Está en la página 1de 27
troduecién de [AURELIO GARZON DEL CAMINO. GRITIGA DE LA ECONOMIA POLITICA DEL SIGNO por JEAN BAUDRILLARD: vor inpice 1. Bl pemamien migico de la ideolgi, 166; La miutica del signa, 173; mn El eepelitmo. del carte 176 fr. Beucon'y connacte 105, ve Mle al eign occ Ts REQUIEM POR 103 MEDIA Inmoito, 194; Enzensberger: una esuatepla “sockae list”, 198; La palabra sin respuesta, 2023 Estrote- gia subversive y “aecién simbslica”, 206; El modelo teécico de la comunicacién, 213; La ilusién eiber- ética, 217 DisEiio ¥ ENTORNO © EA HSCALADA DE LA BONO aia poLfrt0a, La operacién del signo, 227; La crisis del funciona lismo, 235; Entoeno y dbemética: estadlo cons mado de 1s economia polttes, 244 DE IA REALIZAGION DE DESEO EN EL VALOR DE ‘camaxo 194 224 251 FUNCIONSIGNO Y LOGICA DE CLASE* 1, FUNCION SOCIAL DEE. ORJETO-SIGNO La hipétesis enspirica: necesidades y valor de uso Un anilisis de Ia Iégica social que condiciona el cono- cimiento operativo de los objetos, de acuerdo con las diversas clases o eatogorias, tiene que ser al mismo tiem- po un anilisis critic de la ideologla del “consumo”, ‘subyacente hoy @ todo conocimienty operativo de los objetos. Este deble anilisis ~cl de Ia funcién social distintiva de Jos objews y ef de Ia funcién politica de Ia ideologla que con ella se relaciona— debe basarse en tuna condicién previa absoluta: Ja superacién de una vi sién expontinea de Ios objetes en términos de necesi- dad, de la hipétesis de Ja prioridad de sa valor de uso. Esta hipétesis, que se sostiene en In evidencia vivida, asigna a los objetos un status funcional, e) de utensilio vineulado a unas operaciones téenicas sobre el -mun- do, y por ello mismo el de mediacién para las neces dades antropolégicas “nawuzales” del individuo. En esta pperspectiva, los objetos san ante todo funcién de las necesidades y adquieren su sentido en Te selacién ecor rnémica del hombre al entorno. Esta hipétesis empfrica es falsa. Lejos de ser el status primario del objelo un status pragmatico que vendria a sobredeterminar mAs tarde un valor social de signo, es por el contrario el valor de cambio signo lo que es fun- damental, no siendo a valor de uso con frecuencia otra cosa que lo caucién pricsica Cincluso una racfonaliza- 4 Publicado en Communications, 13, 196%. nt 2 FUNCION-SIGNO ¥ LOGICA DE CLASE cién pura y simple): tal es, en su forma paradéjica, a ‘inca, hipétesis sociolégica correcta, Bajo su evidencia concreta, las necesidades y las funciones no describen en-el fondo sino un nivel abstracto, wn discurso ma- nifiesto de los objetos, frente al cual el discurso so- cial, ampliamente inconsciente, aparece como fundamen- tal. Una verdadera teoria de los objetos y del consumo se fundard no sobre una teorla de las necesidades y de su satisfaccién, sino sobre wna teoria de Ja prestacién secial y de Ja significacién. EL intercarbio simbélico: la Yala y eb potlatch* La alusién a las sociedades primitivas es sin duda pel: ‘gross; €s preciso, sin embargo, recordar que originalmen- te el consumo de bienes Calimenticins 0 suntuatios) no responde a una economfa individual de las necesidades, sino que es una funcién social de prestigio y de distri Dacién jerdrquica. No depende ante todo de la necesi- dad vital o del “derecho natural’, sino de una coaccién ccultucal. En suma, es una institucién. Es preciso que tunos bienes y unos objetos sean producidos ¢ intercam- Tbiados Ca veces en forma de dilapidacién viclenta) para que una jerarquia social se manifieste. Entre Jos ‘Tro- briandeses (Malinowski), la distincién entre funcién ceconémica y funcién/signo es radical: hay dos clases de objetos, sobre los cusles se articulan dos sistemas paralelos: la Kula —sistema de intercambio simbélico fundado sobre la cizculacién, Ja donacién en cadena de bbrazaletes, collares, adornos, en tomo del cual se orga rniza el sistema social de valores y de status, y el gim- seali, que es el comercio de los bienes primarios. Esta segregacién ha desaparceido en nuestras socieda- * Potlatch: eeremonia de los indios de} Pacifico, en Ja que la propiedad sc regrls 0 dictnbuye con lergueza, a fin de ade gultis '» mantener determinado status social, (x1 it FUNGION-SIGNO ¥ LOGICA DE CLASE 3 des (no totalmente, por Io demés: la dote, Jos reg los, ete.). Sin embargo, detris de todas las superestruc turas de la compra, de la transaccién y de ls propiedad privada, es siempre el mecanismo de Is prestacién social To que hay que leer en muestra opcién, nuestra acumu- lacién, nuestra manipulacién y nuestro consumo de ob- jetos, mecanismo de discriminacin y de prestigio que se halla en Ja base misma del sistema de valores y de integracion en el orden jerdrquico de Ta sociedad. La ula y el poilatch han desaparecide, pero no su princi pio, que utilizaremos como base de una teoria sociclé- gica de Tos objetos —y esto, sin duds, es siempre més Gierto a medida que les objetos se multiplican y se di ferencian: no Ja relacién con las necesidades, el valor de uso, sino el valor de intercambio simbélico, de pres- tacién social, de competencia y, en el limite, de discri- minantes de clase. Tal es Ia hipétesis conceptual fun- damental de un anilisis sociolégico del “consumo”, El consumo ostentatorio E] eco de esta funcién primordial de los objetos se en cuentra ampliado, en los andlisis de Thornstein Veblen,* bajo la nocién de conspicuous waste Cprodigalidad osten- tatoria, gasto o consumo de prestigio). Veblen demuestia que si las clases sometidas tuvieron por funcién al prit- cipio wabajar y produc, tienen simulténcamente por funcién Cy, cuando se mantienen en la ociosidad, por tinica funcién) hacer alarde del standing del Amo, Las mujeres, Ia “clientela”, la servidaumbre son ast ex ponentes de status. Estas categorias consumen también, pero en nombre del Amo (vicarious consumption, danm- do testimonio en su ociosidad, en su superfluidad, de su grandeza y de su riqueza.. Su funcidn, como la de los objetos en le kula 0 el poilatch, no es, pues, 2 Th, Veblen, The theory of the feinre class, 1899. 4 PUNCION-SIGNO ¥ LOGICA DE CLASE econémica, sino Ja de institucién 0 de preservacion de un orden jerirquico de Jos valores. Veblen analiza en esta perpectiva Ia condicién de la mujer en le sociedad patriarcal: asi como no se alimenta al esclavo para que coma, sino para que trabaje, tampoco se viste suntiosamente a una mujer para que aporezca her- mow, sino para que atestigiie con su lujo Ta legitimidad © el privilegio social de su Amo Ces igualmente el caso de a “cultura”, que, para las mmjeres con frecuencia, funciona como atributo social: en Jas clases acomoda~ das sobre todo, Ja cultura de las mujeres forma parte del patcimonio del geupo). Esta nocién de vicarious consiimption, del “consumo por interpésita persona”, ¢s capital: nos conduce al teorema fundamental del consu- smo, segin el cual éste no tiene nada que ver con el goce personal (lo cual no se opone a que la mujer sien- fa un placec en sex hermosa), sino que es una institu cin social coactiva, que determina Jos comportarientos aun antes de ser reflexionada por la conciencia de los actores. sociales ‘Mas allé todavfs, esto puede: levamos a considerar el consumo mo por aquello por Jo que se hace paser: ‘una gratificacién individual generalizada, sino como tun destino social que afecta a ciertos grupos 0 @ ciertas clases en mayor medida que a otros, 0 For oposicién @ ‘otros, Si bien no existen ya hoy, en Ia sociedad demo- critica modems, categorias adscritas de derecho