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{NDICE Presentaci6n Edith Pacheco y Enrique de la Garza ..... 1.6... seeee seen nneee 13 Introduccién: trabajos atipicos, trabajos precarios: gdos caras de la misma moneda? Luis Reygadas.....-.. 2.0.0. e cece cece eee eee eens 21 Trabajos atfpicos: de la fabrica taylorista-fordista a la heterogeneidad del trabajo en la sociedad del conocimientO.. 6... c cece c cece e cece eect eaes 23 Primera dimensién de lo atipico: diferencias en la rama de actividad. Del trabajo fabril a la predominancia de los servicios de otros actores en el proceso de trabajo. . Tercera dimensi6n de lo atipico: diferencias en la naturaleza del trabajo e importancia creciente de sus aspectos inmateriales.............-....2. 00005 27 Cuarta dimensién de lo atipico: centralidad del conocimiento cientifico y tecnolégico.............. 28 Quinta dimensién de \o atfpico: diferencias en la espacialidad, trabajo a distancia y multilocalidad del proceso de trabajo ........--. cece eect eee e ees 29 Sexta dimensi6n de lo atfpico: creciente flexibilidad productiva............. Séptima dimensién de lo atipi de esquemas de salarios, prestaciones y formas de contrataciOn..............00 cee eee eee 31 8 INDICE Trabajos precarios: informalidad, inseguridad en el empleo, exclusién, ruptura de compromisos laborales y deterioro de los salarios y las condiciones de trabajo..... 33 Primera dimensién del trabajo precario: incremento de empleos informales, inestables e inseguros ......... 33 Segunda dimensién del trabajo precario: la desproteccién laboral, Tercera dimensi6n del trabajo precario: limitaciones en la seguridad social y las prestaciones. Cuarta dimension de la precariedad laboral: remumeraciones....- 2.2522... 2 eee e eee 7 7 2Cual es la relaci6n entre lo atipico y lo precatio? . «+» 40 Bibliografia ...... 2.6. c ccc e cence eee ete tenet eee 43 PRIMERA PARTE Discusién teérica, conceptual y empirica Trabajo a-tfpico, gidentidad o fragmentacién?: alternativas de andlisis Enrique de la Garza . wes 49 Antecedentes. . . 49 Hacia un concepto ampliado de trabajo. . . . 55 Trabajo a-tipico y conceptos ordenadores . - 64 Heterogeneidad, desestructuracién y pérdida de identidad... 0.0.66... sec c cece e teen eect ee rene eens 73 Bibliografia ... 2.6.02... c eee e eee eee eet e eee eee n tte eeee 76 Las carencias laborales en México: conceptos e indicadores Brigida Garcta.. . 81 Introduccion .. - 81 Los conceptos més utilizados sobre nuestra realidad Jaboral 0.00.00. cece eee ee eee tennenes 83 Desde el subempleo hasta la estrategia del trabajo decente 0 digno.... 2.6... cece cece eet ee nent eee eee 83 fNDICE 9 Los vinculos entre los cambios laborales y las transformaciones econémicas y sociale: Ejes de reflexi6n comunes e indicadores Consideraciones finales. Bibliograffa - 106 SkGUNDA Parte Heterogeneidad, precarizaci6n e incertidumbre laboral Precariedad laboral y la estructura del empleo en México, 1995-2004 Georgina Rojas Garcia y Carlos Salas Paez... Introducci6n Para caracterizar la precariedad laboral: estado del debate .. 121 La estructura del empleo en México: el empleo tipico, lejos del modelo estandar europeo del empleo digno..... 126 Las dimensiones de la estabilidad y la seguridad social del empleo en México. Los ingresos y la precarizacién del empleo Conclusiones. Bibliografia .... El empleo precario asalariado y globalizaci6n: ensefianzas desde Costa Rica Minor Mora Salas.......- 2.20.00 e ect e eee eens 161 Introducci6n .. 0... eee eect eee eee nen eee e eee 161 La especificidad y definicién de la precariedad laboral...... 164 Moderacion: rasgo central del proceso de precarizacién laboral en Costa Rica. «+. 168 Caracterizacién del empleo precario. . 177 Bibliografia . . . 195 10 ENDICE El trabajo juvenil en México a principios del siglo «x Orlandina de Oliveira .. 199 Acerca de la precariedad laboral . - 200 La situacién laboral de la poblacién jover algunos antecedentes ++ 203 Condiciones criticas de ocupacién ... + 207 Acerca de los factores sociolaborales . . 210 Acerca de los factores socioespaciales . . o-. 215 Acerca de los rasgos individuales y familiares. «+. 217 Consideraciones finales. . 220 « 224 228 La experiencia de la incertidumbre laboral Luis Reygadas Corrosién del caracter y esfuerzos para dignificar el trabajo precario: reflexiones sobre la incertidumbre laboral en los Estados Unidos. ........000.es errr erseee 274 La reflexion francesa sobre el desempleo: del impresionismo catastrofista al andlisis del deterioro de los lazos sociales. ......--...+-.5-+ De la pérdida del empleo a la protesta soci 269 278 argentina. +. 283 Espafia: la preocupacion por el desempleo juvenil . 289 México: persistencia del trabajo insegura y ciudadania laboral incompleta. 293 Ejes para el andlisis de la dimensién subjetiva de Ia incertidumbre laboral . . +++ 300 Factores de diferenciacién . . » 301 Aspectos tedricos y metodoldgicos. Aspectos sustantivos de la experiencia de la incertidumbre laboral. . . Bibliografia {NDICE 11 TERCERA PARTE El sector comercio y los trabajos atfpicos Las ventas multinivel vistas desde la perspectiva del debate de la precariedad Octavio Maza Introduccién . Empresas multinivel . . Empresas para mujeres. . El factor subjetivo .... Las empresas, una descripcién. . Avon Mary Kay Jafra Cosmetic’s Conclusiones. . Bibliograffa ... La deslaboralizacién en los supermercados colombianos Juan Carlos Celis y Nelcy Yoly Valencia Olivero..........+++-+ 341 PresentaciOn ........ 000 cece cece eee eee tee e eee e tees 341 Origenes de las precooperativas de trabajo asociado de empacadores/as... 2.2.6.6... cece eee eee eee eens 345 El trabajador-estudiante en el mundo laboral de un supermercado. . Consideraciones finales. Bibliografia . Anexo ... . 350 - 358 362 Cuarta Parte Precariedad laboral en la agricultura Precarizaci6n del trabajo asalariado en la agricultura Sara Marta Lara Flores. . Introducci6n . 367 . 367 12 {NDICE Incremento del trabajo agricola asalariado .. {Quién emplea a los trabajadores agricolas? . Mundializacién de Ja agricultura y reestructuracién de las empresas ..... 