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Registo de propiedad intletual: N° 153.867 ISBN: 956-8438-06-8 Ediciones Puno Encarnacn 4352 - Maip Teléfono: 696 3710 Mail ediorial@palinoiat Disehioy digeamacidn: Psloma Castillo Mora Santiago de Chile, abil 2006 Prefacio a la edicién chilena Desde las manifestaciones de Seattle del afio 1999, pasando por el Foro Social de Porto Alegre realizado a comienzos del aFio 2005 hasta los Foros continentales del recorrido, en muy poco tiempo, un apreciable siguience afo, cl movimiento alkermundialiaa ha En un primer momento, se crat6 de repetir el grito de ia bastal, haciendo eco al llamado que realizara el movimiento zapatista en enero de 1994, Un basta: al desmancelamiento de los servicios piblicos y los siste mas de proteccién social; un basta: al avasallamienco y la expropiacién de los campesinos por las firmas mul- tinacionales: un basta: al aplastamiento de las culturas, a la discriminacién de las mujeres y de las poblaciones indigenas: y finalmente un basta: ala pobreza genera- da por la mercantilizacién de los bienes comunes y del set vive, Después de haber suftido el latigazo de la re- accién liberal iniciada por Reagan y Thatcher, los mo- vimientos populares parecen, ahora, entrar en conva- lecencia, comienzan a retomar sus espiritus, a volver a tener confianza en sf mismos. A pesar de ello, después de la quiebra histtica del socialismo burocrit co “realmente existente” y de la experiencia de las dictaduras en América Latina, ese primer momento era ain el del rechazo: decic *iNo!" a tun mundo insoportable, social y ecoldgicamente. Ese primer momento significé, principalmente, una secuen- cia de resistencias y de reconstruccién. Sin embargo, la raz6n estratégica segula dormida. El debate estratégico permanecia bloqueado después de la tragedia chilena de 1973 0 de ls desilusiones de las revoluciones sandi- nista y salvadorefia, Este contexto explica el eco que encontraron libros como el de John Holloway', el de Ral Zibechi? y el de Michael Hardt y Antonio Negei*. Cambiar ef mun- do sin tomar el poder, | titulo del libro de John Hollo- way resume bien ese momento de resistencia de las ‘multitudes: momento de una critica distance del pro- blema del poder. Sin embargo, noremos que aqui nos ‘encontramos con, al menos, dos dimensiones distintas en lo relativo al poder: una dimensién del problema del poder es aquella relativa a su no —provisoriamen- te— planteamiento, Esto es, que las relaciones de fuer- "John Holloway, Cambiar el mundo in tomar el poder El igo dd de a revoluctin hoy, Buenos Ates, Herramienta, 2002, * Ras Zibechi, Genealogia de le revueee argentina, La Plata, Letra Libre, 2003, Michael Hardt y Antonio Negri, Zmperia, Buenos Aires, Puidés, 2002. 6 zas nacionales ¢ internacionales no permiten imaginar seriamente nucvas estrategias conquistadoras, Una se- gunda dimensién es aquella que lo resiste, que se em- pefia en negar su deseo. Esto es, evitarlo a cualquier precio. Es cierto, los poderes provenientes de las revolu- ciones del siglo XX, no han cambiado el mundo. Al- ggunas han degenerado, incluso, en dictaduras buro- crdticas y, sin lugar a dudas, hay que sacar todas las lecciones de tales experiencias dolorosas. Pero, por el contrario, los que rehusaron tomar el poder no logra- ron cambiar mucho més el mundo. En la mayoria de Jos casos, se contentaron con acompafiar, y enmendar al margen, la politica de los dominantes y reconducie la divisidn del trabajo entre movimientos sociales y re- presentacidn politica. Kjercicio politico que deja, de hecho, el monopolio de la politica a quienes hacen su. profesién (y a veces fortuna) cuando no han servido laramente de auxiliares a los defensores del orden es- tablecido, Frente a los problemas concretos planteados, por las experiencias en curso, dichos discursos parecen, envejecer muy répidamente y huir de la realidad en provecho de la abstraccién. Una de las interpretaciones mds claras y mds inteli- agentes de la fase inicial del movimiento altermundia- lista, fue dada por el socislogo portugués Boaventura de Sousa Santos. En numerosos libros y articulos, se 7 constata “la negacién de toda alternativa” caracteristi- a de la época, donde ideslogos a la moda (pasajera) creyeron ver “el fin de la historia de las ideologias’. Es en ese contexto que se inscribira “la dimensién utdpi- ca del Foro Social