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Me encontraba sentado con mis amigos en una cantina del centro, no recuerdo bien el nombre
pero el lugar es muy conocido, creo a riesgo de equivocarme, se llama: salón familiar
corona; un lugar agradable y su cerveza de barril me ha hecho pasar muy buenas noches en
aquel lugar de tertulias interminables, sólo, si sólo, hasta que se vacía la billetera, pero eso es
otro tema y es triste, pasemos a lo que me ocupa.
En aquella noche de tragos Vangalter me contó o más bien nos contó a los ahí reunidos, su
experiencia junkie en Saigon; era la etapa en que las sustancias químicas jugaban un papel
importante en su búsqueda artística.
Aun estaba viviendo en Francia, la faceta como actor porno estaba en una etapa difícil,
comenzaba a interesarse de forma especial en la música y la ejecución de la guitarra, la
relación con su madre había pasado por una etapa complicada.
Antoine había decidido iniciar un viaje fuera de lo común, haba estado revisando viejos
artículos de periódico sobre las colonias francesas que habían quedado olvidadas en Vietnam,
plantaciones de goma principalmente; un intento colonizador de los franceses que había
terminado en fracaso; sin embargo habían quedado viejas familias de hacendados que aun
gozaban de buenas relaciones con las poblaciones indígenas. Vangalter había leído sobre esas
familias, las cuales tenían en su seno a hermosas viudas que habían perdido a sus esposos por
los conflictos de Vietnam, así como de los peligros de la zona, para Vangalter eran como
musas perdidas en un paraíso asiático del cual estaba obsesionado con encontrar viejas
historias e inspiración para escribir algunos guiones del viejo cine porno francés, con ese
toque vintage. Otro de los motivos por los cuales estaba obsesionado era el encontrar a grupos
tribales que le enseñasen viejas técnicas de afinación e instrumentación de cuerdas, estaba
deseoso de recopilar y aprender música folclórica de aquella región.
Llego a Saigon a buscar a sus contactos que lo llevarían al norte cerca de Hap-hong, a unos
kilómetros de Hanoi, durante un par de meses tendría que convivir con las poblaciones
aledañas que lo llevarían a las viejas plantaciones de goma, y con suerte podría hablar con su
compatriotas aferrados a un pedazo de tierra. El viaje fue toda una experiencia, cruzar por los
ríos de aquella nación era una práctica surrealista. Vangalter en su equipaje traía cintas de los
DOORS, el paisaje se perdía con aquellas melodías, llenas de imágenes sonicas. Cerca de su
destino final pudo conocer a una familia que tenia ya varias generaciones de haberse instalado
en aquel lugar, poseían una casa enorme dentro de la jungla, les proporcionaba suficiente
privacidad; la familia se encontraba fuertemente armada, habían tenido problemas y era una
zona difícil la que visitaba el artista. En una cena conoció a la mujer de la cual tardaría
algunos años en quitársela de la cabeza, su nombre era Roxana, era una hermosa viuda rubia,
de piel exquisita y elegancia que desprendía una reminiscencia a un tiempo pasado; había
perdido a su esposo un lustro atrás.
Tras unos tragos de coñac y una encantadora velada llena de temas políticos y costumbres de
etiqueta añejas subieron a la habitación de la viuda, en ella había una de esas viejas camas, era
enorme, de madera fina y tallados inspiradores, el mosquitero le daba un toque único de
sensualidad; ella le preparo la pipa a Vangalter, solía preparársela a su esposo; el artista fumo
una variedad de opio que habría de abrirle los chacras, cosa que lo enloquecería por algún
tiempo. Fumaron de aquella goma opiácea y viajaron en una aventura sexual única, ella se
desvistió lentamente tras el mosquitero, sus pechos enloquecieron a Antoine, la piel blanca de
aquella mujer le encanto y tuvieron un encuentro sexual memorable –según nos contaba
nuestro amigo-, después de aquella noche él paso algunos días hasta que el efecto del opio le
paso, ahí continuo su viaje, probo varias drogas y participo en rituales del lugar, fue testigo de
las atrocidades de la guerra, las injusticias y pobreza en la cual vivía la gente del campo.
Para esa altura del relato, Vangalter hace una pausa, dice que no puede contar lo que sucedió
cuando llego a su destino, fue una visión que le cambio la vida, conoció a un sujeto que nunca
pensó que podía existir; dijo haber participado en rituales fuera de toda lógica y toda
imaginación. Recuerda haber perdido la conciencia tras algunos días de estar en el lugar,
cuando tuvo entera conciencia de lo que pasaba se encontraba en el viejo hotel de Saigon al
que en un principio había llegado.
El artista dijo sólo recordar que algunos amigos cercanos llegaron al cuarto de hotel por él, la
imagen lo decía todo: al abrir la puerta uno de sus colegas actores encontró a Antoine desnudo
sobre la cama, las sabanas estaban todas manchadas de sangre, a su lado una prostituta le
inyectaba un poco de heroína mientras tenían sexo, los DOORS sonaban a todo lo que daba la
pequeña grabadora que tenia, una vez más this is the end, era increíble lo deteriorado que se
encontraba el artista, le sacaron de ahí y después de algunos meses Vangalter se recupero y
escribió un guión magnifico; filmo una película, la produjo un tipo muy adinerado en Francia,
le quería hacer un regalo a su esposa, un regalo caro y extravagante, así que la película tuvo
un costo elevado, el problema fue que dicha cinta fue enlatada por algunas distribuidoras pues
los derechos le pertenecían al tipo acaudalado, era suya argumento y hasta el día de hoy existe
un pleito entre Antoine y el tipo por los derechos y la distribución de la cinta que es toda una
obra de arte, según se cuenta por los pocos que la han visto o estuvieron relacionados en el
ella.
INKEN DEAN
2007
randytolvukin@hotmail.com