0.6660. e eee cee cnet eters Empleo precario: una constante en Ja agricultura MEXICANA. 6. eee eee eee teen eee ete e eee Movilidad de los trabajadores y precariedad en las condiciones de vida . Conclusiones. Bibliografia .... Heterogeneidad y precariedad labora! en Jos contextos menos urbanizados de México, 1991-2003 Edith Pacheco Gomez ..... 0.0... cece cece er ten eee e eee e nee Introducci6n . 2... ccc cece cece eet nen e eee Antecedentes: dindmica econémica y laboral a fines del sigh XX... cece e eee e eect eee eee tenes Magnitud y estructura de la fuerza de trabajo gConcentracién de la fuerza de trabajo agropecuari: Dindmica de la produccién en el sector agropecuario . Una aproximaci6n a la “multiactividad” .. Condiciones de trabajo precarias. Reflexiones finales .. Bibliografia . 411 - 412 - 421 - 426 » 434 . 435 - 370 +. 374 380 382 +++ 387 » 395 - 396 PRESENTACION Edith Pacheco” Enrique de la Garza** El proyecto que dio origen a este libro atravesé distintas etapas. Entre 1999 y el afio 2000 un grupo de investigadores de distintas instituciones nos reunimos con la finalidad de construir un espacio de discusién te6rico-empirico sobre la dindmica productiva y labo- ral.! En ese tiempo se discutieron diversos campos tematicos, entre ellos los modelos productivos, el mercado de trabajo, la migraci6n como puente de reflexién entre los modelos productivos y el mer- cado de trabajo, y un ultimo eje de vital importancia: Ja cultura y el trabajo. Por supuesto, se sostenfa que tanto la perspectiva de géne- ro como Ja dimensién espacial eran fundamentales en la compren- sién de los distintos campos tematicos. También se tenia claro que habfa un marco sistémico que abarcaba esta gran diversidad temé- tica; los modelos de produccién y reproduccién social. Después de realizar enriquecedoras sesiones de discusién durante mds de un afio, se decidié cerrar ese espacio de reflexién, con la finalidad de que cada integrante del seminario retomara las ideas de ahf ema- nadas y profundizara en sus respectivos ejes analiticos. * Profesora-investigadora del Centro de Estudios Demograficos, Urbanos y Ambientales de El Colegio de México. “* Profesor-investigador de la Divisién de Ciencias Sociales y Humanidades del Departamento de Sociologfa de la Universidad Auténoma Metropolitana-[zta- palapa. 1 El grupo original estaba constituido por los integrantes de Sociologia del Trabajo de la Universidad Auténoma Metropolitana-Iztapalapa y de El Colegio de Ja Frontera Norte, las estudiosas y los estudiosos del mercado de trabajo del Centro de Estudios Demogréficos y Urbanos y del Centro de Estudios Sociolégicos de El Colegio de México, y un grupo del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Auténoma de México, En esa primera etapa se conté con la valiostsima participacién de Vania Salles*. 13 14 TRABAJOS ATIPICOS Y PRECARIZACION DEL EMPLEO A mediados de 2005 se reiniciaron las discusiones y se incor- poré a nuevos integrantes al debate. En ese segundo encuentro se propuso un tema que pudiera vincular los diversos intereses inte- lectuales de los integrantes del seminario: las formas no “tipicas” de trabajo dieron nacimiento a un renovado espacio de reflexién. Los organizadores de este segundo seminario fueron Brigida Garcfa, de E] Colegio de México, y Enrique de la Garza, de la Uni- versidad Auténoma Metropolitana-Iztapalapa. Las reuniones mensuales se llevaron a cabo en las instalaciones de El Colegio de México, en su Centro de Estudios Demogréficos, Urbanos y Am- bientales. E] seminario tuvo una duracién de casi dos afios; resul- tado de las sesiones son los capitulos que se presentan en este libro. La ultima reunién se dedicé a presentar los primeros borradores de esos textos; los comentaristas asignados a los diferentes trabajos expusieron sus reflexiones y propuestas, y enseguida se inicié un profundo debate sobre cada documento. Ahora se ponen a consi- deracién de los lectores [os trabajos que resultaron de dichas sesio- nes, con la finalidad de dar pie a renovadas criticas y reflexiones. Mas que profundizar en el marco de debate del seminario —objetivo ampliamente logrado en la introduccién de esta obra—, la finalidad de esta presentaci6n es invitar a la lectura del libro; sin embargo, es preciso mencionar algunos aspectos que caracterizaron la dindmica de las discusiones. Al principio el seminario se titula- ba “Anidlisis de nuevas formas de trabajo” porque, como ya se mencion6, la idea inicial era construir un espacio de discusi6n en el que el andlisis sobre las formas no “tépicas” de trabajo permitiera tender puentes entre los diversos campos teméticos. Asi, las pri- meras reuniones se dedicaron a poner en la mesa de debates Ia inquietud sobre cémo otros definen lo tipico y lo que no lo es, lo que estd estructurado 0 no, lo seguro y lo inseguro, lo formal y lo informal, el trabajo material y el inmaterial, el informatizado, el simbélico 0 los traslapes entre espacios y tiempos de produccién y reproduccién. También se retomaron dos aspectos centrales: la cuesti6n sobre los ifmites del concepto restringido clasico de tra- bajo y la tarea de visibilizar la relacién entre el trabajo y la cons- truccién de sujetos laborales. El elemento que Ilevé a [a constitucién de este espacio de dis- cusi6n fue una transformaci6n fundamental: la creciente heteroge- PRESENTACION 15 neidad laboral. Durante largo tiempo los estudiosos del trabajo privilegiaron el trabajo asalariado e industrial; no obstante, la rea- lidad actual los ha Ilevado hacia una mayor comprensién de los distintos sectores econémicos y su especificidad. Al respecto, se plantearon tres formas, distintas pero evidentemente complemen- tarias, sobre Ja manera de “mirar” el trabajo: 1) los que lo ven como actividad productiva; 2) aquellos que estudian e] mercado de tra- bajo como un todo, y 3) los que se aproximan al trabajo desde la perspectiva de las instituciones o de Jos actores sociales. Ahora bien, en la base del debate se encontraba otra conside- racién central: la incapacidad del sistema