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CAPITULO 1. ANALIZAR EL USO LINGUISTICO ES ANALIZAR IDEOLOGIA Alejandro Raiter. Nos queda la palabra. 1, @Para qué sirve el analisis del discurso? na propuesta que afirme la utilidad del andlisis del discurso, del uso cotidiano del lenguaje, para entender qué representa- ciones sociales circulan dentro de una comunidad lingiifstica debe rechazar ~al menos, poner en duda- varias afirmaciones que aceptamos como verdades de sentido comin: a) El lenguaje es un medio de comunicacién. Como tal, no sélo es transparente (permite reflejar la realidad y/o las intenciones del hablante), sino que las formas lingiifsticas son indiferentes a los con- tenidos que supuestamente transmiten. b) Una o un hablante cualquiera primero piensa y luego debe codificar en formas lingiifsticas. c) El lenguaje posee reglas propias que no comparte con ningin otro dominio del conocimiento o Ia actividad humanas. Las formas lingiifsticas no son constitutivas de una formacién econémico-social en particular, sino un instrumento para las personas. d) Las formas gramaticales abren una serie de posibilidades por- que el uso lingiifstico carece de reglas especificas; de ningtin modo condicionan qué puede decirse. 22 | ALEJANDRO RATER e) El uso del lenguaje es performativo y, por lo tanto, construye la realidad. La historia y los andlisis sociales son s6lo relatos que se refieren o responden entre si. Estos rechazos no suponen la imposibilidad de hallar importan- tes aportes que podamos utilizar para comenzar a construir una teo- rfa sobre el uso lingiifstico, una teorfa que vincule a las formaciones econémico-sociales con las formas lingiifsticas que le son propias, que muestre cémo las refleja, las refracta, y que permita proyectar un cambio. La primera afirmacién se basa en la arbitrariedad del signo lin- giiistico (Saussure, 1921). En efecto, la arbitrariedad del signo es un punto clave para esta posicién, ya que necesita de la neutralidad de los decires y de lo dicho frente a cualquier situaci6n social. Es as{ que, si tenemos el signo lingiifstico /pobreza/, los defensores de las posiciones anteriormente sefialadas dirfan que no hay ningu- na relacion causal o de otro tipo entre {la pobreza} como concepto y /pobreza/ como signo. En estas teorias los signos tienen slo valor negativo, opositivo. Asi /pobreza/ se opone a todos los otros signos del sistema lingiifstico: /pobreza/ se opone a /riqueza/, /indigencia/ pero también a /gallina/, /casa/, /zanja/, etcétera. De acuerdo con esta posicién, todos los signos pertenecen a un sistema (teérico) de signos; su tinica existencia real esta en la mente de quienes los usan, asf como en las reglas que permiten su combinacién en unidades mayores, como por ejemplo, en oracio- nes. Para qué o por qué los usan los hablantes es, ya, un problema comunicativo. Si tenemos la oracién: 1) Rebeliin de los jovenes de los barrios periféricos de Paris. Sélo podemos decir, desde un punto de vista lingiifstico, que es una oracién gramatical, esto es, bien formada, que resulta de movimientos realizados sobre una oraci6n mds basica —una nominalizacién— del tipo: 2) Los jévenes de los barrios periféricos de Paris se rebelan. ANALIZAR EL USO LINGUsTICO Es ANALIZAR IDEOLOGIA Estas oraciones estén bien formadas, aunque no se especifique Por qué ni contra quiénes se rebelaron los jévenes. Los jovenes/ son (no visjos! y /no ninosl, /periferia/ se Opone a /centro/, /Paris/ seré /no 3) Madre hay una sola. 4) Este pats necesita un modelo de desarrollo, Cualquier diferencia que pudiera existir en la comprensién y/o en la produccién, no puede ser revelada Por los estudios lingiiisticos. La afirmaci6n b) esté mw pensar el sistema lingiifstico Por fuera de otras actividades mentales, las formas lingiiisticas de cualquier actividad mental individual o de cualquier situacién social, son simples formas instrumentales muy importantes— pero reemplazables por otras. La afirmacién d) nos indica que todos los hablantes, en cualquier Los portaestandartes de la Posicién e) parecerian seguir un cami- no inverso. Si de la discusién que acabamos de mantener se podria. deducir que los aspectos sociales y contextuales no afectan el uso del 23 24 | Atesanoro RarTer lenguaje, de esta diltima afirmaci6n se podria deducir que el uso del lenguaje —al menos en determinadas situaciones- afecta directamente a la sociedad. Est4 basada en la descripcién de dos situaciones muy particulares del uso lingiifstico. Si un juez o un sacerdote pronuncia ante una pareja de novios: 5) Los declaro marido y mujer. La pareja ya est4 casada. Hasta ese momento pudieron haber mantenido interminables charlas acerca de la conveniencia 0 no de contraer matrimonio, pero desde el momento en que fue enunciada alguna formula como 5) ya no pueden discutir si contraer matrimonio es o no beneficioso; deberan discutir si el matrimonio del que forman parte es bueno o si les conviene disolver el vinculo (en los pafses en que esto es legal). Esto es, el enunciado 5) es el que ha creado legal- mente el matrimonio que antes no existfa. Tenemos un antes y un después del enunciado que ha cambiado las cosas en el mundo. De un modo andlogo, un enunciado como: 6) Te prometo cuidar al perro mientras estés fuera. crea un antes y un después, ya que antes de enunciar 6) yo (el locutor) no me habia comprometido a nada, pero luego el compro- miso ya existe. También tenemos un antes y un después del enun- ciado que ha cambiado las cosas en el mundo, aunque el cambio sea pequefio, ya que sélo crea una situaci6n en la que, si no cumplo, estoy {en deuda} con quien me compromett; por su lado, el oyente puede quedarse tranquilo: alguien cuidaré a su perro. Podemos dar otro ejemplo con la existencia de signos lingiifsti- cos cuyos conceptos no parecen tener ningtin referente fuera de la misma teoria que los cre6 y los definié como tales. Tomemos, para elegir una disciplina, la gramatica. Quien la haya estudiado, ya des- de los primeros afios de escolarizacién, debe poder marcar en una oracién cosas como sujelo, predicado verbal simple, predicado nominal, objeto directo, objeto indirecto, etcétera. Sin embargo, nadie puede ver un objeto directo si no esta pensando desde el punto de vista de una ANALIZAR EL USO LINGUISTICO ES ANALIZAR IDEOLOGIA teoria gramatical, éste no existe fuera de la teorfa. Conocer su existencia, por otro lado, no ayudaré a las estudiantes a escribir 0 a leer mejor ni peor, no obstante lo cual, mientras se ensefie gramiatica, se ensefiard a reconocer el tan mentado objeto directo creado por y para los gramaticos. Cambia a la sociedad en el sentido en que se convierte en un saber imprescindible para aprobar una materia de la curricula escolar. Estos ejemplos muy basicos nos permiten entender el modo en que extienden su teorfa los defensores de e). Aqui los signos lingiifs- ticos no son arbitrarios porque son creativos, crean cosas a partir de reglas de uso y de produccién discursiva. Asi, para que 5) sea valido y realmente conforme un matrimonio, debe ser emitido por la persona correcta en el lugar indicado. Pero lo que constituye que una construccién cualquiera sea considerada un registro civil o un templo no son los ladrillos, la cal, la arena o la madera sino que, a su vez, haya sido consagrado discursivamente como lugar adecuado. Deberd poseer también cierta simbologia, como la cruz (ejemplo de simbolo religioso) 0 el escudo de la repiiblica (ejemplo de simbolo del poder del estado), pero el sf que da a su turno cada miembro de la pareja significa algo diferente que otros sies, nada mas que porque es enunciado de acuerdo con determinadas reglas y no con otras. Para comprender esta posici6n de un modo sencillo nos podemos preguntar qué es un gol, porque un gol representa, obviamente, algo objetivo, pero no existia en la naturaleza hasta que fue creado por los seres humanos. Un gol se puede producir, lograr, convertir dentro de un partido de fiitbol. Cuando la pelota cruza la linea blanca que esta marcada debajo del travesafio del arco, dentro de un partido de fitbol, cumpliendo con ciertas reglas la pelota no puede ser empujada con la mano, el jugador no debe estar en offside, etcétera-, tenemos un gol y el referi lo convalida sefialando el centro de la cancha. Sin embargo, esta posicion es de dudosa universalizacién. Esta claro que al mencionar una palabra como montaria o rio, los seres hu- manos no han creado las propiedades de lo que es una {montafia} o de lo que es un {rfo} pero sf que han creado lo que es un {gol}, al punto que le podemos dar un valor diferenciado para cuando un equipo juega en su cancha o juega en la cancha se su adversario. De todos modos, es obvio que no tiene sentido defender que 25 28 | A.esannro RAITER * No se mencionan otros generadores de pobreza, por lo que el incremento poblacional parecerfa ser el tinico. * Muchas personas que trabajan son pobres, aunque menciona el trabajo como una herramienta de control de la pobreza. * No queda claro si se le adjudica a Maturana el deseo de combatir la pobreza o si lo que pretende es controlarla. * El aumento de la