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Cuademos CIVITAS Diceores; Manvel Alooso Oles, Rafael Calo Onepe, Vis DEE Marve! eduardo Garcia de Entersa, ests Gonzilez PS PecatR relio, Menéndez, Juan Montero Aroca, Gory Wi fguer Mourullo, Rodrigo Uria y Gustavo Villapalos Alfredo Montoya Melgar Catedritico de Derecho del Trabajo de la Universidad Complutense de Madiid Derecho y Trabajo \ EDITORIAL CIVITAS, S. A. L 1 a8 a< SOBRE LA ESENCIA DEL DERECHO DEL TRABAJO SUMARIO [EL TRABAJO OBJETO DEL DERECHO DEL TRABAJO: PERFIL SOCIAL. LA JURIDIFICACION DEL TRABAJO OBJETO DEL DERECHO DEL TRABAJO: EL. CONTRATO DE TRABAJO. 1. El contrato de trabajo, negocio de atnbucién de ta tilidad patrimonial del trabajo 2. El-contrato de trabajo, negocio de atribucién det poder de ordenar la prestacion l4boral 3. Elcontrato de trabajo, ej institucional del Derecho del Trabajo LA SUPERACION DEL «DO UT IDES» CONTRACTUAL: INSTITU- CIONES DE PARTICIPACION, TUTELA ¥ CONFLICTO. ESTRUCTURAS ORDENADORAS Y ESTRUCTURAS ORDENADAS EN EL DERECHO DEL TRABAJO. EL CONCEPTO DE " DEL TRABAJO. EL DERECHO DEL TRABAJG COMO FENGMENO SOCIO. CULTURAL. En una de sus obras de ed —lIa «lntroduccién a la Teoria del Derecho»— se preguritaba KANT por el set del Derecho, respondit ndose a sf| mismo con palabras ocd consoladoras. A su juicio, la pregunta sobre qué-es EP Derecho debe sumir al jurista er Ia misma perplejidad aque al l6gico la pregunta sobre qué ¢s la verdacl Por dl contrario, el filésofo de Koenigsberg ‘estimaba mucho més sencilla y asequible Ja tarea del jurista positive, que puede, sin. duda, decimos qué.cs Derecho en un momento dH ex dec ue se TSPY= dicen han dicho en un. I i rminados» | El estudioso del Derecho positivo, por desgracia, no puede compartir totalmente el optfmismo kantiano sobre Ir facilidad del conocimiento de fo que deba reputarse 7 Kan: furoduci6n a la Teri del Dipecho, wad. de F. Gonailer Vieén, Madrid, 1954, p. 78. yp aw | Derecho en un lugar y momento dados. No es ya sélo ue eos juristas empecemos a balbucear sinos preguntan vor el ter del Derecho», como se ha escrito glosando al propio KANT, es que nuestra turbacién nace desde el Fromento mismo en que nos proponemos, desprovistos de cualquier intencién filos6fica, la simple definici6n técnica del Derecho, en su conjunto 0 en uno de sus sectores singulares. ‘Acste dltimo y més concreto tipo de investigacién van a referinse mis reflexiones de esta tarde, con el propésito de aproximarnos —ustedes y yo conjuntamente— a la tsencia de una de las mas vigorosas y trascendentales tamas del Ordenamiento juridico: el Derecho del Trabajo. Mi empefio es el de sumar un esfuerzo mas —al final ustedes juzgardn si fructuoso— ala larga y no interrumpida cadena de esfuerzos dirigidos a que en el Derecho del ‘Trabajo se vea «todo més claror, como diamos-acogiendo la justa aspiracién del poeta’, 1. EL TRABAJO OBJETO DEL DERECHO DEL TRABAJO: PERFIL SOCIAL Los estudiosos del Derecho del Trabajo nos hallamos én situacién comprometida cuando nos proponemos quin- taesenciar lo especificamente diferenciador juridica que cultivamos, Nuestra situacién hasérer extrem de que la propia denominacion de «D Ia propia denomine recho del Trabajo» no es sifio una pur: 1 simplificacién y, si 2 A. Gancia VaLDECASAS: El Derecho y el filésofo, en tlomendi¢ * Xavier Zubirin, Madeid, 1953, p. 105. 