutso aumentaba cuando el nifio estaba solo y trataba de llevar a cabo alguna tarea dificil. En estudios posteriores (Bivens y Berk, 1990; Berk, 1994) se encontré que los nifios que mas hablaban para s{ eran los que después dominaban mejor las tareas. A partir de este estudio y de otros similares, Berk llegé a la conclusién de que el habla dirigida hacia uno mismo (sea en vor alta, sea interiorizada) es un instrumento cognitivo eruci que nos permite destacar las caracteristicas mas desconcertantes de situacio. nes nuevas, y dirigir y controlar mejor nuestras propias acciones orientadas ala resolucién de problemas. El tema del lenguaje como instrumento también ha sido desarrollado por el filésofo Christopher Gauker, Sin embargo, el interés de Gauker se centra en replantear el papel intraindividual del lenguaje en funcién de lo que él de- hhomina «analisis causa-efecto». La idea es describic el lenguaje piiblico «no como un instrumento para representar el mundo o expresar los propios pen- samientos, sino como un instrumento para efectuar cambios en el propio en ‘orno» (Gauker, 1990, pag. 31), Para captar el sabor de esta afirmacién, con- sideremos el empleo de un simbolo por parte de un chimpancé para pedir an plitano. El chimpancé pulsa una tecla concreta de un teclado (la situa- +i6n fisica precisa de la tecla puede variar en cada prueba) y aprende que ha zer que se ilumine ese simbolo tiende a provocar que aparezcan plitanos, Se xin Gauker, la comprensién cuasilingitstica del chimpancé es explicable en uuncién de su reconocimiento de una relacién causa-efecto entre la produc- +i6n de un simbolo y cambios en su entorno local. Gauker examina una va edad de conductas de empleo de simbolos y concluye que todos sucumben este tipo de analisis. Esto le lleva a suponer que, sibien la comprensién lin- iifstca de los seres humanos es claramente mas compleja, también «consis. © en captar las relaciones causales en las que pueden intervenir los signos ingiisticos> (ibid. pag. 44). Gauker tiende a ver el rol del lenguaje como si fuera, por ast decir, di ectamente causal: como una manera de conseguir que se hagan las cosas, auy parecida a alargar la mano y tomar una tarta. Sin embargo, la idea de Ellenguaje: un artefacto definitive | 251 que aprendemos mediante la experiencia las fuerzas causales peculiares de unas sefales y unos simbolos concretos es, en principio, mucho mas ampli, Incluso podriamos descubrir, como en los ejemplos de Vygotsky, que la emi- sin de palabras y frases dirigidas a nosotros mismos tiene ciertos efectos en nuestra propia conducta.* También podriamos aprender a explotar el len uaje como instrumento de una manera mucho mis indirecta, para alterat la forma de los espacios de problemas computacionales (véase el apartado 10.3 siguiente) Una pregunta evidente que plantca el supuesto papel del lenguaje como instrumento dirigido hacia uno mismo es, «/c6mo funciona?». ¢Qué tiene el habla dirigida hacia uno mismo que la hace adecuada, por ejemplo, para de- sempefiar una funcidn orientadora? Después de todo, jno esta nada claro cémo nos podemos decir algo que no sepamos ya! En este sentido, es indu- dable que el lenguaje puiblico puede llegar a ses, como mucho, un medio para expresar ideas ya formuladas y entendidas en otro cédigo interno mas basico. Sin embargo, éste es precisamente el punto de vista que una explica- cin «supracomunicativa» del lenguaje tiene que rechazar en siltima instan- cia. Una manera de rechazarlo consiste en describir el lenguaje pablico como. si él mismo fuera el medio para un tipo especial de pensamiento. Otra ma- nera (en modo alguno exclusiva y no del rodo definida) consiste en describir Jas entradas linguaformes como si tuvieran efectos distintivos en algiin dis- Positive computacional interno. Carruthers (1996) defiende la primera; Dennett (1991) oftece una versién de la segunda.’ Carruthers argumenta que, en este caso por lo menos, deberiamos tomarnos muy en serio la evi- dencia de nuestra propia introspeccién, Por supuesto, muchas veces parece que nuestros propios pensamientos estén compuestos por palabras y oracio- nes del lenguaje piblico. ¥ segiin Carruthers, la razén de que tengamos esta impresién es porque es verdad: «,..el pensamiento interno se da, literalmen- te, en forma de habla interna».* Por extensién, Carruthers considera que muchos empleos del lenguaje, mas que una cuestién de simple comunica 4. reo que ext ideas origina cl convincente dics de Dennet (199, capitlos 7 y8) acre del papel deat palabras come meso de autoestimlacién, La dgcusion de ese tema continia en l capi fe Denne, 1995. 5. Un foco fundamental de los ratamicnts de Caruthers y de Dennet sl elaine tr enguae¥conciencia. No cic extn custones agi salvo para deci uc me ining tis por Churehland (1995, apt 10), quien describe la concen hisea como la propie da comin de los srs huranosy de mcs animals no lingisticoeEllenguaje aurenta mente el poder de la cogicin humana, Pero no reo ue interven eas Perec isn del lacs, el door ye mando senso inherent l verdadero mister de la incet 6, Véase una detallada exposicion en el capitulo 2 de Ca thers (1996) 252 | Mas alla ci6n, son una cuestién de lo que él acertadamente denomina pensamiento pi blico. Esta perspectva encaa satisfactoriamente con la nocion de Vygotsky defendida por Berk y también es aplicable al interesante caso de escribir nuestras ideas. Segiin Carruthers (bid., pig, 56), «no es que primero tenga- mos un pensamiento personal y después lo escribamos, sino que pensar es el escribir». Volveré més adelante a esta cuestion (véanse el apartado 1033 y el epilogo posteriores) porque creo que, si bien lo que dice Carruthers es casi correcta, podemos comprender mejor suid tratando a eseritra como na anipulacién del entorno que transforma