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UNESCO América latina y sus politicas culturales Felipe Herrera INDICE GENERAL, Pag. aan PRIMERA PARTE EL MAROO GLOBAL DE LAS POLITICAS CULIURALES LATINOAMERICANAS CAPITULO I Cultura y Politica Cultural 1. Nueva vigencia del desarrollo cultural ...sseeeeeeeeeeee ? 2. Necesidad de las politicas culturales .......:+eeeeeeeeee 10 3. "Mass media" y urbanizacidn 4. Cultura y cooperacién internacional . 5. La regionalizaci6n cultural 6. Aspectos de las politicas culturales nacionales .. 7. El financiamiento cultural ...........05 8. Corporaciones nacionales para el desarrollo cultural CAPITULO II El escenario latinoamericano y las politicas culturales 1, La identidad latinoamericana . 2. Proyeccién de lo latinoamericano 3, Modernizacién y progreso .. 4, Conflicto cultural . 5. Formas de una alienacién cultural 6. Posibilidades de una afirmacién latinoamericana . 7. Enfasis internacional por las politicas culturales . 8, Reacciones frente a la sociedad. de consumo 9. Hacia expresiones culturales auténticas ... 10. El artista latinoamericano SEGUNDA PARTE EL MARCO INSTITUCIONAL DE LAS POLITICAS CULTURALES LATINOAMERT- cANAS CAPITULO I Estructuras administrativas de la politica cultural del Estado 1. Generalidades .. es + 53 2. La etapa tradicional: los organisms piblicos de conserva cién y proteccién del patrimonio historico artistico .... 55 3. La etapa moderna: los Institutos Nacionales de Cultu- pcaleseeeeg + 61 4. Los casos nacionales de transicién ..........+.e6e+ CAPEIULO IT Coordinacién y planeamiento de 1a politica cultural del Estado 1, La necesidad de coordinacién nacional de los organisms y servicios culturales 2. Los Consejos de Cultura . 83 CAPITULO IIL Autongmia del sector cultura y nuevas formas institucionales do gestién y administracién 1. Los Asuntos culturales como sector autinomo de la adminis tracién piblica en América Latina .. 793 El caso venezolano 94 Hacia los Ministerios de Cultura + 97 Las nuevas formas institucionales . 101 La gestién cultural del area metropolitana de Caracas ... 102 La Fundacién Nacional de Arte del Brasil .. - 103 7. La sociedad cinematografica brasilefia de economia mixta.. 105 awsuwn CAPITULO IV Estructura financiera del desarrollo cultural nacional 1. Introduccién . + 108 2. La experiencia del financiamiento cultural argentino .... 109 3. Los recursos financieros para el desarrollo cultural na cional .... - 114 4, La intervencién de los bancos nacionales en el financia~ miento de los sectores culturales .. eee 121 CAPITULO V Aspectos de las instituciones culturales no gubernamentales 1. Generalidades see 124 2. Algunas expresiones de la actividad privad4 no comercial. 126 > CAPITULO VI Los medios de commnicacién sociocultural (cine, radio, televi_ sién, libro). 1. Generalidades 2. El monopolio estatal colonbiano . + 136 +139 3. La televisién chilena .. 4. La ley del libro argentino 5. La ley del libro colonbiano . 6. La radiodifusién cultural uruguaya . 7. El Consejo Nacional de Cine del Brasil .. 8. El sistema del Banco Nacional Cinematografico de M&xico.. 149 CAPITULO VIL Los medios tradicionales de difusién cultural: teatro y misica 1. Generalidades - 151 2, La legislacién argentina de fomento teatral + 152 3. La miisica nacional latinoamericana y su proteccién legal. 153 CAPITULO VIII Formacién de recursos humanos para el desarrollo cultural ..... 157 1. Primer Curso Interamericano de Administradores Cultura Ss eee eee ne nee aaa eee ees wee 158 2. Segundo Curso Interamericano de Administradores y Promo- tores Culturales . + 160 3. La institucionalizacién de los estudios de formacién y CAPACIEACIEN oes eee eee eee ee stone eee sees 161 CAPITULO IX Nueva disciplina legal: La legislacién cultural .. 164 1. Campos normativos de la legislacién cultural en América Latina 166 2. El caso argentino: una legislacién cultural integrada ... 169 3. Los trabajos de ordenamiento y recopilacién de la legisla cién cultural . am PROLOGO El autor del presente ensayo AMERICA LATINA ¥ SUS POLITICAS CULTURALES ha recibido el honroso encargo de UNESCO de peeparar las p&ginas que siguen como una contribucién al libro que se programa editar por esta institucién y que considera el estado de las politicas culturales en las diversas regiones del mundo. El tema de las politicas culturales es de por sf arduo, complejo y controvertido. Sin embargo, a partir de la Reunién Intergubernamental sobre politicas culturales de Venecia se afirmaron ciertas coincidencias. Una actitud nueva respecto a Squellas se ha venido consolidando desde entonces; se dijo en esa oportunidad que era nenester “evadirse, en lo referente a 1a cultura, de la tradicional antinomia entre la accién de los gobiernos y 1a libertad del espiritu, para reconocer, en derecho como de hecho, las responsabilidades del Estado ante 1a vida cultural de las naciores", estimindose al mismo tiempo que "a condicién de limitarse a una funcién instrumental, sin intervenir en el contenido y la orientacién del acto de cultura -sea éste de creacién, de critica o sencillamente de asimilacién-, los poderes pfiblicos pueden, e inclusive deben, ejercer a ese respecto, como en tantos otros que atafien a la dignidad de 1a persona y @1 desarro- Wo de 1a comunidad, las funciones de est{mlo, de organizacién y de asistencia que son parte integrante de las sociedades modernas". (x) Por otra parte, el anélisis de las politicas cultura~ les, también desde un nuevo punto de vista, el de sus aspectos institu- cionales, administrativos, juridicos y financieros, novedad metodolégica introducida por la reunién de expertos convocada por UNESCO en Diciembre de 1967, ha acentuado la necesidad de enfocar cualquier politica de asuntos culturales como "un conjunto de princfpios operativos, de prac- ticas y de procedimicntos de gestién administrativa o financiera, que deben servir de base a 1a accién cultural del Estado", es decir, on otros términos, como "el conjunto de précticas sociales, conscientes y deliberadas, de intervencién o no intervencién, que tienen por objeto satisfacer ciertas necesidades culturales mediants el empleo éptimo de todos los recursos humanos y materiales de los qie dispone una sociedad determinada", bien entemiido ello que "pertenece a cada Estado deter- ninar su propia polf{tica cultural en funcién de los valores culturales, de los objetivos y de las opciones que por sf mismo se fije", (xx) He procurado adecuar la preparacién del presente documento al nuevo contexto de las polfticas culturales. A ello nos (x) Del discurso de apertura de la Conferencia Intergubernamental sobre los Aspectos Institucionales, Administrativos y Financleros de las Pol{ticas Culturales, realizada en Venecia en 1970, pronunciado por René Mahou, entonses Director General de 1a UNESCO. (xe) Unesco, Reflexions préalables sur les politiques culturelles, conducia nuestra experiencia, afincada precisamente en el quehacer, de los asuntos administrativos, institucionales, financieros y juridicos, ya sea en ie funcién de gobierno, en la administracién, en los organis- mos internacionales, en la docencia y en la investigacién. Una comin vocacién por el complejo mundo de los asuntos culturales como ramo de los negocios pfiblicos nos concentraba, 81 mismo tiempo, en el camino de una idéntica preocupacién: la de la preservacién de la identidad cultural nacional de nuestros pafses latinoamericanos en un clima de libertad creadora, condicién de la cultura continental. El presente documento ha sido elaborado conforme a dos proyecciones diferentes aunque complementarias: la primera parte se plantea como una reflexién global sobre el contexto de las politicas culturales en su relacién con América Latina; 1a segunda, se ubica en un plano de anélisis referido a la situacién actual de las instituciones al servicio de las pol{ticas culturales de los paises de largién, en un enfoque comparado y objetivo de aquella realidad. La primera parte ha sido preparado por Felipe Herrera, quien ha tratado de resumir en su contribucién la experiencia en la materia desde que fuera encargado por UNESCO, a princfpios de 1972, para preparar un informe acerca de la viabilidad de un mecanismo financiero especial para el desarrollo cul- tural en escala mndial, trabajo que ha sido el antecedente del actual “Fondo Internacional de Promocién de la Cultura". La segunda parte ha sido redactada por Edwin Harvey, aportando principalmente su experiencia juridica y docente en el campo institucional de las polfticas culturales latinoanericanas, que ha tenido la oportunidad de desarrollar tanto en Argentina como en algunos centros internacionalus. Los autores han tratado, en 1a medida de lo posible, de integrar sus respectivos trabajos, correspondiendoles por cierto la exclusiva responsabilidad intelectual de sus respectivas partes. He titulado 1a primera parte como "El marco global de las politicas culturales latinoamericanas", tratando en sus dos capitulos de dar una visién de conjunto de los temas y de los problemas fundanentales que influyen ‘en la elaboracién y ejecucién de esas politicas. n el capftulo primero, bajo el epfgrafe "Cultura y Polftica cultural" se ha tratado de efectuar una introduccién al tema colocanio las preocupa~ cones latinoanericanas en el contexto internacional, No debe olvidarse, que si bien es cierto que América Latina tiene una presencia cultural. propia, y en consecuencia pretende ejercer y ejecutar sus propias politicas, estas realidades estfn condicionadas e influfdes por procesos exteriores. La propia valorisacién actual de las pol{ticas culturales como preocupacién del desarrollo giobai de nuestros pueblos, ha tomado definiciones y modalidades absorbidas en parte de 1a experiencia de paises que en esta materia han tenido una trayectoria anterior a le nuestra, Importante ha sido también 1a influencia de UNESCO, como gran caja de resonancia inter- ean onal del asunto, en sus proyectos de cooperacién frente a nuestros pafses. Bl capitulo segundo lo he denominado "El escenario latinoamericano y las politicas culturales". He tratado en forma sintética de presentar los problemas inherentes a lo que pudiéranos denominar nuestra "identidad cultural", tema de gran vigencia entre todos los paises del Tercer Mundo. Segtin se desprende de los parrafos correspondientes somos optimistas y positivos en subrayar y reconocer al "ser latinoamericano"; sin embargo, nos hacemos eco del serio embate que estanos sufriendo en la afirmacién de ese "ser" por fuerzas que inevitablemente tienden a una erosién o alienacién cultural. Es este un tema que preocupa a todas las naciones en vias de desarrollo, En la actual etapa de evolucién histérica se ha identificado y cuantificado cada vez m4s cuales son los factores limitativos de progreso econémico y social; sin embargo, las expresiones de las deformaciones culturales son ain diffciles de poder corregirlas por los modelos de crecimiento que hemos estado siguiendo. Feliamente en torno a este tema existe un despertar en todo nuestro continente, y Son muchas las voces de alerta para que nuestros paises individual y colectivanente no pierdan el impetu de su propio destino y las perspectivas de una mision especifica en la Historia, Precisanente 8 en ese contexto donie las politicas culturales tienden a tomar mayor fuerza y validez en el hemisferio, segin pasa a explicarse en la segunda parte del libro. El Marco institucional de las Polfticas Culturales latinoamericanas ha sido enfocado sélo como una primera aproximacién informativa del tema, efectufndose su anflisis en base a algunas de as principales experiencias con que los paises de la regién han intentado avanzar en el camino de un desarrollo cultural sostenido y ereciente. Desde el inicio, por ser naterialmente imposible su elaboracién innediata, se descarté la idea de realizar una inves- tigacién sobre las instituciones al servicio de la politica cultural, pais por pats, exhaustivamente; por otra parte, ello hubiera resultado redundante dado que 1a propia UNESCO propicia dicho tipo de trabajos, mediante 1a publicacién de su serie "Polfticas Culturales: Estudios y Documentos", Asimismo, el enfoque institucional ha parecido ser el Gnico posible on 1a actualidad, ya que no est generalizada en la regién la elaboracién y uso de herramientas e instrumentos analiticos do la politica y el desarrollo cultural, tales como estad{sticas culturales, estudios de presupuestos culturales nacionales u otros Aindicadores culturales, suficientemente representativos de la realidad, Restringido asf el anflisis, no han sido pocas las limitaciones y dificultades qe a menudo hemos tropezado. A a escasez de antecedentes sobre la materia se unen la falta en América Latina de centros de documentacién especializados o de servicios de informacién bibliogr4fica, dedicados espec{ficarante a los estudios sobre politica cultural nacional, regional o comparada (x), A ello se agrega el restringido nfmero de trabajos bibliogr&ficos sobre el tema y de especialistas que hayan indagado en la regién, con sentido global, en los aspectos institucionales, administrativos y financieros de las politicas culturales. Los estudios superiores sobre la materia en la regién est4n por otra parte, recién inici&ndose en algunos paises. A causa de ello he tenido que recurrir a la explicacién de un criterio de anflisis cargado de pragmatismo y perfectible en el futuro, Entendimos que en este momento la tnica actitud ragonable en la investigacién era la de presentar una suerte de cat&logo no exhaustivo de casos coneretos, referidos a experiencias e instituciones, extrafdos de la realidad actual de la politica cul- tural latinoamericana, confiando en que, en una etapa inmediata posterior y con mayores recursos y medios a disposicién, se podraén encarar anflisis y estudios mis profundos y sofisticados. Nadie mejor que los autores para comprenier las deficiencias y vacios de los capitulos que siguen. Sin embargo, alivia nuestra preocupacién el saber que servirdn fundamentalmente como un documento informativo y de base de discusién para los latino- americanos preocupados del tema, a través de diversas perspectivas, y también el hecho que hasta el presente no se haya entregado a la luz pablica un ensayo global de la naturaleza del que hemos preparado. Estamos ciertos que en el futuro inmediato, ~dada la importancia de las politicas culturales a los niveles regionales y nacionales-, (x} Las investigaciones y encuestas realizadas por el Centro de Documentacién, de Informacion y de Investigacién para el Desarrollo Cultural de 1a Unesco, no registran 18 existencia de institutes especializados en los aspectos institucionales, administrativos y financieros de las politicas culturales en América Latins. (1. Unesco, Organismes de documentation et de recherche pour le développement culturel. Paris, 1975. 2, Unesco. Recherches sur le développement cultur@l. Paris,1975). tendremos oportunidad de testimoniar -un enrequecimiento de nuestra muy escasa, por no decir inexistente, bibliograffa acerca de la materia, Tenemos por eso que agradecer a UNESCO que, una vez més, cree un est{mlo para 1a creacién intelectual en este campo, Felipe Herrera Junio, 1977 PRIMERA PARTE EL MARCO GLOBAL DE LAS POLITICAS CULTURALES LATINOAMERICANAS CAPITULO I CULTURA Y POLITICA CULTURAL NUEVA VIGENCIA DEL DESARROLLO CULTURAL NUEVA VIGENCTA DEL DESARROLLO CULTURAL No nos detendremos en la tentativa de dar una defi, nici6én sobre la cultura, concepto cuya acepcién varia de acuerdo con el pensamiento filosSfico de sus autores, y en consecuencia esta siempre sujeto a controversia. Tratarems mis bien de ana lizar objetivamente el problema de la cultura y las medidas que se pueden tomar para su preservacién y desarrollo. Quisieramos ante todo dejar establecido que no po- demos considerar la cultura como una idea abstracta, ni camo una actividad reservada a las "elites", sino camo un concepto dind- mico, esencial de-la actividad humana. Recordewos, a propésito, Jas palabras pronunciadas por Duhamel al asumir el Ministerio de Cultura de Francia: “la cultura hace posible que una jomada de trabajo se transforme en una jornada de vida" (*). Este es pre- cisamente el desaffo que se presenta a los mentores de las politi cas culturales: redimir al honbre de Ja "alienacién" que le ha impuesto uma sociedad cada vez mis industrializada, tecnificada y urbanizada. Hoy en dia; el extendido cancepto de la “calidad de la vida", transforma los valores culturales en un “insumo" esen cial de la vida misma. Esta nocién de actividad cultural esta admixablemen te expresada en el IV Plan de Desarrollo Francés: “el desarrollo cultural de una sociedad, en un momento dado de su desarrollo eco- némico y social, debe expresar 1a calidad de las respectivas rela~ ciones del harbre con esa sociedad; vale decir, el grado de auto- noma de esa persona, su capacidad de situarse en el mundo, de co~ municarse con sus semejantes y de participar mejor de la sociedad, puiiendo este honbre, al mismo tiempo, liberarse. En esa perspec- tiva, se trata de optar por un cierto nimero de valores individua- les y colectivos que hacen del desarrollo cultural 1a finalidad de Jas finalidades" (**). El hanbre no debe aspirar tanto a "tener mis", sino a “ser mis". Esto quiere decir que nuestros esfuerzos deben desti, narse, no a acumlar mis, sino a "ser mas", en el sentido de alcan zar una realizacién individual y colectiva. Estamos usando ahora el mismo lenguaje en materia de educacién. Antes, la educacién era considerada basicamente una "inyecciGn de conocimientos"; ahora,es el proceso de "aprender a ser", a través del cual‘el hombre puede alcanzar su plenitud (***). (*) Jacques Rigaud, “La culture pour vivre", Gallimard, 1975. (**) Obra citada, pag.15 (*)Una discusién a fondo de este tema est contenido en el Infor~ me “Apprendre 4 6tre" (UNESCO - Fayard, 1972). El Club de Rama organizé en Octubre de 1976, en Arge un encuentro en que fué discutido el informe dirigido por Jan ‘Tinberger, shaping International Order" (RIO). En esta foro par ticiparon mis de 300 especialistas venidos de todas partes del mn do, que representaban las mis diversas corrientes ddeolégicas. To dos ellos estuvieron de acuerdo en cuanto al mensaje fundamental del informe: el "nuevo arden” trasciende los limites de lo estric tamente econémico, necesitdndose, nuevos parametros para reorien- tar la economia. Si el "desarrollo" no tama en cuenta valares no- econémicos, basicamente, valores culturales, no logrard cumplir con sus objetivos. En Ja hora actual tiende a enfatizarse cada vez mas la perspectiva cultural en el contexto del desarrollo. La tarea que debe enfrentarse es diffcil ya que existe un enorme campo de investigaciones que debe ser cubierto. Para alcdnzar nuestros ob- jetivos, necesitaremos conocer mejor nuestras culturas, no sdlo des de un punto de vista convencional o libresco, sino tal cual ellas son vividas en la realidad. Compartimos la diferenciacién spengleriaha entre "cul tura" y "civilizacién". Una guerra puede destruir toda una civili zacién, entendiéndose camo tal la creacién social externa. Las ex- presiones tangibles del hombre pueden ser arrasadas; sin embargo, si el horbre y su cultura sobreviven, esa civilizacién tiene todas Jas posibilidades de recuperarse, de reaparecer, puesto que es la cultura humana la que genera la civilizacién. Los ejemplos histd- ricos son interesantes. Basta mirar hacia la propia patria de Spengler, a Alemania, casi totalmente destrufda durante la Segunda 10 Guerra Mundial, y que resurge, una generacién mis tarde, como uno de los paises mis importantes del cuadro internacional. Es indispensable dar vigencia a los valores cultura Jes del hombre actual, del hombre de carne y hueso, y preguntarnos, como Jo hizo Neruda frente a las ruinas de Machu Pichu: Piedra en la piedra, el hambre, dénde estuvo? Aire en el aire, el hombre, dénde estuvo? Tiempo en el tiempo, el hombre, dénde estuvo?. Es ésta una gran tarea que estamos enfrentando: sa- ber, en esta sociedad en que los valores tangibles dominan todos los otros: "aénde est& el hombre y a donde va a estar". 