'B. Gauinns: Todo mds claro, en «Poesias completas», Barcelona, 1971, pp. 592 y 88. me obligan ustedes a ser més terminante, no es sino una pura inexactitud, porque evidentemente no todo trabajo se incluye en el recinto ordenador de nuestta disciplina {Qué tabajo es, entonces, el que despierta la atencién del legislador hasta el punto de llevarle a edificar un Derecho nuevo, instrumentado sobre principios, sobre relaciones e incluso sobre normas peculiares? Contestar a esta pregunta es tanto como dilucidar la cuestién del set del Derecho del Trabajo, puesto que éste se define, como otros sectores del Derecho, en atencién a le materia social objeto de regulacién, De aqui que nuesipa atencién se centre, a partir de.este momento, en el empeiio de clatficar la naturaleza —la naturaleza social por lo pronto; la naturaleza juridica mas tarde— del trabajo que ordena el Derecho del Trabajo. Por supuesto, es dee todo trabajo su finalidad uiilisaria. El trabajo Fumano —hos dirt Henri BERGSON en Lévolution créatrice*— consiste en crear utilidad. Pero no toda actividad dotada de ufilidad es susceptible, : mis, de ser regulada por el Iperecho del Trabajo. Es preciso que dl trabajo seq socialihente dil, que ponga.asu autor en contacto con”otos hombres sobre los que tal utilidad refluya, El trabajo autisth 0 intransitivo, exclusiva- mente realizado en interés propio, queda al margen de la preocupacién ordenadora del Derecho del Trabajo, al que sélo importa el a dD ‘entenilido como «accién social, segtin la clasica expresién de Mf WEBER’. gPor qué esa desatenci6n del Derecho de! Trabajo hacia las ocupaciones 4 HL BeRoson: Lévolution eréatrice, Paris, 1948, p. 297, 5M, Wener: Economia y Sociedad, I| México, 1964, p. 5 14 en utilidad propia? La explicacién no es dificik ¢l trabajo ejecutado exclusivamente en interés propio es intrascen- dente para la sociedad, en el Iteral sentido de que su realizacién no trasciende a los demas y, por tanto, social- mente resulta no-significante. La dedicacién del coleccio- nista que estudia y clasifica sus piezas filatélicas, 0 el guehacer del pintor de domingo que invierte su tiempo de ocio en una actividad aristica sin otro fin que su personal complacencia, son ejemplos tipicos, entte otros muchos que se podrian inventariar, de actividades carentes de capacidad de atraer sobre sf la accién ordenadora del Derecho del Trabajo, Pues, gqué sentido tendria regular Jo absolutamente irtegulable, la actividad perteneciente al dominio privadisimo de la persona, y desprovista de interés social, al menos inmediato? El desinterés del D: hacia este tipo de actividades desaparece cuando el trabajar para si.mismo se torna ep srabajar_para_otrg. Cuando ¢lico_o el_pintor de nuestro ejemplo realizan su quehacer en beneficio de otra persona, aparece un ingrediente de alteridad u otredad que teclama la intervencién del Derecho. Ahora bier actuar en beneficio ajeno puede ir presidido por un énimo de liberalidad o, al contfario, por una intenci6n lucrativa Solo en este tiltimo caso — trabajo sitil en el doble sentido de que aporta un beneficio tanto al que lo realiza como a su destinatario— la actividad humana importa en principio al Derecho del Trabajo, Por su propia naturaleza liberal y graciable, las «operae sratis datae», los trabajos amistosos o de complacencia, no exigen ningtin especial régimen juridico para su desenvol- vimiiento; el legislador carece de razones serias para invadir este dmbito de actividades movidas por la generosidad y a las que es ajena toda connotacién de derecho o debet. El trabajo objeto del Derecho del ‘Trabajo es, por lo pronto, el realizado para obtener una compensacién contraprestacidn a cambio, afirmacién de alcance mis importante def que pueda inferirse a primera vista, puesto que en ela vino ada menas aus 5 een si bred 9 volume el coal Este decide, cen efecto, trabajar movido por una voluntad de ganancia, con lo que