actual para generar empleo. Por ello, uno de los intereses del seminario era dar cuenta de las reflexiones en torno a las condiciones en el mercado de tra- bajo. Desde luego, se plantearon diversas preguntas, entre elias: hasta dénde se puede hablar de nuevas formas de trabajo?, son éstas necesariamente precarias?, squé papel desempefia la tecno- logfa en su constituci6n? y, en ultima instancia, cud] es el limite entre lo precario y lo que no lo es? Por otro lado, si bien el seminario buscaba crear un espacio de discusi6n teérica con la idea de hacer un balance del estado del conocimiento y enunciar algunas propuestas, se consider6 impor- tante tener en cuenta Ia inquietud metodolégica en torno al cami- no entre la teoria y el referente empirico. La pregunta que motivé esas primeras discusiones fue ésta: gcémo se parte de la construc- cién conceptual a la cuesti6n de las indicadores? De este modo se planteé el problema de las asincronfas entre la evoluci6n conceptual y la generacién de informacién. Antes de exponer la estructura del libro, cabe mencionar que Jas discusiones en el seminario abarcaron muchos campos temati- cos que no se expresan en los encabezados de los capitulos. Es importante referirse a este hecho porque los trabajos en su conjun- to se enriquecieron con esas discusiones. Por ejemplo, hubo sesio- nes sobre los temas del trabajo decente y la calidad del empleo; 0 bien, se conté con la participacién de invitadas como Helena Hirata, quien presenté una reflexién sobre el tema del trabajo y Ia proteccién social, y Rocio Guadarrama formulé sus inquietudes en torno a las trayectorias y las identidades laborales. Marina Ariza —una de nuestras acompajfiantes constantes al inicio del semina- 16 TRABAJOS ATIPICOS Y PRECARIZACION DEL EMPLEO tio— no pudo participar con un capitulo, pues en los tltimos meses realizaba trabajo de campo fuera del pais; no obstante, en- riquecié las discusiones y aporté elementos de reflexién, en par- ticular con la presentaci6n de “Circuitos globales de precarizaci6n: migracién e insercién femenina”. Por ultimo, cabe destacar que el intercambio de bibliografia a lo largo del seminario fue esencial para lograr un elevado nivel de discusién. Esperamos que este esfuerzo sea un espacio de discusién que alimente la reflexién en este campo de estudio. El libro aborda tres aspectos que los(as) autores(as) consideramos de vital importancia. El primero es poner de manifiesto la existencia de una diversidad de perspectivas te6rico-analfticas; para ello, aquf se ofrece un con- junto de documentos que atienden al tema de la precariedad des- de diferentes perspectivas: por un lado, se da cuenta de las distin- tas dimensiones del fenémeno —por ejemplo, inestabilidad o falta de proteccién social—, pero también se pone el acento en una si- tuacién de gradacién de la precariedad, en la que la dualidad precario-no precario sdlo representaria los extremos de una gama de situaciones. Por otro lado, se trae a la mesa de debates el tema sobre las dificultades que se presentan en el plano de la conexién entre el marco teérico y los referentes empiricos. Un segundo aspecto se relaciona con el hecho de que el libro busca presentar la discusi6n en distintos Ambitos, tanto econémicos como geograficos. Asi, se presta atencién a las dindmicas en algu- Nos sectores econémicos menos atendidos en el campo de estudio: el comercio y la agricultura. Se podrd constatar que dichos textos tienen la ventaja de abordar dos discusiones de diferente orden, pero absolutamente complementarias, para comprehender el tra- bajo; en lo que respecta a la agricultura, el debate se realiza desde la perspectiva de la precariedad, mientras que el tratamiento ana- litico del comercio borda en torno a los trabajos atfpicos, los cuales pueden, ono, conformar contextos de precariedad. En cuanto a los Ambitos geograficos, se presenta la discusién en tres paises de América Latina: México, Costa Rica y Colombia; la finalidad es visibilizar las especificidades que puede tener el fenédmeno de es- tudio en cada contexto. Finalmente, un tercer aspecto, no de menor importancia, es la necesidad de presentar en el libro reflexiones sobre las diferencias, PRESENTACION 17 pero también sobre los nexos, entre los Ambitos objetivos y subje- tivos del amplio mundo del trabajo. Los(as) autores(as) del libro consideran que el tema de la subjetividad es absolutamente nece- sario en la comprensi6n de cualquier fenémeno por estudiar. En suma, los integrantes del seminario decidieron organizar el resultado de su trabajo en cinco secciones. El capftulo introduc- torio del libro constituye un excelente paraguas en la discusién: “Trabajos atfpicos, trabajos precarios: zdos caras de la misma mo- neda?”; en él, Luis Reygadas identifica diferentes dimensiones del trabajo atfpico y reflexiona sobre las posibles conexiones de éstas con la precariedad. La Primera Parte esté dedicada a la discusién te6rico-concep- tual-empfrica. Los trabajos que la conforman son los de Enrique de la Garza (“Trabajos a-tfpicos: zidentidad o fragmentacién? Al- ternativas de andlisis”) y Brigida Garcia (“Las carencias laborales en México: conceptos e indicadores”). Estos capitulos son muestra clara de la complementariedad de miradas expresadas a lo largo del seminario, de tal suerte que ambos conforman un panorama importante del estado del conocimiento desde la sociologia laboral y los estudios del mercado de trabajo. Ademés, el segundo trabajo proporciona al lector una gufa en la comprensi6n de Ja construccién de los referentes empfricos de cada perspectiva tedrica. La Segunda Parte constituye la expresién de la diversidad de ejes analiticos a los que condujo la inquietud inicial: el estudio de las formas no “tfpicas” de trabajo. Por ello esta parte se titula “Heterogeneidad, precariedad e inseguridad laboral”. Esta se ini- cia con el trabajo de Georgina Rojas y Carlos Salas, “Precariedad laboral y estructura del empleo en México, 1995-2004”, el cual considera elementos tales como la estabilidad en el empleo, la cobertura de la seguridad social y