el espacio de problemas par manipelacin del que transforma el espacio de problemas para los Como ya se ha dicho, otra manera de desarrollar un punto de vista su pracomunicativo del lenguaje consiste en suponer que, en realidad, las en tradas lingiisticas teprograman o alteran de alguna otra manera la estructura computacional de alto nivel del cerebro mismo. Aunque su interpretacién es delicada (y, en consecuencia, tentativa), Dennett (1991, pag, 278) parece sostener este punto de vista cuando propone que «las mentes humanas conscientes son méquinas virtuales mas o menos seriales, implementadas de manera ineficiente en el hardware en paralelo que la evolucién nos ha pro porcionado». En éstos y en otros pasajes del mismo trabajo, la idea parece ser que bombatdear (algo parecido a) un cerebro que procesa en paralelo, que es conexionista y que completa patrones con (entre otras cosas) textos y frases en lenguaje piiblico (recordatorios, planes, exhortaciones, pregun tas, etc.), da como resultado un tipo de reorganizacién cognitiva semejante a la que se produce cuando un sistema informético emula a otro. En tales casos, la instalacién de un nuevo programa permite que el usuario trate una Iiquina serial basada (por ejemplo) en el lnguaje LISP como si fuera un enorme dispositive conexionista en paralelo, Lo que Dennett propone (ibid, pig, 218), es el mismo truco pero al evés: la simulacion deal pe. recido a un instrumento serial légico pero empleando los recursos total mente diferentes de las redes neuronales masivamente paralelas que la evo- lucién biolégica favorece para la supervivencia y la accién en mundo y tiempo reales. Sorprendentemente, Dennett (1995, pags. 370-373) propone que esta su- til reptogramacién del cerebro mediante (principalmente) un bombardeo lingiistico es lo que produce el fenémeno de la conciencia humana (nuestro sentido del yo) y nos permite sobrepasar con mucho los logros conductuales y cognitivos de la mayoria de los animales. Por tanto, Dennett atribuye en gran medida nuestras habilidades cognitivas avanzadas no a nuestro hard. ‘ware innato (que sélo puede diferir en aspectos pequefios, aunque impor- tants, del de otros aimaes sino ls mania espe en gue ls efectos de la cultura y cl lenguaje modifican diversas caracteristicas plasticas (progea- Ellenguaje: un artefacto definitive | 259 mables) del cerebro. Como dice Dennett (1991, pig. 219), esta maquina se- rial se instala gracias a una «mirada de microgjustes en la plasticidad del ce- rebrop. Naturalmente, la mera exposicién a la cultura y el lenguaje no es su- ficiente para garantizar una cognicién parecida a la humana, Podemos exponer una cucaracha a todo el lenguaje que queramos y no hallaremos ningin rastzo de las transformaciones cognitivas que Dennett ve en noso- tros, Dennett no dice que o haya diferencias iniciales en cuanto al hardioa- re. Lo que dice ¢s que la existencia de unas diferencias relativamente peque- jias en el hardware (por ejemplo, entre nosotros y los chimpancés) nos permite crear un lenguaje pablico y otros desarrollos culturales que, me- diante un efecto de bola de nieve, conducen a grandes cambios y potencia- ciones de la cognicién, incluyendo quiza la instalaci6n literal de un nuevo tipo de dispositivo computacional dentro del cezebro. La vision de Dennett es compleja y adolece de ambigiiedad. Sin duda, la imagen que yo deseo desarrollar esté profundamente relacionada con ella, aungue difiere (cteo yo) en un aspecto fundamental. Mientras que Dennett considera que el lenguaje pablico es a la vez un instrumento cognitivo y una fuente de reorganizacién profunda pero sutil del cerebro, yo me inclino a ver- Jo, en esencia, como un simple instrumento: como un recurso externo que complementa, pero no altera en profundidad, los modos bisicos de repre: sentacin y computacién del cerebro. Es decir, considero que los cambios son relativamente superticiales y que se divigen a permitirnos el empleo y la ex plotacidn de diversos recursos externos. Naturalmente, estas posturas no son completamente distintas. El mero hecho de que repitamos frases mentalmen- te y las utilicemos para orientar y alterar nuestra conducta signilica que no podemos -y no deberiamos~ tratar el lenguaje y la cultura como recursos to- talmente externos, Sin embargo, sigue siendo posible que esa repeticién, mas que implicar el empleo de un dispositivo computacional fundamentalmente diferente en el cerebro, implique el empleo de los mismos recursos de siem pre (esencialmente completadores de patrones) para construir modelos de los tipos especiales de conducta observados en el mundo del lenguaje piblico. Y como observa Paul Churchland (1995, pags. 264-269), de hecho existe una clase de redes conexionistas («redes recurrentes»; véanse el capitulo 7 ante- rior; Elman, 1993 y una discusién adicional en Clark, 1993) que parecen ser muy adecuadas para modelar y apoyar esta conducta lingiifstica, Esta vision de la repeticién interior est muy bien desarrollada por los conexionistas David Rumelhart, Paul Smolensky, James McClelland y Geof- frey Hinton, quienes argumentan que la estrategia general de «construit mo delos mentales» de la conducta de determinados aspectos de nuestro entor- no ¢s especialmente importante en la medida en que nos permite imaginar recursos externos con los que hemos interaccionado fisicamente con ante 254 | Mas ala riotidad y tepetir mentalmente la dindmica de estas interacciones. Asi, la experiencia de trazar y utilizar diagramas de Venn nos permite entrenar una ted neuronal que, més adelante, nos permitieé manipular mentalmen- te diagramas de Venn imaginarios. Sin duda, estas manipulaciones imagi- narias requicren un recurso neuronal especialmente entrenado, pero no hay raz6n para suponer que este entrenamiento