su posicién juridica difieré radicalmente dela del esclavo 0 siervo, constrefiidos neceseriamente al trabajo, al margen de cualquier motivation personal. El trabajo forzoso queda asf situado a extram! del Derecho del prestacién personal administrative TL _LAJURIDIFICACION DEL TRABAJO OBJETO DEL DERECHO DEL TRABAJO: EL CONTRATO DE TRABAJO Asi pues, una primera conclusién es la de que la materia 1u objeto social del Derecho dé) Trabajo consiste en un determinado tipo de trabajo, a saber, el ealizado volunt rlamente en utilidad de un is obtener de éste un bien a cambio. Naturalivient¢, esta caracterizaci6n me ramente social del trabajo objeto de nuestra disciplina lleva en germen, pero s6lo en fermen, una significacién juridica, Es precisa la mediacidn| de la técnica juridica para que las puras categotias sociales de transmuten en categorfas juridicas. Ese tansito, auténtiqo proceso generador del Derecho del Trabajo, tiene lugde con la invencién de una fundamental institucién juridica: el contrato_de trabajo, que presta forma juridica a Id que hasta entonces eta simple sustancia social, apenas normada por el esboz0 de legislacién que suponian los preceptos de los Cédigos 21 w civiles dedicados a la regulacién del arrendamiento de servicios Este proceso de tecnificacién 0 formal materia social subyacente en el Derecho del Trabajo dis- curre a través de paralelas conversiones: la voluntariedad social se toma consentimiento contractual, el trabajar para otro se transforma en trabajar por cuenta y bajo depen. deficia ajenas, el puro interés en obtener un bien acambio def trabajo pasa a ser derecho a la prestacién retributiva, Las tan estudiadas, debatidas y por lo comin mal enten- didas notas de la ajenidad y la dependencia no son pues predicables, como acostumbra a hacerse, de ln materia social objeto del Derecho del Trabajo, sino que corres ponden a un estudio ulterior de desarrollo juridico de tal materia. En este beso de uifcacn del oie del Rerecho del Trabajo desempefian una funcién primordial dos no- ciones qute la legislacién exige concurrentemente, y qu la docttina cientifica, sin embargo, se empefia en enfrentat, como si se tratase de conceptos incompatibles y excluyentes entre st, Me estoy refiziendo, claro esté, alas nociones de tsabsjo_dependiente y wabsjo por cuenta siena, cwyo examen solicita en este momento nuestra atencién. L. El contrato de trabajo, negocio de ‘atribucién de la wilidad pairimonial del trabajo El concepto de ajenidad o, si prefieren ustedes, el con- cepto de trabajo por cuenta ajena, encuentra su primera ex- plicacién en la naturaleza del esquema del contrato de tra- bajo, Este se nos muestra como un negocio juridico bilateral decambio,en virtud del cual una persona (trabajador) pro- cede voluntariamente a la atribucién de la uilidad pati tmonial de su trabajo personal (intuitu personae) a otra pet sona (empresario) percibiendo por ello una remuneracién La relacién juridica de trabajo es, pues, el cauce juridico por el que, continuadamente en el tiempo, se atribuye una utilidad patrimonial a persona distinta de la que en principio deberfa ser su titular, Pero como la cesién o atribucién a Zuwendung de que habla VON THUR*— es previa a la realizaci6n del trabajo o, por detirlo en otras palabras, como en vittud del contrato de trabajo el trabajador (atribuyente) cede al empresario (atributario) la utilidad patrimonial de un trabajo futuro, de un «ouvrage 2 faire», como supo vet POTHIER en su Tratado sobre el contrato de douage d'ouvrages 7; como ésta es, en suma, la mecéinica del negocio atributivo juridico-laboral, sucede que la utis, lidad patrimonial