Ser por el tiempo devastado, por las luces del presente y por las luces del pasado. Ir al frente, sin sentir cuanto he avanzado, y sin querer ser escuchado. Slo andar siempre arrojado, ir y venir, desde el viento hacia el sol escarpado, desde la lluvia, hasta el mar azulado. Y al final del camino, exhalar todo el aire acumulado, sabiendo que ese peso, al fin se (me) ha liberado.