tenga como resultado la instalacién de un tipo diferente de dispositive computacional. Es el mismo proceso de siempre, dedicado a la complecién de patrones en espacios re- presentacionales de muchas dimensiones, pero aplicado al émbito especial de un tipo especifico de representacién externa, Rumelhart y otros desta- can el claro vinculo con la nocién de Vygotsky resumiendo su punto de vis ta como sigue (1986, pag. 47): Se nos puede instruir para que nos comportemos de una manera conereta Podlemos considerar que responder a este tipo de instrucciones equivale, sim plemente,a responder a un suceso del entorno, También podemos recordar una de estas instrucciones y «decimos a nosotros mismos» lo que debemos hacer: de esta manera, interiorizamos la instrucci6n. Creemos que el proceso de seguit ins trucciones es esencialmente el mismo, independientemente de que nos las dige ‘mos nosotros mismos o de que se nos diga lo que debemos hacer. Ast pues, tam bien aqufse da la interiorzacién de un formato representacional externo. El pasaje (pags. 44-48) del cual se ha extraido la cita anterior es extraor. dinariamente rico y toca varios de nuestros temas principales, Rumelhart y otros observen que estos formalismos externos son especialmente dificiles de inventar y leatos de desarrollar, y que por si mismos son ejemplos de pro: ductos que silo pueden evolucionar (de una manera parecida al intento de alzarse uno mismo tirndose de las orejas) gracias a un proceso, mediatizado lingtifsticamente, de almacenamiento cultural y refinamiento gradual a lo largo de muchas vidas. También observan que, cuando utilizamos represen taciones externas reales, podemos emplear nuestras capacidades motrices y perceptivas basicas para descomponer problemas en partes y ocuparnos de series de subproblemas, almacenando mientras tanto los resultados interme. dios: una importante propiedad que volveremos a examinar en el apartado 1033 posterior. De manera similar, el enfoque que voy a proponer describe el lenguaje como un artefacto externo cuyo disefio se orienta més a complementar el perfil de procesamiento basico que compartimos con otros animales que @ transformarlo, En este enfoque no se considera que la experiencia con el lenguaje sea fuente de una profunda reprogramacién interna. La cuestion de si presenta la repeticién lingiistica interna como algo que, en ocasiones, constituye literalmente determinados procesos cognitivos humanos (como Ellenguaje: un artefacto definitive | 255 afirma Carruthers) ¢s discutible. Creo que lo importante no es tratar de res ponder @ la dificil pregunta: «¢Realmente pensamos con palabras?» (cuya respuesta seguramente es, «jEn cierto sentido sf y cierto sentido no!»), sino tratar de ver, simplemente, qué beneficios computacionales puede extract tun cerebro completador de patrones del fértil entorno de estructuras exter- nas simbélicas y manipulables. Asi, ha llegado el momento de que desafic- mos al lenguaje en su guarida 10.3 Cambio de espacios ¢Cémo pueden complementar los artefacts lingitisticos la actividad de un cerebro completador de patrones? Propongo que una funcién funda ‘mental se refleja en el concepto de cambio de espacios: el agente que explota estructuras extemas de simbolos cambia lo que seria (en el mejor de los ea- s0s) un cémputo interno que exigirfa mucho tiempo y esfuerzo por una re- presentacion adquirida culturalmente. De hecho, es el mismo cambio que re- alizamos de una manera puramente interna cuando nos detenemos justo antes de manipular fisicamente unos simbolos externos y empleamos nues- tros modelos internos de esos mismos simbolos para formulat un problema mediante una forma de notacién que lo haga mas facil de resolver. ¥ como se ha observado con frecuencia, seguramente son nuesteas experiencias an- teriores con la manipulacién de simbolos externos reales lo que prepara el camino para estos episodios més autosuficientes de resolucién de problemas simplificada mediante simbolos, Los ejemplos son innumerables y entre ellos se incluyen el empleo de la numeracién arabiga (en vez, por ejemplo, de la numeracién romana) como notacidn para resolver problemas aritméticos; el empleo de diagramas de Venn para resolver problemas de la seoria de conjuntos; el empleo de los les guajes especializados de la biologia, la fisica, etc., para plantear y resolver problemas complejos: y el empleo de listas y agendas como ayuda para la planificacién individual y la coordinacin de grupos. Todo estos casos com- parten una base Idgica subyacente: incorporar directamente parte del cono- cimiento necesario para resolver un problema a los recursos mismos que em. pleamos para representar el problema, Pero los detalles precisos de cémo se realiza este intercambio y cdmo expande nuestro potencial cognitive varia de un caso a otro. Por tanto, sera ttil distinguir varias maneras de cambiar esfuerzos computacionales individuales por representaciones transmitidas culturalmence Los casos mas simples son los que suponen el empleo de soportes exter- nos de simbolos para descargar parte de nuestra memoria en el mundo, En 256 | Mas ali gros casos inplemente flizamas et mano artificial formado por textos, diarios, ibretas, etc., como soporte Pat valmacenat sistematicamente COP suntox de datos grandes y con frecuencit omplejs. También podemos en: pear manipulaciones externas simples (como dejar una nota eP el espejo para suscitar el recuerdo en la irc biologica incosporad yen el O° Pa aa ntono, de ciertas ntencionese informacteer’ Por tanto, este em- eo de artefacts lingtisticns forma vi Montinuidad con una variedad de Pes pulaciones del entorno mis sencilla MT “dejar un enwase de aceite eee ae valle y nos acordemos de com- prar més aceite ‘Un caso algo mas complejo (Dennett, 199) se refiere al empleo de