Mi nombre es Rocío González Reséndiz tengo 22 años, estoy
estudiando pedagogía o más bien estoy concluyendo los estudios de licenciara en dicha profesión, estoy en el campo de educomunicación, me gusta esta universidad, me gusta mi vida universitaria, es mayo de 2010 y en un par de días más mi estancia como estudiante universitaria cambiara radicalmente, pero jamás dejare mi formación y jamás dejare el espíritu universitario…. “Educar para trasformar” simples palabras que trasformaron mi vida universitaria, la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) es y será parte importante de mi vida, durante cuatro años de estadía en sus aulas aprendí las lecciones más importante sobre la vida lo cual han influido tanto en mi que parte de lo que soy se lo debo a la universidad.
Aun recuerdo cuando decidí elegir a la UPN como primera opción
para comenzar mis estudios universitarios, siempre he tenido la visión desde muy niña de intervenir en el mundo educativo porque ¿qué es un hombre sin las armas que dan la educación? Así que un día al ver una convocatoria en un cartel sobre lo que ofrece la UPN decidí hacer examen para poder ingresar a dicha casa de estudios. Ya llegado el día del examen no tuve problemas al presentarlo y cuando tiempo después supe que fui aceptada no pude más que comenzar a vislumbrar mi futuro en aquellas aulas.
Cuando entre por primera vez un escalofrió recorrió mi cuerpo al
saber que durante cuatro años mi vida sería sin duda muy cambiante por todo lo que aprendí a ver, aquellas instalaciones me cautivaron, su biblioteca era enorme en comparación a la que estaba acostumbrada antes, estas intimaciones se convertirían en mi segunda casa mejor dicho en mi segundo hogar.
En mi primer semestre me perdí varias veces por la arquitectura
peculiar de la universidad, dude de la precedencia de la comida del comedor por su bajísimo precio, me sorprendí por lo económico que salía el sacar fotocopias, me moleste por el trato despectivo de algunos servicios en especial por aquella señora enojona de las copias de la biblioteca (que de seguro varios fueron atendidos por aquella lindísima persona), entre a cuanto taller encontré pero lo más importante hice grandes amistades que hasta el día de hoy perduran.
Durante mi estancia en la universidad lo que más puedo agradecer
fue la formación para aprender a ver mas allá de mi visible, a criticar de forma fundamentada lo que pasa en el mundo real, como me divertí en primer semestre fue literalmente un angelito, ya que montamos una pastorela fundamentada en contenidos de la clase, también baile regeeton, saque mis dotes artísticos, mis mejores pasos de baile, descubrí que la imaginación es algo tan valioso que nunca se debe perder, todo lo anterior lo digo porque un profesor marco mi vida universitaria su nombre es David Beciez, quien tuvo la fortuna de tomar clase con él sin duda se divirtió mucho al mismo tiempo que hoy por hoy recuerda cada clase en lo más fresco de la mente, con él me quite el temor de participar en mi propia formación, me subí al ring (tuve que hacerla de luchadora en una presentación)y de dos a tres caídas decidí ya no ser la alumna tímida y callada.
La universidad pedagógica nacional me dio la oportunidad de ser
formada por maravillosos profesores entre ellos David Beciez, Eduardo Velázquez, Luis Héctor González, Alejandro Gallardo, Martha Altamirano ellos entre otros muchos más fueron grandes maestros de vida, de verdad gracias a todos. Como hay cosas buenas también hay cosas malas, para mi pesar también batalle con profesores con interés propios y hasta cierto punto prepotentes quienes lejos de ayudar a construir mentes universitarias solo caían en un camino retrograda de lo que debía ser la educación.
Hice grandes amigos con quienes viví maravillosos momentos y
también a ellos les agradezco todo el apoyo recibido en momentos difíciles, gracias amigas: Mónica Morales, Elizabeth Martínez, Judith Lira, Aglae Flores, Mónica Dávila, el orden de los factores no altera el producto así que amigas gracias por todos los momentos aquí vividos.
Aun recuerdo con gran cariño aquel momento en primer semestre
en el que observaba a los estudiantes desde lo alto del pasillo como se tomaban sus fotos con toga y birrete y añoraba el momento en el que yo me tuviera que tomar esas fotos, y el día llego allí estaba yo con toga y birrete, entonces volteé al lugar donde años atrás me imaginaba festejando con mis amigos el largo camino recorrido y me llego cierta nostalgia al saber que este trayecto está llegando a su fin y que debo comenzar uno nuevo en el cual cada día vivido en mi casa de estudios vendrá a mi mente con gran cariño.