al con- sumo de prestigio por intespdsita persona, podemos pre ‘guntamos si, tras Ia aparente generalizacién social del proceso, no existen clases adscritas de hecho 2 estos me: ‘onismos de prodigalidad, restituyendo ast, bajo 1a apa: rente dispontbilided total de los comportamientos indi viduales, la inmemorial fimcién de institucién del va- lor y de discriminacién social que fue la del consumo en Ia sociedad preindustrial. Segiin Veblen, uno de les exponentes mayores de FONGION-SIGNO ¥ LOGICA DE CLASE 5 pprestigib, ademés de la riqueza y la dilapidacién Cwaste- ful exependiture), es la ociosidad Cwaste of time), ejec cida directamente 0 por intorpésita persona (vicarious leisure). El mundo de los objetos no escapa a esta 1e- gla, a esta coaccién de superfluidad: es siempre en aquello que tienen de init], de fitil, de supertluo, de decorative, de no funcional, en lo que categorias ente- ras de abjetos Chibelots, accesorios, baratijas) 0, en cada objeto, todas las connotaciones y el metabolismo de las formas, el juego de l2 moda, etc. en suma, los obje- tos no agotan jamés sus posibilidades en aquello para lo que sirven, y es en este exceso de presencia donde adquieren su significacién de prestigio, donde “desig- nan” no ya el mundo, sino el ser y la categorfa social de su poseedor. EL simmulacro funcional Sin embargo, esta coaccién de ociosidad, de inaplicabi- lided como fuente de valores choca hoy por doquier con ta_un imperative antagonista, a tal punto que es del conflicto, © més bien del compeomiso entre dos morales, adversas de donde resulta cl status actual del objeto cotidiano: de una moral aristocritics del "“otium” y de una ética puritana del trabajo. Se olvide ampliamente, cn efecto, cuando se hace de Ta funcién de los objetos su razén inmanente, hasta qué punto este valor fur- ional esté a su vez regido por una moral social que quiere que hoy ef objeto, no mis que el individuo, deje de set ocioso. Ha de “trabajar”, ha de “Funcionar”, y disculparse con ello, por decislo asi democréticamente, de su antiguo status aristocritico de signo puro de pres- tigio. Este status antiguo, fundado sobre la ostentacién y el gosto, se halla siempre presente; pero claramen- te marcada en las efectos de moda y de decaracién, va acompaiado por lo general en dosis variable de un 6 FUNGION-SIGNO ¥ LOCICA DE CLASE diseurso funcional que puede servir de coartada a Ta fun- cién distintiva Cinvidious distinction). Ast los objetos Tlevan adelante un juego perpetuo, que resulta de he- cho de un conflcito moral, de’ una disparidad de los imperatives sociales: el objeto funcional pass por ser decorativo, se viste de inutilidad o adopta los disfraces de Ls moda —el objeto futil y ocioso se carga de ra zén prctica.* En el limite, estd el gadget; pura gratui- dad 20 capa de Fancionalismo, pura prodigalidad so capa de moral prictica. De todos modos, todos Jos ob- jetos, incluso fitiles, son objeto de un trabajo: arreglo y limpieza de la casa, reparacién de artefactos case ws —siempre el homo faber acompatia al homo otiosus. Mis generalmente, nos encontrarfamos Cy esto no sélo en el mundo de los objetos) ante un simulacro funcio: nal (make believe), detris del cual los objetos seguirtan desempefando su papel de discriminantes sociales. Dicho de oto modo todavia, todos los objetos se hallan en el ‘eompromiso fundamental* de tener que significar, es decir que conferir el sentido social, el prestigio, sobre el modo del otium y del juego —modo arcaico y aris tocrétieo con el cual trata de enlazar la ideologla hedo- nista del consumo y de someterse por lo demés al consenso muy fuerte de la moral democrética del es fuerza, del hacer y del mérito. Puede imaginarse un estado de a sociedad en el que esto diera por resultado dos clases de objetes disyuntos: 1uso/prestigio, valor de uso/valor de cambio signodis- yuncién vinculada a una Fuerte integeacién jerdrquica 2 Asi en Ta cam de am a cm caefcein ceil, Pp er apelin ine redynpmrirer dhe Se dice de que hate e wiles en iaic “its Tiron hig, ene contigs ya que Toe dos sont Aiken, abate ee, jetta “funionds’, por gnorat las concions sciaes de a1 ejenisi, puedo Imeptene. ffeonellir armonbeamente Te funciga y le forma (cf. mis adelane “El lujo de lo eftmeco")- FUNCIGN-SIGNO Y LOGICA DE CLASE 7 sociedad primitiva, ritual, de castas), Una vex més, en nhuestras sociedades, esto da por resultado eon Ia mayor frecuencia una ambivalencia al nivel de cada objeto, Lo importante es leer por doquier, por encima de la evidencia préctica de los objetos y a través de Ja apa- rente espontancidad de los comportamientos, la obliga: én social, €] ethos de consumo “ostentatorio” (directo © por interpésita persona),* y por Jo tanto, de captar fen al consumo una dimensién permanente de Ja jerar- quia social, y hoy en el standing una moral siempre tan imperativa. Bajo esta determinaciOn paraddjica, los objetos son por To tanto al lugar, no de Ta satisfaccién de necesida, Ges, sino de un trabajo simbélico, de una “producciéa” fen el doble sentido del término: pro fe ta ae dl pd a cape sl dono pars wn fn Cate eaobe estas, Sane Genie ae Se wD. roar ee Ste eae ee et FUNCION-SIGNO Y LOGICA DE CLASE 27 en esta solicitud obstinada: opuestamente a Ta prictica concreta que se tiene de les objetos y que esté siempre definida Cpor su funcién), esta solieitud es ilimitada —se alimenta y se devora ella misma segtin los procesos de uuna conciencia desdichada. En su formalism pesfeccio- nista, remeda el arte por el arte, precisamente porque no es ni un verdadero trabajo ni tampcea una verdade- za cultura Es una sobrepuja de Jos signs de civilizacién aislados de su finalidad cultural: una vetérica. La retérica de Ia salvacién domésties, y no una economia doméstica racional. Triunfante y deliente, Inalxerable en su dogma y su ritual, y alienads en su sentide. Es Ix verdhdera culuuca de Ie cotidiancidad. El privitegio de lo “natura” La légica de le diferenciacién cultural va a imponer, 2 un nivel privilegiado, la megacién, la desautorizacién de esos valores de pulimentado, de barnizado, de cuidae do, a cambio de los valores de franqueza, de “naturali- dad’: Yo bruto, lo mate, Jo silvestre, lo descuidado. Esta “framqueza” del objeto soncionada por el gusto no tiene, sin embargo, nuda de “natural”; se deduce, por el con- trovio, de Ia devocion de las clases inferiores a Jo artifie cial, 2 la afectacion batroca del decoro, a los valores morales de Io velado, de Jo revestida, de lo ewtidado, de Io perfilado, a Tos valores morales del esfuerzo. El alifio es aqui un etor cultural. La eorreceién (el eondiciona- miento represive), las buenas maneras en materia de objetos, que fueron en otsos tiempos los signes culturales de la burguesia, estén estigmatizadas como rasges distin- tives de las clases pequenoburguesss que se han apode- rado de ellas. La funcién exencial ce los valores de “sin ceridad”, de “autenticidad’, de “desmuded”, ete. —las paredes de cemento sin alisar, las madezas mate, las pieles 28 FUNCION-SIGNO ¥ LOGICA DE CLASE “desolladas’, ete, es, pues, una funcién de distineién, y su definiciin es social ante toe, ‘Aqui todavia, se racionaliza, pero menos en términos de préctica inmediats (“es mis préctico”, “se lava mejor”) que en términos de funciones secundarias Ceontacto directo”, “ambiente més acogedor”), y sobre todo en tér- rminos de estética funcional C“aboticién del decorado”, “verdad del objeto”, “promocién de la forma’, etc.) se da a entender que Tos objetos abrin