ett aquetay par smpliicar el enone, Em lets SA Empleamos sefiales y et ean pencepsvammente simples PAFS AL OE fyuden a abordar entornos suet Joe. Los cibujos de as puertas de os Servicios, Jos rétulos de los clu- compe dpimos y las seals de [os centros bane ‘cumplen este papel: Ha en que un pequetio aprendizaje ‘dividual pueda dar mucho de sh ayudan- donos a encontrar objetivos en. ‘escenarios nuevos Sin que sepamos d& donee ano, y de una manera detallada, ave vjebemos buscar © dénde debe aos neato, McClamrock (1995, pas: 88) describe muy bien esta estrate gia diciendo que mediante ella «imponemos en elentorno ciertas propieda- He ceeables que hacen disminaie nuestra care ‘computacional ya necesidad de que hagamos inferencias» ‘Muy similar, pero quiad menos evidente, es el empleo de etiquetas lin. afiticas para simplificar el entommo ds apvendizaje de ciertos concepros portantes (esta funci6n ya se be ro ado y ejemplificado en el capitlo > anterior mediante Ja simulacion de «la luna y las mareas ‘de Hutchins). AL parecer, e} empleo de etquetas Sales ofzece al dsposiiva de aprendtalt Pina base sdlida que le permite ‘comprimir enormes espacios de bitsqueda hasta un tamafio mancjable a age mds soiticados del empleo ek representacién lingiifs: tica se eoncensran en el empleo ‘dellenguaje para coordina la ‘accién. Deci- tha se os que estarrnos tl lugar ata Hors ‘Tncluso jgamos a este juc> fo con nosotros mismos, quizé casuihjendo en una lista qué cosas vamos 8 fo con Towdndo las haremos, Un efecto de es planificacion explicita es fa ac epordinacion de acciones- xt Si cOmUICETES alguien que esta- cla eveatacign alas 9 de la mafiana, e84 PORT podra planificar su viaje para venit a recogernos- gi"en al plano individual, si tenemos G7 waa pat pintuca para rerocar el coche § ile w comprar otras Cosas, Pode 4, Weanse diusones adiconales de te Feri Jimenne ewando se presenta elaprendijeconenonist, en Car 1993 (Pats FB) 9 Clark y Thornton (1997) ellonguale: un artetacto definiwwo | 257 nos minimizar nuestro esfuerz0 imponiendo Wt orden adecuado y siauien aos plan expliciv. Canto mayor sea cl esPAeD ide demandas y oportuni- eo Jeat mis necesario sera emplear Lipia y papel para reunir y reorgenizat sepetidamente ls opciones y Para conser TE “Af esultado como una especie de estructura externa de control, disponible para ‘orientar nuestras acciones posteriores. enor bargo, aunque estas funciones de coordinacién son importantes, no agotan todas las ventajas de la enifcacion expicita(normalmente Be el Tenguaje). Como ha indicado ‘Michael Bratman (1987), la crea- sien de planes explicitos puede tener us papel especial nla reduceién de {a carga eognitiva en nea de agentes com rreursos limitados como nosotros Be decir, nuestros planes poseen una sotpilidad que reduce la cantidad de Fert jones en nea que realizamos cuando 98 ‘ocupamos de gran parte Je perrro quehacer coidiano. Naturalmente, Jnformacién nueva DUE Ge hacer =y ast ocurre con frecuencia cle ‘mrodifiquemos nuestros planes. de hacer Jeon que cualquier cambio lve Provost ‘un replanteamiento ere jestros planes, ni siguiera cuando, ppermaneciendo igual todo To res- der emedemos elegit de una manera ligeramne diferente. Segin Brat tants, Pel de eat eatsbilided s imped iderroche que significaria un Proceso continuo de replanteamientos que modula indirectamente la conducta de una agencia reactiva mas bisica, répida y fluida. Por desgracia, la manera precisa en que se lle a cabo esta modulacién indirecta est descrita de una manera muy vaga, aun- que Kirsh y Maglio especulan que podria funcionar centrando la atencién perceptiva en ciertas regiones peligrosas o aumentando la resolucién de unas rutinas visuales especificas. Naturalmente, la ventaja mas evidente de la codificacién lingiiistica de los pensamientos y las ideas es que esta codificacién transforma nuestras ideas en sefales compactas y faciles de transmitir, permitiendo que otros se: res humanos las puedan refinar, criticar y explotar. Este es el papel comuni- cativo que, segin mi propuesta, tiende a dominar nuestras ideas intuitivas sobre el papel y la funci6n del lenguaje. Pero la concepcién que tengamos de este papel tan familiar seguir siendo pobre mientras no lo veamos en el con- texto computacional especifico que nos ofrecen los modelos conexionistas zenerales del cerebro biolégico, ya que una caracteristica destacada de estos modelos es la extrema dependencia de trayectorias de sus habitos de aprendi- zaje. Por ejemplo, una convincente serie de experimentos levados a cabo por Jeff Elman (1994) y otros demostré que el aprendizaje conexionista es muy dependiente de la secuencia de casos de entrenamiento. Si el entrena- miento inicial sale mal, la red suele ser incapaz de recuperarse. Una red con. cteta demostré que sdlo podia aprender reglas gramaticales complejas a par: tir de un conjunto de oraciones de ejemplo, si antes habia sido entrenada con un subconjunto mas basico de ejemplos que destacaran (por ejemplo) la concordancia de niimero entre sujeto y verbo, Una exposicién prematura a 260 | Mas alla casos gramaticales mas complejos (como dependencias muy distantes) lleva "fa a unas malas «soluciones» (minimos locales) iniciles de las que la red no s¢ podria liberar” El aprendizaje humano, como el de las redes neuronales artificiales, parece estar sometido, al menos hasta cierto punto, ala depen dlencia de trayectorias. Cieras ideas s6lo se pueden comprendet cuando ya se han comprendido otras. El entrenamiento recibido por una mente la pre Para para que capte y abarque ideas que no pueden ser comprendidas por tra, De hecho, los procesos de la educacién formal pretenden guiar a mer. tes jévenes (y no tan jévenes) por un genuino viaje intelectual, viaje que in cluso podria empezar con ideas que