del servicio uobta prometidos y realiza- dos por el trabajador no pertenece a éste_en_ningiin momento. El trab; i siempre un extrafio 0 ajeno a la utilidad de su propio trabajo. Observando esta situacin —que no resulta contradicha por el hecho de que el trabajador perciba un salatio, pues juridica y eco- némicamente éste: se distingue'netamente de la utilidad real de su trabajo, de la cual la rewibucién no es sino-una porcién— el Derecho positivo, ¢ Derecho sin mds, ha acuiiado una expresién sobre cuyo alcance los juristas no hemos alcanzado ain un consengo: a de ajenidad. Ha de udmitirse que la doctrina|mis autorizada recanoce en la ajenidad un elemento esencial de la relacién juridica © A. VON THU: Parte genrale de Code Féderal des Obligations, 1, Lavsana, 1929, p. 173 ys vy pomnete Ler Tae de Droit Francs 9! por M: Dain, Pas, 1835, cTraie da contrat de louagen, VI, 1, pp. 392, ss. «Un ouvrage qui est déja fait ne peut écre matitre de ce domtrav» (p. 395), a SRR a wanes dle abajo", Reconocimiento obligado, por otra parce, para todo aquel que no quiera edificar una teorla juridica ie espaldas a la realidad positiva, que terminantemente nos dice que la relacién Jaboral se funda en la prestacién de an trabajo por cuenta ajena. Lo que las leyes no nos dicen ya es qué debe entenderse por ajenidad en este Contexto, Es aqui donde la doctrina cientifica ha tenido Gue afinar con mayor esmero los éitiles del anélisis con eptua, y donde la teorfa ha encontrado el campo més atduo y retador para su despliegue Desde luego, y para evitar los excesos de una perspectiva demasiado especializada, ha de decirse que la ajenidad, el actyat pot cuenta de otto, n0.es.una figura creada por a Derecho del Trabsio ni exclusiva de él. El representante, el mandatario, el gestor de negocios ajenos, el comisionista ‘9 el administrador, actin evidentemente por cuenta de otra persona, Sin embargo, la figura de la ajenidad_experimenta un tratamiento técnico especif | Derecho del Trabajo. gEn qué consiste la peculiaridad del actuar por cuenta jena en el contexto del contrato de trabajo? La ciencia del Derecho del Trabajo ha arbitrado tres soluciones con Jas que se intenta responder a esta pregunta: primera, la tesis de la ajenidad_en_la dispasici6 segunda, la tess de la ajgnidad en-los riesgos; tercers Ia tesis de la ajenidad en los frutos del trabajo. Segiin la primera de estas explicaciones, trabajar por cuenta ajend'Significa trabsjar sin disponer ni ordenar el 3G. Bayon y E. Perez Bora: Manual de Derecho det Trabajo, 8 ed, 1, Made, 1969-1970, p. 15 y 55. M. ALONSO OLEA: btroduccién al Derecho del Trabsjo, 22 c4, Madrid, 1968, p. 18, trabajo propio, En realidad, tal versién de Ia ajenidad no es mas que un enga‘ioso caballo ide Troya dentro del que vinja In nocién_de dependencia) tan denostada por los partidarios de centrar en la ajenidlad la esencia del objeto del Derecho del Trabajo. | 1a segunda interpretacion —Ajenidad en los rieszos— ha silo objeto de dos claboradiones o acepciones: una acepcién mas econémica que juridica, segiin la cual lo definitorio de la relacién laboral es Ia ajenidad del traba- jador frente a los riesgos de la empresa, y una acepcion mis depurada desde el punto de vista juridico, segin la cual el trabajador es ajeno a los riesgos de pérdida del salario cuando el trabajo resulte de imposible ejecucisn. Ninguna de ambas construccignes resulta satisfactoria; decir que el trabgjador es ajeno al riesgo de la explotacién no es sino una obviedad, pues ro se concibe cémo en un sistema de economia capitalista puede responder el traba jador de los riesgos de la actividad que l