escolarizaci6n no siempre redujo el nivel de pobreza (Ong, 1982). * No menciona sujetos concretos, es decir, no hay pobres -ni ricos, de quienes no sabemos qué sucede. ¢Pretendera controlar la pobreza oa los pobres? * Por otro lado, lo que debemos trabajar es el lugar que estos discursos tienen dentro de los intercambios cotidianos de una comu- nidad: s6lo asi podremos captar su sentido. Sin perjuicio de volver un poco mas adelante con el anilisis, cree~ mos que queda claro que encararlos nos permitira entender un poco mas qué dicen/significan en contextos especfficos. Las casitas del barrio alto con rejas y antejardin (Victor Jara) 3. La critica El mayor éxito de la ideologia consiste en naturalizar lo que es so- cial, cultural e histérico. Asf, nos parece natural levantarnos cada ma- fiana para ir a trabajar durante varias horas para recibir a fin de mes 0 de quincena un salario. Suponemos que @ los soldados vencidos ya las etnias ocupadas por el Imperio Romano podria haberles parecido na- tural que los hicieran esclavos o que debieran abonar un tributo para mantener su “libertad”. Tanto al asalariado moderno como al esclavo 0 alos tributarios podria parecerles una fatalidad su situaci6n, prefie- reno hubieran preferido, quizés, estar del otro lado, pero su situacién esy era consecuencia de un tinico ordenamiento posible. ANALIZAR EL USO LINGUISTICO ES ANALIZAR IDEOLOGIA La critica nos permite derrumbar este andamiaje y mostrar que el salario, Ja esclavitud y la tributaci6n no son naturales, sino pro- ducto respectivo de modos de produccién y de relaciones de produc- cién especfficas, producidas y sostenidas por hombres y mujeres y -por lo tanto- modificables por las mismas mujeres y hombres, bajo condiciones especificas. Toda produccién social puede y debe criticarse. Por qué deberia ser una excepci6n el uso del lenguaje? El uso del lenguaje puede y debe criticarse; desde la critica del lenguaje podemos desnaturalizar el sentido y la significacion de los intercambios lingiifsticos. Es deber de los analistas del discurso realizar esta tarea; no por un capricho, sino por una realidad lingiifstica. En efecto, asi como los dialectos espafioles pueden distinguir cosas como {género feme- nino / género masculino}, no poseen una morfologia que les per- mita distinguir entre {natural / fabricado por mujeres y hombres}. Cualquier nifia puede saber que una muiieca lleva género femenino, por lo que puede ser linda, y la identificaré y modificara con un la © con una, un pelicano es masculino, puede ser lindo y lo identificaré y modificara con un él o un wn. Por el contrario, puede Iamarles la atencién la confesién de sus padres acerca de la ausencia de televisores, computadoras o Internet en su propia nifiez. Porque los televisores ¢ Internet les seran tan dados ~y naturales~ en los intercambios lin- giifsticos como las plantas o las palomas. Ni que hablar del salario. De modo que aqui esta el valor de la critica del uso lingiifstico. Hacer consciente lo que no loves. Asfcomo estar obligado a vender la fuerza de trabajo propia implica disciplinamiento (levantarse, co- mer y dormir a determinadas horas, adquirir bienes en funci6n del silario percibido y no segtin la necesidad, etcétera), escuchar y re- producir permanentemente determinados enunciados, ofr y hablar sobre determinados temas y no sobre otros posibles, también acttian como disciplinadores. Damos por sentado que la critica es necesaria, tanto la de la eco- hiomfa politica, como la social, la cultural y la lingiifstica. Ahora, el problema es qué y como criticar y qué devela dicha critica. No se (vata de criticar a la vecina, eso puede ser divertido, pero no muestra 29 30 | Aveiannro Rairer nada. La critica necesita método y necesita también objetivos claros. No est destinada a atacar, sino a comprender. Marx no escribié una critica sobre el capital para mostrar que habfa pobres, sino para en- tenderlo, para historizarlo. Para seguir un precepto mas caro a la lingiiistica adoptaremos la afirmacién de Chomsky (1957 y ss.): no debemos conformarnos con una adecuacién descriptiva, sino que debe ser, ademés, explicativa. Queremos entender la funcién comunicativa y social de los recursos lingiifsticos, la critica no se conforma con describirlos. Yo tengo tantos hermanos que no los puedo contar Y una novia muy hermosa que se lama Libertad (Atahualpa Yupanqui) 3.1. La corriente académica llamada Analisis Critico del Discurso (ACD) Como caracterizaci6n de la corriente de anilisis del discurso identificada con ese nombre ~y que se utiliza desde hace varios afios~ utilizaremos dos citas de Wodak (2001) y otra de van Dijk (2001), dos de sus mas conocidos referentes. Ademés de la descripcién o aplicaciones superficiales, la ciencia oritica, en cada dominio, se plantea, ademés, otras preguntas, como las de las responsabilidades, los intereses y la ideologia. En lugar de enfocar s6lo sobre problemas académicos o tebricos, comienza por los problemas sociales, y elige, por lo tanto, la perspectiva de quienes mas sufren, y analiza criticamente a quienes tienen el poder, los que son responsables y los que tienen los medios y la oportunidad de resolver esos problemas” (van Dijk, 1986, p. 4) en (Wodak, 2001, p. 1). En otras palabras, el ACD apunta a investigar criticamente la desigualdad social tal como es expresada, significada, constituida, legitimizada, etcétera, por el uso lingiifstico (0 en el discurso) (Wodak, 2001, p. 2). ‘ANAUIZAR EL USO LINGUISTICO ES ANALIZAR IDEOLOGIA | 31 ELACD es una perspectiva -critica—de hacer investigacién: es, para decirlo de algiin modo, andlisis del discurso “con una actitud”. Focaliza en problemas sociales’ especialmente en el rol del discurso en la produccién y reproduccién de abuso de poder 0 dominacién. Siempre que sea posible, lo hace desde una perspectiva que sea consistente con los mejores intereses de los grupos dominados (van Dijk, 2001, p. 96). Como podemos ver, los representantes y fundadores de esta co- rriente desean identificarse con “los de abajo”, con los dominados, con las victimas de los abusos de poder; al tiempo que desean en- frentar a quienes son responsables de la existencia de victimas. Es un punto de partida que compartimos. Ellos aclaran en numerosas oportunidades que el ACD no es un método sino-una-actitud-o una perspectiva; se dan a sf mismos la funcién de denunciar aquellos tex- tos que contengan construcciones discriminatorias, racistas, despec- tivas, que legitimen la opresién de un grupo por otro, etcétera. Sin embargo, no entendemos cémo puede dejarse de lado el método. Otos representantes de esta corriente afirman: ' L..] En primer lugar, el papel del discurso en la trasmisién Lic] persuasiva y en la legitimacion de ideologias, 0 mas bien fragmentos de ideologtas, valores y saberes — ideologias o fragmentos de ideologias sexistas 0 racistas; por ejemplo saberes acerca de lo que es “normal” o de lo que es “esencial” a la hora de definir un grupo social: asi aparecen y reaparecen enunciados bien arraigados y con prestigio que se citan y se reelaboran constantemente, del tipo “la esencia de lo femenino es la maternidad” (Rojo, Pardo y Whittaker, 1998, p. 11). Ahora bien, de los conflictos sociales, de las opresiones que se realizan en una sociedad, parecen elegir el sexismo y el ra- cismo. De hecho, la mayorfa de los trabajos que conocemos se telieren a la discriminacion por raza, nacionalidad o género. En particular, sus autores se han detenido mucho en la discrimi- 32 | ALesANDRo RaiteR nacién discursiva efectuada hacia los extranjeros e inmigrantes ilegales, en especial en la que se realiza hacia los no-blancos en Europa occidental y los Estados Unidos. También en el maltrato o la discriminacién de las minorfas, asi como en las afirmaciones y actitudes sexistas. Una de las tareas principales que se autoasignan los propulsores y seguidores del ACD es la de denunciar producciones periodisticas, discursos politicos, contenidos escolares, etcétera, que contengan contenidos racistas. Esta, efectivamente, es una tarea que debe rea- lizarse porque —dada la imbricacién del lenguaje con nuestro cono- cimiento-— las producciones lingiiisticas racistas 0 sexistas son incor- poradas en nuestra memoria y luego mantenidas y reproducidas de modo inconsciente, tenidas por validas, normales o esenciales, como vimos mas arriba. 