Me da tristeza y cierta frustración el ver que muchos tuvieron que
desertar de la formación universitaria, muchos de mis compañeros que esperaba ver el día de la toma de la foto ya no estaban, todos aquellas personas que llenamos en su momento el auditorio principal de la UPN el día de la inscripción ya no estaban, es triste pero da impulso a querer mejorar desde la pedagogía el mundo real para que más personas tengan acceso a una educación completa, digna y critica. Educar para trasformar sigue moviendo varis cosas en mi mente que quieren traspalarse a acciones, me quiero comer al mundo, la UPN me ha dado esa hambre de salir como guerrera mitológica al ataque para la mejora de una sociedad decadente en varios aspectos, ignoro si sea bueno o malo que los universitarios salgamos con tantos sueños y utopías pero es algo que sin duda o por lo menos a mi me mantendrá en píe de lucha por mucho tiempo. La UPN está muy dispersa entre grupos, entre aquellos que solo están por estar y entre aquellos que están por mejorar, no solo los alumnos se encuentran dispersos, se habla de cooperar pero muchos profesores no ponen el ejemplo con sus acciones, ínsito no se trata de perjudicar solo fue parte de mi experiencia entre los pasillos de la UPN que al final de cuenta fuer parte de mi formación una formación no formal.
Aquellos pasillos donde reí, donde llore, donde de manera
desesperada intentaba en algunas ocasiones terminar tareas no hechas, en donde se organizaban las tertulias entre amigos, donde se discutía sobre los temas de la clase pasada y como fue el profesor tan injusto en dejar tanta tarea, todos aquellos momento no quedaran como viejos fantasmas en los pasillos ya que quedaran en mí por siempre.
La biblioteca en donde un par de ocasiones me dieron una buena
reprimenda por entregar fuera de tiempo algunos libros, la biblioteca en donde me sentaba a trabajar y me perdía entre tanta información en donde al fin de cuentas me enamoraba de algún libro, desde que puse por primera vez la vista en la biblioteca sabía que allí pasara también grandes momentos, allí me enamore de varios autores, me perdí entre la critica latinoamericana de Galeano, entre la poesía de Benedetti, entre el realismo mágico de García Márquez, entre las líneas de Carlos Fuentes, en la liberación del hombre con Paulo Freire, en el romanticismo de Ángeles Mastretta, en el misterio e intriga de las novelas de Dan Brown..muchos y variados libros leí lo cual es parte de la formación universitaria sin contar claro las salidas de la universidad a museos o conciertos, pocas veces los profesores nos impulsaron a aquellas salidas lo cual me dieron pauta para hacerlo yo sola, porque nuca hay que olvidar que parte de alimentar el alma es el alimentar los sentidos. La universidad me abrió el apetito y ahora cada que me alimento me da más hambre de conocer.
Sería infinito el escribir cada una de mis experiencias vividas, el
escribir solo unas cuantas no demeritan las demás, como lo decía Benedetti el tiempo es algo tan relativo, cuatro años pasaron tan rápido, en unos días más estere recibiendo mi diploma por haber concluido mis estudios universitarios y que curiosas son las cosas recibiré mi diploma en el mismo lugar donde junto con otros compañeros imaginábamos que sería de los próximos cuatro años recién entre en 2006.
Cuando recién entre a campo la última fase de formación en la
licenciatura en pedagogía el profesor Juan Carlos Rangel comento que somos muy afortunados en egresar en esta fecha 2010 aludiendo a los 100 años de la Revolución Mexicana y 200 de la independencia , somos la generación de debe revolucionar a las mentes, tenemos una obligación con el pueblo de mejorar las cosas, tenemos el deber ser con y para mejorar la calidad de vida, tenemos en nuestras manos la misión de preservar la cultura de transformarla y hasta de inventarla.
Los universitarios cualesquiera que fuera su institución madre
tenemos la obligación de velar por el progreso y bienestar de los que tanto nos dieron, por los que no pueden hacer escuchar su voz, porque no han podido terminar su camino.
Mi experiencia es que la universidad me reinvento y alimento mi
curiosidad por conocer el mundo, jamás dejare de construir mi camino con las bases que la Universidad Pedagógica Nacional me dio, ella me dio las armas para la batalla que me espera saliendo, me siento como un polluelo dejando el nido preparando las alas para volar y seguir construyendo su destino. EDUCAR PARA TRASFORMAR, EDUCAR PARA LIBERAR, UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL….. Nos esperan muchas luchas, muchas desilusiones, muchas derrotas, pero todo ello nos hará más grandes, mas fuertes, luchemos y levantemos la frente mirando al horizonte con la convicción de logar y hacer cumplir nuestros sueños y anhelos por que eso nadie nos lo puede quitar más que nosotros mismos…