las condiciones de remuneraci6n de los trabajadores. Le sigue el capitulo elaborado por Minor Mora, “El empleo precario asalariado y globalizacién: ensefianzas desde Costa Rica”, cuya finalidad es presentar las formas de precariedad que se conformaron bdsicamente en la década de 1990 en un con- texto diferente del mexicano, puesto que en Costa Rica las reformas estructurales se introdujeron de manera gradual. El tercer trabajo de esta Segunda Parte es de Orlandina de Oliveira, “E] trabajo juvenil en México a principios del siglo 0”, y se refiere a las “con- 18 ‘TRABAJOS ATIPICOS Y PRECARIZACION DEL EMPLEO diciones criticas de ocupacién” de un grupo de poblacién que inicia su insercién al mercado de trabajo: los y las jévenes. Asi, ademas de las diferencias de contexto, esta parte da cuenta de las diferencias por generacién y género. Finaliza con el trabajo "La experiencia de la incertidumbre laboral”, de Luis Reygadas, quien tiene la peculiaridad de acercarse a las condiciones objetivas de la inseguridad laboral, pero busca especialmente rescatar su dimen- sién subjetiva. Ahora bien, como se mencion6, la amplia y rica tradici6n de los estudios desde la perspectiva de la sociologia del trabajo ge- neralmente se orienté al sector industrial, invisibilizando de cierta manera la dindmica productiva y laboral de otros sectores econémicos. Por ello, las uiltimas dos partes de este libro (“El sec- tor comercio y la precariedad laboral”) y “La precariedad laboral en la agricultura” presentan acercamientos analfticos a dos secto- res distintos al industrial: el primario (en el que se inserta el 12, 18 y 15% de la mano de obra de Costa Rica, Colombia y México, respectivamente) y el terciario (con la mayor insercién de mano de obra actualmente en Colombia, Costa Rica y México: mds de 60 por ciento). En Ja pentltima parte se presentan dos trabajos que retratan otras tantas actividades especificas en el sector terciario, referidas en especial a la rama del comercio, espacio econémico que, por ejemplo, en México absorbe 20% de la mano de obra. Lo intere- sante de estos capftulos es que abordan dos actividades que se encuentran entre los polos de contratacién: una en el comercio establecido y la otra en actividades de “venta directa” (las cuales no se rigen por contratos de trabajo, sino que son formas de in- sercién no asalariadas). Ademas, en esta parte se retoma la dife- renciaci6n espacial, pues cada uno de estos trabajos se refiere a una realidad distinta (México y Colombia). El capitulo “Las ven- tas multinivel vistas desde la perspectiva del debate de la preca- tiedad”, de Octavio Maza, destaca la importancia de esta actividad enel dmbito femenino y el papel de la familia en la conformacién de ese mercado especifico. En su trabajo “La deslaboralizacién en los supermercados colombianos”, Juan Carlos Celis y Nelcy Yoly Valencia analizan un tema central: la subcontratacién y su vincu- Jo con la precariedad laboral. PRESENTACION 19 La Cuarta Parte también comprende dos capftulos. El primero, “Precarizaci6n del trabajo asalariado en Ia agricultura”, fue elabo- tado por Sara Lara, quien —a pesar de la ya mencionada tendencia telativa a la invisibilizacién de otros sectores distintos al indus- trial— tiene ya una larga trayectoria dando cuenta de los procesos de flexibilidad en los contextos rurales. En esta ocasi6n Ja autora busca mostrar las condiciones de vida del empleo agricola asala- tiado y caracterizar a las empresas agricolas, especialmente el sector frutihorticola. En el tiltimo trabajo, “Heterogeneidad y pre- cariedad laboral en los contextos menos urbanizados de México, 1991-2003”, Edith Pacheco da cuenta del volumen, la estructura y las condiciones de trabajo de la actividad agropecuaria desde la perspectiva sociodemografica. PRIMERA PARTE DISCUSION TEORICA, CONCEPTUAL Y EMP{RICA TRABAJO A-TIPICO, ;IDENTIDAD O FRAGMENTACION?: ALTERNATIVAS DE ANALISIS Enrique de la Garza’ ANTECEDENTES Durante casi todo el siglo xx los estudios predominantes sobre el trabajo siguieron la linea que iba de los mercados de trabajo a los procesos de trabajo, a la regulacién de la relaci6n laboral y a las acciones colectivas vinculadas con el trabajo asalariado (De la Garza, 2002). Sin embargo, la permanencia, o bien la extensién, de las actividades no asalariadas, asi como de los trabajos informales (Rendon y Salas, 2000), precarios, vulnerables (Mora y Pérez Sainz, 2006), riesgosos (Beck, 2002), flexibles (De la Garza, 2002), no estructurados (tect, 2004), atipicos (De Grip, Hoevenberg y Willems, 1997), no estandar (Reglia, 2003), no decentes (Barreto, 1999), Ilevaron a una parte de los estudiosos a pensar que estas categorias antiguas y nuevas de trabajadores eran incapaces de constituir identidades colectivas amplias, proyectos 0 sujetos co- lectivos, que el futuro era de la fragmentacién y la reduccién a lo individual 0 a los pequefios sujetos (Castel, 2004; De la Garza, 1999). Los conceptos actuales de sociedad de riesgo (Beck, 1998), de corrosién de cardcter (Sennett, 2000) 0 de nuevo espiritu del capitalismo (Boltansky y Chapello, 2002) apuntan supuestamente a que ha terminado la seguridad en —y de— los empleos que habria carac- terizado al fordismo en la etapa del Estado benefactor, al limitarse * Profesor-investigador de la Divisién de Ciencias Sociales y Humanidades del Departamento de Sociologia de la Universidad Auténoma Metropolitana, Uni- dad Iztapalapa. 