Mundial, consistente en afirmar la actualidad de alternativas a la globalizacién liberal”. Pero la “especificidad de este contenido urépico, a di- ferencia de las uroptas del siglo XIX y de comienzos del siglo XX, aparece claramente: més que oprar entre diferentes opciones, como fue el caso en el pasado, la nueva utopia se contenta con proclamar que hay alter- nativas posibles y que pueden existr formas de globa- Jizacién contra-hegeménicas”. Se eatarla de una wto- pla “abierta" o “vaga’, porque “es mas importante en el contexto, afirmar la posibilidad de aleernativas que decerminar el contenido preciso”. En otras palabras, “la utopia de los Foros Sociales se presenta més como tuna utopia negativa que positiva (que definira el conte- nnido de aquello a lo que aspira)". La novedad de este enfoque reside, segin Santos, 1 que apunta acromper “eon la tradici6n de las uto- pure modernidad occidental que en su mayor par- wy tl-saten al fiaeaso” (.) para el Foro Social, las for ++ ls comtenidos de las alternativas son plurales” y J. oats Sanus, "topic assumée", Le Monde Di- su desarrollo “va a la par con la afirmacién segiin la cual, hay alternativas alas alternativas". El otro mun- do posible anunciado por los manifestantes altermun- dialistases, por tanto, “una aspiraciOn utdpica que puede coger varios mundos posibles’: este otro mundo pue-~ de ser muchas cosas, Spero en ningtin caso un mundo sin alvernativas’ En otto articulo reciente, que percibe los Foros ‘como espacios sin centro y sin jerarquia, Santos descri- be como su funcién principal el trabajo de traduecién ‘en eupcura con la tradicién del pensamiento politico occidental. “La teoria politica de la modernidad occi dental, en versin liberal, como en su version marxis- «a, concibe la accién a partir de un actor dnico. Segiin esta tcora, a coherencia y el sentido del cambio social siempre estavieron fundados en la capacidad de un agente de cambio privilegiado, ya fuera la burguesia 0 el proletariado, para representat la rotalidad de donde se supone provienen dichas ‘coherencias'y dichos ‘sen- tidos'. Esta capacidad de representacién implica a fa ver la necesidad y la funcionalidad de una teoria gene- ral del cambio. La utopfa y la epistemologia del Foro Social Mundial se sitian del lado opuesto. La energia extraordinaria, el poder deatraccidn y de reagrupamien- to demostrado por el Foro Social Mundial, reside pre- cisamente en su rechavo a una teorfa general. La diver- sidad que encuentra refugio en su forma queda libera- 9 da del temor de ser canibalizada por un fal universa- lismo o una falsaestraregia ini, encregadas en nombre de alguna supuesta teorfa general. E! Foro Social Mun- dial presupone la idea que el mundo es una totalidad inagotable que contiene miiltiples toralidades parciales Por tanto, no tiene sentido alguno buscar comprender el mundo con ayuda de una teoria general, porque tal teorla presupondtia siempre la monocultura de una to- talidad dada y la homogeneidad de sus partes. La época ‘en que vivimos, cuyo pasado reciente fue dominado por la bisqueda de una teorfa general es probablemente una época de transicién que deberia ser definida de la si guiente manera: no necesitamos una teoria general, pero todavia necesitamos una teoria general de la imposibil- dad de una tcoria general. Necesitamos, en todo «aso, un universalismo negativo. :Cusl es la alternativa a una teorfa general? A mi modo de ver la alternativa a una ceoria general, es el trabajo de teduccién, La traduccién ese procedimiento que hace posible una inteligibilidad imucua entre diversas experiencias del mundo, pasadas y fituras, estudiadas por la sociologfa de las ausencias y la sociologia de ls experiencias, sin parasiar su singulari- slay st autonomia y sin reducirlas @ entidades homo- le wand de ove naa de Sousa Santos, “Lavenir du FSM Para Boaventura de Sousa Santos, este trabajo s la condicién de una “razén cosmopolita fundada en la idea que no puede haber justicia social global sin justicia cognitiva global”. La traduccién es una suer- te de conversacién entre diferentes tradiciones. Esta seria la idea dircctiva del movimiento altermundia- lista, “El trabajo de traducin es el procedimiento ‘que nos queda para dar coherencia y generar coali- clones 2 partir de Ia enorme diversidad de luchas contra la globalizacién neo-liberal, cuando no existe (y no es deseable que