2. NECESIDAD DE LAS POLITICAS CULTURALES No basta, sin enbargo, enfatizar 1a importancia de Ja cultura si al mismo tiempo no reconocemos la complejidad de la sociedad moderna, y no nos damos cuenta de la necesidad de una ac cién organizada. Es asi que surge el enfasis por las politicas culturales. Son muchos los que discuten la conveniencia de la Preocupacién gobernamental en funcién de la cultura. Creemos, sin ‘embargo que estas personas no han comprendido todavia que la histd ria se acelera en el curso de los iiltimos afios y que hoy existe un “desafio planetario" que exige que los paises se organicen y se aso n cien en campos que antes eran privativos de individuos y entidades aisladas. Querémoslo 0 no, necesitamos de politicas culturales. El problema est& en que esas politicas pueden conservar y garanti- zar la libertad humana; y éste es un problema que sobrepasa las fronteras de 1a cultura para situarse en la razn de ser de los di versos sistemas econémicos, politicos y sociales. En Anérica Latina la comprensién de esa necesidad ha sido digerida en forma lenta, en razén del largo proceso de "mez cla" de elementos europeos, indigenas y africanos que han sido la base de nuestra formacién. En otros paises del Tercer Mundo exis- te una nitida antinomia entre la presencia europea y las poblacio- nes aborigenes. Expresién tipica de esta iiltima situacién son la mayoria de los paises africanos que han sufrido el conflicto entre sus culturas autéctonas y el embate de la cultura europea, y que ahora tratan de preservar sus costimbres y tradiciones para evitar la deformacién de su propia identidad. El concepto de "identidad cultural” tiene particular fuerza en los paises africanos. Para nosotros, los latinoamerica~ nos, la identidad significa integracién y mezcla. Para los africa nos, incluyendo el Africa negra y musulmana, la identidad cultural es la afirmacién de sus propios valores frente a elementos y facto res que ellos consideran distorcionantes, de origen colonial o neo colonial. 12 3. Las politicas culturales, tanto en los paises desa~ xrollados como en aquellos en desarrollo, estén al presente deter minantemente influenciadas por dos realidades: los medios de com nicacién ("mass media") y el crecimiento urbano. En América Latina, s6lo recientemente surge una con ciencia acerca de la trascendencia de los "medios de comunicacién" sobre el ambiente cultural. Los sistemas tradicionales de cultu- ra, el libro, el museo, el teatro, el concierto musical, y hasta el cinema, han sido rapidamente superados, tal como en el resto del mundo, por la televisién y otros sistemas audiovisuales. Las investigaciones en base a encuestas que se han realizado en este sentido en los paises industrializados comprucban que los sistemas de "mass media" son de influencia predominante. A manera de ejem plo, citemos a Francia en 1975, donde el resultado de una encues ta establece que el 70% de los franceses poseen televisién, y que e1 608 de los moradores de los hogares ven televisién todos los dias. Es conocida la estadistica de los Estados Unidos al respec to: el americano medio adulto ve televisién un promedio de 4 horas al dia. Prosiguiendo con las cifras, ellas nos dicen que el 908 de los hogares franceses tienen radio y que el 72% de los habitan tes de esos hogares 1a escuchan todos los dias; en un 40% de las residencias francesas hay equipos de sonido y en un 36% Se escu- chan diariamente. Por otra parte, s6lo un 31% de los hogares tie nen libros y 60% de los adultos los leen; 508 de los franceses nun ca compran libros y sélo 98 pertenecen a bibliotecas de su comuni, dad; 72% de los adultos van raramente al cinema; 93% nunca van al 13 teatro y 98% no frecuentan conciertos, ni music halls; 30% no van nunca a un lugar de diversién al aire libre. Un 70% de los france ses jam&s visitaron un monumento y 82% nunca fueron a un museo. (*). Evidentemente, estas realidades reflejan un contexto cultural con respecto al cual sabemos muy poco 0 prdcticamente na~ da en los paises en vias de desarrollo. Los medios de cammicacién de masa han provocado una revolucién que debemos orientar. Su in- fluencia no tiene que ser fatalmente negativa; sino por el contra~ rio, ellos pueden ser usados, con resultados eficientes, en la pro mocién de las culturas nacionales, cuyos valores se desea afirmar. Otro hecho que no podemos desconocer es la “urbaniza cin", tomando en cuenta que la cultura ha sido siempre un fendme- no basicamente urbano. Recordemos las palabras del Director Gene- ral de Unesco: "la realidad es que las grandes bibliotecas y los mi seos importantes estan en las ciudades; los edificios histéricos y os grandes murales est4n por regla general, en las grandes ciuda- des". Eute es un hecho decisivo e irrevocable que no podemos des- conocer afin cuando justificadamente nos alarme la accién erosiva de la ciudad grande en el escenario cultural. La situacién latino americana, a partir de la década de los 60, perfodo en que se per- filla su acelerado proceso de urbanizacién es digna de ser analiza~ da en profundidad en relacién al tema "Habitat y Cultura Contempo- vanea". (*) A, Girard, “Cultural Development: experience and policies". UNESCO, 1972, p. 49 a 4, CULTURA ¥ COOPERACION INTERNACIONAL Después de la preocupaci6n predominantemente econémi, ca del decenio de 1950 y de aquella de cardcter social del decenio de 1960, pareciera visualizarse un 6nfasis en el aspecto cultural en el actual decenio. Los siguientes parrafos de mn discurso del entonces Director General de la UNESCO, Senor Maheu, pronunciado en la Conferencia de Venecia acerca de las politicas culturales pa va la presente década, expresan nitidamente esta nueva perspectiva en estos ténminos: “otra fuente del proceso que ha Llevado a la nocién de la politica cultural es el desarrollo, que ha co brado una importancia bien conocida en el mundo ac tual, tanto en lo que se refiere a las ideas como a la acciGn. La idea de desarrollo como politica na- Cional empez5 a afirmarse y a extenderse, principal mente en el sistema de las Naciones Unidas, en el decenio 1950-1960. Al principio, su alcance se li- mitaba a las realidades econémicas y se aplicaba ca si exclusivamente a Ja elucidacién de los problemas de los paises tecnolégica y econémicamente atrasa- dos, esto es, los paises que segiin esta perspectiva se han venido lamanio desde entonces subdesarrolla- dos. Pero, también en este caso se ha producido una evolucién muy significativa en el decenio de 1960- 1970, llamado Primer Decenio para el Desarrollo. En efecto, 1a nocién de desarrollo se ha ampliado, di versificado y profundizado progresivarente hasta en lobar, rebasados los aspectos puramente econémicos del mejoramiento de 1a condicién humana, los aspec- tos llamados sociales. Y esto no se debe solamente al descubrimiento de que ciertos factores sociales, tales com la salud, la educacién, el empleo, condi cionan de hecho el crecimiento 2conémico, sino tan- bign que los comportamientos o los motivos que indu cen 0 deberfan inducir a las opciones primordiales 15 de un planeamiento global del desarrollo, obedecen a ellos. El hombre es el agente y la finalidad del de sarrollo. Y este hombre no es la abstraccién unidi- mensional del homo economicus; es el ser concreto de Ja persona en la pluralidad indefinida de sus necesi dades, de sus posibilidades, y de sus aspiraciones' "El centro de gravedad de la nocién de desarrollo se ha desplazado, pues, de 10 econGmico a lo social. He mos llegado ya a un punto en que esta evolucién de- semboca en lo cultural. Hasta los economistas reco- nocen ya que o bien el desarrollo es totalo no es tal desarrollo y que no es una met&fora hablar del de sarrollo cultural; este desarrollo es parte integran te y dimensién propia del desarrollo total" (*), Las concepciones anteriores inciden en las nuevas pers pectivas de estrategia para el desarrollo internacional en el "Se~ gundo Decenio para el Desarrollo", en toro al concepto de "calidad de la vida". No basta, para la accién organica de la commidad in- ternacional o de los paises aisladamente considerados, un crecimien to de car&cter cuantitativo, sino que es indispensable ajustar ese progreso a los requerimientos mis concretos y especificos de hom- bres que estdn viviendo en tm medio social de caracter cambiante. ‘Tengamos en cuenta también que la acentuacién irrever sible de los nacionalismos en el mindo actual, especialmente por par te de los paises en vias de desarrollo, no sdlo se expresa en una as. piracién de conquistar lo que genéricamente podriamos denominar su independencia econémica", sino tanbién en el encuentro de un desti no de caracter histérico, en el que los valores culturales tienen una importancia fundamental. En algunos casos se trata de acentuar (*) Informe Final’ de 1a Conferencia Intergubernamental sobre los as pectos institucionales, administrativos y finacieros de las po- liticas culturales. Venecia, Agosto/Septierbre, 1970. 16 © replantear valores que, como consecuencia de un pasado colonial, pueden haberse perdido o diluido; en otros casos, se trata de cre- ax una imagen cultural sobre 1a base de los elementos propios distintivos de la existencia de todo pueblo. Estas aspiraciones, como es sabido, tienen muchas veces una dimensién especial en fun- cidn del reencuentro de las raices commes de caracter histrico y cultural de paises que a través de los afios han vivido desmenbra- dos. Tal es el caso de los paises latinoamericanos, de los pueblos Grabes y de algunos grupos de paises africanos. De darse las condiciones de desarrollo institucional y técnico en sus paises miembros, los organismos internacionales de financiamiento podrian extender su cooperacidn a promover el de sarrollo institucional en el campo de Ja cultura, a través de pla- nes de asistencia técnica, o bien mediante préstamos para inversion destinados a consolidar, modernizar y expandir los institutos nacio nales de financiamiento del desarrollo cultural, a los cuales 1ue- go nos referirems. Seria también importante que los organismos interna- cionales de financiamiento tomaran 1a iniciativa de financiar estu dios basicos que buscaran relacionar, en forma cientifica, el va- lor que se puede atribuir al elemento cultural para el desarrollo de una sociedad. Al respecto, cabria proponer el disefio de un in- dice para medir el estado de progreso cultural de una colectividad, tomando como base varios indicadores del grado de desarrollo y la calidad de las diversas expresiones culturales de la misma. Una interesante proposicidn en tal sentido figura enel articulo de 17 Alvin Toffler, “The Art of Measuring the Arts"(*), En fecha recien te, los servicios de 1a UNESCO encargados del desarrollo cultural han progresado mucho en esta materia con la creacién y el estable cimiento de una metodologia estadistica que est4 tratando de "“cuan tificar" los aspectos culturales a los que hemos hecho referencia. En el caso de que estos organisms miltinacionales re solvieran entrar con mayor decisién en el campo del desarrollo cul tural de sus paises mienbros, deberfan tener en cuenta, naturalmen ‘te, las prioridades que establezcan los propios paises dentro de sus planes de desarrollo; al mismo tiempo, deberfan concitar en torno de los proyectos por financiar 1a conjuncién de esfuerzos in ternos en el plano de los recursos, tanto financieros como humanos, dando Enfasis al fortalecimiento institucional que requiere la ac tividad beneficiada para que, en el largo plazo, ésta pueda dispo- ner de Ja dosis necesaria de auto-sustentacién. Se observa una falta de coincidencia de puntos de vista acerca de la importancia que para un auténtico desarrollo cul tural tiene el crecimiento turistico. Hay experiencias que pare- cen indicar que en muchos casos este filtimo puede “erosionax” las condiciones de la cultura local, desde diversos Angulos. Sin em argo, creemos que es peligroso generalizar; las relaciones entre "turismo" y "cultura" se deben someter a evaluaciones, sobre la ba se de las experiencias concretas de los diltimos afos. La defensa y preservaci6n del patrimonio cultural de la humanidad ha sido una de las proyecciones mis interesantes de (*), The Annals of the American Academy of Political and Social Science. Septienbre, 1967. 18 Ja cooperacién internacional, La UNESCO, particularmente, ha ju- gado un papel sustantivo en esta accién. En algunos casos, se tra ta de una politica concertada para defender y preservar monumentos y creaciones, humanas de un valor que trasciende las fronteras na~ cicnales;.en otros, se ha tratado de cooperar con iniciativas na- cionales que persiguen afirmar la imagen del pais sobre 1a base de su propia tradicién cultural, com el descubrimiento o la preserva cién de sus tesoros artisticos o arqueclégicos. Naturalmente, las preocupaciones anotadas inciden también en el citado campo del tu- xismo cultural, y, en tal sentido, se-vinculan al presente con la accién del financiamiento internacional. 5. LA REGIONALIZACION CULTURAL El proceso hacia 1a regionalizacién o integracién es una fuerza irreversible en un’mméo que tiende hacia la creaciin de mayores espacios econémicos y politicos, y de mayor cohesién cultu ral, clentifica y tecnoligica. La experiencia de la creacién de mercados commes en el mundo contemporfneo, sea entre paises desarrollados o en vias de desarrollo lleva, en forma paralela, la puesta en marcha de proco~ sos que inciden en elementos extraeconémicos. Esto es mis notorio en el plano cultural entre paises medianos y pequefios que tienen un pasado histérico comin y que enfrentan tareas y desafios también co munes. ‘Tal. como una politica de afirmacién cultural tiene un profundo sentido nacionalista para los paises subdesarrollados, 19 asi tarbién las tendencias hacia la cohesién regional se proyectan, inevitablemente, en 1a biisqueda de coincidencias culturales, cuya fuerza din&mica en lo politico, econGmico y t&cnico, puede ser de gran trascendencia. En consecuencia, junto con abogar por la crea cién de formas nacionales de financiamiento cultural, debemos des tacar también, en toda su trascendencia, eventuales esquemas regio nales 0 subregionales para el financiamiento cultural. Para los paises del Tercer Mundo las debilidades ain prevalecientes para la institucionalizacién de sus politicas cultu rales, por una parte, y el proceso afin lento de sus integraciones regionales y subregionales por otra, determinan que ain no surjan experiencias significativas en este campo. En América Latina debe subrayarse la importancia que los paises andinos han dado al Conve nio Cultural, "Andrés Bello", suscrito por Venezuela, Colonbia,Eoua dor, Peri, Bolivia y Chile. Nuestro continente también ha tenido una experiencia de cooperacién cultural en el contexto del sistema interamericano, a través de los drganos especializados de 1a OEA. 6. ASPECTOS DE LAS POLTTICAS CULTURALES NACIONALES A nivel nacional, la accidn de los gobiernos para la promocién, defensa y proyeccién’de los valores culturales de sus co munidades, se empieza a definir con una nueva "instrumentalizacién", que abarca aspectos institucionales, financieros y administrativos. Diversas reuniones de caracter internacional, celebradas en perio- dos recientes con el auspicio de la UNESCO, tienden a definir esas politicas y a crear sistemas mis adecuados para su financiamiento. 20 Estos contactos han tenido la innegable ventaja de permitir 1a com paracién de experiencias que ha proporcionado respuestas, en mchos paises, a necesidades hasta ahora no bien definidas, particularmen te para las naciones del Tercer Mundo. Talvez la mejor expresién de la referida “instrumen- talizacién" es la tendencia a crear Ministerios de Cultura o Secre tarias de Estado especializadas, con la finalidad de formar o revi talizar una accién piblica de carécter permanente y mis vinculada a las preocupaciones globales del desarrollo. Analizaremos aqui las creaciones o produtos cultura- les que Ja accién de una sociedad puede contribuir a prompver, de~ fender y proyectar mediante métodos o mecanismos de financiamiento. En este contexto ensayaremos la siguiente divisién fundamental: a) herencia o patrimonio cultural, y b) creacién cultural actual © potencial, representada fundanentalmente por la creacién artisti ca. En ténminos empiricos podemos decir que esta clasifi cacién distingue el producto cultural ya existente, generalmente con contenido histarico, aceptado e incorporado a la sociedad, y Jas capacidades creadoras del hombre en sus mis definidas expresio nes artistico-culturales: literatura, pintura, escultura, miisica, artesania, arquitectura, cinematografia, etcStera. Tanto en Ja accién nacional como en Ja internacional aparecen comp mis factibles los financiamientos del primer aspecto, lo que no es de extrafar si se considera la similitud del bien cul, al tural, ya creado, con otros bienes econdmicos. Ademas, esta rea- lidad cultural se vincula, por su naturaleza misma, con la tangi bilidad y el conocimiento que de ella tiene una sociedad determi~ nada; lo anterior, por ejemplo, se expresa en forma my nftida en el patrimonio artistico o arqueoligico heredado por una commidad. Se puede concebir asi el financiamiento de un programa global o sectorial que tienda a rehabilitar monurentos u obras de valor his tirico o artistico, especialmente si en relacién a esa obra existe un interés nacional o internacional. Un funcionamiento de esa na- turaleza se puede concebir, en téxminos econémicos, com la mejo~ xia de una inversién que puede proyectarse en resultados concretos; ain mis, este tipo de -inversidn acepta perfectamente el calculo de su relacién costo-beneficio. Distinta es la situacién del financiamiento de la creacién artistico-cultural, especialmente en lo que se refiere al estimilo de dicho fendémeno. Tal es el caso, por ejemplo, del otor gamiento de becas 0 subsidios para la gestacién de una obra, ya sea literaria, plastica, msical, etc., en que juegan elementos de cardcter predominantemente subjetivo. Esta circunstancia hace mucho miis dificil el enfoque financiero frente a las necesidavles in dividuales de los artistas. Ain mis, atendido el principio de la libertad en el arte, no es extrafio que michos sectores consideren que estas intervenciones de carécter financiero tengan el peligro de desnaturalizar Ja creacién artistica al orientarla directa o in directamente con ventajas financieras. : Sin perjuicio de la clasificacién anterior, se podria discutir el alcance de producto cultural de lo que puiiéramos la~ 22 max instrumentos actuales o potenciales para el desarrollo de la creacién artistica: por ejemplo, un cine, un teatro, uma sala de exposiciones o conferencias, un taller de artistas, etc. Mis alla de una discusién doctrinaria, creems que si se desea financiar la creacién artistica es indispensable que se considere la ayuda pa- xa el desarrollo de estas facilidades materiales, sin las cuales muchas veces no hay creaci6n posible. Por lo demis, los mecanis- mos nacionales que tienden a promover el desarrollo de as artes, Por regla general contemplan la posibilidad de ayudar a esas faci lidades que bien podriamos designar "infraestructuras" de apoyo pa ra la creacién. 7. EL PINANCIAMIENTO CULTURAL Se debe dar especial relevancia a los mecanismos in- ternos que los paises puedan utilizar para los fines sefialados en parrafos anteriores. Hay importantes experiencias en diversas par tes del mundo a través de fondos o sistemas financieros especiales. Una necesidad fundamental es la creacién a nivel nacional, especi- almente en los paises subdesarrollados, de sistemas especializados de financiamiento para el desarrollo cultural. El financianiento del desarrollo y 1a creacién cultural, en sus miltiples facetas, es 4 Intimamente vinculado con Ja valorizacién -que se ha produci- do en afos recientes- de aspectos tradicionales considerados co- mo "no econémicos" en el desarrollo global de Jas sociedades, cam Jo hemos recordado en parrafos anteriores. En la actualidad ya no se discute que el progreso de 23 las commidades no es meramente un resultado mecSnico del proceso ahorro-inversiGn. En las politicas de desarrollo surgen otros es cenarios, perspectivas e interacciones que anteriormente se consi, deraban al margen de las preocupaciones colectivas prioritarias. Actualmente, por ejemplo, todo programa de desarrollo técnicamen- te concebido, da la importancia y trascendencia debida, en sus tér minos mas amplios, a los sectores del bienestar social y cultural. La tendencia de los gobiernos es atender esas areas en términos ani Jogos a los de aquellas que tradicionalmente se consideraban camo altamente productivas. Histricamente, podemos observar que el financiamien to de la creacién artistica estuvo en general vinculado a Ja insti. tucién del "mecenato". Los mecenas no fueron simplemente personas aficionadas por temperamento o formacién a las bellas artes, sino hombres piblicos que supieron utilizar la creacién artistica cam un medio de poder politico. En esta forma, Ja institucién del "me cenato", muchas veces interpretada como una actividad de las eli- ‘tes, estuvo siempre ligada, directa o indirectamente, a actividades del Estado, Actualmente hay sSlidas instituciones nacionales e in temacionales que practican el mecenato con el objetivo aparente de incentivar la creacién artistica, aunque de hecho, ésta es también una modalidad de hacer inversiones, o bien de dar a las institucio- nes una mayor proyeccién piblica. Actualmente, el problema del financiamiento de la cul, tura debe examinarse mis all4 del patrocinio o del mecenato, y mis bien en funcién del sistema econémico y social predominante. 