empresario realiza en beneficio propio y bajq su direccién. La ajenidad en los riesgos no es sino una cohsecuencia econémica de la verdadera ajenidad juridica, cuyo perfil se deja en la ‘més completa oscutidad, Pero no es mais admisible soste- ner, ahora desde un punto de vista juridico, que el traba. jador sea ajeno al riesgo de |a pérdida de su salario cuando la prestaci6n laboral resulte imposible, pues son numerosos los casos, previstos|legalmente, en los que la pérdida del salario inherente a lq imposibilidad del abajo es asumida por el propio trabgjador; asi ocurre con los supuestos contenidos en los articulos 40, 42, 47, 65, 67 y 68 de la Ley de Contrato de 1 ieee La qorgera elaboracién cientifica, y hasta el momento la nag suibteetoria, sobre la nocidn de ajenidad es, como ya Ke anunciado, la tesis de la ajenidad en los frutos del Falabella agin il lee UW trabajo, segiin la cual la nota esencial del trabajo objeto del Derecho det Trabajo es Ia raslaciin origina y auto “le Tos frutor del abajo al pawrimonio del empre satio, También esta tesis, pese a su indiscutible agudeza, ofvece un flanco sensible a la critica, Por lo pronto, a misma expresi6n «ajenidad en los frutos» resulta imprecisa al identificar conceptos diversos como son los frutos y los, productos del trabajo. El resultado o producto del trabajo ho puede calificarse de «fruto» —se sobrentiende, de frato industrial — porque, segtin ya vieron los comentaristas del Codigo Civil, las, «manufacturas y productos de taller y fabrica» no pueden reputatse frutos industries de otro bien al que habria que calificar como principal, sino que ason ya pot st principales» ®. En efecto, si los productos del trabajo fuesen verdaderos frutos industriales se daria con frecuencia la absurda situacién de que los frutos serfan de mayor entidad que las propias explotaciones de las que derivan, Por otra parte, la tesis de la ajenidad en los fruros debe ser ctiticada en cuanto no es realmente definidora del trabajo objeto del Derecho del Trabajo; y no lo es porque también en contratos distintos del de trabajo existe una 9M. SCABVOLA: Caidigo Civil 5* ed, VI, Madrid, 1949, p. 341 Manntsa: Comentarios al Cédigo Civil espaol I, Madrid 1952, p. 267. Lay dificukades que presenta la aplicacién del concepto esticto de ffutos al esquetna atributive del contrato de trabajo levan aM. ALONSO Olea postular una anocion amplias de fruros aque comprende no solo Jos bienes sino tambien los servicios» (En forvo al concepto de contrata de trabajo, xh, Der. Civ, 1966, p. 119), y més rowndamente a afirmar (que ala expresin fruto debe ser entendida en el amplio sentido de dhareat toda reautante del tabs producto por el hombre» ireduccin al Derecho del Trabajo, ct, p19) atribucién de resultados enaturales»: asi, los llamacos fratos del trabajo del profesional libre, que pacta con su dliente un arrendamiento civil de los servicios, aprovechan de modo inmediato a tal cliente; e incluso en los arrenda- mmientos de obras, como supo ver POTHIER esos Pre Juntos frutos no cofresponden al «cohductor» 0 autor del trabajo, sino-que son hechos suyos de modo inmediato por el locator» que encarga la ejecyci6n de Ia obra En fin, y como tercera objeci6n a latesis de la ajenidad en los frutos, los resultados del trabajo no siempre se i~ fegran de modo automético y originario en el pattimonio delempresario, sino que, por el contrat, existen numerosos casos en los que los productos del abso benefician di fectamente a persones distintas del empresario, como ocurre gen todos los supuestos en que el bienjo servicio producido por el trabaador se desplaza automética y originatiamnente