3.2. La critica al ACD E] ACD comenzé a desarrollarse —atin no tenia ese nombre— con Ja denuncia del racismo de Ia mayorfa blanca de la poblacién hacia una minoria constituida por los trabajadores inmigrantes no blancos en los Paises Bajos (van Dijk, 1984), y hiego en el resto de Europa y los Estados Unidos. De modo paralelo, se extendié la denuncia-de los discursos machistas y/o discriminatorios hacia la mujer. Sus representantes redefinieron la nocién de prejuicio étnico mos- trando claramente cémo las afirmaciones por parte del grupo ma- yoritario blanco hacia las minorfas raciales con las que conviven no se corresponden con la realidad, se deforman noticias periodisticas, etcétera, que terminan convirtiendo al grupo inmigratorio en culpa- ble de una increible cantidad de calamidades. E] andlisis se hace necesario porque —como vimos en los ejemplos que presentamos como 1) y 9)- el ataque a grupos étnicos y a la mujer no quedan claros. Asf, una frase como: 11) Los Estados Unidos no pueden recibir mds trabajadores mexicanos. ANALIZAR EL USO LINGUISTICO ES ANALIZAR IDEOLOGIA 33 puede no requerir ningtin anilisis para calificarla como racista. En cambio, en una como: 12) Ningtin pais puede tolerar la presencia de personas sin documentos J que ademds no hablen los dialectos de los grupos poblacionales mayoritarios. oculta una supuesta racionalidad que es necesario elicitar (o deyelar, como prefiere calificar el ACD): su contenido racista. Nuestra critica al ACD no se refiere a la buena intencién de sus epresentantes (que no ponemos en duda), sino a su método yasus objetos de estudio. Tampoco nos referimos a los métodos referidos al andlisis del discurso que, en general, compartimos y aplicamos, Sobre todo en algunas de sus versiones. Concretamente, nos referimos a que -a pesar de los multiples llamados a realizar trabajos interdisciplinarios—* prefieran ignorar In ciencia histérica y econémica. En efecto, si los analistas criticos tibican como primer problema el del racismo y el sexismo con una vaga referencia a situaciones injustas, equivale a centrarse en ese problema y no en otros. Esto los leva a tratar de explicar el racis- mo como un problema entre grupos poblacionales “...que compiten por recursos sociales escasos...” (van, Dijk, 1998 y otros) tomando de hecho una posicién tedrica en lo social sin fundamentarla, y sin lampoco preguntarse ni demostrar -por ejemplo- por qué serfan escasos esos recursos. Resulta encomiable la actividad de varios representantes del ACD en la denuncia de leyes restrictivas a Ja inmigraci6n en los paf- ses centrales y en la denuncia del maltrato recibido por los trabaja- ores inmigrantes. Sin embargo, no se preguntan por.qué existe la emigracién de Ia poblacién desde los paises subdesarrollados.a-los desarrollados. No se preguntan por la distribucién de los recursos. Atacan el maltrato que reciben los inmigrantes, pero no hay critica hacia las migraciones de poblacién. * Somos conscientes de lo dificil que es realizar verdaderas investigaciones interdisciplinarias, porque lo hemos intentado y s6lo logramos llegar al primer paso, es decir, a poner en comin los saberes de cada disciplina. Pero sf se puede construir un enfoque abierto a otras disciplinas. 34 | Avesanpro Raiter El prejuicio contra los inmigrantes se convierte asf en una édeologia (van Dijk, 1998) de un grupo social y racial. Es un problema entre el grupo llamado Uno, contra el grupo Otro, que se basa en la incom- prensién del diferente, en la intolerancia. Si bien existirfa una base material para el enfrentamiento ~ya mencionamos la lucha por re- cursos sociales escasos-, ya que los del grupo Uno temen que los del grupo Otro tomen sus trabajos, agoten los recursos de la seguridad social, reciban atencién en lo referido a vivienda o escolarizacion; la ideologia racista (0 machista) se construye, sostiene, difunde y reproduce por medios discursivos. Quienes abusan del poder para sostener esta situacién seran algunos politicos en particular, algunos funcionarios en particular, algunos periodistas, especialistas 0 me- diadores de distinta laya, etcétera. No se trata de una organizaci6n social en particular. Para esta corriente, los discursos racistas asi conformados_por una idéologia se instalan como escenarios mentales en la poblacién_ ala que aquella es dirigida. Estos escenarios funcionaran luego como base para la interpretaci6n de textos 0 experiencias posteriores. Cuando me preocupo por los pobres, me llaman santo. Cuando pregunto por qué hay pobres, me llaman comunista. (Obispo Helder Camara) Si bien el racismo, como tal, es una construccién del siglo XIX, la percepcién del Otro como un diferente, dificil de entender, es mas antigua. Sin embargo, el comportamiento histérico de pueblos y/o etnias diferentes que se encuentran en un mismo territorio no ha sido siempre idéntico. Esto implica que cada caso debe analizarse por separado, para entender qué es lo que sucede y qué se enfrenta en cada situacién histéricamente concreta. En la actualidad, el fenémeno del racismo en Europa centro oc- cidental y en los Estados Unidos esta referido basicamente a la in- migraci6n de trabajadores, a la importacion de mano de obra barata proveniente de paises llamados periféricos hacia los paises con mas alto desarrollo capitalista. Lo que impulsa a los trabajadores de Asia, Africa, América Latina y aun de Europa Oriental a viajar a Europa ANALIZAR EL USO LINGUISTICO ES ANAUIZAR IDEOLOGIA | 35 vccidental y/o a Estados Unidos es la falta de medios de subsistencia @n sus territorios de origen. De modo que lo que debemos pregun- {arnos no es s6lo por qué sufren malos tratos los trabajadores inmi- {rantes, sino por la existencia misma de la inmigracién. La clase obrera debe alquilar su fuerza de trabajo para sobrevivir; si nadie la alquila en Puebla, en Oruro 0 en Nairobi, deberan concurrir adonde haya demanda. En otros términos, podrfamos comenzar por criticar li division internacional del trabajo. Por otro lado, debemos entender que han sido las burguesfas las que Constituyeron los estados nacionales y que éstos, en su etapa colonial y en la imperialista, destruyeron el modo de supervivencia preexistente i los territorios de América, Asia y Africa a los que conquistaron, do- mninaron y explotaron. La crisis y la pobreza que sufren los lamados paises subdesarrollados no se deben a la falta de desarrollo; por el con- {tario, son la consecuencia del desarrollo capitalista, de la transferencia (obligada) de bienes de capital y consumo, del intercambio desigual. Las rebeliones de noviembre de 2005 en Paris no constituye- ron conflictos raciales, sino de clase; no particip6, es cierto, toda ln clase obrera de Francia, sino sélo un sector: el mas explotado. Jamentablemente, atin hay divisiones y conflictos dentro de la clase obrera. Este es otro tema que mereceria un andlisis. De modo que, para analizar el racismo —u otro conflicto social— hay que analizar siempre, en primer lugar, el modo de produccién y lis relaciones de producci6n. El capitalismo ha devenido, en su desarrollo, el modo de produccién mundial, dominante; én nuestra’ €poca, el racismo es consecuencia de esta situacion. La tinica minoria nel mundo es la minoria burguesa blanca Como podemos ver en 13), el Estado francés busca disciplinar a su clase obrera, ya que expulsa a la fracci6n que se rebela, tenga ono documentos, aqui marcados con el eufemismo situacién regular. 13) En una medida no exenta de polémica, Francia inicié ayer los procedimientos para expulsar a diez inmigrantes extranjeros detenidos durante los disturbios de las tiltimas bres semanas, anuncié el ministro del Interior, Nicolas 36 | Atesanoro RAITER Sarkozy, quien ademas dijo que la prérroga por tres meses "o més" del estado de emergencia en todo el pats -aprobada ayer por la Camara baja- es "necesaria". Sarkorzy, acusado por la oposicién de aumentar la tension con sus declaraciones despectivas sobre las poblaciones de los suburbios, habia solicitado la semana pasada la expulsion "sin demora" de 120 extranjeros detenidos en las revueltas, incluso los que estaban en situacién regular. (LA Naci6n, 16.11.2005) Cambiemos al mundo de base hundiendo el imperio burgués (de La Internacional) 4. La lucha por el significado Lo que acabamos de afirmar no implica de ningtin modo que no deba réalizarse una critica lingiifstica, una critica de los discursos y de los intercambios cotidianos. Creemos que debe significar, por el con- trario, que la critica debe ser radical. No sirve criticar algunas cons- trucciones, sino que pueden y deben criticarse las formas lingiifsticas. { Enefecto, en el ejemplo marcado como 18), el matutino L4 Nacion | -probablemente siguiendo algtin cable~ habla de las poblaciones de los suburbios. éPor qué no utiliz6, para referirse al grupo rebelado, “po- blacién de los barrios obreros que rodean Paris”? Justamente, para borrar la condicién de clase. Cuando hay mas de una forma para referir a lo mismo, la diferencia de sentido esta en el significado \ social o estilistico (Labov, 1967) y aqui la diferencia de significado es’ | claramente social, ideolégica. ~~ cenh La lucha de clases también se da en la lucha por el significado. Como plantea Voloshinov (1929), el signo es la arena de la lucha de clases. Cada clase intenta imponer sus propios signos ¢ intenta otorgarles un valor determinado. Por cierto, en momentos de reflujo dé las luchas sociales o cuando la hegemonia de una clase sobre las demas es més firme, esta lucha puede pasar desapercibida. AANALIZAR EL USO LINGUISTICO ES ANALIZAR IDEOLOGIA. Untonces, es atin mds necesaria la critica de las formas lingitfs- {ieas empleadas. Como parte constituyente de la hegemonia de las ¢lases dominantes, las clases dominadas toman de modo inconscien- {eTas formas lingiifsticas que les sirven a las clases dominantes para Imponer su visién del mundo a los demas. Por ejemplo, es muy comin en Argentina plantear que el princi- pal problema que una persona puede padecer es no tener trabajo. Usamos, entonces una frase como 14). 