24 Sabemos que los paises socialistas o de "econanfa centralmente planificada" han sido criticados por su excesiva in- terferencia en materia cultural. i Ja medida que algunos de esos paises han ido liberalizando su sistema global, las actividades y Ja creaciGn cultural han tenido una expresién mis libre. Estos paises poseen generalmente un amplio instrumental de financiamien to de la cultura en que muchas veces el artista pasa a ser practi camente un fumcionario piblico. La situacién es muy diferente en una "economfa de mercado", donde 1a creacién y el producto artistico son general- mente problemas de absorcidn por un "consumidor". Asi por ejem plo, en un pais latino-americano mediano o pequefio, si surge um novelista de talento podré conseguir una edicién de sélo dos 0 tres mil ejemplares. Un escritor narteamericano de iguales condi, ciones puede comenzar su obra con una edicién de 20, 300 40 mil ejemplares. El.caso del escritor puede aplicarse también a acti- vidades como el teatro, 1a pintura, el ballet, el cinema y otras m dalidades de expresién artistica. Por otra parte poco sabemos en una "“economfa de mer cado", en qué medida las familias y los individuos detenminan sus referencias culturales. Los economistas han podido cuantificar Jos porcentajes de los presupuestos familiares dedicados general- mente,a alimentaci6n, alquiler, transporte etc., pero hasta ahora, ignoramos lo que podriamos denominar "cuentas culturales". En ese rubro tenériamos que incluir lo que una familia gasta en "equi pos culturales", es decir, en televisiones, radios, discos, via~ 25 Sabemos, por ejemplo, que en Suecia el 863 de los gastos culturales son efectuados por las familias 0 los individuos y sélo el 14% es de responsabilidad del Estado, En Francia, sdlo el 17% pertenece a la iniciativa estatal y el 83% restante es de cargo de los individuos o familias (*), Las informaciones acerca de Ja orientacién y aplicacién de Jas “cuentas culturales" del Estado se pueden conocer y analizar facilmente, pero no tenemos una idea clara de lo que gasta cada individuo o fam{lia, en la mayorfa de los paises por lo que es imposible determinar cual es el porcenta- je del PNB que se dedica a estos fines. Conviene recordar que en las "econamfas de mercado" los gobiernos han utilizado tradicionalmente mecanismos indirectos de estimilo a la creacién artistica: inversién estatal en la pre- servacién del patrimonio cultural, en la formacida de recursos hu- manos, creacién de centros culturales, mantencién de museos, archi vos y bibliotecas, etc. Existen ademas otros tipos de financiamien to cultural como la subvencién a los teatros, a la produccién de filmes, patrocinio de festivales, etc. Tanbién es generalizado el uso de subvenciones "indirectas" es decir, liberalizaciénes tribu- tarias, en que las rentas del creator quedan exentas de impuestos, © bien que las inversiones de las empresas en esa Sxea pueden ser descontadas de sus declaraciones de renta. 8. CORPORACIONES NACIONALES PARA EL DESARROLLO CULTURAL En la actualidad hay un importante nimero de paises (*) A. Girard, obra citada, pag. 110-111. 26 que cuentan con organizaciones nacionales, piblicas y/o privadas para el financiamiento del desarrollo cultural. Afin cuando las estructuras de esas entidades sean diversas, y ain cuando sus ex periencias sean también distintas, se puede prever para el futu- ro la créacién de mecanismos anZlogos en los paises que ain no cuentan con ellos, com asimismo el empleo de los medios necesa- rios para el fortalecimientc de los que actualmente estan en fun clones. En relacién con este asunto recordemps las siguien tes consideraciones que se desprenden de los parrafos anteriores: 19) Bs un hecho que las politicas culturales nacionales estén 29) adquiriendo una gran vitalidad en todos los paises del mn do, cualesquiera que sean sus estructuras econamico-politi cas o sus niveles de desarrollo; y es un hecho tanbién que esas politicas buscan una institucionalizacién que incida con efectividad en el campo del financiamiento de 1a cult ray El financiamiento cultural sigue la orientacién de los re cursos vinculados con el cumplimiento de los objetivos de los Estados nacionales, es decir, tiende a ser basicamente local. La tendencia anterior se ve reforzada por la limi~ tacién de los flujos del financiamiento internacional, par ticulammente para un campo nuevo y diffcil cam es el del desarrollo cultural. No se debe excluir la posibilidad de la cooperacién financiera internacional; sin embargo, por ” mucho que ésta se haga efectiva, serd siempre una parte li mitada comparada con el financiamiento nacional; 27 3@) El prepio financiamiento internacional y/o regional, para ser canalizado dentro de las fronteras de pafses determina dos, necesita "Grganos" o "mecanismos" adecuados con los cuales entenderse. Es esa la doctrina general de los meca nismos miltinacionales: buscar una contrapartida institucio nal y financiera de caracter nacional. Tengamos presente que por regla general, esos organismos actiian promoviendo y estimilando las propias energias naciomles, y que por su misma definicién se consideran complenentarios del esfuer- zo interno. Sin pretender hacer una comparacién forzada, debemos recordar que, en la politica de desarrollo contemporaneo, los pai. ses tienden a formar mecanismos especializados para muchos secto- xes de inversién, por ejemplo: los bancos 0 corparaciones de fo- mento; los bancos de desarrollo industrial y agricola, los insti- tutos o fondos de desarrollo mmnicipales y de obras piblicas,etc. To mismo rige, en algunos paises, en relacién al desarrollo arte- sanal o para las cooperativas y organizaciones de trabajadores. También en materia educacional se han formado mecanismps especia- lizados para el financiamiento de becas y, en general, de inversio nes educacionales. Las organizaciones que hemos sefialado facili- tan recursos de diversa naturaleza, segin los fines que se persi- guen: de inversiones en plazos medianos o largos; de plazos cortos, cuando se trata de objetivos que podriamos calificar genéricamen- te como de "giro" en el manejo de una empresa o actividad determi nada. También estas entidades suelen tener facultades para actuar en el campo de 1a preinversién, de la promocién y de la asistencia técnica. 28 Cuando hablanos de 1a posibilidad de contribuir a la creacién de nuevos mecanismos de desarrollo cultural, tanbién nos ponems en’el caso de aquellos paises que contando ya con mecanis- mos andlogos, desearian reforzarlos 0 reformarlos para suplir defi ciencias o bien superar resultados insatisfactorics. Las situacio nes anteriores son muy posibles, ya que tratandose de un campo nue vo no es de extrafar que hayan debido enfrentar experiencias poco alentadoras, que no estan a 1a altura de las aspiraciones que se tuvieron en el mamento de la creacién de esos mecanismos de promo- cién y financiamiento. 29 CAPITULO II "EL ESCENARIO LATINOAMERICANO Y¥ LAS POLITICAS CULTURALES" 1, LA_IDENTIDAD LATINOAMERICANA Es necesario definir lo que es la "identidad cultural latinoamericana". Gran parte de los ensayos filosGficos, histri~ cos 0 sociolégicos acerca de América Latina como un todo cuestionan una concepcién globalizante del hemisferio y Megan, incluso, en al gunos casos, a negar la existencia de una América Latina com suje- to de una realidad propia y de permanente vigencia. Sin enbargo, nas alla de las elaboradas diferenciaciones y definiciones que lle~ van a esta controversia, es un hecho que Anérica Latina tiene una presencia hist6rica, econimico-politica y cultural en el mmdo con tempor&ineo que tiende progresivamente a afirmarse, y que esta rea~ lidad es la expresién de un "ser" latinoamericano. Se podrA cuestionar el aserto anterior argumentando Ja aparente incapacidad de nuestras naciones para mantener en for~ ma sostenida y progresiva su marcha hacia niveles superiores de in tegraciGn nacional de toda indole. Puede subrayarse tambiin que nuestros vinculos de "dependencia" de los centros hegemnicos en el concierto internacional tienden a afianzarse. Ymas ain, que 30 la “@icotomfa” entre lo hisplnico y lo lusitano no sélo esté afin lejos de ser superada, sino que especialmente, a juicio de muchos pesimistas, sus posibilidades de convergencia son mis débiles hoy que ayer. Estos juicios pertenecen al trasfondo de lo que pu- diéramos denominar "nuestra leyenda negra", sombra permanente con que siempre se ha tratado de rodear a nuestro continente. £ al- gunos casos esa leyenda ha emanado de paises politica y econémica mente mis avanzados. En otros, sin embargo, han sido los propios intelectuales y dirigentes latinoamericanos quienes, con cierto “masoquisms", acentiian preferentemente nuestras intrinsecas debi- lidades. Esta filtima critica deformante es sin duia la mis peli~ grosa. En los centros industrialmente mis avanzados, con motivo de haberse creado una mayor sensibilidad frente a la emergencia del denominado Tercer Mundo, el rol de América Latina tiende a ser ms valorizado. Ha sido mi experiencia personal, desde la perspectiva del desarrollo econémico, que en los filtimos quince anos Ja importancia de América Latina en su conjunto, y también en la individualidad de sus naciones, tiende a tomar mas fuerza. Este xeconocimiento de Ja mayor gravitacién de nues tro continente tiende a manifestarse también por parte de otras xegiones del Tercer Mundo. La circunstancia de haber intentado procesos de afirmacién nacional desde hace mis de 150 amos, reco- xriendo caminos que otres pueblos s6lo han comenzado a seguir en Jas filtimas décadas, constituye un elemento que podriams sumar a nuestro “haber”, en una coyuntura histdrica donde se esta buscan- do "un nuevo orden internacional". 31 El "sex" latinoamericano tiene una connotacién propia a través de su intrinseca fuerza hacia una integracion cultural per manente, que se manifiesta desde el momento mismo en que los nave- gantes ibSricos desebarcaron en el Nuevo Continente. Desde el si- glo XVI en adelante se ha producido en términos masivos y constan- tes +y por qué no decir generosos- un proceso sostenido de fu- sidn de los valores culturales de distintos origenes étnicos, entre grupos humanos provententes de estadios histéricos en my diverso grado de evolucién. La verdadera definici6n de América Latina es haber si do el activo crisol de 1a absorcién cultural reciproca de lo ibéri- co, lo indigena y lo africano durante los tres ‘iltimos siglos. Aun que aparentemente los espanoles y portugueses pudieron haber deter- minado 0 definido en forma tangible 1a fisonomia de esa fusién, de hecho 1a gravitacién autéctona tuvo una fuerza tan determinante que llegS a influir sobre el modelo europeo, proyectSndose una forma cul tural "indiana" sobre la peninsula. Esta realidad, prevaleciente entre los siglos XVI y XVIII, se enriquece con los nuevos flujos in migratorios europeos incorporades al Continente a io largo del si- glo XIX y en el presente siglo. Es interesante constatar que estas nuevas migraciones siguen, por regla general, la tendencia histé- rica de una asimilacién fluida y no discriminada. Es decir, 1a apa xicién de "“minorias raciales" que se constituyen en grupos diferen- ciados y afin en nficleos de poder camo ha sido el caso en los Es- tados Unidos- no corresponde a la experiencia latincamericana (*). (*) Arturo Uslar Pietri ha publicado en "Le Courrier" de UNESCO, Febrero 1976, un magnifico resumen acerca del "mestizaje" cul. tural latinc-americano, bajo.el titulo de "Trois en Us LEs 2. PROYECCION DE LO LATINOAMERICANO En las iiltimas décadas el "ser" latinoamericano tien de a proyectarse hacia otras extensiones geograficas. La separa~ cidn de las regicnes del Caribe inglés y holandés de sus antiguas metropolis ha agregado un interesante escenario geografico y cultu val a um mundo que hasta entonces era predominantemente iberoameri, cano. El "nuevo" Caribe tiene profundas raices histéricas y étni- cas camunes con los otros paises latinoamericanos. Esto ayuda a explicar el porqué se ha producido en un plazo relativamente corto un trabajo multinacional conjunto a través de un entendimiento en torno a cbjetivos camnes. La reciente creacién de SELA (Sistema Eoonémico Latinoamericano), iniciativa en cuya realizacién las nue vas naciones del Caribe tuvieron importante participacién, es una experiencia tangible del proceso que estamos destacando. Las migraciones de los paises latinoamericanos y ca- xibeanos hacia los Estados Unidos, por circunstancias histdricas distintas y sujetas a realidades cambiantes, ha tenido um profundo impacto en ese pais en los filtimos afios. Los quince millones de mexicanos, cubanos, portorriquefos, caribeanos en general, y mas recientemente la migraciGn de hambres y mujeres de paises al sur del Ecuador,han tendido a formar una poderosa minoria racial y lin guistica en la América Sajona, cuyas proyecciones y trascendencia slo ahora se estan dejando sentir (*), (*) A prinéipios de 1977, antes de que J. Carter asumiera la Presi dencia de los EE.UU., el cable internacional (Jornal do Brasil, 6 de Enero) destacaba que el Sr. Lacaio, "Coordinador de la cam paha demécrata" dentro de la minoria espafiola, afirmd que los votos de la "cammidad” fueron decisivos para la victoria de Carter en Estados claves camo Texas, Nueva York, Ohio y Pennsyl vania, y que por esa raz6n los hispanoamericanos pretenden ocu par 84 importantes cargos federales, inclusive el de Sub-Secre tario para Anérica Latina. Se’ agrega que ‘se trata de la mino- xia que mas crece en EE.UU. y que se exigird que entre los 300 funcionarios de la Casa Blanca hubiese un 108 de ascendencia hispanica. 33 Agreguemos que desde la revolucién de los "claveles rojos", de Abril de 1974, hasta la fecha presente, el proceso de democratizacién y apertura, tanto en Portugal camo en Espafia, es- + creando un didlogo histdrico-cultural de esas naciones con Am rica Latina de insospechadas proyecciones. Hoy podemos hablar con mis fundamento que nunca de la existencia de una "dimensién ibérica" para connotar intereses y problemas comunes entre las madres patrias y las naciones que ellas contribuyeron a dar nacimiento. Dentro de este contexto po demos sefialar com un hecho significativo la visita reciente del Presidente de Venezuela Carlos Andrés Pérez a Lisboa, primera pre sencia oficial de un Jefe de Estado hispano-americano en Portugal. esa oportunidad el Presidente Pérez ofreciS 1a cooperacién fi nanciera de su pais a la nacién lusitana, en términos andlogos a Ja asistencia prestada a otros paises de nuestro hemisferio para enfrentar la crisis del petrdleo. El téxmino "latinoamericano" se enplea frecuentemen te para definir una categoria de desarrollo econémico y social mis atrasada que la “anglosajona". Sim embargo, afin cuando esta dife renciacién es valida, desde un punto de vista “semintico" lo lati noamericano expresa de hecho una gran convergencia de pueblos que presentan una problemitica comin, El "ser" latinoamericano es bi sicamente un proceso histérico-cultural pasado, presente y futuro. La permanente absorcién e integracién de culturas que se realiza en esta parte del mmdo proyecta una imagen con sus caracteristi cas propias. Es el escenario cultural, de gran potencialidad y de mayor "sino" cosmopolita: donde emerge la realidad esencial 1a 3h tinoamericana. De ahf que para nuestras naciones se plantee en forma cada vez mis definida 1a necesidad de politicas culturales que puedan accionar esa realidad. 3. MODERNIZACION Y PROGRESO Por su grado de maduracién histérica, América Latina ha experimentado, en el curso de los filtimos 30 afios, un profundo impacto de "modernizacién". Es en este periodo, que se inicia con Ja segunda post-guerra, cuando se definen con mayor claridad la na turaleza-y caracteristicas del sub-desarrollo, lo que lleva a acu- far una problemitica camiin que abarca a los paises que no han alcan zado un grado de crecimiento econémico y tecnolégico avanzado bajo el. concepto genSrico de Tercer Mundo. ‘La preocupacién generalizada de la commidad interna cional por superar esas condiciones de sub-desarrollo ha hecho sur gir teorias y politicas destinadas a acelerar su ritmo de crecimien to econémico. Una positiva proyecciGn de ese "zeitgeist" est& re- flejada en la denominada "Primera Década para el Desarrollo de las Naciones Unidas", que comprende el periodo ce 1960 a 1970 y cuya aspixacién ha sido logvar un incremento del producto nacional bru- to de los paises en vias de desarrollo del orden del 5% anual. In la orientacién de esas politicas se enfatiza el componente de carfc ter social para alcanzar un désarrollo equilibrado. Este nfasis desarrollista es en gran parte una nueva versién del concepto filosdfico del “progreso", en boga a partir del 35 siglo XVIII, y transformado en verdadera filosofia y religién por parte de los paises occidentales en el siglo XIX. Anéxica Latina puede, en la hora actual, mixar con satisfaccién este mandato del "progieso", en cuanto a las metas alcanzadas por un desarrollo orientade hacia el crecimiento y la acumilacién material. En el curso de una generacién se ha opera- do en el Continente un profunde y extendido proceso de catbio en las condiciones de la existencia diaria. Por otra parte, se pre~ sencia una duplicacién de 1a poblacién, lo que acarrea nuevas pre siones sobre el sistema econémico, politico y social. Esa mayor poblacién cuenta con un alto porcentaje de menores de 20 afios, lo que a su turmo crea nuevas realidades sociolégicas y culturales. Paralelamente, se observa un extraordinario desarrollo urbano, en la mayoria de los casos, desgraciadamente, efectuado en téminos desordenados e ineficientes. Sin embargo, desmintiendo a los ago xeros de una catstrofe caro producto de la explosién demogrifica, las estadisticas sefialan que pese al crecimiento poblacional, el premedio del nivel de vida tiende a elevarse. Una parte sustanti va de las alteraciones materiales anotadas responde a mejores con diciones de 1a productividad en el sistema econdmico, camo conse- cuencia de un proceso sostenido de industrializaci6én y de mejoras, y, en ciertos perfodos, en las relaciones del intercambio exterior. A ello podemos agregar las mis altas tasas de capitalizacién en lo interno y en lo externo, y el cambio de muchas de las viejas es- tructuras en funcién de estas nuevas fuerzas econémico-sociales. Este cuadro que sumariamente estamos describiendo no puede sorprendernos si consideramos los recursos naturales y hum- 36 nos de América Latina, a la luz de una vocacién de "progreso", en el mejor sentido de 1a tradicién occidental. Porque afin cuando An3 rica Latina-sea por esencia el resultado de un mestizaje permanen- te, su respuesta ante los desafios del mundo politico-econémico ha tenido siempre la connotacién propia de la cultura occidental. En el perfodo colonial los modelos de las metrpolis definen la estructura de la organizacién social de nuestros paises en sus diversos aspectos. Lograda la emancipacién se tratan de adoptar los esquemas que se consideraban mis avanzados en las socie dades europeas y en los Estados Unidos. Decimos que "se tratan de adoptar" porque es bien co nocida la "dicotomia" permanente que se produce en el siglo XIX en tre las aspiraciones culturales e intelectuales de una minoria se lecta y las fuerzas regresivas que se expresan en gran parte de es tos pueblos en un caudillismo que determina una historia sangrien ta y cadtica. Ese caudillismo, sin embargo, atin cuando frustra las aspiraciones de los grupos intelectuales hacia wn mayor nivel cul- tural, proyecta una concepcién "progresista" en lo material. No otra cosa representan en la historia latinoamericana los procesos de “modernizacién" realizados por Porfirio Diaz en México y Vicen- te Gomez en Venezuela. ‘La apertura indiscriminada hacia el capital extranjero no refleja sdlo un acto de dependencia de los —_centros econémicos ms avanzados, sino también la creencia de que nuestro atraso y “barbarie" podia ser superado bajo el alero de las socie- dades industriales de la Spoca. AmBrica Latina tiende asi a absorber las concepciones 37 decimondnicas en todas sus proyeccines: en lo econémico, en lo edu cativo, en lo castrense, en la creacién artistica. Nuestros paises cuentan siempre con sectores proclives a las ideas politicas y cul- turales mis avanzadas de las sociedades occidentales. En las prime ras décadas del siglo XX esa caracteristica se acentia. Las trans- formaciones que siguen a la primera guerra mmdial y las nuevas rea Lidades socio-culturales de las sociedades mis avanzadas tienen er tre nosotros un reflejo directo. 