tuna clientela, sin que en ningtin mpmento se integre en al patrimonio del empresatio. Ast, el producto o resultado fatural del trabajo de un peluquero|o de un camarero se destinan ab initio al cence y no al tmpresario Las anteriores objeciones a Jas tesis tradicionales sobre a creemos que pueden evitfse acudicndo.a otro tipo de explicacién. Tal explicacién sq encuentra en una no cidn distinta de la ajenidad en los riesgos, en los frutos 0 en la disposicién, nocién que, para hablar con propiedad, cabria denominar «ajenidad en Ja utilidad. pauimonial del trabajo. Lo que en igor taslada el ‘bajador al empresario 16 gon frutos 6 productos, sino mas ractamente, utlidades Je conducteur travaille sur une chose principale sut laquelle locareur lat adonné un ouvrage’ fare tout ce qui ésulte Hu traval del ouveer, mame ies moteriaux qu'il fournit, accédent ala chhse principale sut laquelle i ravalle, et en deviennent un accesoiter We Portex: Let Trait, ct, cap. cau 407; «mesure que syscepblesdevaloraion econdmica. De este modo, sigue aque el tabajador posen cuaifcaciones } especializaciones habiendo ajenidad cuando el resultado material del teabajg aeicas de las que el empresario caréce, Pero tampoco aprovecha directamente a un cliente distinto del empresati, abe adinitic en la actualidad que la dependencia consista ps, er deiva, ete quien hace sve ni todo caso, gn una pura sujecién econémica, que de hecho puede. ln utilidad pattimonial derivada del tal : falta, y que en todo caso sexia una explicacion extraju dica 2, El-contrato de trabajo, negocio de atribucién “La indudable insuficiencia de ambos etiterios el de la del poder de ordenar la prestacién laboral dlependencia séenica y el de la dependencia econémica— havlevado a un autotizado sector de la doctrina, aunque Gertamente minoritario, a apresurarsé a certificar Ja de- Esta atibucién patrimonial en la que tealmente consiste Ja ajenidad quedaria incompleta si no se acompafiara dela funcién de la dependencia como elemento ‘caracteristico atribucién paralela del poder de ordenar la prestaci6n del dela relacidn laboral. La opinién domipante, sin embargo, ubajo al preciso fin que el emus a deste De aqui Soha dejado en ningin momento de teconocer la funda que, en virtud de la celebracién del contrato de trabajo, et mental funcién explicativa de la nocién de dependencia trabajador proceda a realizar un negocio juridico deble- tn el contexto del contrato de trabajé y, traslativamente, mente atributive en favor del empresario: una atribucién ddel Derecho del Trabajo. Ahora bier si la dependencia bisica puramente patrimonial y una atribucién derivada o debe seguir siendo reputada nota ¢sencial del: trabajo instrumental que podemos Tlamar_personal, a saber, la regulado por el Derecho del Trabajo es 2 condicién de atribucién al empresario del poder de ordenar o ditigir la delimitar rectamente su sentido juridico. Y. este sentido prestacién de trabajo. Esta es, a mi modo de ver, la nica no parece que pueda ser otro que explicacion juridica que cabe dar a la situacién de depen- dencia es el sometimiento del dencia 0 subordinacién contractual del trabajador respecto empresario —poder poder de direccién, del empresatio. poder disciplinatio—" Por consiguiente, podemos afirmar resueltamente que En consecuencia, la esencia de la|relacién juridica de lagora de dependencia que In mayor parte de los sistemas trabajo se sittia conjuntamente en Ia atribucion al empre- positivos y cientificos elevan a rasgo definidor del trabajo satio de la utilidad patrimonial del trabajo y del poder de regulado por el Derecho del Trabajo, no_puede concep. disponer de este trabajo. Mecéinica he, como bien se ve, tuarse como mera sumision técnica del trabajador alem- | _ es bastante mas compleja que la que aportan explicaciones presario, en cuanto que —como observé ya en 1913 Paul simplistas como la que concibe al contrato de trabajo ‘CUCHE !!