de obedecer, de acuerdo con un progreso continuo, a una légica este tica intorna que los conduzca finalmente a transparecer fen su “verdad”, en Ia sintesis armoniosa de su funcién y de su forma, Es la teorla fundamental del disefo. ‘Ahora bien, la hipstesis de un avance progresivo, de mo- delo en modelo, hacia un estadio ideal del entomo, hips fesis que secretamente se apoya sobre Ja representacién del progreso tecnotigico, implica toda une ideclogia, ya que enmaseara Ia funeién social de Ta imnovacién for mal, que es una funcién de disctiminacién cultural. Le innovacién formal en materia de objetos no tiene como fin un mundo de objetos ideal, sino un ideal social, cl de las clases privilegiadas, que es ef de reactualizar per petuamente su privilegio cultural, Innovacién formal y discrimsinactin. scetal La prinridad de esta funcidn social de discriminacién sobre la funcién “estéica” es legible en Ja moda, donde pueden ser rcactivadas a cada instento las formas més sbecrantes y més acbitearias en cl plano estético, con. colo fin de proveer a un material siempre nuevo de sig- nos distinsives. Todo esto es para decit que las opasictones paradignnd ticas barnizadojmate, enveltojdesnude, pulimentado/ bruto, etc, m analisis serio son tmicamente Jos Snstrumentos de un ico del mundo de los objetos, sino diseri FUNCION-SIGNO Y LOGICA DE CLASE 29 rwinnantes soctales, rasgos no s6lo formalmente distintos, sino socialmente distintivos, siendo su valor contextual, naturalmente, relative, ya que Ja desnudez de un muro puede ser ola de Ja miceria bruta, le de la indigencia, 6 Ja del lujo “brutalista” Dicho de oto modo todavia, Jo que se quiere hacer pasar por “universal” al nivel de una Jdgica racional de los modelos, por belleza cabal, por verdad absoluta de Ja funciin y de la forma, no tiene en el fondo mas verdad ‘que Te, efimera y relativa, de su posicién en la légica so- cial que impone. Ese “universal” no es todavia més que un signo particular, un exponente de clase. El efecto de “bellera”, de “natural”, de “funcional” Cen el sentido {deal del funcionalismo se inscribe en esta reluckin de clase, y no puede ser disociado de ella En un estadio ulterior, el privilegio estético no se ula ya ni al bamiz, ni a lo bruto, sino a la libertad de combinar a yoluntad todos los términos: el cofrecillo Taqueado esté junto a la madera rugosa, el ménmol liso junto al cemento sin pulir, ete.” A este nivel de vanguar- dia, ha desaparecido la barrera de lo exchisivo que impo- nia_a Tos pequenoburgueses I arafa actificial y 2 Jos cultivados la desnuder “natural”: aqui, todo esta reeupe rado, todas las combinaciones son posibles, Pero una vez mii, lo que sobre el plano formal aparece como un reba- samjento hacia una posicién universal toma su verdad de una significacién social inversa: el témino universal Gintesis de las diferencias) vuelve a convertirse en un factor eficaz de discriminacién, puesto que s6lo algunos legidos podeée llegar a este estadio de Ja combinatoria estétia, quedéndose les otros relegados « Ja manipulaciéa ‘moral de los abjetos domésticos. Lo universal, en materia de abjetos y de esleulo de objetos (como en otros), vuel- ~ La maacla hoy de moda por doguier, en publicidad, de coracén, vestido, atetigus la misma “libertad”: m0 Sina Seem el elo de principios de. siglo 30 FUNCION-SIGNO ¥ LOGICA DE CLASE ve a converte en el titulo de nobleza de una categoria particular. El célculo estético esti siempre inmerso en la Iogica social. Para no tener en cuenta este proceso ideolégico es por lo que los diseadores se esfuersan en popularizar formas “funcionales’, “racionales', audaces, asombréndo- Jes que no seduzcan espontineamente al gran publico. Ahora bien, tras de su piadosa Jetania Ceducar el gusto del pablico), los creadores “populares” llevan adelante su estrategia inconsciente: los bellos objetos modernos, esti- Iieados, etc, som sutilmente crcados Cpese a toda le buena fe inversa) pare no ser comprendidos por la mayoria, al ‘menos inmediatamente su funcién social es ante todo ser signos distintives, objetos que distingan a aquellos que los distinguen, Los demas no los verén siquicra.™ % EL mismo andlisis puede hacene en materia de mobiliai (no ya segin su matela, sino cegdn su funciéa). Lo mis sodeeno dal funcionalismo’ en mucbles son Jes elementos_mé- Viles, eneajadas, que, com el complemento de uncs cojines, pueden converse a voluntad en cata, aslento, estate, blir feea, 0 incluso nade en absolute Cobjeso puro): e el Archi ‘mucble. Formula analitice, audar, plivalencia total, formula Inuincutiblemente “taciomal™ Fé que coincide puraddjice sente con la de Is Edad Media o del medio carspesno pobre, donde el mismo elemento —el area— servis también de meso, de banco, de cama y de armario, Pew el sentido es evidente mente lovers: el elersento nil contempordnen, leon de ser rina solucién de penua ex In sintesis de todas os funcionee Giferenciadas y- de todas Jes distinciones Tujosas Es el colmo ae ia seclely, bee In Cela) fe de cue sence: ape si es faite ems Mees dd Gs > ‘némicey “popula?” del porverir! En. cuanto alos precios, Sempre ealats, taducenimplacblemente Ie Wgics seca: tetas formas simples son un sefinamlento costes. “Aqui tame ‘bien, se justifce Ia innovaciin formal en términos de rigor, Se econ, de “esta, 6 ees phn en tenn, de penuris, y de urgencia: “De ser preciso, su cama podcé Sou of oo Sine ee dan ga Se om ge tun juego, y jega sobre ia necesidad: a moda es aqui pre tne 1 ietovacién tonen —eal— a ene como En -una economia reel, sino el juego de la disincidn social. FUNCION-SIGNO Y LOGICA DE CLASE 31 EL flujo y el reflujo de los signos distintives Esta contradiccién entze Jégica racional y econémica y Jégica cultural de clase afecta a otro aspecto exencial de Jos objetos: su status en el tiempo, su cielo de desgaste y de renovacién. Las diversas eategorfes de objetos tienen una longer’ dad variable: morada, mobiliario, aparatos domésticos, ‘rv, ropa blanca, vestidos, gadgets. Pero sobre toda la gama de objetos juegan, en e) céleulo de su duraciéa, dos variables distintas: su tasa de desgaste real, inscrito en su estructura técnica y su material el valor que adquieren como patrimonio 0, inversamente, el antigua- miento acclerado debido a ta moda. Lo gue nos importa aqui es este valor segundo, y su relacién con la situacién respectiva de los grupos en una sociedad industrial mé- vil y estratificada: en qué un determinado grupo se dis tingue por su adhesin ands o menos fuerte a lo efimero ya lo duradero, cusl es Ia respuesta diversa de los grupos, segiin su posicién sobre la escala social, a los imperatives de renovacién acelerada de la moda. La moda, en efecto, no refleja una nevesidad natu- ral de cambio: el placer de cambiar de vestidos, de ob- jetos, de coche, viene a sancionar psicolégicamente coac- iones de otro orden, coaeciones de diferenciacién social yy de prestigio, El efecto de moda no zparece més que en las sociedades de movilidad social ¢y pasado determinado ‘umbral de disponibilidades econémicas). El status social ascendente o descendente debe inscvibicse en un flujo y reflujo continuo de los signos distintivos. Tal clase hho esti ya asignada de manera duradera a tal categoria de objetos Co a tal estilo de vestidos): todas las clases, por el contrario, se hallan asignadas al cambio, todas ‘asumen como valor la necesidad de la moda, asi como participan (més 0 menos) del imperative universal de Ja mosilidad social. Dicho de otro modo, como los