4. CONFLICTO CULTURAL Pareciera que el proceso que hemos recordado tiende a mantenerse y repetirse en los Gltims 30 afios. Sin enbargo, los de sarrollos de la iiltima generacién, por el proceso mismo de acelera~ cién histérica a escala global, han creado un choque entre las rea~ lidades culturales decimonénicas que vivimos hasta ahora, y los nue vos desafios de una sociedade cuya prioridad es el crecimiento eco- némico y los niveles de consumo. El conflicto entre esa realidad histérico-cultural y Jas nuevas motivaciones y fuerzas que emergen de 1a dencminada "so- ciedad de consumo" es bien conocido en todo el Tercer Mundo, y cons tituye una de las preocupaciones internacionales mis serias. Com servar la “identidad cultural" de los pueblos nuevos se ha transfor mado en un "slogan" tal vez michas veces no bien elaborado y defini do, pero que expresa el malestar y desajuste propio de una aliena- cién cultural. Es interesante constatar que este hecho ha golpeado mis la sensibilidad del hombre latinoamericano que otras situaciones 38 que pudiéramos considerar deformantes dentro de nuestra coexisten- cia diaria. Tal como lo hemos sefialado en el capitulo anterior el conflicto se agudiza con Ja revolucién, de alcance universal, en los medios de cammicacién. El empleo masivo de la radio y de la televisién ha producido un escenario cultural nuevo que, aunque con caracteristicas distintas entre los diversos paises y regiones la~ tinoamericanas, ha creado un proceso de cambio muy similar. En dias pasados un parlamentario brasilefio reflejaba esta preocupacién proponiendo una cruzada nacional indispensable “para la salvacién de la cultura brasilefia que ahora sufre amena~ zas por todos lados", preguntdndose "qué pais es aste que ha llega do a olvidarse de sus hSroes substituyéndolos por ridfculos mitos importados como los cowboys del ceste norteamericano, cuya leyen- da todos sabemps que es fruto de la imaginacién cinematografica? 2Qué pafs es éste que no puede transmitir a las generaciones que llegan ejemplos de hombres simples de nuestro pueblo? ‘Tenemos que salvar lo que resta de la cultura brasilefa. Si no lo hacemos co- xremos el riesgo de amanecer siendo otra nacién, en la cual el sen timiento brasilefio ser4 apenas una referencia histOrica" (*), Esta es una preocupacién generalizada en la América Latina contemporanea: temenps a la “alienacién cultural". Sin em bargo, por regla general, nos vemos sin otras alternativas u opcig nes frente a realidades de caracter irreversible, com es el caso de 1a revolucién de los medios audio-visuales, La formacién cre- (*) "Jomal do Brasil", 28-12-76. 39 ciente de una opinién y una conciencia de que "algo hay que hacer para evitar la pérdida de nuestra identidad" es el mejor sustratum para alimentar las perspectivas de politicas culturales que hasta ahora, o han sido inexistentes, o bien se han orientado en funcién de una realidad que termind con 1a Segunda Guerra Mundial. 5. FORMAS DE UNA ALTENACION CULTURAL El proceso de "alienacién" cultural latinoamericana es, sin embargo, mis profundo que las tangibles erosiones experimen tadas por le impacto de los sistemas de vida de los Estados Unidos y de Europa Occidental. Tal camo hans sefialado, 1a influencia mis determinante en este proceso se produce a través de la presentacién de creaciones fordneas en la televisién, en el cine, la miisica, sis temas de anuncios y propagandas, etc. ("mass media"). Menos aparentes, pero de igual o mayor transcendencia son las siguientes realidades: 19) Las t&écnicas que determinan la produccién, circulacién y con sumo de bienes y servicios constituyen un reflejo cada dia mAs acentuado de lo que acontece en Jas sociedades técnica e industrialmente mis avanzadas. Mucho se ha discutido acerca de la necesidad de contar con "técnicas intermedias", gesta~ das y desarrolladas en funcién de nuestras "propias" necesi- dades. Sin embargo, 1a verdad es que ese planteamiento -sin duda de toda validez- no ha pasado de ser una expresién de buenos deseos, ya que en el hecho la evolucién econimica y 29) 40 tecnolégica latinoamericana se realiza en base a la absor~ cidn creciente del "know-how" externo. Esto implica que las Perspectivas de un mejoramiento cuantitativo o cualitativo de nuestras actividades dependan estrechamente del exterior. El hecho de que el sistema productivo y consuntivo est in- fluido grandemente por una ciencia y tecnologia externa de~ termina que lo que genéricamente pudiéramos definir com la "formacién de recursos humanos", particularmente el sistema educativo en sus variadas formas, esté también influida fuer temente por modelos externos. Si las posibilidades hacia el "desarrollo modernizante", de acuerdo con el criterio pre valeciente, estan dadas en los estilos econémicos y técnicos de 1as sociedades avanzadas, es consecvente tratar de adop- tar aquellos factores que son prerequisitos para esos esti-~ los. Las reformas educacionales estén a la orden del dia en Amari ca Latina. Ellas se inspiran cada vez ms en las respuestas que dan los paises industrializados a la interrogante de cd- mo adaptar en mejor forma el régimen educativo a las necesi- dades del mercado del trabajo. ES en el campo de la educa~ cin universitaria donde este proceso de "traslado institu- cional" se hace mis evidente. La adaptacién se produce no slo en las denominadas ciencias naturales o exactas, sino también en las ciencias sociales y humanas; esto diltimo cons tituye a debilitar el conocimiento y vivencia de nuestros pro pios valores. 39) aL A lo anterior hay que agregar también la tendencia natural de los futuros expertos profesionales por lograr niveles ms elevados en su formacién mediante estuiios en el ex- tranjero, para lo cual las posibilidades de becas y otras formas de asistencia son importantes factores. Las nuevas generaciones latinoamericanas consideran cada vez mis que esta nueva "inmersién" formativa en sociedades tecnolégica Mente mas avanzadas les proveera de mayores antecedentes y conocimientos frente a un “mercado competitivo", por recur sos humanos. No constituye pues la tendencia al estuiio en el exterior por regla general una asplracién,a un perfeccio namiento intrinseco, sino que fundamentalmente un medio de tener mejores herramientas para enfrentar el nuevo tipo de sociedad modemizante que estA emergiendo en América Lati- na. Estas circunstancias son las que ayudan a entender me jor la "fuga de talentos": hay un alto porcentaje de jéve nes latinoamericanos para los cuales el contorno material y cultural de su propio pais es sdlo una "mala copia" de Ja sociedad avanzada, particulamente, de los EE.UU. Si se Jes dan las circunstancias para realizar su vida en lo que para ellos es el ideal de sociedad; por qué continuar en un camino que disminuye sus propias perspectivas individuales? Lo que hemos anotado en relacién a la econamfa y a la edu- cacién se expresa en forma generalizada en otras manifesta ciones de 1a vida social: en la creacién institucional y administrativa, en las diversas formas que adopta la vida politica y en el régimen de vida familiar. 4a 6. POSIBILIDADES DE UNA AFIRMACION LATINOAMERICANA Al sefialar en los parrafos anteriores estas muevas fa cetas de la realidad cultural latinoamericana no lo hacemos en fun- cin de criterios criticos o de una escala de valores preestableci- da, sino como el testimonio de situaciones que limitan la capacidad propia y auténoma de expresién. Tampoco pretendemos plantear 1a op cién de un "latinoamericanismo" excluyente y aislacionista. Ello seria ahistOrico, en un continente cuya esencia misma est4 constitui da por la absorcién e integracién de valores culturales de origenes diversos, segin lo hemos recordado en parrafos anteriores. La proyeccién de un "estilo" occidental durante mis de cuatro siglos, tiene, sin embargo, una caracterfstica que la diferen cia de la situacién actual. _Anteriormente, las corrientes cultura~ les se incorporan en forma "orgénica" y “ammnica" a nuestra reali- dad. Existié una presencia intelectual latinoamericana que, forta- lecida por esas corrientes, cred um pensamiento propio. Tal vez la mejor expresién de ese proceso, en el siglo XIX, fus Andrés Bello,y en 1a misma 1fnea podems colocar a los "grandes" del pensamiento latinoamericano de ese mismo siglo y de las primeras décadas del si glo XX: los argentinos Echeverria, Alberdi y Sarmiento, Ingeniercs, Ugarte, Galvez y Rojas} los chilenos Lastarria, Bilbao y Vicufia Ma~ ckenna; los caribeanos Marti, Hostos y Pedro Henriquez Uxefia. Los mexicanos Justo Sierra, Vasconcelos y Alfonso Reyes; José Cecilio del Valle en Centro-Anérica; Rod en Uruguay; Montalvo en Ecuador; Gonzalez Prada, Mariategui y Haya de la Torre en el Peri. Distinta es la situdcién prevaleciente en la iltima 43 generacién. Salvo excepciones destacadas, perticulammente en el campo literario, y de las artes plasticas se tiende a perder la afimmacién de lo que nos es propio. Surgen decenas, centenas y miles de especialistas que de hecho forman parte dé una realidad cultural externa. La razdn de esta incapacidad de expresién de nuestro "ser" se debe tal vez a la "globalizacién" acelerada de los gran des desafios de la época contemporfnea, y a la incapacidad de Amé rica Latina de haber proyectado una personalidad propia frente a una “civilizacién planetaria". En m&s de alguna oportunidad he sostenido que el pro ceso econimico-politico de integracién latinoamericana esteba ame nazado por una ley de "prescripcién histSrica". Los sintoms de esa situacién se observan claramente en la actual realidad conti- nental. Pareciera que en el plano cultural se tiende a pro- ducir un proceso an3logo. Sin enbargo, dada 1a naturaleza intrin- seca del fenémeno cultural, estamos afin en condiciones de encon- trar una identidad colectiva. E1 futuro de Anérica Latina, en sus relaciones de toda indole con las demis regiones del mundo, Jepen de precisamente de esa posibilidad de autoafirmacién. Bs decir que en fimcién de esa perspectiva est trazado el camino del Conti nente que lo podria llevar a la formacién de modelos politicos, so ciales y econémloos que expresaran nuestra realidad autGnoma, per mitiéndonos asi salir de la faja de los pueblos marginales y . de~ pendientes para proyectar y, lo que és mis importants, poder actuar a, de acuerdo con nuestra personalidad especifica. Se podr argumentar que lo anterior sdlo es posible en cuanto haya fuerzas econimicas y politicas tangibles que den sustento a esa realidad. Es evidente que si Am&rica Latina pudie xa temminar Ja “tarea inconclusa" de su unificacién, seria "cen- tro de poder" en tarminos convencionales. Pera aiin con cbstdculos que superar’ en el contorno econémico-politico, se puede y se debe afixmar una realidad cultural propia. En las actuales circunstan cias, la tarea no parece imposible. Eh los filtimos 15 afos Anéri ca Latina ha aprendido a conocerse a si misma, y las naciones que Ja integran tienen wa mayor conciencia recfproca de su pasado y destino comin, Ha existido una fuerza unificadora cuyo ritm ha sido mis acentuado que los pasos dades a través de Ja creacién de mecanismos ad-hoc para integramos. El mismo proceso de "moderni_ zacién", t&cnico, cientifico, econémico, educativo e institucio- nal que se produce en todos los 4mbitos de Ja regién, ha favereci é el acercamiento de los actores de este nuevo desarrollo histd- rico. El balance de los resultados de acciones conjuntas de pai- ses, grupos, instituciones e individuos que han traspasado las fronteras no ha sido apreciado ni expresado en su verdadera tras- cendencia. Ain cuando en su evolucién cultural reciente América Latina estd pagando el precio dé deformciones y aberraciones, se ha abierto, por otra parte, un escenario cultural que podria le~ var a una integracién profunda de nuestros pueblos, en términos des conocidos en otros periodos histéricos con menores posibilidades de comnicacién. Es por eso que en el campo del "accionar cultural" 45 deben reorientarse las preocupaciones estrictamente nacionales ha cia expresiones sub-regionales y regionales. Las politicas cultu rales de los paises latinoamericanos deberan contar con un impor- tante ingrediente "muiltinacional”, si desean dar una respuesta efectiva a las tareas y desaffos que se proponen. Hay adems otros factores y circunstancias que nos pemmiten ser optimistas acerca de las perspectivas de nuestras po Liticas culturales. Pasaremos a resumir esos elementos en los pi. rrafos que siguen. 7. ENFASIS INTERNACIONAL POR LAS POLTTICAS QULTURALES En el curso de 1a presente década se ha gestado uma movilizacién de opiniones, a diversos niveles, acerca de 1a impor tancia de la actividad cultural en el proceso de convivencia colec tiva. Este nuevo énfasis ha repercutido en la preocupacién y ac~ cién de los gobiernos, y, en general, de instituciones de diverea indole tanto en el plano internacional com nacional. Sin enbargo, ha sido en el foro miltinacional repre sentado por la UNESCO, como organismo especializado en la materia, donde el proceso tama una mayor significacién. La trascendencia de las iiltimas Conferencias Generales acerca del problem de las politicas culturales y su incidencia en la vida de los pueblos,con la mejor expresién de este enfoque. Ia creacién del Fondo Internacional para la Promocién 46 de la Cultura, primer organismo que surge con el objetivo especi- fico vinculado a la cooperacién cultural a escala mmdial, es uma expresa demostracidn de estas preocupaciones. AmSrica Latina no ha permanecido ajena a este proce so mmdial. Es asi como en los diltims afos se observa en diver- sos paises del Continente la preocupacién de dar un especial real ce al contenido cultural del desarrollo colectivo, y al mismo tiem po, de crear mscanismos e instituciones para pramover y dar perma nencia a una accién sostenida para la defensa del patrimonio cul- tural y la promocién de 1a creacién artistica. 8. REACCIONES FRENTE A LA SOCIEDAD DE CONSUMO Los procesos histdricos tienden a generar sus pro- pias reacciones. Hemos recordado ya que en América Latina ha ido imponiéndose un “estilo de vida" nuevo, como consecuencia del ra- pido crecimiento econémico observable en la iiltima generacién. No podemos extrafiarnos que un “economicismm" y un "tecnicismo" al cual no habiamos estado acostmbrados, y que en gran parte ha sido absorbido desde fuera, cree también una insa- tisfaccién en los individuos de una sociedad que, creyéndose des- tinada originalmente a satisfacer sus propias aspiraciones, ve sur gir en Ja prfctica un factor ajeno de creacién de nuevos proble- mas. El predaminio incontrolable de ansias de faciles ganancias, expresado en una especia de "darwinismo" en la lucha por la vida diaria no habia sido presenciado antes por el latinoamericano, y 4? a muchos hace reflexionar acerca de 1a validez del modelo que se nos ha impuesto. Los "efectos demostrativos" del lujo, de la po- pularidad f4cil y suceptible a comprarse en funcién de la publici, dad, 1a erosién en los vinculos familiares, etc., nos hace medi-~ tar acerca de los mSritos y ventajas de um "“desarrollismo” ciega- mente aplicado. Por otra parte, el latinoamericano no encuentra la respuesta ideal en los niveles alcanzados por Jas sociedades mis avanzadas. Ia informaci6n internacional proyecta dia adia los serios problemas de la ecologfa, de 1a criminalidad, de la lucha generacional y la insatisfaccién extendida entre el hotbre medio de ese mundo que nos habiamos immuesto como modelo digno de imi- tar. ¥ lo que es mis grave, ya no sdlo nos cabe observar en el exterior esos sub~productos del progreso, sino que estamos ya su- friendo sus efectos deformantes. Efectivamente, en América Lati- nalya existe alamma por el proceso de destruccién y erosién del medio anbiente, creado por el desarrollo, y muchas de nuestras civ dades se han transformado en centros urbanos caSticos, inhdspitos inseguros, donde la vida del honbre ha dejado de ser un agraio. Nada hay de extrafio que en contacto con esta nueva realidad el hotbre latinoamericano afore las cireunstancias de ma yor equilfbrio y de menor presin social que conociera en perfodos anteriores. Es cierto que existe’ ‘un alto porcentaje de nuestra Poblacién que por su juventud no ha conocido otro estilo del deve nix colectivo; sin ebargo, los problemas emocionales y el desajus te de esas nuevas generaciones ayuian también a crear tn serio in terrogante a Jas formas de vida que hemos tratado de implantar en 48 estas filtimas décadas. Se crea asi un anbiente propicio para amalizar y va lorizar elementos genéricamente denaminados "culturales" y que no significan otra cosa que el encuentro equilibrado del harbre con su propio ser, con sus semejantes, con el pasado y con las pers- pectivas futuras de la sociedad que esta destinado a vivir. Bs por esta raz6n que en Amrica Latina, tal como er otras partes del “Tercer Mundo" hay una especial receptividad all concepto del encuentro o re-encuentro de una "identidad cultural". Este con cepto, que no ha sido objeto de definiciones mis detalladas, sum ge com una respuesta intuitiva para alcanzar un equilibrio subje tivo y colectivo que las sociedades de consump parecieran negar. Son especialmente los pueblos del “Tercer Mundo" quienes conservan Ja memoria de épocas para ellos mis arminicas y auténticas donde la “identidad cultural" tiende a hacerse idea fuerza. 9, HACIA EXPRESIONES CULTURALES AUTENTICAS Eh el caso de América Latina, tal comp en otras colec ‘tividades que han experimentado deformaciones de su "ser" cultural camo consecuencia de las alteraciones en el contexto econémico-tec noliégico, se est4 manifestando una tendencia al encuentro de aque- llos valores que se consideran autéctonos y que definen histérica- mente la personalidad de un pueblo. Esta tendencia puede revestir miltiples formas y puede ser o espontdnea o dirigida. Entre esas modalidades presenciamos una nueva vigen- 4g cia en el estudio de la historia patria o de las biografias de in dividuos destacados, y el interés intensificado por expresiones de la creacién artistica de periodos pasados, particularmente la dan- za, las canciones populares, las expresiones de la arquitectura,de la escultura y de la pintura. Observamos en muchos paises un ins pirado redescubrimiento de expresiones culturales que habian sido objeto de olvido por largos perfodos o que, estando presentes, no se les atribuia mayor valor. En el mismo orden de ideas subrayamps 1a importancia que estGn tomando las expresiones folkléricas en muchos paises. And xica Latina se acostumbrd, durante la época de 1a influencia euro- pea en nuestra cultura, a considerar las expresiones indigenas, de Jos sectores rurales o bien aquellas de sectores marginales, com productos empiricos y primitivos, sin mayor valor intrinseco, le~ gandose en algunos casos a ignorarlas o soterrarlas para no apa- xecer comp manifestaciones de pueblos "poco civilizados". A veces, estos procesos de revivencia de lo autécto- no han sido de cardcter espontneo, frecuentemente por 1a vuelta a estilos mas sencillos y auténticos como reaccién a etapas imitati- vas de expresiones culturales fordneas mis elaboradas. Sin embar- go, ha surgido también una conciencia clara de la necesidad de afir mar una identidad cultural, estimilada por centros de estudios e investigacién universitarios, que han logrado promover y orientar la capacidad creadora hacia el reencuentro de los valores propios de la cultura nacional. A manera de ejemplo, podriamos mencionar algunas ex- 50 Periencias tales cam los grupos de danzas, que en mhas regiones de América Latina han efectuado una resurreccién de bailes autécto nes, y en otra linea, m4s inmediata frente a la realidad actual,la “misica de protesta" que surge del seno de la cancién popular lati, noamericana. 