14) El indice de desocupacién subié en abril un 2%. Esta frase tiene una forma asertiva, puede ser calificada como _verdadera o falsa, esta supuestamente fundada en cifras y datos rea- les, con lo que parece tener un caracter cientifico, neutro. El mismo yan Dijk (1998) sostiene que hay enunciados no ideoldgicos; noso- {vos sostenemos todo lo contrario: todos los enunciados lo son, todos los significados son ideolégicos. Veamos. El verbo subir, desde un punto de vista semantico, es tina acci6n que realizan agentes animados. {indice no lo es pero, de todos modos, funciona como sujeto gramatical de la frase, con lo (jue pareceria que el indice hubiera subido por si mismo. En espafiol también puede afirmarse: 15) Subié el rio. Para lo que pueden encontrarse las causas (naturales), como in- lensas Iluvias o temporales. Sin embargo, en 14), alguien o algunos -que aqui permanecen ocultos- debieron hacer algo —que también Ae oculta- para que el indice mencionado subiera; debe haber una (usa y esa causa es Ja accién de un agente humano. Del mismo inodo podemos analizar 16): 16) Laura quedé desocupada/ esté desocupada/ es desocupada. Desocupada es el participio pasado del verbo desocupar. Para que Jaura quedara desocupada, alguien —que permanece oculto- debié despedirla. En Argentina escuchamos y leemos frases como: 37 38 | Ausianoro Rairer | 16) Los desocupados cortaron nuevamente la ruta 34. Pero nunca leemos 0 escuchamos frases como: 17) Los despedidos cortaron nuevamente la ruta 34. De esta forma, el funcionamiento ideolégico del signo lingiiistico en quedar 0 estar desocupada naturaliza -en el uso coloquial, porque lo repetimos de modo inconsciente- la condicion de déesocupada 0 desocupado. Sdlo la critica podra develar su sentido en el contexto discursivo y social. 7 Sucede lo mismo cuando sefialamos que aumenta el niimero de pobres sin indicar que, al mismo tiempo, aumenta la concentracién de la ri- queza. Los ricos son cada vez mas ricos. Veamos el siguiente ejemplo: 18) La Subdirectora Ejecutiva del Fondo Monetario Internacional (FMI), Anne Krueger, consideré ayer que el Gobierno no puede negarse a subir las tarifas de los servicios priblicos si quiere mantener el crecimiento econémico e insté a las autoridades a alcanzar un acuerdo “satisfactorio” con las provincias para lograr una mayor disciplina fiscal (La Nacion, 30.1.2005). Si el Gobierno aumenta las tarifas de los servicios friblicos para man- tener el tan mentado crecimiento econdmico, todos los trabajadores que tienen ingresos fijos y/o bajos ~para no hablar de los despedi- dos~ deberan gastar més dinero para pagarlos, con lo que seran mas pobres. Aumentar4 el crecimiento econdmico, esto es, el PBI, simple- mente porque las empresas de servicios aumentaran su facturacién. Notemos, al pasar, que es poco lo que el ACD puede decirnos de los tiltimos ejemplos, ya que no se discrimina o menosprecia a ningtin grupo social. 5. Luchar por los significados Los significados lingiifsticos son recibidos por las bebas y los be- bés desde su propia comunidad. Mas alla de la discusi6n sobre la ANAUZAR EL USO LINGUISTICO ES ANALIZAR IDEOLOGIA informacién genética con que nacemos por ser miembros de la es- pecie humana, los significados son idiosincrasicos de los dialectos particulares. Es mas que obvio que durante la edad en que comen- vamos y terminamos de adquirir el lenguaje —entre los 8 meses y los b aios— no tenemos capacidad critica, por lo que esta importante {urea se realiza de modo acritico. Los significados no se refieren sélo a objetos, los significados fepresentan creencias. Asi, no s6lo adquirimos el significado mamdé para identificar a nuestra progenitora, sino que, ademas, se va con- formando la creencia de persona que nos cuida, que siempre nos querra, que velara por nosotros, etcétera. Del mismo modo, se va incorporando la creencia de que un pobre no es s6lo una persona que tiene poco dinero, sino una persona que vive peor que las ricas, que tiene menos posibilidades de educacion y bienes- {ar que las ricas, a quien una parte del producto del trabajo social le es- urd vedado para siempre, y que slo puede ser ayudada por el Estado. Notemos, de paso, que las {personas ricas} son ahora designadas como inversores, empresarios, principales productores, etcétera. Estos no necesitan ayuda del Estado, ya que s6lo requieren del Estado normas claras. Los significados son teérica y potencialmente infinitos. Sin em: bargo, en un momento social ¢ hist6rico determinado, estan delimi- tados dentro y por las interacciones que realiza una comunidad. Son bienes simbdlicos escasos (Bourdieu, 1982), hay (pocos) significados efectivamente disponibles. Tao [seri Los significados residen en el sentido comin de una comunidad (Raiter, 2003), conformado por un conjunto de representaciones que los miembros de una comunidad se han formado en sus mentes de modo aeritico. Lo planteamos asf porque no necesitan verifica- clon externa: funcionan en la vida cotidiana sin necesidad de ella. Solo asf podemos pensar que el aumento de poblacién aumenta la pobreza. Acttta como un velo que filtra nuestra experiencia, ya que sta s6lo puede ser procesada mediante el uso de signos lingiifsticos, que son el soporte material de los significados (Voloshinoy, 1929). Debemos cambiar los contenidos del sentido comin, debemos cam- hiar los contenidos de nuestra conciencia. 39 10 | ALEJANDRO RAITER Ya Gramsci‘ planteaba que el sentido comin es la visién del mun- do que se ha recibido acriticamente y acordaba con Marx en la ne- cesidad de cambiarlo: Cuando Marx alude a la" validez de las creencias populares" hace una referencia histérico cultural para indicar la ifirmeza de las convicciones! y su eficacia para regular la conducta de los hombres, pero implicitamente afirma la necesidad de "nuevas creencias populares", o sea de un nuevo "sentido comin" y por lo tanto de una nueva cultura, o sea, de una nueva filosofia (T. III, p. 305). En efecto, para luchar por una sociedad justa resulta necesario luchar por la imposicion de otros significados, resemantizar los an- teriores 0 —en términos de Voloshinov— luchar por cambiar el valor de los signos. Nos quieren obligar a considerar neutro el lenguajé y no lo es, siempre es producto de una lucha. En realidad, cada movimiento politico crea su propio lenguaje, esto es, participa en el desarrollo general de una determinada lengua, introduciendo términos nuevos, enriqueciendo de nuevos contenidos términos ya en uso, creando metdforas, sirviéndose de nombres historicos para facilitar la comprensién 1 el juicio sobre determinadas situaciones politicas actuales, elcétera, etcétera (Gramsci, T: I, pp. 97 y 98). Cada dialecto es una concepcién del mundo. En efecto: ¢por qué uti- lizamos la distincion ricas y pobres o inversores y desocupados en lugar de explotadores y explotados? Porque la clase dominante impone su propia con- cepcién del mundo imponiendo, regulando los significados. El "sentido comin" ha sido tratado de dos modos: 1° ha sido postulado como base de la filosofia; 2° ha sido criticado desde el punto de vista de la filosofia; pero en realidad tanto en un caso como en otro, el resultado fue superar un determinado "sentido comtin" para crear otro mas afin a la concepcién del mundo del grupo dirigente (Gramsci, T. II, p. 304). 4 No se pueden datar exactamente las citas de Gramsci presentes en los Cuadernos de la carcel. ANAUZAR EL USO LINGUISTICO ES ANALIZAR IDEOLOGIA | 47 [..] incluso en la minima manifestacién de cualquier actividad intelectual, el "lenguaje", se halla contenida en una determinada concepcién del mundo “impuesta" mecénicamente por el ambiente externo, y por lo tanto por uno de tantos grupos sociales |...] (Gramsci, T. IV, pp. 245). Un discurso emergente es aquel que cambia los ejes de discusién, yeferencias sociales a las que estamos acostumbrados. Por ejemplo, (0s citado més arriba a van Dijk (2001, p. 96) cuando afirma que | ACD “focaliza en problemas sociales y especialmente en el rol del curso en la produccién y reproduccién de abuso de poder o ljominacién” (el destacado es nuestro). ed Si partimos de esta cita, no existe critica posible. (Qué dominaci6n ser{a un no-abuso? En efecto, no hay poderes legitimos, y todo poder \mplica la dominacién de una clase 0 conjunto de clases por otra. ‘Todo lo que no sea una libre unién de productores y productoras es abusiva, es explotacién. También afirma alli que: Siempre que sea posible, lo hace desde wna perspectiva que sea consistente con los mejores intereses de los grupos dominados. No entendemos en qué casos eso no serfa posible; lo que sabemos os que debe hacerse, no para defender los derechos de los dominados: la eritica y el nuevo discurso que nos esforzamos por construir 0, mejor dicho, los que nosotros tratamos de poner en valor, y que son construidos por los propios dominados, deben conducirnos a que no haya dominados. Por supuesto que lo que hemos dicho no implica salir