objetos 32 FUNCIGN-SIGNO ¥ LOGICA DE CLASE desempetian el papel de exponentes del status social, y como este status ha legado a ser virtualmente mévil, los objetos atestiguarin siempre a la vex una sitvacién adguirida (siempre Jo han hecho), pero también, al ins ceribirse en el ciclo distintive de la moda, virtualidades de movilidad de ese status social. Se puede pensar que los objetos, por su presencia ma- terial, tienen ante todo como funcién Ta de durar, Ia de inscribir el status social “en duro’. Esto era cierto respec to de Ia sociedad tradicional, cn la que Ja apariencia ‘exterior hereditaria atestiguabs 1a realizacién social, y en el limite le etemidad social de una situacién adquit rida, La descripeién y Ja seméntica social del entorno podia ser entonces relativamente simple. Y en un sentido Jo es em efecto siempre asi: en cualquier nivel social que nes sitnemos, existe siempre la tendencia a perpetuar en Jos objetos Cy en les hijos) uma situacién adquirida. Los ‘objetes de que nos rodeamos constituyen ante todo un balance, une atestiguacién Ceventualmente resignada) del destino social. Aparecen por lo demas 2 menudo como simbélicamente enmarcados y fijados en la pared, tal ‘como en otro ticmpo el titulo profesional. Una posicién, tun destino: eso es lo que los cbjetos dan a ver ante todo. Por fo tanto, lo contrario de una movilidad social. Elegi dos, comprades, ordenados, forman parte de Ia realize. cidn cumplida, ‘no de Ja ejecucion ascendente, Rodean al hombre con su dimensién adscriptiva, Aunque sobre- pujan Cy no es raro) el éxito social real, aunque parecen tomar opeién sobre el porvenir, no es jamds a través de los objetos como el hombre social es mévil, como el hom- bre social se realiza, Sobre ellos se repliega, y los objetas teadueen 2 menudo todo lo més las aspiraciones sociales contrariadas. Esta funcién de inercia de los objetos, cuyo resultado fs un status guradero, a veces hereditaro, esti hoy com batida por la de tener que significar el cambio social. FUNCION-SIGNO ¥ LOCICA DE CLASE 33 ‘A medida que el hombre se eleva en Ta escala social, Tos objetos se multiplican, se diversificen, se renuevan, Muy pronto, por Io demés, en circulacién acelerada bajo el signo de Ja moda viene a significar, a hacer vee una mo- vilided social que no existe realmente, Es ya el sentido e ciertos mecanismos de sustitucién: se cambia de coche a falta de poder cambiar de partamiento, Fs més elaro todavia que la renovacién acelerada de los objetos eorm- pensa a menudo una aspiracién decepeionada aun pro- igreso social y cultural. Es lo que hace tan compleja la “ectura” de los objetos: or su movilidad refleja el stan- ding ascendente de determinada categoria social, signif céndolo positivamente, ora viene a compenser por el con- trario la inercia social de determinado grupo o individuo, cuyo deseo de movilidad, entonces, fallido y comtrariado, viene a inscribirse en la movilidad artificial del decorado, Es toda Ia ideologia de Is moda lo que esté aut sobre el tapete. La légiea formal de la moda impone una movi lidad screcentada por todos los signos sociales distintivos: esta movilidad formal de los signos, Zeorresponde a una movilidad seal de Jas estructuras sociales Cprofesionales, politicas, culrurales)? Indudablemente no. La moda —y més ampliamente cl consumo, que es inseparable de la moda oculta una inercia social profunda. Ella misma es factor de inercia social en Ia medida en que en ella, a través de los cambios visibles, y con frecuencia eiclicos, de objetos, de vestidos y de ideas, ccume y se frustia Ja exigencia de movilidad social real. A la ilusidn de cam- bio se agrega Ia ihusién democestica Ces Ja misma bajo ‘otro aspecto). El apremio de fugacidad de Ja moda te supone que elimina 1a herencia de los signos distintivas, se supone, a cacla momento del ciclo, vuelve a poner a todo el mundo en igualdad de posibilidades. ‘Todes los ‘bjetos sen revocables ante Ja instancia de Ja moda: esto bastarla. para erear la igualdad de todos ance los objets. Ahora bien, esto es evidentemente falso: Ja modi, como 34 FUNCION-SIGNO ¥ LOGICA DE CLASE Ja cultura de masa, habla a todos para poner mejor « cada ‘cual en su lugar. Es una de Jas instituciones que restitiye mejor, que Tundamenta con ol pretesto de ablirla, Ja desigualdad cultural y Ja diseriminacién social, Pretende estar por encima de Ja I6gica social, ser una especie de segunda naturaleea: de hecho esté por entero regida pot la estrategia sccial de clase, Lo efimero “moderna” de Jos objotes Cy otros signos) es de hecho un lujo de here- devos?* El Injo de to eftmero Desbordaremos aqui un poco del dominio de Jos objetos hacia la arquiteetura, para ilustear lo que acaba de decirse de le moda y de la distincién sceial de clase, La arquitee tum es, en efecto, un dominio en el que la oposicidn cefimero/duracicxo es muy sensible a Ja imaginacidn. Para cierta vanguardia de la arquitectura, la verdad del habitat Futuro esti en Ja construceién efimera: es tructuras méviles, variables, desmontables. Una sociedad movil debe tener un hébitat movil. Es verdad, sin duda, que esto se inscribe en Ja exigencia social y econémica 2 La moda —y ef en, esto en 1p que es caaccrtica de les sccedades “mudeiay"=~ relia ‘wr compromi care Ia Zeeslindde innoeat de vo enmbior stn del eden fad santa, So resieve, pues, en uo ego del combio. Ep ese jeg. de ln novedad, Ip neve y Ip antiguo con fancioalmente txpivalenten St nos atenemon a la pkologi.Vvida, vercmes dite tendencies inverse: Ta neceldi de cambiar y [a necexdad songs Ge las cost Wielas. De hecho, la furciin del new looky etc feshion ex In alernaneia’ reslta en todos fos aivelee de una oacelén Vics del sistema —lo antigua” y Jo fur nn fon laine a necedader “contadironiae: son pain i le won, ten en mg y W antiguo —que no tienen ya valor de tempo. Por ls enka Tasiny lo "moder" no tone mada que ver con ina pctica Sera, con sn cambio tel, com una Innovscién de etc To nueva y lo antigan, cl nenlgismo y el acafimo son Bom incor en 6] juego del cambio. FUNCION-SIGNO ¥ LOGICA DE CLASE 35 de la modemidad. Es cierto que el déficit social que re presenta hoy Cy cada yee mds en el futuro) la construc idm parcelaria en duro y en duradero es colosal: contra dice la racionalidad econémica y de los intercambies sociales, la tendencia imeversible hacia una movilidad social, uns flexibilidad de las infraestructuras, ete,, ma yores* Pero si biem, por todas estas razones, Ja arquis tectura efimera ha de ser un dia kz solucién colectiva, es por el momento el monopolia de una fracciin privie Jegiada a lz cual su standing econémico y cultural per mite poner de nuevo en tela de juicio el mito de lo duradero, ‘A eausa de que gencraciones burguesas han podido gozar de la decoracidn fijo y secular de la propiodad, 8 por Io que sus hercderas pueden hoy darse el Iajo de renegar de Ja piedca sillar y exaliar lo efimero: esta ‘moda les pertenece. En cambio, todas las generaciones de clases inferiores, cuyas posibilidades en el prsado de tener acceso a los modelos culturales a la vez que a la propiedad duradera fueron nukes, a qué se quiere que aspiren, sino 2 vivir ellas también el modelo bore gués, y a Fundar a su vex, para ellas y para sus hijos, tuna dinastia irrisoria en el cemento de Ins residencias © el pedemal de las construcciones de los suburbios?, <6 mo se puede exigir de esas clases hoy “promovibles” que nno sactalicen Jos biencs inmucbles y acepten de golpe el idealismo de las esteacturas