10. EL ARTISTA LATINOAMERICANO Hemps enfocado mis bien un contorno cultural latino~ americano de caracter gen&rico sin referimos mis especificamente a las fonmas individuales de la creacién artistica. Importante es recordar sus caracteristicas, particularmente en la literatura, mo asimismo en las artes plasticas, miisica y expresiones de la ar~ quitectura en muchos paises. Si consideramos la funcién desenpefiada por el “artis. ta" latinoamericano encontrarems en 61 na de las fuerzas mis vi- gorosas para la afirmacién de nuestra identidad cultural. fn toda América Latina la histéria de la cultura testimonia la presencia de creadores que fueron influenciados conjuntamente par su medio y por ideas fuerzas que venfan del exterior. La personalidad del ar tista Latinoamericano empieza a definirse en funcién de. una mayor definiciin politica de mestras repiiblicas a fines del siglo pasa~ do ain cuando es dificil, generalizar subre este proceso, ya que el xitmo de evolucién de mestros pucblos ha sido tan diverso. Las guerras de 1a independencia, los largos afios de anarquia y la inestabilidad politica, frustaron las posibilidades 51 de una mayor creacién artistica. Hay historiadores de 1a cultura que s6lo identifican una "personalidad artistica latinoamericana" hacia el final del siglo XIX, con la aparicidn del denominado mo~ vimiento "mdernista". ‘Toma en tal sentido, especial relevancia, la figura de Rubén Dario. Existe una connotacién permantente en el artista la tinoamericano: su preocupacién tangible por el medio social que lo rodea. La mayoria de nuestros artistas ha tenido una clara conciencia de su “misién social". Particularmente en las iiltimas décadas, en que los desniveles y contradicciones de nuestras com nidades se hacen mAs evidentes, y en la medida en que se ha produ cido una mayor conciencia y mejor informacién sobre la situacién de los sectores mayoritarios de nuestras poblaciones, la creacién artistica ha ido tomando mis fuerza en sus definiciones y parale- lamente adquiriendo una mayor influencia sobre el medio que le ro dea. Sin negar 1a importancia de todos los sectores de Ja creacién artistica, el proceso anterior se refleja fundamental mente en la literatura. Aiin mas, pudieramos decir que su impacto alcanza no sdlo a nuestras propias sociedades sino que tarbién ha logrado proyectar una imagen de Anérica Latina hacia el mimdo en general. Alli esta 1a difusién y popularidad de nuestros grandes escritores y poetas contemporaneos, cuyas obras se han transforma do en creaciones de trascendencia internacional. Indudablenente que la funciér del artista tiene m significado esencial en la biisqueda de una identidad cultural. El 52 artista latinoamericano, que en el siglo XIX y primeras décadas del siglo XX se nutre de la rica evolucién cultural occidental, comien za a mirar en-la filtima generacién a la propia realidad de nuestro continente y se incorpora a ella, participando y descubriéndole sus auténticas caracteristicas. La tradiciGn de Rodd sea tal vez la mejor expresién del inicio de este proceso. Nuestras politicas culturales deberén utilizar esta fuerza com in factor determinante para la preservacién de la iden tidad que se quiere mantener en los pueblos. Sin embargo, obviamen te, ellas no podran definirse en funcién del artista como ente aislado, sino considerando el conjunto de factores y elementos que determinan una realidad cultural. Su accién debera estar orienta- da hacia el estimulo y promocién de individuos cuya creacién ain no-ha sido reconocida a niveles nacionales o mmdiales, poniendo es pecial énfasis en evitar el "elitism", ya que su propdsito no es favorecer exclusivamente a los sectores que en forma tradicional han sido los consumidores de los bienes de la cultura. Es decir que las politicas culturales deber&n enfocar el amplio escenario de Ja realidad cultural de un pueblo, donde el creador individual de~ sempefia sin duda una funcién trascendente. 53 SEGUNDA PARTE EL MARCO INSTITUCIONAL DE LAS POLITICAS CULIURALES ‘LATINOAMERICANAS CAPITULO I ESTRUCTURAS ADMINISTRATIVAS DE IA POLITICA CULTURAL DEL ESTADO 1. Generalidades La caracterizacién del sector "cultura" o "Desarro- lio Cultural" camo conjunto de actividades coherentes que expre- san e identifican los fines y funciones de 1a politica cultural del Estado, es un hecho reciente tanto en América Latina camo en ca- si todos los paises del mundo. 54 A partir de la década de los anos treinta comienza a advertirse cierta evolucién en algunos paises latinoamericanos, en lo referente a la formilacién de incipientes politicas cultu- rales como a la implementaci6n de primarias estructuras de admi- nistracién cultural, tal camo ésta es entendida modernamente. En las décadas anteriores, 1a preocupacién de los poderes piblicos por los asuntos culturales se habia centrado es pecialmente en la formacién artistica, la aplicacién de los cri- terios del arte a los edificios y mommentos piblicos, el otorga~ miento mis o menos discrecional de premios y becas y una elemental intervenciGn en el campo de la proteccién del patrimonio histdrico. Lal tendencia indicada no ha cesado de evolucionar y se ha intensificado después de la segunda guerra mundial, advir- ‘tigndose en la Giltima década un proceso acelerado de renovacién, ensayo y consolidacién de nuevas experiencias, instrumentos y es- tructuras de administracién cultural, al que no escapa casi ningiin pais de la regidn. A dicho proceso no ha sido ajeno un mayor esclareci- miento de los objetivos del Estado en nuestras democracias, frente a las crecientes necesidades socioculturales de la poblacién, lo que ha obligado a la adopcidn de decisiones politicas tendientes a su satisfaccién y a la creacién de nuevas estructuras administra tivas de los asuntos culturales aptas para tal cometido. Este desarrollo de la administracién cultural no ha sido hamogéneo, parejo o similtaneo en todos los paises de América 55 Iatina; antes bien, se advierten grandes desigualdades en su evo- lucién hist6rica, alin cuando la situaci6n actual parece indicar una comin preocupacién gubernamental por los Asuntos Culturales como sector auténano de la administracién y de la politica del Estado. 2. La etapa tradicional: los organisws piblicos de conservacién Y_proteccién del patrimonio histdrico artistico. Hacia fines de la cuarta década del siglo xx, ain cuando anteriormente ya existian antecedentes, tiende a generali- zarseen bs paises de mayor grado de desarrollo relativo de Ja regi6n una corriente institucional de creacién de organisms admi- nistrativos nacionales, casi todos de caracter autémamo (*), con personalidad juridica propia, en jurisdiccién de los ministerios de educacién o instruccién piblica, especificamente destinados al (*) La autonomia de tos organismos piblicos esta referida a varios niveles de descentralizacién de los mistos respecto al poder central, conforme con la legislacién y el derecho administrativo de cada pais. En esta ocasi6n sdlo deseamos destacar que la autarquia consagrada por los estatutos legales de muchos organismos administrativos del sector cultura, en diversos paises de América Latina, puede ser de tres tipos, los que pueden darse (conforme a la voluntad del legis- lador al disponer la respectiva creaci6n institucional), en forma parcial o conjunta: a) la autarquia administrativa (facultad del ente autarquico de administrarse por si miswo); b) 1a propiamente politica (facultad de gobernarse por si mismo, conforme a la politi ca trazada por su propio Grgano superior de direccién) y c) la finan ciera ,(dotacién de recursos financieros especificos, no extraidos de las rentas generales o del tesoro nacional, para el financiamien- to del ente). 56 cumpliniento de funciones dentro del campo de proteccién y con- servaci6n del patrimonio cultural en su concepcién tradicional (histSrico, monumental y artistico), 1a ms antigua e importante funcién cumplida hasta el presente por la politica cultural del Estado en América Latina (*, consecuencia del relevante papel asignado por los poderes piblicos al patrimonio arqueol6gico,pre. virreynal, virreynal, colonial y republicano. Veremos algunos de dichos organisms. El Instituto del Patrimonio Histérico y Arti: Nacional del Brasil. La Repiblica Federativa del Brasil, consciente de la importancia de su patrimonio cultural nacional, creS en 1937 el Servicio del Patrimonio Histérico y Artistico Nacional (SPHAN), xeestructurado luego en varias oportunidades para transformarse finalmente en el Instituto del Patrimonio Histérico y Art{stico Na cional (IPHAN). (*) El patrimonio cultural, cam funcién de la politica cultural del Estado , parece seguir siendo una de las mis importantes ramas de la administracién cultural comparada. En Francia, por ejemplo, Ja conservacién del patrimonio cultural (camprendido archivos), com prende el rubro cuantitativamente mis importante del presupuesto de la Secretaria de Estado de Asuntos Culturales. 57 Conforme con el Reglamento Interno del IPHAN, apro bado en 1976, el organismo cuenta con autarguia administrativa y financiera y tiene com finalidad la de inventariar, clasificar, "tombar", conservar y restaurar monumentos, obras, documentos y demis bienes de valor histérico, artistico y arqueolégico exis- tentes en el Brasil, asi como proteger su acervo paisajistico. Entre sus funciones se cuentan la catalogacién sis- temitica de los archivos estatales, mmmicipales, eclesidsticos y particulares, cuyos acervos interesen a la historia de la Nacién y del arte brasilefo; la realizacién de estudios e investigacio- nes para el "tombamento" sistendtico de bienes de valor histdrico, artistico, arqueolégico y paisajistico del Brasil y su registro; la proteccién, conservacién y restauracién de los bienes "tonbados"; la fiscalizacién del camercio de antigiiedades y de cbras de arte; Ja coordinacién y orientacién de actividades de los miseos federa les que le estén subordinados y 1a asistencia técnica de los denis y el estimilo y orientacién de la organizacién de miseos de arte, etnografia, historia y arqueologia. El Instituto cuenta con una compleja organizacién: el Consejo Consultivo tiene campetencia para intervenir en el pro ceso de aplicacién de las disposiciénes legales sobre patrimonio cultural y est4 presidido por el Director General quien, ademas, ejerce la supervisiGn general del organism y dirige sus drganos de planeamiento y administracién. 58 La descentralizacién de los servicios se ejecuta por medio de nueve Directores Regionales y Representaciones subordina~ das a los mismos; por siete grupos de miseos y casas histSricas, integrados por unidades ejecutivas de actividades mseolégicas - constituidas conforme a intereses regionales y administrativos y que comprenden a institutos distribuidos por todo el pais. El Instituto Nacional de Antropologia e Historia de 0. Un afo después, en 1938, se cred en México el Insti- tuto Nacional de Antropologia e Historia com organismo auténamo, con personalidad juridica propia, dependiente del Ministerio de Bducacién Piblica del pais azteca. Se le adscritieron varios organisms culturales pre- existentes, camo el Museo Nacional de Arqueologia, Historia y Etno grafia, la Direccién de Monumentos Prehispanicos y la Direccién de Monumentos Cdloniales; entre sus funciones se incluyeron: a) la exploracién de las zonas arqueolégicas del pais; b) la vigilan cia, conservacién y restauracién de momumentos arqueolégicos, his- tricos y artisticos de México; c) las investigaciones cientificas y artisticas que interesaren a la aryueologia e historia de México y las antropolégicas y etnograficas principalmente de la poblacién indigena del pais yd) 1a publicacién de obras relacionadas con las materias indicadas. 59 Nuevas funciones se le fueron adicionando en el tien pO, como consecuencia de la sancién de leyes especiales posterio— res; tal, por ejemplo, las atribuidas por la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueolégicos, Artisticos e Histricos de 1972. Consejos y Patronatos del Peri En el caso del Peril cabe citar que en 1939 fué cons- tituido el Consejo Nacional de Conservacién y Restauraci6n de Mo- numentos Hist6ricos, entre otros organismos de conservaci6n y pro- teocidn del patrimonio cultural peruano, cuyas atribuciones, cam las del otrora Patronato Nacional de Arqueologia, fueron asignadas en 1972 al flamante Instituto Nacional de Cultura del Peri, creado para concentrar y racionalizar la mayor parte de las funciones de Ja politica cultural del Estado Peruano. La Direccién Técnica de Conservacién del Patrimonio Monumental y Cultural del referido Instituto, tiene a su cafyo ac- tualmente las funciones correspondientes, contando caw dryanos de ejecucién a la Biblioteca Nacional, el Archivo General de la Nacién y sus filiales departamentales, los museos estatales y el. Centro de Investigacién y Restauracién de Bienes Monumentales. Cabe destacar la coherencia de esta solucién adminis trativa, puesto que bajo una misma unidad politico administrativa se genera la politica del Estado en materia de patrimonio cultural, abarcando de esa manera la mayor parte de los bienes monumentales, artisticos, bibliogrAficos, documentales y mseograficos que lo integran. 60 - La Camisién Nacional fué creada en 1940 como conse~ cuencia de la sancidn de la ley 12665, que instituyd en 1a Repiblit ca Argentina un regimen legal de custodia y conservacién del patri. monic HistSrico-artistico de la Nacién. Como organismo de aplicacién de la ley, se le atri- buy6 la superintendencia exclusiva sobre los bienes histéricos e histérico.artisticos, mseos, monumentos y lugares histdridos del dominio de la Nacién; a superintendencia concurrente con las au toridades respectivas sobre aquellos bienes del daninio provincial, municipal o de la Iglesia Catélica. Al mismo tiempo, la Comisién, -que mantiene su esta- tuto legal originario-, tiene a su cargo la custodia, conservacién xefeccién y restauracién de los miebles histéricos e histérico-ar- tisticos, de los lugares, monumentos e inmebles histiricos, sea cual fuere el érgano piblico titular de su daninio, la superinten- dencia de los miseos histéricos y otras funciones. En cuanto’a los momumentos, lugares, inmebles, me- bles y documentos del dominio privado de los particulares, 1a Comi, sign puede considerarlos de interés histérico o histérico-artisti co, clasificando y formilando la lista xespectiva y organizando el registro de inscripcién de tales bienes, cuando estuvieren en la Repiblica. 61 Resoluciones y Tratados Interamericanos. La constitucién casi similtanea en diversos paises latinoamericanos de institutos culturales auténams, dedicados a la proteccién y conservacién del. patrimonio arqueolégico e histS- rico nacional, slo algunos de los cuales han sido resefiados pre cedentamente, coincide, no por azar sino camo consecuencia de uma preocupacién generalizada en los poderes piblicos del continen te, con la aprobacién de diversas resoluciones y tratados inte americanos de defensa del patrimonio, resuelta durante las Confe- rencias Internacionales Americanas celehradas en 1a misma década. Bjemplo de ello: el Tratado sobre la Proteccién de muebles de valor histérico, abierto a la firma de los Estados Mien bros de la Unién Panamericana, segin recomendacién hecha a los Gobiernos por Resolucién XIV de 1a Séptima Conferencia Internacio- nal Americana. Estas disposiciones interamericanas constituyen, por asi decirlo, 1a expresién continental del interés internacional - por el patrimonio cultural, y tienen entre sus antecedentes mis antiguos la Recomendaci6n sobre creaci6én de una Camisién Arqueolé~ gica Internacional Americana, aprobada por 1a Segunda Conferencia ‘Internacional Americana celebrada en México en 1902. 3. La etapa modema: los Institutos Nacionales de Cultura Los iiltimos treinta afios han visto nacer en caso to- das las repiblicas latinoamericanas un nuevo tipo de servicio ad- ministrativo de los asuntos culturales, caracterizado por consti- tuir desprendimientos mis o menos autdrquicos de la administracién 62 POblica centralizada y por contar con atribuciones y funciones re- feridas no slo a la conservacién y proteccién del patrimonio his- t6rico artistico, sino también a las de promocién y difusién cultu- ral, aliento a la creacién y formacién artistica (*). Ya en esta época los textos legales comienzan a re- conocer que 1a seguridad del acceso de 1a poblacién a los servicios de cultura, constituye una cbligacién inexcusable del Estado a fin de hacer efectivo y garantizar un derecho natural de la persona hu mana, el derecho a 1a cultura, consagrado en 1948 por 1a Declara- cién Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas (**). La consolidacién paulatina del sector Cultura cam amo aut@namo de los negocios piblicos y la maduraciGn de las té nicas y sofisticacién de las estructuras administrativas de los Asuntos Culturales de la Nacién, frente a otras actividades secto- riales afines al desarrollo social, cam 1a educacién, el turistw, Ja ciencia y el propio bienestar social, parecen ser los signos de (*) “A las funciones tradicionales de la politica cultural del Es- tado, las del patrimonio cultural, del aliento a la creacién, de 1a difusién y de la formacién cultural, hemos afadido otras im- portantes funciones de apoyo, requeridas por las exigencias del desarrollo cultural moderno: _1as de la planificacién de los asuntos culturales, la de investigacién en materia de an3lisis aplicado y la de financiamlento". (**) En Abril del mismo afio, 1948, los paises americanos reunidos en BogotA (Colanbia) con motivo de la Novena Conferencia Intemna- cional Americana, aprobaron la Declaracién Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, el primer documento internacional en su clase. 63 esta etapa de evolucién politico administrativa, en la que recien- temente casi todos los paises latinoamericanos han terminado de ingresar, a veces no sin titubeos. S61o quedan unas pocas naciones que afin mantienen, aunque en proceso de reestructuraciin y renovacién, las viejas es- tructuras de las Direcciones de Bibliotecas, Museos y Archivos o de Letras y Bellas Artes, como organisms fundamentales de sus ad- ministraciones culturales, a titulo de recuerdos institucionales a través de los cuales el Estado latinoamericano, cam el europeo, cumplié a cabalidad la temprana etapa del mecenazgo cultural. pibli- oo, hito inicial de la incipiente administracién cultural del si- glo xIx. Entre estas antiguas Direcciones, verdaderos apéndi- ces menores y subordinados a grandes Ministerios Nacionales de Bau- cacién o Instruccién Piblica, y los autnoms institutos naciona- les de cultura, con un grado cada vez mis intenso de decisién po- litica y autarquia administrativa frente a su hermana mayor, 1a e- ducacién, se ha producido un gran paso en un proceso que tiene camo meta la implenentacién impostergable de modernos servicios Piblicos culturales, destinados a satisfacer crecientes necesidades socioculturales de la poblacién (*), (x) Refiriéndose a 1a situacién existente en Venesuela hacia 1973, los autores de una investigacién de largo aliento realisada por 1a Oficina Técnica del entonces Ministro de Estado para la Juventud, le Ciencia y la Cultura de dicho pafs comentaban que el Ministerio de Educacién dedidaba a61o el 1,3% de su presupuesto a los servicios de cultura y que ia designacién de un Ministro de Estado para 1a Juventud, 1a Cultura y 1a Ciencia, permitiria por primera vez en Venezuela 1a representacién del sector a nivel del Gabinete del Rjecutivo; agregando que “esta primera experiencia que separ 1a accién cultural de 1a accién educativa, brinia resultados positives, ya que facilita la operatividad del sector, ampliando de hecho las conclusiones de accién". (Venezuela. Ministro de Estado para la Juventud, la Ciencia y la Cultura. Primer Informe sobre el Sector Cultura. Caracas, 1973. T. IT, pel55)e Al an@lizar 1a evolucién presupuestaria del drea de educacién nacional en los (iltimos afios, el mismo Informe dice: "Hace cinco afios 1a educacién era el cuarto renglén de inversién en Venemuelas actualmente ocupa 62 primer lugar y se invierte en educacién el 23 % del presupuesto total. 