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‘Histortadora, Universidad Nacional de | Colombia. Profesoraaststente del propésito de este cor to texto noes Otro que el de provocar una re- flexin conscienté y realis- ta acerca del fenémeno imaginario de la antioque- Fidad. Imaginario porque, al fin de cuentas, a pregun- ta que invariablemente se nos plantea en esta parte del curso de “Nuestra So- ciedad y sus Valores", es: 2Y cules gon las cualida- des y valores, reales y efec- tivos, que supuestamente encarnan los antiogiiefos? Obviamente, y por la necesidad de rigor crtico, se empezaré dudando de fas ideas que tradicional- mente han magnificado algunos aspectos de nues- tra idiosinerasia, asf como de innumerables escritos que han contributdo con claboraciones e interpre- taciones -bien intenciona- das., pero que contindan arrojando resultados de sobrevaloraci6n tradue dos en “Ia pujanza de la raza", “la fortaléza paisa” “la cultura antioquefia’ El planteamiento de fondo que se propone, para contrarrestar este estilo de pensamiento, es considerar esta figura como un MITO, que todo lo explica, lo soluciona yy, en el peor de los casos, todo lo justifica sin ningu- na argumentacién ética racional Antes de continuar, por los rechazos que pueda producir, permitasenos adelantar un par de acla- raciones que se consideran pertinentes: Primera a au- tora de este articulo es antioquefa. Nacida, no en el parque de Berio sino en Ja Otrabanda del fo Me- deli, Que vive, ama y ta- baja en su cludad, con la confianza que produce en- sefar sobre futur mejores. Por otra parte, quiere hacer evidente Ia'diftcal- tad que entraha esta te- itica: Se ha estudiado y escrito tanto sobre “Antioguiay sus fenéme- ros, que un articulo mas corre el peligro de Ia re- dundancia ya reiteracién, “Antioquia y los antioque- foshan sido quiz los més cestudiados por propios y fextranjeros eon més. sok venciayyerudiién,y levar 2 cabo esta sencilla tarea “Ail por la misma raz5e-, fue posible gracias tan s6lo al compromiso docente de Ia autora con la Universi dad Pontificia Bolivariana enc empefio de una Cul tura del Ser entre sus ceducandos. Este es un ideal que ‘muchos estamos compar. tiendo con la UPB., y es que los paisas venimos, hhace afios, confundiendo cel amor por Ia tierra de ‘nuestros padres con acti tudes regionalistas y ex luyentes -por tanto agre- sivas y ademds violentas -, que mo nos conducen a ningin fortalecimiento ‘como comunidad ni como sociedad, Quedando explicitas las salvedades, retornemos ahora ala propuesta lal 4 parti de las siguien- tes inguietudes: = £Como, cusndo y por {qué se configura el mito de “La Raza Paisa"? = 2Cuéles son los antece- dentes histéricos y eul- turales que posibilita- ron su surgimiento? + LQué efectos positives ha producido esa sobre~ valoracién y como en- cauzat efectivamente los negatives? Més que respuestas simplificadoras a estas cuestiones, nuestro interés cesté centrado en provocar tuna reflexién seria que mo- difique una actitud cons ciente © no -hasta ahora poco cuestionada-, para lograr unos eriterios més sélidos, la construccion de un proyecto ético més fir ‘me y resuelto, acorde con nuestras realidades socia- les, que nos rescate del pe- simismo y de la desespe- ranza colectiva. Para lograr tales efectos se presentan tres elemen- tos de andlisis: el histéri- 0, el axiolégico y el de un compromiso cultural efi- ccaz, reunidos bajo algunos ccuantos aspectos toma dos al azar. Sin entear a dirimir acerca de la leyenda negra {que estigmatiza al conquis tador y colonizador espa- fl, se tomaré como el ele: mento ancestral que més PENSAMIENTO HUMANISTA QQ) aportes otorgé a la idea que tenemos de Ia antio- quesidad: “La bisqueda del oro fue 1a causa inmediata de ta colo- nicacin espafola de la pro- vinia de Antioquia em el siglo XVI. Atratles por las leyen- das de fabulosas viquezasocul- tas y las noticias de hallazgos _sectivs, ls primeros congas tadores fueron seguidos bien pronto de numerosos inn grantes vascongados y ast Fanos", Espaftoles que no te- ran nada qué perder bus- cando fortuna en las re- cign adquiridas tierras de “EI Rey, Nuestro Seftor” y junto con la decision de la aventura (la misma de un Aantioquefio que se respe- te), trajeron consigo, desde sus lugares de origen a cre- dencial de “cristianos vie- jos, limpios de toda mala Subrayamos raza en Ia cita, porque significaba, mds que pureza de sangre, Ia de creencias religiosas siy mezela de ritos. musul- manes, gitanos 0 judios. 2actbw anrroauens Ent 5 scant, Roberto Ea. a fnstona’ be. antioauia (Colece. El Colombiana, Cindes Nocién ambigua para no- sotros pero plena de sig- nificados complejos desde “Com todo, ain persist la le yenda de que ta primitiva “Antioquia fue poblada por ju los sefardtes, a to que ha ‘emtribuldo la reputacion de ambiclses, de negociantes, do tados de aptitudes superores pare el negocio of cmer- Leyenda que cumple con Tos requisitos de lo le- gendario: perpetuarse en tuna tradiciOn para respal- dar Ia reputaci6n adq rida (gratuita o luchada). Noes nuestra intencién ahondar més en Ia dispu- ta, ya secular, de la pre- sencia judia. Ni es real- ‘mente importante a estas alturas. Para los objetivos de este trabajo, la cuestién ppuestas cualidades de hi- biles comerciantes y préc- ticos negociantes (aunque ro ha de faltar el zonzo y perez0s0). En tal caso, los in- migrates aguf radicados no fueron nobles. Més bien, si se quiere, hispanos comunes y corrientes apu- rados porlasuerte y a ne- cesidad, entregadosalabo- res materiales “adn en ofi- ios més vulgares [..] pa- reciéndoles més digno y honroso trabajar" Elloss,sencillos, auste- ros y modestos. Ttabaja- ron en los mis dispersos lugares donde encontra- OO rensammenro HUMANISTA ran qué hacer, buscando siempre mejores condicio- nes y recursos. De allf que el descendiente resultan- te tuviera disposicién a cemigrar facilmente, sin es- trechar compromisos la- borales ni establecer afec- tos con los_negocios, Ile vados més bien por el in- dividualismo, Esa movilidad geografi- ca (presente en los refra- nes y chistes), constituyé lun rasgo positivo, aunque bien pronto cayé en Ia errancia y desadaptacion. ‘Vagos eran os que no tentan rentas, ni bienes, ni sudo, nt ‘fico, nt benefice, ni ocupa- lin; ser hijo travies 0 jorna- lero sin estabilidad en una fir- a ajena, consttula vagancia ‘Ser pobre 0 desadaptado s0- ial era delito™®) Es decir, la pobreza era delito porque $e asociaha ala vagancia, a no tener nes. En diltimas, valores materiales y econémicos. "Ser pobres no es pecado. Pecado es no trabajar”, afirma el refrén actual. ¥ para el siglo XVIII peca- doy delito significaban lo mismo ante el abandono de los vagabundos ron-

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