ahora se sabe que son incartectas pero ue; por sf solas, parecen ser capaces de preparat al sistema para que més adelante aprecie unas verdades mas exactas. Estos hechos prosaicos rellejan dependencias de trayectorias cognitivas: no podemos llegar a todas partes desde cualquier lugar y el lugar donde ahora nos encontramos limita enor -memente nuestras futuras trayectorias intelectuales potenciales, De hecho le dlependencia de trayectorias se explica muy bien si consideramos que el pro. sreso intelectual supone algo parecido a un proceso de buisqueda computa cional en un espacio grande y complejo. Los aprendizajes previos hacen que el sistema se incline a probar ciertas regiones dle ese espacio y no otras Cuanto més adecuado sea el aprendizaje previo, mas manejable sera la taren de aprender una nueva regularidad: el aprendizaje previo acta como un fl tro en el espacio de opciones que hay que explorar. Las redes neuronales ar. tificiales que aptenden mediante el método de descenso pot un gradients (véase el capitulo 3 anterior) estan exttemadamente restringidas porque la tutina de aprendizaje las obliga a explorar siempre los bordes de su posiciSn actual en el expacio de pesos. Como esto constituye su conocimiento actual, tstas redes no puede ir «saltando» por un espacio de hipotesis, Por tanto, la situacién actual de una red en el espacio de pesos (su conocimiento actual) ‘estringiri de una manera fundamental las «ideas» nuevas que podté explo. ‘ar posteriormente (Elman, 1994, pag, 94), Cuando nos enfrentamos a dispositivos que muestran sefales de depen- Jer de trayectorias, la observacin trivial de que el lenguaje permite empa, uetar y transmitir ideas entre individuos adquiere un nuevo vigor. Ahora 2odemos apreciar cOmo estas migraciones permiten la construccion coma titania de trayectorias y progresiones intelectuales sumamente delicadas y di iciles, Una idea que sélo estaba al alcance de la experiencia previa de Joe, tero que sélo puede florecer en el nicho intelectual que oftece ahora el ce sbro de Mary, puede desarrollar todo su potencial viajanda entre Joe y 3 Yeas un tratamiento detallad de exe caso, incluyendo la otra manera principal de re. ‘Wer el problema por parte de Elman (limitando la memoria iniial),en Clark 199), Ellenguaje: un artetacto definitive | 261 Mary como y cuando haga falta. La trayectoria hacia una buena idea puede entreeruzar varias historias individuales de aprendizaje, haciendo que el mé nimo local de un agente se convierta en un sélido bloque de construcién ara otro, Ademis, la gran cantidad de nichos intelectuales disponibles den- tro de una comunidad vinculada lingiiisticamente, constituye una matriz im- presionante de posibles trayectorias entre agentes. Por tanto, la observacin de que el lenguaje piblico permite que la cognicién humana sea colectiva (Churchland, 1995, pag. 270) adquiere una nueva dimensién cuando reco: nocemos el papel de este empefio colectivo en trascender la naturaleza de- pendiente de trayectorias de la cognicién humana individual. Incluso una biisqueda ciega y poco inteligente de recodificaciones productivas de datos almacenados, producira, de vez en cuando, unos resultados impactantes. Al ermitir que estos resultados circulen entte los individuos, la razén anda- miada por la cultura es capaz de explorar progresivamente unos espacios en los que la razén individual dependiente de trayectorias nunca se podria adentrat, (Véase una investigacién detallada y con base estadistica de esta afirmacién en Clark y Thornton, 1997.) Esta imagen general encaja limpiamente con el trabajo exploratorio de Merlin Donald (1991) sobre la evolucién de la cultura y la cognicién. Donald reconoce claramente el papel crucial de ciertas formas de andamiaje externo (concretamente, de los sistemas externos de memoria) en el pensamiento hu mano. Pero distingue dos tipos principales de andamiaje, que él denomina ‘mitico y teérico. Segiin Donald, antes de los griegos ya se utilizaban diversos formalismos externos pero s6lo al servicio de mitos y narraciones. La inno- vacién fundamental de los griegos fue empezar a utilizar el medio escrito para registrar los procesos del pensamiento y el razonamiento. Mientras que los registros escritos anteriores s6lo contenian mitos o teorias acabadas (que se debian aprender a rajatabla y transmitir relativamente inalteradas), los griegos empezaron a registrar ideas parciales, especulaciones con pruebas a favor y en contra de ellas, etc. Esta nueva practica permitié la circulacién de conjeturas y soluciones parciales, que luego eran enmendadas y completadas Por otros, etc. Segtin Donald (ibid., pag. 343), lo que asi se creé fue «mucho mas que una invencién simbélica, como el alfabeto, o que un soporte espe- cifico de memoria externa, como la mejora del papel o la impresién»; lo que se cred fue «el proceso de descubrimiento y cambio cognitivo externamente codificados» ara completar nuestro inventario inicial de las virtudes cognitivas del pensamiento andamiado por el lenguaje, consideremos las propiedades fisi cas de ciertos medios externos. Por ejemplo, mientras redacto este capitulo no paro de crear, climinar y reorganizar trozos de texto. Tengo ficheros (tan. to en papel como informaticos) con todos los apuntes y fragmentos que he 62 | Mas ald do almacenando durante un largo periodo de tiempo y que pueden tener re- aci6n con este tema. Tengo libros y articulos originales llenos de comenta ios y anotaciones. Mientras traslado cosas de acé para alld (de una manera iteral y fisica), interaccionando primero con una y luego con otra y elabo- ando nuevos comentarios, anotaciones y planes, la forma intelectual del ca- situlo crece y se solidifica. Esta forma no surge totalmente desarrollada a sartir de una meditacién interna. Es el producto de una sucesidn de interac- iones sostenidas y repetidas entre mi cerebro y una variedad de accesorios xternos. Me atrevo a decir que, en estos casos, gran parte del pensamiento eal incluye bucles y circuitos que salen de la cabeza y pasan por el entorno eal. Los argumentos y las tesis intelectuales de gran amplitud cast siempre on producto de cerebros que acttian en concierto con miltiples recursos xternos, Estos recursos nos permiten llevar a cabo manipulaciones y yuxta vosiciones de ideas y datos que pronto desconcertarian a un cerebro no po: ciado."" En todos estos casos, el entorno fisico real de los simbolos y las salabras impresas nos permite buscar, almacenar, ordenar y reorganizar da os de maneras ajenas al repertorio incluido en el cerebro biol6gico."