64 En ello radica la clave de esta evolucién. Verems, como para la etapa anterior, algunos de los modelos nacionales ms significativos, desde los mis antiguos a los mis recientes. El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura de México El 30 de Dicienbre de 1946 se promiga la ley de creacién del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura de los Estados Unidos Mexicanos (INBAL). La nueva institucién es do- tada con personalidad juridica propia, aunque dependiente de Ja Se cretaria de Bducacién Piblica. Entre sus funciones se cuentan: a) el cultivo, famento, estimilo, creacién (*) e investigacién de las bellas artes (**) en las ramas de la miisica, las ar~ tes plasticas, las artes dramiticas y la danza, las bellas letras en todos sus géneros y la arquitectura. (*) La creacién artistico cultural, en sf misma, no constituye mate- xia de la accién cultural de los péderes ptblicos, aunque si su fomento y aliento por medio de diversas prestaciones de ayudayen este sentido interpretams las funciones del INEAL. (*#) “Entre las "Bellas Artes" y los "Asuntos Culturales" (concepeién ésta que engloba a la primera, sin suprimirla ni condicionarla, _ ferencia (expresada en este caso mediante una sustitucién term- nolégica) entre la actitud tradicional y 1a moderna, respecto al sec- tor Cultura como ramo de los negocios piblicos o camo estructura de b) ce) a) e) 65 a organizacién y desarrollo de la educacién profesional en todas las ramas de Jas bellas artes; 1a organizacién y desarrollo de 1a educacién artistica y literaria com prendida en 1a educacién general que se imparte en los es- tablecimientos de enseflanza preescolar, primaria, de se~ gunda ensefianza y normal. el fomento, 1a organizacién y la difusién de las bellas artes, inclusive las bellas letras, por todos los medios posibles, hacia el piblico en general y en especial hacia Jas clases populares y la poblacién escolar. el estudio y famento de la televisién aplicada a la realiza~ cién de las finalidades conducentes del Instituto. otras atribuciones que le correspondan en virtud de leyes y disposiciones futuras; por ejemplo, las emergentes de la ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueolégicos, Artisticos, e HistOricos, que le fueran asignadas en 1972 en forma conjun ta con el Instituto Nacional de Antropologia e Historia, se- gin hemos visto anteriormente. Dada la Gpoca de su creacién, al Instituto le fueron atribuidas legalmente algunas funciones hoy ortodoxas, clasicas, de la politica cultural del Estado moderno, estando su campo de accién concentrado (como lo dice el texto de su propia ley organica) en buena medida en actividades tradicionales del sector Cultura, las de las “bellas artes" y Tas de las "bellas letras". No obstante, ya entonces se advertia a la preocupacién del legislador mexicano 66 por los efectos socioculturales de los mevos medios masivos de difusién, al incluir el estudio de la influencia de la televisién entre los fines del organism. La planta de servicios del INBAL se integré en su origen con drganos de educacién artistica (Conservatorio Nacional de Musica, Escuela de Danza y Escuela de Pintura y Escultura) y al mismo se le adscribieron los preexistentes Departamentos de Musica, Artes Plasticas, Teatro y Danza y la administracién y di-~ xeccién del Palacio de Bellas Artes, complejo cultural y teatral ubicado en la ciudad de México D.F. La gestién administrativa fué atribuida a un Direc tor General, designado por el Secretario de Biucacién Piiblica, con el apoyo y asesoramiento de dos consejos técnicos integra~ dos por funcionarios directives del area. Los institutos y servicios culturales de Venezuela. Venezuela accedi6é a una incipiente administracién - de asuntos culturales luego del fallecido don Juan Vicente Gomez, en 1935. En 1936, bajo 1a gestién ministerial de Ramilo Ga~ liegos, se cred una Oficina Secretarial de Cultura y Bellas Artes camo dependencia del Ministerio de Educacién, la que tres afos mas tarde seria elevada a la categoria de Direccién por disposicién del entonces Ministro Arturo Uslar Pietri, a cargo de 1a cartera de Educacion. 67 En 1938 también se habia creado, en el Ambito del Ministerio de Trabajo, el Servicio de Cultura Obrera, luego trans formado en Direccién de Cultura y Bienestar Social. Estos dos organisms servirian de antecedente para la creacién del Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (INCIBA), dispuesta por una ley sancianada en 1960 bajo la Presi- dencia Constitucional de Ramo Betancourt. Recién cuatro afos mas tarde se designaria su primera Junta Directiva, presidida por el escritor Mariano Picén Salas. Las dificultades en el funcionamiento del nuevo or-- ganiswo originaron su sustitucién en 1975 por el Consejo Nacional de Cultura (CONAC), al que nos referirems mis adelante. La Casa de la Cultura Ecuatoriana La ley de estructuracién de la Casa de 1a Cultura Eouatoriana, que actia camo instituto nacional de cultura del Ecuador, fué sancionada en 1966 y modificada en 1974. El organis- mo funciona como entidad de derecho piblico, con personeria juri- dica y autonomfa administrativa y econdmica. Sus fines estatutarios son my amplios: ademis de ejecutar los planes aprobados por el Consejo Nacional de Cultura, debe coordinar las acciones de todas las instituciones culturales y cientificas que reciban subvenciones del Estado y mantener estre cha vinculacién con las organizaciones culturales de cardcter pri- vado. 68 La educacién artistica en algunas areas de la cultu xa, la preservacién del derecho de autor, la organizacién de con- cursos, cert&menes, exposiciones y el otorgamiento de premios, el famento de las relaciones con arganismos culturales internaciana~ les y la supervisién de programas y espectaculos culturales publi cos, se encuentran entre las actividades a cumplir por Ja institu cién. La Direocién y Administracién de la Casa de la Gul- ‘ura Ecuatoriana est a cargo de un Consejo Ejecutivo, compuesto - por representantes de las secciones que integran el organisw, dis- tribuidas de conformidad con otras tantas especialidades o discipli nas culturales (desde 1a misica y la literatura a las ciencias mi- litares y a los medios de commicacién social). Preside el Consejo un Director General designado por el Presidente de la Repiblica por un periodo de cuatro afios. La labor de este organismo debe realizarse de confor, midad con los planes y objetivos trazados por el Consejo Nacional de Cultura, al que nos referiremos en el capitulo siguiente. El Instituto Colombiano de Cultura. El Instituto Colambiano de Cultura (COLCULTURA) fue creado en Diciebre de 1968 como establecimiento piblico adscripto al Ministerio de Educaci6n Nacional. Le ha sido atribuido por su ley orgnica el famento de las artes y las letras, el cultivo del folklore nacional, el estimilo de bibliotecas, miseos y centros culturales y la difusién de la cultura nacional. 69 Corresponde a COLCULIURA desempenar una vasta e im portantisima gama de funciones, entre otras: a) b) c) a) e) f) g) A) i) v ) 1) m n) °) P) @) elaborar planes para el desarrollo cultural del pais; contribuir a la conservacién y desarrollo de 1a cultura co* lanbiana; organizar el Inventario del Patrimonio cultural nacional y vigilar su integridad; fomentar servicios de restauracién para beneficio de miseos y Colecciones; velar por el cumplimiento de las disposiciones legales que obligan a ejecutar obras de arte en edificios piblicos; cooperar en planes de educacién artistica; fonentar la formacién de técnicos y profesionales en los dit ferentes aspectos de la cultura; fomentar la vida musical, el folklore y el teatro; difundir 1a cultura colombiana, dentro y fuera del pais, en coordinaci6n con los Ministerios de Educacién Nacional y de Relaciones Exteriores; otorgar asistencia financiera y técnica a entidades oficia~ les y privadas sin fines de lucro; estudiar y compilar la legislacién cultural vigente; ejecutar las obligaciones contraidas por el pais en materia cultural con otras naciones; velar por el cumplimiento del derecho de autor; mantener el patrimonio bibliografico y el archivo nacional; fomentar el tursto cultural; ccordinar dicha actividad con CORPOTURISYO; editar y divulgar obfas y publicaciones; 70 x) estimlar y desarrolar la industria cinenatografica; s) formar y aplicar planes de abaratamiento y difusién del libro, etc. Debe destacarse esta concentracién de funciones re feridas a una compleja y amplia suma de actividades culturales, a la que debe agregarse algin aspecto cultural de la radio y la televisién, cuya gestién también esta concentrada en otro orga- nismo colombiano, el Instituto Nacional de Radio y Televisidn (INRAVISION) (*). La direccién del Instituto Colambiano de Cultura est a cargo de: a) Una Junta Directiva, integrada por los Ministros de Bau- cacién Nacional y de Relaciones Exteriores (0 sus dele~ gados permanentes), por el Director del Instituto Colam biano para el Fomento de la Educacién Superior (ICFES) y por cuatro representantes designados por el Presidente de 1a Repiblica entre las personas “mis destacadas por sus serviéios a la cultura nacional". b) El Director de COLCULTURA, funcionario designado por el Presidente de la Repiblica, de su libre narbramiento y remocién; designacién directa que le permite la vincula~ cién con el mas alto nivel de gobierno; requiriéndose para el cargo ser profesional universitario y haber estado (*) La labor de INRAVISION de Colambia, por sus connotaciones res- pecto al desarrollo de 1a television y la radio del pais, es analizada en el capitulo dedicado especialmente a estos me- dios socioculturales. vinculado a actividades culturales de significacién na cional e internacional (*). Actila como representante legal del Instituto y ejer ce la Jefatura de ejecucién, dictando los actos, realizan do las operaciones y celebrando los contratos necesarios para el cumplimiento de las funciones del arganisw, con- forme a las disposiciones legales, estatutarias y a los acuerdos de la Junta Directiva. ¢) ‘Tres grandes subdirecciones dan cumplimiento, bajo la coor dinacién del Director, a los planes y programas de COLCUL- ‘TURA: - La Subdireccién de Patrimonio Cultural, que agrupa en- tre otros organisms a: el Instituto Colambiano de An- tropologia, el Archivo Nacional, la Biblioteca Nacional, el Centro de Restauraci6n, la DivisiGn de Museos y la Divisién de Inventario del Patrimonio Cultural; - la Subditeccién. de Camnicaciones Culturales, que tie- ne a su cargo la Divisién de Publicaciones, responsable de la coleccién Biblioteca Colombiana de Cultura, expe riencia de divulgacién popular del libro; la Divisién de Desarrollo Cultural de 1a Commidad, con sus seccio nes de casas de cultura, bibliotecas y centros distribui dos en todo el territorio del pais; y la Divisién de Ventas; ~ La Subdireccién de Bellas Artes, encargada del desarrollo de las funciones clasicas de la politica cultural del Estado: tiene a su catgo Ja Divisién de Ensefianza Ar— tistica y las Secciones de Artes Plasticas, Festivales, (*)_Hemos afirmado michas veces que a la autoridad e idoheidad legal- mente exigida, deben agregarse un alto grado de profesionalidad con una plena dedicacién al cargo (que no haga de éste una mera funcién de honor o de ostentacién, cuando no de ejercicio encubierto de un me cenazgo personal, irritantemente alimentado con recursos piblicos) y_ una intensa vocacién de servicio piblico, como atributos basicos para ejercer la direccién de los principales érganos de la politica cultu- ral nacional. De alli que aplaudamos la correcta prevision del legis lador colanibiano. como también la administraciGn del Teatro Col6n de Bogota, la Orquesta Sinfénica de Colambia y la Banda Nacional. Las tres Subdirecciones responden a otros tantos - campos homogéneos en cuanto a cbjetivos, planes y programas de politica cultural: 1) el patrimonio cultural (cam campo priori~ tario para la identificacién cultural nacional de los paises lati- noamericanos); 2) la camnicacién sociocultural (como motor impul= sor de proyectos que hacen a la obligacién del Estado de asegurar a 1a poblacién el ejerticio del derecho individual a la cultura (*); y 3) el farento de las bellas artes (como deber impostergable del Poder Piblico de alentar y famentar 1a creacién cultural y ar~ tistica en sus expresicnes mis puras (**). (*) “La consagraci6n del derecho a la cultura por el articulo 27 de la Declaracién Universal de Derechos Humanos, ha sido re- cogida por la legislacién cultural nacional mas avanzada y por las Giltimas expresiones del constitucionalismo cultural comparado; tales los casos, entre otras, de la ConstituciGén francesa de 1946 y de la de Venezuela de 1961". (**) "Etre los principios y objetivos bisicos de la politica cultu- ral moderna hemos incluido 1a indeclinable vigencia del princi- pio de la libertad de 1a creacién cultural,reafirmada en el momento en que el Estado contemporaneo debe afrontar nuevas responsabilida~ des y funciones en materia de asuntos culturales, André Malraux, Ministro de Asuntos Culturales de Francia durante el gobierno de De Gaulle, tenfa camo princivio orientador de su gestién que el Estado debe "sostener sin influir" y uno de sus sucesores en el cargo, Jacques Duhamel, afirmaba que "frente a aquallos que crean, la finica actitud aceptable es el respeto y la libertad". B En la cispide del Instituto Colombiano de Cultura, la Junta Directiva forma la politica del Organism, aprueba los programas anuales, los estatutos y el presupuesto amual, determi~ na su organizacién intema y la planta de personal y controla el funcionamiento general de la organizacién. El Instituto Nacional de Cultura de Peri El Gobierno Peruano dispuso en 1972 la creacién y - organizaci6n del Instituto Nacional de Cultura, como organism pi blico descentralizado del Sector Educacién y con el caracter de per sona juridica de derecho piblico interno. Como finalidad del nuevo organismo se establecié la de "proponer y ejecutar 1a politica cultural del Estado (*); rea~ lizar la extensién educativa; proteger, conservar y poner en valor (**)e1 patrimonio monumental y cultural de la Necién y ofrecer edu cacién artistica" (*) La ley orgdnica constitutiva del Instituto Nacional de Cultura éel Peri es una de las primeras, en Latinoamérica, que utilizd la expresién "Politica Cultural del Estado" camo ténmino acufiado para distinguir las relaciones entre los poderes piblicos y los asuntos culturales en el Estado moderno. Por eso lo sefialamos. (**) La politica de "puesta en valor" del patrimonio monumental ha sido consagrada y destacada por las "Normas de Quito", conclusio- nes contenidas en el Informe final de la Reunién sobre Conservacién y utilizacién de Monurentos y Lugares de interés histdrico y artis- tico, realizada en la capital ecuatoriana del 29 de Novierbre al 2 de Dicienbre de 1967, 1a que convocd a destacados expertos de América Latina. La idea madre de dicha politica es la consideracién de la riqueza monumental y artistica camo factor del desarrollo na~ cional. 74 Entre los objetivos del Instituto figuran: la afir macién de los valores nacionales, la integracién de 1a cultura pe- xuana en base al respeto de los rasgos diferenciales de sus mani- festaciones culturales regionales y la deweratizacién de la cul- tura, mediante el empleo de todus los medios de creacién artistica y de commnicacién social. Una compleja estructura constituye su organica de direccién y administracién, completandose la piramide administrati-~ va con la existencia de 6rganos: a)consultivos; b) de asesoramien to; ) de apoyo; 4) de direccién técnica; y filiales. En la cima, la direccién del Instituto, constitufda bajo una forma unipersonal, estd a cargo de un Director General, representante legal y oficial del organism, encargado de proponer al Ministro de Bducacién la’ "politica cultural del Estado", darle cumplimiento, aprobar los planes y dirigir las actividades de sus distintos Srganos: a) los consultivos, que son: ~ el Consejo General de Cultura, al que nos re~ ferirems en el capitulo siguiente; ~ Los Consejos Técnicos, que asisten al Director General en areas culturales especificas y es- tan integrados por expertos de arganismos pi- blicos y privados; b) los de asesoramiento, entre los que pueden sena* Jarse la Oficina de Asesoria Juridica y la de Planificacién y Programacién; c) los de apoyo, integrados por la Oficina de Admi- nistraciGn y la de Relaciones Piblicas; a) los de Direcci6én Técnica; constituyen el niicleo central de la actividad funcional del Instituto 1S Nacional de Cultura, estn encargados de elabo- rar nommas generales para el funcionamiento de- sus Grganos de ejecucién, de manejar los asuntos especificos de caracter técnico y de coordinar Jas acciones de sus dependencias; son 4: - 1a Direccién Técnica de Promocién Cultural; tiene a su cargo los siguientes Grganos de ejecucién: la Oficina de Misica y Danza, la Oficina de Literatura, Teatro y Cine y la Oficina de Artes Plasticas, - la Direccién Técnica de Actividades Cultura- les; tiene a su cargo los siguientes Srganos de ejecucién: 1a Orquesta Sinfonica Nacional, el Coro Nacional, @1 Teatro Nacional Popular, el Grupo Nacional de Danzas, el Conjunto Na- cional de Folklore, el Centro de Cine y Téc- nicas Audiovisuales, la Biitarial del Institu to, el Grupo Nacional de Ballet y 1a Oficina de Supervisién de Espect4culos Publicos. - la Direcci6n Técnica de Conservacién del Patri monio Monumental y Cultural; tiene a su cargo los siguientes Grganos de ejecucién: la Biblio teca Nacional, el Archivo General de la Nacién y sus filiales departamentales, los miseos es- tatales y el Centro de Investigacién y Restaura ci6n de Bienes Monumentales. ~ la Direccién Técnica de Formacién Artistica; tiene a su cargo los siguientes Grganos de eje cucién: la Escuela Nacional de Bellas Artes, la Escuela Nacional de Misica, la Escuela Na- cional de Arte Dramatico, la Escuela Nacional de Arte Folklérico y la Escuela Nacional de Ballet. 76 El Instituto Nacional de Cultura de Panam En 1970 el Gobierno de Panami cred el Instituto Na- cional de Cultura y Deportes, hoy Instituto Nacional de Cultura. Al miswo le fueron transferidas originariamente del Ministerio de Educacién las funciones correspondientes a las areas preexistentes de Bellas Artes, Museos Nacionales y Deportes. El Instituto Boliviano de Cultura Uno de los filtimos organismos auténones creados pa- xa la atencién de los asuntos culturales en América Latina ha sido el Instituto Boliviano de Cultura, constituido en 1975 como entidad descentralizada del Ministerio de Educaci6n y Cultura de Bolivia. Al nuevo organismo se le ha atribuido todo lo rela- cionado con el sector Cultura, a saber: promover la cultura en to- das sus manifestaciones; conservar y defender el patrimonio artis- tico, arqueolégico, colonial y republicano del pais y reglamentar la proteccién y registro del derecho de autor. Su estructura de administracién y direccién estA cans tituida por: a) Un Consejo Directivo, descripto en el capitulo siguiente; b) un Director ejecutivo, designado por el Presidente de la Repiblica, entre cuyas funciones se cuentan Tas de coordi- nar las labores de los institutos especializados, las de representar legalmente al Instituto y las de supervisar to, das sus actividades; c) 7 un Consejo Ejecutivo campuesto por el Director Ejecutivo y por los irectores de los institutos especializados que integran el Organismo (Instituto Nacional de Antropologia Instituto Nacional de Artes Plasticas, Instituto Nacional de Historia y Literatura, Instituto Nacional de Misica y Danza, Instituto Nacional de Arqueologia y Divisén de Bau cacién Extraescolar) . Est prevista la creacién de otros institutos, asi como de filiales en las capitales departamentales del pais. Los cinco institutos, con sus reparticiones depen- dientes, constituyen la espina dorsal del nivel operativo del Ins- tituto Boliviano de Cultura, cumpliendo tareas de cardcter nacio~ nal en materia de investigacién, inventario y catalogacién del pa- tximonio cultural y de difusién cultural a diversos niveles en sus respectivas especialidades, a saber: a) b) ©) el Instituto Nacional de Arqueologia representa al Estado en cuanto atafe al estudio, investigaciOn, exploracién, excavaciGn, restauraciGn y conservacién de monumentos y — objetos arqueolégicos existentes en el territorio bolivia 70; el Instituto Nacional de Antropologia es el organisno ofi- cial dedicado a la investigacion cientifica en el campo de la antropologia y al estudio, autorizacién y orientacién de los programas de canbio sociocultural aplicados en el pais; el Instituto National de Misica y Artle Escénico es el orga- nisto oficial témnico cultural destinado al desarrollo de dichas actividades artisticas, mediante el estudio, inven- tario, catalogacién y difusién de los valores nacionales especificos, la formacién y educacién especializala y la divulgacién de 1a misica, la danza y el teatro nacional y universal; 78 @) el Instituto Nacional de Artes Plisticas es el organisto oficial dedicado a la pramoci6n de las misws y a la preservacién del. patrimonio artistico (histdrico y con- ‘tempordneo) ; e) el Instituto Nacional de Historia y Literatura es el ente oficial destinado a la investigaciGn en ambas disciplinas, a la catalogacién, conservacién y difusién del patrimonio docunental y bibliografico y a la supervisién de la Biblio teca y Archivo Nacional, Banco del Libro y Registro de Derecho de Autor y Depdsito Legal. A ellos se une el Departamento de EducaéiGn Extra~ escolar, encargado de difundir la cultura nacional a nivel popular mediante 1a organizacién de cursos de temporada y de misiones cul- turales itinerantes a ciudades, establecimientos mineros y fabricas mediante trenes y cruceros culturales. Otros Grganos de asesoramiento y de apoyo administra tivo completan la estructura de funcionamiento del Instituto Bolivia no de Cultura, cuyo personal se halla comprendido dentro de la carre ra de Investigador Cientifico y Ténico Cultural reglamentada deta- Ladamente, con una calificacién de méritos establecida en funcién de los titulos académicos, publicaciones, cargos cientifioos y actua ciones piblicas desempefiados con anterioridad, premios y distinciones obtenidos, asistencia a reuniones y congresos especializados, par- ticipacién en asociaciones afines y antigiiedad de cada uno de sus integrantes. Las donaciones y legados que favarezcan al Instituto con fines de promocién y fomento de 1a cultura, estardn exentos del pago de impuestos sucesorios o de la renta, incluyéndose entre los xecursos propios del organisto los correspondientes impuestos sobre actuaciones artisticas o espect&culos culturales que organicen insti- tuciones piblicas y privadas. 