en el dia de mafiana a hablar una jerigonza incomprensible. Se trata de la jjeneracién de un nuevo conjunto de discursos creado a partir de la critica de los ya existentes. Lamentablemente, no tenemos la receta que permita construir un discurso emergente: éste se construird con acciones y signos lin- giifsticos en una lucha ética y revolucionaria por la liberacién de las mujeres y hombres por su emancipacién, por la desaparicién de toda forma de explotacién. CAPITULO 8. “ESTAR ATENTOS Y CAMINAR CON CUIDADO”. ALGUNAS ESTRATEGIAS DE CONSTRUCCION DE LA INSEGURIDAD Y EL DELITO EN CLARIN Y LA NACION Julia Zullo 1. Una escena de la vida cotidiana nos hombres bajan de un auto estacionado. Caminan rapido desde el vehiculo hasta un edificio. Se. dirfa que protegen algo. En el centro del grupo hay “algo” que parece que también camina. Se dirfa que parece un ser humano pero su cuerpo no logra percibirse completamente: no tiene expresi6n, ni rostro, ni cabellos. Su cabeza, encogida, esta cubierta con un abrigo hasta los hombros. Sus brazos, inméviles, estan sujetos detrés de su espalda. Su marcha es producto del impulso que le da el grupo de hombres que lo rodean. Lo llevan a la rastra, lo empujan, manejan su cuerpo como si fuera de trapo. Para la mirada ingenua, la pantalla sin audio presenta imagenes violentas y extrafias. El audio en vivo repone un sentido atin mas ex- traiio: gritos, insultos, frases inconexas. Una jerga incomprensible, incluso para el oido mas competente. Para esa mirada ingenua, se hace indispensable que la voz en off del cronista aporte el sentido faltante. Sin embargo, en la vida cotidiana, el televisor puede no ser escuchado y esas imagenes estén lejos del sinsentido. La escena es tan familiar, tan breve, veloz e insistente que pudo haber ocurrido ayer, hace unos cuantos afios o puede suceder ahora mismo. No somos capaces de reconocer si cambian los personajes de una a otra escena porque el guién es irremediablemente similar. 178 | Juua Zuo 2. De la imagen a los discursos responsable de un acto delictivo. Reconocemos, debajo de la ropa mis alla de los gestos de los demas, a un ser humano. Los libros de retérica podrian denominar a este proceso coma metontmico, ya que reconocemos a un “todo” sélo por una parte, un Sesto, una actitud. En este caso, preferimos denominarlo naturalizacion, pero Si le preguntaramos a cada uno de los lectores de estas paginas si alguna vez presencié de manera directa (es decir, no mediatizada) una escena como la que acabamos de describir, seguramente seran pocos los que tengan una respuesta afirmativa. Sin embargo, todos noso- {Tos, como ciudadanos mediatizados, la reconocemos y le otorgamos sentido: somos capaces de saber quién es quién y hasta de hipotetizar sobre hechos anteriores y posteriores. Como dice el refrén (y para seguir con los procedimientos me- tonimicos): Para muestra basta un botén, y toda la serie de sentidos Con que asociamos las imagenes est directamente vinculada con el universo discursivo de la inseguridad.' Pero vayamos por partes. " Es curioso que el proceso de asignaci6n de sentido vineule estas imagenes con la inseguridad. En otro momento hist6rico, bajo otras condiciones de produccién. de sentido, Ia imagen de alguien encapuchado y maniatado podria haberse vineulado directamente con la desaparicion forzada de personas llevada a eaho por la tiltima dictadura. ALGUNAS ESTRATEGIAS DE CONSTRUCCION DE LA INSEGURIDAD Y EL DELITO EN Cuarin ¥ La NACION | 179 3. gInseguros de qué? La inseguridad es, semanticamente, una abstraccion. Se puede pen- sar que alguna vez alguien dijo que algo era inseguro o se sentia inse- guro. De todos modos, el adjetivo original, antes de nominalizarse, de abstraerse, fue objeto de una transformacién 0, como la denomina la Lingiifstica Critica (Hodge y Kress, 1993, entre otros), de una incorpo- racién negativa:’ si algo o alguien es inseguro se puede presuponer que antes, en algtin momento 0 en el futuro fue, es 0 sera seguro. La seguridad como atributo puede aplicarse a los enunciados, a las formas de ser, a las construcciones. Podemos estar seguros de que va a pasar algo, podemos construir casas seguras, que no se derrumben ni se rajen, podemos sentirnos seguros de nosotros mismos y actuar en consecuencia, Paralelamente, determinadas empresas de servicios contribuye- ron a nominalizar el atributo, a cosificarlo (ser seguro us. tener seguro) pero de manera concreta, y equipararon el nombre con la firma de un acuerdo, contrato, péliza: tengo el seguro del auto al dia. Esta claro que, por este lado, el término comenzaba a relacionarse con los riesgos y con el delito: tener un seguro “contra” robo, “contra” incendio, etc. De manera que, a cambio de dinero, podfamos sentirnos “seguros”. Este proceso, evidentemente, excede el cambio lingiifstico, exce- de la historia de los significados de los términos de un dialecto, y se extiende a cuestiones psicol6gicas y filosGficas. En este sentido, pode- mos incluir la inseguridad en el mismo campo semantico de la vulne- rabilidad, de la fragilidad, del miedo. Los grupos humanos cambian y Jo que va cambiando con ellos es la respuesta a “éa qué temer?” Los seres humanos somos criaturas fragiles desde el comienzo de los tiempos, pero no siempre nos han hecho sentir inseguros los mis- mos fenédmenos. Durante la infancia, por ejemplo, muchos le tienen 2 La incorporacién negativa se define, en el marco de la Lingiifstica Critica, como una de las posibles transformaciones operadas sobre las formas basicas. Consiste, en la mayorfa de los casos, en una operacién morfolégica cuyo resultado es semanticamente lo opuesto a una forma anterior no modificada: Por ejemplo, la desregulacién supone que algo antes estuvo regulado, lo imposible supone que algo antes fue posible. 180 Jutta Zuo miedo a la oscuridad; otros, a los insectos. Durante muchos siglos, lo: fendémenos naturales causaron terror a los hombres “primitivos”.* Siempre le tuvimos y le tendremos miedo a algo: algunos de es miedos son parte de nuestra historia subjetiva, de nuestra experiel cia directa, pero existe otro conjinto de miedos que nos llegan manera indirecta, por la expericncia ajena, por los relatos de ot (miedo a perder el trabajo, por ejemplo) y, en el caso que nos intere: sa, miedos que aparecen por la exhibici6n y la insistencia que ejerc los medios sobre determinados peligros. De este tipo de miedos se trata este trabajo, y de los cambios que estos temores colectivos han sufrido en los tiltimos afios en la Argentina.* 4. Argentina: modelo de terror Muchos autores coinciden en marcar la década del 90 como el inicio de una serie de cambios que reestructuraron la sociedad _ argentina; desde el modo de definir el empleo, las normas de mo- vilidad social, hasta el modo de configurar las identidades. Entre ellos, Maria del Carmen Feijo6 (2003) distingue como antecedentes- en los tiltimos veinte afios, al menos otros dos momentos de reestructuracién, de cambios de reglas del juego. El primero de ellos, a fines de la década de 1970. Una sobre- valuacién del peso en relacién con el délar dio lugar a la llamada 3 Paradéjicamente, también podemos decir que el sentimiento de inseguridad es tan viejo como el género humano. Bajtin (1998), haciendo una tipologia de la vulnerabilidad humana, distingue el ‘error césmico del terror oficial. El primero, surgido de la inconmensurabilidad de la naturaleza (mares, montafias, fenédmenos climaticos, terremotos, etc.) fue suplantado por el segundo que, basicamente, incorporé la idea de Dios como fuente de todo lo inexplicable: las. religiones otorgaron protecci6n, respuestas y certezas, a cambio de obediencia y sumisi6n al poder de otros hombres. Siguiendo en la misma linea, podemos pensar que en algiin momento el Estado ocupé el lugar de garante en el otorgamiento de proteccién frente a la sensaci6n de vulnerabilidad social. * Por ejemplo, el temor a “ser chupado” durante la dictadura militar podrfa ser considerado un miedo compartido pero no mediatizado: mientras muchos sabjan y temfan lo que estaba pasando, tuvieron que transcurrir varios afios antes de que los medios informaran sobre la desaparicin forzada de personas. 'ALGUNAS ESTRATEGIAS DE CONSTRUCCION DE LA INSEGURIDAD Y EL DELTO EN ClaRiNny La NACION 181 “plata dulce”. Muchos sectores de la poblacion accedieron a bienes de consumo que hasta entonces habfan considerado suntuarios. En esos sectores se creé un clima de bienestar ficticio, mientras los pro- ductos de industria argentina eran sustituidos por otros importados. Esta sustitucion generé el cierre de muchas fabricas, y con ello, otros sectores de la poblacién perdieron sus empleos. El segundo momento se ubica a fines de la década del 80, sobre el final de la presidencia de Ratil Alfonsin. La “hiperinflacién”® dejé a miles de personas fuera del mercado de consumo. Lejos de los objetos de lujo importados, muchos argentinos salieron a la calle a saquear comercios para tener qué comer. Finalmente, en los 90, la convertibilidad devolvié la fieci6n cam- biaria del 1 a 1, es decir, un peso argentino equivalente a un délar norteamericano; aparecieron nuevamente productos lujosos al al- cance de muchos pero esto trajo, al mismo. tiempo, transformaciones en Ja mayor parte de las esferas de la vida: los cambios en el mercado de trabajo, en la legislacién laboral y en las funciones del Estado llevaron las cifras de desempleo, de pobreza y de indigencia hasta limites inéditos en la Argentina. Desde el punto de vista de Feijo6, a partir de la instalacién del “corralito”® financiero en diciembre de 2001 y los incidentes que le siguicron, habrfa comenzado otra etapa de reconfiguracion social. 