! La leccién es clara. El habla publica, la repeticién interna y el empleo de 2xt0s escritos e informiticos son poderosos instrumentos que reconfiguran 1 forma del espacio computacional, Una y otra vez cambiamos cémputos in- ividuales por representaciones adquiridas culturalmente. Una y otra vez mpleames palabras para enfocar, aclarar, transformar, descargar y controlar uestro propio pensamiento. Asi entendido, el lenguaje no es un mero espe y imperfecto de nuestro conocimiento intuitivo. Es una parte integrante el mecanismo mismo de la razén. 10, El eao sencillo de manipula isicamence fichas de Inclect o Scrabble paca presentar uuevosIragmentos de palabras potenciales« un cercbro especializado en completae patrones '€anse Kirsh, 1995 yel capitulo 3 anterior) es una versén a escala mindscula de la misma es eegia IL. Por ejemplo, Bechtel (1996, pig. 128) comenta que alas representaciones lingisticas seen earacteristicas que no se pueden encontrar en nuestrasrepresentaciones cogmitivs in ings. Por ejemplo, los regsteosexcrtos pueden perdurar sin cambios duraote largos perio 1s de tiempo, mientras que questra “memoria” interna parece basarse en Ia reconstruccin, en la recuperacién de regstrosalmacenados. Ademas, mediante los diverses dispositivos atcticos proporcionados por el lenguaie, se pueden guard directamente relaciones entre ieaas de informacién (por ejemplo, que un drbol se eay6 y una persona dio un salto) que, de 2 ser asi, se podrian llegar a confundir (como ocurre cuando s6lo se vinculan ‘eructurs asociaiva como una red conexionista simple)» 12. Creo que, en ocasiones, el hecho de no aprecia plenarnente ls mites gual pblico conduce al neurofilésofo Paul Churchland a desestimar la expres ante una mciones del Tinguafor: cra. un simple reflejo superficial de nuestro conocimiento «zea (wéine, por ejemplo, hhurchland, 1988, pig. 18), Vase una discusion en Cae, 1996 y en el apartado 10 siguiente, Ellenguaje: un arteacto defnitvo | 263 10.4 Pensar sobre el pensar: el efecto del manglar Si vemos que un drbol crece en una isla, ¢cudl de los dos creemos que apa- recié primero? Lo natural (y casi siempre cortecto) es suponer que la isla pro- porcioné cl suelo fértil en el que pudo arraigar una semilla afortunada, Sin embargo, los manglares" constituyen una reveladora excepeién a esta tegla general, Los mangles crecen a partir de unas semillas flotantes que introdu: ‘cen las raices en fondos cenagosos de poca profundidad. La semilla hace cre- cer unas complejas raices verticales desde la superticie del agua, formando lo que a todas luces parece un arbol pequefio con zancos. Sin embargo, el com. plljo sistema de raices aéreas pronto atrapa tierra, hierba y detritus. Después de un tiempo, la acumulacién de material atrapado forma una pequefia isla ‘A medida que pasa el tiempo, la isla crece mas y més. Al final, un ndmero ere- ciente de estas islas pueden acabar uniéndose, haciendo que la linea de la cos ta llegue hasta los arboles. Durante todo este proceso, y a pesar de nuestras intuiciones previas, a tcrra es construida progresivamente por los érboles. Sospecho que en algunas clases de pensamiento humano actiia este «efecto del manglar». Es natural suponer que las palabras siempre estan en: raizadas en el suelo fértil de los pensamientos preexistentes. Pero al menos en algunas ocasiones la influencia parece ir en la direccién contraria, Un ejemplo sencillo ¢s la poesia. Cuando elaboramos un poema, no sélo nos li rmitamos a emplear palabras para expresar pensamientos: con frecuencia, las mismas propiedades de las palabras (su estructura y su cadencia) determinan Jos pensamientos que el poema llegara a expresar. Se puede producir una in versi6n parcial similar durante la elaboracién de argumentos y textos com- plejos. Cuando escribimos nuestras ideas, generamos una sefial cuyo forma to nos abre una nueva gama de posibilidades. Podemos revisar una y otra vez Jas mismas ideas, abordandolas desde angulos diferentes y con actitudes mentales distintas. Podemos conservat las ideas originales para juzgarlas y probar sin ningin riesgo algunas alteraciones sutiles. Las pademos almace- nar para compararlas y combinarlas con otros conjuntos de ideas de mane- ras que pronto desconcertarian a una imaginacién no potenciada. Como se destacé en el apartado anterior, asi es como las propiedades reales del texto fisico transforman el espacio de pensamientos posibles. Estas observaciones me llevan a formular la siguiente conjetura: quizé el lenguaje publico es el responsable de un conjunto de caracteristicas dis- 13, Un ejemplo especialmente espectacular es el gran bosque de mangles, conocido como Las diez til islasm, que se entiende hacia cl norte desde Cayo Ocste hasta la regién de los Everglades, Los mangles negros de esta tegién pueden aleanzaralruras de 25 m (Lancl, 1982, pigs. 361-363). 