9 4. Los casos nacionales de transici6n. Varios paises se encuentran proyectando la reform de sus estructuras tradicionales de administracién cultural. Las mismas se carasterizan, como ya lo hemos mencionado, por la exis- tencia actual de direcciones de cultura y bellas artes dependien- tes de ministerios de educacién nacional, y de organisms vincula~ dos a la proteccién y conservacién del patrimonio cvltural. La es tructura de servicios culturales generalmente se completa con el funcionamiento de Archivos, Bibliotecas y Museos Nacionales. Tales, dentro de este esquema general, aunque con sus particularidades nacionales, los casos, por ejemplo, de la Di- reccién General de Museos, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Educacién y Culto del Paraguay; de la Secretaria de Estado de Biu- cacién, Bellas artes y Culto de la Repiblica Dominicana, del Minis- terio de Educacién Piblica de Nicaragua y de 1a Direcoién de Cultu- ra del Ministerio de Educacién y Cultura del Uruguay, adams de los organistos gubernamentales que en detalle veramos a continuacién. Cabe citar, finalmente, que por intermedio del Progra ma Regional de Desarrollo Cultural de 1a Organizacién de los Estados Americanos, acaban de asignarse los fondos necesarios para una misién de asistencia técnica a Barbados, destinada al desarrollo de la Di- xeccién de Cultura del Ministerio Nacional de Educacién, Juventud, Desarrollo de la Cammidad y Deportes de dicho pais. La administracién cultural guatenalteca. —n proceso de transformacién hacia la formacién de un posible instituto nacional de cultura, los asuntos culturales administrativos de Guatemala estan a cargo dei Ministerio de Biuca- cién, por intermedio de la Direccién General de Cultura y Bellas Artes. El servicio administrativo de la Direccién General. se reparte en dos direcciones: a) la de Cultura, con un conjunto de dependencias adscriptas que gozan de una cierta descentralizacién de funciones: el Instituto de Antropologia e Historia (encargado de la pro teccién del patrimonio cultural del pais y de la adminis- tracién de los mseos nacionales), 1a Biblioteca Nacional, la Hemeroteca Nacional, el Seminario de Integracién Social de Guatemala, la Baitorial José de Pineda Ibarra y los sec~ tores Museos, Investigaciones y Conservacién de Monumentos y Bibliotecas Departamentales; b) Ja de Bellas Artes, integrada por los Departamentos de Orien tacion y Censura de Espectculos Piblicos, de Miisica, de Danza, de Teatro, de Artes Plasticas, de Arte Folklérico Nacional y de Actividades Literarias, y por el Instituto Nacional de Bellas Artes, entidad educativa que conforme con su Regla~ mento General est4 dedicada a la formacion de profesionales e investigadores del arte en todas sus manifestaciones, pa xa lo cual cuenta con el Conservatorio Nacional de Misica, la Escuela de Danza y Coreografia, la Escuela Nacional de Teatro, Cine y TelevisiGn, la Escuela Nacional de Artes Plasticas, la Escuela de Musica y otras departamentales. A estos organisws, dedicados a 1a docencia artisti- ca y a la organizacién, promocién y coordinacién de las actividades artisticas y culturales que con cardcter oficial se realizan en el pais, pueden agregarse el Archivo General de Centro América, enti-~ @ad encargada del patrimonio documental. centroamericano (generado durante los periodos colonial de 1a Capitania General de Guaterala y del posterior pacto federal centroamericano) y nacional guatemalteco; aL Jo mismo que el Consejo Nacional para la Proteccién de la antigua Guatemala, entidad estatal descentralizada con personalidad juridi ca propia y fondos y patrimonio especificos, cuya misién de acuer, do con la ley protectora de 1a Antigiia Guatemala, es el cuidado, proteccién, restauracién y conservacién de los bienes mebles e inmebles, nacionales, mmnicipales o de particulares, situados en aquélla ciudad y areas circundantes. Dicha misién constituye el corolario legal adecuado del mandato constitucional que establece que "la ciudad de la Antigua Guatemala, por su caracter de monumento nacional y de Amé- rica, merecer& especial atencién del Estado con el propésito de - conservar sus caracteristicas y resguardar sus tesoros culturales". Completando esta mencidn, debenos agregar finalmente que 1a Constitucién Nacional de 1965 regula, asimismw, el funcio~ namiento de la Universidad de San Carlos de Guatemala, cuyo fin - fundamental es “elevar el nivel espiritual de los habitantes de la Repiblica, conservando, promoviendo y difundiendo 1a cultura y el saber cientifico", segiin reza expresamente su ley orginica. La Subsecretaria de Cultura, Juventud y Deporte de El Salvador El Ministerio de Bducacién de El Salvador cuenta con dos subsecretarias: la de Bducacién, que tiene a su cargo todo lo relacionado con 1a educacién bisica, media y superior del pais, y la de Cultura, Juventud y Deporte, competente en materia de educa~ cién fisica, educaci6én juvenil y patrimonio y accién cultural. 82 La cultura es concebida com parte integrante de la politica educativa nacional, buscandose coordinar la red de - servicios de educacin sistemitica con la diversidad de institu - ciones especializadas de cultura, juventud y deportes. Para ello "se ha estructurado un sistema organizativo administrativo que en el campo cultural abarca Jo heredado del hanbre, o sea el patrimo- nio cultural, lo heredado de la naturaleza, o sea el patrimonio natural, y lo expresado por el hambre contempordneo, es decir, Jas artes, ademas de todos aquellos programas extraculturales, ta les como programa juvenil y deportivo" (*), Algunos programas especificos del Ministerio inten tan lograr la articulacién de estos diferentes campos. Las casas de 1a cultura han sido adoptadas camo mecanisto de distribuciin geo grafica de los servicios educativo culturales prestados por el Mi nisterio y se divulgaran a nivel nacional en todas las escuelas de educacién bisica, constando inicialmente de una biblioteca, de un pramotor y de un museo regional destinado a exhibir los productos locales, de una discoteca y un equipo audiovisual. (*) La cita transcripta constituye uno de los parrafos de 1a expo sicién del representante de El Salvador, durante la tercera sesion plenaria de 1a Octava ReuniGn Ordinaria del Consejo Interamericano para la Educacién, la Ciencia y la Cultura, realizada en Montevideo (Uruguay), entre el 3 y el 11 de Febrero de 1977. 83 CAPITULO IT COORDINACION Y PLANEAMTENTO DE LA POLITICA CULTURAL DEL ESTADO 1. La necesidad de coordinacién nacional de los organistos y_Servicios culturales. La administracién de los asuntos culturales en Améri ca Latina se encuentra en una fase intermedia de maduracién insti- tucional, con un grado desigual de evolucién segiin los paises, siendo msy pocos aquellos que han legado a constituir un sistem administrativo cultural realmente autOnamo, con poderes suficientes de decisién politica sectorial, con un claro deslinde de funciones frente a las competencias y responsabilidades atribufdas por las leyes a los ministerios de educacién (sector éste muy consolidado en todo el continente), y con objetivos, planes y, sobre todo, pre supuestos especificos y suficientes, de acuerdo con una politica ~ cultural del Estado vigorosa y coherente. La tendencia general parece afin seflalar un grado de dependencia politico administrativo acentuado de las politicas cul- turales nacionales, frente a los requerimientos de la Hducacién Na- cional, y los aparatos administrativos del sector Cultura todavia siguen siendo apéndices menores de los ministerios de educaciGn, 84 especialmente cuando se analiza su participacién relativa en la distribucién sectorial de los Presupuestos Piiblicos nacionales. Sin embargo, una cada vez mas clara nocién de la importancia del desarrollo cultural para el mejoramiento de la ca lidad de la vida de la commidad, Ja repercusién del crecimiento de xas necesidades culturales de 1a poblacién, la intensidad con que se plantean las aspiraciones nacionales y los requerimientos en pro del logro o la reelaboracién de la propia identidad cultu- xal nacional, todo ello unido a un creciente intercambio en todo el continente de informacién y experiencias (*), est@ presionando constantemente en favor de soluciones adecuadas a esta deranda expansiva, mediante servicios piblicos culturales (**) aptos y su f£icientes, en el marco de una concepcién sociopolitica que hace el desarrollo cultural el fundamento y fin del proceso de desarrollo general. Por otra parte, en los paises de menor desarrollo xelativo del area, resulta insuficiente la dotacién de recursos disponibles por parte del esfuerzo privado para satisfacer tales xequerimientos, siendo entonces mis urgente la intervencién de los poderes piblicos a fin de crear una infraestructura de capital cul tural apropiada para acelerar el desarrollo cultural y para crear (*) Los preparativos de 1a Conferencia Intergubernamental sobre Po- liticas Culturales en América Latina y la Regién del Caribe, convo cada a plazo breve por la Unesco, constituyen, sin duda, un positi, vo factor generador del creciente intercanbio regional de informa cién y experiencias a que nos referinos. (**) Bl encuadramiento institucional de ciertos servicios cultura~ les camp servicios piblicos (es decir com actividades ejercidas por una colectividad piblica, a fin de satisfacer una necesidad de inte- rés general, ya sea mediante una gestién directa por el Estado o por concesién a instituciones privadas), debe conciliarse con las exigen cias propias de los asuntos culturales(autonania presupuestaria y financiera; elasticidad de gestion administrativa; Grganos de direc cién altamente capacitados; gran libertad de trabajo, etc.). 85 las condiciones requeridas para que pueda florecer la accién creativa de las instituciones privadas. Algunos paises de América Latina ya realizaron experiencias similares en el orden de la ins- truccién piblica, cuando a fines del siglo pasado y camienzos del actual aceleraron el proceso de capitalizacién educativa nacional, mediante la inversién de cuantiosos fundos piblicos, con efectos multiplicadores desde el punto de vista del beneficio social. Frente a una demanda cultural creciente por parte de la poblacién, los poderes piblicos est&n ensayando constantemen te soluciones institucionales, administrativas y financieras, a veces improvisadas, a veces desordenadas 0 sin objetivos suficien~ temente explicitos y coherentes con la realidad de cada pais. El camino de la racionalizacién entonces se va imponiendo y los go- biernos camienzan a implenentar instrumentos y érganos de coordina cién y planeamiento de sus incipientes politicas culturales. A algu nos de ellos hemos de referirmos a continuacién. 2. Los Consejos de Cultura. La necesidad de coordinar con mayor eficiencia los plares y programas de distintas unidades administrativas de los asuntos culturales, obteniendo mejores rendimientos de los siempre escasos recursos disponibles, ha dado lugar a la creacién de conse jos nacionales destinados a instituir ciertas pautas y procedimien tos de coordinacién y planeamiento. 86 (Caso ecuatoriano: Consejo Nacional de Cultura. La ley organica de la Casa de 1a Cultura Ecuatoria na ha previsto 1a creacién de un Consejo Nacional de Cultura, con el objeto de orientar Ja politica cultural nacional mediante su - planificacién e integracién dentro del Plan General de Desarrollo del pais. El Consejo, compuesto por el Ministro de Bducacién (pudiendo subrogarse ocasionalmente en el Subsecretario respecti- vo), por el Ministro de Relaciones Exteriores o su delegado, por el Director de la Casa de 1a Cultura Ecuatoriana, por un represen tante de las Universidades e Institutos politécnicos del pais y por un representante de las Academias de Historia y de la Lengua y de Jas asociaciones culturales y cientificas, cuenta entre sus funcio nes las de coordinar las acciones y programas culturales a fin de inoorporar las distintas regiones del pais a la cultura nacional como también vigilar el cumplimiento del Convenio Andrés Bello de IntegraciGn Cultural, Bducativa y Cientifica de los paises del Pac- to Andino y de otros acuerdos culturales bilaterales. Caso colombiano: Consejo Nacional de Cultura. En Colombia, la ley de creacién de COLCULTURA también ha previsto constituir un Consejo Nacional de Cultura, camo orga~ nist. adscripto al Ministerio de Educacién Nacional. Tendria cano misién la de asesorar al Ministerio en la formilacién de la politica de proteccién, enriquecimiento y 87 difusi6n del patrimonio cultural del pais; la de hacer recamenda~ ciones al Gobierno Nacional sobre 1a forma de fomentar 1a cultura en sus diferentes aspectos; la de oir en sesiones especiales a representantes de todos los sectores culturales del pais y la de opinar sobre planes y proyectos culturales del area ministerial y sobre programas culturales de las instituciones oficiales y pri vadas subvencionadas par el poder piblico. El interés por 1a coordinacién de funciones se ad- vierte por la forma como se ha previsto la integraci6n del Conse- jo: a) los Ministros de Educacién Nacional y de Relaciones Exte riores, 0 sus delegados permanentes; b) los directores del Instituto Colombiano para el Fonento de 1a Bducacién Superior, del Instituto Colambiano de Crédito Hducativo y Estudios Técnicos en el Exterior, del Instituto Caro y Cuervo, del Instituto Nacional de Radio y Televisién y del Instituto Colambiano de Cultu- xa Hispanica; c) los Presidentes de las Academias Colambianas de la Lengua, de la Historia y de la Jurisprudencia; 4) cuatro representantes de Jas asociaciones y organizacic- nes de personas 0 entidades vinculadas a los diversos campos de 1a cultura y reconocidas por el Ministerio de Educacién Nacional; su nabramiento lo hacen las propias instituciones. Caso peruano: Consejo General de Cultura El Consejo General de Cultura previsto por la ley de creacién del Instituto Nacional de Cultura del Peri ha sido instituido, por su parte, como organism. consultivo de éste iiltimo, 88 asistiendo al respecto al Director General en Ja elaboracién de Ja politica cultural del Estado y emitiendo opiniones y recomen daciones para su ejecucion. Esta integrado por representantes del Consejo Su perior de Biucacién, de la Universidad Peruana, de la Direccién General de Extensién Biucativa, de 1a Direccién de Asuntos Cultu- rales del Ministerio de Relaciones Exteriores y del Sistema Nacio nal de Apoyo a 1a Movilizacién Social; completan su composicién tres personas nambradas por el Ministro de Educacién, que se hayan destacado en el campo de la cultura. Caso boliviano: Consejo Directivo del Instituto Boliviano de Cultura. Una de las creaciones mis recientes ha sido la del Consejo Directivo del Instituto Boliviano de Cultura, que esta compuesto por representantes de la Presidencia de la Nacién, del Ministerio de Planeamiento y Coordinacién, del Ministerio de Finan zas, del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto y del Minis terio de Educacién y Cultura. El Presidente nato del Consejo es el Ministro de Bducacién y Cultura o su representante personal, integrandolo tam- bién el Director Ejecutivo del Instituto Boliviano de Cultura. Entre las atribuciones del organist se cuertan la fiscalizacién del Instituto, la aprobacién de la politica cultural del pais y de los planes y proyectos culturales, camo también todo lo relacionado con el funcionamiento y con el presupuesto de aquella institucién. 89 Los Consejos Federales de Cultura. La existencia en América Latina de paises con sis- temas de gobierno de estructura politica federal o de gran exten sién territorial, ha hecho necesaria 1a creacién de mecaniswos de coordinacién y mancomunidad de esfuerzos entre las unidades autGnomas de gobierno local y el poder nacional central. i orden a la legislacién, administracién y gestién de los asuntos culturales pilblicos, son casi siempre concurrentes (en todo caso, no excluyentes) las facultades y competencias de las diversas esferas de los poderes nacional, provincial y munici pal, lo cual hace forzosamente necesaria dicha coordinacién. & Caso argentino: Consejo Federal de Coordinacién Cultural é En la Repdblica Argentina, junto a la politica cul- tural nacional, cada Provincia integrante del sistema federal de Gobierno cumple, a su vez, dentro de su ambito territorial, con ciertas funciones de politica cultural local conforme a lo pres- cripto por su respectiva ConstituciGn Provincial y sistema legal y politico. Al mismo tiempo, se ha conformado una interesante integracién del pais en "regiones culturales", de la cual han surgido originales organismos de coordinacién cultural regional interprovincial para, entre otras, las zonas Litoral, Patagonia, Comahue, Cuyo, Centro, Noroeste y Noreste. 90 Con el fin de logar el enlace entre las Provincias y el Gobierno Nacional, se cred en 1972 el Consejo Federal de Coordinacién Cultural camo organismo permanente, con el objeto de coordinar "las medidas necesarias para concretar las aspiracio- nes de las provincias en materia de desarrollo cultural" y “acordar con el Ministerio de Cultura y Educacién de 1a Nacién los planes atinentes a esa materia". La coordinacién Provincias-Nacién fue proyectada bajo la forma de una ley-convenio a la cual podrian acceder vo- luntariamente los gobiernos provinciales, salvaguardando sus auto nonias politicas. De acuerdo con esa tesitura, adhirieron al Con venio la totalidad de las provincias y el Distrito Federal. Entre las funciones del Consejo Federal se destacan: a) las de estudiar la politica cultural del pais, a los efectos de planificar de manera coordinada y coherente la labor de os organismos e instituciones culturales, evitando la su- perposicién de esfuerzos y la dispersién de recursos; b) la de evaluar los resultados de las actividades realizadas para la elaboracién de los planes anuales de intercambio y asistencia cultural, y c) la de auspiciar el perfeccionamiento, actualizacién y comple mentacién arménica de la legislacién sobre los temas sustan= tivos de la cultura. El Consejo Federal est integrado por la Secretaria de Estado de Cultura de 1a Nacién, por los titulares de los organis mos oficiales de Cultura de los Gobiernos de Provincia, de la Muni-~ cipalidad de 1a ciudad de Buenos Aires y del Territorio Nacional de Tierra del Fuego e Islas del Atlantico sur. 91 Caso brasilefo: Consejo Federal de Cultura La creaci6n en 1966 del Consejo Federal de Cultura de la Repiblica Federativa del Brasil, representa’ una experien~ cia diferente a la argentina. El Consejo fué concebido camo érga- no superior de deliberacién colectiva en el Srea del Ministerio de Bducacién y Cultura de la Nacién. Su finalidad estatutaria lo identifica como un orga nismo consultivo y orientador en materia de alta politica, para Jo cual debe: a) formilar una politica cultural nacional; b) trazar principios y normas necesarias para su ejecuciGn y c) pro- veer medidas para efectivizar su implantacién. El Consejo Federal de Cultura de Brasil est4 inte- grado por 26 Consejeros mienbros: 24 de ellos son designados por el Presidente de la Repiblica por un periodo de 6 afios; y 2. Con- sejeros nates: los directores de Asuntos Culturales y del Insti- tuto Nacional del Libro (INL) del Ministerio de Educacién y Cultu xa de la nacién. La competencia del organist federal es my amplia, abarcando aspectos normativos e instrumentales: a) articular su accién y la de los organisms federales, es- tatales y municipales y las de las universidades, escue~ las e instituciones culturales, a fin de asegurar una coor, dinacién de los programas culturales en todo el pais; b) cooperar en la defensa y conservacién del patrimonio ar- tistico e histérico nacional; 92 c) intervenir en el control, registro, fanento y financia- miento de las instituciones culturales privadas del pais; d) estimlar la creacién de Consejos Estaduales de Cultura, promiver sus actividades culturales, proponer convenios con dichos organisms tendiendo a la integracién cultu- xal de las diferentes regiones del pais. Organismo deliberativo y coordinador, 1a labor del Consejo Federal de Cultura del Brasil no agota la actividad cultu- ral oficial, la que se canaliza asimismo por intermedio de diver— sos institutos y dependencias culturales del Ministerio de Bduca- cdén y Cultura de la Repiblica, de los organisms, Secretarias y Consejos especificos de los Estados y de los Municipios auténams, que constituyen las células de 1a accién cultural del poder local. 