méviles? Han nacido para desear lo que dura, y esta aspiracién no hace més que traducic su destino cultural de clase. Reciprocamente, el culto de Jo efimero va unido ideo- Wgicamente al privilegio de la vanguacdia: segum la 16 gica etema de In distincién cultural, una fraceién privi- £9 Gon todo, hubris que wner en cuenta Jar funciones latem tes, psiecenlecives de lo “dues”, de ly sélida —Funciones pode toad dentin qe ena tanbién en el "yenpet” 36 FUNCION-SIGNO ¥ LOCICA DE CLASE legiada saborea Ja instantaneidad y le movilidad de las estructuras arquitect6nieas en €] momento en gue Jos demés legan precisamente a la cuadratura de sus mures, Gnicamente las clases privilegiadas tienen derecho a Ja actualidad de los modelos. Las otras tienen derecho 4 elles cuando esos modelos han cambiado a. Si, por lo tanto, en Ia Wigica de Tas formas, lo efimero representa a verdad de la modernidad, si representa a formula de futuro de wna sociedad racional y armonioss, cl sentido que toma en el sistema cultural presente es totalmente distinto. Si, en sa fundamento légieo, la eul- ura juega sobre los dos términos distintos: efimero/ ducadero, ninguno de los cuales puede ser sutonomizado la arquitectura sera siempre un juego del uno al otro), en el sistema cultural de clase, en cambio, esta relacién se manifiestn en dos polos distintivos, uno de Jos cuales, Jo efimero, se autonomiza en modelo cultural superios, remitiendo e] otro, lo duradero, a su antiguamiento, y a as aspiraciones de una mayorfa ingenua* IV, UNA LOGICA DE ZA SHCRBCACION No son mas que unos cuantos elementos de un anilisis légico de los mecanismos sociales que se articulan sobre la funcién distintiva de los ubjetos Cy de su préctica). [Nos hemnos apoyado sabre los elementos culturales tleti- cos de Ja “clase media”, oponiéndolos a Jos de tuna capa privileginds, Esta simplificacién es evidentemente abu- siva, y un anélisis més detenide deberia dar por resultado una clasficecfén jerdrquica més diferenciads, una estra- tificacién més fina de la pirdmide social. 2 Existe, noturshmente, también una cuestion de precio: moda més ‘aides, y por lo tanta la més efimere, es también la mis eare, on todoe lee dominios. Pero el precio na viene mis gue # sancionar un proves Kigioo de disnminecisn FUNCION-SIGNO ¥ LOGICA DE CLASE ay Todo esfuerza en este sentido, en cl sentido de un and- Iisis légico en términos de estratificacion, tiene, sin em- Dargo, el peligro de hacernos olvidar una verdsd fundse mental: la de que cl andlisis sociclégico no puede ser ‘inicamente un andlisis légico, sino también un anilisis ideo-ligico, 0 politico. Dicho de otro modo, 1a furicién distintiva de los objetos Cy también de los demds site ras de signos relacionados eon el “consumo”) se anseribe fundamentalmente en cl interior Co bien desemboca en) de una funcién diseriminante: por lo tanto, el andlisis, ligica (en téeminos tfcticos de estatificacién) debe tam- bbién desembocar en un anilisis politico Cen términos de estrategia de clase), ‘Antes de generalizar estas conclusiones al nivel del consumo, quisiéramas demostrar, al nivel més simple, el de la practica misma del objeto, emo las diferencias, lejos de acompussr una jerarquia social progresiva, se resuelven en una discriminacién radical, en una segre- gacién de hecho, que adscribe determinadas “clases”, Y no ottas, a determinados signos, a determinadas précti- ‘as, y las encamina en ese destino, de acuerdo con toda ‘una sistemitica social. Tendremos motivos entonces para yer on el consumo, dimension del intercambio genera Tizado de los signos, el Iugae de una intensa manipula- ida politica, Préctica objetiva y préctica ritual: el objet-TV ‘Tomaremos como ejemplo In tclevisién, pero en una Sptica un poco particular, la del abjeto-re. Las encues- tas sobre la Tv revelin, en efecto, a un primer nivel algunas verdades sobre las correlaciones diversas entee tasas de posesién, volumen de televidentes cle una parte, cose, Ingresos y nivel de instruccin de ote Aun nivel mas complejo, analizan el modo de recep cin (Familiar, cvlectivo, individual, mixto), sobre la 38 calidad de la atencia Clascinada, curiosa, difusa, pasiva, selectiva, distractiva, etc.), siempre en relucién con tegotias socicles ampliamente divididas. ‘Todas estas em cuiestas se cefieren a Tas relaciones entre el usuario y el mensaje telovisedo, el discurso-rv. Las imagenes como medios de comunicacion colectiva. Hay que decir que omiten muy ampliamente La dimensién del objeto en si, del receptor de televisién, Ahora bien, es evidente que antes de ser un vehiculo de imégenes, un emisor dir giéndose a un receptor, la Tw es primero un aparato vendido por wn fubricance a un particulac. Es un objeto comprado y poteido, Sin duda so status no es jams, 4 ningiin nivel de la escala social, tinicamente ése, pero este stztus primario induce secretamente un gran nvumero de las conductas culturales ambiguas en la recepeién de las imagenes. Dicho de otro modo, la demands se divide entre ke de un objeto (producto de imégenes) y la de imagenes (vehicules de sentido). Aunque la préctics vi vvida las mezcla inextcicablemente, estas dos exigencias son légicamente incompatibles. Segdn que la rv esté alli como abjeto-rv 0 como medio de comunicacién, el dis- eurso-rv mismo seré recibido como objeto ¢ como senti do, El status de objeto Csigno) se opone a la funcién ob- jetive Cracional y préctica). Esta distincién confirma Ja de valor de cambio signo y de valor de uso. Es toda la 16 giea social de lo cultura la que se inscribe en esta diver- gencia radical. Y es la teorin social de este objeto-signo Ia que quisiéramos hacer aqui, en la perspectiva de una teorfa general del consumo, La evidencia soggin la cual se compra la televisién con Fines de edifieacién cultural o por el simple placer de Jas imagenes, es decir en funcién de un objeto personal deliberado, ¢s sin duda cada vez més engafiosa, a medida que se descionde en la escala social. Més profandamente que el interés 0 e! placer, que no hacen a menudo sino ratificar Ja eoaccién social, actéa el index de conformnidad FUNCION-SIGNO Y LOCICA DE CLASE 39 y de prestigio Cy hay que conservar al téimino index todo su valor de conminacién moral), que impoze Ia ad- quisicién de la rv (como del reftigerador, del coche y de la lavadora). Para emplear las palabras de Stuart Mill, Ja posesidn de tal o cual objeto en si es ya un servicio social: patente de ciudadania, Ja rv es uns prenda de re- conccimiento, de integracidn, de Jegitimicad social. A este nivel casi inconsciente de respuesta, os el objeto lo que se discute, no su funcién objetiva —y ya no deserm- peiia funcién de objeto, sino funcién de prueba, Expo- nente sccfal, ser puesto en valor en tanto que tal: ex. puesto y sobreexpuesto, Como puede verse en los hoga- res de las clases medias Ce inferioces), en Jes que Ja rv se erige siempre sobre un pedestal cualquiera, eentrando Ja atencién como objeto. Cansaré menos extrafiera Ta “pasividad” que muestra dl televidente medio ante el contenido de los mensajes de la Ty, si se tiene on cuenta que implicitamente toda su actividad social se ha concentrado en el esfuerzo de acumulacién econdmica, y sobre todo en el esfuerzo de realizacién, en la prestacién simbélica que constituye Ja adquisicién del propio objeto. Porque se considera, segdin una evaluacién ingenua, la compra como una satis- faccidn, y por lo tanto como un tramite pasivo, es por Jo que se requiere a continuaci6n del usuario una “activi- dad” cultural. Esto