264 | Mas alls tintivas del pensamiento humano que se plasman en la capacidad para ma- nifestar una dindmica cognitiva de segundo orden. Denomino dinamica cog- nitiva de segundo orden a un cémulo de capacidades que implican autoe- valuacién, autocritica y respuestas compensatorias ajustadas con precisién." Esto es lo que ocurre, por ejemplo, cuando reconocemos un defecto en uno de nuestros planes o argumentos y dedicamos recursos cog: nitivos a eliminarlo, 0 cuando reflexionamos sobre la poca fiabilidad de nuestros juicios iniciales en ciertos tipos de situaciones y, como resultado, ctuamos con un cuidado especial, o cuando averiguamos por qué hemos egado a una conclusidn determinada comprendiendo las transiciones l3- gicas de nuestro propio pensamiento, o cuzndo descubrimos las condicio: nes bajo las cuales pensamos mejor y tratamos de provocarla. La lista po dria continuar, pero creo que la pauta ya esta clara. En todos estos casos Pensamos en nuestros propios perfiles cognitivos o en unos pensamientos concretos. Este «pensar sobre el pensar» ¢s un buen candidato para una capacidad inconfundiblemente humana, es decir, que no esté manifiesta. mente presente en los animales con los que compartimos este planeta y que no emplean ningiin lenguaje. Por tanto, es natural que nos preguntemos si esto puede constituir ung clase entera de pensamiento en la que el lengua je desempeiie un papel generativo: una especie de pensamiento que no solo se refleje en nuestro empleo de palabras (0 que esté potenciado por ellas) sino que dependa directamente del lenguaje para su propia existencia, En este modelo, el lenguaje pablico y la repetic dn interna de oraciones actaan como las rafces aéreas del mangle: las palabras actuarian como puntos fijos capaces de atraer y acumular mas material intelectual, creando las islas de pensamiento de segundo orden tan caracteristicas del paisaje cognitive del Homo sapiens. A grandes rasgos, es facil ver cémo puede haber ocurtido esto. En cuan- to formulamos un pensamiento en palabras (o sobre papel) se convierte en un objeto para nosotros mismos y para los demas. Como objeto, es una cosa sobre la cual podemos pensar. Para crear ese ebjeto no necesitamos pensar so: bre pensamientos, pero en cuanto esti ahi, inmediatamente se da la oportu- nidad de tratarlo como si fuera un objeto per derecho propio. Por tanto, el proceso de formulacién lingiistica crea una estructura estable a la que se ad- hieren pensamientos posteriores. 114, Semeha informade de dos trabajos muy reciertes que destacan estos temas. Jean-Pie ree Changeus (neurocientfco y bilogo molecular y Alain Connes(matemitica) propenen «que la autoevaluecién es lo que distingue a la verdadetaintligencia; véase Changeux y Com- res, 1995. Derek Bickerton (lingista) ensalza el «pentamiento fuera de linea» y destaca que ninguna otra especie parece tener la eapacidad para detectar problemas en su propio rend imiento y tomar medidas adecuadas pata recifcaros; viase Bickerton, 1995, ‘ Ellenguaje: un artefacto definitive | 265 El linguista Ray Jackendoff ha propuesto algo parecido acerca del papel potencial de la repeticién interna de frases, Jackendoff (1996) propone que la repeticién mental de frases puede ser el medio principal por el que nues tros pensamientos se convierten en objetos a los que luego podemos dedicar ids atencién y reflexién. La afirmacién fundamental es que la formulacién lingiistica hace que los pensamientos complejos estén disponibles para los procesos de atencin mental y que esto, a su ver, los abre a toda una gama de posteriores operaciones mentales. Por ejemplo, nos permite seleccionar dis tintos elementos de un pensamiento complejo y examinarlos uno a uno, ‘También nos permite «estabilizar» ideas muy abstractas en la memoria de trabajo, asi como revisar y criticar nuestro propio razonamiento de maneras ‘que serian imposibles con otra modalidad de representacién Qué hace que la repetici6n interna de frases desempefie un papel tan fuera de lo comin? Propongo que la respuesta se debe encontrar en el pa- pel mas prosaico (y anterior en el tiempo) del lenguaje como instrumento de comunicacidn. Para funcionar como un instrumento eficiente de comu- nicacién, el lenguaje piblico se habré ido transformando en un cédigo ade cuado para los intercambios interpersonales donde se presentan ideas que después se examinan y se someten a critica. Y esto, a su vez, implica el desa- rrollo de un cédigo que minimice la contextualidad (1a mayorfa de las pala: bras retienen, esencialmente, los mismos significados en las diferentes ora ciones en las que aparecen), que sea efectivamente neutral en cuanto a la modalidad (una idea puede ser suscitada por entradas visuales, auditivas 0 tactiles y aun asi conservarse empleando la:misma férmula verbal) y que per- rita memorizar con facilidad cadenas simples de palabras.” Por tanto, cuan- do «congelamos» nuestros propios pensamientos en forma de oraciones re- cordables, independientes del contexto y que trascienden la modalidad, ccreamos un tipo especial de objeto mental: un objeto que se deja examinar desde miltiples angulos cognitivos, que no est condenado a suftit cambios o alteraciones cada vez que nos exponemos 2 nuevas entradas o a nueva in- formacidn y que organiza ideas en un nivel de abstraccién més elevado a par- tir de los detalles idiosincrésicos de sus origenes proximales en la impresién sensorial. Propongo que este objeto mental encaja de manera ideal en las operaciones evaluadoras, criticas y enfocadas con precisién que caracterizan la cognicién de segundo orden. Es un objeto adecuado para los eximenes minuciosos y repetidos que supone la nocién de Jackendoff de prestar aten 15, Annette Karmiloff-Smith destace las dimensiones del Jenguaje pablico neutrales en ‘cuanto ala modalidad en su trabajo estrechamence relacionado sobre la redescripcisn repre ‘Sentacional. Pra la relaivaindependencia del contexto de los signos y simbolos del lenguaie ppablico, éanse Kirsh, 1991 y el capitulo 6 de Clark, 1983. 