49 50 TRABAJOS ATIPICOS Y PRECARIZACION DEL EMPLEO. el pleno empleo, fragmentarse las biograffas y carreras profesiona- les y predominar el “trabajo fragil’, el flexible, el inseguro, con debilitamiento de la estructuracién de la identidad colectiva y tam- bién la individual, inicidndose asf una nueva cuestién social, la de Ja desestructuraci6n laboral, familiar, social, y del cardcter que ac- tuarfa en contra de la identidad individual y social (Beck, 2001). El trabajo se volverfa un collage de fragmentos de experiencia, que impedirfa el arraigo a un grupo social en particular, provocaria la fragmentaci6n del conocimiento acumulado, la superficialidad de Jas relaciones sociales, el desprecio por la antigiiedad laboral, y el propio espacio y el tiempo sociales se desestructurarfan. Pero el ca- pitalismo, que necesita legitimar la nueva situaci6n social, se apro- piarfa a la vez de las criticas a la vida laboral rutinaria del fordismo y las asimilarfa como necesidad de autocontrol del trabajador, y la exaltaci6n del reto del riesgo permanente; la critica a la explotacion, por su parte, serfa declarada anticuada y obsoleta. Sin embargo, al mismo tiempo que las organizaciones tradi- cionales de los trabajadores asalariados decayeron en casi todo el mundo, a partir de la década de 1980 aparecieron nuevos movi- mientos sociales (nuevo indigenismo, cocaleros, caceroleros, los sin tierra, la comuna de Oaxaca, etc.) (De la Garza, 2005). Hardt y Negri (2004), en su momento, los vieron como encarnacién de su antiguo concepto de obrero social, una suerte de universalizacién de la clase obrera, en vez de pensar en una multiplicidad de anti- guos, y sobre todo nuevos, sujetos colectivos. Una parte de estos sujetos, al parecer, no tenjan relacién con el mundo del trabajo, pero otros si se relacionaban con éste, aunque no siempre en la forma clasica de la relacién entre el capital y el trabajo, como son. los movimientos de vendedores ambulantes por defender su lugar de trabajo, de los taxistas piratas por su fuente de empleo, de los microbuseros por las rutas, etc. Es decir, hay la necesidad de expli- car las fuentes de la identidad y la accién colectiva entre trabaja- dores situados en relaciones no claras de asalariamiento, o bien que trabajan en estrecha imbricacién con clientes, usuarios y, tal vez, de recapitular sobre un concepto ampliado de trabajo que no se restrinja al asalariado. Aunque también es necesario pensar en las potencialidades de constitucién de identidades colecti- vas en los nuevos trabajadores asalariados. TRABAJO A-TIPICO, {IDENTIDAD O FRAGMENTACION? 51 Dos concepciones teéricas, relacionadas con el] avance del trabajo asalariado en las sociedades modernas, llevaron a la visi6n testringida del concepto de trabajo. Una fue la neoclasica, para la cual no hay otro trabajo por considerar sino el asalariado, el que se compra y se vende por un salario. La otra fue la marxista cldsi- a, para la cual, aunque el concepto de trabajo no quedaba restrin- gido al asalariado y se reconocfa como tal a toda actividad relacio- nada con la riqueza material de la sociedad, se privilegié también al trabajo asalariado y se pens6 que la clase obrera, en sentido restringido, estaba llamada a cumplir una tarea histérica. Por otra parte, desde el siglo xix se dio mayor importancia en las teoriza- ciones al tipo de trabajo que se realiza maquinistamente y con gran- des concentraciones de obreros en la fabrica, porque se daba por supuesto que habrfa una lfnea evolutiva moderna hacia estas formas de produccié6n y de empleo (Gortz, 1999). Lo anterior no implicaba ignorar que coexisten con el obrero industrial de la gran empresa otros trabajadores en empresas capitalistas de servicios y agricul- tura, e incluso ubicados en formas productivas no capitalistas al mismo tiempo, pero éstas serfan marginales en la linea evolutiva principal. La sociologfa del trabajo en sus origenes también dio la mayor importancia como objeto de estudio al obrero industrial de la gran fabrica maquinizada y luego fordizada, se preocup6 por sus rees- tructuraciones, pero poco dirigié la mirada hacia otros sectores de trabajadores (De la Garza, 2006a). De manera que la mayorfa de los conceptos acufiados por esta disciplina siguen arrastrando sus origenes industriales y modernos. En estas preferencias también habia un evolucionismo explicito o implicito: la gran empresa barrerfa con formas precapitalistas de produccién y el proceso de proletarizacin casi se universalizaria con el desarrollo del capita- lismo (Thompson, 1983). La importancia cl4sica del trabajo asala- tiado en la gran industria derivaba de la constatacién de su rele- vancia en la creacién del producto nacional, al menos en los paises desarrollados, pero también de la identificacién entre estructura productiva y sujeto. Esto, frente a la decadencia, en el mundo de- sarrollado, del empleo agricola y la aparicién todavia incipiente de servicios modernos (Moore, 1995). Y, efectivamente, paises desa- trollados como los del norte de Europa se convirtieron en Ja pri- 52 TRABAJOS ATIPICOS Y PRECARIZACION DEL EMPLEO mera mitad del siglo xx en sociedades de asalariados industriales (Handy, 1986). Pero desde hace varios decenios el empleo en la industria en el mundo ha disminuido en favor de los servicios, las micro y pe- quefias empresas en el Tercer Mundo no han tendido a disminuir, los trabajos precarios se han incrementado, junto con la aparicién. de nuevas calificaciones. Es decir, la importancia de los trabajos no clasicos, en el sentido de no seguir la linea evolutiva de la gran empresa manufacturera, se ha incrementado y permanecen muchos de los antiguos (Jurgens, 1995). En América Latina fueron primero los conceptos de margina- lidad y de informalidad' los que pretendieron dar cuenta de “ano- malfas” en el desarrollo mencionado, con la coexistencia de secto- res tradicionales y modernos, sin una clara sustitucién de los unos por los otros. Posteriormente en los paises desarrollados se ha dado importancia a los trabajos atfpicos,” e interesaron las nuevas formas de precariedad, de exclusién, de inseguridad en el trabajo o de flexibilidad. Es decir, existe una gran diversidad conceptual para captar nuevos trabajos, y en América Latina antiguos trabajos, distinguibles de los trabajos “tfpicos” (Perrons, 1994). Por trabajos tipicos no habria que entender necesariamente los que fueron o son mayoritarios en la poblacién ocupada (situacién que nunca fue cierta para los paises subdesarrollados), sino aquellos que fueron considerados en la teorizacién e investigacién empirica como la linea principal de evolucion del trabajo (industrial, fordista, estable, regulado) y que tal vez sea mejor lamar clasicos. En pafses como México, los trabajos no cldsicos (preferimos esta denominaci6n, para evitar la impresién de que se trata de los 1 Como bien sefiala Salas (2006), hay numerosas definiciones de trabajo informal, en parte por el énfasis en las definiciones operacionales antes que en las te6ricas. La definicién inicial de la misién de la orr en Kenia lo consideraba como aquel de ‘escasos recursos, propiedad familiar, produccién en pequefiaescala, de mano de obra intensiva, con tecnologfas adaptadas, calificacién de la mano de obra adquirida en Ja prdctica, con productos para mercados no regulados y competitivos. Luego se tendié a considerar la unidad de andlisis a la empresa y se le definié como el tra- bajo en los micronegocios. Tokman (1987) sefiala que el énfasis se ha puesto final- mente en las caracterfsticas de la relaci6n laboral sin seguridad, vulnerable. 