y sin embargo, cuando ms te olvido ms te recuerdo, en sazn, con la inocencia hermosa de quien hace de la sinceridad bandera de justicia donde honrar la vida, pero es as, en penumbra, cuando ms te quiero. Me qued aqu, junto a estos almendros, que preservan tu adolescencia y la veneran y la suean para que quede testimonio, porque el tiempo es cruel
pero tambin da limosna, flores de almendro,
pinturas al alcance de la mano, a veces pobre recompensa.
Y duermo y sueo y venero
estos almendros que vieron tu corazn latiendo con premura; verte era la pura delicia y arrancarte una sonrisa bastaba a mi da para ser eterno. No he dejado ni una maana de mirar cada almendro como un espejo que contuviera tu talle y tus senos, el valo perfecto y sagrado, y ahora me tiemblan las manos y no puedo sangrar, slo llorar, por el miedo que hay en mis entraas, mas no a la muerte, sino al olvido, o que tal vez nunca jams estos almendros me den la medida de tu libertad.
Bajo estos almendros he soado
con tu regreso. Era tan real que vea tu falda al viento, tu semblante de mujer hecha, tus brazos en remolino y quise ser viento, y celeste primavera para acariciar sin dolor,
amar generoso y honesto.
Me crecan alas con tu sueo, se abra la vida y el mar, siempre tan lejano, se llegaba hasta mis pies, desbordaba mi cuerpo y siempre me entregaba y correga mi error. El sueo acababa siempre igual, yo alargaba mi brazo para impedir que te fueras, pero la brisa cruja los almendros y te llevaba, porque ya no me pertenecas, solo a ellos, de ellos eras, para siempre, en eternidad..