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AMOR DE SENOS GRANDES

Camin bajo el murdago blanco, deshojado, tan ridculo como una patada
al estmago y como yo mismo, la aoranza maldita, maldita sea, los dedos
se me entrecruzaban de esperar qu s yo, esperaba que apareciera en ese
mismo instante y zarandearla fuerte hasta dejarle marcas como mariposas
revoloteantes en los hombros - a ver si poda luchar contra signos dulces y
tambin abofetearla a besos. Mi amor es obsceno, como una vaca lamiendo
a una tortuga, enamorada hasta el tutano. Pero ella no vena, nunca hay
que confiar en mujeres de senos grandes, ni siquiera era bonita. Ya no saba
nada, me desesperaba. Quera arrancar el murdago de raz y volverme
vaco, como el rojo enfermo de la sangre que me brota cada vez que me
corto el tallo de los brazos. No, nadie ve nada, nunca nada, solo me importa
la chica de los senos grandes. Te amo, le dije. Cul ser su nombre, pero yo
le puse Juanilla en mi mente. S, Juanilla, pastorcilla domadora de ovejas,
quireme porque tengo lana y sumisin y rareza arcaica. Me voy perdiendo,
perdiendoJuanilla, bonita, aparece de una puta vez, el murdago, el
murdago nos ha conminado a estar aqu y juntos. Porque eres animal de
monte y yo quiero tus montaas y abrirme ruta en tu carne putrefacta.
Te crees linda, animalita, te vi caminar junto a la estacin de tren
meneando el pelo al viento. Y sabes?, no hay mentira en las plantas, yo
que soy druida y medio loco y por loco, cuerdo, lo s todo de la copulacin
de ojos y de los destellos de dientes que prometen mordidas sexuales. Y t
me prometiste todo eso mientras acariciabas tu pelo azabache sin miedo al
tiempo que te teir de canas gratis y sin darte vuelto.
Continuacin en: www.limadu.blogspot.com
Matta Durn Liz del R.

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