vale quizd para las clases superiores ¢ instruidas; pero ocurre Io contrario a un nivel inferior: toda Ja actividad se invierte en la apropiacién del ob- jeto como signo y prenda de una parte, como capital de otra la préctica misma se transforma entonces I6gi- camente en satisfaccién pasiva, usuffucto, provecho y beneficio, recompensa Creward) de un deber social cum- plido, Por estar valorizado el objeto como prenda, no puede dar lugar sino a una economia mégica (ef. Mauss y el valor de cambio simbélico). Por estar el objeto con- siderado como capital, no puede dar lugar més que a una 40 FUNCION-SIGNO ¥ LOGICA DE CLASE rentabilided cuantitativa: en ambos casos, no puede dar lugar a tina actividad cultural auténoma, que corresponde a otro sistema de valores. Por ser una prenda, la apropiacién del objeto no s& prolonga por una prictica racional sino, Kégicamente, por su demostraciGn continua, segun un proceso de ‘ostentacion casi religiosa. Por ser un capital, debe el ‘objeto ser rentable. En nuestras sociedades industriales modernas, el objeto ¢s rara vex un puro fetiche:* en ge- neral, el imperative tenico de funcionamiento se impo- ne. Hay que manifestar objetos en marcha, 0 que sirvan para algo. No tanto como razin objetiva que como ‘mana* suplementario: si no funciona, el objeto pierde su potencial de prestigio. El valor de uso es todavia en el fondo una coartada al valor de cambio signo. Es preciso que sea de utilidad: Ja rentabilidad es un impe- ative moral, no una Funcién econdmica. Asi, légica- ‘mente en las mismas categorfas sociales en las que el objetonv est sacralizado como tal, al margen de su funcién de comunicacién, es en las que se practica la vision sistemdtica y no selectiva, Se ve la xv todas Jas noches, se siguen Ins emisiones diversas y sucesivas del principio al fin. En defecto de una economia ra- cional del objeto, el eclevidente se somete deliberada- mente a una norma cconémica, formal ¢ irracional: el os sale eon de ea dl tig emo al dtr eg ee ee 8 ee See ee ee eer eg Hagler to oe ee que th Dives ie co famean, ut wlzatey at) Lemp ome er ih eon Sen Se a oe Paes Ler somentale, beans PUM cules cpatsincte on Oonndy enibuyen ASSL Re eid emepcinues en bs cme jpenom y It eficacia de Ta mogia. [f, del Diccionario de so Balogia, del vce, México] FUNCION-SIGNO Y¥ LOGICA DE CLASE 4l tiempo de uso absolute. La pasividad aparente de Jas largas horas de visién oculta, pues, de hecho wna pax ciencia Taboriose, En defecto de seleccién cuslitativa, ve express por la devocién cuantitativa (asf en los jue gos radiofnicos por Ja memotizacion mecénica y Ta suerte). Pero no se declara como tal: hacerlo seria confrontarse con las actividades culturales superiores, autinomas Ces decir no sometidas a ese imperativo Ja tente de rentabitidad), y descalificarse de amtemsno. Preferiri, pues, tratar de aparecer como placer, interés, distraccidn “libre”, elecci6n espontinea. Pero este pl cer alegado es un reto a Ja abjecién profunds, la de jnferioridad cultural, que no se formulars jams. sin duds (como no sea clandestinamente en las rectimina- ciones situales: "Nos estfin dando Ja lata con sus his- triad”, o bien: "jSiempre lo mismo!” —simulacros con Jos que se indican por defecto los procesos culturales superiores: juicio, seleceién, ete.) “Es preciso que sea de utilidad” traduee, pues, para ciortas categorias sociales, la imutilidad de ese objeto en cuanto a los fines culturales superiores. En cuanto al placer, es Ja propia racionalizacién ritual de un proce 80 que no quiere confesorse que obedece en primer ugar, a través de ese objeto, a una imposicién social ce prestacién ritual conforme. Para resumir: Ta cuan- tifieacién de Ja vision, Higada a su “posividad’, remite aun imperative sociseconémica de rentabilidad, re- rite al objeto-capital; pero exta “capitalizaciSn” no viene quizé todavia sino a sobredeterminar wna coaccién social ds profundo, que ex de prestacién simbélica, de leg timacién, de exédito social, de mana, éte vinculado al ohjetofetiche. ay Ea “feuehamp econ" o fihane d,s rai Oe ee ieee Soltis cuheloegte E orm hort autinoma y la conminaelin de un sociedad industrial CGeapitaliste) con un impertins ceondmico muy fuerte 42 EUNCION-SIONO ¥ LOGICA DE CLASE Todo esto dibuja una configuracida cultural de clase le de una clase en Ia que los fines racionales y au- ténomes de una cultura Hbremente ejercida por mediax cid de un objeto no son siquiera entrevistas, y estén sin embargo interiorizados eontradictoriamente—, Ja de tuna dase aculturada y resignada, cuya exigencia de ex! tuna, consecutiva a una relativa promccién social, esed conjurada en los objetos y en su eulto, 0 al menos en tun compromiso cultural regido por las coacciones magi sas y econdmicas de lo colectivo: es Ja fax y la defini iin misma del consumo. Otros indicios vienen a formar constelacién con los el volumen y ef modo de xecepcién segin Ja misma Jeterminacién de clase: asi la situacién del objeto-rv m cl espacio doméstico. La configuracién més frecuen- +, al nivel inferior: el televisor aislado, en un Angulo, ‘obre su base (mesita, mueble rv, estante), cubiesto zxentualmente con una funda, y con una figusita enci- mma fuera de las horas de emisién; 1a habitacién, tradi- sionalmente poco concebida para este uso (la radio no hhabla cambiado todavia nada de su disposicién), se re- isteibuye mejor 0 peor como campo de visién: la rv condena légicamente Tos altos muebles macizos, las gran- des Limparas, etc. Pero, por lo general, a este nivel, Ja ‘Ty constituye un polo excéntrico al centralismo tradicio- nal de Ia estancia, A un nivel intennedio, el televisor se webaja (a la vez que Jes muebles) a la aluura de visién de los sillones. Esté sobre una mesa baja 0 em- potrado en un mucble. He dejado de sex un polo, y Ja recepcién no exige ya una postura colectiva consa- grada: Ia habitacién esti. mens centrada, To cual hace {que la situaci6n del televisor sea menos excéatrica. En 1 Iimite, en los hogares muy modemnos y de elevado nivel de vida, existe integracién con los elementos 0 ‘con la pared, eclipse total del objetomuctle. El ob- jeto-rv deja de existir como monumento, y deja por ello FUNCIGN-SIGNO Y LOGIOA DE CLASE B mismo de ser el objeto de un rico (simulténeamente lk piesa se ventila en espacios independientes, las fuen- tes luminosas se disimulan, ete.) Otros aspectos significativos: Je sluminacién ambiente —segin se rectee, en Ja oscuridad, la vision fascineda del cine, o que la luz esté tinicamente velada, 0 sea normal. El comportamiento: se citcule libremente, © bien nadie se mueve. Todas estas escalas de indicios pueden estar en relacién con Ja, capital, de volumen ¥ de sclectividad del uso para dibujar una estructura ‘coherente para cada nivel de la excala social. Peto, y esto es para nosotros el punto eseneial, el proceso de investigacién y Tas correlaciones empiricas, por finas que sean, no nos darin jamés sino Ta imagen de una socie- dad estatificada.: De Ja ostentacién sagrada al uso se lectivo, del rito doméstico al ejercicio cultural suténomo, las encuestas nos describirin toda la gema diferencial ransitivamente, de una citegorfa a otra, sin que se halle jamés marcada la discriminacidn tedrica que opone lus précticas rituales centradas sobre el objeto a las préc- ticas racionales centradas sobre Ia funcién y el sentido Sélo una teoria de Ia cultura puede dar evienta de este corte tedrico, sobre el cual se funda una estrategia social antagonista. Los trabajos