166 | Mas aia én a nuestros propios pensamientos. Por tanto, el sistema de codificacion Jel lenguaje publico es especialmente idéneo para intervenir en el ambito nas privado de la representacién interna, el autoexamen y la autocritica, tal omo habia predicho Vygotsky en los trabajos mencionados en el apartado 10.2 anterior. E] lenguaje se revela como un recurso fundamental mediante :1cual redeseribimos con eficacia'* nuestros propios pensamientos en un for: nato que los hace asequibles para una variedad de nuevas operaciones y ma: tipulaciones. Es verostmil concebir la emergencia de esta dinamica cognitiva de segun- Jo orden como una raiz de la auténtica explosion de tipos y variedades de es- ructuras externas de andamiaje acaccida en la evolucién cultural humana. La sapacidad de pensar en nuestro propio pensamiento nos permite estructurat «ctivamente nuestro mundo con el fin de fomentar, sostener y ampliar nues- 10s propios logros cognitivos. Este proceso también se alimenta a si mismo, somo ctiando la aparicién del texto eserito y de la notacién nos permiti6 em- dezat a fijar secuencias de pensamiento y de razonamiento cada vez mas com alejas y extendidas, ytratarlas como objetos de posterior examen y atencidn recordemos las conjeturas de Merlin Donald en e! apartado anterior). Una vez asentado este aparato (interno y externo) de reflexién basado en oraciones 1 textos, podemos esperar el desarrollo de nuevos tipos de pensamiento y de codificacién de caracter no lingiiisticos dedicados a dirigir las oraciones y los textos y a interaccionar con ellos de maneras cada vez mas poderosas y efi- sientes.” Asi consideradas, las construcciones lingiisticas son una nueva clase de objetos que nos invitan a desarrollar nuevas capacidades (no basadas en el. ‘engnaje) de utilizacidn, reconocimiento y manipulaci6n. Por tanto, los modos 4e pensamiento con frases y sin ellas han coevolucionado para complementar, 7no para duplicar, las ventajas cognitivas que ofrece cada uno. Creo que el hecho de no apreciar esta profunda complementariedad es lo que ha Ilevado a Paul Churchland (uno de los mejores y mas imaginativos eurofilésofos) a rechazar la expresisn linguaforme como si fuera un simple ‘flejo superficial de nuestro conocimiento «verdadero». Churchland teme que sin este rechazo podriamos describir erréneamente todo el pensamiento 1 la cognicién como si implicara la repeticién inconsciente de cadenas de ximbolos parecidos a frases y que, en consecuencia, podriamos pasar por alto 16, Lat idea de que la cognicién avanzada implica procesos repetides donde el conaci ‘niento y la tepresentaciin abtenidos se redescriben en nuevos formatos (que luego sostenen suevos tipos de operacicn y de acceso cognitvos) se examina con mucho mas detalleen Kar nil Smith, 1992; Clark, 1993; Clark y Karmiloff Smith, 199, y Dennett, 1994. La hipétesis stiginal de la redescripcién representacional fue desatrollada por Karmiloft Smith (1979, 1986), 17, Véanse, por ejemplo, Bechtel, 1996, pags. 125-131; Clark, 1996a, pgs. 120-125. Ellenguaje: un artefacto definitive | 267 las potentes codificaciones basadas en patrones y prototipos que parecen ser biologica y evolutivamente fundamentales. Pero ahora hemos explorado una parte sustancial del fértil territorio que hay en medio." Al combinar un con- junto de aptitudes biolégicamente basicas para el reconocimiento de patro- nes con los «adhesivos cognitivos» especiales de la palabra y el texto, noso: tros, al igual que los mangles, creamos paisajes nuevos: nuevos puntos fijos en el mar del pensamiento. Concebido como un artefacto cognitivo comple mentario, el Jenguaje puede ampliar genuinamente nuestros horizontes cow nitivos sin necesidad de intentar la tarea imposible de recapitular los conte- nidos detallados del pensamiento no lingiistico 10.5 La adaptacién del lenguaje al cerebro Consideremos un artefacto mal disefiado como, por ejemplo, uno de los primeros programas para procesar textos que era extraordinariamente dif cil de aprender y muy incémodo y frustrante de utilizar. ;Un ser mutante imaginario que encontrata facil un programa como éste seguramente hubie ra necesitado unos recursos nerviosos disefiados especialmente para adqui rir esta competencia con rapidez! ‘Ahota consideremos un artefacto disefiado a la perfeccién: el clip para sujetar papeles.”” Para aprender a utilizar los clips con rapidez y habilidad no es necesario ser un mutante con un cerebro disefiado especialmente, porque el mismo clip esta adaptado para facilitar una utilizacién sencilla por parte de seres como nosotros (pero no por parte de ratas 6 palomas) en nuestros entornos de oficina. Supongamos (y sélo supongamos) que el lenguaje es asi. Es decir, que es un artefacto que ha evolucionado, en parte, para que setes como nosotros lo puedan adquirir y utilizar con facilidad. Por ejemplo, puede presentar es tructuras fonéticas o gramaticales que exploten determinadas predisposicio- nes naturales del cerebro y del sistema perceptivo del ser humano. De ser esto asi, podria parecer que nuestros cerebros estén especialmente adapta- dos para adquirir un lenguaje natural, pero de hecho seria el lenguaje nau ral el que estarfa especialmente adaptado para ser adquirido por nosotros, pesar de todas las imperfecciones cognitivas. 18. Dennett (1991) explora precisamente este territoro intermedio. Examino de mane letallada la subestimacion del papel del lengusje por parte de Churchland en Clark, 1996, Vé nse ejemplos de esta subestimacion en ls pg, 18 de Churchland, 1989 y en las pigs. 265-27 ide Churchland y Churchland, 1996. 19, Véase una exposiciin completa del clip en Petrosk, 1992

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