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Texto Ponencia
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RETOS DE FUTURO
Enrique Sacanell
Estos Servicios Sociales de Base son señalados, en ese mismo artículo, como
la puerta de entrada al sistema de servicios sociales y su función principal será
“la detección y atención, dentro de su ámbito territorial de actuación, de las
necesidades sociales susceptibles de ser atendidas en el ámbito de los
servicios sociales, coordinando y gestionando, en su zona geográfica de
influencia, el acceso a las diversas instancias del Sistema Vasco de Servicios
Sociales.” Todos los ayuntamientos del País Vasco deberán disponer, solos o
asociados de un Servicio Social de Base.
La Ley indica también, en su artículo 36, que el marco territorial de los servicios
sovciales de base será la “zona básica”, determinando en el apartado 2 que
ésta “deberá abarcar un ámbito poblacional de 5.000 habitantes, o, cuando se
trate de zonas rurales o desagregadas, de 3.000 habitantes”.
Este mismo lugar, la Ley señala “la provisión y prestación de estos servicios se
garantizará desde los servicios sociales municipales, con la salvedad del
servicio de teleasistencia, que recaerá en el Gobierno Vasco, de acuerdo con
la distribución competencial prevista en el capítulo I del título III.” Este
planteamiento es ratificado en el artículo 42, apartado 2, en que se indica entre
las competencias municipales la provisión de los Servicios sociales de
asistencia primaria salvo el servicio de teleasistencia.
En este contexto parece muy oportuno hablar de retos pero unos retos que se
me antojan más de presente que de futuro. De forma sucinta vamos a
desarrollar algunos de los principales desafíos a los que se han de enfrentar los
Servicios Sociales de Atención Primaria y, como entidades competentes en la
provisión de los mismos, los Ayuntamientos de Euskadi.
Esas estructuras tienen que ir más allá del ámbito poblacional que la ley
define como referente para las zonas básicas (5.000 habitantes en
general y 3.000 para zonas rurales o especialmente desfavorecidas). Si
bien esa referencia puede servir para establecer una dotación territorial
mínima en la futura cartera de servicios no parece un marco adecuado
para gestionar el Sistema Vasco de Servicios Sociales en su dimensión
más local.
Para financiar los servicios sociales de atención primaria sólo caben tres
caminos, el aumento de la presión fiscal por parte de los ayuntamientos,
el copago o el cambio en el porcentaje que reciben los ayuntamientos
de los ingresos fiscales actuales. Sin descartar medidas en las dos
primeras direcciones parece razonable pensar que el peso principal ha
de partir de una nueva distribución interinstitucional de los ingresos
fiscales.
Sin embargo, eso exige del sistema de servicios sociales que se dote de
personas técnicas y políticas que lo lideren y sean capaces de buscar el
encuentro, la colaboración y el éxito mutuo independientemente de la
institución en la que trabajen. Forjar esos líderes, ayudarles en su
desarrollo, reconocerles en su gestión es un reto del que depende en
gran medida el éxito final del sistema.
Diciembre de 2008