empiricos no hacen ni pue- den hacer aparecer sino una Iégica de la estratifica- cién (distincién finclusién /transicién escalonada — as- censo contino), el andlisis teérico hace surgit una igica de clase (distincién/exchusién). Hay aquellos para quienes la rv es un objeto, y hay aquellos otros para quienes es un eejrcicio cultural: so- bre esta oposicién radical se funda tin privilegio cultu- ral y de clase, que se inscribe en un privilegio social de cesencia Es evidente que ni una ni otra de estas des clases culturales antagonistas existe en ef estado puro: pero Ja estrategia cultural de clase si que existe en el estado 4 FUNCION-SIGNO ¥ LOGICA DE CLAST: 27 La reatidad social Gjusticiable de la investige cién empitica) hace aparecer dosificaciones jerérquicas, status respectivos para cada “categoria” social. Pero Ja Ligiea social Gusticiable de un anibisis teérico del sis- tema cultural) hace aparecer dos términos opuestos, rno les dos “polos” de una evolucién, sino los dos tér- sings exclusives de una opesicién, y no tan sblo los dos términos distintos de una oposicién formal, sino Tos dos términos distintivos/exclusivos de una disceimi- nnacion. social La conrtada democrétiea: el “universo" del consumo Esta Wgica cultural de clase no es, naturalmente, jamés anifiesi: por el contratio, el consumo pasa por set tuna funcitin social domocrética, y asf es como puede steceapnne ol wegel de otbari ee views “Leen Ok apariencia de funcién de las necesidaces humanas —los abjetcs, los bienes, los servicios, todo esto “tesponde” a Jas motivaciones universales del anthropos individual y social y, por Jo tanto, de funcién empfrics univers Sobee esta base, s© podei incluso aventurar Ces el le motiv de los idedlogos del consumo) que tiene por Funcién cocregir las desigualdades sociales de una socic- dad estratificada: frente a la jerarquia del poder y del ‘origen social, habria Is demecracia del ocio, de la auto pista y del refrigerador, La Tégica cultural de clase en sociedad burguesa se hha fundado siempre sobre Ja ccactada democritica de los universales. Lo religién fue un universal. Los idea les humanistas de libectad y de igualdad fueron univer sales. Hoy, el universal adopta Ia evidencia absoluta = As come nf le burguesfa ni el proletaieds Jan esado jams solis frente « frente, ai han exstido jamie en al os tauo pio eo ly sotiedad real, Lo eval no impide que lt le gia ¥ la esttatega de cle se definan y jusguen concrete mente segun este modelo ontagoniste FUNCION-SIGNO Y LOGICA DE CLASE 45 de lo concreto: son las necesidades humanas y los bienes materiales y culturales los que @ él responden. Es el universal del consumo. Esta ambigiedad del consumo —a saber que parcce actuar como factor de democratizacién en una sociedad que se dice estratficada, y esto para funcionar mejor como institucién de clase~ encuentra su ilustracién més viva en la reciente encuesta de Sélection du Reader's Digest sobre Ja Europa de los consumidores* “221 750000 consumidores (Mercado Comin y Gran Bretatiay’: de este gigantesco cuadro econémico que porta fo esencial de los datos eifrados y directamente comparables sobre el modo de vida, los hibitos de con- sumo, as opiniones, las actitudes y los bienes poscides por los habitantes de los siete paises, A. Piatier deduce cierto mimero de perspectivas: “Gcacias 4 cémputos complementarios, ha sido posible aislar sistemécicamemte las respuestas del grupo A Cdi- rigentes superiores) y confrontarlas con las del eonjua- to de los demés grupos. Parece ser que se puede ha- bla, en cuanto al Mercado Comun y a Ja Gran Bre- tafa, de una civilizacién de los A o, para emplear una expresion mas grafiea, de una civilizacién de los euellos Dluneos; estos altimos, y aqui tenemos uno de los resulta- dos més interesantes del estudio de Sélection, aparecen como capaces de representar, por encima de las fronteras, un gcupo homogéneo. Los habitantes de los siete patses tendrian, pues, segin esta hipétesis, un modelo comin de consumo; en el proceso de desarrollo del consumo, el grupo A podcia constituie una especie de exquema diwetor hacia el eual tenderia el resto de Ja poblacién, a medida que fueran aumentando sus ingresos.” Los indiees de conjunto por los cuales se establecen 2 "Structures et perspectives de la. comummaion europe cnn” (Andee Pets. Bay 1987, publindo for Section dt Rentecs Drges 46 BUNCION-SIGNO ¥ LOGICA DE CLASE las divisiones entre el grupo de Jos A Cdirigentes supe rfores, profesiones Jiberales, grandes jefes de empresa de In industria y del comercio) y el grupo de los no ‘A san: equipo de lujo Clavadora de vajilla, magneté: fono, cdmara, ete.), alimento de lujo, confort del alojar rmiento y coche, productos de tocador para rmujeres, equi po eléctrica doméstico bisieo (television, refrigcrador, Javadora, ete.), productos de mantenimiento, alimento corriente, productos de tocador para hombres y curiosi- dad intelectual (viajes al extranjero, conocimiento de una lengua extanjera). Se trata, pues, aqui de formalizar en wn esquema antfieial de estraificacitin CA y no A) unas realidades sociales ya deltberadamemte simplificadas y reducidas a indices formales de consumo. Lo politico, lo social, Jo econémico Cesteucturas de predueciin y de mercado), Jo culearal todos estos aspectos se volatilizan. Sélo permanceo lo cifrable al nivel de Jo individual /masif ado, el balance estadistico de Ins bienes de consumo tomados como indicadores absolutes de la esencia so- cial Ast se afsla una dlite portadora, no de valores ni de poder, sino de objetos, de una colecciin de gadgets de hijo en la que se inscribe materialmente, por enci- ma de las idedlogias, la “idea” de Europa. Este ideal europeo asi definido permitiré orientar sisteméticamente yy sancionar Jas aspiraciones confusas de las masas con- sumidoras: ser curvpeo consistiré en pasar de Ja tei nnidad de la ry, el refrigerador y Ia lavadora, a la teini- dad sublime del coche sport, de la cadena estéreo y de Ja casa de campo, Ahora bien, detris de este grupo de los A, exquema director de Ja idea europea, existe efectivamente una realidad europea, Es la solidaridad més 0 menos forzosa de las burguesias europeas occidentales, industriales.y % Procedimiento mucho mis soapechoso. aim que Ia excala dal livingzeom de Chapin (cf. mat ama). FUNGION-SIGNO Y LOGICA DE CLASE 47 tecnceriticas, en Te competicién mundial. Pero esta es tratogia comtin, esta Intemacional politica se duplica aqui con una Internacional del stonding. Bsta solidari- dad muy real se empenifolla con Ia solidaridad formal de las masas consumidoras (tanto més formal cuanto que sus indicios, los bienes de consumo, son més “conere- tox") La Europa de los trust adopta Ia mascara de la Eu- ropa de la cilindrada, del livingroom y del icecream, Los “A” y los “no A” De hecho, este esquema de estratificacién intemacional ‘apunta sobre todo, bajo el simbolo de “Europa”, a una operacién politica de integracién nacional, propia de ‘cade uno de Jos pafses a Jos que conciemme ~y esto no sélo por Ia via indirecta del consumo, sino también por la de Ia estratificacién. Se hubiera podido, en efece to, exquematizar en un modelo complejo; pero la astucia cestadistica consiste aqui en esquematizar en un modelo de dos términos, simple ¢ impresionante: ef grupo de Jos “A” y de los “Otros”, los “no A”. Asi se ha com jurado, en una dicotomia estadistien el viejo espantajo del duelo de clases antagénieas: siguen siendo dos, pero ya no es un conflicto —les dos términos