93 CAPITULO IIT AUTONOMIA DEL SECTOR CULTURA Y¥ NUEVAS FORMAS INSTITUCIONALES ‘ON 1. Los Asuntos Culturales como sector auténom de la Administracién Piiblica en Anérica Latina Las ventajas de agrupar en un solo departamento, Con- sejo o Ministerio especifico, los servicios y funciones prestados en materia de asuntos culturales por diferentes reas ministeriales y organismos dispersos, est&n dadas por la posibilidad de poder asi proyectar una politica global de la accién cultural de los poderes plblicos que permita, mediante la adopcién de objetivos auténomws y de metas sectoriales homogéneas, la necesaria coherencia y continui, dad de los planes, programas y proyectos culturales y un mejor em pleo de los recursos piblicos y privados disponibles. La creacién de carteras ministeriales de la mas alta jerarquia gubemamental para la direccién, gestién y administracién de los servicios piblicos culturales, representa una expresién de vo luntad del poder politico de acrecentar y calificar su propia poli- tica cultural y de otorgar prioridad a la satisfaccién de las nece~ sidades del desarrollo cultural de la comnidad. Ello implica, consecuentemente, decisiones paralelas 94 del Estado favorables a un reparto presupuestario y financiero su ficiente (condicién necesaria aunque no suficiente para una autén tica politica cultural del Estado), que acuerde al sector Cultu- xa los medios y recursos apropiados para hacer efectiva aquella voluntad. Lo contrario implica transformar la decisién politica en declaracién simb3lica o en expresién de buenos deseos. 2. El caso venezolano. En el orden de ideas anotado puede encuadrarse al. Consejo Nacional de 1a Cultura de Venezuela (CONAC), cuya creacién en 1975 refleja varias afortumadas innovaciones institucionales. En primer lugar, representa uno de los casos en que Ja planificacién, politica y gesti6n de los asuntos culturales de una nacién adquiere, por derecho propio, gravitacién y autonomia como sector integrante de los niveles superiores del Gobierno. En efecto, el Consejo Nacional de 1a Cultura ha naci @ no sélo camo un instituto piblico auténamo, sino que se lo ha separado de la jurisdiccién o dependencia, administrativa, presu- puestaria o politica, del Ministerio de Educacién y se lo ha ads~ cripto directamente a 1a Presidencia de 1a Repiblica. Libertad de accién, politica auténoma, planes especificos, presupuesto adecua~ do, constituyen tedricamente la consecuencia légica de este cambio jurisdiccional. En segundo lugar, segin se vera al detallarse la com 95 Posicidn de su dxgano superior, se introduce 1a practica ya utili zada por Ja administracién cultural europea, de hacer coparticipar en las decisiones de un organismo de planificacién cultural nacio nal camo lo es el CONAC-, a representantes del Poder Legisla tivo del pais. En tercer lugar, con el CONAC se crea un organism que, ademis de contar con facultades de coordinacién y planifica~ cién de las actividades culturales del pais, es el ente encarga- do de ejecutar 1a politica cultural nacional del Estado venezola~ no. Al Consejo Nacional de 1a Cultura, instituto con per soneria juridica de derecho piblico y patrimonio propio, se le han adjudicado legalmente, entre otras, las siguientes funciones y atri buciones: a) asesorar y prestar cooperacién a otros organisms naciona- les, estatales y mmicipales del pais en lo referente a ini ciativas y programas culturales; b) procurar el concurso de las diversas instituciones del Esta do en la promocién, financiamlento y ejecucién de programas culturales; c) instrumentar 1a formacién y capacitacién de recursos humanos para la administracién del sector Cultura; @) sameter al Ejecutivo Nacional proyectos de leyes y reglamen tos en materias de su competencia; e) cooperar con el Ministerio de Relaciones Exteriores en la preparacién e implenentacién de los acuerdos y convenios cul turales internacionales. 96 Sus Srganos de gobierno son: el Consejo Superior y el Directorio. La composicién del Consejo Superior acredita su vo- cacién en materia de planeamiento y coordinacién. EstA integrado por: a) b) ce) a) e) £) 9) cuatro miembros de libre eleccién y remocién por el Presi- dente de la Repiblica; dos miembros designados conjuntamente por las Camisiones de Cultura de ambas Cdmaras legislativas que integran el Congreso Nacional; un mienbro propuesto por el Ministerio de Educacié un mienbro propuesto por el Consejo Nacional de Universida des; ~ un miembro propuesto por las Academias Nacionales; un miembro propuesto por la Confederacién de Trabajadores de Venezuela (*) ; ‘um miembro propuesto de camiin acuerdo por la Federacién de Ateneos, por la Asociacién de Escritores de Venezuela, por el Colegio Nacional de Periodistas y por otras organizacio- nes privadas representativas del quehacer cultural. Este pequefio parlamento de los asuntos culturales de be reunirse en forma ordinaria cada mes y entre sus funciones se cuentan: elegir el Directorio, hacer designaciones y dictar nomas adninistrativas y organizativas, presentar su informe de activida- *) Una disposicién legal venezolana establece que todo cuerpo co legiado, encargado de 1a direccién de organismos descentral zados 0 auténatos, debe ser integrado por lo menos por un re~ presentante de los trabajadores del pais. La norma constitu- tiva del CONAC se adeciia a este requisito institucional de ca acter general. 97 des al Presidente de la Repiiblica, considerar el anteproyecto de Plan Cultural de la Nacién, programar y coordinar su propia accién cultural y evaluar el desarrollo y cumplimiento de sus planes cul turales. El Grgano ejecutivo del CONAC es el Directorio, can puesto por un Presidente, dos vocales, un Director General y um Secretario, elegidos entre los miembros del Consejo Superior, por sus propios pares. 3. Hacia los Ministerios de Cultura. Una segunda variante de la autonamfa sectorial hacia Ja que avanzan los sistemas nacionales de gestién administrativa de los asuntos culturales en Anérica Latina, se da camo consecuen- cia de la creacién de dreas ministeriales o de ministerios especi- ficamente competentes. El caso de Costa Rica. Un caso intermedio de esta tendencia lo constituye el ejemplo costarricense, donde el Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, creado en 1971, atiende a la vez otras ramas sectoria~ les de 1a administracién piblica. La flamante cartera ministerial asumid las funciones pre-existentes que Ja ley sefialaba al Ministerio de Educacién Pibli 98 ca en relacién con: las Direcciones Generales de Artes y Letras y de Bducacién Fisica y Deportes. La Editorial Costa Rica, el Mu- seo Nacional, 1a Orquesta Sinfénica Nacional, los Premios Naciona les, otras comisiones especiales, el Teatro Nacional, 1a Direccién General de Biblictecas y el Movimiento Nacional de Juventudes. Su estructura quedé integrada con la designacién de dos viceministros: el de Cultura y el de Juventud y Deportes. El Viceministro de Cultura, por intermedio de una Direcci6n General de Cultura, tomS bajo su mando la administraci6n y gestién de un complejo nimero de organismos de cultura: los de- partamentos de Patrimonio Histdrico, Artistico y Cultural, de Fol klore, de Miisica, de Radio, de Cine y de Publicaciones, 1a Cama- fiia Nacional de Teatro, la Casa del Artista, y el Colegio de Cos- ta Rica, ademis de los enumerados mis arriba. El Viceministro da Juventud y Deportes, por medio de Jas dependencias respectivas, vincula la accién especificamente cul tural a su propia area de accién, mediante una Direccién de Cultw- xa, el departamento de cultura y deportes, el departamento de ca- sas de la juventud y otros organisms. El caso de Honduras. Como en el caso de Costa Rica, el Ministerio’ de Cul~ tura esta unido a otros ramos de los negocios piblicos, los de Tr xismo e Informacién. . 99 De reciente creacién, el Ministerio de Cultura, In- formacién y Turismo abarca en lo cultural una Direccién General de Ensefianza Artistica y Extensién Cultural, con dependencias de Tea- tro, Miisica, Bellas Artes, Folklore, Bibliotecas, Antropologia e Historia. Los _antecedentes de Venezuela y Bolivi: Entre otros paises que ya han experimentado durante breve tiempo ensayos de ministerios de cultura conjuntanente con otras carteras diferentes a la de educaciGn, puede citarse Venezue la, donde hacia 1972 £v8 designado un Ministro de Estado para la Juventud, la Ciencia y la Cultura, como consecuencia de cuya ges- tiGn fué elaborado por un equipo interdisciplinario un importante y exhaustivo Informe o Primer Diagndstico sobre la situacién nacio nal del Sector Cultura. En Bolivia también ha funcionado un Ministerio de Cultura, Informacién y Turismo, entre 1967 y 1970. La Secretaria de Estado de Cultura de Argentina. La Repiblica Argentina ha iniciado también un camino de mayor autonomia y jerarquizacién de sus organisms nacionales de gestion de los asuntos culturales, con motivo de la creaciGn en 1973 de una Secretaria de Estado de Cultura, integrante del Minis terio de Cultura y Educacién de 1a Nacién conjuntamente con las. Secretarias de Estado de Educacién y de Ciencia y Tecnologia. 100 La misma sustituye a la antigua Subsecretaria de Cul tura del mismo ministerio, heredera a su vez de la anterior direc~ cién general-de cultura, Hasta el presente no se ha implementado una estructura adecuada al nuevo rango jerarquico, manteniéndose la organica subsecretarial hasta tanto se proceda a una renovacién y reorganizaciGn administrativa adecuada. El caso chileno. Por su parte Chile se encuentra en estos mamentos en una etapa transitoria de reorganizacion, que parece indicar una tendencia hacia una mayor jerarquizacién politica adninistrativa futura en la gestién de sus asuntos culturales. En 1974 se ha’creado directamente a nivel de la in ta de Gobierno el cargo de Asesor Cultural de la misma, fijandose entre sus funciones las de: asesorar, proponer las medidas, polf- ticas y programas que deban adoptarse para diftndir, armonizar, perfeccionar y en general incentivar el desarrollo cultural del pais, en términos "que preserven la tradicién histSrico-cultural del mismo y permitan proyectarlo al futuro con sentido de naciona lidad”. El Asesor Cultural de la Junta interviene en el es- tudio, elaboracién y resolucifn de los proyectos de leyes, decre- tos y resoluciones administratives, referidos a materias cultura~ Jes 0 artisticas, actuando por intermedio del Departamento Cultu- ral de 1a Secretaria General de Gobierno. 101 institucionales. La gestién piblica de los asuntos culturales esta requiriendo la adopcién de diferentes fGrmilas juridico adminis- trativas que se adectien a la din&mica actual de este novedoso e importante servicio piblico. 21 camino institucional a recorrer por las empresas culturales de nuevo cufo es semejante al transi, tado desde hace afios por la intervencién del Estado latinoaneri- cano en el Area de 1a economia nacional (banoos oficiales de de~ sarrollo, industrias estatales en sectores bisicos, empresas na~ cionales, etc.), que ha adoptado para ello figuras juridicas ex- traidas, no ya del derecho piblico administrativo, sino del dere cho privado comercial, a fin de adecuar su accionar a los reque- rimientos del desarrollo nacional y a jas técnicas de la gestién empresaria moderna. En orden a este nuevo estado de cosas de la adminis, tracién cultural (escapar a la lenta, pesada y rutinaria gestién burocratica tradicional y aprovechar les instrumentos de la téc- nica empresacia), expresién del interés piblico por una gestidn mis eficiente de los organisms culturales del Estado ante la de manda cultural creciente de la poblacién, podemos localizar una doble orientacién: a) la asimilacién de formulas mixtas y de derecho comercial, a propdsito del funcionamiento de ciertas em presas pibli:as productoras de bienes y servicios culturales, es quema dentro del cual se insertan instituciones como la Editorial Universitaria de Buenos Aires (EUDEBA), sociedad de economia mix ta, y otras similares; y b) la adopcidn de figuras del derecho civil para la constitucién de organismos piblicos de difusién y 102 accién cultural, com en el caso de las fundaciones piblicas bra~ silefias y venezolanas. La dindmica del sector adquiere asi el renovado vi- gor a que lo obliga su actual consideracién jusadministrativa co- mo ramo auténomo de los negocios piblicos. Verems algunos ejem- plos. a 5. Jua_gestién cultural del area metropolitana de Caracas. La politica sociocultural urbana de América Latina encuentra sus problemas mis agudos en las grandes concentraciones metropolitanas y en los requerimientos culturales y recreativos de vastos sectores de poblacién. Eh este contexto, el gobierno metropolitano de Cara cas ha intentado crear una nueva fOmmla de servicio cultural m- nicipal. En 1975 se ha constituido 1a Fundacién para la Cultura y las Artes del Distrito Federal (FUNDARTE), a fin de promover,ad ministrar y programar las actividades culturales de la ciudad. Su originalidad institucional radica en que se la ha dotado de una estructura juridica equivalente a la de una fundacién privada,aun que con las modalidades impuestas por su origen piblico. En su virtud, FUNDARTE goza de na anplia capacidad legal, regulandose su funcionamiento por las disposiciones del C5 digo Civil y de su reglamento interno y por la Ordenanza Acta cons titutiva sancionada por el Consejo Municipal de Caracas. El con- 103 trol por parte del Estado se ejerce a su respecto von los mismms instrumentos de vigilancia aplicados a las fundaciones y otras personas juridicas de derecho privado del pais. La Municipalidad del Distrito Federal se ha consti, tuido en mierbro fundador de FUNDARTE, con todos los derechos y facultades de direccién y gobierno de la misma emergentes de tal condicién, pudiendo ser mienbros colaboradores aquellas personas a quienes su Consejo Directivo, integrado por representantes m- nicipales y del ejecutivo federal, califique como tales en razén de las colaboraciones, donaciones y contribuciones aportados a Ja funfacién. Entre sus objetivos, Llevados a cabo por el Comité Ejecutivo de 1a fundacién que preside el Director General de Cul tura del Distrito Federal, FUNDARTE persigue: a) desarrollar pro yectos y nuevos programas culturales en el area metropolitana; b) apoyar (mediante asesoramiento, financiamiento, orientacién, promcién y reconocimiento) a instituciones, grupos e individua~ lidades que se propongan ofrecer eventos culturales a la comni- dad del Distrito Federal; y c) establecer formas de estimlo y reconocimiento a personas e institucicnes que a su juicio hayan contribufdo al mejoramiento y desarrollo de las actividades cul- turales de Caracas. 6. La Fundacién Nacional de Arte del Brasil. Ura situacién institucional parecida se refleja en 104 el origen de la Fundaci6n Nacional de Arte (FUNARTE), con sede pro visoria en Rio de Janeiro, y cuyos estatutos fueron aprobados en 1976. Entre otros precedentes fundacionales similares pueden ci- tarse la Fundacién Casa de Rui Barbosa, la Fundacién Getulio Var~ gas y varias mis. La necesidad de desprender de la administxacién cen tralizada del Departamento de Asuntos Culturales del Ministerio de Educacién y Cultura de 1a Federacién (DAC/MEC), ciertos servi- cios culturales pre-existentes com la Campafia de Defensa del Fol Klore, 1a Comisién Nacional de Bellas Artes, el Museo Nacional de Bellas Artes y el Servicio Nacional de Teatro, determiné la crea cién de FUNARTE como ente con autonamia administrativa, patrimo- nial y financiera y con personalidad juridica de derecho privado, a partir de la inscripcién de sus estatutos en el Registro de Per sonas Juridicas. La coordinacién con Ja afministracién cultural na- cional es mantenida por el DAC/MBC, principal organismo del sector que, creado en 1970, cuenta con diversos Srganos atministrativos subordinados 0 vinculados; en su virtud aprueba el plan anual de actividades y el programa presupuesto de FUNARTE, de acuerdo con las directrices, objetivos y planes del gobierno federal. FUNARTE, cuyo patrimonio se ha integrado con el apor te inicial de los entes administrativos que se le han transferido, con donaciones y legados de particulares, con subvenciones de otros Grganisms oficiales, con la renta de los servicios que presta y con las partidas anuales que se le asignan en el presupuesto fede- 105 xal, tiene camo finalidad promover, incentivar y amparar en todo el pais 1a prictica, desarrollo y difusién de actividades artisti cas, apoyando a 1a vez a las instituciones culturales eficiales y privadas que colaboran en favor del desarrollo artistico nacional. La ejecucién de sus programas y planes es dirigida por un Presidente y un Director Bjecutivo, asistidos por un Conse jo Curador que aprueba balances, estados financieros e informs, se expide sobre las operaciones patrimoniales, fija remmeracio- nes y examina cuentas. Cuatro institutos nacionales, de artes plisticas,tea tro, folkore y masica, integran la estructura de FUNARTE y les com pete promover, estimular y desarrollar Ja creatividad, la investi- gacin, 1a docmentacién, el estudio, la preservacién y la difusién de las referidas actividades artisticas. FUNARTE ha sido definido comp un nuevo instrumento es tructural de dinamica de las actividades culturales en el Smbito del Ministerio de Educacién y Cultura del Brasil, calcado de 1a moderna orientacién preconizada por UNESCO en el sentido de una descentrali. zacién administrativa con vistas a una mejor ejecucién de la politi ca gubernanental en’ el sector. 7. La sociedad cinematogrfica brasilefia de economia mixta. La Empresa Brasileira de Filmes Sociedad Anénima (EMBRAFILME) fu creada en 1969 como sociedad de econamia mixta,con 106 personalidad jurfdica de derecho privado regida por sus estatutos propios y por las disposiciones nacionales en materia de sociedad por acciones. Luego de la extincién del Instituto Nacional del Ci, ne en los iiltimos meses de 1975, le fueron ampliadas sus funciones y operaciones. La ejecucién de la politica cinematografica nacio nal, a su cargo, se viabiliza por intermedio de diversas activida des: la coproduccién, adquisicién, exportacién e importacién de peliculas cinematograficas; el financiamiento de la industria del cine; la distribucién, exhibicién y comercializacién de filmes en el pafs y en el exterior; la realizacién de festivales y mestras cinematogrficas; la concesién de premios e incentivos a la pro- duccién cinematogrfica nacional. Para el cumplimiento de su objeto funcional, BMBRA~ FILME puede ejercer actividades industriales y comerciales y crear subsidiarias para actuar en cualquier campo cinematografico. En materia de cultura cinematografica, esta habili- tada para cumplir servicios de investigaciSn, prospeccién, recupe xacién y conservacién de filmes; de produccién, coproduccién y di fusién de filmes educativos, cientificos y culturales; de formacién profesional y otras manifestaciones culturales, las cuales, en lo posible, deberfn ser ejecutadas mediante convenios con escuelas de cine, cinematecas, cine~clubes y otras instituciones cultuzales pri. vadas sin fines de lucro. Sus recursos estén integrados por dotaciones presu-

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