5 EI proceso inflacionario de mediados la década del 80 traté de subsanarse con un cambio de moneda (del Peso al Austral) pero esta medida tuvo un breve periodo de estabilidad. El tiltimo mes del gobierno de R. Alfonsin (julio de 1989) hubo una inflacién del 83% y el délar ‘aumenté el 95% respecto del mes anterior. Los precios de los productos basicos habfan aumentado més del 180% Tos de los servicios piblicos se multiplicaron siete veces. * ts preciso recordar que se denominé de esta manera a la retenci6n de todos los depésitos bancarios y a la posterior pesificacién de la economfa a través de la ual muchos ahorristas perdieron sus ahorros o los vieron reducidos a una cuarta pare. Estas medidas econdmicas produjeron una violenta reaccin popular que se expresé en marchas, tomas de bancos, cacerolazos, cortes de calles y protestas or textos los barrios. De hecho, como resultado de las movilizaciones del 20 y 91 de diciembre de 2001 hubo més de 20 muertos y el presidente De la Rua gbandoné la presidencia. Paralelamente, de estas movilizaciones exponténeas surgié un movimiento de asambleas barriales que, unificadas bajo la consiga “que se vayan todos", sirvié como medio de expresién de la ciudadanfa no militante y como forma de denuncia frente a la corrupcién de la clase dirigente. 182 |Juua Zuo Pero fijemos un punto de Partida y propongamos como supues que en la Argentina, a partir de la década del 90, hubo un cambic de mentalidad, una transformaci6n en el modo de organizar la vi 5. Todo tiempo pasado fue mejor El universo discursivo de la inseguridad trae aparejados muchos relatos. Tal como lo entienden Kress y van Leeuwen (2001), los dis- cursos sociales son, en muchos casos, una lista de saberes, de con- lamado problema de la inseguridad se expresa hoy en las paginas de los diarios, en los magazines radiales, en los programas de opinién, en las declaraciones de politicos y funcionarios, en los discursos de campatia, as{ como también en cientos de conversaciones espontaneas. ” Véase més adelante el anilisis cuantitativo de los datos. Por el momento s6lo basta decir que la aparicion del término inseguridad pasé de presentarse entre 15 y 20 ocurrencias por mes en 1997, a manifestane entre 100 y 150 veces ALGUNAS ESTRATEGIAS DE CONSTRUCCION DE LA INSEGURIDAD Y EL DEUTO EN CLarin y La Nacion | 183, Todo discurso, ademas de postular cierto estado de cosas, fija hipo- téticamente un antes y un después y construye explicaciones, des- cripciones y relatos que sustenten ese estado de cosas. Por ejemplo, el discurso sobre la historia argentina reciente construye ciertos relatos sobre la violencia y la accién de determinados grupos de izquierda antes del golpe de 1976. Los sentidos socialmente compartidos no son unfvocos ni defi- nitivos: afortunadamente, coexisten varios relatos sobre la inseguri- dad, muchos de los cuales se contradicen entre si. Sin embargo, el discurso dominante, esto es, el sistema de referencias hegeménico en un momento social determinado (Raiter, 1999), se sostiene sobre determinados tépicos, sobre un esquema basico de operaciones que incluyen relaciones causa-efecto, personajes invohucrados y acciones a exigir/reclamar/esperar. Este esquema bisico acttia como materia prima de todos aquellos textos que tratan el tema tal como mencio- nabamos mas arriba. En términos de Pechéux (1969), constituyen las condiciones de produccién de los enunciados que se realizan en un momento dado. Buena parte de la tarea que se proponen los analistas del discurso es dar cuenta de estas condiciones, de las resis- tencias que se les oponen y de los cambios que sufren en el tiempo. En las paginas que siguen, abordaremos cémo se fue configurando el discurso dominante respecto de la inseguridad en la ultima déca- da, c6mo opera y qué caracterfsticas tiene. Elegimos los periédicos Hy como forma privilegiada de manifestaci6n de estos sentidos sociales pero la eleccién podria haber sido otra: los formatos cambian pero este tipo de operaciones puede rastrearse en los textos de otros medios, en las conversaciones informales, en el discurso politico, etc. En principio, diremos que el discurso de la inseguridad se cons- truye sobre el relato de un pasado seguro en el que los espacios eran compartidos sin temor. Algunos de sus tépicos mas repetidos son | que los chicos podfan jugar en la calle, que uno podfa regresar a cualquier hora a su casa y que en algunos barrios hasta se dejaban puertas y ventanas de las casas abiertas sin temor. El problema es que en ese antes sin fecha precisa no nos complactamos disfrutando de lugares 0 momentos del dfa seguros. Simplemente nos parecfa | natural dejar una bicicleta sin atar o abrir una ventana sin barrotes. 186 | Juua Zuo También, de manera intuitiva, podriamos suponer que, si la inse- guridad aumento en Argentina en los tiltimos afios, también deberfa | haber aumentado la cantidad de referencias tanto a la inseguridad | como al delito y a los delincuentes. Sin embargo, este aumento no- se verifica como cabria esperar. Tomamos al azar algunos momentos de la iltima década en los dos diarios de mayor circulaci6n a nivel nacional. i En primer lugar rastreamos la frecuencia de aparicion del término _ inseguridad en los dos diarios desde 1997: Cuadro1 Frecuencia de aparicion del término inseguridad en ambos matutinos (en las secciones “Politica” e “Informacién general”, respectivamente). Datos tomados de los buscadores de ambos periédicos entre el 25 de agosto y el 25 de septiembre de cada aiio. Las fechas y los aiios fueron elegidos arbitrariamente. Es llamativo el aumento en la aparicién del término en los dos matutinos a medida en que se acerca el final de la segunda pre- sidencia de Menem (de 1997 a 1998 la cifra se multiplica casi al cuddruple en ambos casos). Esta tendencia se invierte en 2000, en coincidencia con los primeros meses de la gestion de Fernando de Ja Rita y la frecuencia de aparici6n se reduce a menos de la mitad. Dos afios después, y apenas superada la crisis de diciembre de 2001, la inseguridad alcanza su tope maximo de apariciones en CLaRiN, y desciende sélo levemente a partir de entonces. El aio 2002 parece [ALGUNAS ESTEATEIAS DE CONSTRUCCION DE LA INSEGURIDAD V EL DELO EN Cuakiny La NAciON | 187 ser clave en Io que hace a la diferenciacién de los diarios: a partir de entonces las tendencias se invierten y en L4 NACION el tope maximo se alcanza en 2006." Pasemos ahora a la lista de ocurrencias del término delito en las ediciones de Crarin y La acron publicadas durante el mismo perfodo: Cuadro2 Delito CLaRIN La NAci6N 1997 81 59: 1998 139 138 2000 95 115 2002 V7 75 2004 123 119 2006 96 96 Frecuencia de aparicion del término delito en ambos matutinos (de las secciones “Politica” ¢ “Informacién general”, espectivamente). Datns tomas de los buscadores de ambos periédicas entre el 25 de agosto vy el 25 de septiembre de cada afto. Las fechas y los aiios fueron elegidos arbitrariamente. Hasta el afio 2002 se repite el mismo proceso que con el caso de la inseguridad: hay un aumento considerable hacia el final del 1© Dejamos por el momento de Jado el tratamiento de las diferencias entre ambos diarios. Simplemente subrayamos, Como sefialéramos antes, que {} diseurso dominante no es homogéneo. El anilisis de las diferencias y semejanzas entre ambos matutinos ‘durante el periodo analizado darfa jugar a un trabajo completo, no ‘lo en lo que hace al tratamiento de la inseguridad sino también en lo que Tespecta a otros temas de Agenda: mowmmientos piqueteros, elecciones nacionales, libertad de prensa, planes econémicos, etc. 188 | Juua Zuuo Su tratamiento, como veremos enseguida, nunca se da en las pagi- nas policiales, sus protagonistas tienen nombre, apellido y ocupan cargos importantes. Proceso. A.GUNAS ESTRATEGIAS DE CONSTRUCCION DE LA INSEGURIDAD Y EL DEUTO EN CLaRiNy La Nacion | 189 Cuadro 3 \Delincuente CLARIN La Nacion 1997 12 7 Frecuencia de aparicién del término delincuente en ambos matutinos (de las secciones “Politica” e “Informacién general”, respectivamente). Datos tomados de los buscadores de ambos periddicos entre el 25 de agosto y el 25 de septiembre de cada aito. Las fechas y los atas fueron elegidos arbitrariamente. Sin entrar en interpretaciones especulativas ante las cifras, esta claro que la aparicién del término delincuente es cuantitativamente inferior a los otros dos, mas alla de los cambios registrados. Es mas, la tendencia regresiva de la aparicién de delincuente en ambos dia- rios es mucho mas marcada que en el caso de delito. Sostenemos que el mismo procedimiento que volvié concreta -casi empfrica- una abstraccién como la inseguridad, equipar6 su sentido a delito pero convirtié paralelamente ambos términos en una estrategia de miti- gacién (Lavandera, 1984) que elude sistematicamente la mencién de un responsable-causante de ese estado. Sin embargo, como descri- biamos al principio, a nadie le cuesta identificar al sospechoso, incluso si lleva la cara tapada. El resultado tiene sus consecuencias: de tratar de responder “émiedo a qué?” ahora se trata de explicitar “émiedo a quién?” Una suma de simplificaciones que resulta en la acumulacién de sentidos negatives sobre un mismo personaje que se vuelve fantasmal, por- que de él, ademis, no se predica casi nada o, lo que es peor, se dice siempre lo mismo. 