se tcuecan en Jos dos polos de una “dinémica social”. Esta divisién tictica tiene por efecto Cy por objetivo) neutralizar Jos ‘remos, y, por To tonto, toda contradiccién que pur diera resultar sobre el plano social: hay un nivel-modelo (squema director) y ...todos los demés. Estos, mezcla- dos por la estadistica, no aparecen ya sino como una oblacién, una inmensa y virtual clase medio, moral mente aculturada ya a los fastos de Tas clases privile- giadas. Se acabé la discorsién radical entre el jefe de empresa y el asileriado de base, ya que éste, confundt do estadisticamente con las clases medias, se ve acredi- ado con un standing “medio” y con la esperanza de ccupar el de las clases superiores. De abajo a arriba 48 FUNCION-SIGNO ¥ LOGICA DE CLASE de la exala, nadie esté inexorablemente distanciado. ‘Al no haber ya extremos, se acabé Ja tensién: Ia fron- tera formal entie los A y los no A no existe sino para succitar mejor la aspicacién al nivel superior y la flusion de una reagrupacién. generalizada, a un plazo nes largo en el paraiso de los A. Porque “Europa, como es natural, no puede ser sino democritica. Dos grupos de opesicién Formal y en homogencidad virtual: esta estratficacién simplifieada al extremo es 1a coromacién de la sociologia integrativa con base esta distica: toda légica de la contradiceién social se ha vo- latiliade. Este esquema de das términos es wn exqucma igico de integracion: Ja division arbitraria sobre una misma escola de signos distintivos permite sugerir un modelo internacional de distincién (les A) sin dejar de fpreservar_un modelo internacional de democracia: la idea de Europa, que, de hecho, es simplemente la de la homogeneizacién virtual de todas Ins categorias socia les bajo la constelacién benéfica de los objetos. Doble engafio: 1 ilusi6n de una “dindmica” del consumo de una es pitsl ascendente de satisfacciones y de distinciones, hasta tuna cima paradéjica en la que todos govarian dol mis- mo standing prestigioso, Esta falsa dinamica esti de hecho secorrida enteramente por Ia inercia de un siste- ‘mu social inmutable en su discriminacién de los pode- res reales, J ilusién de una “democracia” del consumo. Es po- sible, sobre balances de objetos, reunir formalmente e2- tegorias sociales muy alejadas: Ta discriminacion real se hace al nivel de las pricticas selectivas (la eleccién, cl gusto, et.) y sobre todo de la edhesin més 0 menos fuerte a Tos propios valores del consumo, Este Gltima punto exige sec comentado.” Sobre le prdctica comm mates del destino sia, remit moc mis ariba FUNCION-SIGNO ¥ LOGICA DE CLASE 49 La investigacién hace aparecer claras disparidades en- tre A y no A en determinados sectores: equipo, ali: mento de lujo, curiosidad intelectual (1). En otros sectores, los autores sevialan Ctriunfalmente) La débil dis- paridad entre los modos de vida de los A y de los no A. Asi el alimento cortiente, el equipo de base, Jos produce tos de tocador. La disparidad cs la més débil en los paises més ricos: Alemania, Inglaterra, Holanda. En Inglaterra, jel consumo medio de los no A en productos, de tocador para hombres es incluso superior al de los Al El criterio de les bienes consumidos no es, pues, determinante: Ia desigualdad fundamental esté en otra pare. Incluso si, escapando a la investigacién, la des- igualdad se hace més sutil,"" es poc encima de las ci fas, de las estadisticas y de la propia investigacién como hay que busear lo que ésta no quiere decir, Jo que ésta hace por ocular: que el consumo, con sus falsas agri pciones sociales, encubre la verdadera estrategia poll tica, y que es, por lo tanto, uno de Jos elementos even iales de esta estrategia politica, Une moral de esclavos En tomo de la posesién de los bienes materiales y cul turales se organiza toda una concepeién nueva de kt estratogia de clase. No se aparenta universalizar los va lores y los criterias de consumo sino para asignar mejor las clases “ieresponsables” (sin poder de decisidn) al consumo, y con esto preservar para las clases dinigentes Jo exclusive de sus poderes- La frontera formal que trazan los profesiomales de la estadistica entre los A y Jos no A es fundamentalmente una barrera social; pero ro separa a aquellos que gozan de un standing supe 50 FUNCION-SIGNO Y LOGICA DE CLASE rior de los que gozarin de | més tarde: distingue a aquellos que son por anadidura consumidores privilegia- des, aquellos para quienes los prestigios del consumo son fen cierto modo el usufructo de su privilegio fundamen- tal (politico y cultural) de aquellos que estin condens- dos al consumo y a resignarse a él triunfalmente como al signo mismo de su relegaciin social, para quienes el consumo, la profusiin misma de los abjetos y de es, Bienes marea el limite de las posiblidades sociales, aque- Ios para quienes Ja exigencia de culcura, de responsa- Bilidad social y de realizacién personal se resuclve en necesidades y 32 absuelve en los objetos que las satis facen, En esta perspectiva, que no es legible al nivel de los mecanismos aparentes, el eonstimo, fos valores de consumo se definen como el criterio mismo de una dis criminacién nueva: la adhesién a estos valores acta, como una moral nueva para uso de los esclaves. Hay que preguntarse si Ja salvacién social por eb consumo, si la prodigalidad, el gasto suntuario, atributo fen oteo tiempo de los jefes y de los grandes, no esté hoy concedtida las clases inferiores y medias; puesto que este cxiterio selectivo ha cedido el lugar, desde hace smucho tiempo, como fundamento del poder, a Ios exi- terios de produccién, de sesponsabilidad, de decision econémica y politica Hay qué preguntarse si determinadas clases no es tarin condenadas a hallar su salvacién en los objetos, condenados a los bienes porafernales— y, por lo tanto, de las clases siewvas y subalternas, 0 de os. gineceos condenados a los bienes parafernales—, y por lo tanto, destinadas a una moral de esclevos Cgoce, inmoralidad, imesponsabilidad), epuesta a una moral de amos (res: ponsabilided y poder) En este sentido, es absurdo hablar de “sociedad de ‘consumo’, como si el consumo fuera un sistema de var ores universal, propio de todos los horabres por estar FUNCION-SIGNO Y LOGIOA DE CLASE 51 fundado sobre Ja satisfaccion de las necesidades indivi- duales, Cuando, en realidad, es una institucién y una moral y, por ta] coneeptv, en toda sociedad consiituida © por venir, un elemento de la estrategia del poder. La sociologia es en esto, por lo general, victima y cémplice: toma la ideologia del consumo por el consumo mismo. Fingiendo creer que los objetos y el consumo (com en otro tiempo los principios mocales 0 la reli- gién) tienen el mismo sentido arriba y abajo de le escala social, acredita el mito universal del standing y sobre esta base va sociclogizando, ponderando, esteatifi- cande, correlacionando al capricho de las cifras. ‘Ahora bien, Io que kay gue leer, lo que hay que saber leet en la superioridad del upper class en equipo cléc- trico doméstico, © en alimento de lujo, no es precise mente cl adelanto que representa en Ik escala de los Deneticios materiales, sino su privilegio absohto, el cual se debe a que st preeminencia no se funda precisamen- te en Ios signos del prestigio y de Ia abundancia, sino cen otra parte, en las esferas reales de decision, de ges tién, de poder politico y econémico, en Ja manipulacién de los signos y de los hombres, remitiendo a los "Otros", las lower y las oniddle classes, a los fantasmas de Jauja..

También podría gustarte