2 Algunos les llaman también no est4ndar o no estructurados, aunque si por estructurado se entendiera sujeto a reglas, investigaciones posteriores han mostra- do gran estructuracién de actividades consideradas atfpicas por medio de reglas informales. TRABAJO A-TIPICO, gIDENTIDAD O FRAGMENTACION? 53 que implican el menor porcentaje de la poblacion econémicamente activa [PEa]) siempre han sido mayoritarios y, pese a ello, su estudio ha sido despreciado al menos en dos de Jas tres perspectivas en que se han desarrollado los estudios laborales (Portes, 1995): 1) La perspectiva de estudio del trabajo como ocupacién y como actividad productiva, es decir, el trabajo en el proceso mismo de trabajo, que significa salario, ntimero de empleados, pero es- pecfficamente las relaciones entre los actores laborales (las tfpicas Serian entre obreros, supervisores y jefes, gerencia) y con los me- dios de produccién. En esta perspectiva, el concepto ordenador clasico ha sido el del control sobre el trabajo. Control de tiempos de trabajo, de métodos, de movimientos, de momentos de interven- cién, de herramientas 0 equipo, de ritmos, de calidad, de produc- tividad, por parte de la gerencia 0 de los trabajadores. En este sentido, los andlisis clasicos pusieron el acento en la evolucién del trabajador de oficio que tenfa gran control sobre su trabajo me- diante una calificaci6n aprendida en la prdctica hacia el obrero controlado por la maquina y por la organizacién taylorista-fordis- ta del trabajo, con predominio de trabajadores no calificados que realizan tareas rutinarias, simples, estandarizadas y medidas, con escaso control sobre su trabajo y, finalmente, hacia el trabajo en Pprocesos automatizados, o bien, con formas toyotistas de organi- zacién con elevacién de las calificaciones, mayor responsabilidad, capacidad de decisién e identificacién del trabajador con su tra- bajo (Camaiio, 2005). Sin embargo, para los trabajos que hemos llamado no clésicos, las categorfas de andlisis de los procesos de trabajo se complican respecto de las mencionadas, en varios sentidos: a) Para procesos de servicios en los que el cliente, derechoha- biente o usuario esté implicado en el propio proceso de produccién y, por tanto, el control sobre el procese introduce a un tercer agen- te, que no es obrero ni empleador, en el propio proceso de produc- cién (De la Garza y Neffa, 2002). b) Los trabajos desterritorializados, como la venta a domicilio, que subvierten [os conceptos de jornada de trabajo y de espacio productivo y, por tanto, de cémo se controla (Maza, 2006). 54 TRABAJOS ATIPICOS Y PRECARIZACION DEL EMPLEO c) La produccién meramente de simbolos, como la generacién de espectdculos publicos o de software no sujetos histéricamente a una etapa taylorista fordista y que siguen dependiendo en buena manera de las cualidades del trabajador (David y Foray, 2002). 2) El enfoque econémico y, por otro lado, el sociodemogréfico del mercado de trabajo. Estos enfoques son los que mds se han desarrollado en el estudio de antiguos trabajos a-tipicos y de los nuevos (Garcia, 2006), al menos desde los estudios sobre margina- lidad y posteriormente informalidad. Sin embargo, el nivel de andlisis (por sexo, estratos de edad, de escolaridad, de region, de ingreso, de estado civil, etc.) muchas veces no permite distinguir las antiguas ocupaciones y las nuevas al subsumirlas en estratos genéricos como los mencionados, en los cuales las distinciones son de grado mds que de calidad de las ocupaciones. En estos enfoques han prosperado los conceptos de informalidad, de precariedad, de exclusién, de riesgo, de trabajo no decente (Garro y Rodriguez, 1995; Gonzalez de la Rocha, 1994), y nuevamente el nivel de ana- lisis no siempre permite captar la trayectoria que conduce hacia la construccién o no de identidades de los trabajadores no cldsicos, salvo que se sostenga una perspectiva estructuralista en la cual las posiciones sociodemograficas y de ocupacién determinarian formas de conciencia y de accién. Una complicacién seria que, en sentido restringido, una parte de los trabajos a-tipicos no forman parte de un mercado de trabajo, en el sentido de clara compra-venta de fuer- za de trabajo por un salario, aunque muchos de los trabajos a co- misién, de los contratados como servicios profesionales o subcon- tratados, podrian asimilarse al trabajo asalariado (Garcia y De Oliveira, 2001). Ademés, visto el proceso en su globalidad y como construccién social, en la compra-venta de fuerza de trabajo influ- yen las trayectorias laborales, y éstas pueden implicar diversos momentos de trabajo, asalariado o no (Benerfa y Roldan, 1987). Asimismo, el encuentro, cuando lo hay, entre oferta y demanda de trabajo puede ser enfocado como una construccién social de ven- dedores y compradores de trabajo con intervencién de otros acto- res, como la familia, el Estado, etc. Es decir, el mercado de trabajo también puede analizarse como interaccién entre sujetos que se mueven en ciertas estructuras que dan sentido a su situacién y que TRABAJO A-TIPICO, gIDENTIDAD © FRAGMENTACION? 