190 | Juua Zuo 7. De ése no se habla hicieron después o qué supone la policia que hi De las causas que los llevan a delinquir, pocas veces se informa, salvo en algunas ocasiones: ‘ALGUNAS ESTRATEGIAS DE CONSTRUCCION DE LA INSEGURIDAD Y EL DELITO EN tari y La NACION Por ejemplo, en Crarin del 27 de septiembre de 2006, en una nota cuyo titulo es: Detienen a 16 guardias por el crimen de un ladrén de naranjas aparece caracterizado el ladrén como: Aborigen guarani de 18 anos, pequeno, con un peso de 45 kilos que lo ubicaba como desnutrido grado 2. De familia muy pobre (el mayor de siete hermanos) la tinica forma que habia encontrado para subsistir era meterse a robar naranjas en un ingenio azucarero que produce 34.800 toneladas de citricos al ao. En este caso, mas que el temor al delito lo que el articulo des- pierta es un sentimiento de lastima. El efecto lo logra precisamente la informacién que se brinda sobre el ladrén de naranjas: el escaso valor de lo robado,"! su desproporcién con las cifras de produccién, las caracteristicas fisicas del ladrén y, sobre todo, la desnutricién y la pobreza en relacié6n con el robo de algo comestible, hacen que automaticamente excluyamos a este ladrén de la categoria de de- lincuente (de hecho, la nota tematiza el crimen del ladrén y no sus acciones previas). Pero cabe preguntarnos si los otros ladrones no roban para subsistir, si no son pobres, no est4n desnutridos y no son aborigenes. De los ladrones “verdaderos” no sabemos nada que pueda justificar sus acciones.'* Misteriosamente, muchas veces conocemos su nacionalidad y su lugar habitual de residencia: si este dato aparece no es porque los “autores materiales del hecho” sean oriundos de algtin pais nér- dico o vivan en Recoleta. En general vienen de paises limitrofes o de pafses asociados al trafico de drogas o al terrorismo. Viven en el conurbano, lo mas lejos posible de la Avenida General Paz. Si hay voceros/testigos capaces de reconocer a los delincuentes, ge- " De hecho, en otra parte del articulo se dice que al muchacho le decian “el corto” por su escasa estatura, y que esta caracteristica le impedfa trabajar como recolector de fruta porque no Ilegaba a las copas de los Arboles. Se infiere, entonces, otra caracteristica: ademas de todo, era desocupado. " Otro tipo de articulos acerca de delincuentes que no son tales no causa lastima sino risa. La descripcién de algunos rasgos de la situacin delictiva (en general robos), produce una sonrisa en lugar de miedo en el lector. Tal es el caso de Cayé porque perdié la dentadura en un robo, en Ciarin del 26 de agosto de 2006. 191 192 | Juuia Zuo neralmente los caracterizan como jOvenes, de piel oscura, asoci; al consumo de drogas 0 alcohol.'3 El procedimiento no es | Bauman (2005) caracteriza historicamente han sido de: r “progreso”, Sin embargo, plantea que en los tltimos afios, cor globalizacién de la economta aparece un nuevo tipo social “su fluo” cuyas expectativas de ingresar al mercado de trabajo o al ci to del consumo son practicamente nulas: local ni original. EI sociélogo Zyg amplios sectores de la humanidad La globalizacién se ha convertido en la mds prolifica J menos controlada “cadena de montaje” de residuos humanos 0 seres humanos residuales, Asimismo, ha dado un nuevo lustre a un viejo problema ) le ha imbuido una significacion totalmente nueva J una urgencia sin precedentes (op.cit., p. 17). Desregulados los mercados de trabajo, desmantelado el Estado de bienestar en la mayorfa de los Pafses, la asistencia social pasé a considerarse un gasto y no un derecho de ciudadania. Estos facto. res, sumados al constante flujo de inmigrantes en busca de mejores oportunidades de subsistencia, convierten a los desocupados y a los inmigrantes en los Principales focos de atencion para los gobiernos locales, preocupados Por sostener ante los votantes una imagen aso- ciada al mantenimiento de “la ley y el orden”. "Un alumno de 12 anos atacé a olvo con una Wjera. La Nacton, 29 de septiembre de 2006. El resto del articulo se refiere a la atencion que recibié la victima, Se informa que imervino la policfa pero nada se sabe acerca del “delincuente”. En otto articulo: El hombre de 28 atios, desocupado, vecino de Pablo Podesta, se aprovechaba de mujeres jévenes. CLarin, 2) de sept notar, el lugar de residencia también, funciona como modo de clasificacin. "En “Comment la “tolérance zéro” vint a I’Europe”, citado en Z. Bauman (2005). ‘ALGUNAS ESTRATEGIAS DE CONSTRUCCION DE LA INSEGURIDAD Y EL DELITO EN ClasiN y La NACION | 193 més, la seguridad individual de los votantes es un poderoso argumento de venta de propaganda electoral en época de campaiia.'® Paralelamente, este cambio en las funciones del Estado produjo (0 se produjo por) la conversion del miedo en un poderoso capital comercial, ademas de politico. En términos de Bauman (2005): «a exhibicién de amenazas para la seguridad personal ha pasado a ser una importante (quizds el mds importante) recurso en las guerras de los medios de comunicacién de masas por los indices de audiencia (op. cit., p. 95). La promesa de calmar el miedo constituye no s6lo un buen argu- mento para sostener discursos de campajia sino también para ven- der productos y servicios que garanticen momentos de seguridad, como asi también una dosis de morbo, truculencia, sangre y golpes bajos que aseguren la fascinaci6n y la permanencia de la audiencia. No es preciso aclarar que estas explicaciones y estas citas no corresponden a socidlogos argentinos. Por eso al comienzo habla- bamos de “dafios colaterales” de la globalizacién. Pero volvamos a la Argentina y volvamos a un caso particular que mencionamos antes al pasar: el caso de las denuncias sobre Ja contaminacion del Riachuelo: un grupo de abogados, algunas ONG y unos vecinos presentaron durante 2006 una serie de demandas contra las em- presas que contaminan la cuenca. Los diarios del 13 de septiembre de 2006 registran (fuera de la secci6n de policiales) la presentacién que las empresas demandadas hicieron ante la Corte Suprema de Justicia. Los representantes de al menos cinco empresas aparecen identificados con nombre y apellido y son citados textualmente en las crénicas, obviamente declarando en defensa de los intereses de sus superiores. No sabemos cémo yan vestidos, dénde viven, ® En los panfletos de Ja campafia por la elecci6n a jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (junio de 2007) es inevitable ia referencia al “problema de Ja inseguridad”. Tomamos al azar un volante del partido de Mauricio Macri: Estaria bueno salir a la calle sin miedo a que te roben. Claro que la propuesta es coherente con el posicionamiento ideolégico de la agrupacién PRO que lleva al empresario como candidato. Lo Ilamativo es que el Partido Socialista Auténtico, que se supone que se ubica en una postura mas progresista, reparti6 obleas con la consigna /Queremos seguridad! 194 | Juua Zuo cual es el color de piel ni la nacionalidad de estos abogados ih ningiin momento se dice que dichas empresas delinquen ni qui sus gerentes, representantes y responsables son delincuentes. mas, en todas las notas se puede recuperar algtin tipo de in! macién publicitaria (Zullo, 1999) acerca de ellas: qué prod) cuanto tiempo hace que estan radicadas en la cuenca, cual p ser su futuro a corto plazo si las demandas presentadas tienen ec en la justicia.!