exista) una teoria general de la transformacién progresista portada por un sujeco histérico privilegiado y por estrategias y tfeticas cen: tralizadas, Cuando la transformacién social no tiene significacién automética y cuando ni la historia, ni la sociedad, ni la naturaleza, pueden estar centrale mente planificadas, los movimientos deben crear a través de traducciones parciales, comprensiones co- lectivas que les permitan converger en acciones con- sideradas adecuadas al tipo de transformacién social as deseable a sus puntos de vista. Podrfan pregun- tarnos: si usted no sabe si un mundo mejor es posi- ble, qué es lo que nos autoriza a actuar legitima- mente como si lo supiera? El trabajo de traduccién es una empresa de imaginacién epistemolégica y de- mocritica que apunta a construir nuevas concepcio- nes plurales de la emancipacién social, segiin el pro- u yecto modernista. No hay garantia que otro mundo sea posible, ni que todos aquellos que no renuncia- ron a luchar por él lo conciban de la misma manera” El objetivo del srabajo de rraduecién es alimentar centre los movimientos y las organizaciones progresis- tas la voluntad de producir conjuntamente conocimien- tos y pricticas lo sui sncemente fuertes y capaces de ofrecer alternativas crefbles para la globalizacién libe- ral, lo que no es ni mis ni menos que un nuevo paso del capitalismo global para sujetar la riqueza inagota- ble del mundo a su l6gica mercantil, “En la zona de contacto cosmopolita, la posibilidad de un mundo mejor es imaginada desde el punto de vista del presen- te. Cuando el campo de la experiencia se amplia, se hhace posible evaluar mejor las alternativas concebibles hoy en dia. Esta diversficacién de experiencias apunta a reconstituir la censidn entre experiencias y expectati- vas, pero de manera tal, que ambas queden inscritas en dl presente. El nuevo no-conformismo, resulta de la constatacién que es posible vivir en un mundo mucho mejor aqui y ahora, y no en un mafana lejano, Afir- mar la eredibilidad es a mis ojos la contribucién més profunda del Foro Social Mundial alas luchas contra- hhepemséinicas [...] el objetivo de la traduccién entre suheres es crear una justicia cognitiva desde el punto dle vista de la imaginacién epistemol6gica. Es crear las Yann Movlis-Boutang, Multitude, N® 9, op. ety p.9. En una forma similar. Miguel Benassayag, deeretando que bi toma de po der ba perdido en partes inerés,trmina por decir quel legada Uke gobiernos de irquietda puede Se “un elemento més en ba ral ‘afdad muliforme” (Liberation 6 de agosto del 2002), sin especi- Ficar de ninguna manera qué gobiernos de iaquerda y com qué poles. De eu forma, la rdicalidad formal puede hacer buenas Triguscon areal polit gstionaiasiguiendo una divsin de oles demasiado tradicional. Antonio Negi, Le Monde Diplomariqu, agosto 2002, 65 embargo, el panorama de esta reconstruccién queda desesperadamente desértico, vacfo de todo actor real. Encl artculo que evoca wla reconstruccién de la izquier- da", no se cita ni a Refiondacién Comunisa, ni al Olivo, nia la CGIL, Esta imprecisién alimenta la posibilidad de yuxtaponer una retrica radical sobre los movimien- ‘os sociales con una politica de delegacién y de presién bastante tradicional sobre la inquierda “realmente exis- tente”, sin hacerle frente en todos los terrenos, incluso ene electoral. Para Negri, el obsticulo para la refunda- ign estarfa menos en las estrategias socal-liberales en Jas que esté alineada la izquierda tradicional, que en el “deficit cultural” de un movimiento sindical gravado de obrerismo, vinculado siempre a un “proyecto ilusorio cde gobierno basado en la vieja idea segin la cual la clase dobrera puede ser portadora de valores hegeménicos en sentido gramsciano”. Se trataria pues de “efundar la iz- quierda sobre un nuevo pueblo” Cambiar el pueblo porque no se puede cambiar la inquierda? Por lo que se refiere al “nuevo programa’ pro- Puesto “para una fase mds avanzada de la revolucién comunista’, se trata de “un programa de democracia absoluta’™. No se dice nada més, Excepro que esta de- ‘mocracia absoluta comienza por un llamamiento—por lo demds razonable—a no abandonar el terreno clecto- "Tbidem, 66 ral e institucional, pues la otra alternativa seria el éxodo negativo y frustrado de los ciudadanos». Tias el éxodo, cl retomo a las urnas y ala tierra prometida. Sin embar- {g0, no se precisa en qué