55 éercen acciones tendientes a la venta o compra de fuerza de tra- bajo o a la construccién de una ocupacién (Ariza y De Oliveira, 2004). El concepto de construccién social de la ocupacién puede abarcar tanto las ocupaciones asalariadas como las que no lo son. 3) Por ultimo, el enfoque de la regulacién del trabajo, que tra- dicionalmente ha interesado a especialistas en derecho laboral, en telaciones industriales, administraci6n, sociologia 0 ciencia politi- ca. Aqui el énfasis se ha puesto en la construcci6n de las reglas de c6mo trabajar en un dmbito amplio, que comprenda toda una so- ciedad, una rama, una empresa o un lugar de trabajo, también en Ja forma de dirimir los conflictos obrero-patronales y la seguridad social (Senise, 2001). Los actores cldsicos son los sindicatos, empre- sarios y Estado. Sin embargo, cuando pasamos al trabajo no clasi- co aparecen problemas importantes, como los siguientes: si es posible hablar de regulacién laboral para el trabajo no asalariado, las reglas —escritas 0 no— para los trabajos no asalariados, por ejemplo los vendedores ambulantes, y que esto no puede reducir- sea la constatacién de que no tienen contrato de trabajo escrito; los derechos de los derechohabientes, usuarios o clientes implicados en la prestacién de servicios frente a trabajadores y empresa si la hay; los problemas de la regulacién del trabajo para las actividades sin un territorio o un tiempo de trabajo determinados. De cualquier modo, la regulacién del trabajo, sea explicita o implicita, puede ser analizada también como construcci6n entre actores que se mueven enestructuras que los constrifien, pero que dan sentido a su situa- cién, negocian o no, interactian. HACIA UN CONCEPTO AMPLIADO DE TRABAJO El concepto de trabajo ha cambiado histéricamente, de manera que conviene recapitular acerca de la construccién de su significado. En su aspecto mis basico, el trabajo puede entenderse como la transformacion de un objeto de trabajo como resultado de la acti- vidad humana utilizando determinados medios de producci6n para generar un producto con valor de uso y, en ciertas condiciones, con valor de cambio. Esta actividad no es aislada, sino que implica cierta interaccién con otros hombres; como resultado de la misma, 56 TRABAJOS ATIPICOS Y PRECARIZACION DEL EMPLEO el hombre genera productos y él mismo se transforma. Ademés, el trabajo implica cierto nivel de conciencia, de las metas, y de la manera de lograrlas. Esta definicién tan general tiene que ser con- textualizada historicamente: 1) Primero, en cuanto al objeto de trabajo y los medios de pro- duccién. Antes de que adquiriera importancia la producci6n inma- terial, el objeto de trabajo provenia fundamentalmente de la natura- leza, de manera inmediata o mediata, como resultado de trabajos anteriores. Sin embargo, si algo caracteriza y modifica a los anterio- res conceptos de trabajo y de procesos de trabajo a fines del siglo xx, es la extensién de la produccién inmaterial y de la transformacién y generacién de objetos puramente simbélicos. La produccién in- material es aquella en la que el producto no existe por separado de la propia actividad de producir y que de manera ideal comprime en un solo acto las fases econémicas tradicionales de produccién, circulacién y consumo. Esta compresi6n del proceso econémico pone en relacién directa, en el acto mismo de la produccién, al productor con el consumidor-cliente. Se tornan complejas, asf, las relaciones sociales de producci6n al hacer intervenir a un tercer sujeto de ma- nera inmediata en el proceso de producci6n junto al trabajador y su patrén, cuando es trabajo asalariado. Son los casos de los servicios de salud, los educativos, los de esparcimiento, los de transporte, etc. En una parte de la produccién inmaterial el objeto material sigue siendo importante; por ejemplo, el film en el cine como espectaculo, o el alimento en el restaurante. Sin embargo, el proceso completo implica la participacién directa del consumidor en al menos una parte de la produccién del espectdculo o del servicio de restaurante. En otros, el producto es meramente simbélico. La necesidad de incorporar los servicios al andlisis de las ocupaciones, las regulaciones y los procesos productivos, intro- duce especificidades que hacen dudar de algunas de las caracte- risticas clasicas del trabajo como algo universal. Si una parte de ? La caracterizaci6n de los tipos de trabajo por media de variables sociodemo- gréficas —edad, escolaridad, estado civil, género y otras del mercado de trabajo, como calificacién, ntimero de empleados, salarios y prestaciones, e incluso las que apuntan al proceso de trabajo, como la jornada o a la regulacién como existencia de contrato escrito— permite distinguir todos los trabajos por estratos de niveles de variables como las mencionadas, pero cabe preguntar si la profundizaci6n del fe- TRABAJO A-TIPICO, ;IDENTIDAD O FRAGMENTACION? 57 los servicios implica que el producto no es separable de quien lo produce o quien lo consume, es decir, que el proceso producti- vo implica la compactacién entre la actividad del trabajador que lo produce en el momento de su generaci6n, con la distribucién a los consumidores y el acto mismo del consumo, esto implica una reformulacién de quiénes son los actores en el proceso productivo. Siel servicio es capitalista, seguirdn presentes trabajadores asala- tiados y empresarios, con los respectivos mandos medios, pero entrard de manera directa, en el proceso de producci6n, un tercer actor que no se presenta en el mismo como asalariado ni como patr6n, que es el consumidor, usuario, derechohabiente, etc. Y en- tra de manera directa porque el producto —salud, educacién, servicios bancarios, de restaurante, de transporte— no se puede generar sin su presencia, al menos en momentos clave del proce- so de produccién. Porque estos servicios no se pueden almacenar, tienen que consumirse, finalmente, en el momento mismo de la produccién. De modo que la manera de consumir es al mismo tiempo forma de produccién y, especialmente, complica el proble- ma de las relaciones sociales y de control dentro del proceso de produccién. Por otra parte, una cantidad creciente de objetos no provienen de la