— no es imposible, y hoy ni siquiera infrecuente, como un arrendamiento de esfuerz9, tan magistralmente 1 P, Cuctie; Du rapport de déipendance, élément constcuif du contrat @ A. MONTOYA MELGAR: Elpader de deci del empresario, Madi, de travail, ave Caique, 1913, p 412. 1965, pp. 66 55 ae i P op. 6 y (24 a 19 ) criticada por CARNELUTTI que, sin embargo, no pudo vitar cact, él mismo, en la simplificaci6n de conceptuar la felacién laboral como una pura cesién de energia hu- 2 mana Digamos en fin, para concluir a delimitaci6n del trabajo objeto del Derecho del Trabajo, que ademas de personal waluntsuio, dependiente y por cuenta ajena, ha de set continuado en el tiempo; al Derecho del trabai jo le pre- ocupa, en vandenacién de las prestaciones dura- eras de trabajo, y le sgn, en consecuencia, indiferentes los servicios ocasionales episddicos, de ejecucién instan- tinea, mas aptos pata ser objeto de regulacién civil 0 mercantil en cuanto que precisan menos de la especial proteccion que depara las instcuciones juridico-laborals, 3. El contrato de trabajo, eje institucional del Derecho del Trabajo Las anteriores reflexiones, dirigidas basicamente a de limitar qué tipo de trabajo es el que acota el Derecho del Trabajo para hacerlo objeto de su regulacién, nos han llevado, insensible pero insistentemente, a una importan- tisima conclusién adicional: la de que, el contrato. de trabajo es el eje instimcional de todo el Derecho del ‘Trabajo. Mis elaramente ain: el contrato de trabajo es Ia figura central y la razén de ser del Derecho del Trabajo. Y hasta tal punto es esto asf, que mientras que el régimen generalizado de las prestaciones de servicios sigue siendo un régimen sle arrendamientos civiles, por no ©) F. Cannet.urm: Send alle energie come opto di rapport grid, en «Stud di Diino Civile, Roma, 1916, pp. 221 y 5. haber surgidlo todavia la figura de eontrato de trabajo, no puede hablarse ni vemotamente de Derecho del Trabaio ‘Las normas finiseculares sobre projecci6n de las mujeres y los menores en determinadas industias, sf como fo Tegulacién inicial de la seguridad fen el trabajo, de Te proteccion frente a os acidenteslabprales, de a imitacion de la jornada de trabajo, etc., catecian todavia de la saficiente cohesion interna que las clevara a raima juriica Suténoma, Se trataba de puras normas administrativas, de reglas de policia gubernativa destinadas a a proxeecion de ciertos tipos de trabajadores (obreros industriles ini Galmente; trabajadores de los servicios y agricolas mas tarde), a los que se consideraba econémicamente débiles. Con toda seguridad, estas disperfas medidas de elegis- lncion industrials, que los juristas dela época consideraban indignas de figurar en los Cédigos eves, hubieran sido abserbidas integramente por el Defecho administrativo si Ia relacién contractual de trabajd hubiese continuado dentro de los confines normativos tel Cadigo Civil. Pero Jo derto es que el Derecho civil|no quiso 0 no pudo compasar st: marcha a las nuevas necesidades jurdieas, aio lugar a que naciese, al margep de su ordenacion, bn Nevo eontrato, un contrato espegial, al que empe26 lla- imandose econtiato de servicios» (Diemtsverirg), para de- rrominarle mas tarde econtrato de tkabajo» (Arbeitsvertrag. La aparicin’ del contrato de sabsjo, come_contrato normado o socializado que impont grandes limitaciones « la autonomia de la volu [s partes, hace viable el acimiento de un nuevo Derecho, jmpidiendo la disolucién de las ptimeras normas proeenie del trabajo en un ‘magma ético-juridico en el que corvivian promiscuamente Ins medidas de polcia, ls propdsitos flantrépicos y Iss instinuciones de beneficencia. w La fuerza expansiva del contrato de trabajo, su tersa entidad juridica, su rigurosa construccién dogmatica en la que esté en todo momento presente Ia gran tradici6n de te cabidurta jutidico privada occidental, fijan los cimientos del Derecho del Trabajo y cortan el paso al nacimiento de tun presunto «Derecho industrial» 0 de un vigoroso «De- echo socials, movidos por pias intenciones benefactoras hacia las aclases menesterosas» 0 «clases laboriosas, 0, sin mayores eufemismos, un Derecho de pobres, por cemplear la divulgada expresion de MENGER La constante ampliacién del ambito del Derecho del ‘Trabajo —y, con ello, e crecimiento incesante de su importancia— es la lagen consecuencia dle cezarsin continua del contrato de trabajo. acpi de waba lores que en 6170 tiempo parecieron de imposit Je encuadra- miento en un Derecho eminentemente obrero —asi, el caso significative de las lamadas a que quieren reducto, con estrecha Visién, las definiciones al uso; al contrario, tqdo Derecho wry por tanto el Derecho del Trabajo también— se integra de iin doble sistema que se influye recinracaménte: un sistema de estructuras normativas y un sistema de estruc- furas normadas, sobre cuyo plan maestro se levanta el entero edificio juridico. Estas dos grandes estructuras Gque, distanda servata, podsian recordar a lo que KELSEN lama eteoria estitica» y «teorfa dinémica» del Derecho, 0 alo que antes que él —estoy pensando en la pandectis- tice se llamaba «Derecho en sentido subjetivo» y «De echo en sentido objetivo», petmiten unificar el elemento formal o normativo y el clemento_material_o normado presentes en el fenémeno juridico {ia peculiaridad, y hasta la auronomi, del Derecho del ‘Trabajo se pone una vez mas de manifiesto en el sistema normativo que le proporciona su andamiaje ordenador, Janto a normas compartidas con los restantes sectores del Derecho y desprovistas, en sutna, de especialidad juridico- laboral, como ocurre con la ley 0 con el reglamento 0 con la costumbre, apenas diferenciada de la civil con la adje- tivacién de profesional junto a estas normas comunes, W HL Kexsene Teorle pura del Derecho, rad esp, Buenos Aires, 1965, a eda pps 439 a8: HL. Densaunc: Pande ct 1, pit. 38. Eo nuestra dene eee dente, E. Bortajo DACHU2: Presupuesis politicos y cnterios al Derecho del Trabajo cortesponde un puesto eminente én In lucha por [a liberacién del hombre frente_a Ja necesidad, de un lado mejorando incesantemente las con ddiiones de wabajo, de otro, procurando al trabajador, en congopancia-con las perspectivas de una economia y una tecnologia en continuo avance, periodos de ocio cada vez mayores, dentro de los que el tabajador pueda desenvolver lo que HEIDEGGER lamaria su condicién de chombre aurénticon® Por todo ello entiendo que la tarea de creat, de aplicar, de ensefiar y de estudiar Derecho del Trabajo es una de las més apasionantes, de las mas vivas, de las més clara e inmeditamente dtiles con que puede enfrentarse el hombre de hoy. El cual, al hacerlo, bien puede pensat, apropiandose las palabras de un alto poeta, que esté actuando «en defensa del reino del hombre y su justiciay™ > M. Hunpeccen: El ser y ef dempo, trad J. Gaos, Mésico, 1968, pp. My se, 344 y ss 2 B. be Orexo: Con la inmenze mayor, Buenos Aires, 1960, p. 56.

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