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Y el len se puso a rugir.

Rugi todas las maravillosas


cosas que l escribira, si
supiera escribir. Pero el len no
saba.
Y, as, continu rugiendo un rato.

Por qu no
escribi usted
mismo?

El len se dio
vuelta.
Quin quiere
saberlo?

Yo, dijo la leona del libro.


Y el len de afilados colmillos, contest suavemente:

Yo no he escrito porque no s escribir

La leona sonri,

empuj tiernamente al
len con su nariz y se
lo llev con ella.

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