® se manifiesta en lo que Courtine (1981) llama efecto de preconstruido: construccién anterior ¢ independiente que ya se encontraba “alli” antes de la enunciacién. Algo de lo que ya estaba en el universo sentido se pone en relacién, se encadena, se nominaliza y se vuelve evidente. Lo preconstruido es algo que todo el mundo sabe y, mejor atin, algo que todo el mundo puede “ver”. Lo preconstruido gen “objetos” de los que nos apropiamos para formular enunciados. La inseguridad es un efecto de preconstruido porque con sélo mencionar o escuchar el término, se hace evidente. Evocamos wi lista de posibles sucesos, un repertorio de actores: los protagonist: (con determinadas caracteristicas étnicas, sociales, culturales), las victimas (generalmente caracterizadas por su profesion o por la posesién de determinados bienes), malos y buenos respectivamen- te y, sobre todo, la necesidad de restituir cierto orden perdido. La ecuacién es facil, aunque algunos términos traten de mitigarse: si la fuente de la inseguridad es el delito y ese tipo de delito lo llevan a cabo delincuentes, con terminar con los delincuentes se terminaria la inseguridad. '® Véanse, a modo de ejemplo, los articulos de La NaciOn del 5, el 13 y el 14 de septiembre de 2006. Respecto de los dos articulos del 5 de septiembre, es Ilamativo el modo en que se sugiere que son los demandantes los que estén en problemas por no coincidir el listado de las empresas demandadas en sus presentaciones. En cuanto a la nota del 13 de septiembre, las citas de los representantes de las empresas aparecen de modo directo y sin ninguna modalizacién: no produce daiio ni contaminacién alguna; la actividad es ajena ala problematica. [ALGUNAS ESTRATEGIAS DE CONSTRUCCION DE LA INSEGURIDAD ¥ EL DELTO EN Cursiny LA Nacion | 195 Respecto de las soluciones al estado de cosas “dado” que plan- tea todo preconstruido, las respuestas no son univocas: se ponen en juego lo que Trew (1979) denomina paradigmas en dispula: distintos | posicionamientos ideolégicos elaboran sus respuestas ante el pro- blema planteado. No se cuestiona cual es el problema ni cémo se | convirtié en tal. Se exponen soluciones alternativas. Hay conflicto y enfrentamiento: unas alternativas tratan de imponerse sobre otras. En el caso que nos ocupa, los posicionamientos ideolégicos se muc- ven entre dos paradigmas extremos: aumentar la asistencia social versus profundizar los ‘mecanismos de represion. Obviamente, estas posiciones establecen lugares para el Estado, la economia, la ciuda- danfa, que también son opuestos. 8. Las imagenes del invisible Si hasta el momento tenfamos un proceso de asociacién del sentido de inseguridad con determinados tipos de delito y, al mismo tiempo, un proceso de personalizacion en el sentido en que se identificaba al delincuente como causante del delito, las imagenes que los medios grificos y audiovisuales nos entregan diario instalan una nueva Pansformacién, puesto que, convierten al delincuente en un objeto. Figura 1!” 17 Las fotografias fueron extraidas del archivo fotogratfico, digital dewwwlanacionline. comar del mes de septiembre de 2006 | 196 | Juuia Zuo Si tomamos en cuenta la perspectiva accional-relacional que p ponen Kress y van Leeuwen (1996) para el andlisis de imagen , figura 1 es accional transactiva: dos agentes claramente identifi abl actiian sobre una meta. El relato poco importa, porque el hecho t “final feliz”: el causante, origen del delito (no importa cudl haya si est evidentemente reducido, objetivado, convertido en meta de | accién de otros. Es el tinico proceso relacional de la escena: alguien ¢ muerlo. Sin embargo, como lectores reponemos sin dificultad qu paquete con la clisica envoltura de plastico negro contiene la. de la accién de la policfa: ante la accién del delincuente ~siempr primero en el orden causal-, la accién esta vez exitosa de la polict fe Como tel6n de fondo, otros procesos que no por secundarios deja de ser importantes: la vereda acordonada (otra acci6n llevada a cal por la policia para proteger a la “ciudadanfa”), el piiblico de testigo: curiosos-victimas que observa desde un lugar seguro la escena y, en- marcando el otro extremo del cuadro, la fragmentaria pero infaltable presencia de los medios, por fuera, mas alla de la gente y registrando- lo todo. Del delito, no quedé nada y del delincuente, tampoco. En la figura 2 (en la siguiente pagina) tenemos un delincuente vivo. Lo sabemos porque esta parado sobre sus piernas y aparente- mente, camina. Sin embargo, este proceso no transactivo esté su- bordinado al principal: los agentes de seguridad trasladan al sos- pechoso. Este proceso es transactivo y el malo sélo es meta de la accion de otros, sin reciprocidad posible. Para complicar atin mas su situacién, dos atributos que lo alejan de la condicién de ciudadano: su rostro esta oculto y sus manos, esposadas. Se podria argumentar que, legalmente, se trata de cumplir el derecho de proteccién de la identidad, pero desde el punto de vista visual no caben dudas de que el ocultamiento del rostro tiene otros efectos: pensemos en lo prime- ro que se hace cuando alguien muere y en los gestos supuestamente provocadores de los piqueteros “duros”.'* 'S Los medios denominan de este modo a las organizaciones piqueteras que no pactaron acuerdos con el gobierno de N. Kirchner a partir de las elecciones nacionales de 2003. Muchos de los militantes de estos grupos concurren a Jas movilizaciones y a los cortes con el rostro tapado para no ser identificados por los grupos de inteligencia ni por las fuerzas de seguridad. Esta actitud ha generado criticas de diversos sectores, entre los cuales se encuentran la mayoria de los medios. [ALGUNAS ESTRATEGIAS DE CONSTRUCCION DE LA INSEGURIDAD Y EL DEUTO EN Cuaainy La NACION | 197 Figura 2 Las figuras 3 y 4 no muestran rostros cubiertos mi paruicipantes convertidos en objetos: no son delincuentes sino voceros de las em- presas que dicen no contaminar el Riachuelo. Llevan a cabo procesos yerbales en Jos que son escuchados por las autoridades judiciales y jhasta cuentan con recursos informaticos para exponer sus argumen- tos con una computadora y un cafién de proyeccién. Tenemos limi- taciones para “verlos” como delincuentes. Pensemos Git ni siquiera tenemos un término para designar a la “empresa-delincuente”- Figura 3 198 [Jou ZuLLo Figura 4 Las autoridades no estan uniformadas sino que visten de traje, al igual que los que delinquen. Nadie esta Pasivizado ni convertido en meta. En todo caso, se trata de acciones reciprocas: todos se hablan, todos se escuchan. Una imagen de gente civilizada. 9. Consejos para estar seguros Segtin algunos autores (Trew, 1979), en los editoriales de los dia- rios se pueden hacer explicitos los posicionamientos ideolégicos 0 paradigmas en disputa que se mantienen ocultos en las noticias, asf como también se pueden establecer tedes de relaciones entre sucesos y sugerir posibles soluciones Proyectando un modelo de comunidad/ sociedad a alcanzar en un futuro cercano. No es facil resumir en Pocas lineas las redes de relaciones ni las apelaciones, recomendaciones Y consejos que los “opindlogos” y es- pecialistas hacen a sus lectores ya sus gobernantes. Tomamos silo la seleccién de algunos ejemplos recientes: Para los funcionarios, legisladores y jueces, el clasico pedido de mano dura del cual se despliegan varios sistemas de argumentos posibles: reducir la edad de imputabilidad de quienes cometen ALGUNAS ESTRATEGIAS DE CONSTRUCCION DE LA INSEGURIDAD Y EL DELITO EN CLARin'y La NaciOn delitos, reclamar que se reduzca el “gasto” que afio a afio demanda el mantenimiento de los presos en las carceles, reclamar mas control en las calles y plazas de determinados barrios, depurar las fuerzas de seguridad, mejorar su situaci6n salarial, mejorar su imagen ante la ciudadania. Para los lectores, interpelados en calidad de ciudadanos comunes, vale la cita que sirve de titulo a este trabajo: tener cuidado al cami- nar, al detenerse en seméforos y pasos a nivel, mantener las ventanillas siempre cerradas (de los vehiculos propios, claro. Nunca de los trenes o colectivos). A modo de ejemplo, L4 Nacr6n, en su edicién del 11 de septiembre de 2006, presenta el siguiente copete: Limpiavidrios que no son tales, ciclistas que van de contramano, “amigos” desconocidos. Las tretas de los ladrones en las calles. EI ejemplo no es aislado. Los diarios analizados presentan al menos una vez a la semana una nota de advertencias, de consejos de este tipo para sus desprevenidos lectores. Estas recomendaciones condicionan o alteran nuestra vida cotidiana. Instalan la sospecha constante de que cualquiera que se nos acerque mas de medio metro puede ser un delincuente. También de esta serie se desprenden con- sejos que tienen que ver con el consumo: informes especiales sobre cémo contratar una buena agencia de seguridad privada o acerca del mejor modo de blindar una puerta. Nada es gratis, y menos, sentirse seguro. Cada medio interpela a sus lectores, los posiciona como tales en una red de lugares posibles. En este universo de la inseguridad que hemos descrito, los lectores nunca son interpelados en calidad de delincuentes pero si son pasivizados, aunque de modo diferente. Los lectores nunca son posibles agentes de ningtin tipo de cambio: reciben las recomendaciones del medio, sufren los embates de la inseguridad, esperan que los dirigentes hagan algo, esperan que sus barrios vuelvan a ser tranquilos. S6lo en una de las instancias los lectores son posibles agentes: cuando se vuelven consumidores de bienes y servicios que pueden garantizar la seguridad, al menos en determinados momentos 0 actividades del dia. 199 200 |Juuia Zuo En suma, el resultado es Paraddjico: los delincuentes son este tipados o bien cosificados, borrados en su condicién de s lectores no son objetos a los que se debe dominar si vos: deben ser precavidos, obedecer Pertos en delitos” y ademas, seguros, de guardias, de alarmas, de puertas blindadas para vivir seguros. A pesar del consumo, la amenaza persiste: estén condenados al h de victimas 0 futuras victimas. ujetos. I

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