naturaleza, sino que son productos puramente simbélicos, y aunque se plasmen en forma material, este sustrato es poco rele- vante frente al aspecto simbélico del producto. Por ejemplo, la creacién de conocimiento que puede encarnar en programas de computadora (software); su valor e importancia estriban en el con- tenido simbélico, hasta cierto punto independiente del soporte material que sirve para la transmisién; otros productos simb6licos se consumirdn en el acto de produccién, como seré el espectéculo musical en vivo. Generalizando: objetos, medios de produccién y productos, tanto en la produccién material como en la inmaterial, pueden analizarse en sus caras objetivas y subjetivas, con la posibilidad de que, en el extremo, lo objetivo y la objetivacién sean puramente subjetivos, como significado subjetivo pero también como signifi- cado objetivo (Shutz, 1996). némeno laboral s6lo podria lograrse extendiendo ese tipo de variables o viendo lo laboral como proceso de interaccién y creacién simbélica, 58 TRABAJOS AT{PICOS Y PRECARIZACION DEL EMPLEO. 2) En cuanto a la actividad de trabajar, ésta implica el desgas- te de energfa de trabajo; sin embargo, la gran transformacién viene por la mayor importancia del aspecto intelectual del traba- jo respecto del fisico, sin suponer que este tiltimo pueda realizar- se sin la intervencién de lo intelectual. No obstante, el concepto de trabajo intelectual resulta extremadamente abstracto frente a las complejidades del aspecto subjetivo del trabajo. De tal forma que cabrfa hablar mejor de trabajo en sus caras objetiva y subjeti- va con un producto objetivado, pero que muchas veces, como en Ja produccién inmaterial, no es posible separarlo ni siquiera del acto mismo de creaci6n. La objetivacién se da de manera automé- tica en otro sujeto, el cliente o usuario, y no en un objeto separado de los dos, es decir, se trata de una subjetivaci6n. Asf, se puede hablar de una objetivaci6n o de una subjetivacién de simbolos que, por tanto, no s6lo resulta del trabajo del productor sino también del aporte del consumidor. El aspecto subjetivo del trabajo puede implicar conocimiento, pero también valores, sentimientos, esté- tica, formas de razonamiento, cotidianos o cientificos, plasmados en discursos. La actividad laboral es ala vez interaccién inmedia- ta o mediata entre sujetos, el cara a cara en la actividad producti- va sigue existiendo, pero no es una condicién necesaria de los procesos productivos actuales. Cabria mejor hablar de una comu- nidad simbélica del trabajo que puede tener lazos materiales més o menos fuertes. Asi, el sentirse parte de esta comunidad del tra- bajo no depende ya del cara a cara, sino de la intensidad subjetiva y material de los lazos, que pueden ser mediatos. Esta manera de ver la interaccion laboral podria Ilevarnos mas adelante a trans- formar conceptos superficiales de identidad que parecieran venir de una antropologia de las comunidades preindustriales (De la Garza, 2006). Es decir, la diferencia histérica entre trabajo y no trabajo no pue- de ser determinada por el tipo de actividad o de objeto, sino por ser generadora de productos titiles, en articulacién con ciertas relacio- nes sociales de subordinacién, cooperacién, explotacién o autono- mia. Esta ubicacién permite, junto a otros niveles de la cultura y el poder, conferir ademés significacién social al trabajo, definir qué es trabajo frente a lo que no lo es; valorar el trabajo en términos morales e identitarios, asi como en términos econémicos. TRABAJO A-TIPICO, g1DENTIDAD O FRAGMENTACION? 59 3) Trabajo y reproduccién social de la fuerza de trabajo. La producci6n es también reproduccién social (Barrere-Maurisson, 1999), es decir, en la producci6n se reproducen relaciones sociales, pero hay una parte de la reproduccién que se considera fuera de la produccién (reproduccién externa). Se trata en parte del trabajo de reproducci6n en Ja familia para satisfacer necesidades de aloja- miento, alimentacién, esparcimiento, cuidado de los nifios, que no adquieran un cardcter mercantil, pero también las relaciones per- sonales, sentimentales, en el medio urbano o rural, no productivas. Por otro lado, en muchos lugares del planeta se expanden o man- tienen los trabajos mercantiles y de subsistencia no capitalistas: el campesino, el por cuenta propia, el trabajo familiar para la venta ono (Cortés, 2000). Algunos trabajos no asalariados destinados a la venta, finalmente han llegado a ser reconocidos por organismos internacionales como trabajo; las teorias feministas reivindican el reconocimiento del trabajo doméstico no mercantil como traba- jo, relacionado, por ejemplo, con el concepto de doble jornada (Rubalcava, 2001). Hay actividades en las que noes posible separar tajantemente produccién de reproduccién externa; por ejemplo, en el trabajo a domicilio, en muchos trabajos familiares para la venta, enel autoempleo, en el trabajo doméstico, en la venta callejera y a domicilio. Desde hace tiempo los espacios reproductivos con crea- cién de valor y los de reproduccién genérica de Ja fuerza de traba- jo se traslapan, y actualmente surgen otros, como el teletrabajo en casa. Y este antiguo y nuevo fenémeno, opacado ante la fabrica capitalista que segments los tiempos y espacios de produccién de los de reproduccién genérica, no recibieron la debida atenci6n desde el punto de vista productivo y para la constitucién de sub- jetividades y acciones colectivas. 4) Por otra parte, el surgimiento de muchos “servicios produc- tivos” para las empresas —de reparaci6n, disefio, ingenierfa, junto alos tradicionales de comedor, limpieza, vigilancia— abre la posi- bilidad de una extensién de la manufactura directamente hacia los servicios que incorporan valor al producto material o inmaterial final y que, vistos en forma aislada se les separa de dicha manu- factura, cuando forman en realidad parte integrante de la valori- zacién en la misma. Es decir, dentro de la propia manufactura se complica la nocidén de proceso productivo y de cudles son sus lf-

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