condiciones, con qué propues- tas, con qué instrumentos, con qué perspectiva de alan. zas se podria removilizar "el 20 por ciento que cuestiona los mecanismos electorales mediante la abstencién’. ‘Contentarse con invocar as temticas partcipativas que implican “una renovacién completa del concepto de la politica’ queda corto. Ala luz dela experiencia de Porto ‘Alegre —desprovista de su micologia exética—, de sus propias contradicciones y de sus limites, se descubre que la democracia participativa, positiva en la medida que nos remite a lade la auto-emancipacin, no es suficien- te para refundar una estrategia politica ‘A falta de definis el modo en que la multitud de resistencias sociales podria transformarse en multitud politica (para parafrasear a Marx hablando del proleta- riado como “clase politica’), las tes reivindicaciones que se sitdan en la parte final de Jmpero (la ciudadanta, global, la renta minima universal y la reapropiacién de los nuevos medios de produccién) “oscilan entre la vacuidad formal y la radicalizacién imposible". Si- 5 So) Zak," cel Ha nl Ng in Communist Manifso forthe Twenty fst Cemary™, Rethinking Si Yl N34, London Ot 67 tuéndolas ante las relaciones de fuerza existentes, cada tuna de ellas muestra un doble filo, La ciudadania global implicaea la inscripcin de los derechos universales en un espacio politico. “Ser ciuda- dice Hannah Arendt en su séptima conferencia dan sobre el juicio, quiere decir entre otras cosas que hay responsabilidades, obligaciones y derechos: cuestiones {que no cobran sentido si no se sitian en un territorio®, ‘Los derechos humanos no son més que pura abstrac- cid si se despojan de la ciudadania politica. Si el Est do-Nacién se convierte en un obstéculo cada ver més contrario al desarrollo de estos derechos, la ciudadania debe buscar y desplegarse a otra escala, continental © ‘mundial. Pero no podria existir fuera dela dialéctica entre el poder constituyente y el orden juridico-politico insti- tuido, salvo disolviéndose en el mercado para acercarse a la versién liberal delos derechos humanos y de la inje- rencia humanitaria “sin frontera’. La renta anual garantizada tiene sus tebricos y par- tidarios liberales. Para ellos se reduce a un tipo de ren- t1 de supervivencia 0 de minimo social que permita tirara la baja los salarios y quebrat la linea de resisten- cia que representa atin el salario ménimo legal. “La renta minima universal”, cuanto menos, igual al salario mi- " Hannah Arendt, “Sepriea confers, Canfiencar bre la filomfia politica de Kans, Barccina, Padé. 200%, p. 82, 68 ificarfa una socializacién gene- nnimo garantizado signi ralizada del salatio frente al trabajo temporal. Ni que decir que para lograrlo seria preciso una relacién de fuerzas extraordinariamente favorable, por lo que; don- de hay que poner cl acento en la mayor parte de los afses, es en la defensa de la seguridad social, de los : inimo, y oponerse ala inimos sociales, del salario «refundacin socal» que pretende la patronal. En este concexto concreto, resulta peligroso jugar con reivin- dicaciones tan imprecisas que se prestan a interpreta: ciones tan opuestas. En Jo que se refiere a la apropiacién so berialimitarse a los nuevos medios de produccién 0 a la experimentacin del copyleft dejando intacta la pro- piedad de los grandes medios de producciin, de co- municacién y de cambio. Concreramente, comenzaria no de- por una lucha sin cuartel por la defensa y la transfor- macién de los servicios puiblicos, contra la nueva ola de privatizaciones anunciada por la Comisién Euro- pea y los diferentes gobiernos. Entre la disidencia y la dese Imperio se encuentra arapado entre una nev 0- rfa catastrdfica del hundimiento final y un sistema sin salida que no dejarfa otras perspectivas que una resis 69 ‘encia sin fin 0 una “desercién” imaginaria hacia nin- guna parte. En Antonio Negri el tema poctico de la desercién ocupa el espacio de una “linea de fuga” es- ‘atégica. En una entrevista del 14 de septiembre del afio 2002 a I! Manifesto, en respuesta a cuales son las opciones de que dispone “el movimiento de los movie ‘mientos’, responde: marcha? Hay que pensar sobre todo esto” oo Ta dialéctica de la que Negri creia haberse desem- barazado vuelve con fuerza bajo la forma de la “dialéc- ‘ica negativa” del rechazo y de las resistencias __ Fn una conferencia de octubre del afio 2001 en la Universidad de Sapienza, llama a desertar del saber (de los eentros de educacién) y del cjército, “a desertar en todos los sentidos del término” y a oponer “el arte de ta desercién al arte de la guerra”. Presenta la desercién © el éxodo como las consignas de la multitud en un mundo donde el saborajeclisico 0 el rechazo liddico de Jos medios de produccién ya no son posibles, el traba- jo forma parte del “tejido social” y la dominacién bio- polftica conlleva un control sobre la propia vida: “Hoy en dia el trabajador leva su instrumento de trabsjo incrustado en la cabeza, ze6mo lograr sabotear 0 te- chazar el trabajo?" La respuesta, por lo tanto, esté en el éxodo, el exilio y la desercién. La vida esté en otra parte, Pero gdénde? Es cierto, que bien por cooptacién © por promocién social, hay casos de evasiones individuales exitosas. Pero Ellen Meikins Wood recuerda que no puede haber una evar sién en masa de la condicin proletatia™, No se puede desercarcolectivamente del sistema. Hay que resignar- se a sufirlo o estar resueltos a hacer frente para quc- brarlo y cambiarlo. En el movimiento de paradas y parados, alguna gente en paro de larga duracién, des- esperada de no encontrar trabajo nunca, a veces teori- 1a sobre su propia exclusién, pretendiendo desertar voluntariamente de la produccién. Subjetivamente, ést0s son los desertores del trabajo. Pero “objetivamen- te", desde el punto de vista del sistema y de su légica, * Hllen Meikins Wood, “Rational Choice Maris: Is the Game worth the Candle, Terrel Carel and Apul Thomas (dirs), Rai Ina! Choice Mari, Basingstoke, MeMilan, 1995, pp. 149 ys. a no dejan de ser gente en paro, es decir, miembros del ejércico industrial de reserva modernizado. Los muros del Imperio no se estremecerén por miles de trompetas lamando a la desercién, El libro concluye planteando una cuestién: “Hoy, después de tantas victo- ras capitalistas, después de que las esperartas socialistas se diluyeran en la desilusin y después de que la violencia ‘apitalsta contra el trabajo se haya ctistalizado bajo el nombre de ulttaliberalismo, zeémo lograr mantener viva ‘a militancia?”. Responden con una profesién de fe: la “miltancia contempordnea” hace dela rebelidn un pro- yeeto de amor”. La figura lamada a “esclarecer ef futuro del militantismo comunista” es la de San Francisco de Asi, el Poverelloresistente al capitalismo naciente: “En la postmodemidad, volvemos a enconttarnos nuevamente en la situaci6n de San Francisco de Asts y proponemos contra la miseria del poder, el gozo del ser. Esta es una revolucién que ningtin poder podré controlar, porque el biopoder y el comunismo continian unidos, en el amor, la simplicidad y también la inocencia. Esta es la irrefrena- bie levedad y dicha de ser comunista™ La alegra conta siosa de San Francisco, segtin Negri, responde también a 4a austera exigencia de San Pablo, segtin Badiou”. ‘Ambos se inspiran en el esquema de la conversién religiosa que alumbra una nueva subjetividad como sustituto de la vieja subjetividad mistificada™. Cam- bian una politica revolucionatia inexistente por una cextrafia mistica intrascendente. En Alemania, en 1830, cuando el camino de las reformas estaba agotado y atin zo habfa alumbrado el de la revolucién moderna, ya centonces los jévenes rebeldes intentaron esta “transubs- tanciacién de la revolucién en comunismo de amor”. A falta de encontrar las fuerzas capaces de acabar con Ia fatalidad actual, la efusin amorosa alimenta el ci- miento de una nueva religiosidad profana, Moses Hess lo resuelve através del gozo expansivo del amor infini- toe inconmensurable: “El amor crea constantemente y all donde deja de actuar, todo se disgrega’”. Sin duda, esta mistica social de la plebe o de la multitud no es més que un signo de los tiempos de transicién. hael Hirde y Antonio Neg, "La multitud conta el Impe- tio", Jmperio, op ct, ps 374, 7 * Alain Badiou, Sam Pb, Le findacon del universalie, Barce- ona, Ancheepos, 1999. 72 “Fredrick Keck “La subject rtoluionare, Le Nowwel Ordre "Gre for Eucache Kowds, Philoapiee Revlton, De ‘Kant d Mary Pts, PUE, 2003, pp. 206-207. 3 III. Multitudes ventrflocuas Popularizada por Paolo Virno!, como por Michael Hardt y Antonio Negri, la nocién de multitud encuen- tran eco indiscutible en América Latina como en cier- tos palses europeos. Este éxito corresponde sin lugar a

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